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Invierno y contaminación intensifican enfermedades respiratorias

 
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Malaquías López Cervantes, de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Malaquías López Cervantes, de la Facultad de Medicina de la UNAM.

11 de enero de 2011

• El frío, combinado con altos niveles de ozono, agudizan también las alergias e irritan los ojos, afirmó Malaquías López Cervantes, de la Facultad de Medicina de la UNAM
• El epidemiólogo sugirió a quienes tienen daño respiratorio crónico no salir de casa antes de las 10:00 horas

Como cada año ocurre en esta ciudad, el frío del invierno y las emisiones contaminantes características de la urbe intensifican las enfermedades respiratorias crónicas, las alergias y la irritación de los ojos, afirmó Malaquías López Cervantes, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

“Desde hace tiempo se ha documentado que en la metrópoli tenemos dos tipos de problemas relacionados con la contaminación del aire: uno es causado propiamente por la polución e incluye a las alergias y al asma, especialmente en los niños, y otro, es el agravamiento de las enfermedades pulmonares que ya tienen algunos habitantes”, detalló el epidemiólogo.

Alguien puede ser asmático por alguna otra razón, explicó, pero el aire de esta época propicia que el problema se exacerbe. Los que son fumadores y tienen enfisema pulmonar o bronquitis crónica, también tienden a sufrir agravamiento en sus respectivos padecimientos.

Inversión térmica

En el invierno, explicó López Cervantes, el cambio de temperatura propicia en la urbe el fenómeno de la inversión térmica. “En las mañanas se queda atrapado el aire debido a que las capas atmosféricas superiores son muy frías y no permiten la dispersión de los contaminantes”, señaló.

En épocas calurosas, si el aire no es tan frío, en cuanto amanece comienza la dispersión, proceso que se pospone varias horas durante las mañanas invernales. Entonces, “el aire se queda atrapado y el Sol, en el momento en que iluminar el valle, propicia una serie de reacciones químicas que forman compuestos y partículas muy perjudiciales, entre ellos, el ozono”, destacó.

El ozono es un gas que irrita seriamente las mucosas de la nariz y las conjuntivas de los ojos. Se degrada rápidamente al entrar en contacto con la ropa o los muebles, así que no afecta tanto dentro de las casas o las oficinas, “pero si vamos por la calle o en el camión lo respiramos, y el efecto irritante es muy intenso”, señaló el médico.

El plomo es otro elemento que aún existe, pero es menor debido a su reducción en las gasolinas y las industrias. “Sus emisiones son mucho menores que hace 15 años en la metrópoli, pero no usarlo dificulta la completa combustión de la gasolina, lo que genera gases terminales de la combustión y partes no bien procesadas, como algunos derivados del nitrógeno y del azufre, que se mantienen en la atmósfera y tienen un impacto importante sobre la función respiratoria”, comentó.

Para quienes tienen asma, bronquitis crónica o problemas pulmonares severos, López Cervantes recomendó, en la temporada invernal, permanecer en casa o bajo resguardo hasta las 10:00 u 11:00 horas, si aumenta la temperatura y se dispersan los contaminantes.

“Tampoco es recomendable salir a caminar o correr muy temprano, pues las personas se exponen mucho a la irritación que causan los contaminantes”, acotó.

Afección en los cilios

La respiración de aire muy frío, añadió el especialista, tiende a provocar una parálisis de los cilios, cabellitos microscópicos que arrastran la mucosidad de los bronquios y de la tráquea hacia el exterior. “Las células del epitelio respiratorio son como una escobita con los cilios, pero hay ciertas cosas que los paralizan, como el aire muy frío y el tabaco”.

López Cervantes reconoció que la calidad del aire en la Ciudad de México ha mejorado notablemente en los últimos 15 años, pero enfatizó que aún falta mucho por hacer. “Hemos avanzado en la reducción de algunos contaminantes, y en el monitoreo que es fundamental para hacer trabajo científico multidisciplinario, pero aún estamos lejos de una atmósfera limpia”.
Créditos: UNAM-DGCS-022-2011/unam.mx

En invierno, las enfermedades respiratorias ocupan el primer lugar de consulta pediátrica

 
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Karina Judith Huesca Gutiérrez, de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM.
Karina Judith Huesca Gutiérrez, de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM.

