


7 de Enero del 2013
La infección por Neisseria gonorrhoeae, bacteria que produce una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes, se ha convertido en un verdadero problema de salud pública.
Cada vez es más difícil recomendar tratamientos efectivos, dados los múltiples mecanismos de resistencia desarrollados por el patógeno.
La alta invulnerabilidad de la bacteria que produce la gonorrea, Neisseria gonorrhoeae o gonococo, preocupa cada vez más a la medicina. Los tratamientos con quinolona y azitromicina están a punto de desaparecer por su poca efectividad. Ahora la esperanza está puesta en el uso de cefalosporinas de tercera generación, como una recomendación de primer orden, pues reportan una resistencia inferior al 1%.
“Este microorganismo muta con el tiempo y evade la eficiencia de los fármacos, lo que impide su eliminación y permite su propagación. Lo preocupante es que la industria farmacéutica no ha hecho grandes avances en el tema”, asegura Edith Ángel Müller, profesora del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.
El grupo de antibióticos de gran espectro conocido como quinolonas surgió como una gran alternativa para el manejo de estas infecciones. Sin embargo, durante la década de los noventa, el gonococo desarrolló defensas rápidamente para estos fármacos y alcanzó un alarmante 77% de inmunidad en algunas partes del mundo. Esto llevó a su retiro del mercado.
Asimismo, según algunos reportes médicos, el microorganismo está bloqueando los niveles de eficacia de la azitromicina. Y, aunque los casos no se encuentran documentados, se considera que la resistencia va en aumento. Este fármaco también se prescribe, en dosis inferiores, para atacar a la bacteria Chlamydia, causante de otra enfermedad de transmisión sexual.
Su invulnerabilidad está determinada por la clase de antibiótico que se use. La doctora Sara Rodríguez asegura: “después de identificar el mecanismo de acción del antibiótico, dentro de la bacteria se produce una mutación genética, y el gen resultante de este proceso altera el blanco del antibiótico”.
Según los últimos registros, también existen niveles significativos de resistencia a la penicilina (que llega al 11,2%) y al grupo de las tetraciclinas (44,5%). Pero es difícil establecer con exactitud dichos niveles, porque, además, las guías del Comité Nacional de Estándares de Laboratorios Clínicos de los EE. UU. (NCCLS, por sus siglas en inglés) no han definido parámetros específicos para los “microbial sensitivity tests” de azitromicina, un método propio para medir este fenómeno.
Revisión científica
Con la intención de conocer el estado actual de invulnerabilidad del gonococo, las doctoras de la UN Sara Rodríguez y Edith Ángel Müller revisaron los artículos científicos publicados desde 1980.
Evidenciaron la rápida evolución de sus mecanismos de resistencia antibiótica en las últimas décadas y una correlativa disminución progresiva de las alternativas de tratamiento disponibles. La investigación fue reconocida por los Laboratorios Lafrancol, en el concurso Excelencia Educativa, con una Mención Honorífica otorgada el 10 de agosto de 2012.
“Esperamos motivar el desarrollo de nuevas revisiones y proyectos de investigación que permitan conocer datos locales sobre el tema, para crear políticas públicas aplicadas a nuestra población”, manifiesta Ángel.
La revisión incluyó pacientes diagnosticados por cuadro clínico o por cualquier método de confirmación, así como una evaluación de cura microbiológica o clínica.
De la revisión histórica concluyeron que siempre se han usado múltiples esquemas de tratamiento antibiótico cuya eficiencia inicial ha sido alta, pero ha disminuido en corto tiempo. En algunos casos, niveles de invulnerabilidad del 10% llegaron a picos del 90% en tan solo quince años, como sucedió con la sulfonilamida en la década de los treinta.
Asimismo, otro antibiótico desarrollado específicamente para la gonorrea en 1973, la espectinomicina, empezó con un resultado eficiente; pero, para 1985, se documentó una resistencia del 7% y, en 1987, se suspendió su uso por alcanzar una del 50%. Sin embargo, en la actualidad existen varios lugares del mundo en los que aún recomiendan su uso.
Hoy en día, la ceftriaxona (del grupo de las cefalosporinas) es el antibiótico más eficiente, pero existe la necesidad de efectuar más estudios para desarrollar nuevos antibióticos, dado el carácter cambiante de N. gonorrhoeae.
