Tag Archives: instituto de química

En Mesoamérica ya conocían la destilación antes de la llegada de los españoles-UNAM

 
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02 de enero de 2017

Durante siglos, y hasta hace algunos años, se consideraba que el proceso de destilación había sido traído al nuevo mundo por los españoles, quienes a su vez lo aprendieron de los árabes. Por esta razón, se creía que la única bebida alcohólica de los pueblos prehispánicos era el pulque, un fermento del aguamiel del maguey. Continue reading En Mesoamérica ya conocían la destilación antes de la llegada de los españoles-UNAM

Desarrollan métodos en la preparación de moléculas que generarían anticancerígenos

 
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02 de diciembre de 2015

Para desarrollar moléculas sintéticas complejas, que a futuro sirvan para generar fármacos anticancerígenos, Luis Demetrio Miranda Gutiérrez, investigador del Instituto de Química (IQ) de la UNAM, diseña metodologías propias utilizando reacciones de cuatro componentes o reactivos. Continue reading Desarrollan métodos en la preparación de moléculas que generarían anticancerígenos

Tratamiento de la depresión con opción natural: UNAM

 
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22 DE OCTUBRE DE 2015

Los antidepresivos convencionales generan efectos adversos como problemas de memoria y cognición, visión borrosa, boca seca, estreñimiento, disfunción sexual y trastornos del sueño y apetito. Además, su acción terapéutica no se aprecia sino después de varias semanas. Continue reading Tratamiento de la depresión con opción natural: UNAM

ESTUDIAN PLANTAS CONTRA CÁNCER E HIPERCOLESTEROLEMIA

 
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plantascontracancer16 de junio de 2014

Investigadores del Departamento de Productos Naturales del Instituto de Química (IQ) de la UNAM, encabezados por Mariano Martínez Vázquez, obtuvieron, a partir de las plantas guayule (Parthenium argentatum) y cuachalalate (Amphipterygium adstringens), compuestos antiinflamatorios y anticancerígenos que ya probaron con resultados favorables en ratones.

Los universitarios han observado que, en roedores a los que les inocularon células cancerosas humanas, los compuestos son menos tóxicos y más efectivos que los medicamentos anticancerígenos convencionales y, además, no dañan las células normales.

“Al compararlos con medicamentos anticancerosos utilizados en la clínica, vimos que nuestros compuestos hacen que el crecimiento tumoral sea lento, con la ventaja adicional de que presentan baja toxicidad”, dijo Martínez Vázquez.

El guayule y el cuachalalate contienen gran cantidad de triterpenos, sustancias con actividad antiinflamatoria y enorme capacidad para inhibir la proliferación de células cancerosas humanas.

“Éste es nuestro punto de partida. Empezamos a estudiar sustancias puras obtenidas de estas plantas, de las que a su vez conseguimos una serie de derivados en los que buscamos las partes fundamentales de la molécula y elegimos el compuesto más activo”, indicó.

Reducción del crecimiento tumoral

Martínez Vázquez y sus colaboradores trabajan con modelos xenográficos (animales con trasplantes de cánceres humanos o de otros tejidos); así, implantan células tumorales humanas en ratones atímicos o desnudos, sin pelo.

Estos animales de laboratorio tienen el sistema inmune deprimido debido a una mutación genética, lo que permite que puedan recibir tejidos enfermos de otras especies sin experimentar rechazo.

“A los atímicos les inoculamos células de próstata, de mama o de otros cánceres, para que desarrollen un tumor humano. De esta manera experimentamos nuestros compuestos in vivo”.

En comparación con fármacos como el cisplatino, los investigadores encontraron que sus compuestos tienen la misma potencia para reducir el crecimiento tumoral. Ahora ven cuáles son los blancos de su molécula.

“Tenemos varias vías de señalización celular y ya sabemos que nuestros compuestos atacan preferentemente dos enzimas: la AKT y la NF-kappa, las cuales se sobre expresan en diferentes cánceres. Trabajamos principalmente con la AKT porque se manifiesta en forma por demás clara en dos tipos de cáncer comunes: de próstata y mama”, apuntó.

Los científicos del IQ llevan a cabo los estudios en colaboración con Alejandro Centella Dehesa, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, quien también hace análisis en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

“Ahora sólo falta probarlos en humanos. Ya tenemos las pruebas preclínicas para empezar a trabajar con personas. Hemos hecho todo lo necesario”.

Regulación de los niveles de lípidos

Asimismo, Martínez Vázquez y su alumno de doctorado, Ibrahim Guillermo Castro Torres, demostraron en un estudio experimental las propiedades de la llamada hierba del sapo (Eryngium heterophyllum) para combatir la hipercolesterolemia o los niveles elevados de colesterol en la sangre, alteración metabólica considerada como el principal factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares por aterosclerosis.

“En nuestros estudios sobre diabetes, obesidad y otras alteraciones metabólicas, encontramos en el laboratorio que algunas plantas, como la hierba de sapo, regulan los niveles de lípidos en ratones”.

Entonces, los científicos empezaron a trabajar con roedores normales y con colesterol elevado: compararon los efectos de sus compuestos, obtenidos a partir de la hierba del sapo, con los de la pravastatina –medicamento utilizado contra el colesterol alto–, y vieron que la planta tiene propiedades para disminuir los niveles del lípido en la sangre. “Sí, observamos que en esos animales disminuyó a niveles normales”, apuntó el investigador.

¿Esto qué significa?, que los investigadores universitarios tienen al menos un extracto de la hierba del sapo que funciona contra la hipercolesterolemia en un modelo experimental con ratones.

“El siguiente paso consiste en aislar los compuestos activos, porque en un extracto hay un mundo de compuestos. Debemos aislar primero los más importantes, los de concentración más alta, y luego probarlos uno por uno. Es un trabajo complicado, pero lo vamos a hacer”, finalizó.

Créditos: UNAM-DGCS-348-2014

DESCUBREN EFECTO SEDANTE EN EL TORONJIL

 
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¿Quiere curarse el susto o espanto, la muina o necesita un remedio para los nervios? Un tecito de toronjil le puede ayudar. Puede ser del morado, blanco, de monte, el chino o una mezcla de ellos.
“Según una de las tantas recetas etnobotánicas, un té de tres toronjiles, que se prepara con el blanco, el rojo y el chino, es un remedio contra el espanto, la muina o los nervios”, indicó Mariano Martínez Vázquez, del Instituto de Química (IQ). “Además, de esta manera juntaríamos una serie de flavonas glicosiladas de las tres especies”.
Ahora bien, ¿con esta mezcla habría una sinergia o un índice de toxicidad? “Son preguntas que tenemos que responder, aunque aparentemente no, porque hasta hoy no se sabe de algún caso. Por lo tanto, se podría afirmar que al menos no hay efectos toxicológicos visibles, pero habría que comprobarlo”, dijo el investigador.
En general, tiene a su favor que ha sido utilizado por años, en algunos casos siglos y eso le otorga cierta seguridad farmacológica.
Las plantas en México tienen un uso cultural y social; desde una perspectiva occidental, las enfermedades etnobotánicas no son fácilmente comprensibles, porque ¿qué significa curar el “susto”, por ejemplo, o simplemente qué es el “susto” o la “muina”?, preguntó Martínez Vázquez.
“Dentro de la herbolaria tradicional hay muchos toronjiles, pero nosotros hemos trabajado con cuatro especies: el blanco, el morado, el chino y el de monte, que la medicina tradicional recomienda contra lo que conocemos como enfermedades etnobotánicas”, abundó.
En el laboratorio se ha observado que la mayor parte tiene efectos sedantes en ratones, les induce el sueño, “andan como borrachitos, pero no dan señas de que desaparezca la ansiedad”.
Ahora bien, es difícil distinguir entre un efecto sedante y uno ansiolítico en ratones. En pruebas conductuales con estos animales, no encontramos efectos ansiolíticos ni antidepresivos, “pero no podemos extrapolar los resultados a los humanos, sino sólo guiarnos para estudiar los efectos de estas plantas”, explicó.
En los análisis químicos, los investigadores encontraron que la mayor parte de los extractos activos contienen glicósidos de flavonoides o flavonas con residuos de azúcares. Aunque entre ellos hay diferencias estructurales, en términos generales la característica de los componentes químicos de los extractos activos son las flavonas unidas a azúcares.
“Es importante mencionar que hay variaciones en la concentración de los principios activos, incluso en plantas de la misma especie, según la temporada y el lugar donde crezca, por ejemplo”.
Efecto relajante
Los toronjiles son especies utilizadas en la herbolaria mexicana por su fragancia y colores, que son muy llamativos. El aroma lo dan los aceites esenciales volátiles, generalmente mezclas de monoterpenos con un olor atractivo para el ser humano.
Los aceites esenciales suelen tener un efecto tranquilizante, por lo que son empleados en lo que se conoce como aromaterapia y en los masajes relajantes. Generalmente, se usa una mezcla de un aceite de diferentes plantas, entre las cuales está el toronjil.
Durante la preparación de un té de hojas y flores de toronjil morado, sobre todo, se despide un aroma agradable. “Los aceites llegan de forma directa al cerebro y empieza el efecto relajante, que se refuerza con el té, porque interviene otro tipo de metabolitos, los glicósidos y las flavonas”, refirió.
Por una parte trabajan los aceites aromáticos y, por otra, las flavonas, que se extraen de la planta generalmente con el agua hirviente con la que se prepara el té.
“En el Instituto de Química no se practica este tipo de experimentos, por lo que todos los trabajos de investigación los hacemos en colaboración con Rosa Estrada Reyes, del Instituto Nacional de Psiquiatría”, señaló.
Con ello, se pretende encontrar el camino por el que actúan estos compuestos; hasta hoy, los resultados indican que podría ser la vía gabaérgica. “El ácido gamma-aminobutírico (GABA, por sus siglas en inglés) es un neurotransmisor, por lo que ésta podría ser la ruta de entrada. Pero es necesario hacer más experimentos”.
Desde el punto de vista académico, es importante saber cuál es la senda, pero también exploramos la posibilidad de desarrollar un fármaco a partir de los toronjiles. Hasta hoy tenemos resultados parciales interesantes.
En otra etapa se comprobaría si la vía gabaérgica altera la presencia o la falta de otros neurotransmisores, como la serotonina, o su incremento o disminución.
“Tenemos que averiguar si inhibe, privilegia o es independiente de la recaptura de serotonina. Todo esto a partir de una planta utilizada en la herbolaria tradicional”, finalizó el investigador universitario.
Créditos: UNAM-DGCS-009-2014

toronjil¿Quiere curarse el susto o espanto, la muina o necesita un remedio para los nervios? Un tecito de toronjil le puede ayudar. Puede ser del morado, blanco, de monte, el chino o una mezcla de ellos.

“Según una de las tantas recetas etnobotánicas, un té de tres toronjiles, que se prepara con el blanco, el rojo y el chino, es un remedio contra el espanto, la muina o los nervios”, indicó Mariano Martínez Vázquez, del Instituto de Química (IQ). “Además, de esta manera juntaríamos una serie de flavonas glicosiladas de las tres especies”.

Ahora bien, ¿con esta mezcla habría una sinergia o un índice de toxicidad? “Son preguntas que tenemos que responder, aunque aparentemente no, porque hasta hoy no se sabe de algún caso. Por lo tanto, se podría afirmar que al menos no hay efectos toxicológicos visibles, pero habría que comprobarlo”, dijo el investigador.

En general, tiene a su favor que ha sido utilizado por años, en algunos casos siglos y eso le otorga cierta seguridad farmacológica.

Las plantas en México tienen un uso cultural y social; desde una perspectiva occidental, las enfermedades etnobotánicas no son fácilmente comprensibles, porque ¿qué significa curar el “susto”, por ejemplo, o simplemente qué es el “susto” o la “muina”?, preguntó Martínez Vázquez.

“Dentro de la herbolaria tradicional hay muchos toronjiles, pero nosotros hemos trabajado con cuatro especies: el blanco, el morado, el chino y el de monte, que la medicina tradicional recomienda contra lo que conocemos como enfermedades etnobotánicas”, abundó.

En el laboratorio se ha observado que la mayor parte tiene efectos sedantes en ratones, les induce el sueño, “andan como borrachitos, pero no dan señas de que desaparezca la ansiedad”.

Ahora bien, es difícil distinguir entre un efecto sedante y uno ansiolítico en ratones. En pruebas conductuales con estos animales, no encontramos efectos ansiolíticos ni antidepresivos, “pero no podemos extrapolar los resultados a los humanos, sino sólo guiarnos para estudiar los efectos de estas plantas”, explicó.

En los análisis químicos, los investigadores encontraron que la mayor parte de los extractos activos contienen glicósidos de flavonoides o flavonas con residuos de azúcares. Aunque entre ellos hay diferencias estructurales, en términos generales la característica de los componentes químicos de los extractos activos son las flavonas unidas a azúcares.

“Es importante mencionar que hay variaciones en la concentración de los principios activos, incluso en plantas de la misma especie, según la temporada y el lugar donde crezca, por ejemplo”.

Efecto relajante

Los toronjiles son especies utilizadas en la herbolaria mexicana por su fragancia y colores, que son muy llamativos. El aroma lo dan los aceites esenciales volátiles, generalmente mezclas de monoterpenos con un olor atractivo para el ser humano.

Los aceites esenciales suelen tener un efecto tranquilizante, por lo que son empleados en lo que se conoce como aromaterapia y en los masajes relajantes. Generalmente, se usa una mezcla de un aceite de diferentes plantas, entre las cuales está el toronjil.

Durante la preparación de un té de hojas y flores de toronjil morado, sobre todo, se despide un aroma agradable. “Los aceites llegan de forma directa al cerebro y empieza el efecto relajante, que se refuerza con el té, porque interviene otro tipo de metabolitos, los glicósidos y las flavonas”, refirió.

Por una parte trabajan los aceites aromáticos y, por otra, las flavonas, que se extraen de la planta generalmente con el agua hirviente con la que se prepara el té.

“En el Instituto de Química no se practica este tipo de experimentos, por lo que todos los trabajos de investigación los hacemos en colaboración con Rosa Estrada Reyes, del Instituto Nacional de Psiquiatría”, señaló.

Con ello, se pretende encontrar el camino por el que actúan estos compuestos; hasta hoy, los resultados indican que podría ser la vía gabaérgica. “El ácido gamma-aminobutírico (GABA, por sus siglas en inglés) es un neurotransmisor, por lo que ésta podría ser la ruta de entrada. Pero es necesario hacer más experimentos”.

Desde el punto de vista académico, es importante saber cuál es la senda, pero también exploramos la posibilidad de desarrollar un fármaco a partir de los toronjiles. Hasta hoy tenemos resultados parciales interesantes.

En otra etapa se comprobaría si la vía gabaérgica altera la presencia o la falta de otros neurotransmisores, como la serotonina, o su incremento o disminución.

“Tenemos que averiguar si inhibe, privilegia o es independiente de la recaptura de serotonina. Todo esto a partir de una planta utilizada en la herbolaria tradicional”, finalizó el investigador universitario.

Créditos: UNAM-DGCS-009-2014