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Urgen estrategias de información y prevención, para frenar enfermedades cardiovasculares.

 
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27 de Septiembre del 2012
Desde hace 12 años, en México las enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, ocupan el primer lugar en mortalidad y morbilidad. Además, dos padecimientos asociados a estos cuadros, diabetes e hipertensión arterial, son extraordinariamente prevalentes en nuestra población.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 (ENSANUT), la prevalencia de los cuadros de presión alta es de 30.8 por ciento en el segmento mayor a 20 años. Se estima que 20 millones de mexicanos padecen la enfermedad y 50 por ciento ignora que la sufren, refirió Víctor Manuel Ángel Juárez, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, en ocasión del Día Mundial del Corazón, que se conmemora este 28 de septiembre.
Además, en el año 2000 se reportaron 400 mil 693 casos nuevos, y para 2009 se registraron 546 mil 876, lo que representó un incremento del 36.4 por ciento en menos de una década. Tan sólo en el primer semestre de 2010, hubo 295 mil 577.
Respecto a la diabetes en nuestro país, en las últimas dos décadas aumentó su incidencia 30 por ciento en adultos, adolescentes y niños. Actualmente, existen aproximadamente 6.5 millones de mexicanos con la enfermedad, en su mayoría del tipo 2 (no insulino-dependientes), y se estima que para el 2025 la padezcan 11 millones.
Ante este panorama, la población debe ser informada continuamente –desde los medios de comunicación masivos, hasta los centros de salud públicos y privados– acerca de las medidas preventivas básicas que involucran estas patologías, como la medición de la presión arterial, por lo menos cada seis meses, y los niveles de glucosa en sangre, cada año.
Interacción de factores de riesgo
En general, explicó, el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares requieren de la interacción de varios factores de riesgo, como hipertensión, diabetes, tabaquismo, dislipidemia, alteraciones de los lípidos o grasas en la sangre, y de manera significativa, el sedentarismo y la genética.
De éstos, sobresale la obesidad, que en nuestro país alcanza el rango de epidemia, al ocupar el segundo lugar mundial en población adulta, después de Estados Unidos, y colocarse entre los primeros tres en infantes, refirió el también miembro titular de la Sociedad Mexicana de Cardiología.
Estos niveles se deben a la escasa difusión de hábitos sanos de alimentación, como el consumo de menos carbohidratos simples y grasas saturadas, y la ingesta de más frutas y verduras, pobremente inculcados desde el ambiente familiar y poco reforzados en la escuela, puntualizó.
No sólo se trata de establecer programas, sino de darles seguimiento y confirmar su efectividad. Es necesario contar oportunamente con los resultados de las encuestas nacionales, como la ENSANUT, para conocer nuestra realidad e intensificar esfuerzos, añadió.
Día mundial del corazón
En el mundo, cada año mueren más de 17 millones de personas por enfermedades cardiovasculares. Por ello, cada 28 de septiembre, Día Mundial del Corazón, se organizan actividades para informar de los métodos para reducir al mínimo los factores de riesgo, como mantener el peso corporal controlado y hacer ejercicio regularmente.
Con esta finalidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial del Corazón organizan en más de 100 países controles de salud, caminatas, carreras, sesiones de gimnasia, charlas públicas, representaciones teatrales, foros científicos, exposiciones, conciertos, festivales y torneos deportivos.
Boletín UNAM-DGCS-595
Ciudad Universitaria.
Desde hace 12 años, en México las enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, ocupan el primer lugar en mortalidad y morbilidad.

Desde hace 12 años, en México las enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, ocupan el primer lugar en mortalidad y morbilidad.

27 de Septiembre del 2012

Desde hace 12 años, en México las enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, ocupan el primer lugar en mortalidad y morbilidad. Además, dos padecimientos asociados a estos cuadros, diabetes e hipertensión arterial, son extraordinariamente prevalentes en nuestra población.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 (ENSANUT), la prevalencia de los cuadros de presión alta es de 30.8 por ciento en el segmento mayor a 20 años. Se estima que 20 millones de mexicanos padecen la enfermedad y 50 por ciento ignora que la sufren, refirió Víctor Manuel Ángel Juárez, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, en ocasión del Día Mundial del Corazón, que se conmemora este 28 de septiembre.