Problema de salud pública
La gonorrea es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes en el mundo. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a 2011 estaban infectados unos 106 millones de personas. Las fallas en su diagnóstico o la falta de tratamientos antibióticos adecuados pueden traer complicaciones, como la orquiepididimitis (inflamación de los testículos y del epidídimo) o la enfermedad pélvica inflamatoria, con sus respectivas secuelas.
En los hombres produce uretritis, que se caracteriza por el flujo purulento en la uretra, e inflamación de los testículos. En las mujeres origina flujo vaginal, infección en el cuello del útero, inflamación de las trompas y, a largo plazo, infertilidad u embarazos ectópicos (que se gestan fuera del útero). Las madres también pueden dar a luz niños con afecciones en la vista.
Adolescentes, en riesgo
En Colombia, el reporte consolidado más actual (de 2010), emitido por el Ministerio de la Protección Social, estableció que en ese año hubo 91.123 personas diagnosticadas con alguna enfermedad de transmisión sexual, concentradas en Bogotá, Antioquia, Valle, Atlántico y Cauca. Cerca de la cuarta parte corresponde a gonorrea (OMS). En general, las personas entre los 13 y los 29 años de edad son las más vulnerables y corresponden al 60% de los infectados.
En este contexto, la OMS estima que hasta un 18% de las mujeres y un 3% de los hombres adolescentes adquieren el gonococo. No obstante, los reportes de países como Reino Unido, EE. UU. o Japón indican que, debido a la poca efectividad de los medicamentos, la infección está creciendo hasta llegar a un 25%, situación que podría ser más grave en países en vías de desarrollo, dadas sus características sociales. En Colombia, a esto se suma la escasez de información estadística precisa sobre la enfermedad.
Por lo pronto, según las especialistas de la UN, no existe una forma eficaz de combatir los altos niveles de resistencia de la bacteria, aunque sí es posible evitar el contagio mediante el uso de preservativos, mejores políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva y un sistema de salud que permita detectar la infección de forma temprana.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Los adolescentes y jóvenes entre los 13 y los 29 años deben reforzar las medidas de protección para evitar infecciones como la que produce el gonococo.
7 de Enero del 2013
La infección por Neisseria gonorrhoeae, bacteria que produce una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes, se ha convertido en un verdadero problema de salud pública.
Cada vez es más difícil recomendar tratamientos efectivos, dados los múltiples mecanismos de resistencia desarrollados por el patógeno.
La alta invulnerabilidad de la bacteria que produce la gonorrea, Neisseria gonorrhoeae o gonococo, preocupa cada vez más a la medicina. Los tratamientos con quinolona y azitromicina están a punto de desaparecer por su poca efectividad. Ahora la esperanza está puesta en el uso de cefalosporinas de tercera generación, como una recomendación de primer orden, pues reportan una resistencia inferior al 1%.
“Este microorganismo muta con el tiempo y evade la eficiencia de los fármacos, lo que impide su eliminación y permite su propagación. Lo preocupante es que la industria farmacéutica no ha hecho grandes avances en el tema”, asegura Edith Ángel Müller, profesora del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.
El grupo de antibióticos de gran espectro conocido como quinolonas surgió como una gran alternativa para el manejo de estas infecciones. Sin embargo, durante la década de los noventa, el gonococo desarrolló defensas rápidamente para estos fármacos y alcanzó un alarmante 77% de inmunidad en algunas partes del mundo. Esto llevó a su retiro del mercado.
Asimismo, según algunos reportes médicos, el microorganismo está bloqueando los niveles de eficacia de la azitromicina. Y, aunque los casos no se encuentran documentados, se considera que la resistencia va en aumento. Este fármaco también se prescribe, en dosis inferiores, para atacar a la bacteria Chlamydia, causante de otra enfermedad de transmisión sexual.
Su invulnerabilidad está determinada por la clase de antibiótico que se use. La doctora Sara Rodríguez asegura: “después de identificar el mecanismo de acción del antibiótico, dentro de la bacteria se produce una mutación genética, y el gen resultante de este proceso altera el blanco del antibiótico”.
