Tag Archives: microgramos

Plomo afecta inteligencia de los niños.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
16 de Enero del 2013
Las secuelas de la exposición al plomo en el organismo humano son diferentes. En niños afecta el crecimiento y desarrollo cognitivo, y en adultos produce dolores articulares y pérdida de la movilidad.
El plomo es un metal inocuo mientras no sea objeto de manipulación en procesos industriales. Sin embargo, debido a su tendencia a formar compuestos complejos muy estables (difíciles de destruir), a su capacidad de acumularse en diversos órganos del cuerpo humano y a que no es biodegradable, es considerado un compuesto xenobiótico (uno con una estructura química poco frecuente en la naturaleza, por lo general de origen artificial).
Aun cuando su uso en la gasolina se ha eliminado en muchos países –incluido Colombia–, el reciclaje informal de baterías sigue siendo una fuente potencial de exposición e intoxicación tanto para los trabajadores como para sus familias en los estratos bajos.
Por lo anterior, su peligrosidad medioambiental y ocupacional sigue siendo un grave problema de salud pública: en Bogotá, la ciudad más contaminada del país, cerca del 35% de quienes trabajan en fábricas de baterías y el 14,6% de quienes lo hacen en fundición, imprentas o cerámica tienen algún grado de saturnismo (envenenamiento con plomo).
Los datos son de estudios hechos con población expuesta de manera crónica al metal. Según el profesor Jairo Téllez Mosquera, coordinador y docente de la Maestría en Toxicología de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, es muy poco lo que se conoce sobre su incidencia en el país. Sin embargo, desde el año 2003, se trabaja en una serie de investigaciones tendientes a proporcionar un diagnóstico más preciso.
Los resultados hasta el momento son contundentes, por cuanto en el caso de los niños los efectos son irreversibles y reducen sus posibilidades para siempre. El profesor Téllez precisa que, a nivel internacional, se considera que alguien está contaminado por este elemento cuando se le encuentran valores iguales o superiores a cuarenta microgramos por cada cien centímetros cúbicos de sangre.
Según el estudio de la UN, lo grave es que diez microgramos en la sangre de los niños son, por lo general, suficientes para contar como niveles tóxicos y causar daños irreparables en sus niveles de aprendizaje, capacidad de abstracción y habilidades para calcular.
Adultos, vulnerables
La investigación, dirigida por la profesora Alba Isabel Rodríguez, del Departamento de Toxicología de la UN, y llevada a cabo por Alejandra del Pilar Díaz Gómez, logró determinar con claridad los efectos físicos que sufren los adultos expuestos.
Tras estudiar ocho fábricas informales de la localidad de Soacha, la investigadora estableció que se trata de microempresas familiares en las cuales todos los trabajadores rotan por los diferentes oficios durante los procesos de reciclaje y recuperación de metales.
Estas familias compran baterías viejas y otros residuos metálicos de construcción. Luego los funden a temperaturas de entre 400 y 450ºC en estufas abiertas y en condiciones locativas muy precarias y sin ventilación adecuada, pues los lugares de trabajo suelen ser cerrados. Finalmente, vierten el metal fundido en moldes de aluminio para obtener lingotes que después comercializan.
El estudio de Díaz Gómez halló que la protoporfirina zinc (enzima que participa en la producción de la hemoglobina de la sangre) sufre grandes alteraciones a causa del plomo. Asimismo, reveló que es un marcador biológico indispensable para detectar y tratar posteriormente el saturnismo, pues, al alterarse, el paciente sufre de anemia (bajos niveles de hemoglobina).
La científica aclara que en las etapas iniciales de intoxicación no se presentan síntomas, pero sí durante periodos prolongados.
Tanto en adultos como en niños el proceso es el mismo: el plomo ingresa al organismo por vía aérea y el 90% se deposita en los extremos de los huesos largos. Luego empieza a sedimentarse en el hueso, afecta su composición y causa dolores similares a los de la artritis, lo que restringe el movimiento y deteriora notablemente la calidad de vida.
Además, existen otros síntomas claros: cefalea, irritabilidad, dolor abdominal, nauseas y vómito. En casos severos, incluso, puede verse comprometida la función renal y la hepática.
Afección permanente
Díaz Gómez cuenta que en niños se han observado deficiencias neurológicas con niveles de exposición que antes no se consideraban nocivos. La intoxicación durante la infancia puede tener efectos permanentes. En general, ocasiona una deficiencia continua en el desarrollo neurológico: son niños de coeficiente intelectual bajo y deficiencia cognitiva.
Así, presentan un menor rendimiento en clase, un mayor índice de ausentismo, mayores dificultades para leer, carencias de vocabulario, problemas de psicomotricidad fina, un mayor tiempo de reacción y alteraciones de la coordinación mano-ojos.
A esto se suma una disminución de la agudeza auditiva, en especial a las altas frecuencias, que puede contribuir a los problemas de aprendizaje o al mal comportamiento en clase.
El profesor Téllez explica que, por razones no establecidas aún, en los niños el plomo no se queda solo en los huesos, tal como ocurre en los adultos, sino que llega al sistema nervioso central y afecta, principalmente, al cerebro.
Este panorama resulta desolador para los investigadores, pues este elemento está presente en el medioambiente y sus efectos a largo plazo pueden recaer sobre toda la comunidad.
Gracias al trabajo mancomunado de la UN, el Ministerio de Protección Social y la Secretaría de Salud de Bogotá, pronto se tendrán más datos para emprender campañas que alejen a los niños de las zonas contaminadas y del trabajo informal, así como para encontrar maneras de evitar su deterioro cognitivo.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Según el estudio de la UN, diez microgramos en la sangre de los niños son, por lo general, suficientes para contar como niveles tóxicos y causar daños irreparables.

