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Suelos contaminados con químicos o combustibles colapsan más fácilmente

 
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tierrasquimicasMedellín, may. 05 de 2014 – Agencia de Noticias UN- La interacción del suelo con sustancias ajenas a su naturaleza es desfavorable para la estabilidad de una obra. Así lo determinó un estudio de la U.N. sobre dos propiedades del suelo, presentes en la mayoría del territorio nacional.

Se trata de la investigación de Andrés Berrío Alzate, egresado del programa de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, cuyo fundamento teórico fue la mecánica de suelos, es decir, el estudio del comportamiento del suelo ante alteraciones que se hagan con obras, edificios o una carretera. También se tuvieron en cuenta las pruebas de resistencia mecánica, a través de las cuales se estiman ciertos parámetros con los que se puede modelar el suelo.

Colapso y erodabilidad

Dos parámetros importantes a la hora de analizar la estabilidad de las obras son el colapso (pérdida súbita de volumen del suelo, que es lo que ocasiona problemas de las vías con los deslizamientos) y la erodabilidad (fenómenos superficiales de las laderas por flujo de agua o fenómenos hidromecánicos, de transporte de materiales o deterioro). Aun más en estos suelos de latitud tropical (conocidos como suelos residuales tropicales), donde hay cierta tendencia a que estos fenómenos se presenten muy fácilmente. Con base en esto, lo que el ingeniero hizo fue buscar un suelo con características representativas de la región antioqueña. Para facilitar la evaluación de los fenómenos, eligió uno que años atrás era usado como cantera en el municipio de Guarne, en el oriente antioqueño y que por la explotación y el movimiento de tierra, dejó las laderas expuestas a factores como la lluvia o el Sol que hacen que el suelo esté más alterado de lo normal.

Muestreo

Se tomaron tres muestras de suelo en la Autopista Medellín-Bogotá, las cuales fueron puestas en canecas grandes de pintura. De las tres muestras, una se dejó en estado natural, otra se contaminó con agua jabonosa y la tercera con gasolina. De este modo, se pudieron simular filtraciones de pozos sépticos o alcantarillados inadecuados y derrames de hidrocarburos, así como determinar tras un análisis qué tanto inciden estos factores en la inestabilidad del suelo y, por ende, en las obras construidas encima de él.

Lo vertido en esas muestras se dejó actuar durante cierto tiempo en un laboratorio bajo diversas condiciones de secado, haciendo énfasis en las propiedades índice del suelo y una vez se terminó ese periodo de actuación se llevaron a cabo algunas pruebas.

Entre ellas, las pruebas de clasificación (basadas en la teoría clásica), y otras sustentadas en teorías más específicas de los suelos tropicales, provenientes de Brasil, teniendo en cuenta que este país ha estudiado más su suelo y que este tiene características similares a las de Colombia, explicó el profesional. Berrío también expresó que Colombia se encuentra en una región conocida como la zona tropical, que por las diferencias meteorológicas y de agentes de alteración del suelo, entre otros aspectos, tiene suelos muy distintos a los que están en las zonas templadas. “A pesar de esas diferencias, hemos trabajado con teorías clásicas de la geotecnia y muy pocas veces nos hemos tomado el trabajo de hacer nuestras propias investigaciones acordes con los suelos que tenemos”, resaltó.

Resultados

Entre las conclusiones de esta investigación, dirigida por el profesor Óscar Echeverri Ramírez, del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas, se encontró que en la muestra natural se presentaron problemas de orden leve ante el colapso y la erodibilidad. Entre tanto, en la muestra contaminada con agua jabonosa se aumentó la gravedad de los efectos de estos fenómenos.

No obstante, la muestra contaminada con gasolina fue la que tuvo los peores resultados y la situación más desfavorable, pues con esta el suelo pierde sus propiedades e incluso su naturaleza misma de cohesión.

El ingeniero civil aseguró que esos dos fenómenos son muy poco estudiados a nivel mundial y, por lo tanto, local. “Los estudios que se realizan en el país en materia de mecánica de suelos están basados en teorías y análisis provenientes de países como Canadá, Noruega y Suecia”.

Con base en los resultados de este estudio, que se podría extrapolar a otras zonas del país, el investigador pudo estimar lo desfavorable que puede llegar a ser, para propósitos ingenieriles, la interacción del suelo con sustancias ajenas a su naturaleza. El caso más crítico que se presentó fue el de las muestras contaminadas con gasolina, en las que el índice de colapso se duplicó y el suelo se clasificó como altamente dispersivo y erodable.

