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Arboretum y palmetum, patrimonio natural de Medellín.

 
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19 de Febrero del 2013
Un conjunto de árboles y palmas adorna los recorridos por el campus de la UN en Medellín. Una riqueza natural que es instrumento de investigación por ser hábitat de varias especies de fauna y flora.
Atrás quedaron las extensas pasturas y sembradíos de la Facultad de Nacional de Agronomía y se abrieron paso las nuevas construcciones que albergan a las Facultades de Ciencias Humanas y Económicas, Arquitectura y Ciencias en el Núcleo El Volador.
Luego, árboles y palmas fueron llenando de vida, color, aire fresco y tranquilidad las actividades cotidianas de la comunidad académica de la sede.
La colección Arboretum y Palmetum cuenta con 412 especies pertenecientes a 64 familias botánicas. Fue creciendo gracias al aporte de docentes y egresados de la UN en Medellín, entre ellos los ingenieros forestales y esposos Teresita Varón y León Morales.
“Con la transformación de la ciudad, la Universidad quedó inmersa en un ambiente muy contaminado, ruidoso, con exceso de radiación y falta de privacidad. Con esta iniciativa buscamos proteger a la sede de estos efectos nocivos, tener material de apoyo para las actividades de docencia e investigación y crear espacios más amables para la comunidad universitaria”, dicen.
Especies conocidas (como tapaliso, cativo, choiba, cuipo, cachiparro, quitasol, chocho, molinillo, cacho de vaca, entre otras) hacen parte de la colección, que comprende 312 variedades de árboles y 100 palmas.
“En la sede tenemos las tres especies de caoba que hay en el mundo (Swietenia humilis, Swietenia macrophilya king y Swietenia mahogony)”, cuenta León Morales.
“Cuando Teresita salía a prácticas en distintas regiones del país, llegaba con nuevas especies, que le regalaban. Yo le pedía que me las diera para traerlas a la Universidad porque acá podrían apreciarlas muchas más personas que si las sembraba en la casa”, recuerda León Morales.
Las colecciones no solo han permitido recuperar y fortalecer un espacio verde, sino que —en esa delicadeza de las interacciones y la íntima interrelación que se teje entre las plantas y las cadenas que aparecen a su alrededor— ha permitido a diferentes investigadores reconocer y estudiar a una gran cantidad de insectos que intervienen en ese equilibrio.
“Los insectos constituyen el grupo más diverso que existe en el planeta y representan la mayor biomasa de la tierra. No es de extrañar, entonces, que en el campus universitario, gracias a su abundante disponibilidad de recursos y cobertura vegetal, este grupo haya encontrado las condiciones propicias para prosperar”, señala el investigador Gilberto Morales.
Según Morales, esta variedad tan amplia de insectos, que incluye hormigas, abejas, avispas, pulgones, cochinillas, chinches, grillos, cucarachas, entre otros, “es propicia para una inacabable labor de investigación en campos tan diversos como química, física, biología, ecología, entomología, artes, recreación, comportamiento, sociobiología y casi cualquier área del saber que uno pueda imaginar”.
Y es que, aunque a veces no se les ve y su canto se pierde entre el bullicio y el afán de las labores cotidianas, el campus de la UN en Medellín es hogar o sitio de visita de alrededor de 86 especies de aves, entre ellas gavilanes (caminero, maromero y aliancho), búhos, loros, guacamayas, pericos, pájaros carpinteros y pechirrojos.
Por eso, este patrimonio natural es motivo de orgullo no solo para la Institución, sino también para la región y el país.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
La colección Arboretum y Palmetum cuenta con 312 especies de árboles y 100 palmas.

La colección Arboretum y Palmetum cuenta con 312 especies de árboles y 100 palmas.

19 de Febrero del 2013

Un conjunto de árboles y palmas adorna los recorridos por el campus de la UN en Medellín. Una riqueza natural que es instrumento de investigación por ser hábitat de varias especies de fauna y flora.

