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Toxinas en el mar podrían predecirse

 
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16 de junio de 2015

mar

Bogotá D. C., jun. 16 de 2015 – Agencia de Noticias UN- Con un estudio operacional que relacione métodos físicos y biológicos de análisis, se podrían predecir los advenimientos de especies nocivas al mar, en particular, de algunos tipos de microalgas. Continue reading Toxinas en el mar podrían predecirse

BUSCAN EN UN CINTURÓN VOLCÁNICO SUBMARINO EL ORIGEN DE LA CORTEZA CONTINENTAL

 
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cinturonvolcanico22 de septiembre de 2014

En busca de pistas para conocer cómo se formó la corteza continental de la Tierra, un grupo internacional de científicos realizó una expedición al arco de Izu-Bonin-Marianas, una cadena de volcanes activos localizada en el Mar de Filipinas, al sur de Japón. La tarea fue organizada por el Integrated Ocean Drilling Program (IODP), un consorcio internacional dedicado a la exploración de las rocas y sedimentos del fondo marino.

En el viaje participó Michelangelo Martini, investigador del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM, único científico que asistió por parte de México.

La expedición, realizada durante dos meses a bordo de un buque de investigación con bandera japonesa, permitió a los expertos perforar un registro estratigráfico continuo asociado con las erupciones de esta cadena de volcanes submarinos. Por medio de la infraestructura con que cuenta el buque, durante los dos meses de la expedición fueron colectados datos petrográficos, geoquímicos, geofísicos y paleontológicos de este registro estratigráfico.

“El barco es un laboratorio flotante en donde pudimos hacer algunos análisis, aunque otras muestras las trajimos a los laboratorios de las instituciones de procedencia de cada participante. Una parte del trabajo es colectivo y otra responde a estudios particulares de cada investigador”, explicó.

El objetivo grupal es entender cómo se originó la corteza continental de la Tierra, la cual conforma la gran mayoría de las regiones emergidas de nuestro planeta. “En los libros de texto se señala que se crea en las zonas donde hay vulcanismo activo y en los arcos intraoceánicos como Izu-Bonin-Marianas, pero hoy se sabe que eso puede ser incorrecto, pues se ha comparado la composición química de las rocas volcánicas generadas en los arcos y en la corteza continental, y aunque la abundancia de muchos elementos es parecida, la de otros es totalmente distinta”, detalló.

Sin embargo, el arco Izu-Bonin-Marianas tiene perfiles sísmicos y datos geofísicos reveladores. “Indican que en su parte trasera la velocidad con que se transmiten las ondas sísmicas es parecida a la observada en la corteza continental”, dijo.

Entre los objetivos colectivos de la expedición está indagar si la actividad magmática de la parte trasera de un arco volcánico intraoceánico pudiera dar origen a la corteza continental. “El resultado lo publicaremos posteriormente en un artículo científico conjunto”, precisó.

Estudio comparativo

Martini también realiza un estudio propio, en el que compara el arco referido con uno submarino antiguo, que colisionó con el núcleo continental de Norteamérica durante el final del Cretácico Inferior y se encuentra expuesto actualmente a lo largo de la costa pacífica de México.

Por varios años, el geólogo italiano ha trabajado en nuestro país con arcos intraocéanicos antiguos del Jurásico-Cretácico, de edades entre 160 y 130 millones de años, que actualmente están expuestos en la costa del Pacífico, desde Guerrero, Michoacán y Colima, hasta Baja California.

“Éstos ya se han acrecionado al continente y están completamente exhumados. Eso ocurre por el movimiento de las placas tectónicas, que causa la interacción y colisión entre bloques litosféricos oceánicos y continentales, y la consecuente exhumación de las rocas involucradas en la colisión que forma cinturones orogénicos”, apuntó.

México es una región sísmica, especialmente en el Pacífico. Bajo su superficie tiene zonas de subducción que producen movimientos laterales de las placas tectónicas, que al chocar comienzan a moverse hasta aflorar en la superficie.

“El arco volcánico que hoy está en la costa mexicana se desarrolló en el Jurásico-Cretácico, en una posición que actualmente corresponde con el Océano Pacífico oriental. Desde que empezó a colisionar, hace 120 o 115 millones de años, ya es parte del continente”, abundó.