Según los últimos registros, también existen niveles significativos de resistencia a la penicilina (que llega al 11,2%) y al grupo de las tetraciclinas (44,5%). Pero es difícil establecer con exactitud dichos niveles, porque, además, las guías del Comité Nacional de Estándares de Laboratorios Clínicos de los EE. UU. (NCCLS, por sus siglas en inglés) no han definido parámetros específicos para los “microbial sensitivity tests” de azitromicina, un método propio para medir este fenómeno.
Revisión científica
Con la intención de conocer el estado actual de invulnerabilidad del gonococo, las doctoras de la UN Sara Rodríguez y Edith Ángel Müller revisaron los artículos científicos publicados desde 1980.
Evidenciaron la rápida evolución de sus mecanismos de resistencia antibiótica en las últimas décadas y una correlativa disminución progresiva de las alternativas de tratamiento disponibles. La investigación fue reconocida por los Laboratorios Lafrancol, en el concurso Excelencia Educativa, con una Mención Honorífica otorgada el 10 de agosto de 2012.
“Esperamos motivar el desarrollo de nuevas revisiones y proyectos de investigación que permitan conocer datos locales sobre el tema, para crear políticas públicas aplicadas a nuestra población”, manifiesta Ángel.
La revisión incluyó pacientes diagnosticados por cuadro clínico o por cualquier método de confirmación, así como una evaluación de cura microbiológica o clínica.
De la revisión histórica concluyeron que siempre se han usado múltiples esquemas de tratamiento antibiótico cuya eficiencia inicial ha sido alta, pero ha disminuido en corto tiempo. En algunos casos, niveles de invulnerabilidad del 10% llegaron a picos del 90% en tan solo quince años, como sucedió con la sulfonilamida en la década de los treinta.
Asimismo, otro antibiótico desarrollado específicamente para la gonorrea en 1973, la espectinomicina, empezó con un resultado eficiente; pero, para 1985, se documentó una resistencia del 7% y, en 1987, se suspendió su uso por alcanzar una del 50%. Sin embargo, en la actualidad existen varios lugares del mundo en los que aún recomiendan su uso.
Hoy en día, la ceftriaxona (del grupo de las cefalosporinas) es el antibiótico más eficiente, pero existe la necesidad de efectuar más estudios para desarrollar nuevos antibióticos, dado el carácter cambiante de N. gonorrhoeae.
Problema de salud pública
La gonorrea es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes en el mundo. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a 2011 estaban infectados unos 106 millones de personas. Las fallas en su diagnóstico o la falta de tratamientos antibióticos adecuados pueden traer complicaciones, como la orquiepididimitis (inflamación de los testículos y del epidídimo) o la enfermedad pélvica inflamatoria, con sus respectivas secuelas.
En los hombres produce uretritis, que se caracteriza por el flujo purulento en la uretra, e inflamación de los testículos. En las mujeres origina flujo vaginal, infección en el cuello del útero, inflamación de las trompas y, a largo plazo, infertilidad u embarazos ectópicos (que se gestan fuera del útero). Las madres también pueden dar a luz niños con afecciones en la vista.
Adolescentes, en riesgo
En Colombia, el reporte consolidado más actual (de 2010), emitido por el Ministerio de la Protección Social, estableció que en ese año hubo 91.123 personas diagnosticadas con alguna enfermedad de transmisión sexual, concentradas en Bogotá, Antioquia, Valle, Atlántico y Cauca. Cerca de la cuarta parte corresponde a gonorrea (OMS). En general, las personas entre los 13 y los 29 años de edad son las más vulnerables y corresponden al 60% de los infectados.
En este contexto, la OMS estima que hasta un 18% de las mujeres y un 3% de los hombres adolescentes adquieren el gonococo. No obstante, los reportes de países como Reino Unido, EE. UU. o Japón indican que, debido a la poca efectividad de los medicamentos, la infección está creciendo hasta llegar a un 25%, situación que podría ser más grave en países en vías de desarrollo, dadas sus características sociales. En Colombia, a esto se suma la escasez de información estadística precisa sobre la enfermedad.
Por lo pronto, según las especialistas de la UN, no existe una forma eficaz de combatir los altos niveles de resistencia de la bacteria, aunque sí es posible evitar el contagio mediante el uso de preservativos, mejores políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva y un sistema de salud que permita detectar la infección de forma temprana.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html