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Comunidades no distinguen entre exploración y explotación minera

 
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mine

27 de julio de 2015

Medellín, jul. 27 de 2015 – Agencia de Noticias UN- Deterioro de imagen, disminución de recursos y pocos avances son algunas de las consecuencias para las empresas de exploración minera porque las comunidades las confunden con proyectos de explotación. Continue reading Comunidades no distinguen entre exploración y explotación minera

DESCUBREN UNIVERSITARIOS NUEVA ESPECIE DE ARAÑA QUE SE CAMUFLA CON PARTÍCULAS DEL SUELO

 
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arañacamuflaje17 de septiembre de 2014

Paratropis tuxtlensis es una nueva especie de araña descubierta por integrantes del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, en la región de Los Tuxtlas, Veracruz. Pertenece a una familia poco común, denominada Paratropididae, de la cual se conocían, hasta ahora, sólo nueve especies distribuidas en Sudamérica y Centroamérica, hasta Panamá. Este hallazgo representa el primer registro de esa familia para Norteamérica.

El pequeño arácnido nunca había sido visto en territorio mexicano; se distingue de otros por su piel rugosa, con una especie de escamas donde se adhieren más fácilmente las partículas del suelo que le brindan el camuflaje perfecto, y por sus ojos, que se ubican en una especie de “torreta”, más arriba que el resto del cuerpo.

Las primeras colectas de arañas pequeñas o inmaduras se hicieron en 2010, como parte de un proyecto de la Colección Nacional de Arácnidos, que resguarda el IB, y de adultas, en 2011. No obstante, fue recientemente que el descubrimiento se dio a conocer en la revista ZooKeys, de acceso abierto para su consulta.

Por su importancia, el hallazgo de los universitarios ha sido notado por especialistas de todo el mundo. “Es un trabajo que le da reconocimiento a la UNAM a escala mundial; hacemos investigación de primera línea, de punta, y descubrimos cosas interesantes”, explicó Oscar Federico Francke Ballvé, investigador del IB y quien encabeza el equipo de expertos.

Pequeñas y difíciles de detectar

Las Paratropis tuxtlensis, que toman su nombre científico del sitio donde fueron localizadas, en el Área Natural Protegida de Los Tuxtlas, son arañas pequeñas, que no miden más de cuatro centímetros de la punta de una pata al extremo opuesto.

Por su tamaño y debido a que adhieren partículas del suelo a su cuerpo, son difíciles de detectar. “Si uno no tiene ‘buen ojo’, puede levantar una piedra y no verlas; si la araña no se mueve, no se distingue porque se ve como parte del suelo. Hay que revisar bien para poderlas encontrar”, relató Jorge Mendoza Marroquín, estudiante de doctorado.

Por eso mismo es escaso el conocimiento que se tiene de esa familia, tanto, que de las nueve especies antes conocidas sólo en tres se habían descrito a los machos adultos. “No sabemos cuánto viven, ni cuál es su temporada reproductiva; son animales muy raros”, dijo.

En cuanto a su hábitat, señaló que por haberse encontrado en esa selva veracruzana es de esperarse que esté distribuida en todo el sureste de México, en áreas húmedas, selváticas.

Seguramente tienen depredadores: pueden ser otros arácnidos e insectos, como alacranes que compiten por espacio debajo de las piedras. “Si tomamos en consideración la biología general de las arañas, donde los machos salen a buscar hembras para reproducirse, se podría esperar también que sean parte de la cadena alimenticia de otros animales, incluidos reptiles, como lagartijas, o anfibios, como las ranas”.

Sus movimientos son muy lentos. “Si tomas una y la pones en tu mano, se queda quieta; posiblemente su instinto de supervivencia ante depredadores sea permanecer estática, además de confundirse con el suelo, lo que le ayuda a pasar desapercibida”.

Con seguridad Paratropis tuxtlensis es una especie endémica de la zona, lo anterior si se toma en cuenta que Los Tuxtlas es un área natural protegida muy pequeña, y por el tamaño de las propias arañas, que no les permite moverse grandes distancias.

Glándulas con adhesivo

Para descubrir cómo se camufla, a Francke Ballvé y sus estudiantes, Mendoza Marroquín y Alejandro Valdez Mondragón, se les ocurrió revisar a los ejemplares con fotografía de microscopía electrónica de barrido.

