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Mojarra con omega 3, tan nutritiva como los peces de mar.

 
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15 de Enero del 2013
Los ácidos grasos esenciales, presentes mayormente en peces de mar y mariscos, son necesarios en la dieta humana por sus beneficios para la salud, pero son difíciles de conseguir.
Ahora, gracias a un desarrollo de zootecnistas de la UN, esas propiedades nutricionales se podrán encontrar en la conocida tilapia de agua dulce.
Cuando el investigador estadounidense Ralph Holman dio a conocer al mundo, hace treinta años, un nuevo ácido graso denominado omega 3, cuyo descubrimiento fue resultado de años de estudio del metabolismo de estos compuestos en el organismo, se desató un interés mundial por el producto.
El científico determinó que la dieta de los esquimales, rica en pescado y mariscos de mar, era el secreto de la baja incidencia de problemas cardiacos. En particular, halló que las grasas de estos animales tenían altos contenidos de omega 3, el cual permite regular la presencia de los eicosanoides “buenos” y “malos”, unas cruciales moléculas orgánicas que son reguladoras intracelulares y participan en distintos procesos biológicos.
Cuando los “malos” se encuentran en más cantidad, crecen las probabilidades de que la sangre se coagule demasiado y se presenten fallas en el corazón. En el caso contrario, el riesgo es que una herida no cierre porque la sangre es poco espesa. Lo ideal es tener un buen equilibrio de este tipo de eicosanoides.
Lo anterior desató el interés de la industria en trasladar esas propiedades saludables a otros productos alimenticios, algo que aún continúa. Es el caso de un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia, que diseñó una metodología para que los peces de agua dulce obtengan mayores porcentajes de omega 3, similares a los de mar.
Filetes de exportación
La tilapia es el pescado que más se produce en el país. La necesidad de establecer un mercado más competitivo llevó al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural a abrir una convocatoria en 2007 para elegir un proyecto que le diera valor agregado al producto. Y fue allí cuando entraron en acción los expertos de la UN.
Con los cerca de 1.200 millones de pesos que el proyecto requirió y la participación de expertos de la Universidad de la Salle, así como de piscicultores y productores de alimentos para animales, se buscaron alternativas.
Liderados por la profesora Adriana Patricia Muñoz Ramírez, coordinadora del Grupo de Investigación UN-Acuictio, del Departamento de Ciencias de la Producción Animal, los zootecnistas elaboraron una dieta que puede llegar a duplicar el nivel de omega 3 en los filetes de tilapia. Esto aumenta los beneficios nutricionales para el consumidor y las ganancias para los productores.
En el país se cultivan dos tipos de tilapia o mojarra –su nombre más común–: la roja, que se comercializa como pieza entera; y la gris (nilótica), que se vende en filetes para exportación. Pese a que ambas tienen buenos niveles de ácidos grasos, no poseen los niveles que llegan a tener los peces de mar, como salmón, atún, anchoa, sardinas y jurel (Caranx vinctus), entre otros.
La profesora Muñoz asegura que los filetes colombianos se caracterizan por ser de mejor calidad que los de países como China. Estos últimos llegan congelados a los expendios de EE. UU., donde los descongelan y los venden como frescos. “Aquí podemos producir un filete a las 10:00 a. m. y, al otro día, a la misma hora, tenerlo verdaderamente fresco en los mercados de ese país, por la cercanía que hay”.
El valor agregado
La investigadora sostiene que el omega 3 previene enfermedades cardiovasculares, mejora el desarrollo intelectual de los niños y mantiene la buena funcionalidad de las células y del cerebro. Este era el valor agregado que necesitaban para mejorar la calidad de la mojarra.
Buscaron entonces ingredientes ricos en estas sustancias para fabricar un alimento especial para los peces. Utilizaron lípidos (moléculas biológicas que aportan energía al organismo –algunos son la base de las grasas–) y vísceras de cachama y trucha, que tienen gran cantidad de grasa y, por lo general, son desechadas por los piscicultores.
Con las vísceras fabricaron ensilaje, que consiste en someter la materia prima a un proceso de fermentación con una fuente de carbohidratos; en este caso fue melaza y bacterias, entre otros componentes. Encontraron que los ensilajes molidos y cocinados eran la mejor opción, pero antes de incorporarlos en las dietas verificaron que no fueran dañinos para los animales. Luego hicieron experimentos para saber qué cantidad era la adecuada para el régimen alimenticio.
Por último, agregaron dos ingredientes con altos porcentajes de omega 3: la semilla de lino (52,4%), usual en la avicultura para producir huevos con ese valor agregado; y semillas de chía (65,9%), una planta que se daba naturalmente en México, América Central y Colombia, pero que en la actualidad debe ser importada de Argentina.
Pruebas a escala
Los expertos ensayaron otros ingredientes, como el aceite de girasol, soya y palma, y probaron cuatro tipos de dietas: primero, en acuarios de la UN y en tanques en Villavicencio; por último, en la Represa de Betania (Huila). Además, pasaron de experimentar con ocho animales por tanque a trabajar con diez toneladas de pescado.
Después de 45 días de probar la alimentación y de examinar los filetes en laboratorio, se concluyó que la dieta a base de semillas de lino o de chía incrementaba en diversos niveles sus concentraciones de ácidos grasos. La profesora Muñoz sostiene que esta clase de nutrición sube los costos, algo que puede disuadir a los productores, pero resalta que es un valor agregado muy apreciado en el mercado.
“Los piscicultores deben saber que esta es una dieta de finalización, pues de los ocho meses que dura el engorde, solo deben incluir la dieta especial con omega 3 durante los últimos 45 días antes del sacrificio del animal. Cuesta más, pero esperamos que pueda ser vendido a mejores precios”, explica.
Para Diego Alejandro Niño, gerente de ventas de Concentrados Cresta Roja –empresa dedicada a producir alimentos para animales–, resulta atractivo conocer materias primas alternativas con las cuales remplazar otras de gran demanda, pero que a veces escasean. Aunque ve viable usar la dieta creada en la UN, dice que el inconveniente es la escasez de semillas como la chía, pues no se consiguen en grandes volúmenes en el país.
La forma de dar valor agregado a la tilapia ya existe. Ahora les queda a los productores y a las empresas productoras de concentrados aprovechar la idea, pues quienes desarrollaron el proyecto están seguros de que hay consumidores dispuestos a pagar por un producto más saludable y nutritivo.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El mercado de los EE. UU. absorbe buena parte de los filetes de tilapia colombianos.