Según el estudio de la UN, diez microgramos en la sangre de los niños son, por lo general, suficientes para contar como niveles tóxicos y causar daños irreparables.

16 de Enero del 2013

Las secuelas de la exposición al plomo en el organismo humano son diferentes. En niños afecta el crecimiento y desarrollo cognitivo, y en adultos produce dolores articulares y pérdida de la movilidad.

El plomo es un metal inocuo mientras no sea objeto de manipulación en procesos industriales. Sin embargo, debido a su tendencia a formar compuestos complejos muy estables (difíciles de destruir), a su capacidad de acumularse en diversos órganos del cuerpo humano y a que no es biodegradable, es considerado un compuesto xenobiótico (uno con una estructura química poco frecuente en la naturaleza, por lo general de origen artificial).

Aun cuando su uso en la gasolina se ha eliminado en muchos países –incluido Colombia–, el reciclaje informal de baterías sigue siendo una fuente potencial de exposición e intoxicación tanto para los trabajadores como para sus familias en los estratos bajos.

Por lo anterior, su peligrosidad medioambiental y ocupacional sigue siendo un grave problema de salud pública: en Bogotá, la ciudad más contaminada del país, cerca del 35% de quienes trabajan en fábricas de baterías y el 14,6% de quienes lo hacen en fundición, imprentas o cerámica tienen algún grado de saturnismo (envenenamiento con plomo).

Los datos son de estudios hechos con población expuesta de manera crónica al metal. Según el profesor Jairo Téllez Mosquera, coordinador y docente de la Maestría en Toxicología de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, es muy poco lo que se conoce sobre su incidencia en el país. Sin embargo, desde el año 2003, se trabaja en una serie de investigaciones tendientes a proporcionar un diagnóstico más preciso.

Los resultados hasta el momento son contundentes, por cuanto en el caso de los niños los efectos son irreversibles y reducen sus posibilidades para siempre. El profesor Téllez precisa que, a nivel internacional, se considera que alguien está contaminado por este elemento cuando se le encuentran valores iguales o superiores a cuarenta microgramos por cada cien centímetros cúbicos de sangre.

Según el estudio de la UN, lo grave es que diez microgramos en la sangre de los niños son, por lo general, suficientes para contar como niveles tóxicos y causar daños irreparables en sus niveles de aprendizaje, capacidad de abstracción y habilidades para calcular.


Adultos, vulnerables

La investigación, dirigida por la profesora Alba Isabel Rodríguez, del Departamento de Toxicología de la UN, y llevada a cabo por Alejandra del Pilar Díaz Gómez, logró determinar con claridad los efectos físicos que sufren los adultos expuestos.

Tras estudiar ocho fábricas informales de la localidad de Soacha, la investigadora estableció que se trata de microempresas familiares en las cuales todos los trabajadores rotan por los diferentes oficios durante los procesos de reciclaje y recuperación de metales.

Estas familias compran baterías viejas y otros residuos metálicos de construcción. Luego los funden a temperaturas de entre 400 y 450ºC en estufas abiertas y en condiciones locativas muy precarias y sin ventilación adecuada, pues los lugares de trabajo suelen ser cerrados. Finalmente, vierten el metal fundido en moldes de aluminio para obtener lingotes que después comercializan.

El estudio de Díaz Gómez halló que la protoporfirina zinc (enzima que participa en la producción de la hemoglobina de la sangre) sufre grandes alteraciones a causa del plomo. Asimismo, reveló que es un marcador biológico indispensable para detectar y tratar posteriormente el saturnismo, pues, al alterarse, el paciente sufre de anemia (bajos niveles de hemoglobina).

La científica aclara que en las etapas iniciales de intoxicación no se presentan síntomas, pero sí durante periodos prolongados.

Tanto en adultos como en niños el proceso es el mismo: el plomo ingresa al organismo por vía aérea y el 90% se deposita en los extremos de los huesos largos. Luego empieza a sedimentarse en el hueso, afecta su composición y causa dolores similares a los de la artritis, lo que restringe el movimiento y deteriora notablemente la calidad de vida.