3 de enero de 2011

• Afectan, principalmente, a menores de cinco años, destacó Karina Judith Huesca Gutiérrez, profesora de la FES Zaragoza de la UNAM
• Alrededor del 80 por ciento de estos padecimientos son de tipo viral, indicó

En México, durante la época invernal las enfermedades respiratorias ocupan el primer lugar de consulta pediátrica, y el 75 por ciento, afecta a menores de cinco años, refirió Karina Judith Huesca Gutiérrez, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM.

Asimismo, señaló la profesora de la carrera de Medicina, alrededor del 80 por ciento de estos padecimientos son de tipo viral, y las entidades más dañadas son Puebla, Tlaxcala, Chihuahua y el Distrito Federal.

Por lo regular, los menores de dos años son más propensos a tener problemas respiratorios, y a esta edad, se presentan con mayor frecuencia y severidad; asimismo, se considera que los bebés de menos de dos años pueden presentar complicaciones más graves, e incluso corren el riesgo de ser hospitalizados.

La pediatra explicó que las afecciones más comunes en invierno son las de tipo viral, causadas por los virus sincicial respiratorio, influenza y parainfluenza; en tanto, las bacterianas son ocasionadas por el Streptococo pneumoniae, Stafilococo aureus, Streptococo pyogenes, Haemophilus influenza b, y Moraxela catarrhalis.

Dentro de los factores de riesgo, indicó, están el bajo peso al nacer, el nacimiento prematuro, no recibir leche materna, la relación de estos padecimientos con otros como las afecciones cardiacas o respiratorias crónicas (asma o displasia broncopulmonar); también, las presentan en buena medida los pequeños con bajo nivel socioeconómico y desnutrición.

Generalmente, los síntomas son fiebre, tos, escurrimiento nasal, dolor de garganta y malestar general. Si el cuadro es más complicado hay sibilancias (sonido silbante durante la respiración), y dificultad o ruidos anormales al respirar, apuntó.

Las enfermedades respiratorias, mencionó, se clasifican de acuerdo con el cuadro clínico del paciente; pueden ser agudas no complicadas y complicadas, y éstas últimas son las que generalmente requieren un manejo hospitalario.

Si un niño presenta dificultad para respirar, lo hace muy rápido, se le hunden las costillas, tiene los labios morados, deja de comer, bebe pocos líquidos o está decaído, son síntomas de alarma y necesita hospitalización, alertó.

Aunque el número de casos se incrementa en invierno, se debe reconocer que en las últimas dos décadas ha disminuido 70 por ciento la mortalidad derivada de estos padecimientos, destacó la también asesora del área terminal de Internado y Servicio Social de la carrera de Medicina de la FES Zaragoza.

Esto se debe a que se ha emprendido mayor número de programas de prevención, se ha orientado a la población acerca de los cuidados generales y los síntomas de alarma; además, se han incluido inmunizaciones al esquema de vacunación: la del neumococo y de la influenza estacional, explicó.

Para reducir aún más la incidencia, aconsejó, se debe procurar la leche materna; un adecuado estado nutricional; tener completo el esquema de vacunación; mantener a los infantes alejados del humo del tabaco o leña; abrigarlos; no exponerlos a cambios bruscos de temperatura, y conservar ventiladas las habitaciones.

Los cuidados que se deben tener cuando el pequeño ya ha enfermado son alimentarlo e hidratarlo bien, controlar la fiebre, no automedicarlos y acudir a consulta, subrayó.

Además, acotó, una medida importante es lavarse las manos antes de preparar los alimentos, de regreso a casa, después de ir al baño o de toser, cubrirse la boca al estornudar con el antebrazo o con un pañuelo, evitar acudir a lugares concurridos si hay enfermos, evitar saludar de beso o de mano, y utilizar cubrebocas.

Créditos: UNAM-DGCS-005-2011/unam.mx

Se esperan 40 frentes fríos en la temporada invernal

 
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Miércoles 6 de Octubre de 2010

De acuerdo a las condiciones meteorológicas, en la ciudad de Puebla en las próximas 24 horas se estarán generando condiciones de cielo despejado a medio nublado, con un potencial de lluvias ligeras en algunos puntos debido al frente frio número 17, donde la temperatura mínima será de 8 grados centígrados y la máxima de 21, informó Lluvia Sofía Gómez Texon, Meteoróloga del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales de la BUAP.

En esta temporada de otoño-invierno se espera la presencia de aproximadamente 40 frentes fríos, que iniciaron en septiembre y concluirán en marzo. La mayoría se sentirá entre noviembre y enero. En este último mes se prevén las temperaturas más bajas.