Para los geólogos es difícil entender el origen y evolución de los arcos volcánicos que ya han sido acrecionados a las márgenes continentales. Por esta razón, es importante emprender estudios sobre arcos volcánicos actuales, que aún no hayan sido afectados por cambios petrológicos y estructurales permanentes que obliteran parte de la información sobre su origen y desarrollo.

“Ahora vamos a ver si estos dos arcos submarinos (el de Izu-Bonin-Marianas, que es mucho más joven y activo, y el del Pacífico mexicano, antiguo y extinto) se parecen en algo, y si pueden ser sitios de origen de la corteza continental de nuestro planeta”, destacó.

Placas tectónicas, dinamismo planetario

Las placas tectónicas dan dinamismo al planeta. Muchas de sus colisiones dan forma a ciertas áreas de la corteza y generan eventos como sismos y volcanes.

“Lo interesante es que la margen pacífica de México ha sufrido una historia de subducción continua por más de 100 millones de años. Esta subducción produjo la generación y colisión de arcos volcánicos, así como el desarrollo de cinturones orogénicos que han forjado la geometría y morfología de la margen continental del país”, añadió Martini, interesado en entender a detalle cómo funciona la dinámica de estos procesos tectónicos.

En este contexto, el estudio de los arcos de Izu-Bonin-Marianas y de la costa pacífica representan elementos claves para el entendimiento de los procesos que actúan a lo largo de las zonas de subducción y que determinan la configuración actual de las márgenes continentales, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-548-2014

Fenómeno de El Niño afecta productividad primaria en el Pacífico.

 
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21 de Enero del 2013
Un estudio de la UN en Palmira encontró que la ocurrencia de estos eventos afecta la productividad primaria en esta zona colombiana, debido al impacto en las condiciones meteorológicas y las variables oceánicas.
Según el Informe de pesca y acuicultura de la Corporación Colombia Internacional y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), durante el año 2009 la captura desembarcada en los puntos de toma de información de dichas entidades fue de 36.685,79 toneladas, mostrando una disminución de un 41,7% con respecto al 2008.
La carduma y los atunes fueron las especies que determinaron este descenso, ya que redujeron los volúmenes desembarcados en un 75% y 15%, respectivamente, en contraste con el 2008; estas pesquerías posiblemente se pudieron haber visto afectadas por el fenómeno de El Niño registrado en el 2009, según lo señala el informe.
Para el profesor John Josephraj Selvaraj, profesor de la UN en Palmira, “el Fenómeno de El Niño Oscilación del Sur es un evento de variabilidad climática de gran importancia en el Océano Pacífico ecuatorial oriental y central, que tiene efectos en las condiciones meteorológicas y en variables oceánicas como temperatura superficial del mar, clorofila y productividad primaria”.
Esta última, según el investigador, hace referencia a la conversión biológica de dióxido de carbono en compuestos de carbono orgánico ricos en energía, que hace parte del balance carbono en los ecosistemas. Entre otros aspectos, se ha demostrado que está relacionada con la producción pesquera.
Por ello, la investigadora Karold Viviana Coronado, joven investigadora de Colciencias y estudiante de la Maestría en Ingeniería Ambiental, bajo la dirección del profesor Selvaraj, realizaron un estudio con el objetivo de identificar el impacto del fenómeno de El Niño en la variación de la productividad primaria en la Zona de Exclusividad Económica (ZEE) del Pacífico colombiano, durante el período 2003–2011.
El área de estudio fue dividida en zona costera y zona oceánica, calculando la productividad primaria a través del algoritmo de Platt y Sathyendranath, que plantea que dicha productividad está determinada por la irradiancia incidente y la concentración de pigmentos fotosintéticos.
“Se realizaron análisis de correlación entre la productividad primaria y las anomalías de temperatura superficial del mar en la región Niño 3.4. obtenidas de la National Oceanic and Atmospheric Administration, usando un programa informático avanzado”, afirma Karold Viviana Coronado.
La variación de la producción primaria (PP) mostró diferencias en las dos zonas del área de estudio. La zona costera presentó un rango de valores y dispersión más alto que los datos de la zona oceánica. Se trata de una diferencia que, según la investigadora, puede ser ocasionada por la influencia de las descargas de los ríos a lo largo de la costa Pacífica colombiana.
“La serie de tiempo de productividad primaria en el período de estudio, muestra que en la zona oceánica los valores presentan un comportamiento cíclico, siendo mayor en los meses de febrero, marzo y abril para todos los años de estudio”, dice Coronado.
El profesor John Selvaraj concluye, que de acuerdo con los resultados obtenidos, se puede inferir que “la ocurrencia de eventos Niño afectan la productividad primaria en esta zona del Pacífico; sin embargo, dicha productividad podría estar influenciada en mayor proporción por otras circunstancias como desembocaduras de ríos, vientos y diferencias en la altura sobre el  nivel del mar”.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Se ha demostrado que la productividad primaria oceánica está relacionada con la producción pesquera.

