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CUMPLE BIBLIOTECA NACIONAL 85 AÑOS BAJO CUSTODIA DE LA UNAM

 
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bibliotecanacional06 de agosto de 2014

El 6 de agosto, la Biblioteca Nacional de México (BNM), centro de reflexión y pensamiento, conmemora sus primeros 85 años bajo custodia de la Universidad Nacional Autónoma de México, celebración que se une al mismo aniversario de la autonomía universitaria.

El recinto preserva y difunde el patrimonio bibliográfico y documental de México, constituido por más un millón 250 mil libros y documentos invaluables para la historia nacional.

La BNM fue instituida por decreto presidencial (Benito Juárez) el 30 de noviembre de 1867 e inaugurada en 1884 en el templo de San Agustín. Entonces, se ordenó que se dispusiera de todos los libros de los antiguos conventos, al igual que de aquellos de las bibliotecas que pertenecían a la Catedral, ejemplares que ahora constituyen el Fondo de Origen.

En 1914, con la crisis revolucionaria, el gobierno federal entregó, por primera vez, ese reservorio a esta casa de estudios para su protección. En 1921, al término del conflicto armado, fue devuelta al gobierno e incorporada a la Secretaría de Educación Pública.

Sin embargo, a partir de ese año y hasta diciembre de 1928 la Biblioteca Nacional sufrió vicisitudes administrativas, por lo que fue puesta de nuevo en custodia universitaria, en junio de 1929, año en que la institución obtuvo su autonomía.

En la actualidad, es administrada por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) –a cargo de Guadalupe Curiel Defossé–, entidad universitaria a la que también está adscrita la Hemeroteca Nacional.

Bajo la vigilancia de esta casa de estudios, el repositorio de siglos de historia mexicana ha encontrado condiciones favorables para su resguardo y crecimiento.

En ese contexto, Curiel Defossé expuso que, al igual que muchos mexicanos, “estoy convencida de que no existe mejor sitio en el que pueda estar la BNM, que la Universidad Nacional Autónoma de México”.

La UNAM es garante de que esa memoria cultural –bibliográfica y hemerográfica– se encuentre en las mejores condiciones. Basta ver la funcionalidad de los repositorios, así como la seguridad y acondicionamiento de los materiales.

La directora del IIB planteó que si bien la Biblioteca se encuentra en esta casa de estudios, “no deja de ser una entidad nacional, cuyos propietarios somos absolutamente todos los mexicanos”.

Los avances tecnológicos en el ámbito de la informática han permitido contar con recursos y herramientas para el desarrollo de estos materiales en su formato virtual, como el caso de la Hemeroteca Nacional Digital de México, que tiene más de nueve millones de páginas digitalizadas consultables al interior de las instalaciones, y alrededor de cinco millones vía Internet.

En esa misma línea y con la mirada en el futuro, la BNM empeña sus esfuerzos en la preservación del patrimonio documental mediante acciones encaminadas a cumplir sus objetivos. “Hoy contamos con los apoyos necesarios para iniciar el Fondo de Origen de la Biblioteca Nacional Digital de México”, adelantó.

Estará integrado por las colecciones José María Lafragua —compuesta por documentos coloniales y, sobre todo, del siglo XIX— e impresos novohispanos, conocida como Sala Mexicana —que incluye ejemplares de la imprenta en el país, desde 1554 hasta 1910—, a lo que se sumará lo aportado por la BNM a la Biblioteca Virtual de las Letras Mexicanas, nodo mexicano de la Biblioteca Virtual Cervantes.

“Con este proyecto daremos un paso importante, pues son dos de las colecciones más destacadas que se tienen en la Biblioteca, hablamos de joyas. Se trata de millones de páginas; de ahí la importancia de que la gente comprenda lo que significa el desarrollo de una biblioteca nacional digital”.

Con esta acción “se sientan las condiciones óptimas para formar un repositorio nacional digital que, como señala Henry Gladney, especialista en preservación digital, permitirá suministrar todos los servicios tradicionales de las actuales bibliotecas y explotar al máximo las ventajas del almacenamiento, recuperación y difusión digital de la información”.

Curiel Defossé apuntó que esta producción estará disponible para el público de México y del resto del mundo, “lo que nos colocará al nivel de otras bibliotecas nacionales que, por ser más añejas, caminan en ese sentido”.

El desarrollo de una biblioteca nacional digital no sólo tiene que ver con poseer o no recursos, implica una cadena de actividades y metodologías a seguir.

Por ejemplo, después de seleccionar un corpus para su conversión digital, se requiere de un diagnóstico de su estado de conservación para manipularlo, atender aquellos volúmenes que lo requieran (trabajo de estabilización) y hacerlos “sufrir” lo menos posible. “Nuestra obligación es conservarlos mejor que como estaban en sus depósitos originales”.

Los fondos antiguos y contemporáneos de la Biblioteca Nacional y de la Hemeroteca Nacional son los más completos y ricos, por ende, los más valiosos del país, acotó.

Por último, la académica exhortó a todos los editores mexicanos de revistas, periódicos, libros y cualquier otro tipo de soportes y formatos “a que siempre tengan considerada la entrega del depósito legal. Por ejemplo, empresas editoriales saben que aquí está toda su colección, que está bien cuidada y que pasará el tiempo y los mexicanos seguiremos buscando nuestra memoria”.

Créditos: UNAM-DGCS-449-2014