Además, existen otros síntomas claros: cefalea, irritabilidad, dolor abdominal, nauseas y vómito. En casos severos, incluso, puede verse comprometida la función renal y la hepática.


Afección permanente

Díaz Gómez cuenta que en niños se han observado deficiencias neurológicas con niveles de exposición que antes no se consideraban nocivos. La intoxicación durante la infancia puede tener efectos permanentes. En general, ocasiona una deficiencia continua en el desarrollo neurológico: son niños de coeficiente intelectual bajo y deficiencia cognitiva.

Así, presentan un menor rendimiento en clase, un mayor índice de ausentismo, mayores dificultades para leer, carencias de vocabulario, problemas de psicomotricidad fina, un mayor tiempo de reacción y alteraciones de la coordinación mano-ojos.

A esto se suma una disminución de la agudeza auditiva, en especial a las altas frecuencias, que puede contribuir a los problemas de aprendizaje o al mal comportamiento en clase.

El profesor Téllez explica que, por razones no establecidas aún, en los niños el plomo no se queda solo en los huesos, tal como ocurre en los adultos, sino que llega al sistema nervioso central y afecta, principalmente, al cerebro.

Este panorama resulta desolador para los investigadores, pues este elemento está presente en el medioambiente y sus efectos a largo plazo pueden recaer sobre toda la comunidad.

Gracias al trabajo mancomunado de la UN, el Ministerio de Protección Social y la Secretaría de Salud de Bogotá, pronto se tendrán más datos para emprender campañas que alejen a los niños de las zonas contaminadas y del trabajo informal, así como para encontrar maneras de evitar su deterioro cognitivo.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

LAS VITAMINAS NO DEBEN EXCEDERSE EN SU DOSIS DIARIA

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Las vitaminas son compuestos químicos orgánicos que tienen la función de participar como coenzimas, es decir, “van a ayudar al compuesto denominado enzima a aumentar la velocidad de las reacciones químicas en el organismo”, mencionó el maestro en Ciencias

Francisco González Salomé, Coordinador del Departamento de Bioquímica y Alimentos de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP.

Por otro lado, “contienen antioxidantes y son nutrientes esenciales que el ser humano no puede sintetizar y por lo tanto tienen que ser incluidas del medio externo a través de los alimentos, generalmente en frutas y verduras, aunque igualmente en tejidos u órganos de productos cárnicos”, recalcó.

La gran mayoría de los autores las clasifican en hidrosolubles y liposolubles en base a la solubilidad, definida como la capacidad que tiene una sustancia para disolverse en otra. Dentro de las primeras se encuentra la vitamina A, D, E y K; las segundas abarcan la C y todas las del complejo B.

También son catalogadas como micronutrientes, “refiriéndose a su ingesta en cantidades muy pequeñas -miligramos o microgramos- que necesita el organismo diariamente, de tal manera que su concentración se incrementa conforme pasa el tiempo, desde el nacimiento hasta la tercera edad, mismas que varían en base al metabolismo y la actividad realizada”, dijo González Salomé.

Sin embargo, al momento de cortar, triturar o someter a un alimento a una temperatura elevada cuando se manufactura, “se pierden vitaminas por lixiviación, proceso por el cual los consumibles sufren un lavado y como se realiza con agua, ésta se lleva las vitaminas hidrosolubles”.

Algunas son termolábiles, es decir, que cuando se calienta el alimento para cocinarlo se llegan a perder y finalmente sufrir una reacción de oxidación por la presencia de oxígeno.

El Coordinador indicó que algunas citas bibliográficas recomiendan ciertas proporciones para cada etapa de la vida, pero la diferencia no es tan notoria, “así que se debe consumir de la vitamina A, 900 microgramos; D,10 microgramos; E,10 microgramos; K, 5 microgramos y para las liposolubles se requiere un poco más B1,1.2 miligramos; B2,1.5 miligramos; Niacina (B3),18 miligramos; Piridoxina (B6), 2 miligramos, entre otros.

Muchos estudios se han enfocado acerca de las liposolubles porque éstas no se eliminan del organismo y se almacenan en tejidos grasos; “cuando existe un exceso de 10 veces de la concentración diaria recomendada causan dolor de cabeza, vómito, diarrea y debilidad muscular, confundiéndose con otra enfermedad”, destacó el Investigador.

En cuanto al uso de suplementos o complementos alimenticios “es recomendable que no se tomen en grandes cantidades, si no es con la supervisión o consentimiento de un especialista, porque al llevar una dieta con las características anteriores no se complementa la alimentación con este tipo de suplementos, al contrario dañan por las grandes concentraciones”, expresó González Salomé.

Fuente: Comunicación Institucional BUAP (buap.mx)

Sabersinfin.com