El mercado de los EE. UU. absorbe buena parte de los filetes de tilapia colombianos.

15 de Enero del 2013

Los ácidos grasos esenciales, presentes mayormente en peces de mar y mariscos, son necesarios en la dieta humana por sus beneficios para la salud, pero son difíciles de conseguir.

Ahora, gracias a un desarrollo de zootecnistas de la UN, esas propiedades nutricionales se podrán encontrar en la conocida tilapia de agua dulce.

Cuando el investigador estadounidense Ralph Holman dio a conocer al mundo, hace treinta años, un nuevo ácido graso denominado omega 3, cuyo descubrimiento fue resultado de años de estudio del metabolismo de estos compuestos en el organismo, se desató un interés mundial por el producto.

El científico determinó que la dieta de los esquimales, rica en pescado y mariscos de mar, era el secreto de la baja incidencia de problemas cardiacos. En particular, halló que las grasas de estos animales tenían altos contenidos de omega 3, el cual permite regular la presencia de los eicosanoides “buenos” y “malos”, unas cruciales moléculas orgánicas que son reguladoras intracelulares y participan en distintos procesos biológicos.

Cuando los “malos” se encuentran en más cantidad, crecen las probabilidades de que la sangre se coagule demasiado y se presenten fallas en el corazón. En el caso contrario, el riesgo es que una herida no cierre porque la sangre es poco espesa. Lo ideal es tener un buen equilibrio de este tipo de eicosanoides.

Lo anterior desató el interés de la industria en trasladar esas propiedades saludables a otros productos alimenticios, algo que aún continúa. Es el caso de un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia, que diseñó una metodología para que los peces de agua dulce obtengan mayores porcentajes de omega 3, similares a los de mar.


Filetes de exportación

La tilapia es el pescado que más se produce en el país. La necesidad de establecer un mercado más competitivo llevó al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural a abrir una convocatoria en 2007 para elegir un proyecto que le diera valor agregado al producto. Y fue allí cuando entraron en acción los expertos de la UN.

Con los cerca de 1.200 millones de pesos que el proyecto requirió y la participación de expertos de la Universidad de la Salle, así como de piscicultores y productores de alimentos para animales, se buscaron alternativas.

Liderados por la profesora Adriana Patricia Muñoz Ramírez, coordinadora del Grupo de Investigación UN-Acuictio, del Departamento de Ciencias de la Producción Animal, los zootecnistas elaboraron una dieta que puede llegar a duplicar el nivel de omega 3 en los filetes de tilapia. Esto aumenta los beneficios nutricionales para el consumidor y las ganancias para los productores.

En el país se cultivan dos tipos de tilapia o mojarra –su nombre más común–: la roja, que se comercializa como pieza entera; y la gris (nilótica), que se vende en filetes para exportación. Pese a que ambas tienen buenos niveles de ácidos grasos, no poseen los niveles que llegan a tener los peces de mar, como salmón, atún, anchoa, sardinas y jurel (Caranx vinctus), entre otros.

La profesora Muñoz asegura que los filetes colombianos se caracterizan por ser de mejor calidad que los de países como China. Estos últimos llegan congelados a los expendios de EE. UU., donde los descongelan y los venden como frescos. “Aquí podemos producir un filete a las 10:00 a. m. y, al otro día, a la misma hora, tenerlo verdaderamente fresco en los mercados de ese país, por la cercanía que hay”.


El valor agregado

La investigadora sostiene que el omega 3 previene enfermedades cardiovasculares, mejora el desarrollo intelectual de los niños y mantiene la buena funcionalidad de las células y del cerebro. Este era el valor agregado que necesitaban para mejorar la calidad de la mojarra.

Buscaron entonces ingredientes ricos en estas sustancias para fabricar un alimento especial para los peces. Utilizaron lípidos (moléculas biológicas que aportan energía al organismo –algunos son la base de las grasas–) y vísceras de cachama y trucha, que tienen gran cantidad de grasa y, por lo general, son desechadas por los piscicultores.

Con las vísceras fabricaron ensilaje, que consiste en someter la materia prima a un proceso de fermentación con una fuente de carbohidratos; en este caso fue melaza y bacterias, entre otros componentes. Encontraron que los ensilajes molidos y cocinados eran la mejor opción, pero antes de incorporarlos en las dietas verificaron que no fueran dañinos para los animales. Luego hicieron experimentos para saber qué cantidad era la adecuada para el régimen alimenticio.

Por último, agregaron dos ingredientes con altos porcentajes de omega 3: la semilla de lino (52,4%), usual en la avicultura para producir huevos con ese valor agregado; y semillas de chía (65,9%), una planta que se daba naturalmente en México, América Central y Colombia, pero que en la actualidad debe ser importada de Argentina.


Pruebas a escala

Los expertos ensayaron otros ingredientes, como el aceite de girasol, soya y palma, y probaron cuatro tipos de dietas: primero, en acuarios de la UN y en tanques en Villavicencio; por último, en la Represa de Betania (Huila). Además, pasaron de experimentar con ocho animales por tanque a trabajar con diez toneladas de pescado.