Atrás quedaron las extensas pasturas y sembradíos de la Facultad de Nacional de Agronomía y se abrieron paso las nuevas construcciones que albergan a las Facultades de Ciencias Humanas y Económicas, Arquitectura y Ciencias en el Núcleo El Volador.

Luego, árboles y palmas fueron llenando de vida, color, aire fresco y tranquilidad las actividades cotidianas de la comunidad académica de la sede.

La colección Arboretum y Palmetum cuenta con 412 especies pertenecientes a 64 familias botánicas. Fue creciendo gracias al aporte de docentes y egresados de la UN en Medellín, entre ellos los ingenieros forestales y esposos Teresita Varón y León Morales.

“Con la transformación de la ciudad, la Universidad quedó inmersa en un ambiente muy contaminado, ruidoso, con exceso de radiación y falta de privacidad. Con esta iniciativa buscamos proteger a la sede de estos efectos nocivos, tener material de apoyo para las actividades de docencia e investigación y crear espacios más amables para la comunidad universitaria”, dicen.

Especies conocidas (como tapaliso, cativo, choiba, cuipo, cachiparro, quitasol, chocho, molinillo, cacho de vaca, entre otras) hacen parte de la colección, que comprende 312 variedades de árboles y 100 palmas.

“En la sede tenemos las tres especies de caoba que hay en el mundo (Swietenia humilis, Swietenia macrophilya king y Swietenia mahogony)”, cuenta León Morales.

“Cuando Teresita salía a prácticas en distintas regiones del país, llegaba con nuevas especies, que le regalaban. Yo le pedía que me las diera para traerlas a la Universidad porque acá podrían apreciarlas muchas más personas que si las sembraba en la casa”, recuerda León Morales.

Las colecciones no solo han permitido recuperar y fortalecer un espacio verde, sino que —en esa delicadeza de las interacciones y la íntima interrelación que se teje entre las plantas y las cadenas que aparecen a su alrededor— ha permitido a diferentes investigadores reconocer y estudiar a una gran cantidad de insectos que intervienen en ese equilibrio.

“Los insectos constituyen el grupo más diverso que existe en el planeta y representan la mayor biomasa de la tierra. No es de extrañar, entonces, que en el campus universitario, gracias a su abundante disponibilidad de recursos y cobertura vegetal, este grupo haya encontrado las condiciones propicias para prosperar”, señala el investigador Gilberto Morales.

Según Morales, esta variedad tan amplia de insectos, que incluye hormigas, abejas, avispas, pulgones, cochinillas, chinches, grillos, cucarachas, entre otros, “es propicia para una inacabable labor de investigación en campos tan diversos como química, física, biología, ecología, entomología, artes, recreación, comportamiento, sociobiología y casi cualquier área del saber que uno pueda imaginar”.

Y es que, aunque a veces no se les ve y su canto se pierde entre el bullicio y el afán de las labores cotidianas, el campus de la UN en Medellín es hogar o sitio de visita de alrededor de 86 especies de aves, entre ellas gavilanes (caminero, maromero y aliancho), búhos, loros, guacamayas, pericos, pájaros carpinteros y pechirrojos.

Por eso, este patrimonio natural es motivo de orgullo no solo para la Institución, sino también para la región y el país.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Ausencia de argumentos en defensa del Tayrona.