Se ha demostrado que la productividad primaria oceánica está relacionada con la producción pesquera.

21 de Enero del 2013

Un estudio de la UN en Palmira encontró que la ocurrencia de estos eventos afecta la productividad primaria en esta zona colombiana, debido al impacto en las condiciones meteorológicas y las variables oceánicas.

Según el Informe de pesca y acuicultura de la Corporación Colombia Internacional y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), durante el año 2009 la captura desembarcada en los puntos de toma de información de dichas entidades fue de 36.685,79 toneladas, mostrando una disminución de un 41,7% con respecto al 2008.

La carduma y los atunes fueron las especies que determinaron este descenso, ya que redujeron los volúmenes desembarcados en un 75% y 15%, respectivamente, en contraste con el 2008; estas pesquerías posiblemente se pudieron haber visto afectadas por el fenómeno de El Niño registrado en el 2009, según lo señala el informe.

Para el profesor John Josephraj Selvaraj, profesor de la UN en Palmira, “el Fenómeno de El Niño Oscilación del Sur es un evento de variabilidad climática de gran importancia en el Océano Pacífico ecuatorial oriental y central, que tiene efectos en las condiciones meteorológicas y en variables oceánicas como temperatura superficial del mar, clorofila y productividad primaria”.

Esta última, según el investigador, hace referencia a la conversión biológica de dióxido de carbono en compuestos de carbono orgánico ricos en energía, que hace parte del balance carbono en los ecosistemas. Entre otros aspectos, se ha demostrado que está relacionada con la producción pesquera.

Por ello, la investigadora Karold Viviana Coronado, joven investigadora de Colciencias y estudiante de la Maestría en Ingeniería Ambiental, bajo la dirección del profesor Selvaraj, realizaron un estudio con el objetivo de identificar el impacto del fenómeno de El Niño en la variación de la productividad primaria en la Zona de Exclusividad Económica (ZEE) del Pacífico colombiano, durante el período 2003–2011.

El área de estudio fue dividida en zona costera y zona oceánica, calculando la productividad primaria a través del algoritmo de Platt y Sathyendranath, que plantea que dicha productividad está determinada por la irradiancia incidente y la concentración de pigmentos fotosintéticos.

“Se realizaron análisis de correlación entre la productividad primaria y las anomalías de temperatura superficial del mar en la región Niño 3.4. obtenidas de la National Oceanic and Atmospheric Administration, usando un programa informático avanzado”, afirma Karold Viviana Coronado.

La variación de la producción primaria (PP) mostró diferencias en las dos zonas del área de estudio. La zona costera presentó un rango de valores y dispersión más alto que los datos de la zona oceánica. Se trata de una diferencia que, según la investigadora, puede ser ocasionada por la influencia de las descargas de los ríos a lo largo de la costa Pacífica colombiana.

“La serie de tiempo de productividad primaria en el período de estudio, muestra que en la zona oceánica los valores presentan un comportamiento cíclico, siendo mayor en los meses de febrero, marzo y abril para todos los años de estudio”, dice Coronado.

El profesor John Selvaraj concluye, que de acuerdo con los resultados obtenidos, se puede inferir que “la ocurrencia de eventos Niño afectan la productividad primaria en esta zona del Pacífico; sin embargo, dicha productividad podría estar influenciada en mayor proporción por otras circunstancias como desembocaduras de ríos, vientos y diferencias en la altura sobre el  nivel del mar”.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Mojarra con omega 3, tan nutritiva como los peces de mar.

 
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15 de Enero del 2013
Los ácidos grasos esenciales, presentes mayormente en peces de mar y mariscos, son necesarios en la dieta humana por sus beneficios para la salud, pero son difíciles de conseguir.
Ahora, gracias a un desarrollo de zootecnistas de la UN, esas propiedades nutricionales se podrán encontrar en la conocida tilapia de agua dulce.
Cuando el investigador estadounidense Ralph Holman dio a conocer al mundo, hace treinta años, un nuevo ácido graso denominado omega 3, cuyo descubrimiento fue resultado de años de estudio del metabolismo de estos compuestos en el organismo, se desató un interés mundial por el producto.
El científico determinó que la dieta de los esquimales, rica en pescado y mariscos de mar, era el secreto de la baja incidencia de problemas cardiacos. En particular, halló que las grasas de estos animales tenían altos contenidos de omega 3, el cual permite regular la presencia de los eicosanoides “buenos” y “malos”, unas cruciales moléculas orgánicas que son reguladoras intracelulares y participan en distintos procesos biológicos.
Cuando los “malos” se encuentran en más cantidad, crecen las probabilidades de que la sangre se coagule demasiado y se presenten fallas en el corazón. En el caso contrario, el riesgo es que una herida no cierre porque la sangre es poco espesa. Lo ideal es tener un buen equilibrio de este tipo de eicosanoides.
Lo anterior desató el interés de la industria en trasladar esas propiedades saludables a otros productos alimenticios, algo que aún continúa. Es el caso de un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia, que diseñó una metodología para que los peces de agua dulce obtengan mayores porcentajes de omega 3, similares a los de mar.
Filetes de exportación
La tilapia es el pescado que más se produce en el país. La necesidad de establecer un mercado más competitivo llevó al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural a abrir una convocatoria en 2007 para elegir un proyecto que le diera valor agregado al producto. Y fue allí cuando entraron en acción los expertos de la UN.
Con los cerca de 1.200 millones de pesos que el proyecto requirió y la participación de expertos de la Universidad de la Salle, así como de piscicultores y productores de alimentos para animales, se buscaron alternativas.
Liderados por la profesora Adriana Patricia Muñoz Ramírez, coordinadora del Grupo de Investigación UN-Acuictio, del Departamento de Ciencias de la Producción Animal, los zootecnistas elaboraron una dieta que puede llegar a duplicar el nivel de omega 3 en los filetes de tilapia. Esto aumenta los beneficios nutricionales para el consumidor y las ganancias para los productores.
En el país se cultivan dos tipos de tilapia o mojarra –su nombre más común–: la roja, que se comercializa como pieza entera; y la gris (nilótica), que se vende en filetes para exportación. Pese a que ambas tienen buenos niveles de ácidos grasos, no poseen los niveles que llegan a tener los peces de mar, como salmón, atún, anchoa, sardinas y jurel (Caranx vinctus), entre otros.
La profesora Muñoz asegura que los filetes colombianos se caracterizan por ser de mejor calidad que los de países como China. Estos últimos llegan congelados a los expendios de EE. UU., donde los descongelan y los venden como frescos. “Aquí podemos producir un filete a las 10:00 a. m. y, al otro día, a la misma hora, tenerlo verdaderamente fresco en los mercados de ese país, por la cercanía que hay”.
El valor agregado
La investigadora sostiene que el omega 3 previene enfermedades cardiovasculares, mejora el desarrollo intelectual de los niños y mantiene la buena funcionalidad de las células y del cerebro. Este era el valor agregado que necesitaban para mejorar la calidad de la mojarra.
Buscaron entonces ingredientes ricos en estas sustancias para fabricar un alimento especial para los peces. Utilizaron lípidos (moléculas biológicas que aportan energía al organismo –algunos son la base de las grasas–) y vísceras de cachama y trucha, que tienen gran cantidad de grasa y, por lo general, son desechadas por los piscicultores.
Con las vísceras fabricaron ensilaje, que consiste en someter la materia prima a un proceso de fermentación con una fuente de carbohidratos; en este caso fue melaza y bacterias, entre otros componentes. Encontraron que los ensilajes molidos y cocinados eran la mejor opción, pero antes de incorporarlos en las dietas verificaron que no fueran dañinos para los animales. Luego hicieron experimentos para saber qué cantidad era la adecuada para el régimen alimenticio.
Por último, agregaron dos ingredientes con altos porcentajes de omega 3: la semilla de lino (52,4%), usual en la avicultura para producir huevos con ese valor agregado; y semillas de chía (65,9%), una planta que se daba naturalmente en México, América Central y Colombia, pero que en la actualidad debe ser importada de Argentina.
Pruebas a escala
Los expertos ensayaron otros ingredientes, como el aceite de girasol, soya y palma, y probaron cuatro tipos de dietas: primero, en acuarios de la UN y en tanques en Villavicencio; por último, en la Represa de Betania (Huila). Además, pasaron de experimentar con ocho animales por tanque a trabajar con diez toneladas de pescado.
Después de 45 días de probar la alimentación y de examinar los filetes en laboratorio, se concluyó que la dieta a base de semillas de lino o de chía incrementaba en diversos niveles sus concentraciones de ácidos grasos. La profesora Muñoz sostiene que esta clase de nutrición sube los costos, algo que puede disuadir a los productores, pero resalta que es un valor agregado muy apreciado en el mercado.
“Los piscicultores deben saber que esta es una dieta de finalización, pues de los ocho meses que dura el engorde, solo deben incluir la dieta especial con omega 3 durante los últimos 45 días antes del sacrificio del animal. Cuesta más, pero esperamos que pueda ser vendido a mejores precios”, explica.
Para Diego Alejandro Niño, gerente de ventas de Concentrados Cresta Roja –empresa dedicada a producir alimentos para animales–, resulta atractivo conocer materias primas alternativas con las cuales remplazar otras de gran demanda, pero que a veces escasean. Aunque ve viable usar la dieta creada en la UN, dice que el inconveniente es la escasez de semillas como la chía, pues no se consiguen en grandes volúmenes en el país.
La forma de dar valor agregado a la tilapia ya existe. Ahora les queda a los productores y a las empresas productoras de concentrados aprovechar la idea, pues quienes desarrollaron el proyecto están seguros de que hay consumidores dispuestos a pagar por un producto más saludable y nutritivo.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El mercado de los EE. UU. absorbe buena parte de los filetes de tilapia colombianos.

El mercado de los EE. UU. absorbe buena parte de los filetes de tilapia colombianos.

15 de Enero del 2013

Los ácidos grasos esenciales, presentes mayormente en peces de mar y mariscos, son necesarios en la dieta humana por sus beneficios para la salud, pero son difíciles de conseguir.

Ahora, gracias a un desarrollo de zootecnistas de la UN, esas propiedades nutricionales se podrán encontrar en la conocida tilapia de agua dulce.

Cuando el investigador estadounidense Ralph Holman dio a conocer al mundo, hace treinta años, un nuevo ácido graso denominado omega 3, cuyo descubrimiento fue resultado de años de estudio del metabolismo de estos compuestos en el organismo, se desató un interés mundial por el producto.

El científico determinó que la dieta de los esquimales, rica en pescado y mariscos de mar, era el secreto de la baja incidencia de problemas cardiacos. En particular, halló que las grasas de estos animales tenían altos contenidos de omega 3, el cual permite regular la presencia de los eicosanoides “buenos” y “malos”, unas cruciales moléculas orgánicas que son reguladoras intracelulares y participan en distintos procesos biológicos.

Cuando los “malos” se encuentran en más cantidad, crecen las probabilidades de que la sangre se coagule demasiado y se presenten fallas en el corazón. En el caso contrario, el riesgo es que una herida no cierre porque la sangre es poco espesa. Lo ideal es tener un buen equilibrio de este tipo de eicosanoides.

Lo anterior desató el interés de la industria en trasladar esas propiedades saludables a otros productos alimenticios, algo que aún continúa. Es el caso de un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia, que diseñó una metodología para que los peces de agua dulce obtengan mayores porcentajes de omega 3, similares a los de mar.


Filetes de exportación

La tilapia es el pescado que más se produce en el país. La necesidad de establecer un mercado más competitivo llevó al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural a abrir una convocatoria en 2007 para elegir un proyecto que le diera valor agregado al producto. Y fue allí cuando entraron en acción los expertos de la UN.

