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Adultos jóvenes, los más afectados por esquizofrenia

 
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Hugo Sánchez Castillo, de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Hugo Sánchez Castillo, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

29 de mayo de 2011

• Entre los 17 y 25 años aparecen los primeros signos de la enfermedad, informó Hugo Sánchez Castillo, de la Facultad de Psicología de la UNAM
• Según un censo de la OMS, en México la padecen cerca de un millón de personas

La esquizofrenia se presenta con mayor frecuencia entre jóvenes de 17 a 25 años; este trastorno neurodegenerativo incapacitante afecta a cerca del uno o dos por ciento de la población mundial, indicó Hugo Sánchez Castillo, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

En ese rango de edad, se presentan los primeros brotes psicóticos; sin embargo, también se ha encontrado que en la adolescencia y niñez, algunas personas muestran indicadores.

En México, según el último censo realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad la sufre el 0.7 por ciento de la población (casi un millón).

Sin embargo, existen muchos pacientes que no son detectados, porque se encuentran en centros de rehabilitación externos, es decir, “no podemos decir que éste es el universo de personas afectadas, pues quienes están en situación de calle o son tratados por otro trastorno no son censados”, aclaró.

Signos de la esquizofrenia

Esta afección, agregó, impide un adecuado desarrollo del enfermo. Tiene tres tipos de signos: positivos, negativos y cognitivos. Los dos primeros corresponden a características que pueden o no tener los enfermos.

Los signos positivos se refieren a las cosas que no están presentes en los individuos normales, como alucinaciones e ilusiones. El sistema sensorial literalmente engaña y genera imágenes que no existen, y se pueden dar a nivel olfativo, somato-sensorial, visual y auditivo; las más comunes son las dos últimas. Las alucinaciones pueden ser complejas e interactuar con el enfermo, lo que deriva en el desarrollo de problemas en términos de la interpretación de la realidad.

Los negativos, añadió, hacen al afectado apático, aislado y con pobreza de lenguaje, principalmente.

En tanto, los cognitivos son complicaciones ligadas al pensamiento, como problemas de atención, memoria, lenguaje y toma de decisiones. Desgraciadamente, alertó, la esquizofrenia no se asocia con éstos. “Permiten identificar el padecimiento, pero no evaluarlo”.

“Los signos negativos y positivos son atendidos por su visibilidad, pero los cognitivos son ignorados. No es lo mismo evaluar un sistema motor deteriorado, que un cerebro alterado”.

Por ello, en el Laboratorio de Neuropsicofarmacología y Estimación Temporal de la FP, se estudia cuáles son las bases que dan al esquizofrénico un problema a nivel cognitivo.

Este trastorno se asocia al sistema dopaminérgico –neurotransmisor, con cuatro vías principales: mesolímbica, mesocortical, nigroestriatal y tuberoinfundibular—, porque se ha encontrado que los enfermos, en primera instancia, responden a fármacos vinculados con el sistema de neurotransmisión.

El especialista de la FP destacó que la vía mesolímbica, que va de la parte intermedia del cerebro hacía el límbico, dónde se presentan las emociones, se relaciona con los signos positivos y negativos.

Mientras, el sistema mesocortical se vincula con problemas de atención, concentración y memoria; éste también participa en los signos negativos. A su vez, la nigroestriatal corresponde a sistemas motores, y la vía tuberoinfundibular, al sistema endocrino.

Aunque esto parece coherente, aclaró, no todos los pacientes responden al tratamiento con los neurolépticos –fármacos— que se tienen a disposición. Los afectados continúan con problemas de desorganización del pensamiento, aún si son medicados.

Si se piensa en la dinámica del sistema nervioso, éste no trabaja aislado, contempla la activación de subsistemas y sistemas principales que median la información del sistema nervioso central.

Junto con el sistema dopaminérgico, se tienen otros de importancia para el funcionamiento del cerebro y comportamiento del humano, como el glutamatérgico, serotonérgico, colinérgico y el gabaérgico.

La conducta normal entre los sujetos se debe a la regulación y equilibrio entre los sistemas de neurotransmisión. “Si hay desbalance en uno de ellos, en consecuencia ocurre uno general, porque los mismos sistemas tratan de regular el padecimiento”, añadió.

