Tag Archives: vehiculos

PILAS DE HIDRÓGENO, ENERGÍA LIMPIA PARA VEHÍCULOS

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

pilasdehidrogeno14 de agosto de 2014

En lo que va del siglo, los vehículos que utilizan hidrógeno como combustible se han convertido en una opción ante el agotamiento del petróleo y la contaminación por gasolina. Los principales fabricantes de automóviles en el mundo han invertido millones de dólares en investigación y desarrollo de motores que funcionen con este recurso.

Alejandra López Suárez, del Instituto de Física (IF) de la UNAM, trabaja en el diseño de pilas de ese elemento, como celdas de combustible a partir de un hidruro metálico, metal en cuya estructura se introdujo hidrógeno.

TiAlV

“Pongo en contacto el metal con el hidrógeno y aplico calor. Al recibirla, el elemento en forma molecular queda en la superficie. Como el sistema recibe aún esta energía, el hidrógeno molecular se disocia, se convierte en atómico y fluye dentro de la estructura”, explicó.

Los metales son estructuras cristalinas, por lo que sus átomos se acomodan en forma de red. En ellas hay huecos en los que los átomos de hidrógeno, muy pequeños y ligeros, se filtran y utilizan rutas intersticiales para migrar al interior.

“Sin embargo, en esta fase todavía no se tiene un hidruro metálico porque el hidrógeno se puede escapar. El sistema recibe temperatura, por lo que en algún momento se satura de hidrógeno”.

No todos los metales pueden absorber hidrógeno y formar hidruros metálicos. Los que funcionan mejor son las aleaciones de titanio, como la de este metal y el fierro o cromo. No obstante, un hidruro metálico formado por la aleación de titanio-fierro se oxida fácilmente y se vuelve quebradizo a medida que recibe hidrógeno.

Por eso trabajo con una aleación de titanio, aluminio y vanadio (Ti-6Al-4V) conocida también como TiAlV, que en la práctica ha demostrado ser resistente. Aunque también se oxida, tiene la ventaja de que al entrar en contacto con el aire se forma una capa superficial delgada de óxido que protege al resto del material.

Después de muchas pruebas se observó que absorbía gran cantidad de hidrógeno y que en los primeros ciclos de hidrogenación se comportaba como titanio-fierro y titanio-cromo.

“También llevé a cabo pruebas de liberación de este elemento (desorción). Debemos tener control sobre este proceso para que en el momento en que a las pilas se les aplique la temperatura necesaria, liberen el hidrógeno”, puntualizó.

Hidrogenaciones

Con el Peletrón —el acelerador de partículas del IF— y una técnica nuclear denominada ERDA (Elastic Recoil Detection Analysis) midió la cantidad de hidrógeno tanto en la superficie como dentro del TiAlV. Con esta información analizó cada temperatura a la cual se horneó la aleación y cómo ingresó el elemento en ella.

“A mayor temperatura entra más. Para saber en qué momento el TiAlV y el titanio usado como control empezaban a absorberlo apliqué temperaturas desde los 50 grados Celsius hasta los 750. A 500 grados se quedó en la superficie del material; a 550 grados, se absorbió poco, pero a partir de ahí empezó a entrar grandes cantidades. Fue un salto fundamental en la hidrogenación, tanto del titanio como del TiAlV. Este último no sufrió ningún cambio en su estructura, pero el titanio se fracturó a partir de los 650 grados”.

En esta etapa, la investigadora sabía de esta presencia dentro de su material, pero no si estaba como hidruro presente en enlaces o como hidrógeno atómico.

Con otra técnica conocida como difracción de rayos X, que brinda una especie de fotografía del material, se observaron estos vínculos entre los elementos y se comprobó que se formaba hidruro metálico.

Era importante conocer la estabilidad del material por lo cual lo almacenó un año a temperatura ambiente para analizar su evolución. Después de ese lapso descubrió que la cantidad en forma de hidruro metálico se conservaba intacta.

Sin embargo, para usar este último como tanque de combustible, una sola hidrogenación es insuficiente. “Hice hasta cinco más y descubrí que cada vez era más fácil introducir el elemento en el sistema”, dijo.

En éste, el hidrógeno no está en estado gaseoso ni líquido, sino sólido, lo que hace estable y seguro su manejo. Al aplicar altas temperaturas se rompen los enlaces metal-hidrógeno y éste se libera de manera controlada.

Hasta ahora, el hidrógeno almacenado en celdas de combustible puede utilizarse mediante dos procesos: la combustión y la conversión en electricidad. En la primera se quema en un motor de explosión, como la gasolina, pero de esta manera es poco eficiente. En la segunda, las pilas de este elemento dan mejores resultados, pues los vehículos funcionan como si fueran eléctricos de baterías.

