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Palmira, una joya arqueológica del país

 
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Las piezas y elementos exhibidos en el museo, ratifican a Palmira como un municipio excepcionalmente rico en yacimientos arqueológicos.
Las piezas y elementos exhibidos en el museo, ratifican a Palmira como un municipio excepcionalmente rico en yacimientos arqueológicos.

31 de Julio de 2012

Los hallazgos arqueológicos realizados durante las últimas décadas en Palmira, además de descubrir las culturas prehispánicas vallecaucanas, evidencian su enorme potencial arqueológico en Colombia.

La inauguración del Museo Arqueológico de Palmira, sin duda alguna, reavivó la historia de las comunidades indígenas asentadas en estos territorios hace más de dos mil años, reuniendo en un solo sitio elementos y piezas de gran valor para el conocimiento de la cultura prehispánica vallecaucana.

Este museo es el resultado de la afortunada apuesta en valor social, de casi 30 años de investigaciones científicas realizadas por instituciones como el Instituto para la Investigación y la Preservación del Patrimonio Cultural y Natural del Valle del Cauca (Inciva), la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad del Valle (Univalle), entre otras, que han logrado desenterrar verdaderos tesoros arqueológicos de gran valor para el país.

“Las piezas y elementos exhibidos en el museo, ratifican a Palmira como un municipio excepcionalmente rico en yacimientos arqueológicos estudiados científicamente, que nos hablan de sociedades con notable desarrollo social y grandes avances en el manejo del entorno y el medioambiente”, afirma el director del Inciva, Armando Gómez Rayo.

Grandes hallazgos

Una serie de descubrimientos arqueológicos de gran importancia para el patrimonio cultural del Valle del Cauca, han sido hechos por científicos del Inciva y de la UN a lo largo de diez años de trabajo constante e intensivo.

Para el director del Inciva, las exploraciones realizadas en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) hace más de 15 años, fueron el preludio del más grande hallazgo arqueológico ocurrido en los últimos tiempos en Colombia. De ahí, una serie de descubrimientos marcarían la historia de la arqueología en Palmira.

“La información obtenida con la minga arqueológica a comienzos de los años 90 –en la Hacienda Malagana en El Bolo, las excavaciones de Canta Rana y de los barrios Coronados y Sembrador después de 1999, así como el rescate arqueológico de las piezas encontradas en los predios del estadio del Deportivo Cali entre 2001 y 2007– cambió los paradigmas de lo que se manejaba hasta entonces como la historia prehispánica del Valle del Cauca”, resalta el funcionario del Inciva.

Para el profesor José Vicente Rodríguez, arqueólogo de la UN, estos hallazgos han permitido conocer más de cerca a estas culturas prehispánicas.

“Hemos encontrado que en estas comunidades la alimentación era suficiente y adecuada, que tenían buenas condiciones de vida y energía suficiente para pensar, transportar objetos pesados y multiplicarse, pero en algún momento, pensamos que hacia el siglo VI después de Cristo, esa pujante cultura desapareció”, manifiesta el profesor Rodríguez.

Potencial arqueológico

Por su parte, el profesor de la UN y director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), Fabián Sanabria, indicó que las piezas arqueológicas sirven, no solamente para dar testimonio del pasado, sino para mostrarnos un futuro que es posible.

“Hubo seres humanos que nos precedieron, y los vallecaucanos deben sentirse orgullosos de que, a través de esas piezas de oro y cerámica que hoy forman parte de la colección del museo, se puedan juntar dos elementos en ese recorte de tiempos: la vida cotidiana y lo sagrado”, dijo el profesor Sanabria.

El profesor José Vicente Rodríguez, sostiene que este museo tiene importancia regional, nacional e internacional, y resalta que Palmira es un centro arqueológico de gran importancia para el país.

