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Tras las huellas de los puentes de arco de ladrillo

 
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La investigación buscó reconstruir el proceso histórico desde el ámbito técnico y cultural.
La investigación buscó reconstruir el proceso histórico desde el ámbito técnico y cultural.

6 de febrero de 2012

Mediante análisis de aspectos técnicos y culturales, el docente Jorge Galindo busca reconstruir la historia de un conjunto de puentes construidos en el Cauca alrededor de 1850.

Este será el tema que presentará el profesor durante el IV Congreso Internacional de Historia de la Construcción, que se llevará a cabo en París entre el 3 y el 6 de julio del 2012. El espacio académico es organizado por las Escuelas Nacionales Superiores de Arquitectura Paris-Malaquais, Paris La Villette y Versailles, así como por el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios (CNAM, por sus siglas en francés).

La ponencia se titula ‘Serafín Barbetti: constructor de puentes de arco en el suroccidente de Colombia’, y describe la obra de este sacerdote italiano que llegó al país a cumplir las labores propias de su oficio eclesiástico pero que, debido a la poca oferta de ingenieros en la época y a sus conocimientos en la ciencia de la construcción, se convirtió en contratista de obras públicas del Estado del Cauca.

“Observamos una característica singular durante la investigación que soporta la ponencia, como lo son algunos puentes del sur de Colombia que tenían unas características constructivas muy especiales; se trata de un sistema de roscas dobles elaboradas a través de dos capas enrolladas de ladrillo, una técnica muy rara para el país en esa época”, afirmó el docente.

Gracias al trabajo de campo y al análisis documental, los investigadores encontraron que dicha técnica era muy común en el sur de Europa y que fue Barbetti quien la trajo y la enseñó a la gente, hecho que la convirtió en una tradición que se expandió por el sur de Colombia.

Sin embargo, más que la técnica en sí misma, el estudio aborda el proceso cultural que hace posible el empleo de un procedimiento tan específico alrededor de las construcciones, la forma en que llegó al país, cómo se difundió y qué problemas económicos ocasionó durante su gestación.

En torno a ello se conoció, por ejemplo, que hubo ciertas motivaciones desde la economía local, así como intereses que propiciaron la necesidad de construir puentes. Dado que se trataba de una zona en proceso de expansión, la cual necesitaba vías de comunicación para transportar los productos, surgió un patrocinio de “personas particulares” dispuestas a pagar esa obra pública que tal vez en otras condiciones no se hubiera podido dar.

“Con la llegada del sacerdote y sus obras de construcción empezó un trabajo difícil, ya que no despertaba mucha credibilidad entre los pobladores, pero su primera obra, el Puente del Humilladero en Popayán, se convirtió en referente a seguir; a partir de allí adquirió cierta fama y fue contratado para otros proyectos similares”, explicó Galindo Díaz.

Es de resaltar que de manera simultánea a su labor de Ingeniería, el sacerdote emprendió un ejercicio de enseñanza, pues por su avanzada edad debía formar mano de obra para replicar sus conocimientos. Después de su muerte, ocurrida en Popayán, sus obreros construyeron puentes similares por toda la ciudad, los cuales suman alrededor de 40 obras de este tipo en toda la región.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Consideran importante conservar la Constancia Mexicana

 
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la constancia mexicana16 de febrero de 2011

La Constancia Mexicana no es sólo una ex fábrica de hilados y tejidos, sino que además representa la cuna de la industrialización latinoamericana, el pivote de la industria textil, la generación de una cultura laboral y el desarrollo económico de Puebla en el siglo XIX.

Al pasar de los años la factoría y su entorno se convirtieron en un centro poblacional, económico y político de gran importancia que actualmente alberga a 16 colonias con miles de habitantes, muchos de ellos descendientes de trabajadores de La Constancia Mexicana, expuso la doctora María Teresa Ventura Rodríguez.

En conferencia de prensa la investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la BUAP, junto con miembros del Frente Pro Constancia, consideraron que ante la trascendencia que tiene este inmueble es importante que la ciudadanía conozca el proyecto de restauración que se tiene para el inmueble.

Propusieron que se declare la Constancia Mexicana de utilidad pública, y su uso beneficie no sólo a los cientos de familias que viven en la zona, sino también a toda la comunidad poblana, “para lo cual se debe conservar y dignificar el espacio, adicionar un museo in situ con la maquinaria existente en la fábrica y colocar la estatua de Esteban de Antuñano en sus jardines, como un homenaje a su fundador”.