Además, en el año 2000 se reportaron 400 mil 693 casos nuevos, y para 2009 se registraron 546 mil 876, lo que representó un incremento del 36.4 por ciento en menos de una década. Tan sólo en el primer semestre de 2010, hubo 295 mil 577.

Respecto a la diabetes en nuestro país, en las últimas dos décadas aumentó su incidencia 30 por ciento en adultos, adolescentes y niños. Actualmente, existen aproximadamente 6.5 millones de mexicanos con la enfermedad, en su mayoría del tipo 2 (no insulino-dependientes), y se estima que para el 2025 la padezcan 11 millones.

Ante este panorama, la población debe ser informada continuamente –desde los medios de comunicación masivos, hasta los centros de salud públicos y privados– acerca de las medidas preventivas básicas que involucran estas patologías, como la medición de la presión arterial, por lo menos cada seis meses, y los niveles de glucosa en sangre, cada año.

Interacción de factores de riesgo

En general, explicó, el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares requieren de la interacción de varios factores de riesgo, como hipertensión, diabetes, tabaquismo, dislipidemia, alteraciones de los lípidos o grasas en la sangre, y de manera significativa, el sedentarismo y la genética.

De éstos, sobresale la obesidad, que en nuestro país alcanza el rango de epidemia, al ocupar el segundo lugar mundial en población adulta, después de Estados Unidos, y colocarse entre los primeros tres en infantes, refirió el también miembro titular de la Sociedad Mexicana de Cardiología.

Estos niveles se deben a la escasa difusión de hábitos sanos de alimentación, como el consumo de menos carbohidratos simples y grasas saturadas, y la ingesta de más frutas y verduras, pobremente inculcados desde el ambiente familiar y poco reforzados en la escuela, puntualizó.

No sólo se trata de establecer programas, sino de darles seguimiento y confirmar su efectividad. Es necesario contar oportunamente con los resultados de las encuestas nacionales, como la ENSANUT, para conocer nuestra realidad e intensificar esfuerzos, añadió.

Día mundial del corazón

En el mundo, cada año mueren más de 17 millones de personas por enfermedades cardiovasculares. Por ello, cada 28 de septiembre, Día Mundial del Corazón, se organizan actividades para informar de los métodos para reducir al mínimo los factores de riesgo, como mantener el peso corporal controlado y hacer ejercicio regularmente.

Con esta finalidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial del Corazón organizan en más de 100 países controles de salud, caminatas, carreras, sesiones de gimnasia, charlas públicas, representaciones teatrales, foros científicos, exposiciones, conciertos, festivales y torneos deportivos.

Boletín UNAM-DGCS-595

Ciudad Universitaria.

Nuevo método para evaluar procesos de Ingeniería Eléctrica

 
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18 de Septiembre del 2012
Docentes de la UN en Manizales desarrollaron técnicas de valoración de la práctica de la Ingeniería Eléctrica, para calificar los procesos de aplicación de esta disciplina.
A partir del trabajo desarrollado con Thernium y la CHEC (Central Hidroeléctrica de Caldas), la UN desarrolló una metodología de evaluación aplicada a procesos de generación, distribución y transmisión de energía, pues en la dinámica de ambos proyectos se evidenció que el país no cuenta con una base en este sentido.
“Queremos proporcionar un modelo que permita calificar los procesos que hace una empresa o un conjunto de ingenieros electricistas en tareas propias de esta profesión, como la operación de redes de distribución de energía, la instalación de redes subterráneas, proyectos residenciales, procesos de generación, entre otros”, afirma el profesor Eduardo Cano Plata, de la UN en Manizales.
El procedimiento consiste en evaluar, con el marco regulatorio colombiano, una lista básica de elementos que van acompañados de su normativa y de un articulado que especifica cómo debe ejecutarse determinada labor, comparándola con el quehacer de la empresa. Finalmente, la UN indica si lo está haciendo bien o mal y cómo podría mejorar.
Entre sus componentes particulares está la aplicación de los métodos tradicionales de esta disciplina, que implican la valoración de las buenas prácticas (como verificar que los sistemas eléctricos cuenten con polo a tierra y que haya interruptores que protejan a las personas en caso de un corto circuito en zonas húmedas, como baños, entre otras).
“Esta metodología es una interacción entre lo que podría llamarse un panel de expertos y un híbrido de un proceso de inspección desde el punto de vista del reglamento de instalaciones eléctricas del país. A este se suma una valoración de ambos aspectos según la normativa que regula el proceso que se esté ejecutando. Al final se entrega un concepto que se adjunta al trabajo del auditor tradicional para evaluar la calidad”, explica el investigador.
El marco regulatorio para efectuar tal procedimiento surgió con la Constitución de 1991, pero comenzó en el año 1994 con la ley de servicios públicos y la del sector eléctrico.
De allí se derivaron una serie de normativas, un cuerpo colegiado que se encarga de definir los procesos de generación de energía en el país a partir de un manual regulatorio y suplementos del Congreso y de entidades como la Superintendencia de Servicios Públicos y el Ministerio de Minas y Energía.
“Dentro de este mar de normas que tienen que estar en consonancia con el marco regulatorio descubrimos que algunos puntos son contradictorios. Por eso, podremos hacer sugerencias al ente regulador para que vea el listado que estamos desarrollando con la metodología”, concluye el profesor Cano Plata.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.h
La UN diseño una metodología de técnicas de evaluación para al Ingeniería Eléctrica.