 
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22 de Enero del 2013
La suspensión de la construcción de un proyecto turístico en Bahía Concha (en el Parque Nacional Natural Tayrona), no es una solución definitiva ante la problemática de la intervención del territorio.
La medida preventiva se aplicó por presión ciudadana al Gobierno Nacional, debido a las obras que implicarían la tala de una buena porción del bosque seco del parque y la intervención territorial.
A pesar de que el proyecto ya contaba con la licencia ambiental requerida, priman el interés por el cuidado y la conservación del medioambiente y el principio de incertidumbre, por lo cual la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) solicitó a Parques Nacionales y a entidades del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible un nuevo concepto técnico, para establecer si se da vía libre al proyecto o, en definitiva, se suspende.
Lo paradójico del llamado de la ANLA, es que ya existen estudios que los entes gubernamentales podrían consultar para establecer la no viabilidad de este tipo de acciones que suponen “un bajo impacto”, pero que en la realidad conllevan un alto costo ambiental.
Jesús Orlando Rangel, director del grupo de investigación en Biodiversidad y Conservación del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia, cuestiona el accionar de la ANLA, “ya que la convocatoria debió ser amplia e incluir a las entidades que han generado la información requerida para dar una respuesta adecuada al consorcio industrial y aprovechar, de una vez por todas, para blindar otros espacios del Tayrona”.
Por su parte, el profesor Ignacio Mantilla Prada, rector de la UN asegura: “queremos que el Gobierno nacional conozca esos estudios, se apoye en la Universidad y tenga una valoración académica y científica en sus decisiones”.
La historia de la conservación de la vida silvestre en Colombia demuestra que la nación nunca ha estado de acuerdo con la intervención en el Tayrona.
“En los años sesenta se realizaron unas investigaciones, con la supervisión del doctor Jorge Hernández –Mono Hernández–, que permitieron declarar al Tayrona, y a un 10% más de la superficie del país, bajo la figura de áreas protegidas”, expresa Rangel.
“Hace más de cuarenta años, en 1972, hubo un gran movimiento que congregó a los interesados en la conservación de la naturaleza y movilizó al país ante un intento del Estado de hacer una alianza con una gran cadena hotelera para construir en el Tayrona”.
A la fecha, nos contentamos “con tener al Tayrona como área protegida y hemos dejado que los problemas existentes desde el momento en que fue declarado como área natural protegida persistan, sin buscarles una solución”, dice el profesor de la Facultad de Ciencias de la UN.
Es importante que las autoridades ambientales y la sociedad en general se apropien del significado del Tayrona, ya que este parque natural cuenta con una biodiversidad única en el mundo.
Asimismo, “es necesario que se construya un sistema de información biológica, sencillo, que reúna los argumentos biológicos y ecológicos para la defensa de estos territorios”.
Y la UN puede ayudar al Gobierno y a las entidades gubernamentales, a hacer una defensa del Tayrona sobre hechos reales, “con base en cifras, en documentos que ilustren sobre la biota, los tipos de bosque, los ecosistemas, los factores y fenómenos ambientales que por desgracia no se tienen en cuenta como argumentos decisivos en la defensa del área protegida”.
“Las áreas marinas y continentales del Parque Nacional Natural Tayrona son únicas en el concierto del Caribe. Difícilmente, en otro lugar se puede encontrar –en un trayecto tan corto– esa diversidad y riqueza de ambientes con tan amplia gama de biota y ecosistemas, así como una agradación en los aspectos físicos del clima, la geología y los suelos”, puntualiza Rangel.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Bosque húmedo tropical que se puede apreciar en el Parque Nacional Natural Tayrona.

Bosque húmedo tropical que se puede apreciar en el Parque Nacional Natural Tayrona.

22 de Enero del 2013

La suspensión de la construcción de un proyecto turístico en Bahía Concha (en el Parque Nacional Natural Tayrona), no es una solución definitiva ante la problemática de la intervención del territorio.

La medida preventiva se aplicó por presión ciudadana al Gobierno Nacional, debido a las obras que implicarían la tala de una buena porción del bosque seco del parque y la intervención territorial.

A pesar de que el proyecto ya contaba con la licencia ambiental requerida, priman el interés por el cuidado y la conservación del medioambiente y el principio de incertidumbre, por lo cual la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) solicitó a Parques Nacionales y a entidades del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible un nuevo concepto técnico, para establecer si se da vía libre al proyecto o, en definitiva, se suspende.

Lo paradójico del llamado de la ANLA, es que ya existen estudios que los entes gubernamentales podrían consultar para establecer la no viabilidad de este tipo de acciones que suponen “un bajo impacto”, pero que en la realidad conllevan un alto costo ambiental.

Jesús Orlando Rangel, director del grupo de investigación en Biodiversidad y Conservación del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia, cuestiona el accionar de la ANLA, “ya que la convocatoria debió ser amplia e incluir a las entidades que han generado la información requerida para dar una respuesta adecuada al consorcio industrial y aprovechar, de una vez por todas, para blindar otros espacios del Tayrona”.

Por su parte, el profesor Ignacio Mantilla Prada, rector de la UN asegura: “queremos que el Gobierno nacional conozca esos estudios, se apoye en la Universidad y tenga una valoración académica y científica en sus decisiones”.

La historia de la conservación de la vida silvestre en Colombia demuestra que la nación nunca ha estado de acuerdo con la intervención en el Tayrona.

“En los años sesenta se realizaron unas investigaciones, con la supervisión del doctor Jorge Hernández –Mono Hernández–, que permitieron declarar al Tayrona, y a un 10% más de la superficie del país, bajo la figura de áreas protegidas”, expresa Rangel.

“Hace más de cuarenta años, en 1972, hubo un gran movimiento que congregó a los interesados en la conservación de la naturaleza y movilizó al país ante un intento del Estado de hacer una alianza con una gran cadena hotelera para construir en el Tayrona”.

A la fecha, nos contentamos “con tener al Tayrona como área protegida y hemos dejado que los problemas existentes desde el momento en que fue declarado como área natural protegida persistan, sin buscarles una solución”, dice el profesor de la Facultad de Ciencias de la UN.

Es importante que las autoridades ambientales y la sociedad en general se apropien del significado del Tayrona, ya que este parque natural cuenta con una biodiversidad única en el mundo.

Asimismo, “es necesario que se construya un sistema de información biológica, sencillo, que reúna los argumentos biológicos y ecológicos para la defensa de estos territorios”.

Y la UN puede ayudar al Gobierno y a las entidades gubernamentales, a hacer una defensa del Tayrona sobre hechos reales, “con base en cifras, en documentos que ilustren sobre la biota, los tipos de bosque, los ecosistemas, los factores y fenómenos ambientales que por desgracia no se tienen en cuenta como argumentos decisivos en la defensa del área protegida”.

“Las áreas marinas y continentales del Parque Nacional Natural Tayrona son únicas en el concierto del Caribe. Difícilmente, en otro lugar se puede encontrar –en un trayecto tan corto– esa diversidad y riqueza de ambientes con tan amplia gama de biota y ecosistemas, así como una agradación en los aspectos físicos del clima, la geología y los suelos”, puntualiza Rangel.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Analizan efectos de ganadería y agricultura en Los Nevados.

 
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Estudian el efecto de la ganadería y la agricultura en páramo del Parque Nacional Natural Los Nevados.
Estudian el efecto de la ganadería y la agricultura en páramo del Parque Nacional Natural Los Nevados.

12 de Noviembre del 2012

Investigadores de la Universidad Nacional buscan estrategias de uso sostenible del suelo para los habitantes de algunos terrenos del Parque Los Nevados que cultivan y tienen ganado en la zona.

Para lo anterior, caracterizan las comunidades microbianas (microorganismos encontrados en la tierra) de los suelos de diferentes agrosistemas de la vereda El Bosque, en terrenos del Parque Nacional Natural Los Nevados que pertenecen a Risaralda.

“El papel que juegan los microorganismos es muy importante porque participan en el ciclaje de nutrientes y desarrollo de ciclos de fósforo,  nitrógeno, carbono y azufre”, precisó Esperanza Torres Rojas, directora de la investigación.

