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Para el 2050, más de la cuarta parte de la población en México será vieja

 
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En México, nueve por ciento de la población total son adultos mayores (60 años o más); de ellos, 9.7 por ciento son hombres, y 12.6, mujeres.
En México, nueve por ciento de la población total son adultos mayores (60 años o más); de ellos, 9.7 por ciento son hombres, y 12.6, mujeres.

15 de abril de 2012

• Por su heterogeneidad, no hay un solo estado, sino múltiples, que responden a factores biológicos, sociales, culturales, políticos y económicos, dijo Rosaura Avalos Pérez, de la ENTS de la UNAM

De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 1950 el porcentaje de envejecimiento entre la población mexicana fue de 7.1 por ciento; en 1975 descendió a 5.7, en 2000 subió a 6.9; en 2025 se incrementará a 13.9 por ciento, y en 2050, a 26.5 por ciento.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2000), se estima que en 2020 se vivirán, en promedio, 78 años, y 81, en 2050; “es decir, para entonces más de la cuarta parte de la población en México será vieja”, afirmó Rosaura Avalos Pérez, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.

Las proyecciones de vida son mayores para las mujeres: en 2030 podrán vivir, en promedio, 80 años o más; en tanto que ellos, sólo 76.6.

Actualmente, nueve por ciento de la población total en México es adulta mayor (60 años o más); de ésta, 9.7 por ciento son hombres y 12.6 mujeres (en el Distrito Federal, el porcentaje es de 11 por ciento, aproximadamente).

“Dentro del mismo DF hay delegaciones políticas con un porcentaje de envejecimiento de más de 15, como la Benito Juárez, y en otras no llega a ocho por ciento, como Milpa Alta, Tláhuac y Cuajimalpa”, refirió.

La vejez es una construcción social y cultural que las sociedades y los individuos reconfiguran y asumen de manera distinta a lo largo de las diversas épocas.

Por su heterogeneidad, no hay una sola vejez, sino múltiples, que responden a diferentes factores: biológicos, sociales, culturales, políticos y económicos, entre otros. De este modo, implica no sólo considerar la edad, sino también las relaciones personales y la interacción social, así como la percepción que en el imaginario colectivo se tiene de esa condición.

En ese mosaico, la vida en las urbes es diferente a la de zonas rurales o de comunidades indígenas. Todos experimentan distintos procesos.

Avalos Pérez realiza el proyecto “Calidad de vida y ciudadanía en la población adulta mayor en México”, un estudio de la política del gobierno del DF hacia ese sector que vincula tres ejes: calidad o condiciones de vida, envejecimiento y vejez, y ciudadanía.

“Quiero saber cómo se construye la ciudadanía en la vejez, cómo se sienten y son vistos y percibidos los viejos en la capital del país a partir de la política social del gobierno, y si son sujetos de derecho o de atención”, indicó.

Para ello, la académica busca respuestas en tres grupos de discusión con características demográficas y educativas diversas: uno comunitario de la delegación Tlalpan, otro de jubilados y pensionados del ISSSTE, y uno más que cursó un diplomado en educación para la vejez en el Centro de Educación Continua de la ENTS.

Con una metodología cualitativa, la universitaria se ha dedicado a escuchar la voz de los viejos del DF, a partir de lo que ha surgido una serie de textos que contienen las valoraciones, los sentimientos, juicios y percepciones de su proceso y calidad de vida.

“La ciudadanía implica una relación dinámica, participativa, en la que la persona tiene la capacidad de ejercer sus derechos sociales (a la salud, a la educación, a un trabajo digno y remunerado), y el Estado, la de ofrecer las condiciones para ello”.

Más que un análisis minucioso de los programas (de atención médica domiciliaria, de prevención de la violencia y de difusión de los derechos humanos), analiza a qué punto están perfilados y qué tanto fomentan la ciudadanía y la calidad de vida.

Los textos en que se encuentran insertas las voces de los tres grupos están en la fase de análisis, por lo que aún no hay resultados de lo que piensan acerca de qué tanto mejoran su calidad de vida los programas sociales.

Sin embargo, con base en una investigación que realizó como parte de su maestría en 2003, mencionó que al menos la pensión universal (alimentaria) genera un apuntalamiento de la economía doméstica de algunos de los grupos de adultos mayores.

“Para otros no significa prácticamente ningún beneficio económico porque no lo necesitan; pero en ambos casos, esas personas ejercieron su derecho de recibirla. Quizá debido a las condiciones de la Ciudad de México y a los programas mencionados, los adultos mayores que residen aquí han experimentado una mejoría económica, pero no tienen una elevada calidad de vida”.

Así, gran parte de la vida del grupo comunitario de Tlalpan, que picó piedra para construir su colonia, su escuela e iglesia, gira en torno a lo doméstico y a las relaciones intergeneracionales y de género en la familia.

El de jubilados y pensionados del ISSSTE, integrado por personas que dirigen grupos en distintas delegaciones, es más gremial y se organiza para beneficio de sus miembros.

En cambio, el que cursó el diplomado está más preocupado por compartir con otros adultos mayores el conocimiento adquirido: primero con familiares, luego con vecinos, pero también con personas de otros ámbitos shttp://estoes.sabersinfin.com/wp-admin/post-new.phpociales.

“Este diplomado brinda elementos para la reflexión y ayuda a adquirir mayores habilidades y actitudes positivas para vivir esta etapa de la vida. Consta de 10 módulos en los que se abordan temas de salud (física y metal), activación física, alimentación y sexualidad, así como cuestiones sociales y legales”, finalizó Avalos Pérez.