Después de 45 días de probar la alimentación y de examinar los filetes en laboratorio, se concluyó que la dieta a base de semillas de lino o de chía incrementaba en diversos niveles sus concentraciones de ácidos grasos. La profesora Muñoz sostiene que esta clase de nutrición sube los costos, algo que puede disuadir a los productores, pero resalta que es un valor agregado muy apreciado en el mercado.

“Los piscicultores deben saber que esta es una dieta de finalización, pues de los ocho meses que dura el engorde, solo deben incluir la dieta especial con omega 3 durante los últimos 45 días antes del sacrificio del animal. Cuesta más, pero esperamos que pueda ser vendido a mejores precios”, explica.

Para Diego Alejandro Niño, gerente de ventas de Concentrados Cresta Roja –empresa dedicada a producir alimentos para animales–, resulta atractivo conocer materias primas alternativas con las cuales remplazar otras de gran demanda, pero que a veces escasean. Aunque ve viable usar la dieta creada en la UN, dice que el inconveniente es la escasez de semillas como la chía, pues no se consiguen en grandes volúmenes en el país.

La forma de dar valor agregado a la tilapia ya existe. Ahora les queda a los productores y a las empresas productoras de concentrados aprovechar la idea, pues quienes desarrollaron el proyecto están seguros de que hay consumidores dispuestos a pagar por un producto más saludable y nutritivo.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Peces que se preñan estando preñados, rara hazaña biológica.

 
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Estos cuatro embriones en distintos estadios de desarrollo pertenecen a una misma hembra de peces de la familia de los pecílidos.
Estos cuatro embriones en distintos estadios de desarrollo pertenecen a una misma hembra de peces de la familia de los pecílidos.

11 de Octubre del 2012

La superfetación es la habilidad de algunos peces vivíparos de gestar en su interior embriones en diversos estadios de desarrollo. En Colombia, unas diez especies tienen esta rara estrategia evolutiva.

Lo primero que explica el biólogo José Jaime Zúñiga Vega, doctor de la Universidad Nacional Autónoma de México y evaluador externo de trabajos de grado de la UN, es que, por lo general, cuando se habla de animales vivíparos, se piensa en los mamíferos.

Sin embargo, hay varias especies de reptiles, anfibios y peces que no son ovíparos (que ponen huevos), sino que gestan a sus crías en el vientre de la hembra, desde la fecundación hasta el desarrollo total del embrión. Quizá esto pueda sorprender a muchos, pues no es lo que tradicionalmente enseñan en la escuela. Pero las rarezas no paran aquí.

El biólogo mexicano asegura que los peces de la familia de los pecílidos (de los cuales hay unas 300 especies en América), además de retener los huevos dentro del cuerpo, tienen la capacidad de contener embriones en diversas etapas de desarrollo fetal.

“Las hembras pueden tener cinco embriones a punto de nacer, otros cinco en estadio intermedio de desarrollo y otro tanto recién fertilizados. Una de las grandes preguntas que nos hacemos es la siguiente: ¿a qué se debe esta característica?, ¿qué ventaja le da a la madre estar partiendo el esfuerzo reproductivo en camadas pequeñas, en vez de producirlas en un solo momento?”, resalta el profesor Zúñiga.

Otras de las curiosidades es que mientras que en unas especies se da esta característica, en otras muy cercanas biológicamente, no. “Es como si un orangután tuviera superfetación y un chimpancé, no; es muy raro”, asegura.

¿Por qué se da esta estrategia evolutiva? Son varias las hipótesis que hay al respecto.

La primera es que la superfetación es una habilidad de las hembras para poder tener crías con genes de alta calidad, pues ellas no pueden elegir al padre.

En muchas especies los machos cortejan a su pareja para conseguir la cúpula, pero los pecílidos machos violan a sus hembras para poder dejar su esperma. Así, cada una es acosada por varios individuos y no tiene la posibilidad de elegir al de mayores atributos genéticos.