Las pilas trabajan así: reciben hidrógeno de las celdas de combustible y oxígeno del aire; luego, mediante un proceso electroquímico se genera vapor de agua y energía eléctrica para hacer funcionar el motor. Como el subproducto del proceso de conversión en electricidad es vapor de agua, este combustible se considera limpio.

Créditos: UNAM-DGCS-464-2014

Solución para transporte de materiales optimiza procesos de manufactura

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
Bogotá D. C., dic. 30 de 2013 – Agencia de Noticias UN- El proyecto GAIA de la U.N. busca diseñar y realizar la puesta en marcha de vehículos guiados automáticamente para empresas de manufactura que usen montacargas. La idea es aumentar la eficiencia en tiempos y costos durante el proceso.
La solución surgió de identificar que en el transporte de materiales existe una serie de factores que afectan la efectividad del proceso de manufactura, tales como errores humanos y tiempos muertos. Todo esto hace que las máquinas solo trabajen a un porcentaje de su capacidad, que puede ser incluso de solo un 50%, según señaló Juan David Galvis, coordinador del proyecto Soluciones GAIA (Guiadas para la Automatización en Industria).
Pensando en esto, un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia –compuesto por Juan Francisco Pineda, Juan Carlos León, Juan Diego Mesa, Norbey Sichaca, Daniel Alberto Calderón, Javier Combariza y el propio Galvis– diseñó como opción un vehículo eléctrico que funciona de manera totalmente automática las 24 horas del día.
“Nuestra idea es que con su implementación los factores de tiempo y costos sean disminuidos al máximo. El vehículo eléctrico, que funciona de manera totalmente automática, es capaz de operar 24 horas al día, incluyendo el tiempo de recarga de las baterías”, informaron.
La máquina puede tener diferentes formas de guiarse. La más simple consiste en una cinta en el piso, con la que se define los caminos que esta debe seguir; la segunda, más sofisticada, usa sensores láser para triangular la posición. Sin embargo, ambas son muy flexibles y permiten realizar modificaciones después de su instalación.
El producto va acompañado de un servicio de seguimiento y mantenimiento para proveer una operatividad óptima y, asimismo, de un proceso de capacitación para los trabajadores del cliente que interactúan con el vehículo.
Su tamaño y capacidad estará determinado por las necesidades de cada cliente. Sin embargo, el diseño siempre partirá de los dos prototipos diseñados por el equipo de estudiantes. Los materiales que se usarán para el chasís son en su mayoría acero inoxidable y acero Hot Rolled (HR).
A pesar de que el costo varía según la complejidad de la solución que requiera el cliente y el número de vehículos, los estudiantes tienen presupuestado un costo de 50 millones de pesos por un vehículo promedio capaz de llevar más de 100 kilos a velocidades de hasta 1,5 metros por segundo.
Créditos UNAL-902-2013

trasportematerialesBogotá D. C., dic. 30 de 2013 – Agencia de Noticias UN- El proyecto GAIA de la U.N. busca diseñar y realizar la puesta en marcha de vehículos guiados automáticamente para empresas de manufactura que usen montacargas. La idea es aumentar la eficiencia en tiempos y costos durante el proceso.

La solución surgió de identificar que en el transporte de materiales existe una serie de factores que afectan la efectividad del proceso de manufactura, tales como errores humanos y tiempos muertos. Todo esto hace que las máquinas solo trabajen a un porcentaje de su capacidad, que puede ser incluso de solo un 50%, según señaló Juan David Galvis, coordinador del proyecto Soluciones GAIA (Guiadas para la Automatización en Industria).

Pensando en esto, un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia –compuesto por Juan Francisco Pineda, Juan Carlos León, Juan Diego Mesa, Norbey Sichaca, Daniel Alberto Calderón, Javier Combariza y el propio Galvis– diseñó como opción un vehículo eléctrico que funciona de manera totalmente automática las 24 horas del día.

“Nuestra idea es que con su implementación los factores de tiempo y costos sean disminuidos al máximo. El vehículo eléctrico, que funciona de manera totalmente automática, es capaz de operar 24 horas al día, incluyendo el tiempo de recarga de las baterías”, informaron.

La máquina puede tener diferentes formas de guiarse. La más simple consiste en una cinta en el piso, con la que se define los caminos que esta debe seguir; la segunda, más sofisticada, usa sensores láser para triangular la posición. Sin embargo, ambas son muy flexibles y permiten realizar modificaciones después de su instalación.

El producto va acompañado de un servicio de seguimiento y mantenimiento para proveer una operatividad óptima y, asimismo, de un proceso de capacitación para los trabajadores del cliente que interactúan con el vehículo.