Créditos: UNAL-723-2014

DESARROLLAN HIDROGELES Y CRIOGELES DE QUITOSANO PARA TRATAR AGUAS CONTAMINADAS

 
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Con el uso del quitosano, el segundo polímero más abundante en la naturaleza, que forma parte del recubrimiento de camarones, cangrejos, arañas e insectos, José Luz González Chávez, profesor e investigador de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, desarrolla un método eficiente, biodegradable y no tóxico para tratar aguas contaminadas y efluentes industriales.
El quitosano es sorbente, es decir, tiene la capacidad de captar contaminantes, especialmente iones metálicos, por lo que es adecuado para retirar metales pesados del agua, como plomo y cobre, explicó.
En la conferencia Remoción de contaminantes metálicos utilizando biosorbentes a base de quitosano, en el auditorio del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), el doctor en química analítica explicó que, a nivel experimental, ha probado con éxito el uso de hidrogeles y criogeles de ese polímero para tratar aguas residuales.
Los sorbentes –entre los que se incluyen los hidrogeles y criogeles que son polímeros entrecruzados– son elementos con capacidad para captar contaminantes y, con base en ellos, se desarrollan técnicas en colaboración con el Instituto Tecnológico de Toluca, a fin de tratar distintos elementos presentes en el agua.
Con resultados competitivos respecto a resinas de intercambio comerciales que se utilizan actualmente, los productos de quitosano tienen la ventaja de ser biodegradables y también reutilizables, señaló el investigador adscrito al Departamento de Química Analítica de la FQ.
Tratamiento biodegradable
El tratamiento de aguas residuales es un reto que aumenta de forma gradual en complejidad, pues el líquido se contamina con agentes tóxicos de diversos orígenes como hidrocarburos, colorantes, metales pesados, plaguicidas, materia orgánica, productos químicos domésticos y desechos radiactivos. Por ello, el uso de materiales biodegradables y de bajo costo representa una alternativa para atender esta problemática, apuntó.
Para construir los hidrogeles y criogeles, ese polímero se obtiene del exoesqueleto del camarón, residuo de la industria del crustáceo.
“Uno de los procesos que probamos para eliminar metales es la biosorción, donde esos materiales poliméricos de origen natural son empleados como adsorbentes para remover algunos iones metálicos en agua y efluentes industriales”, detalló.
González Chávez estudia la biosorción desde 1997 y ha colaborado con las universidades Complutense de Madrid y Autónoma del Estado de México, además de su actual trabajo con el Instituto Tecnológico de Toluca.
“Para la síntesis de biosorbentes hemos utilizado diferentes biomasas, de desechos agrícolas y lodos activados, entre otras. El quitosano se ha convertido en un material ampliamente estudiado para ese fin”, detalló.
Solo o combinado con otros polímeros naturales o sintéticos, ya ha sido utilizado como materia prima para la síntesis de hidrogeles en forma de esferas, polvos y películas, y su uso como sorbente de metales ha mostrado ser eficiente.
El grupo de trabajo ha realizado investigaciones con éste y otros materiales a fin de sintetizar hidrogeles en forma de esferas para la sorción de iones metálicos como el cobre y el cadmio, con buenos resultados. Avances similares se han obtenido con estos materiales sorbentes, pero en forma de criogeles.
González Chávez refirió que los métodos convencionales para el tratamiento de efluentes incluyen procedimientos como precipitación, electrodepositación, intercambio iónico, ósmosis inversa, filtración, sedimentación, flotación iónica y, en los últimos años, la sorción.
Esta última, abundó, es una propiedad mediante la cual ciertos sólidos captan determinados contaminantes de una disolución y los concentra en su superficie. Incluye procesos como adsorción, absorción, intercambio iónico, microprecipitación, interacción electrostática, formación de complejos y atrapamiento mecánico.
Hay diferentes tipos de sorbentes (elementos con capacidad para la sorción) como carbón activado, minerales, zeolitas, resinas de intercambio iónico, biosorbentes (biomasas) y polímeros entrecruzados, entre otros.
UNAM-DGCS-723-2013

UNAM04122013-1Con el uso del quitosano, el segundo polímero más abundante en la naturaleza, que forma parte del recubrimiento de camarones, cangrejos, arañas e insectos, José Luz González Chávez, profesor e investigador de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, desarrolla un método eficiente, biodegradable y no tóxico para tratar aguas contaminadas y efluentes industriales.

El quitosano es sorbente, es decir, tiene la capacidad de captar contaminantes, especialmente iones metálicos, por lo que es adecuado para retirar metales pesados del agua, como plomo y cobre, explicó.

En la conferencia Remoción de contaminantes metálicos utilizando biosorbentes a base de quitosano, en el auditorio del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), el doctor en química analítica explicó que, a nivel experimental, ha probado con éxito el uso de hidrogeles y criogeles de ese polímero para tratar aguas residuales.

Los sorbentes –entre los que se incluyen los hidrogeles y criogeles que son polímeros entrecruzados– son elementos con capacidad para captar contaminantes y, con base en ellos, se desarrollan técnicas en colaboración con el Instituto Tecnológico de Toluca, a fin de tratar distintos elementos presentes en el agua.

Con resultados competitivos respecto a resinas de intercambio comerciales que se utilizan actualmente, los productos de quitosano tienen la ventaja de ser biodegradables y también reutilizables, señaló el investigador adscrito al Departamento de Química Analítica de la FQ.

Tratamiento biodegradable

El tratamiento de aguas residuales es un reto que aumenta de forma gradual en complejidad, pues el líquido se contamina con agentes tóxicos de diversos orígenes como hidrocarburos, colorantes, metales pesados, plaguicidas, materia orgánica, productos químicos domésticos y desechos radiactivos. Por ello, el uso de materiales biodegradables y de bajo costo representa una alternativa para atender esta problemática, apuntó.

Para construir los hidrogeles y criogeles, ese polímero se obtiene del exoesqueleto del camarón, residuo de la industria del crustáceo.

“Uno de los procesos que probamos para eliminar metales es la biosorción, donde esos materiales poliméricos de origen natural son empleados como adsorbentes para remover algunos iones metálicos en agua y efluentes industriales”, detalló.

González Chávez estudia la biosorción desde 1997 y ha colaborado con las universidades Complutense de Madrid y Autónoma del Estado de México, además de su actual trabajo con el Instituto Tecnológico de Toluca.

“Para la síntesis de biosorbentes hemos utilizado diferentes biomasas, de desechos agrícolas y lodos activados, entre otras. El quitosano se ha convertido en un material ampliamente estudiado para ese fin”, detalló.

Solo o combinado con otros polímeros naturales o sintéticos, ya ha sido utilizado como materia prima para la síntesis de hidrogeles en forma de esferas, polvos y películas, y su uso como sorbente de metales ha mostrado ser eficiente.

El grupo de trabajo ha realizado investigaciones con éste y otros materiales a fin de sintetizar hidrogeles en forma de esferas para la sorción de iones metálicos como el cobre y el cadmio, con buenos resultados. Avances similares se han obtenido con estos materiales sorbentes, pero en forma de criogeles.

González Chávez refirió que los métodos convencionales para el tratamiento de efluentes incluyen procedimientos como precipitación, electrodepositación, intercambio iónico, ósmosis inversa, filtración, sedimentación, flotación iónica y, en los últimos años, la sorción.