“El corregimiento de El Bolo en Palmira es uno de los centros arqueológicos más importantes del mundo, justamente porque allí hace más de dos mil años científicos construyeron un sistema hidráulico que permitió manejar las aguas del río El Bolo y del zanjón Timbique, desarrollar una cultura floreciente agrícola y generar un centro artesanal muy importante”, dice el profesor Rodríguez.

Por su parte, el director del Inciva concluye: “Esa gran trayectoria científica permite documentar y dar fe de que Palmira es uno de los municipios con mayor potencial arqueológico de Colombia, pero esto es apenas el comienzo, falta mucho por investigar y descubrir en la región.

Lea el artículo en: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/ndetalle/article/palmira-una-joya-arqueologica-del-pais-1.html

Créditos:  agenciadenoticias.unal.edu.co

La vainilla, una dulce especie que puede desaparecer

 
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La vainilla es, según los investigadores, uno de los recursos fitogenéticos con mayor potencial en el Pacífico colombiano.
La vainilla es, según los investigadores, uno de los recursos fitogenéticos con mayor potencial en el Pacífico colombiano.

6 de junio de 2012

Investigadores de la UN en Palmira han evidenciado una disminución de las especies del Valle del Cauca y afirman que por falta de información científica, podría extinguirse sin reconocer sus potencialidades.

En postres, chocolates y helados, sin duda alguna la vainilla es el sabor preferido por los colombianos. Esta sustancia, que en sus inicios, fue extraída de la fragante orquídea Vanilla planifolia, se convirtió hace más de 100 años en uno de los recursos fitogenéticos con mayor potencial de exportación en Colombia. Se trata de una antigua tradición que desapareció cuando la vainilla química tomó su lugar como una materia prima viable y económica.

Esta aromática planta posee unas 110 especies que se distribuyen en todas las zonas tropicales del mundo y que puede tener alrededor de 160 millones de años en el globo terráqueo. Su producción la lideran Indonesia y Madagascar, aunque sus cultivos se han venido a pique durante los últimos años; por ejemplo, en el caso de Madagascar se  reporta una producción de 2.277 toneladas en 1984, y en el 2004 es solo de 600.

Científicos del Grupo de Investigación en Orquídeas y Ecología Vegetal (GIO) de la UN en Palmira, persiguen su olor en el Valle del Cauca identificando que pese a la gran diversidad de esta especie en esta zona del país, sus poblaciones han disminuido y los agricultores aún no conocen sus propiedades excepcionales para cultivo.

Potencial en el Pacífico

La vainilla es uno de los recursos fitogenéticos con mayor potencial en el Pacífico colombiano y según los investigadores, su cultivo representaría una fuente importante de ingresos para los pobladores de la zona, ya que según sus estudios, hay más de seis especies de orquídeas en Buenaventura y Chocó.

“Lo que pudimos evidenciar en el Pacífico colombiano fue un uso meramente artesanal de la vainilla. Los pobladores de los sitios donde están plantadas estas especies, las utilizan como plantas medicinales y tienen un valor cultural alto porque se cree que su aroma tiene un poder de atracción de las mujeres”, afirma el profesor Joel Tupac Otero, director del GIO.

Sin embargo, los investigadores explican que uno de los “cuellos de botella” de la vainilla es su polinización, pues la mayoría de ellas no producen una recompensa efectiva natural que las haga reproducirse rápidamente.

“Se sabe que existe una baja proporción de flores que son polinizadas bajo condiciones naturales; en México, por ejemplo, solo el 1% de las flores producen frutos de manera natural”, asegura Nancy Fiorela, estudiante de la Maestría en Bosques y Conservación ambiental de la UN en Medellín, vinculada a la investigación en vainilla.

Disminución de especies

Pese a su diversidad, en el Valle del Cauca los científicos han notado una disminución de las especies de orquídeas que pudieron haber sido afectadas por cambio climático o factores de contaminación ambiental.

El profesor Otero indica que “la vainilla, como otras especies de orquídeas, está amenazada en Colombia, en gran parte por el desconocimiento científico y cultural, que la hacen perder su valor”.