La UN diseño una metodología de técnicas de evaluación para al Ingeniería Eléctrica.

18 de Septiembre del 2012

Docentes de la UN en Manizales desarrollaron técnicas de valoración de la práctica de la Ingeniería Eléctrica, para calificar los procesos de aplicación de esta disciplina.

A partir del trabajo desarrollado con Thernium y la CHEC (Central Hidroeléctrica de Caldas), la UN desarrolló una metodología de evaluación aplicada a procesos de generación, distribución y transmisión de energía, pues en la dinámica de ambos proyectos se evidenció que el país no cuenta con una base en este sentido.

“Queremos proporcionar un modelo que permita calificar los procesos que hace una empresa o un conjunto de ingenieros electricistas en tareas propias de esta profesión, como la operación de redes de distribución de energía, la instalación de redes subterráneas, proyectos residenciales, procesos de generación, entre otros”, afirma el profesor Eduardo Cano Plata, de la UN en Manizales.

El procedimiento consiste en evaluar, con el marco regulatorio colombiano, una lista básica de elementos que van acompañados de su normativa y de un articulado que especifica cómo debe ejecutarse determinada labor, comparándola con el quehacer de la empresa. Finalmente, la UN indica si lo está haciendo bien o mal y cómo podría mejorar.

Entre sus componentes particulares está la aplicación de los métodos tradicionales de esta disciplina, que implican la valoración de las buenas prácticas (como verificar que los sistemas eléctricos cuenten con polo a tierra y que haya interruptores que protejan a las personas en caso de un corto circuito en zonas húmedas, como baños, entre otras).

“Esta metodología es una interacción entre lo que podría llamarse un panel de expertos y un híbrido de un proceso de inspección desde el punto de vista del reglamento de instalaciones eléctricas del país. A este se suma una valoración de ambos aspectos según la normativa que regula el proceso que se esté ejecutando. Al final se entrega un concepto que se adjunta al trabajo del auditor tradicional para evaluar la calidad”, explica el investigador.

El marco regulatorio para efectuar tal procedimiento surgió con la Constitución de 1991, pero comenzó en el año 1994 con la ley de servicios públicos y la del sector eléctrico.

De allí se derivaron una serie de normativas, un cuerpo colegiado que se encarga de definir los procesos de generación de energía en el país a partir de un manual regulatorio y suplementos del Congreso y de entidades como la Superintendencia de Servicios Públicos y el Ministerio de Minas y Energía.

“Dentro de este mar de normas que tienen que estar en consonancia con el marco regulatorio descubrimos que algunos puntos son contradictorios. Por eso, podremos hacer sugerencias al ente regulador para que vea el listado que estamos desarrollando con la metodología”, concluye el profesor Cano Plata.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

La pérdida de biodiversidad pone en peligro la existencia humana

 
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Se estima que actualmente el planeta tiene menos del 10 por ciento del total de especies que han existido, señaló Juan Núñez Farfán, investigador del IE de la UNAM
Se estima que actualmente el planeta tiene menos del 10 por ciento del total de especies que han existido, señaló Juan Núñez Farfán, investigador del IE de la UNAM

07 de Agosto de 2012

De no hacer algo para conservar la biodiversidad del planeta, la supervivencia humana corre el peligro de extinguirse, advirtió Juan Núñez Farfán, investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, quien sostuvo que esa riqueza se pierde de manera más acelerada a la formación de especies nuevas, y la causa más importante es la destrucción o pérdida de hábitats.

