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MEJORA INSTITUTO DE BIOLOGÍA SU INFRAESTRUCTURA

 
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institutodebiologia09 de agosto de 2014

Con la adquisición de un escáner de alta resolución y la apertura del Laboratorio de Biología Molecular del Departamento de Zoología, el Instituto de Biología (IB) de la UNAM mejora su infraestructura en materia de equipamiento digital y de microscopía.

El escáner Bookeye 4 professional es un equipo satelital con el que se ha iniciado la digitalización de libros históricos; esta tarea se lleva a cabo con el máximo cuidado por tratarse de obras antiguas –de entre 1603 y 1950–, que constituyen el acervo más importante del país en el área de la biología.

El aparato, que se obtuvo con apoyo de la Coordinación de la Investigación Científica (CIC) de la UNAM, utiliza luz fría para no dañar los documentos; brinda la posibilidad de trabajar con o sin cristal superpuesto y tiene una base basculante, apta para diferentes grosores. Con este procedimiento, además de conservar las obras, se busca la posibilidad de socializar el conocimiento a través de la base de datos que se generará y que será de acceso libre.

El IB resguarda cuatro mil 700 libros históricos, cinco mil iconografías y dos colecciones más, una de revistas antiguas y otra de manuscritos, ambas en proceso de consolidación.

Laboratorio de Biología Molecular

Por otra parte, se inauguró el Laboratorio de Biología Molecular del Departamento de Zoología, área que complementa al Laboratorio Temático de Biología Molecular y Secuenciación de la Biodiversidad y de la Salud. “La importancia de los laboratorios temáticos radica en que todo el personal del instituto y de la UNAM tiene acceso a ellos”, comentó Víctor Manuel Sánchez-Cordero Dávila, director de la entidad universitaria.

Este nuevo espacio, cuyo impacto se refleja en el incremento de la producción científica, atiende a estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado.

Al respecto, Carlos Arámburo de la Hoz, titular de la CIC, dijo que este tipo de unidades son una herramienta poderosa para estimular a otros investigadores a incorporarse en el abordaje de un problema con la aplicación de nuevas metodologías.

En un recorrido por las instalaciones, conoció otra adquisición reciente: un microscopio de alta resolución Carl Zeiss, para el Laboratorio de Microscopía y Fotografía de la Biodiversidad (disponible para la comunidad del IB); es uno de los dos que existen en Latinoamérica y se obtuvo mediante un proyecto Conacyt a cargo de Santiago Zaragoza.

Además, un aparato de digitalización robótica GigaPan Epic Pro. Se trata de una cámara y un lente que permitirán automatizar la digitalización de las cajas entomológicas; con este proyecto se espera hacer un registro de esas colecciones, que se convertiría en el primer depósito de especímenes tipo en ese formato. Las imágenes e información serán colocadas en la página web de la entidad.

La primera compilación que pasará por este proceso es la de escarabajos del Orden Coleoptera, representativa en la Colección Nacional de Insectos, para continuar con la de Hemiptera (chinches), la más grande después de la de coleópteros, de acuerdo con Martín Zurita García, investigador del IB.

También obtuvieron una serie de microscopios para el Aula 1 del posgrado en Ciencias Biológicas, con cámaras integradas, que podrán ser utilizadas por alumnos y maestros.

De igual manera, dieron a conocer los nuevos servidores que dan soporte a las bases de datos de las colecciones nacionales del instituto, ubicados en la Unidad de Informática para la Biodiversidad (Unibio).

Créditos: UNAM-DGCS-456-2014

EN FILOSOFÍA, DOCENCIA E INVESTIGACIÓN VAN DE LA MANO: CARLOS PEREDA FAILACHE

 
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carlospereda“En filosofía —y en las humanidades en general—, la indagación y la docencia son parte de un continuo y no algo separado. Al dar clases uno se alimenta en el diálogo con los alumnos y, con frecuencia, ellos nos indican qué atender y por dónde seguir”, señaló Carlos Pereda Failache.

Por sus aportaciones, el académico fue nombrado investigador emérito del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM, entidad en la que ha realizado una intensa labor, la cual ha descrito como un “volver a los problemas mismos y pensar menos en su historia y protagonistas. No es que recomiende no leer, hay que hacerlo, pero la investigación del pasado debe servir para pensar sobre temas fundamentales como la libertad, la justicia, la mente, el cuerpo o la confianza social”.

Sobre cómo se decantó por esta actividad, comentó que supo que ésta era su vocación desde siempre, pues “desde joven me interesó la literatura y la reflexión y pronto me di cuenta de que el ejercicio filosófico era una manera de volverme un profesional en la deliberación y proseguir con mis intereses humanísticos”.

Por ello, estudió la licenciatura en Filosofía y Ciencias de la Educación en Montevideo, Uruguay, su país natal, y en 1970, recibió una beca del gobierno germano para hacer su maestría y doctorado en Filosofía y Lingüística en la Universidad de Constanza, en la entonces Alemania Occidental.

“Parte de mi vocación ha sido la argumentación como alternativa a la violencia para resolver problemas. Para mí es un interés constante teorizar sobre cómo se construye y su poder en el pasado y el presente”, resaltó.