Esta última, abundó, es una propiedad mediante la cual ciertos sólidos captan determinados contaminantes de una disolución y los concentra en su superficie. Incluye procesos como adsorción, absorción, intercambio iónico, microprecipitación, interacción electrostática, formación de complejos y atrapamiento mecánico.

Hay diferentes tipos de sorbentes (elementos con capacidad para la sorción) como carbón activado, minerales, zeolitas, resinas de intercambio iónico, biosorbentes (biomasas) y polímeros entrecruzados, entre otros.

UNAM-DGCS-723-2013

¿Existen amores para siempre?

 
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13 de Febrero del 2013
Los cuentos de antaño finalizaban con un “y vivieron felices para siempre”, pero en la vida real, ¿tienen las personas la capacidad necesaria para mantener una relación que incluya intimidad, pasión y compromiso de largo plazo?, pregunta Rolando Díaz Loving, investigador de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
La idea de que debe ser así en pocos sitios queda tan bien plasmada como en las últimas líneas del poema más célebre de Francisco de Quevedo: Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,/ venas que humor a tanto fuego han dado,/ medulas que han gloriosamente ardido:/ su cuerpo dejarán, no su cuidado;/ serán ceniza, mas tendrá sentido;/ polvo serán, mas polvo enamorado.
Estos versos apuntan a un concepto clave para entender cómo concebimos que debiera ser la “relación perfecta”, pues describen un ideal —conformado a lo largo de los siglos— que la literatura ha bautizado como “amor eterno”, añade, en ocasión del Día del Amor y la Amistad.
“Se nos ha dicho que la longevidad es distintivo de la calidad de una pareja, pero lo cierto es que encuentros tan encendidos como se describen en novelas y películas no pueden seguir con el mismo ímpetu indefinidamente, así que para generar vínculos duraderos hemos aprendido a dosificar la pasión y el romance. Es así como la gente llega a los 80 años y aún desea tomarse de la mano, o anhela reencontrarse tras haber resuelto otras cuestiones de la vida”.
En La llama doble, Octavio Paz advertía que “si el amor es tiempo, no puede ser eterno, está condenado a transformarse en otro sentimiento”. A esta aseveración, Díaz Loving agrega que para dar aliento a ese lazo tan cambiante, lo que usualmente hacemos es añadir elementos como intimidad, conocimiento del otro y voluntad de brindar apoyo, y solemos prender y apagar lo romántico como si dispusiéramos de un interruptor eléctrico, y con esto esperamos que el fantasma de la separación quede conjurado.
“Para dar congruencia a nuestras historias construimos muchos tipos de amores, como el romántico o el de compromiso, e intentamos explicar parte de lo que somos a partir de ello; no obstante, lo que la vida cotidiana nos muestra, con frecuencia de manera empecinada, es que la mayoría de las relaciones distan, y por mucho, de lo que dicen los cuentos”.
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido
Si un personaje literario tenía noción de lo breve que resulta el apasionamiento es el Don Juan, de Zorrilla, quien aseguraba —casi con certeza de relojero— que el ciclo del amor dura 60 minutos y cinco días, pues se necesitan “uno para enamorarlas, otro para conseguirlas, otro para abandonarlas, dos para sustituirlas y una hora para olvidarlas”.
Para Díaz Loving, es evidente que este proceso tiene periodos cronológicamente cuantificables —al fin y al cabo somos seres sujetos al tiempo—, “aunque a diferencia del Tenorio, el lapso del ‘flechazo’ es rápido e intenso, el del desenamoramiento lento y más sosegado, y detrás de esto hay razones biológicas”.
Cada ser vivo tiene una pulsión sustantiva y fundamental, la de transmitir sus cromosomas; para ello, al igual que muchos organismos, nuestra especie vincula los actos específicos de este proceso con estímulos placenteros, y para ello, se vale de neurotransmisores que mueven al individuo a repetir ciertas conductas, buscar oportunidades para el sexo y así perpetuar genes.
“No obstante, tener hijos no basta, pues a diferencia de otros animales, el hombre por sí mismo es deficiente para defenderse; carece de colmillos afilados o garras para repeler ataques, y por ello, para sobrevivir, precisa de sus semejantes. De esta manera se hace evidente otro aspecto clave para los humanos: la necesidad de protegerse. Este aspecto, junto con el ímpetu de reproducción, explica por qué las parejas, incluso a veces contra todos los pronósticos, se mantienen juntas”, expuso.
Neruda hizo famosa la frase “es tan corto el amor, y es tan largo el olvido”, y parece que la experiencia lo confirma, pero, en términos biológicos, ¿cuánto dura el enamoramiento? “A decir de los psicólogos evolutivos, de tres a cuatro meses, al menos para los primeros hombres. En este lapso, neurotransmisores como la dopamina, endorfinas y oxitocina mantenían a los sujetos en euforia el tiempo necesario como para que los encuentros sexuales posibilitaran un embarazo. A esto seguía un periodo de apego de dos o tres años, ahora favorecido por la serotonina, que promovía estados de ánimo más reposados en los que el varón brindaba compañía y protección a su mujer e hijos”, expuso Díaz Loving.
Sin embargo, añadió el profesor, la existencia humana no se rige por guiones o esquemas, y el día a día, nos demuestra que hay personas que permanecen juntas por mucho tiempo, mientras que otras lo hacen por apenas días, pues además de las tendencias dictadas por la naturaleza prevalece una inmensidad de factores culturales que determinan nuestro comportamiento y, de esta manera, crean un inmenso abanico de matices para las relaciones.