“Estos sistemas afectarán a las zonas más vulnerables, como son zonas más cercanas a los volcanes y la sierra norte, por sus mismas condiciones topográficas. En el municipio de Puebla podrían llegar hasta los 4º centígrados y la máxima de 21º, explicó la Meteoróloga.

Actualmente “estamos pasando por un sistema de alta presión que impulsa a los sistemas frontales, lo que provoca que se queden estacionados por algunos días. Esta es una situación que prevalecerá en la temporada invernal, donde también se podrían presentar algunos sistemas tropicales.

Recomendó a la comunidad poblana extremar sus cuidados para no contraer enfermedades respiratorias, “es importante que abriguen bien a los niños y eviten exponerlos a los cambios bruscos de temperatura, no prender fogatas porque provocan serios daños al medio ambiente, ni tener braceros prendidos en lugares donde no hay una adecuada ventilación para evitar el riesgo de intoxicación”.

Insistió en la necesidad de tomar todas las medidas necesarias y “prepararse para enfrentar los frentes fríos con ropa de mayor abrigo y tapar las ranuras de las casas, sobre todo en la zona de la sierra norte con el fin de pasar lo mejor posible el otoño, pero sobre todo el invierno”.

La especialista recomendó a la población estar alerta y mantenerse informados sobre los pronósticos del clima y salir preparados a la escuela, el trabajo o para realizar las actividades cotidianas, de acuerdo a las variaciones de temperatura, ya que por la mañana y noche ésta baja y al medio día se incrementa. .

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx

Un tercio de la población, vive en invierno todo el año

 
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Áreas rurales y marginadas, ubicadas a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, padecen esa condición, en que la temperatura promedio es de 12 grados centígrados.
Áreas rurales y marginadas, ubicadas a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, padecen esa condición, en que la temperatura promedio es de 12 grados centígrados.

8 de junio de 2010
• Áreas rurales y marginadas, ubicadas a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, padecen esa condición, en que la temperatura promedio es de 12 grados centígrados
• Residen en la cuarta parte del territorio nacional, dijeron María Inés Ortiz Álvarez y Rosalía Vidal Zepeda, del IG de la UNAM
• Trabajan en un proyecto que aborda el tema de asentamientos expuestos a riesgos climatológicos

Un invierno frío es aquella situación climatológica en la que la temperatura promedio es de 12 grados centígrados durante un mes, como mínimo. En el país, existen zonas habitadas, rurales y marginadas, ubicadas a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, donde esa condición dura todo el año, señalaron María Inés Ortiz Álvarez y Rosalía Vidal Zepeda.

En el estudio “Población expuesta a inviernos fríos en México”, las investigadoras del Instituto de Geografía (IG) de la UNAM, que trabajan en un proyecto que aborda el tema de los asentamientos expuestos a riesgos climatológicos, encontraron que las regiones norte y central de la nación padecen inviernos fríos de diversos tipos.

Inviernos fríos, del tipo 1 al 4

Los inviernos muy largos tipo 4, duran de nueve a 12 meses; azotan porciones de la sierras Madre Occidental (Tarahumara y Tepehuanes –en Chihuahua– y Durango), Madre Oriental (Parras y Las Mitras, en Coahuila), de San Pedro Mártir (Baja California) y de San Lázaro (Baja California Sur), entre otras.

A menor altitud (entre mil 200 y tres mil metros sobre el nivel del mar), en lugares como Las Truchas, El Salto y San Miguel Lobo, en la Sierra de Durango, padecen inviernos largos tipo 3, que persisten de seis a ocho meses.

Mientras, en la región centro, en la Sierra Volcánica Transversal, en altitudes mayores a dos mil 800 metros sobre el nivel del mar, como Río Frío, en el Estado de México, y La Marquesa, en el DF, los inviernos también son largos.

Los inviernos medios tipo 2, que permanecen de cuatro a cinco meses, se sienten en la región fronteriza de la Sierra de Sonora y Tarahumara, en el valle de Toluca (Estado de México), en las laderas del Ajusco, de la Sierra Nevada (Popocatépetl e Iztaccíhuatl), del Pico de Orizaba y del Cofre de Perote.

En tanto, los inviernos tipo 1, que duran de uno a tres meses, con temperaturas menores a 12 grados, afectan a quienes viven en el noroeste de Sonora, en el norte de la altiplanicie mexicana y en el centro, en los valles intermontanos y en las laderas bajas de las sierras mencionadas.

