


22 de Octubre del 2012
Se trata de una guía que pretende apoyar técnicamente la gestión ambiental en materia de fauna silvestre. En este caso, de las tortugas, especie que enfrenta serias amenazas.
La cartilla —producida gracias a una alianza entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Departamento de Biología de la UN en Bogotá— revela en cien páginas que en el país se hallan 36 especies de tortugas: 28 de agua dulce (incluida una introducida: la hicotea de orejas rojas, Trachemys scripta elgans), 2 terrestres (conocidas como morrocoyos: Chelonoidis carbonaria y Chelonoidis denticulata) y 6 marinas.
La publicación está dedicada a las tortugas terrestres y de agua dulce, que suman 30 especies (es decir, el 50% del total en el planeta); pero tiene un enfoque muy claro, y es el manejo de los decomisos.
“Lo que hicimos fue identificar cuáles eran las especies sujetas al tráfico ilegal en Colombia y nos dimos cuenta de que todas se ven afectadas por este fenómeno”, asegura María Argenis Bonilla Gómez, directora del grupo de investigación en Biología de Organismos Tropicales de la UN (Biotún), cabeza visible del proyecto.
La guía proporciona información sobre aspectos de biología y ecología de estos reptiles; el ciclo de vida de la tortuga hicotea; las familias, géneros y especies; su distribución geográfica; las amenazas que enfrentan las poblaciones; y los decomisos de los últimos años. Asimismo, incluye una serie de recomendaciones para el manejo de los animales decomisados, apoyados en una serie de fotografías e ilustraciones.
La profesora Bonilla Gómez afirma que el trabajo también estuvo orientado al análisis de la red de tráfico en Colombia; particularmente de la hicotea, la más traficada en el Caribe.
Señala que la cartilla está dirigida fundamentalmente a las autoridades ambientales que forman parte del Sistema Nacional Ambiental, la Policía y la comunidad en general.
Y resalta que los productos que emergen de la labor que llevan a cabo, a través de las líneas de investigación, se han constituido en elementos para que el Ministerio de Ambiente ejecute políticas en términos de fauna silvestre.
Así, explica que se llevó a cabo una labor pedagógica, a través de una serie de talleres, con la Dijín, la Sijín, la Interpol y la Policía de Carabineros y Comunitaria, para que dichas autoridades encargadas del control al tráfico ilegal tengan herramientas para identificar a los animales y posean información básica sobre su biología y los hábitats donde se encuentran.
“Esto forma parte de un proceso de formación para estas autoridades, para que reconozcan las especies de tortugas y así cuenten con más elementos cuando desarrollan su labor en campo. Además, no todo su trabajo es coercitivo, pues ellos también hacen trabajo con la comunidad”, aclara la profesora Bonilla Gómez.
Asimismo, indica que el ejercicio se extiende a la Fiscalía, toda vez que se acaban de formar los primeros fiscales ambientales de Colombia.
“Estos son elementos que tienen los fiscales para desarrollar su trabajo, por ejemplo, en un cadena de custodia o como una guía. Normalmente la información de las tortugas, así como de otras especies, está dispersa y es necesario tener en una sola herramienta la información”, explica.
Y agrega: “también es una herramienta para los peritos, que son los que certifican realmente si cierta especie es o no silvestre. Es una orientación”.
Finalmente, dice que esta guía, en términos de la biología, surge porque es necesario que exista información divulgativa con alta rigurosidad científica para que la gente se pueda aproximar a los reptiles, pues hay muchos mitos acerca de que son “malos o dañinos y que afectan a las especies de formas muy diversas”.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Cartilla “Tortugas terrestres y de agua dulce de Colombia y manejo de los decomisos”.
22 de Octubre del 2012
Se trata de una guía que pretende apoyar técnicamente la gestión ambiental en materia de fauna silvestre. En este caso, de las tortugas, especie que enfrenta serias amenazas.
La cartilla —producida gracias a una alianza entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Departamento de Biología de la UN en Bogotá— revela en cien páginas que en el país se hallan 36 especies de tortugas: 28 de agua dulce (incluida una introducida: la hicotea de orejas rojas, Trachemys scripta elgans), 2 terrestres (conocidas como morrocoyos: Chelonoidis carbonaria y Chelonoidis denticulata) y 6 marinas.
La publicación está dedicada a las tortugas terrestres y de agua dulce, que suman 30 especies (es decir, el 50% del total en el planeta); pero tiene un enfoque muy claro, y es el manejo de los decomisos.
“Lo que hicimos fue identificar cuáles eran las especies sujetas al tráfico ilegal en Colombia y nos dimos cuenta de que todas se ven afectadas por este fenómeno”, asegura María Argenis Bonilla Gómez, directora del grupo de investigación en Biología de Organismos Tropicales de la UN (Biotún), cabeza visible del proyecto.
La guía proporciona información sobre aspectos de biología y ecología de estos reptiles; el ciclo de vida de la tortuga hicotea; las familias, géneros y especies; su distribución geográfica; las amenazas que enfrentan las poblaciones; y los decomisos de los últimos años. Asimismo, incluye una serie de recomendaciones para el manejo de los animales decomisados, apoyados en una serie de fotografías e ilustraciones.
La profesora Bonilla Gómez afirma que el trabajo también estuvo orientado al análisis de la red de tráfico en Colombia; particularmente de la hicotea, la más traficada en el Caribe.
Señala que la cartilla está dirigida fundamentalmente a las autoridades ambientales que forman parte del Sistema Nacional Ambiental, la Policía y la comunidad en general.
Y resalta que los productos que emergen de la labor que llevan a cabo, a través de las líneas de investigación, se han constituido en elementos para que el Ministerio de Ambiente ejecute políticas en términos de fauna silvestre.
Así, explica que se llevó a cabo una labor pedagógica, a través de una serie de talleres, con la Dijín, la Sijín, la Interpol y la Policía de Carabineros y Comunitaria, para que dichas autoridades encargadas del control al tráfico ilegal tengan herramientas para identificar a los animales y posean información básica sobre su biología y los hábitats donde se encuentran.
“Esto forma parte de un proceso de formación para estas autoridades, para que reconozcan las especies de tortugas y así cuenten con más elementos cuando desarrollan su labor en campo. Además, no todo su trabajo es coercitivo, pues ellos también hacen trabajo con la comunidad”, aclara la profesora Bonilla Gómez.
Asimismo, indica que el ejercicio se extiende a la Fiscalía, toda vez que se acaban de formar los primeros fiscales ambientales de Colombia.
“Estos son elementos que tienen los fiscales para desarrollar su trabajo, por ejemplo, en un cadena de custodia o como una guía. Normalmente la información de las tortugas, así como de otras especies, está dispersa y es necesario tener en una sola herramienta la información”, explica.
Y agrega: “también es una herramienta para los peritos, que son los que certifican realmente si cierta especie es o no silvestre. Es una orientación”.
Finalmente, dice que esta guía, en términos de la biología, surge porque es necesario que exista información divulgativa con alta rigurosidad científica para que la gente se pueda aproximar a los reptiles, pues hay muchos mitos acerca de que son “malos o dañinos y que afectan a las especies de formas muy diversas”.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html