Además, destacó, los esquizofrénicos pueden presentar diversos tipos de alteraciones que involucran a otras vías de neurotransmisión, y aunque esto se opone a la teoría dopaminérgica, está apoyado por evidencias como la presencia de una hipofrontalidad.

La corteza prefrontal –encargada de regular el aspecto social— del paciente se pierde. Por ello, las personas se vuelven más impulsivas y no se detienen ante nada. Esta hipofrontalidad puede explicarse por varias circunstancias, como la deficiencia de dopamina y serotonina.

Asimismo, el sistema colinérgico también se ha involucrado en este padecimiento, porque el paciente presenta problemas cognitivos. Incluso, se ha demostrado que un gran número de esquizofrénicos tienen una tendencia a consumir parches de nicotina, a fumar más o al abuso de drogas de tipo colinérgico. De alguna manera, la estimulación colinérgica permite al sistema comenzar a tener una regulación.

Tratamientos

Debido a que la esquizofrenia es un trastorno neurodegenerativo y los pacientes no son atendidos en etapas tempranas, es difícil una recuperación total. Los medicamentos apoyan a lograr mejoras en los signos que se presentan, pero no los curan.

De hecho, subrayó el universitario, en México no todos los enfermos son captados a tiempo, debido a que las instituciones de salud presentan deficiencias en la atención y de fármacos.

La esquizofrenia no sólo se relaciona con la remisión de los signos y síntomas, sino con la reintegración del sujeto a la sociedad, pues este padecimiento es discapacitante y el sujeto ya no puede discernir correctamente.

Por ello, indicó que en el laboratorio a su cargo se exploran alternativas que permitan recuperar funciones perdidas. La terapia, medicamento y apoyo de la familia son parte de un tratamiento integral, subrayó.

Detonantes

El especialista comentó que hay varios factores que pueden detornar este trastorno, como las complicaciones obstétricas, problemas en el neurodesarrollo, la genética, deficiencias a nivel de los receptores, consumo de drogas y alcohol, entre otros.

Sin embargo, concluyó, la predisposición no significa destino, pues el ambiente y estilo de vida juegan un papel importante.

Créditos: UNAM-DGCS-319-2011/unam.mx

LA VIGOREXIA PUEDE SER MORTAL

 
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Cuidar el físico y la alimentación se ha vuelto un requisito para ser aceptado entre los jóvenes.
Cuidar el físico y la alimentación se ha vuelto un requisito para ser aceptado entre los jóvenes.

6 de mayo de 2011

• Este trastorno provoca daños psicológicos y cardiacos, advirtió Alfredo García Vázquez, de la Facultad de Medicina de la UNAM
• Hacer ejercicio y cuidar la alimentación ya no es una preocupación exclusiva de las mujeres, sino una conducta cada vez más extendida entre los varones, agregó Rosalía Vázquez Arévalo, de la FES Iztacala

Aunque los daños que provoca la vigorexia no son tan visibles como los de la anorexia, esta anomalía no ha sido atendida debidamente, y puede causar la muerte de quienes la padecen.

Clasificada como un trastorno de la alimentación, la vigorexia o dismorfia muscular se manifiesta como una preocupación obsesiva por el físico. Esta enfermedad afecta, básicamente, a jóvenes del género masculino, explicó Alfredo García Vázquez, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

El especialista del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental destacó que este mal no ha sido atendido con pertinencia debido a que sus efectos físicos no “lucen tan catastróficos” como los de la anorexia.

“Varios de estos jóvenes utilizan esteroides, y los efectos de estas sustancias provocan una serie de alteraciones en el funcionamiento cerebral que favorecen enfermedades psiquiátricas como depresión, ansiedad y psicosis”.

Además, el uso de esteroides asociado a las dietas altas en carbohidratos y proteínas, y el ejercicio excesivo realizado por estas personas, afectan el funcionamiento del corazón, lo que a larga puede conducir a muerte por falla cardiaca.

En EU, un estudio reveló que de casi nueve millones de hombres que acuden al gimnasio, 900 mil padecen vigorexia (es decir, un 10 por ciento). En España, un trabajo similar determinó que hay cerca de 700 mil casos, y aunque en México se trata de un padecimiento presente entre la población, no hay cifras. El único dato que tenemos a nivel nacional es que lo presentan hombres de entre 18 y 35 años.

