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EN MÉXICO DEBE CONSIDERARSE LA POSIBILIDAD DE TEMBLORES CON TSUNAMIS

 
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Carlos Valdés González, jefe del Servicio Sismológico Nacional, adscrito al Instituto de Geofísica de la UNAM.
Carlos Valdés González, jefe del Servicio Sismológico Nacional, adscrito al Instituto de Geofísica de la UNAM.

1 de mayo de 2011

• En la historia sísmica del país hay registros de maremotos en las costas del Pacífico, refirió Carlos Valdés González, jefe del SSN, adscrito al IGf de la UNAM
• El evento del 7 de abril fue muy profundo y ocurrió a 167 kilómetros, lo que aminoró el movimiento en la superficie; debemos estar preparados, pues no es factible detenerlos ni predecirlos, dijo

En México, un país sísmico, debe considerarse que varios de estos fenómenos vienen acompañados de olas muy grandes, especialmente en la costa del Pacífico, advirtió Carlos Valdés González, jefe del Servicio Sismológico Nacional, adscrito al Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

“Después de ver la tragedia de Japón, observamos que el tsunami fue devastador; en una nación altamente preparada no consideraron que podía ser tan grande. Aquí, también los temblores en la costa, por su mecanismo y tipo de subducción, producen grandes olas”, señaló Valdés en entrevista.

Eventualmente, podemos tener un temblor fuerte en México. Enfrentamos movimientos un poco mayores y debemos estar preparados, pues no es factible detenerlos ni predecirlos, consideró.

El terremoto de 1985, en la Ciudad de México, produjo un tsunami en la costa del Pacífico; mientras que uno ocurrido en 1932, frente a las costas de Colima y Jalisco, también originó que el agua entrara por la playa para arrasar con lo que encontró a su paso. “Además, Colima tuvo otro en 1995, en la zona conocida como La Manzanilla. En el Pacífico han ocurrido varios de este tipo”, añadió.

En los litorales mexicanos se han creado desarrollos turísticos en los que deben revisarse las estructuras y contar con planes de protección civil. Una de las acciones efectivas es que los residentes, si sienten un sismo fuerte, busquen resguardo en sitios altos o alejados de la ribera, recomendó.

Actualmente, en las playas mexicanas se comienza a trabajar para marcar los límites en las costas y evitar tragedias. “El efecto del agua es brutal. Si algo aprendimos es el concepto de tsunami, que no es una ola, sino una lámina de agua, que entra con un paso no muy rápido, pero nada la detiene”, explicó Valdés.

El sismo del 7 de abril

El pasado 7 de abril ocurrió en México un sismo que no causó mayores daños, pero se sintió en varias regiones del país. “Fue importante, de magnitud 6.7, y profundo para las características del territorio. Típicamente, en el Pacífico hablamos de sismos de 40 kilómetros de profundidad, y el del 7 de abril tuvo una profundidad de 167 kilómetros. Su potencial disminuyó por eso, y sus movimientos fueron fuertes, pero de poca duración”, indicó.

El epicentro, ubicado en Las Choapas, Veracruz, se sitúa a sólo 12 kilómetros de Oaxaca, cerca de la frontera con Chiapas. “Hay un punto donde se tocan los tres estados, pues Tabasco también está cerca. A ese sitio se le conoce como Zona del Istmo, y ahí son comunes los temblores de este tipo”, acotó.

Aunque provocó sorpresa que el epicentro fuera en Veracruz, el experto recordó que apenas el 25 de febrero hubo otro sismo en esa entidad, aunque de menor magnitud, y se sintió en Villahermosa y Tuxtla Gutiérrez; en el DF, apenas se percibió.

En general, los que vienen de la costa del Pacífico son más someros y su duración es mayor, con magnitud de alrededor de 7.5. El evento telúrico de abril es un recordatorio que el nuestro es un país sísmico, y que eventualmente, puede tener un movimiento fuerte, como el de 1957, que provocó la caída del Ángel de la Independencia; como el de 1979, que derribó tres edificios de la Universidad Iberoamericana, o como el de 1985, denominado de “la Ciudad de México” por los daños causados en la urbe.

Finalmente, el universitario recordó que aunque el 7 de abril hubo microsismos en varios estados del país y uno fuerte en Japón, no hay indicios científicos de alguna relación entre ellos. “El fenómeno natural no cambia, los temblores no son más grandes ni más frecuentes; el desastre lo causa el ser humano, con zonas más habitadas, industrias, plantas nucleares y sobrepoblación en sitios de riesgo”.
Créditos: UNAM-DGCS-254-2011/unam.mx

NO EXISTE INCREMENTO DE LA ACTIVIDAD SÍSMICA GLOBAL

 
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PLACAS TECTONICAS• Movimientos telúricos lejanos como el ocurrido en Indonesia ayer no tienen relación con otros, explicó Víctor Manuel Cruz Atienza, del Instituto de Geofísica
• La única relación que guardan los temblores de Haití, Chile e Indonesia es su origen tectónico, aclaró Sara Ivonne Franco, del Servicio Sismológico Nacional (SSN)

Movimientos telúricos lejanos como el ocurrido en Indonesia ayer no tienen relación con otros, como el de Chile, y no existe explicación geofísica que indique que hay un incremento de la actividad sísmica global, afirmó Víctor Manuel Cruz Atienza, del Instituto de Geofísica.

El investigador del Departamento de Sismología expuso que la distribución de la sismicidad global no tiene una relación de consecuencia entre unos eventos y otros; son completamente independientes y, en este caso, suficientemente lejanos.

Lo que sí se puede es relacionar la actividad de una zona especifica a un evento principal, como está ocurriendo en Chile, con las réplicas “ligadas absolutamente” a la perturbación provocada por el sismo de 8.8 grados Richter del pasado sábado.

En ambos casos, los temblores son eventos regionales y nada excepcionales, en el sentido de que ambas naciones se ubican en zonas sísmicas. “Son fenómenos completamente esperados y comunes”, aseveró.

Por su parte, Sara Ivonne Franco, del Servicio Sismológico Nacional (SSN), organismo adscrito al Instituto de Geofísica (IGf), dijo que “la única relación que guardan los temblores de Haití, Chile e Indonesia es su origen tectónico, pues todos ocurrieron en límites de placas tectónicas, donde normalmente se localiza y distribuye la sismicidad en todo el planeta”, señaló Franco.

La doctora en sismología añadió que la cercanía entre esos tres eventos sísmicos no significa que esté temblando más en el mundo, sino que existe mayor capacidad de medición a nivel global.

No se debe olvidar que la escala en la que se mide la magnitud de un terremoto, acotó Cruz Atienza, es logarítmica; el de Indonesia fue mil veces menor al ocurrido en el país andino.

Aunque, precisó, no quiere decir que un sismo moderado no pueda, eventualmente, en función del lugar donde ocurre, tener consecuencias locales. “Si es muy superficial y hay asentamientos humanos cerca de la ruptura, puede causar daños. Es decir, un terremoto no tiene que ser de gran magnitud para ocasionar afectaciones serias”.

En Chile, finalizó, se prevé que continuarán las réplicas de magnitud considerable. Hasta ahora, han sido 150 de magnitud superior a 5 grados, de las cuales, 13 han superado los 6; “eso sucede porque el evento principal fue de gran magnitud y la perturbación que generó es muy importante”.
Fuente:
Boletín UNAM-DGCS-142
dgcs.unam.mx

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