Organizaciones populares deben ser escuchadas en diálogos de paz

 
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mani

29 de mayo de 2015

Manizales, may. 29 de 2015 – Agencia de Noticias UN- Para construir la paz en Colombia hay que oír todas las voces, no solo las que son transmitidas por los medios masivos de comunicación.

Ese fue el mensaje que Leopoldo Múnera Ruiz, profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Nacional Sede Bogotá, les dejó a los asistentes a la última sesión de la Cátedra de la Paz, llevada a cabo en el campus La Nubia, de la Sede Manizales.

En su conferencia, el académico planteó la relación entre negociación de paz y las agendas sociales en Colombia, a partir de una experiencia de trabajo con más de 300 organizaciones mediante el proyecto Planeta Paz, que tiene 15 años de existencia.

“El objetivo era construir propuestas para la paz en Colombia, desde las organizaciones sociales y populares. Nació en la época del Caguán, como una colaboración entre la Universidad Nacional y la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), pero luego se fue desarrollando un trabajo en todo el país a partir de los conflictos de las organizaciones, de las investigaciones sobre la paz y de las alternativas para construirla”, afirmó.

El investigador presentó también una cara invisible de las negociaciones de paz y de unos actores que, como las organizaciones sociales y populares, tienden a ser estigmatizados pues con frecuencia se considera, de forma equivocada, que son simples brazos sociales de la guerrilla.

Destacó que hay una extraordinaria actividad en todos los territorios desde el Quimbo (Huila), pasando por el sur de Bogotá, el cabildo de Riosucio (Caldas), las mujeres de Vélez (Santander), y las organizaciones de maestros y estudiantes. “Ahí se tiene una visión sobre la paz que se quiere construir en Colombia y a la que normalmente no se le da importancia, y si llegamos a una negociación, vamos a tener un posacuerdo con una enorme conflictividad”, pronosticó.

Estas colectividades han mandado propuestas a la mesa de conversaciones de La Habana (Cuba) entre el Gobierno y las FARC, pero consideran que la construcción de la paz es un problema de todos y no se sienten representados por la guerrilla ni por el Estado.

“Hay temas que no se tocan en los diálogos, como el sector minero-energético y las consecuencias ambientales, o el de soberanía y seguridad alimentaria, y la discusión sobre si la educación propuesta por el Gobierno es para la paz o para reproducir las desigualdades. Es decir, es imposible que esto sea discutido, pero son aspectos fundamentales para la construcción de la paz”, anotó el docente.

Otro aspecto revelador de la charla fue que estas organizaciones, en general, no aceptan el término de posconflicto porque consideran que el conflicto no se acaba con una negociación. Hablan más bien de posacuerdo y dicen que no hay claridad sobre el desmonte de grupos paramilitares, las nuevas funciones que tendrían las Fuerzas Armadas, y si los narcotraficantes se van a apoderar de territorios de la guerrilla.

“Muchas consideran que la negociación es necesaria porque el conflicto armado no está permitiendo transformar la sociedad colombiana. Otras piensan que las organizaciones tienen por un lado sus conflictos y que por otro lado está la disputa de la guerrilla”, señaló el profesor Múnera. Sin embargo, destacó que estos grupos sociales califican como un acierto la negociación porque, en su concepto, la lucha armada fue una equivocación histórica.

El profesor Múnera Ruiz expresó que si se llegara a la firma de un acuerdo, se darían varias transformaciones relacionadas con estas agrupaciones, por ejemplo, que la protesta social no sea tratada como un problema militar o policivo.

Por último, el investigador agrega que algo que también puede cambiar sustancialmente es que con la excusa de la guerra no se eliminen líderes sociales. “Las organizaciones de indígenas, de estudiantes, de mujeres, campesinas, ambientales, y otras están actuando social y políticamente desde hace mucho, entonces lo que se espera es lograr una reforma en el sistema político colombiano”, concluyó.

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