Al ver el detalle, indicó Mendoza Marroquín, “pudimos notar pequeños orificios, a manera de aberturas en la piel, y de algunos de ellos salía un líquido. Deducimos, con base en la distribución de estas estructuras, que se trata de glándulas que deben tener una especie de adhesivo que les ayuda a pegar el sustrato del suelo”. Eso no se había reportado.

Los universitarios también se percataron que aunque el animal quedara fijado en alcohol para su estudio, las partículas de suelo no se caían, seguían fijas a sus cuerpos. De hecho, “para limpiarlos se requiere una aguja de disección o ponerlos en un limpiador sónico para que vibren y las partículas se desprendan”.

Francke Ballvé comentó que el equipo científico tuvo la fortuna de que una de las hembras vivas que llevaron a su laboratorio en el IB pusiera ovisaco “y ya tenemos crías”.

Mendoza las cría; alrededor de dos meses las mantuvo juntas, aunque son depredadores y podrían tener la tendencia a devorarse entre sí. “Resultó interesante observar cómo se toleran”. Durante ese tiempo las alimentó con moscas de la fruta y crías de grillo, que miden dos o tres milímetros, luego las separó.

“Algunas han tenido mayor desarrollo. Hay ejemplares que por sus condiciones fisiológicas son de mayor tamaño que sus hermanas; como en los humanos, debe haber diferencias individuales. Se han alimentado bien y no ha habido problema”.

Contar con las arañas vivas, sostuvo Francke, “nos abre las posibilidades de observar todos los aspectos de comportamiento y alimentación, cuándo y cómo se aparean, cuánto dura el periodo de desarrollo y demás aspectos que se desconocen para toda la familia Paratropididae”.

En términos de la biogeografía, también se abre un panorama importante. La reserva de Los Tuxtlas contiene elementos endémicos relacionados con Sudamérica: “¿cómo llegaron esas arañitas hasta acá, si sabemos que viven debajo de piedras, que son tímidas? Hablamos de patrones de distribución muy antiguos y que son muy relevantes”, abundó.

A ello se suman otros aspectos, como el estudio de su adhesivo líquido, sobre todo porque funciona en condiciones de humedad en altas concentraciones, y así, “aunque haya agua, pega, por lo que podría tener muchas aplicaciones”; de igual manera se analizará su veneno (proyecto a cargo de Lourival Possani, integrante del Instituto de Biotecnología de la UNAM).

Oscar Federico Francke, formador de la próxima generación de aracnólogos para México, estimó que se conoce alrededor del 25 al 30 por ciento de la diversidad de arañas en el país. “Cada vez que vamos a un sitio nuevo en el campo, aparecen especies desconocidas. En la última salida a Huautla, Oaxaca, en una semana trajimos por lo menos 14, cinco de ellas tarántulas, prácticamente una por día. Por eso es importante nuestro trabajo de clasificación y sistemática; hay mucho por hacer”, finalizó.

Créditos: UNAM-DGCS-539-2014

La agroecología permite producir alimentos con más nutrientes

 
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Palmira, nov. 29 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Los alimentos tienen más vitaminas, minerales y antioxidantes cuando provienen de estos sistemas que respetan el ciclo vital de las plantas.
Así lo aseguró María Dolores Raigón, profesora de la Universidad Politécnica de Valencia en España y doctora en Ingeniería Agronómica, durante el octavo Seminario de Agroecología realizado en la Universidad Nacional de Colombia en Palmira.
“Actualmente estamos observando que los alimentos, por las técnicas convencionales que se realizan en la producción agropecuaria, están perdiendo gran parte de su composición nutricional”, destaca la experta española.
Añadió que la agricultura tradicional utiliza sustancias tóxicas para la salud como son los nitratos en el material vegetal, residuos fitosanitarios que aparecen en la planta, antibióticos en la producción ganadera o la incorporación de aditivos alimentarios para la transformación de los alimentos. “Son sustancias que están ahí porque la comercialización del modelo tradicional productivo obliga a su uso”.
En ese sentido, la agroecología es un sistema de producción que mantiene los equilibrios en el ciclo vital de las frutas y verduras, lo que permite obtener, además, una mayor composición en nutracéuticos (vitaminas, minerales y sustancias de carácter antioxidante).
“A través de la agroecología se respetan mucho más los ciclos naturales de producción, esto significa que cuando un producto alcanza su estado óptimo de madurez, esa fruta o verdura alcanza también la máxima concentración de sustancias antioxidantes”, sostiene María Dolores Raigón.
Igualmente, cuando el sistema de producción es agroecológico, las sustancias de carácter polifenólico se crean en la planta como respuesta ante un determinado modelo de agresión o estrés motivado por plagas y/o enfermedades. Así, la experta precisa, “las sustancias antioxidantes son las defensas que crea la planta y en este modelo se consideran estas maneras de producir”.
No obstante, en el mundo predomina el uso de fertilizantes y agro insumos químicos que no solo son perjudiciales para la salud humana, sino para el medioambiente, lo que causa pérdida de biodiversidad, degradación y salinización de suelos, entre otros efectos negativos.
“Nosotros tenemos la voluntad de ejercer la soberanía alimentaria a través de la realización o no de una determinada compra convencional o agroecológica. Los Gobiernos no van a hacer mucho, porque son muchos los intereses económicos creados alrededor de la agroindustria y ahí es donde el consumidor juega un papel fundamental en propender por estos modelos que pueden contribuir a la soberanía alimentaria, a conservar y preservar los productos y minimizar impactos ambientales”, concluye.
La profesora María Dolores Raigón fue invitada al Seminario Agroecológico mediante el Grupo de Investigación en Agroecología de la U.N. en Palmira.
Créditos: UNAL-721-2013

UNAL29112013Palmira, nov. 29 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Los alimentos tienen más vitaminas, minerales y antioxidantes cuando provienen de estos sistemas que respetan el ciclo vital de las plantas.

Así lo aseguró María Dolores Raigón, profesora de la Universidad Politécnica de Valencia en España y doctora en Ingeniería Agronómica, durante el octavo Seminario de Agroecología realizado en la Universidad Nacional de Colombia en Palmira.

“Actualmente estamos observando que los alimentos, por las técnicas convencionales que se realizan en la producción agropecuaria, están perdiendo gran parte de su composición nutricional”, destaca la experta española.

Añadió que la agricultura tradicional utiliza sustancias tóxicas para la salud como son los nitratos en el material vegetal, residuos fitosanitarios que aparecen en la planta, antibióticos en la producción ganadera o la incorporación de aditivos alimentarios para la transformación de los alimentos. “Son sustancias que están ahí porque la comercialización del modelo tradicional productivo obliga a su uso”.

En ese sentido, la agroecología es un sistema de producción que mantiene los equilibrios en el ciclo vital de las frutas y verduras, lo que permite obtener, además, una mayor composición en nutracéuticos (vitaminas, minerales y sustancias de carácter antioxidante).

“A través de la agroecología se respetan mucho más los ciclos naturales de producción, esto significa que cuando un producto alcanza su estado óptimo de madurez, esa fruta o verdura alcanza también la máxima concentración de sustancias antioxidantes”, sostiene María Dolores Raigón.

Igualmente, cuando el sistema de producción es agroecológico, las sustancias de carácter polifenólico se crean en la planta como respuesta ante un determinado modelo de agresión o estrés motivado por plagas y/o enfermedades. Así, la experta precisa, “las sustancias antioxidantes son las defensas que crea la planta y en este modelo se consideran estas maneras de producir”.

No obstante, en el mundo predomina el uso de fertilizantes y agro insumos químicos que no solo son perjudiciales para la salud humana, sino para el medioambiente, lo que causa pérdida de biodiversidad, degradación y salinización de suelos, entre otros efectos negativos.

“Nosotros tenemos la voluntad de ejercer la soberanía alimentaria a través de la realización o no de una determinada compra convencional o agroecológica. Los Gobiernos no van a hacer mucho, porque son muchos los intereses económicos creados alrededor de la agroindustria y ahí es donde el consumidor juega un papel fundamental en propender por estos modelos que pueden contribuir a la soberanía alimentaria, a conservar y preservar los productos y minimizar impactos ambientales”, concluye.

La profesora María Dolores Raigón fue invitada al Seminario Agroecológico mediante el Grupo de Investigación en Agroecología de la U.N. en Palmira.

Créditos: UNAL-721-2013

En el Museo de Mineralogía los niños se apropian de la ciencia.