¿Monógamos por naturaleza?
Se nos ha repetido que lo correcto es tener a una persona a nuestro lado y serle fiel, y casi nadie lo cuestiona, pero esta idea nace, por una parte, con el surgimiento de tres religiones: el cristianismo, el judaísmo y el islam —cuyo énfasis está en controlar la conducta de los individuos—, y por la otra, con la aparición del concepto de propiedad privada y, por ende, con la necesidad de heredar bienes a quien lleva nuestra sangre, señaló Díaz Loving.
Señalaba Federico Engels que “la monogamia nació de la concentración de las riquezas en las mismas manos, las de un hombre, y del deseo de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de éste, excluyendo a los de cualquier otro. Para eso era necesaria la fidelidad de la mujer, pero no la del varón; tanto es así, que la monogamia de la primera no ha sido el menor óbice para la poligamia descarada e hipócrita del segundo”.
Esta laxitud de la norma para una de las partes, y la severidad de juicio hacia la otra es algo que se observa a diario, señala el psicólogo de la UNAM. “En México, mientras puedan financiarla, ellos pueden tener un ‘hogar oficial y una ‘casa chica’, pero ellas, si deciden estar con alguien que no sea su esposo son estigmatizadas, pues su actitud rompe con las buenas costumbres e incluso con la ‘naturaleza’ femenina, que llama a la obediencia y a la abnegación, ¿pero es ésa su ‘naturaleza’?”.
Si un instinto prevalece en nosotros —sin importar género— es el de la biodiversidad, señaló Díaz Loving, “y encuestas alrededor del mundo lo demuestran. Al preguntar ‘¿cuántas parejas sexuales te gustaría tener a lo largo de la vida?’, en promedio ellos responden que 20, mientras que ellas, cinco. Ambos ven a la monogamia como algo poco apetecible, simplemente hay cuestiones biológicas y culturales que se entremezclan para crear patrones de conducta que nos llevan a estar con un solo individuo”.
Sociedad en cambio
El INEGI maneja un indicador llamado índice de desarrollo de género que mide cuánto han avanzado las mujeres a nivel educativo, social, económico y político. En las entidades en las que este marcador es alto, el porcentaje de divorcios también es elevado, mientras que el de violencia contra ellas, decrece, señaló Díaz Loving.
“En los estados conservadores, donde los matrimonios duran de por vida, se registran más agresiones; así es el modelo tradicional. ¿Pero qué sucede si una mujer adquiere mayor educación y desarrollo? Lo más probable es que se muestre reacia a entrar en una relación en la que no hay equidad ni equilibrio, y comienzan a resquebrajarse ciertos esquemas sociales”.
La pregunta que subyace a éste y otros fenómenos —apunta el investigador— es ¿cómo hacer en una época que exige cada vez más igualdad para reconciliar las tendencias biológicas de estar con una persona y nuestra voluntad de permanecer con ella por siempre? La clave es ver si el otro posee las características necesarias para entablar el tipo de relación deseada.
“Ante el frío desdén que caracteriza a los matrimonios de hoy, es necesario reinventar el amor”, señalaba el poeta Arthur Rimbaud, “y para eso se precisa honestidad de ambas partes”, agrega Díaz Loving.
“Hoy vemos un cambio en las normas de esta creencia, pero se dan de forma lenta y castigada. Lo ideal sería que, en vez de caer en el caos, determináramos —desde el principio— si el sujeto que nos interesa tiene inclinaciones afines a las nuestras. Así, quien desee estar con muchas parejas, coincidirá con alguien similar, y el que quiera sólo una, la formará con un compañero que busque lo mismo. Desde el principio deberíamos plantear, sin miedo, ‘éstas son mis necesidades y gustos, ¿cuáles son los tuyos?’, para, a partir de ahí, ver si damos un primer paso, libremente y sin engaños”.
Más allá de la biología
En La insoportable levedad del ser, Milan Kundera hace admitir a Tomás, uno de los protagonistas, haber estado con dos centenares de mujeres, confesión seguida de un “tengo relaciones desde hace 25 años, dividan 200 por 25 y les saldrán ocho mujeres por año, no creo que sea tanto”.
Díaz Loving señala que, “en términos evolutivos, diríamos que este personaje es un organismo exitoso por el número de oportunidades que ha tenido para transmitir sus cromosomas, pues se trata de una necesidad inserta en nuestro proceso biológico, pero ver el panorama apenas en estos términos sería un reduccionismo”.
Entonces, ¿cómo hacemos los humanos para cambiar tales urgencias por un relato diferente que explique nuestras pulsiones? La respuesta, añade el académico, es que nuestra historia es distinta a la de otros seres debido a la capacidad humana de crear lenguaje, reflexionar y, a partir de ello, generar cultura y, por ende, normas y patrones de conducta.
Si en cada vínculo de pareja hay una serie de instintos repetitivos, inevitables y, además, explicables por la ciencia, la pregunta que surge es ¿en realidad existe el amor?
En definitiva sí, concluye Díaz Loving, “la biología sólo nos da parámetros de comportamiento, es decir, nos dice qué es y no factible; pero el amor va más allá, porque al mismo tiempo que es una posibilidad natural humana, es una elaboración cultural de cómo entendemos esas necesidades para, a partir de ahí, elaborar algo diferente con ellas”.
Boletín UNAM-DGCS-095
Ciudad Universitaria.
Para Rolando Díaz Loving, el amor es, al mismo tiempo, una posibilidad biológica humana y una elaboración cultural de cómo entendemos esas necesidades naturales.