La humanidad afecta la diversidad de la Tierra porque agota sus recursos naturales; en muchos países como el nuestro, el desarrollo está basado en la explotación no sustentable de los ecosistemas, afirmó.

En el futuro, conseguirlos puede dar origen a guerras. “A pequeña escala, lo observamos en nuetro país con la usurpación de recursos forestales o problemas limítrofes. Debido al tamaño de las poblaciones, llegará el momento en que no podamos consumir productos del mar por su contaminación, y eso a su vez, puede generar hambruna en muchas partes del orbe”, señaló.

La diversidad biológica tiene varios niveles, desde los ecosistemas, hasta las variantes genéticas de las poblaciones, pero se estima que actualmente el planeta tiene menos del 10 por ciento del total de especies que han existido, subrayó.

La extinción ha sido una constante en la historia, pero los humanos la han acelerado. Una amenaza la constituye la introducción de especies exóticas o invasoras, que irrumpen en las comunidades, alteran las interacciones bióticas y provocan el desplazamiento y pérdida de las endémicas, recalcó.

Sin embargo, aclaró, no se puede precisar cuáles son las más afectadas, porque hasta ahora sólo se tienen bien registrados los organismos más visibles, como aves, mamíferos, anfibios y reptiles; otras especies o niveles de la biodiversidad han recibido menor atención.

Se podría decir que prácticamente todos los ecosistemas del mundo han sido afectados por la acción humana, y esta situación continuará porque cada vez hay más luchas por territorios y recursos, lo que implica la destrucción de esos sitios, sostuvo el ecólogo.

Los manglares, por ejemplo, son catalogados en México como amenazados, no porque sus tamaños poblacionales sean reducidos, sino porque tienen una presión constante; por ser el hogar de muchas especies, su destrucción puede implicar una extinción en cadena, refirió.

Algunos expertos consideran que este último fenómeno se relaciona también con el cambio climático global. Hipotéticamente, modificará la distribución de los ecosistemas terrestres; entonces, las especies podrían carecer de la diversidad genética necesaria para responder a esas variaciones y extinguirse.

Otra forma ocurriría si especies emparentadas, al alterar sus rangos de distribución, entran en contacto e intercambian genes. Este proceso, conocido como hibridación introgresiva, puede extinguir o producir la pérdida de adaptaciones.

Además, explicó, se supone que con el cambio climático las áreas de distribución de muchas especies cambiarán, migrarán, y tendrán contacto con las que comparten un pasado común; al fusionarse, a través del intercambio genético, algunas pueden desaparecer.

Este fenómeno no debería preocuparnos, porque en la evolución ha ocurrido con frecuencia; sin embargo, “en ocasiones se presentan adaptaciones muy particulares que se pueden perder a través de la “contaminación” de especies y la extinción genética de las mismas; los transgénicos son un caso particular de ello”, refirió el también profesor de la Facultad de Ciencias (FC).

Hoy en día, lo más valioso es saber que sí hay posibilidades de recuperar los ecosistemas. “Conocemos sus procesos de regenación natural, los cambios que ocurren después de catástrofes naturales, poseemos mejores herramientas para cuantificar la diversidad, tenemos una teoría evolutiva y ecológica sólida, que permitirá restaurar los procesos naturales; hacer biología de la conservación en su sentido más profundo”.

Pero debido a que los organismos se extinguen a una velocidad más alta que la tasa de especiación, se deben emprender acciones inmediatas para recuperar la diversidad biológica y los ecosistemas deteriorados. Además, si se investiga para determinar, por ejemplo, qué especies son potencialemente más perjudiciales, se puede evitar que afecten a otras, dijo.

El valor cultural y estético de la biodiversidad puede brindar opciones sustentables para las poblaciones humanas, además de los procesos ecosistémicos que producen recursos que les son útiles (agua, productos forestales y pesca, entre otros). “Como sociedad, deberemos apreciar nuestra diversidad, conocerla para usarla de forma racional, y fomentar su mantenimiento. Ello implica también valorar la investigación científica en este campo”, concluyó.

Boletín UNAM-DGCS-485
Ciudad Universitaria.