Prevalencia

Con base al cálculo municipal de la población y territorios afectados, la prevalencia de inviernos fríos impacta a la población localizada en 22 entidades federativas (13 del norte y nueve del centro del país).

Por medio de un Sistema de Información Geográfica (SIG) se seleccionaron los espacios, así como los asentamientos realmente afectados, y el porcentaje se ubicó en 33.5 por ciento de la población nacional.

A ese porcentaje, según datos censales de 2000, corresponden 31 millones 967 mil 71 personas, que viven en 647 municipios, es decir, en una cuarta parte del territorio mexicano (26.4 por ciento).

Los inviernos tipo 1, afectan a 45 por ciento de la población del norte; los tipo 2, al 21 por ciento, y los tipo 3, a 0.1 por ciento.

En la zona centro, donde habita el 78 por ciento de la población afectada, los inviernos tipo 1 son dominantes y afectan al 51 por ciento (12 millones 979 mil 477 personas). Las entidades más afectadas son el Estado de México y Distrito Federal.

Los inviernos tipo 2 perturban a todos los municipios de Tlaxcala, y los tipo 3 caracterizan al municipio de Rayón, en el Estado de México.

Sin embargo, entidades como Hidalgo, México, Morelos, Puebla y Veracruz registran poblaciones afectadas parcialmente por inviernos de varios tipos.

Fluctuaciones y oscilaciones

Los inviernos son causados por el paso de frentes fríos, y dependiendo de la masa polar que los acompañe, pueden afectar a casi todo el territorio nacional. Algunos han cubierto espacios del Istmo de Tehuantepec y de la península de Yucatán.

En la década de los 90, ocurrieron “inviernos tibios”, debido a que disminuyó el número de frentes fríos; el promedio entonces fue de 33, aunque en el invierno de 1992-93 se presentaron 48.

A partir del nuevo milenio, el número de frentes fríos descendió: en el invierno de 2000-01 hubo 25, y en el de 2005-06, 24, Sin embargo, este año han ocurrido 42, y se pronostica que esta cifra se incremente a 45.

Durante un invierno puede haber oscilaciones entre un día cálido y una noche muy fría, sobre todo en la zona norte. En Ciudad Juárez y Mexicali, por ejemplo, la temperatura diurna puede alcanzar hasta 30 grados centígrados y disminuir hasta menos cinco.

Al respecto, Vidal Zepeda señaló que “en áreas con inviernos tipo 3 y 4, se presentan inviernos nocturnos, en los que se registra una temperatura muy baja en las madrugadas. En Madero, Ciudad Cuauhtémoc y Temósachi, uno se despierta con temperaturas inferiores a cero grados centígrados. Además, los especialistas de la salud deben tomar en cuenta la termocepción (la sensación humana respecto al frío o el calor), variable en cada persona”.

La temperatura extrema afecta principalmente la salud de niños, ancianos, y a ciertos enfermos como los diabéticos, que por las neuropatías periféricas, tienden a perder sensibilidad en manos y pies, dijo.

Impacto, según estrato social

El impacto de los inviernos fríos en las poblaciones varía de acuerdo al estrato social, la condición de marginación, el tipo de vivienda, la edad de las personas, los servicios (especialmente médico-hospitalarios) y la localización geográfica de los asentamientos.

Según un estudio realizado por Ortiz Álvarez y Vidal Zepeda en Chihuahua, quienes habitan a más de dos mil metros sobre el nivel del mar, sufren en mayor medida las consecuencias del frío. A mayor altitud, los inviernos son más largos y, con frecuencia, más intensos.

Ortiz Álvarez explicó que en esas zonas abundan los casos de enfermedades respiratorias agudas, como bronquitis y neumonía, que pueden derivar en la muerte de quienes las padecen. En la montaña, por ejemplo, fallecen de padecimientos bronquiales y casi no hay ancianos, y cuando una persona enferma, recurre a remedios caseros, insuficientes para curarse, porque los centros de salud están muy distantes.

Finalmente, Vidal Zepeda indicó que “Chihuahua es el estado con más casos de enfermedades infecciosas del aparato respiratorio. En el invierno de 2007-08, se reportaron más de 100 mil, mientras que en el verano (abril y mayo) hubo 30 mil. En el invierno de 2008-09, acudieron a los servicios hospitalarios entre 90 mil y 100 mil personas, mientras que en el verano lo hicieron 25 mil”.
Créditos: UNAM. DGCS -343/unam.mx