El estudio pretende establecer cómo la comunidad microbiana se ve afectada  por prácticas agrícolas como el cultivo de papa y la ganadería en las zonas donde se desarrollan esas actividades; para tal fin, se comparará con un bosque altoandino poco intervenido, en donde no se realicen estas prácticas.

Torres Rojas recordó que el páramo es un ecosistema bastante frágil e importante para Colombia, porque es allí donde se da la regulación hídrica. Es muy importante caracterizar la comunidad microbiana de sus suelos porque es allí donde habitan millones de microorganismos que participan en la  descomposición de materia orgánica, en la fijación de nitrógeno y otros procesos asociados a la toma de nutrientes.

Los investigadores utilizan dos técnicas para investigar el cultivo de microorganismos. Uno, es conocido como dependiente de cultivo, que consiste en aislar los microorganismos y cultivarlos con medios de selección propios dependiendo de la bacteria que se vaya a estudiar.

Torres Rojas explicó que con ese método se identifica solo el 0,01% de microorganismos que se pueden cultivar en el laboratorio, por lo que ellos utilizaron una estrategia denominada metagenómica, que consiste en aislar el ADN comunitario del suelo. Con esto, identificaron qué organismos se encuentran en el suelo sin necesidad de cultivarlos.

“La otra estrategia que utilizamos fue mirar la actividad enzimática de suelos, a la par con estudios físico-químicos de estos”, señaló.

“El aporte es enorme porque la idea es ofrecerle al parque estrategias  de conservación de los ecosistemas y, para ello, es importante determinar cómo involucrar a la comunidad en el manejo apropiado del suelo y su uso sostenible”, concluyó la profesora.

El trabajo es producto de una tesis del Doctorado en Agroecología, desarrollada por Manuela Avellaneda, y del trabajo de grado del estudiante Guillermo Cañón de la Facultad de Agronomía. La investigación está enmarcada en la ejecución del proyecto del Centro Colombiano de Genómica y Bioinformática de Ambientes Extremos (GeBiX).

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Impulsan proyecto para reintroducir la guacamaya roja en su hábitad natural.

 
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Quedan pocas guacamayas en su hábitat natural.
Quedan pocas guacamayas en su hábitad natural.

4 de Octubre del 2012

El programa de reintroducción de la guacamaya roja en Palenque, Chiapas, y otras áreas de su distribución original, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, recibió un donativo de Kraft Foods México, destinado a promover la conservación del ave y su ecosistema, diseñar estrategias de educación ambiental y fomentar la convivencia armónica con la naturaleza.

La iniciativa, apoyada por Fundación UNAM, obtuvo el primer lugar en la campaña Agentes al Rescate, orientada a generar conciencia sobre el cuidado de especies en peligro de extinción, con el 42 por ciento de los votos registrados.

El proyecto contempla reintroducir 50 guacamayas rojas en áreas de su distribución histórica original —de Tamaulipas a Chiapas—, con el apoyo del aviario de Xcaret, entre ellas, la zona de Palenque. El objetivo es instrumentar estrategias destinadas a incrementar las posibilidades de que sobrevivan en el hábitat silvestre y establezcan poblaciones autónomas.

El estímulo será destinado a garantizar el éxito del programa. Entre las acciones contempladas están establecer protocolos para la crianza en cautiverio, entrenar a las aves contra depredadores; detectar patógenos para evitar la introducción de enfermedades silvestres en la nueva localidad; colocar radios para monitorear los movimientos y supervivencia, y actividades de educación ambiental entre las comunidades aledañas, entre otras.

Conciencia ecológica

En la ceremonia de premiación, Martha Carrillo, directora de Comunicación de Fundación UNAM, destacó que el IB impulsa trabajos orientados a la conservación de la biodiversidad del país. El programa de reintroducción de la guacamaya roja constituye una muestra de esta labor, subrayó.