Si en la anorexia el 90 por ciento de la población afectada son mujeres, en la vigorexia el porcentaje de varones es el mismo, expuso García Vázquez, quien añadió que este trastorno podría tener causas tan variadas como una alteración cerebral en el lóbulo parietal, que es la región en la que los humanos integramos nuestra imagen corporal, o bien la presencia de alteraciones emocionales como la depresión o la inseguridad que experimenta el individuo al no poder adaptarse a las modas corporales que la cultura impone.

El modelo fitness

Por su parte, Rosalía Vázquez Arévalo, especialista de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, detalló que los jóvenes de hoy han interiorizado el estilo fitness. Para ellos, es una regla mantener un cuerpo delgado, musculoso o marcado, como requisito para ser aceptado.

“Esto es reforzado socialmente entre los hombres. Hacer ejercicio y cuidar la alimentación ya no es opcional, sino una norma”, indicó.

En la cultura occidental prevalece la búsqueda del cuerpo perfecto. Con las mujeres, este ideal se encarna en la delgadez. En el caso de los varones, aunque parecía que su imagen corporal no era algo que les preocupara, estudios realizados desde los años 90 han demostrado que a ellos también les obsesiona el físico.

A diferencia del género femenino, que en su mayoría quiere adelgazar, independientemente de su peso, ellos siempre quieren ser más musculosos o tener más masa magra, y los que tienen sobrepeso u obesidad quieren revertir esta condición, pero no para quedar delgados, sino marcados, detalló.

La especialista de la FES Iztacala explicó que, a través de trabajos recientes, “nos hemos percatado que los modelos de revista, e inclusive los juguetes, transmiten una imagen masculina muy específica y diferente a la de épocas pasadas”.

En los años 60, los muñecos eran delgados. Ahora son musculosos, tienen la espalda ancha, la cintura marcada y las piernas voluminosas, y cada vez, con mayor frecuencia, los medios de comunicación promueven la imagen de hombres de grandes bíceps y torsos protuberantes. “De hecho, esto es ya una influencia cultural que tiene tanto sus pros como sus contras, pues en ocasiones los varones consumen fármacos con tal de verse y sentirse como dicta la TV”.

Cultura del deporte

“La cultura del deporte comenzó a finales del siglo pasado; entonces, surgieron los primeros fisicoculturistas. Al inicio la idea era sólo tonificar y mostrar un cuerpo saludable, pero eso cambió y ahora vemos a hombres con cabeza pequeña y cuerpo enorme”.

La especialista de la FES Iztacala subrayó que para algunos, la obsesión es tan grande que dejan de lado otras actividades, como reuniones sociales y familiares, o actividades de solaz, por ir al gimnasio.

Por ello, señaló que es conveniente detectar algunos indicios de dismorfia muscular, como la obsesión por conseguir musculatura excesiva y el cambio en la alimentación (alto consumo de proteína y cero grasas), para actuar oportunamente.

Una vez identificado el problema, se debe acudir a terapia para saber qué condujo al individuo a esa condición y apoyarlo para superarla, “pues si un trastorno de esta especie no es tratado de modo adecuado, las consecuencias pueden ser fatídicas”.
Créditos: UNAM-DGCS-257-2011/unam.mx

Afecta enuresis a siete por ciento de niños y tres por ciento de niñas

 
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Silvia Ortiz León, integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Silvia Ortiz León, integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.

16 de mayo de 2010

• Este padecimiento consiste en la emisión repetida de orina en la cama o ropa, involuntaria o intencional, diurna o nocturna; es propio de lo infantes, pero puede presentarse hasta la adolescencia, expuso Silvia Ortiz León
• El trastorno se diagnostica cuando ocurre, al menos, dos veces a la semana en un periodo de tres meses, dijo la integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la FM de la UNAM

La enuresis, padecimiento que consiste en la emisión de orina en la cama o ropa, involuntaria o intencional, diurna o nocturna, en infantes mayores de cuatro años y medio, afecta a siete por ciento de los niños, y tres por ciento de las niñas, y puede presentarse hasta la adolescencia, expuso Silvia Ortiz León, integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

La académica señaló que este trastorno se conoce desde la antigüedad; en documentos médicos se ha encontrando la descripción de pequeños que no controlan la emisión de orina en edades que “no corresponden”.