Créditos: unam.mx/boletin/232/2012

Adultos mayores, población con mayor tasa de crecimiento

 
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En México hay más de 10 millones de adultos mayores.
En México hay más de 10 millones de adultos mayores.
28 de agosto de 2011

• Hoy representa el 8.9 por ciento del total, precisó Verónica Montes de Oca, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

En México, está en marcha un proceso silencioso de transición demográfica, porque el número de personas con 60 años o más, se incrementa como consecuencia de un alargamiento en la esperanza de vida. En la actualidad, este segmento está conformado por cerca de 10 millones de individuos.

“Con ciertas diferencias regionales, el de las personas adultas mayores es, sin duda, el grupo de edad con una mayor tasa de crecimiento en todo el país; hoy representa aproximadamente 8.9 por ciento del total de la población”, afirmó Verónica Montes de Oca, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

A pesar de esto, dijo, hay pocas políticas públicas que busquen su beneficio. Contados son los estados que hacen realmente algo para protegerlos”.

Muchas más mujeres que hombres

Se sabe que las mujeres sobreviven más que los hombres: el índice de masculinidad muestra a nivel nacional que en el grupo de los nonagenarios puede haber 70 o menos hombres por cada 100 mujeres. Sin embargo, en las áreas rurales hay más mortalidad femenina, en contraste con lo que sucede en las áreas urbanas.

“Los demógrafos hablamos de 60 años o más como la edad a partir de la cual alguien se convierte en adulto mayor; pero en el campo, donde los trabajos y las condiciones de vida de la gente son muy difíciles, individuos de 50 años pueden ser considerados ancianos. Hay abuelas de esa edad, que ya son vistas así no por una cuestión cronológica, sino por ritos socioculturales y desgaste biológico que es importante tomar en cuenta a la hora de diseñar políticas públicas”, comentó en el marco del Día del Anciano, que se celebra este 28 de agosto.

Diferencias de género

Se conoce, asimismo, que en el país hay marcadas diferencias de género. En efecto, por su misma condición de cónyuges, madres y amas de casa, muchas mujeres se alejaron del mercado de trabajo y en su vejez han quedado excluidas de la seguridad social.

“Eso las coloca en una situación de gran vulnerabilidad, porque debemos recordar que, además, viven más que los hombres”, señaló Montes de Oca.

Por otro lado, las mujeres reciben más apoyos sociales de sus familiares y de otras personas, como amigos y conocidos, que su contraparte masculina. Posiblemente por una racionalidad social, porque estos últimos cuentan con una pensión o con recursos económicos, precisó.

A nivel mundial, explicó, se analiza la mortalidad prematura de los varones, y una de las conclusiones a las que se ha llegado es que, en su periodo de madurez, ellos están sometidos a situaciones de riesgo laboral y de mayor violencia social.

“Por lo general, corren más riesgos no sólo en el trabajo, sino en todo el ámbito social. Hoy en día, la violencia ha causado una gran mortalidad masculina en muchos lugares del país. Eso seguramente va a transformar la estructura demográfica por edad en el nivel local. En el futuro, vamos a ver muchas más mujeres que hombres”, dijo la investigadora.

Causas de morbilidad

Las principales causas de morbilidad entre la población adulta mayor en México son las afecciones cardiovasculares, los trastornos de la diabetes, los traumatismos, la hipertensión, las enfermedades cerebrovasculares y la neumonía; además, 11 por ciento tiene alguna discapacidad.

Como se desencadenan situaciones de larga duración, los enfermos experimentan una fuerte dependencia frente a los servicios de salud, sus familiares y las instituciones de la seguridad social.

“Esos males requieren un tratamiento constante, cuidados de los familiares, atención, apoyo, seguimiento por parte de los médicos. Todo eso implica costos económicos, pero sobre todo emocionales y sociales”, indicó Montes de Oca.

Otra de las características es que tienen una muy baja escolaridad porque pertenecen a generaciones que en su niñez, adolescencia y juventud recibieron una educación limitada.

Agresiones y maltratos

Los primeros agresores, advirtió, son sus propios descendientes. Y el maltrato va en aumento conforme la persona adulta mayor se convierte en un ser más vulnerable y frágil. “Las mujeres, para variar, son quienes reciben más ataques, pero los hombres tampoco se escapan, ni mucho menos”.

A veces, en opinión de Montes de Oca, la sobreprotección es una forma de maltrato. Es típico el caso del hijo que no le suelta dinero a su padre anciano porque cree que lo va a perder.

“En México, carecemos de una cultura de respeto. No contemplamos que las personas adultas mayores viven en condiciones específicas de fragilidad, de inseguridad, y que tienen derechos que todos debemos cuidar y proteger”.

Derechos humanos

No se ofrecen empleos permanentes que le den a la población, tanto joven como adulta, la certeza de que será beneficiaria, en el futuro, de una mayor seguridad social. “Y el hecho que tengan que continuar con un trabajo, incluso a edades muy avanzadas, los coloca en una situación de mayor desprotección y fragilidad”.

Por esas razones, resumió, hoy más que nunca es necesario reforzar las acciones que respeten los derechos humanos para toda la población y, en especial, para los grupos vulnerables, como los niños, las personas con alguna discapacidad y los adultos mayores.

Créditos: unam.mx/dgcs-507/2011