El Frente Pro Constancia, que conforman académicos, asociaciones civiles y vecinos de la ex fábrica, afirmaron que este inmueble debe conservarse no sólo como un edificio, “sino como un monumento que identifique a los habitantes de las colonias aledañas y servir para su recreación”, señaló Máximo Sánchez Aranda, especialista en restauración del patrimonio edificado.

El presidente del Comité Mexicano para la Conservación del Patrimonio Industrial A. C., Jorge Ramón Gómez Pérez, comentó que la sociedad civil y las autoridades deben ir de la mano en el rescate de La Constancia Mexicana, considerada un “importante monumento histórico de la nación”.

Según un informe que presentó la doctora en Historia María Teresa Ventura Rodríguez, La Constancia Mexicana fue la primera fábrica textil en el país que utilizó energía hidráulica, que era proporcionada por el río Atoyac, con la cual movían su maquinaria.

Fue fundada por Esteban de Antuñano y Gumersindo Saviñón e inició sus operaciones en 1835; su producción inicial se dedicó al hilo de algodón y más tarde al tejido de telas.

En 1972 el último propietario de la fábrica Miguel Barbaroux, la cedió a los trabajadores como finiquito de sus deudas, y cuatro años después, éstos decidieron formar una Sociedad Cooperativa de Producción que mantuvieron activa durante 19 años.

Finalmente el 11 de septiembre de 1991 terminaron las actividades productivas de La Constancia Mexicana y en el mismo mes del año 2001, el gobierno del estado expropió el inmueble.

Gracias a este conjunto arquitectónico el avance económico de la entidad se vio reflejado en la conformación de importantes corredores industriales, uno de ellos a lo largo del río Atoyac. “Por lo que para nosotros este símbolo tiene una importancia medular como patrimonio arquitectónico y herencia cultural”, concluyó la investigadora.

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx
Imagen: fotosdepuebla.org

Contribuye la UNAM a la recuperación de los bisontes en México

 
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Una buena razón para el rescate del bisonte es que se trata de una especie clave de las praderas de Norteamérica.
Una buena razón para el rescate del bisonte es que se trata de una especie clave de las praderas de Norteamérica.

28 de diciembre de 2010

• Desaparecieron del territorio nacional en el siglo XIX. Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, y posiblemente Zacatecas, formaron parte de su área original, dijo Rurik List, investigador del IE de la UNAM
• Dos manadas habitan en la reserva de la biosfera de Janos, Chihuahua; una, de alrededor de 130 ejemplares, que se mueve entre México y EU, y la otra, de 22, servirá para reproducción y poblar nuevos territorios

El mamífero terrestre más grande del continente americano, el bisonte (Bison bison), habitó nuestro territorio por cientos de años. Aunque especialistas negaban que perteneció a la fauna mexicana, investigadores del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM han demostrado que Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango y posiblemente Zacatecas, fueron parte de su área original. “Por ello, es razonable hacer esfuerzos para su recuperación en México”, dijo Rurik List.

El científico, integrante del Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la entidad, expuso que una razón relevante para su rescate es que se trata de una especie clave –con un efecto “desproporcionado” en el ecosistema– de las praderas de Norteamérica.

A pesar de haber sido uno de los biomas con mayor distribución geográfica en el planeta, actualmente es de los más alterados y menos protegidos; “se necesita con urgencia recuperar las especies perdidas de los pastizales y que recomience la dinámica que los forjó durante miles de años”.

Los bisontes, que pueden vivir 30 años y pesar hasta 850 kilogramos, en el caso de los machos, aplastan y podan el pasto, condición necesaria para otras especies, como los perritos llaneros. Además, al revolcarse, hacen depresiones de hasta 20 centímetros de profundidad y cinco metros de largo, por dos o tres de ancho, que con la lluvia, se convierten en espacio de reproducción de anfibios e invertebrados acuáticos; asimismo, su lana es usada por aves para hacer sus nidos.

El llamado búfalo en Estados Unidos, se distribuía desde Alaska hasta el norte de México, refirió List en la revista Conservation Biology, pero a consecuencia de enfermedades del ganado traído por los españoles, y la caza, manadas de millones desparecieron en pocas décadas. “En el siglo XIX la industria creció a pasos agigantados y la demanda de bandas para máquinas aumentó en Europa, y para ese fin, se utilizó su piel”.