Se diagnostica cuando la emisión del líquido ocurre al menos dos veces a la semana por un periodo de tres meses, de manera persistente, alrededor de los cinco años de edad; “aunque desde los dos años se presenta el control, puede darse el caso de que aún mayores se orinen de forma ocasional”, dijo.

La enuresis (del griego enourein, vaciamiento de la orina) es un trastorno llamado de “eliminación”, que se relaciona con factores hereditarios; es mayor la probabilidad de presentarlo cuando el padre lo ha padecido (7.1 veces mayor riesgo), y el porcentaje disminuye cuando la madre ha sido la afectada (5.2 veces).

En la etiología intervienen otros elementos, entre ellos, la inmadurez neuromotora de la vejiga, y los de tipo psicológico, que generalmente coinciden con un episodio relevante en la vida del infante, como separación familiar, nacimiento de un hermano, ingreso a la escuela, y emociones de cualquier naturaleza, incluso, abuso sexual, expuso la especialista.

También incide el ambiente, como carencia socioeconómica en sentido amplio, y pequeños que viven en internados; asimismo, la sobrevaloración de la función del esfínter por parte de los padres, es decir, por exigencia intempestiva y precoz del uso del baño, sobre todo en madres obsesivas o fóbicas con marco educativo estricto, sin respeto hacia el ritmo propio del niño, reiteró Ortiz León.

Subtipos de enuresis

De los subtipos que se han clasificado, la enuresis nocturna o durante el sueño es la más frecuente; la diurna es más común en mujeres y se presenta poco después de los nueve años; también, hay quienes padecen las dos. La hay primaria, cuando nunca hubo control de esfínteres, y secundaria, cuando se logró, pero después apareció el trastorno.

La prevalencia a los 5 años, es de siete por ciento en varones, y tres por ciento en mujeres; a los 10 años, de tres y dos por ciento, respectivamente, y a los 18, de uno por ciento en ambos.

El temperamento de los pequeños afectados puede variar entre niños pasivos, callados y dóciles, y los agresivos, revanchistas y negativos, expuso la especialista.

Pero más allá de la etiología o de la prevalencia, “lo que más preocupa de la enuresis es el estigma que produce en los infantes, pues son señalados hasta por sus propias madres y familiares, que los mandan a lavar su ropa, los maltratan, les dicen palabras hirientes, y los subestiman cuando los comparan con niños más pequeños. Ellos tienen que lidiar con la respuesta inadecuada de la sociedad, con el desprecio y la burla”, indicó.

Tratamiento

Este padecimiento se puede controlar. Primero, es necesario realizar una historia clínica y el análisis de cada caso, impartir psicoeducación sobre el trastorno e indicar modificación de hábitos y conducta; posteriormente, sugerir un fármaco.

Medicamentos tricíclicos como imipramina, amitriptilina, clomipramina y desipramina reducen la frecuencia de emisión de orina en la cama o ropa, hasta una vez por semana, lo que constituye una mejoría considerable en menores que lo hacen todas las noches o requieren usar pañal, situación que “deja una huella importante en su autoestima”.

Asimismo, ayuda establecer reglas como la disminución de líquidos antes de ir a la cama, o levantar al pequeño cada cierto tiempo durante la noche, para obligarlo a que aprenda a vaciar su vejiga hasta que llegue la mañana siguiente. Se trata de un condicionamiento de la conducta y del establecimiento de hábitos, donde el infante aprenda a tener autocontrol y autorregulación, añadió.

Con esta medida o el uso de “alarmas” (ropa interior que al mojarse emite un sonido, pero que no se consigue fácilmente en México), se reduce el padecimiento en 70 por ciento; sin embargo, puede haber recaídas una vez que se han logrado avances. “El control del esfínter vesical tiene que ver con el desarrollo general de los niños, que es un proceso neurobiológico, psicológico y social”, indicó.

Por ello, Silvia Ortiz recomendó a los padres de familia llevar a sus hijos en esta situación al especialista, para que reciban el tratamiento conductual y farmacológico adecuado, aunque a ellos mismos les haya ocurrido y se hayan ‘curado’ con el tiempo.

Créditos: UNAM. DGCS -297/unam.mx