Para Rolando Díaz Loving, el amor es, al mismo tiempo, una posibilidad biológica humana y una elaboración cultural de cómo entendemos esas necesidades naturales.

13 de Febrero del 2013

Los cuentos de antaño finalizaban con un “y vivieron felices para siempre”, pero en la vida real, ¿tienen las personas la capacidad necesaria para mantener una relación que incluya intimidad, pasión y compromiso de largo plazo?, pregunta Rolando Díaz Loving, investigador de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

La idea de que debe ser así en pocos sitios queda tan bien plasmada como en las últimas líneas del poema más célebre de Francisco de Quevedo: Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,/ venas que humor a tanto fuego han dado,/ medulas que han gloriosamente ardido:/ su cuerpo dejarán, no su cuidado;/ serán ceniza, mas tendrá sentido;/ polvo serán, mas polvo enamorado.

Estos versos apuntan a un concepto clave para entender cómo concebimos que debiera ser la “relación perfecta”, pues describen un ideal —conformado a lo largo de los siglos— que la literatura ha bautizado como “amor eterno”, añade, en ocasión del Día del Amor y la Amistad.

“Se nos ha dicho que la longevidad es distintivo de la calidad de una pareja, pero lo cierto es que encuentros tan encendidos como se describen en novelas y películas no pueden seguir con el mismo ímpetu indefinidamente, así que para generar vínculos duraderos hemos aprendido a dosificar la pasión y el romance. Es así como la gente llega a los 80 años y aún desea tomarse de la mano, o anhela reencontrarse tras haber resuelto otras cuestiones de la vida”.

En La llama doble, Octavio Paz advertía que “si el amor es tiempo, no puede ser eterno, está condenado a transformarse en otro sentimiento”. A esta aseveración, Díaz Loving agrega que para dar aliento a ese lazo tan cambiante, lo que usualmente hacemos es añadir elementos como intimidad, conocimiento del otro y voluntad de brindar apoyo, y solemos prender y apagar lo romántico como si dispusiéramos de un interruptor eléctrico, y con esto esperamos que el fantasma de la separación quede conjurado.

“Para dar congruencia a nuestras historias construimos muchos tipos de amores, como el romántico o el de compromiso, e intentamos xplicar parte de lo que somos a partir de ello; no obstante, lo que la vida cotidiana nos muestra, con frecuencia de manera empecinada, es que la mayoría de las relaciones distan, y por mucho, de lo que dicen los cuentos”.


Es tan corto el amor y es tan largo el olvido

Si un personaje literario tenía noción de lo breve que resulta el apasionamiento es el Don Juan, de Zorrilla, quien aseguraba —casi con certeza de relojero— que el ciclo del amor dura 60 minutos y cinco días, pues se necesitan “uno para enamorarlas, otro para conseguirlas, otro para abandonarlas, dos para sustituirlas y una hora para olvidarlas”.

Para Díaz Loving, es evidente que este proceso tiene periodos cronológicamente cuantificables —al fin y al cabo somos seres sujetos al tiempo—, “aunque a diferencia del Tenorio, el lapso del ‘flechazo’ es rápido e intenso, el del desenamoramiento lento y más sosegado, y detrás de esto hay razones biológicas”.

Cada ser vivo tiene una pulsión sustantiva y fundamental, la de transmitir sus cromosomas; para ello, al igual que muchos organismos, nuestra especie vincula los actos específicos de este proceso con estímulos placenteros, y para ello, se vale de neurotransmisores que mueven al individuo a repetir ciertas conductas, buscar oportunidades para el sexo y así perpetuar genes.

“No obstante, tener hijos no basta, pues a diferencia de otros animales, el hombre por sí mismo es deficiente para defenderse; carece de colmillos afilados o garras para repeler ataques, y por ello, para sobrevivir, precisa de sus semejantes. De esta manera se hace evidente otro aspecto clave para los humanos: la necesidad de protegerse. Este aspecto, junto con el ímpetu de reproducción, explica por qué las parejas, incluso a veces contra todos los pronósticos, se mantienen juntas”, expuso.

Neruda hizo famosa la frase “es tan corto el amor, y es tan largo el olvido”, y parece que la experiencia lo confirma, pero, en términos biológicos, ¿cuánto dura el enamoramiento? “A decir de los psicólogos evolutivos, de tres a cuatro meses, al menos para los primeros hombres. En este lapso, neurotransmisores como la dopamina, endorfinas y oxitocina mantenían a los sujetos en euforia el tiempo necesario como para que los encuentros sexuales posibilitaran un embarazo. A esto seguía un periodo de apego de dos o tres años, ahora favorecido por la serotonina, que promovía estados de ánimo más reposados en los que el varón brindaba compañía y protección a su mujer e hijos”, expuso Díaz Loving.

Sin embargo, añadió el profesor, la existencia humana no se rige por guiones o esquemas, y el día a día, nos demuestra que hay personas que permanecen juntas por mucho tiempo, mientras que otras lo hacen por apenas días, pues además de las tendencias dictadas por la naturaleza prevalece una inmensidad de factores culturales que determinan nuestro comportamiento y, de esta manera, crean un inmenso abanico de matices para las relaciones.


¿Monógamos por naturaleza?

Se nos ha repetido que lo correcto es tener a una persona a nuestro lado y serle fiel, y casi nadie lo cuestiona, pero esta idea nace, por una parte, con el surgimiento de tres religiones: el cristianismo, el judaísmo y el islam —cuyo énfasis está en controlar la conducta de los individuos—, y por la otra, con la aparición del concepto de propiedad privada y, por ende, con la necesidad de heredar bienes a quien lleva nuestra sangre, señaló Díaz Loving.

Señalaba Federico Engels que “la monogamia nació de la concentración de las riquezas en las mismas manos, las de un hombre, y del deseo de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de éste, excluyendo a los de cualquier otro. Para eso era necesaria la fidelidad de la mujer, pero no la del varón; tanto es así, que la monogamia de la primera no ha sido el menor óbice para la poligamia descarada e hipócrita del segundo”.

Esta laxitud de la norma para una de las partes, y la severidad de juicio hacia la otra es algo que se observa a diario, señala el psicólogo de la UNAM. “En México, mientras puedan financiarla, ellos pueden tener un ‘hogar oficial y una ‘casa chica’, pero ellas, si deciden estar con alguien que no sea su esposo son estigmatizadas, pues su actitud rompe con las buenas costumbres e incluso con la ‘naturaleza’ femenina, que llama a la obediencia y a la abnegación, ¿pero es ésa su ‘naturaleza’?”.

Si un instinto prevalece en nosotros —sin importar género— es el de la biodiversidad, señaló Díaz Loving, “y encuestas alrededor del mundo lo demuestran. Al preguntar ‘¿cuántas parejas sexuales te gustaría tener a lo largo de la vida?’, en promedio ellos responden que 20, mientras que ellas, cinco. Ambos ven a la monogamia como algo poco apetecible, simplemente hay cuestiones biológicas y culturales que se entremezclan para crear patrones de conducta que nos llevan a estar con un solo individuo”.