 
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26 de Octubre del 2012
Desde la Facultad de Minas de la UN en Medellín, se realiza un acercamiento con niños de primaria para el buen uso de recursos naturales y la prevención de desastres.
Se trata del proyecto de apropiación social de la ciencia, gestado desde el Grupo de Creatividad e Innovación Leonardo da Vinci de la UN en Medellín. A través de este, se pretende sensibilizar a los niños de escuelas de esta ciudad para entender las ciencias naturales en cuanto a sus minerales, el comportamiento, su valor en la tierra y el buen uso para evitar complicaciones en el entorno.
Laura Galvis, coordinadora del proyecto de extensión, indica que la intención es enseñarles que “si hay una explotación de forma inapropiada se pueden ocasionar desastres naturales. Entonces, se explican cuáles son las consecuencias de una mala explotación y extracción de los minerales, así como los problemas que se derivan luego en cuanto a la calidad del suelo y los deslizamientos que se pueden generar”.
Además de conocer los pro y los contra de los recursos minerales, la experiencia con los infantes ha demostrado que también es una forma de activar el amor por las ciencias naturales, pues durante los talleres se sorprenden con características como el color de las piedras, su forma, dureza e inclusive el sabor de algunas, como la piedra de la sal.
De esta forma, el proyecto es una manera de acercar la Universidad a las instituciones educativas. Por ello, en el Museo de Mineralogía se reciben, semanalmente, hasta tres escuelas con las que se hace una ruta para observar los minerales del Museo y el cuarto de minerales fluorescentes y fosforescentes. Se culmina con una exposición de cuentos sobre desastres naturales, por parte de los estudiantes, para entender por qué ocurren y cómo prevenirlos.
“Se presentan las definiciones sobre qué es una piedra, una roca, la diferencia entre estas, qué es el medioambiente, qué es un desastre natural y cómo se puede prevenir; además se explican diferentes aspectos sobre plagas, inundaciones y amenazas al medioambiente”, resume la coordinadora del proyecto pedagógico.
Hasta la fecha se han efectuado 11 talleres con la participación de aproximadamente 400 estudiantes. Con la inducción de estudiantes de Ingeniería Geológica de la Facultad de Minas, estos llegan al bachillerato con más conciencia del buen uso y cuidado de las riquezas naturales.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Con talleres educativos los niños entienden diferentes aspectos sobre el comportamiento de los minerales en el medioambiente.

Con talleres educativos los niños entienden diferentes aspectos sobre el comportamiento de los minerales en el medio ambiente.

26 de Octubre del 2012

Desde la Facultad de Minas de la UN en Medellín, se realiza un acercamiento con niños de primaria para el buen uso de recursos naturales y la prevención de desastres.

Se trata del proyecto de apropiación social de la ciencia, gestado desde el Grupo de Creatividad e Innovación Leonardo da Vinci de la UN en Medellín. A través de este, se pretende sensibilizar a los niños de escuelas de esta ciudad para entender las ciencias naturales en cuanto a sus minerales, el comportamiento, su valor en la tierra y el buen uso para evitar complicaciones en el entorno.

Laura Galvis, coordinadora del proyecto de extensión, indica que la intención es enseñarles que “si hay una explotación de forma inapropiada se pueden ocasionar desastres naturales. Entonces, se explican cuáles son las consecuencias de una mala explotación y extracción de los minerales, así como los problemas que se derivan luego en cuanto a la calidad del suelo y los deslizamientos que se pueden generar”.

Además de conocer los pro y los contra de los recursos minerales, la experiencia con los infantes ha demostrado que también es una forma de activar el amor por las ciencias naturales, pues durante los talleres se sorprenden con características como el color de las piedras, su forma, dureza e inclusive el sabor de algunas, como la piedra de la sal.

De esta forma, el proyecto es una manera de acercar la Universidad a las instituciones educativas. Por ello, en el Museo de Mineralogía se reciben, semanalmente, hasta tres escuelas con las que se hace una ruta para observar los minerales del Museo y el cuarto de minerales fluorescentes y fosforescentes. Se culmina con una exposición de cuentos sobre desastres naturales, por parte de los estudiantes, para entender por qué ocurren y cómo prevenirlos.

“Se presentan las definiciones sobre qué es una piedra, una roca, la diferencia entre estas, qué es el medioambiente, qué es un desastre natural y cómo se puede prevenir; además se explican diferentes aspectos sobre plagas, inundaciones y amenazas al medioambiente”, resume la coordinadora del proyecto pedagógico.