“Con la superfetación es posible tener embriones fertilizados de varios padres y conseguir dar a luz camadas con muy buenos rasgos genéticos. Así, se contrarrestan los fecundados por ejemplares malos”, expone el experto.

La segunda tiene que ver con la adaptación de la especie a ciertas características ambientales. Una hembra, al tener quince embriones en un mismo estadio de crecimiento, tendría un tamaño muy grande como para nadar libremente. Pero, con la superfetación, es lo suficientemente delgada como para sobrevivir en medio de muchos depredadores y en aguas rápidas.

“En un estudio en Costa Rica, al comparar poblaciones de la especie Poeciliopsis turrubarensis (de la familia de los pecílidos), se observó que es más delgada en alta montaña y presentan mayor superfetación. En cambio, en zona costera es más gorda y presenta menos superfetación”.

Una hipótesis más tiene que ver con la baja disponibilidad de alimento y la necesidad de dividir el esfuerzo reproductivo para garantizar la supervivencia de la descendencia.

El profesor Zúñiga precisa que todavía quedan varios interrogantes por responder. Por eso, invita a más biólogos a sumarse a esta travesía científica. “En Colombia hay una diversidad muy grande de pecílidos, y sería magnífico tener más conocimiento sobre esta particular familia de peces”.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Cangrejo invasivo, fuente de proteína para gallinas

 
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Procambarus clarkii es un crustáceo decápodo de la familia Cambaridae. Se trata de un cangrejo de río, nativo del sureste de Estados Unidos.
Procambarus clarkii es un crustáceo decápodo de la familia Cambaridae. Se trata de un cangrejo de río, nativo del sureste de Estados Unidos.

06 de Agosto de 2012

Una estudiante de doctorado de la Sede Palmira de la UN, evalúa el valor nutritivo y pigmentante del cangrejo invasivo de río para sustituir la costosa torta de soya en la alimentación de aves y peces.

Según el Global Invasive Species Database, el cangrejo de río Procambarus clarkii es un gran excavador, labor que puede producir daños en el curso de los ríos y en los cultivos, particularmente en el arroz, y sus hábitos de alimentación pueden alterar los ecosistemas nativos.

Según este sistema de información, este cangrejo puede competir y desplazar a los cangrejos de río autóctonos, ya que es vector del hongo Aphanomyces astaci que causa grandes daños a las especies nativas.

Impulsada por el aprovechamiento de esta especie invasora en beneficio del sector agropecuario del país, Elba Fiorella Gómez, estudiante del Doctorado en Ciencias Agrarias de la UN en Palmira, estudia el valor de la harina de este cangrejo.

Según Fiorella, “este cangrejo es una especie invasora que fue traído desde hace 25 años para la alimentación humana y por las características del trópico que le permitían reproducirse fácilmente; no obstante, no dan la talla ni el peso comercial para la adquisición o consumo por parte de las personas”.

La investigadora indica que así no sirva para este fin, puede ser una buena opción para reemplazar o sustituir la costosa torta de soya, una materia prima de gran importancia para la elaboración de concentrados, considerada el “talón de Aquiles” para los productores colombianos, ya que deben comprarla en otros países a precios elevados.

Prueba de ello es que los porcicultores manifestaron su preocupación el año pasado. Durante el primer semestre del año se evidenció entre los productores una caída en el precio de compra del cerdo, y esto se sumó a un aumento en los costos de producción, a raíz del incremento en los precios internacionales de materias primas como el maíz y la torta de soya.

Por ello, el objetivo es fabricar harina y agregarla al alimento de las gallinas y peces, especialmente de las truchas, un estudio que llevará un año.

“En este momento estamos evaluando cuál es el porcentaje de proteína que tienen los cangrejos y qué tan apropiado es dárselo como adición al alimento de las aves. Buscamos utilizar esta especie invasora que daña los ecosistemas y afecta la armonía que debe existir en un ecosistema, para que su presencia tenga algún beneficio”, dice la estudiante de doctorado.