Sin embargo, su propuesta, encaminada siempre a la conservación de esta especie, parte del conocimiento científico de la polinización y floración de la especie y de una educación ambiental que debe dirigirse a los productores para que tomen conciencia de su importante valor fitogenético y cultural.

En ese sentido, con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y de la Universidad Javeriana, el profesor Tupac adelanta un estudio sobre vainilla de bosque seco en la población de Atuncela (a orillas del río Dagua) para identificar, igualmente, sus poblaciones y amenazas.

“Estas investigaciones implican conocer a fondo los pormenores de su manejo, aprender a manejar de manera integral la nutrición de las plantas, las densidades óptimas de crecimiento, los tutores más adecuados, entre otros aspectos que están orientados a generar resultados en cuanto al vigor y crecimiento de las plantas, que postulen a Colombia en el mapa exportador de la vainilla en el mundo”, concluye Nancy Fiorela.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Ácaros defienden cultivos de naranja

 
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Se recolectaron muestras de hojas, ramas y frutas, aparentemente afectadas por los ácaros.
Se recolectaron muestras de hojas, ramas y frutas, aparentemente afectadas por los ácaros.

23 de marzo de 2012´
Científicos de la UN en Palmira encontraron un grupo de ácaros benéficos capaces de controlar biológicamente a dos parásitos que causan pérdidas de hasta el 40% a los citricultores del país.

El Departamento del Valle del Cauca es el principal productor de naranja, con 4.835 hectáreas, de donde se extrajeron 219.557 toneladas en 2010. Pese a estas cifras, en la actualidad, el sector enfrenta pérdidas hasta del 40% por la mala calidad del fruto, a causa de dos dañinos parásitos.

Se trata del ácaro tostador (Phyllocoptruta oleivora) y el ácaro blanco (Polyphagotarsonemus latus), de los cuales no se sabía lo suficiente hasta hace poco. Se ignoraba, por ejemplo, cuándo afectaban a la naranja y en qué momento era adecuado establecer un control.

Científicos del Grupo de Investigación en Acarología (GA), de la UN en Palmira, estudian la biología de estos artrópodos e identifican cómo actúan y de qué modo se expanden en los naranjales.

“Los agricultores cuentan con poca asistencia técnica calificada y hacen un manejo tradicional del cultivo: aplican acaricidas químicos sin tener en cuenta los niveles de infestación y sin hacer un mínimo uso de alternativas de control biológico”, afirma la profesora Nora Cristina Mesa, directora del GA.

Se recolectaron muestras de hojas, ramas y frutas, aparentemente afectadas por los ácaros, para ser analizadas en laboratorio e identificar el daño, las especies, su importancia económica, la distribución por zonas y la fauna parásita benéfica asociada.

“Identificamos que el ácaro blanco tiene un ciclo de vida de 3,1 días (mínimo 2,75 y máximo 4,74 días) durante el cual puede infestar las hojas nuevas de los brotes. Como consecuencia, estas se decoloran, presentan bronceado del envés (parte inferior de la hoja) y se vuelven estrechas y rígidas, lo que ocasiona severos problemas y deformaciones”, asegura la investigadora Isaura Viviana Rodríguez.

No obstante, el ácaro tostador (P. oleivora) es la especie más nociva entre los Eriophyidae que afectan a los cítricos. A pesar de sus consecuencias en la producción nacional, hasta el momento no existían reportes sobre la magnitud de la afectación, debido a su tamaño minúsculo y a la dificultad para observarlos.

En la búsqueda se logró identificar un grupo de ácaros fitoseídos que actúan como enemigos naturales de los ácaros fitófagos perjudiciales. Fue así como, en un proyecto de maestría, el estudiante Karol Imbachí estableció crías masivas de las especies benéficas y las liberó en cultivos de naranja. Luego evaluó el impacto sobre los ácaros blanco y tostador.

“Evaluamos el efecto del abamectina, un acaricida químico-biológico hecho a base de Paecilomyces fumosoroseus y que contiene, además, un aceite agrícola. Obtuvimos una reducción del 25% del nivel de daño”, asegura el investigador.

El estudiante sostiene que todavía faltan análisis que permitan ratificar el efecto positivo de estas alternativas de control biológico. Dice también que su trabajo “sienta un precedente importante a nivel científico para continuar con los estudios sobre manejo integrado de la plaga”.

La profesora Mesa concluye que “la información fue divulgada a los citricultores del país y se entregaron cartillas informativas que abarcan los principales resultados de la investigación; esto les permitirá conocer algunos aspectos básicos sobre el comportamiento y los daños que causan en los cultivos”.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Gallina criolla colombiana, ¿qué dice la genética?

 
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Los investigadores se basaron en la cresta, el color de ojos y color de plumaje, entre otros, para realizar el análisis de morfología
Los investigadores se basaron en la cresta, el color de ojos y color de plumaje, entre otros, para realizar el análisis de morfología

16 de febrero de 2012

Científicos de la UN en Palmira analizaron la morfología y genética de estas aves en Putumayo, Valle del Cauca, Chocó y Nariño, encontrando tres grandes grupos con características particulares.

La avicultura de traspatio constituye un sistema tradicional de producción pecuaria importante que realizan las familias campesinas, en los patios de su casa o parcelas aledañas, como una forma de garantizar su propia alimentación.

Investigadores de los grupos de investigación en Recursos Zoogenéticos (GIRZ) y Diversidad Biológica (GIDB) de la Sede Palmira les han seguido el rastro a cientos de gallinas criollas colombianas para identificar las características que las hacen más fuertes frente a las mejoradas.

Según la profesora Luz Ángela Álvarez, directora del GIRZ, “la gallina criolla se diferencia de la mejorada por tener algunas ventajas como rusticidad, habilidad materna, adaptación, excelente reproducción y resistencia a enfermedades”, incluso, resalta, “son conocidas por las propiedades organolépticas de su carne, que le dan un sabor único a las comidas”.

Sin embargo, es poco lo que se conoce acerca de su diversidad y rasgos fenotípicos. Por ello, los investigadores emprendieron un proyecto para realizar la caracterización morfológica y estudiar la diversidad genética de los científicamente denominados Gallus domesticus.

Fue así como con la participación de los Consejos Comunitarios y el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP), se logró encuestar a 62 productores de los departamentos de Nariño, Putumayo, Chocó y Valle del Cauca; del mismo modo, se consiguió caracterizar 123 aves que fueron analizadas usando marcadores morfológicos y moleculares en el Laboratorio de Genética Animal de la UN en Palmira.

“Para la evaluación morfológica empleamos la técnica visual con el apoyo de la referencia fotográfica de cada individuo, usando diez caracteres cualitativos: morfología de pluma, distribución de pluma, patrón del plumaje, color del plumaje, color de los tarsos, color de lóbulo de la oreja, tipo de cresta, tamaño de cresta, color de los ojos y variantes esqueléticas”, señala Herman Revelo, estudiante del programa de Zootecnia, quien realizó el estudio.

Para el investigador, el color de las orejillas (rojas o blancas) y la presencia de plumas en tarsos, en las mejillas o en el copete, pueden indicar que las gallinas criollas tienen como ancestros las razas mediterráneas y asiáticas. “La diversidad de colores de plumaje y adornos, que hace parte de su proceso de adaptación y herencia natural, es la razón por la cual se ha mantenido la especie de generación en generación”, afirma.

Por su parte, la profesora Álvarez señala que el análisis de correspondencia múltiple (ACM) mostró claramente tres grupos de aves criollas, cada uno con rasgos particulares. “El primero, conformado por individuos del río Dubasa en Chocó, el segundo con animales de Puerto Meluc y Bahía Solano, y el último formado por aves de Putumayo, Nariño y Valle del Cauca”, asevera.