Hasta la fecha se han efectuado 11 talleres con la participación de aproximadamente 400 estudiantes. Con la inducción de estudiantes de Ingeniería Geológica de la Facultad de Minas, estos llegan al bachillerato con más conciencia del buen uso y cuidado de las riquezas naturales.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

El “agua dulce” no es tal, sino de escaso contenido mineral

 
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Gloria Vilaclara Fatjó, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.
Gloria Vilaclara Fatjó, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.

6 de abril de 2011

• El líquido del que dependemos para vivir no tiene azúcar, y es destilado por el ciclo hidrológico, que retira sales al agua marina, explicó Gloria Vilaclara Fatjó, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM
• Mientras el agua salada tiene una composición muy homogénea, la otra posee notables variantes en su composición química, que se ven alteradas por la contaminación humana

El “agua dulce”, de la que dependemos los humanos para vivir, no es tal, sino de escaso contenido mineral, explicó la investigadora Gloria Vilaclara Fatjó, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.

No contiene azúcar, sino una combinación distinta y mucho más heterogénea que la salada, precisó la especialista, quien aclaró que la llamada en inglés freshwater (agua fresca) se conoce en español como dulce.

Porcentaje mínimo

La Tierra debería llamarse agua, pues tres cuartas partes del planeta están cubiertos por ella,con una preponderancia en el hemisferio sur, detalló en la conferencia Las aguas dulces… ¿son tan dulces?, ofrecida en el ICML.

El globo terráqueo se divide en cuatro grandes grupos: atmósfera, biósfera, geósfera e hidrósfera. En esta última, se concentran un millón 350 mil kilómetros cuadrados de agua.

De este enorme volumen, el 97.5 por ciento se encuentra en los océanos y es agua salada.

“Más o menos un tres por ciento está en otro tipo que puede ser salada también. La que consumimos proviene de un volumen sumamente pequeño del planeta. Solo el 2.5 por ciento es dulce (freshwater), la que nos interesa para sobrevivir, y está en los continentes. Un 0.01 por ciento está en áreas superficiales y atmosféricas, que utilizamos en actividades domésticas, agrícolas e industriales”, precisó.

El 2.5 por ciento del agua del planeta tiene una distribución desigual. Se concentra 90 por ciento en los casquetes polares, los glaciares y las masas de hielo.

La dulce está en ríos, lagos, manantiales, lagunas y cascadas. De esa pequeña proporción somos dependientes para sobrevivir, destacó.

El agua dulce que tenemos en los continentes proviene del mar, pero se modifica durante el ciclo hidrológico.

En los océanos llueve menos de lo que se evapora. Esa diferencia entre lo que llueve y se evapora equivale a 40 mil kilómetros cúbicos que anualmente van a los continentes donde, a la vez, es mayor la precipitación a lo que se volatiliza.

Existe una diferencia neta de 40 mil kilómetros cúbicos que regresan al mar. “Ese vapor de agua dejó la sal en el mar, se evapora agua pura, que es la que manda el océano hacia los continentes. Ahí entra a las cuencas y comienza a adquirir iones de las rocas”, explicó.

En el momento en el que llega a los continentes agua del mar, de lluvia, se precipita y, o bien corre en la superficie o se infiltra, empapa humedales y llega a los lagos.

Existen tres procesos que caracterizan a la dulce: la composición de la cuenca geológica (que le da las características iónicas de esa particularidad), el clima local dominante, pues importa qué tanto llueva y qué tanto se evapore y el equilibrio entre ambos procesos; y la influencia antrópica, es decir, asociada con la actividad humana.

La composición química de los flujos continentales depende esencialmente del clima y de la integración geológica de las rocas con las que se asocia. Por ello, esa integración es tan variable, por ejemplo, entre un lago y otro.

“A mayor temperatura hay mayor tendencia a la evaporación. Los lagos más dulces o poco mineralizados están dominados por el dióxido de carbono (CO2) atmosférico”, aclaró.

Mientras el agua marina es rica en sodio, la continental lo es en bicarbonato y calcio, mientras su cantidad de salinidad es variable. “Esta característica del agua dulce es de 0.1 gramos por kilogramo de sodio, en tanto, la salada es de 35 gramos por kilogramo de sodio, en promedio”, precisó.

La investigadora, quien es coordinadora del Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, destacó que aunque la dulce no desaparecerá del planeta, los humanos aceleramos procesos.

“Si no se acaba el agua dulce, sí podemos contaminarla a tal grado que deje de ser útil para nosotros”, advirtió.

Créditos: UNAM-DGCS-202/2011/unam.mx