Las primeras pruebas de aceptabilidad mostraron resultados positivos, ya que las aves no han tenido problemas al consumir el alimento. Este es un punto a favor que destaca la investigadora, ya que con pruebas posteriores de digestibilidad podrán determinar qué tan provechoso resulta ser el cangrejo.

“Queremos evaluar y llegar a sustituir la torta de soya por su alto costo para los productores, ya que por cada 100 kg de maíz hay que adicionar actualmente 60 kg de torta de soya”, sostiene Fiorella.

Los estudios para la digestibilidad y aprovechamiento de la harina de cangrejo seguirán haciéndose en el Laboratorio Mario González Aranda de la UN en Palmira durante este año, para comenzar a efectuar pruebas de la harina en truchas, en enero de 2013.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Peces de agua dulce, en inminente peligro

 
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La Corporación Colombia Internacional (CCI) advierte que las infecciones bacterianas están enfermando y matando a los peces ornamentales de mayor demanda.
La Corporación Colombia Internacional (CCI) advierte que las infecciones bacterianas están enfermando y matando a los peces ornamentales de mayor demanda.

22 de febrero de 2012
La sobreexplotación pesquera, el comercio de ornamentales y la contaminación ponen en constante peligro a las 1.357 especies de peces dulceacuícolas del país, según estudios de la UN en Palmira.

Esa cifra es la registrada, pero hay otras 2.000 especies estimadas, que convierten a Colombia en el tercer lugar en diversidad de peces de agua dulce en el mundo, después de Brasil y Perú.

En todo el territorio nacional, las cinco grandes zonas hidrogeográficas albergan en sus cauces grandes poblaciones de estos animales: Amazonas con 675 especies, Orinoco con 685, Magdalena-Cauca con 197, Pacífico con 164 y Caribe con 165.

Sin embargo, estudios del Grupo de Investigación de la Reserva de Yotoco, de la UN en Palmira, advierten que la sobreexplotación de los recursos a través de la pesca, el comercio de ornamentales y la contaminación está acabando con las existencias.

“Los grandes industriales generan una sobreexplotación acelerada de recursos sin ninguna responsabilidad ambiental. Los peces de agua dulce están sufriendo una disminución dramática que ha sido percibida por los pescadores durante los últimos años”, sostiene el profesor Carlos Alberto Jaramillo, director del grupo.

En cuanto al comercio de los ornamentales, los investigadores señalan que este se centra, principalmente, en la extracción de ejemplares dulceacuícolas, lo que ha generado una inestabilidad en las poblaciones, deteriorando a su vez los ecosistemas hídricos.

Así lo señala también la Corporación Colombia Internacional (CCI), basada en un estudio de la UN en Bogotá que examinó cuatro mil peces ornamentales en más de cien especies, en el cual advierte que las infecciones bacterianas están enfermando y matando a los de mayor demanda.

Según el informe, “en Suramérica, extraer estos animales de su hábitat es una actividad netamente económica, lo cual conlleva a una disyuntiva: por un lado, es una de las pocas opciones legales de empleo en muchas regiones ribereñas y selváticas de Colombia y, por otro, causa un impacto ecológico que aún no ha sido medido de forma adecuada”.

Los ríos de los que se sacan los peces ornamentales pertenecen en su mayoría a las cuencas del Orinoco y el Amazonas. Su exportación genera ingresos cercanos a los ocho millones de dólares anuales, y según datos de las Naciones Unidas para el Comercio (UN Comtrade, 2010), el país se mantiene como uno de los líderes comerciales en Latinoamérica.

Elizabeth Mora, integrante del grupo, sostiene que “la alteración de ecosistemas y flujos hidrológicos por obras de Ingeniería; la desecación intencional de humedales; la contaminación de diferentes índoles, sobre todo por hidrocarburos y agroquímicos, y la repoblación de cuerpos acuáticos con ejemplares provenientes de la piscicultura ponen en riesgo a los de agua dulce”.

Los investigadores destacan que la modificación de los ecosistemas y la contaminación son los principales problemas que tienen 45 especies de 15 familias con algún riesgo de extinción, reportando una especie extinta (Rhizosomichthys totae), otra en estado crítico (Prochilodus magdalenae), 11 especies en peligro y 22 especies en estado vulnerable.

El profesor Jaramillo hace un llamado al cuidado de este importante recurso natural: “Los ecosistemas de agua dulce conforman no solo una gran reserva hídrica, sino también el hábitat de una notable diversidad de peces de importancia biológica, económica y social. Por eso, la amenaza compromete la conservación a largo plazo de sus poblaciones”.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Modelo matemático determina movimiento de toxina marina

 
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Los peces pequeños consumen la toxina y estos son cazados por peces más grandes
Los peces pequeños consumen la toxina y estos son cazados por peces más grandes

20 de noviembre de 2011

A través de un modelo matemático, un investigador busca descubrir cómo se transportan las toxinas en un ecosistema marino como el arrecife de coral.

Estas toxinas, que no afectan a los peces, pero si al humano que los consume, son producidas por microorganismos dentro del arrecife y transportadas de unos organismos a otros por la relación de depredación entre ellos. Al tiempo que unos peces se alimentan de algas y otros peces de los primeros que llevan la toxina, esta se va transportando.

“Este fenómeno ha generado casos de intoxicación en las islas tropicales, y como no se sabe nada acerca del mecanismo de transmisión, lo que se busca con este modelo es plantear un sistema de ecuaciones matemáticas que describa la situación para entenderl mejor”, aseguró Daniel Arbeláez, profesor ocasional de la Universidad Nacional de Colombia y estudiante de la Maestría en Matemática Aplicada.

Este tipo de intoxicación, conocida como ciguatera, es muy recurrente en la isla de San Andrés. Uno de los peces que más toxina acumula, debido a su longevidad, es la barracuda.

Los microorganismos conocidos como microalgas o dinoflagelados son del tamaño de micrómetros, la millonésima parte de un metro, que cuando se reproducen explosivamente por millones, en ocasiones suelen liberar la toxina. “Por eso están asociados a las algas, entonces cuando los peces que las consumen se acercan a consumirlas ingieren la toxina y, a su vez, cuando los peces que se alimentan de otros peces (piscívoros) con la toxina, la ingieren. Así, cuando el hombre consume uno de estos dos tipos de peces se intoxica”, comentó el matemático.

Los síntomas más comunes son diarrea y vómito, pero hay otros relacionados con problemas neurológicos que alteran la percepción del mundo exterior, se puede invertir la sensación de frío o calor en la lengua, labios y manos. También se sufre de hipertensión o entrar en estado de shock y, en un porcentaje muy pequeño, causar la muerte.

De acuerdo con el experto, las matemáticas se aplican de la siguiente forma: “Una herramienta muy común para modelar las poblaciones biológicas son las ecuaciones diferenciales, que describen tasas de cambio de la población, cómo crece y decrece en el tiempo. Así, se plantean un par de sistemas de ecuaciones: uno para el sistema poblacional y uno para el sistema de transporte de toxinas. Al tiempo que se observa cómo crecen y decrecen las poblaciones de algas, los herbívoros y los piscívoros, se va viendo cómo se va acumula la toxina en esos tres grupos”.

“Encontramos que ello depende de la dinámica poblacional, es decir, no es lo mismo que se presente un brote de toxina cuando la población de herbívoros está creciendo y la de piscívoros está decreciendo, a que el brote se presente cuando los piscívoros crecen y los herbívoros decrecen, la dinámica es distinta en la acumulación”, comentó el experto.

Esto es lo que se debe tener en cuenta para tomar medidas de manejo y tratar los eventos de intoxicación en las personas.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co