Para los investigadores, este trabajo es la base de futuras investigaciones con gallinas criollas, que ya cuentan con una caracterización y un estudio de su diversidad genética.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Caña de azúcar destruye importante humedal en Palmira

 
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20 de agosto del 2011

Según la investigación, el humedal está amenazado por la contaminación directa y difusa que provoca el inadecuado uso del suelo en actividades agrícolas y pecuarias.
Según la investigación, el humedal está amenazado por la contaminación directa y difusa que provoca el inadecuado uso del suelo en actividades agrícolas y pecuarias.

Palmira, Valle del Cauca,  – Agencia de Noticias UN – Los riegos, drenajes y agroquímicos utilizados en cultivos de caña, así como las malas prácticas agrícolas domésticas, están convirtiendo el humedal Timbique en un caño de aguas negras.

Según la Política Nacional para Humedales Interiores de Colombia (PNH), del Ministerio del Medio Ambiente, el país cuenta con cerca de 20 mil hectáreas de estos ecosistemas representados por ciénagas, pantanos, lagunas y bosques anegados, capaces de controlar inundaciones y abastecer de agua a las comunidades cercanas. Pero de ellos, solo el 3,9% están protegidos.

Tal es el caso del humedal Timbique, cuyos 6,3 kilómetros de extensión abastecen la agricultura que desarrollan los cerca de 5 mil habitantes de los corregimientos de El Bolo la Italia, San Isidro y Arizal, en el Valle del Cauca, y que según una investigación del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, está amenazado severamente por la contaminación directa y difusa que provoca el inadecuado uso del suelo en actividades agrícolas y pecuarias.

El estudio, adelantado por el ingeniero ambiental Jorge Alexánder Santacruz, encontró que la labor que más afecta a este ecosistema es el cultivo de caña de azúcar, ya que los agroquímicos que se aplican para el control de malezas llegan por infiltración a los acuíferos e impactan la calidad hídrica, causando efectos nocivos para el medio.

“El humedal Timbique está sufriendo un proceso acelerado de eutrofización, esto quiere decir que las malas prácticas de las siembras azucareras le están aportando una abundancia anormal de nutrientes al ecosistema (como el amoniaco), disminuyendo la disponibilidad del oxígeno que le da vida a la fauna”, precisa Santacruz.

El uso de vinaza, desecho más contaminante de la destilación de alcohol carburante, es otro de los problemas que enfrenta el humedal, pues según el investigador, algunos ingenios azucareros destinan un pequeño porcentaje de este subproducto de la caña para tratarlo y elaborar compostaje.

El resto lo aplican directamente en los campos como acondicionador de suelos, descargando altas cantidades de materia orgánica (sobre todo alcohol) en la zona. A esto se suma la emisión de CO2 al ambiente provocada por la quema y tala de la planta.

Asimismo, la descomposición bacteriana del material orgánico tanto de origen vegetal como animal produce amoniaco, compuesto químico altamente tóxico para los peces y un gran contaminante del agua y los suelos empleados por la comunidad para sus prácticas agroecológicas.

En efecto, el estudio comprobó un excesivo crecimiento de plantas como el ‘buchón de agua’ y la ‘lechuguilla’, creados por la abundancia de nutrientes del material orgánico desechado allí, que no permiten que los rayos del sol penetren.

El director del IDEA en Palmira, Joel Tupac Otero, subraya que estas condiciones convierten el humedal en un caño de aguas negras amenazante para la salud de la comunidad. “De no tratarse urgentemente, pronto tendremos un foco para el aumento de enfermedades, el crecimiento de vectores, malos olores y contaminación de acuíferos”, enfatiza.

A pesar de que en esta investigación participó la CVC, hasta el momento la entidad no ha puesto en marcha ninguna de las propuestas planteadas para el rescate del humedal. Así, “el estudio quedó en el pasado y el humedal en el olvido”, concluyó el director del IDEA.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co