Sociedad en cambio

El INEGI maneja un indicador llamado índice de desarrollo de género que mide cuánto han avanzado las mujeres a nivel educativo, social, económico y político. En las entidades en las que este marcador es alto, el porcentaje de divorcios también es elevado, mientras que el de violencia contra ellas, decrece, señaló Díaz Loving.

“En los estados conservadores, donde los matrimonios duran de por vida, se registran más agresiones; así es el modelo tradicional. ¿Pero qué sucede si una mujer adquiere mayor educación y desarrollo? Lo más probable es que se muestre reacia a entrar en una relación en la que no hay equidad ni equilibrio, y comienzan a resquebrajarse ciertos esquemas sociales”.

La pregunta que subyace a éste y otros fenómenos —apunta el investigador— es ¿cómo hacer en una época que exige cada vez más igualdad para reconciliar las tendencias biológicas de estar con una persona y nuestra voluntad de permanecer con ella por siempre? La clave es ver si el otro posee las características necesarias para entablar el tipo de relación deseada.

“Ante el frío desdén que caracteriza a los matrimonios de hoy, es necesario reinventar el amor”, señalaba el poeta Arthur Rimbaud, “y para eso se precisa honestidad de ambas partes”, agrega Díaz Loving.

“Hoy vemos un cambio en las normas de esta creencia, pero se dan de forma lenta y castigada. Lo ideal sería que, en vez de caer en el caos, determináramos —desde el principio— si el sujeto que nos interesa tiene inclinaciones afines a las nuestras. Así, quien desee estar con muchas parejas, coincidirá con alguien similar, y el que quiera sólo una, la formará con un compañero que busque lo mismo. Desde el principio deberíamos plantear, sin miedo, ‘éstas son mis necesidades y gustos, ¿cuáles son los tuyos?’, para, a partir de ahí, ver si damos un primer paso, libremente y sin engaños”.


Más allá de la biología

En La insoportable levedad del ser, Milan Kundera hace admitir a Tomás, uno de los protagonistas, haber estado con dos centenares de mujeres, confesión seguida de un “tengo relaciones desde hace 25 años, dividan 200 por 25 y les saldrán ocho mujeres por año, no creo que sea tanto”.

Díaz Loving señala que, “en términos evolutivos, diríamos que este personaje es un organismo exitoso por el número de oportunidades que ha tenido para transmitir sus cromosomas, pues se trata de una necesidad inserta en nuestro proceso biológico, pero ver el panorama apenas en estos términos sería un reduccionismo”.

Entonces, ¿cómo hacemos los humanos para cambiar tales urgencias por un relato diferente que explique nuestras pulsiones? La respuesta, añade el académico, es que nuestra historia es distinta a la de otros seres debido a la capacidad humana de crear lenguaje, reflexionar y, a partir de ello, generar cultura y, por ende, normas y patrones de conducta.

Si en cada vínculo de pareja hay una serie de instintos repetitivos, inevitables y, además, explicables por la ciencia, la pregunta que surge es ¿en realidad existe el amor?

En definitiva sí, concluye Díaz Loving, “la biología sólo nos da parámetros de comportamiento, es decir, nos dice qué es y no factible; pero el amor va más allá, porque al mismo tiempo que es una posibilidad natural humana, es una elaboración cultural de cómo entendemos esas necesidades para, a partir de ahí, elaborar algo diferente con ellas”.

Boletín UNAM-DGCS-095

Ciudad Universitaria.

Cuencas hidrográficas, de fuentes de vida a focos de contaminación.

 
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29 de Enero del 2013
La acción del hombre como agente contaminador ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias. Se culpa de ello a la naturaleza, sin que el ser humano asuma la responsabilidad que le compete.
La humanidad siempre ha buscado desarrollar sus poblados al lado de un cuerpo de agua o en su área de influencia, ya que este líquido vital es indispensable para llevar a cabo las actividades prioritarias de una sociedad, como la alimentación y las acciones de salubridad.
En el contexto de Latinoamérica, las cuencas hidrográficas han articulado los territorios, es decir, la ciudad crece en torno, al lado o paralela a las cuencas, y muchas veces estas se convierten en el centro de la población –como sucede en Medellín– y, a partir de allí, se articula todo su eje vial y de servicios públicos.
Sin embargo, aun conociendo la importancia del agua para la existencia  del hombre, hay una absurda inconciencia de su parte frente al cuidado y el respeto que se le debe a este recurso natural.
“Se ha cambiado la percepción de las fuentes de agua como benefactoras o fuentes de vida porque sencillamente tomamos este líquido de un grifo que lo ha transportado desde otro sitio más lejano. Como este es un proceso que pasa desapercibido a los ojos de muchos, olvidamos que proviene de aquel río que nos rodea, se desdibuja su importancia y ese cuerpo de agua que era el benefactor se convierte en foco de mosquitos y contaminación; también puede ser el sitio de consumo de drogas o donde se esconden los delincuentes, entre otros”, indicó Williams Jiménez García, estudiante de la Maestría en Hábitat de la Sede Manizales.
En Colombia, al igual que en Latinoamérica, las cuencas se han vuelto las cloacas o los alcantarillados de las ciudades, lo que ha generando una serie de problemáticas para la cotidianidad de quienes viven en las riberas, así como un imaginario de peligro para los demás habitantes de la ciudad.
“Dicho cambio de percepción sobre las cuencas ha contribuido a modificar el trato que las personas les dan, pues se ven como botaderos de basura. Esto justifica que no haya una intervención estatal seria y coherente para descontaminarlas, o que se valgan del argumento de que es un trabajo que cuesta mucho dinero y quedaría desperdiciado porque se volverían a contaminar”, expresó el investigador.
El uso inadecuado que el hombre hace del agua genera una reacción de la naturaleza que se traduce en el fenómeno conocido como impacto ambiental. Este concepto no es más que las consecuencias materializadas en desastres y tragedias que, por lo general, él mismo ha provocado y es su responsable, ya que afecta socioeconómicamente a una población.
“Esto acarrea problemas en todas las ciudades. En las zonas costeras se presentan inundaciones y arroyos que cobran vidas y, en las del interior, ocurren fenómenos como inundaciones, deslizamientos y avalanchas, que de manera absurda despiertan el repudio de los  pobladores a esos cuerpos de agua fundamentales para sustentar la vida en las ciudades, pero no cuestionan su responsabilidad en dichas situaciones”, precisó Jiménez García.
Este tema fue presentado por el estudiante en el Congreso de Hábitat Popular e Inclusión Social – Ciudades de la Gente, en el Tercer Encuentro de Hacedores de Ciudades, realizado en Brasil.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El hombre ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias.