“Sin embargo, en los últimos tiempos, he buscado incursionar en la ética y en la filosofía política. Lo característico en esta labor es pasar de un interés a otro sin abandonar las líneas indagatorias originales, porque en esta disciplina los más diversos problemas y las inclinaciones personales se traslapan y encadenan”, añadió.

Pereda Failache obtuvo el título de doctor en Filosofía en 1974 con la tesis La teoría de la argumentación práctica en Kant y fue profesor asistente de la Universidad de Constanza por tres años.

“Al terminar el doctorado pensé en regresar a Uruguay, pero el país transitaba por uno de los momentos más duros de la dictadura. En 1978, por invitación de Luis Villoro, vine a trabajar a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, donde él coordinaba la sección de Humanidades”, recordó.

En esa época empezó a dar una clase en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM y el 21 de agosto de 1989 ingresó al IIF, “uno de los lugares más importantes para hacer filosofía en lengua castellana; estoy muy contento de trabajar ahí con colegas altamente competentes e inspiradores. Si uno no puede pensar con rigor y profundidad en un instituto como ése, no podría hacerlo en ninguna parte”.

Junto a su labor de investigación, Pereda reconoce que siempre le han importado las tareas docentes, principalmente en la FFyL, otro espacio decisivo de la vida cultural nacional (también ha impartido cursos en la UAM y en El Colegio de México).

Sobre su producción reciente, refirió que el año anterior publicó un libro, Sobre la confianza. “Es un tema que importa cada vez más; hoy suele hablarse de la confianza como un capital social no sólo en la filosofía, sino en sociología, en antropología y en teoría política, porque ninguna comunidad puede existir sin ella o al menos sin algunos grados de ésta”, refirió.

Por otro lado, apuntó, ideales como la libertad y la justicia son dos temas recurrentes de cualquier pensamiento que aborda la práctica.

Pereda es miembro de la Academia Mexicana de Investigación Científica, de la Sociedad Internacional para el Estudio de la Argumentación (Ámsterdam, Holanda), de Filósofos por la Paz (Estados Unidos), de la Asociación Internacional para el Desarrollo de la Ética (Aberdeen, Reino Unido), presidente de la Asociación Filosófica de México y representante nacional del Consejo Directivo de la Sociedad Interamericana de Filosofía.

Aunque es reconocido en éste y otros países, “no puedo imaginar mi vida sin la UNAM. El IIF y la FFyL, más que mis lugares de trabajo, son mi segunda casa. El emeritazgo es un honor porque es un reconocimiento, en primer término, de los colegas y, en segundo, de la Universidad Nacional en su conjunto, esa maravillosa institución que es un fragmento decisivo de la cultura del siglo XX en lengua castellana. Es un desafío para continuar con mi labor y no una pausa en el camino, porque pienso seguir con la investigación y con mis clases”, concluyó.

Créditos:UNAM-DGCS-289-2014

La modernidad hace que se pierda el sentido de vivir en comunidad

 
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Miércoles 26 de Mayo de 2010

Antes de que surgieran las sociedades existían las comunidades, por ello a pesar de la globalización y los avances tecnológicos, aun añoramos vivir en comunidad, expuso el Doctor José Miguel Marinas Herreras, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, durante su conferencia magistral “El síntoma comunitario entre el polis y el mercado”

Lo anterior dentro del Coloquio Ética y Democracia Contemporánea, cuya organización corrió a cargo del cuerpo académico: Estudios de Política y Procesos de Gobierno de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP.

El especialista en filosofía política afirmó que la crisis del vínculo social une a la ética y la política, pero lo que es más preocupante para politólogos, filósofos y sociólogos es ¿por qué nos empeñamos en hacer sociedad, si vemos que lo más moderno dice, que si vivimos en sociedad es para mirar cada uno por sus intereses individuales?

“Las sociedades complejas que vivimos en la globalización, al tiempo que continuamos avanzando y nos sentimos orgullosos de la tecnología, añoramos los tiempos de la comunidad pérdida, en donde éramos reconocidos ampliamente y nuestra palabra valía por lo que es”.

En esa esfera íntima y particular que representa la comunidad, “uno no tiene que esforzarse por ser el más listo o el más fuerte, sino que a uno lo quieren y lo aguantan por lo que es, ése es uno de los aspectos del síntoma comunitario”, señaló Marinas Herreras.

Por otro lado, explicó que ética y política son dos realidades íntimamente unidas, puesto que pertenecen ambas al razonamiento práctico en el que se razona después de la acción.

“En el contexto de la filosofía moral y política contemporánea, ética hace referencia a un planteamiento de tipo universalista: colocarse en el lugar del otro para que pueda llegar a conclusiones semejantes a las mías”.

Sin embargo, “el discurso político tiene otra vertiente: estamos acostumbrados a convivir en sociedades en las que se convive con personas cuyas creencias morales son distintas”, indicó.

“No hay un razonamiento político que sirva para todo el mundo o universal, salvo un marco jurídico y democrático; lo político va de lo particular a lo general y lo ético de lo general a lo particular”.

Por último, el catedrático madrileño abundó con respecto al síntoma: “Freud dijo que los síntomas son formaciones de compromiso entre lo que hemos expulsado y lo que no podemos expulsar, y los define también como ficciones protectoras, pero una ficción no es una mentira, sino un relato que intenta explicar lo que no se puede explicar”.

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx