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Evocaciones del sismo de 1985

 
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21 de septiembre de 2015

Y entonces sobrevino un gran terremoto… Eran las 7.19 horas del jueves 19 de septiembre de 1985 cuando un sismo, con una energía equivalente a la de todos los temblores que ocurren en el mundo en un año promedio, derrumbó edificios, sueños, esperanzas y miles de vidas. Continue reading Evocaciones del sismo de 1985

RINDEN HOMENAJE NACIONAL A JOSÉ EMILIO PACHECO

 
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joseemiliopacheco2 de julio de 2014

Con el mismo imán que su personaje Carlos ha atraído a jóvenes de los años 80 y a adolescentes que hoy conocen su historia en la novela Las batallas en el desierto, el poeta, ensayista y traductor José Emilio Pacheco (Ciudad de México 1939-2014) sedujo en el que sería su cumpleaños 75 a colegas, amigos, discípulos, familiares y un cúmulo de lectores de varias generaciones que colmaron la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario de la UNAM para celebrar sus letras profundas, sabias y reveladoras.

Aquí, en la universidad donde estudió derecho y letras y comenzó su ruta literaria en la publicación Medio Siglo y en la redacción de la Revista de la Universidad, convocó con su legado a las instituciones que abrazaron su talento en alguna etapa de su prolífica trayectoria.

Por ello, de manera conjunta la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), El Colegio Nacional, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y El Colegio de México, rindieron un homenaje nacional a José Emilio Pacheco, merecedor de distinciones como el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, el Nacional de Poesía Xavier Villaurrutia y el Nacional de Ciencias y Artes, así como los máximos galardones de las letras en español: el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Cervantes de Literatura.

De lo sencillo y lo complejo

“En su obra, los lectores pueden encontrar las paradojas de la vida: lo sencillo y lo complejo; lo concreto y lo abstracto; lo evidente y lo oculto; lo cotidiano y lo intemporal; lo pausado y lo explosivo; el diálogo y la reflexión”, destacó un texto del rector José Narro Robles, leído por un locutor.

“Con José Emilio germinaron un hombre sabio, bueno y sencillo; un escritor gigante, agudo y profundo; un intelectual completo y libre”, añadió.

En más textos escuchados en voz off mientras un actor simulaba al poeta tecleando infatigable su máquina de escribir, sus compañeros integrantes de El Colegio Nacional recordaron buena parte de su esfuerzo, concentrado en impedir la desaparición de valores culturales que permiten el diálogo entre generaciones.

“Sus 27 años en El Colegio Nacional representan el incansable trabajo de un escritor dedicado al doble desafío de renovar la imaginación y preservar el conocimiento”, señalaron.

En su participación a distancia, Javier Garcíadiego, presidente de El Colegio de México, comentó que su obra fue, sobre todo, generosa. “Fue tan amplia y homogénea, abarcó todos los géneros: poesía, novela, cuento, ensayo y traducción”.

En tanto, el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, recalcó de Pacheco su vida sumergida en la literatura, dedicada al trabajo creativo con ejemplar pasión y honestidad intelectual. “Nos obsequió la erudición de sus horas de lectura, transformadas en hallazgos. Y lo hizo con la naturalidad que hace del vasto conocimiento un asunto vivo. Porque en José Emilio todo conversa”.

Salvador Vega y León, rector de la UAM, indicó que “en el tiempo permanecerá la obra de quien ha sido considerado uno de los escritores mexicanos más completos de su generación, de la llamada generación del medio siglo, por su versatilidad en lo diverso de su literatura”.

Yoloxóchitl Bustamante, directora del IPN, comentó que uno de los legados de Pacheco es poner pasión en cada una de nuestras actividades. “El polifacético José Emilio incursionó en los campos de la crónica, la traducción, el ensayo histórico y literario, así como en el comentario cultural”.

Recuerdos en persona

Para evocar la vida y obra del poeta, un grupo de amigos y colegas se sentaron en línea ante la audiencia para analizar parte de su obra y compartir recuerdos personales.

El escritor uruguayo Hugo Verani rememoró de Pacheco su mirada crítica y su interés por el tema del tiempo, sus alabanzas al mar, la lluvia, los animales y “a todo lo que ilumine la oscuridad del mundo”.

Su colega peruano Julio Ortega resaltó el interés del mexicano por el género epistolar, primero escrito a mano y luego por medio electrónico. “Pedía disculpas por adelantado, era la persona más cortés del mundo”.

De su afán por lo apocalíptico, narró una visita a ciudad Nezahualcóyotl, “que consideraba el monumento de lo moderno, las ruinas antes que edificios”.

En tanto, el poeta colombiano Darío Jaramillo reconoció que la poesía de Pacheco lo marcó con su inagotable lucidez y su capacidad de producir arte. “Su tema es el tiempo, el pesimismo inagotable, la conciencia de la destrucción. Es un nuevo clásico, con apego al contenido”.

El escritor mexicano Rafael Olea Franco evocó sus “Inventarios” y su labor en el ensayo, donde exacerbó el tono juguetón y la aguda ironía, así como una preocupación por la historia, en especial del país.

“Además de erudición e inventiva, la ética cruza toda su obra con sentido directo. Cumple eficientemente con su profesión y tiene una preocupación por los otros en la literatura”, destacó.

El mexicano José Luis Martínez se refirió a los guiones que Pacheco escribió para Cine Verdad, esos cortos cinematográficos que antecedían a las películas.

“No sacrificó en esos guiones nada para volverlos accesibles a la gente. Tuvo un respeto por el lector y el espectador anónimo, en ellos relató historias esbeltas, breves y reveladoras”, dijo.

Su amiga Elena Poniatowska, novelista y periodista mexicana, se refirió al poeta que quiso ser sus iniciales: JEP. “José Emilio creó a JEP y lo llevó a su vida entera, a los Inventarios y a su poesía”.

De su contemporáneo remarcó sus virtudes culturales, su amor al trabajo bien hecho. “No toleraba la burla o el escarnio. Deshacía entuertos y encontraba cualidades en la gente, no permitió que se demoliera a ser humano alguno”.

Personaje central de la literatura mexicana de los últimos 50 años, “humanizó la poesía, nos la puso en las manos, la platicó para poderla decir con los labios”, puntualizó.

Lectura de poesía

Luis García Montero y Eduardo Lizalde leyeron cuatro poemas de su amigo, mientras que el chelista Carlos Prieto le dedicó la Suite en do mayor para violonchelo solo de Johann Sebastián Bach.

Créditos: UNAM-DGCS-379-2014

En la UNAM, festejan la palabra José Emilio Pacheco y Mario Vargas Llosa

 
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Los escritores José Emilio Pacheco y Mario Vargas Llosa, en la charla literaria que sostuvieron un día después de su investidura como doctor honoris causa por la UNAM en la Sala Nezahualcóyotl.
Los escritores José Emilio Pacheco y Mario Vargas Llosa, en la charla literaria que sostuvieron un día después de su investidura como doctor honoris causa por la UNAM en la Sala Nezahualcóyotl.

27 de septiembre de 2010

* Recién investidos como doctores honoris causa por esta casa de estudios, los dos escritores sostuvieron “Diálogos Literarios” en la Sala Nezahualcóyotl
* A José Emilio Pacheco le gustaría afrontar, desde la literatura, el enigma de la violencia en México
* Me cuesta trabajo saber qué entusiasma a los jóvenes lectores de hoy, y me gustaría mucho saberlo, confesó Mario Vargas Llosa

Con una larga y emotiva ovación de pie, un vasto grupo de universitarios reunidos en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, recibió a dos distinguidos escritores de nuestra lengua: José Emilio Pacheco y Mario Vargas Llosa.

En una fiesta de la palabra, con la que se celebró la investidura de ambos como doctores honoris causa por la UNAM, José Emilio Pacheco reveló que, si hoy escribiera sobre la Ciudad de México, le gustaría afrontar el enigma de la violencia que existe en esta urbe. “Es impensable el horror de hoy, no tengo fuerza ni conocimientos para enfrentarlo”, dijo.

En una charla con Ignacio Solares, director de la Revista de la Universidad”, reconoció que, pese a su estrecha relación con la capital del país, ya no la ama, pues hoy se vive en ella un horror que hace ver el pasado como un edén y un paraíso.

“Pero la nostalgia no existe, estoy a favor de la memoria, de que no se olviden las cosas, de no idealizar ningún pasado, ni decir que antes las cosas fueron mejores”, comentó.

El poeta mexicano, galardonado recientemente con los premios Cervantes y Reina Sofía, se pronunció a favor de la legalización de las drogas. “Van a decir que vengo a corromper, pero sólo puedo aspirar a que disminuya la sangre, la matanza”.

Cercano a la poesía desde su niñez, Pacheco aseguró que ese tipo de literatura no es un don de seres especiales y todos estamos cercanos a ella.

“Un niño o una niña descubre que la poesía tiene una función, que las palabras cantan, bailan, riman; por eso, desde pequeño, me gustaba oír las palabras. Con gran asombro descubrí que podemos hacer una palabra rítmica y rimada”, señaló.

A su vez, el escritor peruano nacionalizado español, Mario Vargas Llosa, sostuvo un diálogo con Sealtiel Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de esta casa de estudios, en el que confesó: “Me cuesta trabajo saber qué cosa entusiasma a los jóvenes lectores de hoy. Me gustaría mucho saberlo”.

Tengo la impresión, apuntó, que entre la generación de los años 60, y la actual, ha habido demasiadas transformaciones, tanto en el ámbito cultural como en el de las referencias en la materia.

Creo que hoy en día se lee más de lo que se hacia en la América Latina de hace 50 años, y también se editan más libros, pero al mismo tiempo, los valores culturales han sufrido un cambio muy profundo, consideró.

Mientras los jóvenes lectores buscan una literatura fundamentalmente divertida y entretenida, hace medio siglo demandaban una literatura problemática, que de alguna manera llenara los vacíos de información sobre los conflictos social, político, cívico y cultural, indicó.

En la interlocución con los jóvenes universitarios, el autor les recomendó: “quien se quiera dedicar a la literatura debe hacerlo porque encuentra en la escritura la mejor recompensa”.

Uno puede hacerlo con muchas aspiraciones, “hacerse rico, denunciar las injusticias, trabajar por la emancipación de la sociedad, pero todo eso es secundario y accesorio. Lo fundamental es dedicar su vida a este quehacer, porque gracias a él uno encuentra un orden y un sentido a la vida”, concluyó.

Entre la participación de José Emilio Pacheco y Mario Vargas Llosa, se ofreció un minuto de silencio en homenaje póstumo al escritor Carlos Monsiváis.
Créditos: UNAM. DGCS-571/unam.mx