El hombre ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias.

29 de Enero del 2013

La acción del hombre como agente contaminador ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias. Se culpa de ello a la naturaleza, sin que el ser humano asuma la responsabilidad que le compete.

La humanidad siempre ha buscado desarrollar sus poblados al lado de un cuerpo de agua o en su área de influencia, ya que este líquido vital es indispensable para llevar a cabo las actividades prioritarias de una sociedad, como la alimentación y las acciones de salubridad.

En el contexto de Latinoamérica, las cuencas hidrográficas han articulado los territorios, es decir, la ciudad crece en torno, al lado o paralela a las cuencas, y muchas veces estas se convierten en el centro de la población –como sucede en Medellín– y, a partir de allí, se articula todo su eje vial y de servicios públicos.

Sin embargo, aun conociendo la importancia del agua para la existencia  del hombre, hay una absurda inconciencia de su parte frente al cuidado y el respeto que se le debe a este recurso natural.

“Se ha cambiado la percepción de las fuentes de agua como benefactoras o fuentes de vida porque sencillamente tomamos este líquido de un grifo que lo ha transportado desde otro sitio más lejano. Como este es un proceso que pasa desapercibido a los ojos de muchos, olvidamos que proviene de aquel río que nos rodea, se desdibuja su importancia y ese cuerpo de agua que era el benefactor se convierte en foco de mosquitos y contaminación; también puede ser el sitio de consumo de drogas o donde se esconden los delincuentes, entre otros”, indicó Williams Jiménez García, estudiante de la Maestría en Hábitat de la Sede Manizales.

En Colombia, al igual que en Latinoamérica, las cuencas se han vuelto las cloacas o los alcantarillados de las ciudades, lo que ha generando una serie de problemáticas para la cotidianidad de quienes viven en las riberas, así como un imaginario de peligro para los demás habitantes de la ciudad.

“Dicho cambio de percepción sobre las cuencas ha contribuido a modificar el trato que las personas les dan, pues se ven como botaderos de basura. Esto justifica que no haya una intervención estatal seria y coherente para descontaminarlas, o que se valgan del argumento de que es un trabajo que cuesta mucho dinero y quedaría desperdiciado porque se volverían a contaminar”, expresó el investigador.

El uso inadecuado que el hombre hace del agua genera una reacción de la naturaleza que se traduce en el fenómeno conocido como impacto ambiental. Este concepto no es más que las consecuencias materializadas en desastres y tragedias que, por lo general, él mismo ha provocado y es su responsable, ya que afecta socioeconómicamente a una población.

“Esto acarrea problemas en todas las ciudades. En las zonas costeras se presentan inundaciones y arroyos que cobran vidas y, en las del interior, ocurren fenómenos como inundaciones, deslizamientos y avalanchas, que de manera absurda despiertan el repudio de los  pobladores a esos cuerpos de agua fundamentales para sustentar la vida en las ciudades, pero no cuestionan su responsabilidad en dichas situaciones”, precisó Jiménez García.

Este tema fue presentado por el estudiante en el Congreso de Hábitat Popular e Inclusión Social – Ciudades de la Gente, en el Tercer Encuentro de Hacedores de Ciudades, realizado en Brasil.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Otorgan doctorado honoris causa a gerardo ceballos por labor conservacionista.

 
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11 de Didiembre del 2012
“La misión de mi vida es salvar el mayor número de especies en peligro de extinción. Mi trabajo está sustentado en esta idea”, refirió Gerardo Ceballos González, investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, quien a los 11 años descubrió su vocación tras leer El último chorlito, de Fred Bodsworth, que narra la extinción de la especie esquimal que al final del verano migraba del Océano Glacial Ártico a las pampas sudamericanas.
En reconocimiento a su trabajo, dedicado a temas ambientales, y su labor en favor de la conservación de la naturaleza, recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. La distinción fue entregada en el marco de las festividades por los 400 años del establecimiento de ese centro educativo.
El especialista es autor de 35 libros y de más de 350 artículos científicos y de divulgación, publicados en las revistas internacionales más prestigiosas, como Science, Proceedings of the National Academy of Sciences, PlosOne, Ecology, Ecological Applications y Conservation Biology, entre otras.
Recientemente, encabezó uno de los descubrimientos de biodiversidad más importantes de los últimos años, al identificar nuevas especies de mamíferos y anfibios en una región selvática entre Ecuador y Perú.
“La información científica sólida contribuye a la solución de problemas ambientales graves, como la extinción de especies, y promover el establecimiento de áreas para la conservación”, subrayó el también titular del Laboratorio de Ecología y Conservación de la Fauna Silvestre del IE, quien participó en la creación de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP) y es integrante del Consejo Nacional de Áreas Protegidas.
“Es el laboratorio dedicado a temas ambientales con el mayor número de artículos incluidos en las revistas científicas más importantes del mundo. A nivel regional, contamos con el mayor número de libros publicados. Hemos compaginado nuestra actividad con la difusión, e incidimos en la solución de problemas del país”, señaló.
Preservar la naturaleza
En 1991, Ceballos González publicó un artículo que lo ubicó como precursor en la clasificación de especies en peligro de extinción en territorio nacional. Con su trabajo, promovió la Norma Oficial Mexicana expedida en 1994, en favor de la conservación y protección de la biodiversidad amenazada.
Además, realizó la propuesta y creación de la reservas de la Biosfera Chamela-Cuixmala, en Jalisco; de Calakmul, en Campeche, y del área de protección de flora y fauna de Ciénegas de Lerma. La primera, protege alrededor de 13 mil hectáreas de manglares y selvas, ecosistemas muy amenazados. La segunda, comprende 1.3 millones de hectáreas de selvas en la Península de Yucatán. La tercera, preserva los últimos remanentes de humedales —casi tres mil hectáreas— en el centro de México.
También, colaboró en el establecimiento de la Reserva de la Biosfera de Janos, en Chihuahua, con una extensión de más de medio millón de hectáreas y proyectos para recuperar especies en peligro de extinción, como el perrito de las praderas.
En 2001, se realizó la primera reintroducción exitosa del hurón de patas negras, y en 2009, de los primeros bisontes genéticamente puros en México.
En 2005, presentó el primer estudio que sintetizó la distribución de todos los mamíferos en el mundo, unas cinco mil especies. Con el trabajo, estableció las áreas prioritarias para la conservación de todos los mamíferos del mundo.
También, propuso la recategorización del Parque Nacional Nevado de Toluca como área de protección de flora y fauna, para promover actividades como silvicultura y cacería, compatibles con la conservación. Esta zona provee alrededor del 70 por ciento del agua consumida en el Valle de Toluca, y el 30 por ciento del líquido que llega al Valle de México, recurso que puede perderse, advirtió.
A futuro, el reto más importante de la humanidad es armonizar la conservación de la naturaleza con el desarrollo económico. “Podemos superar un colapso financiero, social o político, pero si no solucionamos la catástrofe ambiental actual, será imposible recuperarnos”.
Boletín UNAM-DGCS-763
Ciudad Universitaria.
La Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, reconoció al investigador del Instituto de Ecología de la UNAM por su labor encaminada a evitar la extinción de diversas especies.

La Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, reconoció al investigador del Instituto de Ecología de la UNAM por su labor encaminada a evitar la extinción de diversas especies.

11 de Didiembre del 2012

“La misión de mi vida es salvar el mayor número de especies en peligro de extinción. Mi trabajo está sustentado en esta idea”, refirió Gerardo Ceballos González, investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, quien a los 11 años descubrió su vocación tras leer El último chorlito, de Fred Bodsworth, que narra la extinción de la especie esquimal que al final del verano migraba del Océano Glacial Ártico a las pampas sudamericanas.

En reconocimiento a su trabajo, dedicado a temas ambientales, y su labor en favor de la conservación de la naturaleza, recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. La distinción fue entregada en el marco de las festividades por los 400 años del establecimiento de ese centro educativo.

El especialista es autor de 35 libros y de más de 350 artículos científicos y de divulgación, publicados en las revistas internacionales más prestigiosas, como Science, Proceedings of the National Academy of Sciences, PlosOne, Ecology, Ecological Applications y Conservation Biology, entre otras.

Recientemente, encabezó uno de los descubrimientos de biodiversidad más importantes de los últimos años, al identificar nuevas especies de mamíferos y anfibios en una región selvática entre Ecuador y Perú.

“La información científica sólida contribuye a la solución de problemas ambientales graves, como la extinción de especies, y promover el establecimiento de áreas para la conservación”, subrayó el también titular del Laboratorio de Ecología y Conservación de la Fauna Silvestre del IE, quien participó en la creación de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP) y es integrante del Consejo Nacional de Áreas Protegidas.

“Es el laboratorio dedicado a temas ambientales con el mayor número de artículos incluidos en las revistas científicas más importantes del mundo. A nivel regional, contamos con el mayor número de libros publicados. Hemos compaginado nuestra actividad con la difusión, e incidimos en la solución de problemas del país”, señaló.


Preservar la naturaleza

En 1991, Ceballos González publicó un artículo que lo ubicó como precursor en la clasificación de especies en peligro de extinción en territorio nacional. Con su trabajo, promovió la Norma Oficial Mexicana expedida en 1994, en favor de la conservación y protección de la biodiversidad amenazada.

Además, realizó la propuesta y creación de la reservas de la Biosfera Chamela-Cuixmala, en Jalisco; de Calakmul, en Campeche, y del área de protección de flora y fauna de Ciénegas de Lerma. La primera, protege alrededor de 13 mil hectáreas de manglares y selvas, ecosistemas muy amenazados. La segunda, comprende 1.3 millones de hectáreas de selvas en la Península de Yucatán. La tercera, preserva los últimos remanentes de humedales —casi tres mil hectáreas— en el centro de México.

También, colaboró en el establecimiento de la Reserva de la Biosfera de Janos, en Chihuahua, con una extensión de más de medio millón de hectáreas y proyectos para recuperar especies en peligro de extinción, como el perrito de las praderas.

En 2001, se realizó la primera reintroducción exitosa del hurón de patas negras, y en 2009, de los primeros bisontes genéticamente puros en México.

En 2005, presentó el primer estudio que sintetizó la distribución de todos los mamíferos en el mundo, unas cinco mil especies. Con el trabajo, estableció las áreas prioritarias para la conservación de todos los mamíferos del mundo.

También, propuso la recategorización del Parque Nacional Nevado de Toluca como área de protección de flora y fauna, para promover actividades como silvicultura y cacería, compatibles con la conservación. Esta zona provee alrededor del 70 por ciento del agua consumida en el Valle de Toluca, y el 30 por ciento del líquido que llega al Valle de México, recurso que puede perderse, advirtió.

A futuro, el reto más importante de la humanidad es armonizar la conservación de la naturaleza con el desarrollo económico. “Podemos superar un colapso financiero, social o político, pero si no solucionamos la catástrofe ambiental actual, será imposible recuperarnos”.

Boletín UNAM-DGCS-763

Ciudad Universitaria.