Patricia Escalante, integrante del IB y responsable del proyecto, recordó que es una especie en serio peligro de extinción. Actualmente, sólo quedan remanentes de sus poblaciones en la Selva Lacandona y, posiblemente, en la zona de Los Chimalapas, debido a la extracción de pichones para el comercio de mascotas y a la pérdida de su hábitat primario (selva tropical húmeda), que hasta hace tres décadas abarcó de Tamaulipas a Chiapas. En total, se calculan 250 individuos en la primera ubicación, y 50 en la segunda.

En este contexto, investigadores universitarios interesados en la conservación de la biodiversidad establecieron colaboración con el aviario de Xcaret, con la finalidad de instrumentar un proyecto de reintroducción y conservación del ave, considerada por los mayas la encarnación del dios de fuego del ojo solar, Kinich Kakmó, lo cual será posible con el donativo entregado a la Fundación UNAM, precisó.

Debemos insistir en que las especies en peligro de extinción, en particular de guacamayas, loros y pericos de México, no pueden ser adquiridas como mascotas. En el caso de la roja, de no emprender más estrategias para su conservación en la próxima década, las dos poblaciones que sobreviven desaparecerán.

Naturalia, organización promotora de la reintroducción del lobo mexicano, y Pronatura, entidad orientada a frenar el deterioro y asegurar la permanencia de jaguares en la Península de Yucatán, recibieron el segundo y tercer lugar, respectivamente.

Boletín UNAM-DGCS-610
Ciudad Universitaria.

Agricultura se beneficiaría con cambios de las plantas.

 
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Los cambios metabólicos de las plantas pueden ser útiles para aumentar la resistencia de los cultivos a los insectos herbívoros.
Los cambios metabólicos de las plantas pueden ser útiles para aumentar la resistencia de los cultivos a los insectos herbívoros.

17 de Septiembre del 2012
La respuesta de las plantas al ataque de insectos herbívoros se manifiesta como un proceso natural de cambios metabólicos. Su estudio puede tener aplicaciones en la agricultura.

“Estoy estudiando cómo las plantas cambian su fisiología en respuesta a los daños que les causan los insectos, y cómo esos cambios de su fenotipo afectan, a su vez, el entorno de las comunidades de insectos”, aseguró Andre Kessler, doctor en Ecología Química de la Universidad de Cornell (EE. UU.).

Los efectos de esta resistencia inducida han sido estudiados extensamente, pero muy poco se conoce sobre su papel en la estructura de comunidades de artrópodos y su influencia en la dinámica de las poblaciones de insectos herbívoros.

Asimismo, el análisis de estas respuestas es muy desconcertante por la gran variedad de cambios metabólicos que, a su vez, funcionan como defensas directas o indirectas contra los atacantes.

“Cada respuesta es inducida por el propio ataque e incrementa la resistencia de la planta a los actuales y futuros ataques de los herbívoros”, agregó.

Los cambios en estos organismos tienen fuertes consecuencias ecológicas en su sistema de defensa, en sus costos y en los beneficios de inducir dichas respuestas.

Igualmente, los efectos sobre las comunidades de insectos pueden ser representativos al cambiar las condiciones de la obtención de alimento y la dinámica de comunicación de las plantas.

La guerra informativa de las plantas

Los cambios que se dan en estas y en las interacciones mutualistas entre ellas modifican radicalmente la estructura de las comunidades de artrópodos y afectan la dispersión herbívora.

Por otra parte, la adaptación a su “nuevo estilo de vida” podría beneficiar considerablemente su salud y ser de gran utilidad para conservar los cultivos.

“Estos estudios pueden servir como guía para el análisis objetivo de las respuestas de la planta inducidas por el ataque de los herbívoros y tienen un uso potencial en la agricultura”, precisó.

Finalmente, en el desarrollo de esas respuestas están comprometidas sus interacciones mutualistas con otros organismos, que generalmente son enemigos naturales de los herbívoros o de los  polinizadores.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html