Con los cerca de 1.200 millones de pesos que el proyecto requirió y la participación de expertos de la Universidad de la Salle, así como de piscicultores y productores de alimentos para animales, se buscaron alternativas.

Liderados por la profesora Adriana Patricia Muñoz Ramírez, coordinadora del Grupo de Investigación UN-Acuictio, del Departamento de Ciencias de la Producción Animal, los zootecnistas elaboraron una dieta que puede llegar a duplicar el nivel de omega 3 en los filetes de tilapia. Esto aumenta los beneficios nutricionales para el consumidor y las ganancias para los productores.

En el país se cultivan dos tipos de tilapia o mojarra –su nombre más común–: la roja, que se comercializa como pieza entera; y la gris (nilótica), que se vende en filetes para exportación. Pese a que ambas tienen buenos niveles de ácidos grasos, no poseen los niveles que llegan a tener los peces de mar, como salmón, atún, anchoa, sardinas y jurel (Caranx vinctus), entre otros.

La profesora Muñoz asegura que los filetes colombianos se caracterizan por ser de mejor calidad que los de países como China. Estos últimos llegan congelados a los expendios de EE. UU., donde los descongelan y los venden como frescos. “Aquí podemos producir un filete a las 10:00 a. m. y, al otro día, a la misma hora, tenerlo verdaderamente fresco en los mercados de ese país, por la cercanía que hay”.


El valor agregado

La investigadora sostiene que el omega 3 previene enfermedades cardiovasculares, mejora el desarrollo intelectual de los niños y mantiene la buena funcionalidad de las células y del cerebro. Este era el valor agregado que necesitaban para mejorar la calidad de la mojarra.

Buscaron entonces ingredientes ricos en estas sustancias para fabricar un alimento especial para los peces. Utilizaron lípidos (moléculas biológicas que aportan energía al organismo –algunos son la base de las grasas–) y vísceras de cachama y trucha, que tienen gran cantidad de grasa y, por lo general, son desechadas por los piscicultores.

Con las vísceras fabricaron ensilaje, que consiste en someter la materia prima a un proceso de fermentación con una fuente de carbohidratos; en este caso fue melaza y bacterias, entre otros componentes. Encontraron que los ensilajes molidos y cocinados eran la mejor opción, pero antes de incorporarlos en las dietas verificaron que no fueran dañinos para los animales. Luego hicieron experimentos para saber qué cantidad era la adecuada para el régimen alimenticio.

Por último, agregaron dos ingredientes con altos porcentajes de omega 3: la semilla de lino (52,4%), usual en la avicultura para producir huevos con ese valor agregado; y semillas de chía (65,9%), una planta que se daba naturalmente en México, América Central y Colombia, pero que en la actualidad debe ser importada de Argentina.


Pruebas a escala

Los expertos ensayaron otros ingredientes, como el aceite de girasol, soya y palma, y probaron cuatro tipos de dietas: primero, en acuarios de la UN y en tanques en Villavicencio; por último, en la Represa de Betania (Huila). Además, pasaron de experimentar con ocho animales por tanque a trabajar con diez toneladas de pescado.

Después de 45 días de probar la alimentación y de examinar los filetes en laboratorio, se concluyó que la dieta a base de semillas de lino o de chía incrementaba en diversos niveles sus concentraciones de ácidos grasos. La profesora Muñoz sostiene que esta clase de nutrición sube los costos, algo que puede disuadir a los productores, pero resalta que es un valor agregado muy apreciado en el mercado.

“Los piscicultores deben saber que esta es una dieta de finalización, pues de los ocho meses que dura el engorde, solo deben incluir la dieta especial con omega 3 durante los últimos 45 días antes del sacrificio del animal. Cuesta más, pero esperamos que pueda ser vendido a mejores precios”, explica.

Para Diego Alejandro Niño, gerente de ventas de Concentrados Cresta Roja –empresa dedicada a producir alimentos para animales–, resulta atractivo conocer materias primas alternativas con las cuales remplazar otras de gran demanda, pero que a veces escasean. Aunque ve viable usar la dieta creada en la UN, dice que el inconveniente es la escasez de semillas como la chía, pues no se consiguen en grandes volúmenes en el país.

La forma de dar valor agregado a la tilapia ya existe. Ahora les queda a los productores y a las empresas productoras de concentrados aprovechar la idea, pues quienes desarrollaron el proyecto están seguros de que hay consumidores dispuestos a pagar por un producto más saludable y nutritivo.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

San Andrés, con alto potencial en energía marina.

 
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San Andrés tiene uno de los más altos potenciales en energía marina del país.
San Andrés tiene uno de los más altos potenciales en energía marina del país.

4 de Octubre del 2012

La isla podría aprovechar la posibilidad de generación de energía que le ofrece el mar para resolver este problema, e incluso los valores agregados que esta ofrece.

Su potencial se refiere a energía en gradiente térmico, que es la diferencia entre la temperatura del agua en la superficie del mar y a ciertos niveles de profundidad. No solamente es energía pura y limpia, sino que con la diferencia de agua se pueden crear aires acondicionados.

Si se tiene en cuenta que el  mayor porcentaje de consumo de energía que tiene la isla es por aires acondicionados eléctricos, y estos se producen basados en gradientes en diferencias de temperatura, su costo bajaría. No hay que olvidar que es un lugar con grandes ecosistemas y una presión sobre sus recursos, explicó el profesor Andrés Fernando Osorio Arias, director del Centro de Desarrollo e Innovación de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional en Medellín.

El docente explicó que en el mar hay varios recursos que se pueden emplear con este fin, como las olas, las mareas, las corrientes y los gradientes térmico y salino.

Indicó que es una tendencia mundial evaluar el potencial de los recursos marinos, pero que ni el Latinoamérica ni en Colombia se ha trabajado mucho en eso. Entre las experiencias del país, se puede incluir un proyecto en el que el docente participó, liderado por Empresas Públicas de Medellín, en conjunto con la UN, la Universidad de Antioquia, la Pontificia Bolivariana y el Instituto Técnico Metropolitano, para crear el Centro de de Investigación e Innovación de Energía (CIIEN).

A los expertos del CIIEN les interesaba explorar nuevos recursos, por lo que financiaron un proyecto de investigación para estudiar el potencial de la energía marina en Colombia.

Encontraron que otras zonas del país con potencial de energía son las desembocaduras del mar Caribe, en este caso, en gradiente salino, porque este cuenta con un mar salado y grandes ríos.

“Hay oleajes muy estables todo el año y sin eventos extremos grandes; también en Barranquilla o Santa Marta se puede encontrar la energía de las olas, y haciendo cerramientos particulares se puede aprovechar la energía de  las mareas”, precisó Osorio Arias.

El docente aclaró que determinaron un potencial teórico y que sacar esa energía depende del avance tecnológico. Indicó que hicieron modelamientos numéricos y han trabajado con bases de datos mundiales con las que han hecho mapas de energía del país. Según él, la importancia del trabajo es identificar el valor en potencial de energía marina de cada uno de esos recursos en el país.

“En olas estamos hablando en órdenes de 1 a 5 kilovatios por kilómetro lineal”, ejemplarizó y aclaró que más que la solución energética para Colombia es una opción.

“Aunque es tendencia mundial no hay ningún proyecto funcionando en el mundo comercial, excepto uno en Francia, que fue una represa, pero en el mar, la cual utiliza las mareas. De resto, todos los prototipos que se han hecho, incluso unos a buena escala, están en pruebas”, puntualizó.

Osorio Arias explicó que hay varias técnicas para extraer la energía del mar, pero que la más común es la hidroeléctrica. Según el profesor, hay oportunidades muy importantes en ese campo, pero se requiere de mucha investigación, desarrollo, innovación y de implementar los prototipos. “En 5 o 10 años habrá unos primeros ejercicios importantes y a 20 o 50 años podría ser una energía del futuro”.

Por último, anotó que si se implementa esa tecnología, se tendrán los desarrollos y las patentes para usarlos en las islas del Caribe que tienen las mismas necesidades, entonces nos podríamos convertir en exportadores de tecnología innovadora para energías renovables.

La investigación fue presentada durante el Foro “Colombia: generador de Energía para América Latina”, realizado por la UN en convenio con Corferias.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html