Su tamaño y capacidad estará determinado por las necesidades de cada cliente. Sin embargo, el diseño siempre partirá de los dos prototipos diseñados por el equipo de estudiantes. Los materiales que se usarán para el chasís son en su mayoría acero inoxidable y acero Hot Rolled (HR).

A pesar de que el costo varía según la complejidad de la solución que requiera el cliente y el número de vehículos, los estudiantes tienen presupuestado un costo de 50 millones de pesos por un vehículo promedio capaz de llevar más de 100 kilos a velocidades de hasta 1,5 metros por segundo.

Créditos UNAL-902-2013

Vehículos inteligentes ayudarían a disminuir el uso de automóviles en ciudades.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Los vehículos inteligentes son capaces de desplazarse por una urbe sin necesidad de conductor.
Los vehículos inteligentes son capaces de desplazarse por una urbe sin necesidad de conductor.

31 de Octubre del 2012

El siglo XIX fue el del caballo; el XX, el del motor de combustión interna, y el XXI, el de los automóviles inteligentes, autónomos y compartidos, afirmó Raúl Rojas González, creador de estos vehículos.

Funcionarán como taxis —expuso el académico de la Universidad Libre de Berlín, Alemania—, minimizarán el consumo de combustible y harán que en las ciudades haya menos automóviles.

En estos carros viajarán dos o tres personas, lo que permitirá reducir su número, señaló en el auditorio del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM.

Según simulaciones de tránsito en Berlín, ciudad con 1.3 millones de vehículos, sus habitantes se pueden desplazar sin perder movilidad ni comodidad con el 10 por ciento del parque vehicular. Al no haber autos estacionados, la metrópoli se podría transformar, dijo en ocasión de su ingreso a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

En la ceremonia, en la que estuvieron José Franco, presidente de la AMC y director general de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, y Héctor Benítez Pérez, director del IIMAS, Rojas explicó cómo se desarrolló el vehículo autónomo, proyecto colectivo que encabeza e iniciado en 2006 en la Universidad de Stanford (EU), y continúa en la Libre de Berlín, Alemania.

“Desde entonces se han instrumentado tres, que cuentan con GPS, láseres para saber a qué distancia está de otros vehículos y cámaras de video, entre otros instrumentos, para navegar por la ciudad”.

También tienen sensores, cuya cobertura es de 360 grados (los humanos pueden ver sólo 180 grados). Su visión es panorámica: puede hacerlo hacia adelante, atrás, a la izquierda y derecha. Esa función se apoya en el láser rotatorio, ubicado en el techo del vehículo.

En la cajuela hay una computadora de grado automotriz que sirve para procesar la imagen proveniente de la cámara central; una unidad GPS para localizar el vehículo; control de la dirección, y procesadores para recolectar la información de los láseres, entre otros instrumentos.

Cuenta con tres niveles de control: el más alto toma las decisiones; el intermedio está integrado por unidades que colectan la información de los sensores, la procesan y pasan a un ordenador, y el último consta de los comandos que permiten al vehículo desplazarse.

Para su control remoto se puede utilizar una tableta tipo iPad, mediante la cual es posible ver qué hace, por dónde va, su posición, velocidad y de cuánto combustible dispone, añadió.

A diferencia de los primeros, que son de gasolina, el tercero es eléctrico. “Se trata no sólo de disminuir el número de vehículos, sino de hacerlos de cero emisiones para que el aire sea más respirable”.

Se trata de una máquina minimalista, más limpia (sin tantos cables como los anteriores), pero abundante en sensores, por lo que busca disminuir su número para que sea accesible comercialmente.

Sin embargo, se está lejos de convertir este prototipo en un producto. “Hay factores en contra; la tecnología existe, pero es carísima. Nadie la puede pagar”, aclaró Raúl Rojas.

Además, la cuestión jurídica no está clara. Si chocan dos de estos aparatos, ¿quién tiene la culpa? ¿El programador, el que hizo el láser, o la compañía que vendió el vehículo? También es importante la planeación de las ciudades, concluyó.

Puente entre la comunidad científica mexicana y la internacional

Para Benítez Pérez, Rojas González es parte fundamental del quehacer e innovación académicas en su más alto nivel, que “promueve el diálogo entre la comunidad de investigadores”.

Franco dijo que el nuevo integrante de la AMC es un pilar en la formación de estudiantes mexicanos de posgrado, y ha colaborado con grupos de investigación de la UNAM, el Politécnico, el Cinvestav, Ibero, Tec de Monterrey y la Universidad de Guadalajara, entre otras.

Boletín UNAM-DGCS-666
Ciudad Universitaria.