En el momento en que los grandes naturalistas de la Unión Americana llegaron a nuestro país, en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, ya no había mención alguna del B. bison. Por ello, el equipo de List echó mano de documentos desde la época de la Colonia, y encontró reportes de su presencia en el territorio, de funcionarios y de personas que trabajaron en la delimitación de la frontera.

Incluso, un escrito de los más antiguos refiere a “dos bisontes que jalaban una carreta” en Zacatecas, y en publicaciones arqueológicas, se registró la presencia de huesos y pieles, en sitios como Paquimé. “Eso nos lleva a la conclusión de que el bisonte sí es un componente original de la fauna mexicana”, reiteró List.

Una manada

En 1988, cuando Gerardo Ceballos, también del IE, hacía su doctorado en al Universidad de Arizona, y encontró reportes de colonias de perritos llaneros en el municipio de Janos, Chihuahua; los localizó junto con una manada de bisontes, a la que no se había dado importancia.

Su origen podría estar en una donación del gobierno de Arizona al de Chihuahua en la década de 1920. Una segunda donación, se registró en los años de 1950, con lo que se formó una población que se ha movido por más de 80 años entre México y EU, como desde hace milenios lo hicieron sus ancestros.

En 2003, después de varios intentos, List encontró al grupo de alrededor de 130 ejemplares con ayuda de sobrevuelos. A partir de ese momento les ha seguido “la pista”. “Descubrimos que se mueven en dos ranchos de EU y tres de México. En nuestro territorio son considerados especie en peligro, protegida por las leyes, pero en cuanto cruzan la frontera se consideran ganado”.

A punto de extinguirse –quedaban sólo 500– algunos sobrevivientes de Yellowstone fueron llevados al zoológico de Nueva York. El número de ejemplares creció y fueron distribuidos en parques de Oklahoma, Dakota y Wyoming.

Por otro lado, algunos rancheros que habían capturado animales trataron de obtener una raza de ganado más resistente a las condiciones extremas de las planicies –inviernos fríos y veranos secos–, a las que los bisontes están acostumbrados. Los experimentos no funcionaron y la cruza entre ambas especies se dio sólo en condiciones forzadas; lo que sí ocurrió, fue que quedó un “legado” de genes de ganado en la población de “búfalo”.

Ahora, aunque hay una recuperación numérica, sólo cinco por ciento de los bisontes es silvestre, y muy pocos son “puros”, es decir, sin trazas genéticas de ganado, reconoció.

Otra gran preocupación, consideró, es que hace menos de dos años el gobierno estadounidense decidió expandir la construcción del muro fronterizo. Una de las áreas donde colocaron la barrera es donde se mueven los bisontes, y con ello, sólo queda la mitad de la zona libre para que crucen los animales.

“Aún no sabemos cuál será el efecto, pero es probable que se reduzca el movimiento a México”; por ello, los científicos pretenden que se reconsidere la aplicación de la medida en áreas biológicamente importantes.

Es de interés conocer la composición genética de este grupo. Por ello, ya se han tomado un par de muestras que evidencian la presencia de genes de ganado, pero tenemos que muestrear más, pues ese conocimiento dará la pauta para tomar acciones a futuro, expresó.
bisontes 2
Otra manada

Existe otra manada en México. Hace un año, recordó Rurik List, el Parque Nacional de Wind Cave, Dakota del Sur, hizo una donación de 23 ejemplares (dos murieron por una bacteria del suelo, y el resto, tuvo que ser vacunado; las inoculaciones que se administran al ganado doméstico incluyen cepas de esta bacteria, por lo que son inmunes, no así los bisontes). También se ubica en la reserva de la biosfera de Janos (de 543 mil hectáreas, declarada como tal el 8 de diciembre de 2009) y ya ha nacido una cría.

La importancia de estos bisontes es que son genéticamente puros, hasta donde lo permiten determinar las técnicas moleculares actuales. La meta es que se reproduzcan, y con un número suficiente, en aproximadamente seis años, llevar animales a otras partes de México.

Para que la manada crezca hasta 100 ejemplares será necesario cierto manejo como llevar a los especímenes a corrales, revisarlos, vacunarlos, colocarles collares, y en el momento en que se incremente la población, distribuirla a nuevos territorios de Sonora, Chihuahua y Coahuila.

Mientras eso ocurre, los universitarios continúan la colaboración y reciben financiamiento y apoyo de instancias como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, los zoológicos de Denver y Phoenix, y la Fundación J.M. Kaplan.

Además, evalúan los beneficios económicos por turismo y venta de cacerías, carne o pieles, para que los rancheros mexicanos decidan participar en la recuperación de la especie y, en algunas áreas, el bisonte sustituya parcialmente el ganado, finalizó List.

Créditos: UNAM-DGCS-815/unam.mx

Obtiene Hernán Lara Zavala premio de la Real Academia Española

 
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Hernán Lara Zavala, académico de la FFyL de la UNAM.
Hernán Lara Zavala, académico de la FFyL de la UNAM.

3 de noviembre de 2010

• La distinción al académico de la FFyL fue por su novela Península, península
• La obra aborda el conflicto sobre la guerra de castas que ocurrió en el Yucatán del siglo XIX, capítulo poco conocido de nuestra historia, que se enfoca a la guerra civil, explicó el escritor

Por su trayectoria profesional y por contribuir a la extensión de la cultura como creador literario, el cuentista, novelista, ensayista y profesor de la UNAM, Hernán Lara Zavala, se hizo acreedor al Premio Real Academia Española 2010, por su novela Península, península.

La referida novela del académico de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), publicada en 2008, aborda a lo largo de 368 páginas el conflicto sobre la guerra de castas que ocurrió en el siglo XIX, capítulo poco conocido de nuestra historia que se enfoca a la guerra civil, donde los descendientes de los mayas se levantaron contra los sucesores de los conquistadores.

“Fue un conflicto difícil porque en ese momento no luchaban mayas contra españoles, sino indígenas de Yucatán contra criollos y mestizos de esa misma región”, explicó Lara Zavala.

Distinción española

La distinción instituida por la Real Academia Española (RAE) en 2003, tiene como objetivo fomentar los estudios y trabajos que contribuyan al mejor conocimiento de la lengua y la literatura españolas, y es concedido a través de la Fundación Premios Real Academia Española.

Para obtenerla, es necesario que la Academia Mexicana de la Lengua postule a varios candidatos y seleccione a uno; este procedimiento se realiza en otros países y, posteriormente, el comité interno de la academia española selecciona al ganador.

“Para ser franco, me sentí orgulloso de ser postulado por la Academia Mexicana, y consideré que iba a ser difícil obtener el reconocimiento, pero finalmente, fue una enorme sorpresa ser distinguido. Es un premio no sólo para mí, también para México, porque participaron colegas de otros países, pero sobre todo para la UNAM, porque es donde he trabajado desde hace 35 años”, dijo.

El título de la obra, prosiguió, relaciona a la Península de Yucatán con la Ibérica, “El puente que hice en términos literarios, ahora lo premian; es decir, la Academia de la Lengua Española premia a la otra península, y se establece un vínculo emotivo”.

Península, península, que ya cuenta con cuatro ediciones, también lo hizo acreedor a la Medalla Yucatán 2008, y el año pasado fue distinguida con el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska.

“Ha tenido una buena recepción, ha cumplido su cometido; me llevó cerca de 10 años de escritura, así como una ardua investigación, pero sobre todo, quería que fuera más novela que historia, es decir, un trabajo de creación literaria”, indicó.

El premio será entregado en enero de 2011, y consiste en una presea y una remuneración económica. Algunos escritores que se han hecho merecedores a esta distinción son Carlos Fuentes, Joaquín González Cuenca, Enrique Vila-Matas, Félix Herrero Salgado y Fernando Aramburu.

El próximo año, Lara Zavala cumplirá 30 años como escritor. A lo largo de su carrera literaria, se ha interesado por investigar en torno a Yucatán, pues su familia es originaria de esa región; “mi padre siempre me dijo que contaba con un tema atractivo, que casi no era abordado”, relató.

En sus libros, también ha tocado otras temáticas como amor, erotismo y arte, pero además, por su carácter de especialista en literatura inglesa y norteamericana, también se ha enfocado a la parte cosmopolita, como en la obra El mismo cielo, donde plantea que, sin importar la nacionalidad de las personas, todos vivimos bajo el mismo manto estelar, lo que resalta la visión de una hermandad.

Asimismo destacan, entre otros, Después del amor y otros cuentos, la novela testimonial Charras, y El guante negro y otros cuentos.

También, por contribuir a la extensión de la cultura como creador literario, la UNAM otorgará a Lara Zavala el Premio Universidad Nacional. “Es un orgullo recibirlo, porque implica un reconocimiento a mi trayectoria profesional”, resaltó.

Créditos: UNAM. DGCS-654/unam.mx