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Insomnio, sueño insuficiente y apnea hipopnea, los trastornos del sueño más frecuentes en la población mexicana-UNAM

 
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08 de febrero de 2018

El insomnio, los síndromes de sueño insuficiente y de apnea hipopnea son los trastornos del sueño más frecuentes en la población mexicana: el primero lo padece el 30 por ciento; el segundo, el 20 por ciento; y el tercero hasta el cuatro por ciento. Continue reading Insomnio, sueño insuficiente y apnea hipopnea, los trastornos del sueño más frecuentes en la población mexicana-UNAM

CASI LA MITAD DE LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO DE LA POBLACIÓN MEXICANA SON CASOS DE INSOMNIO

 
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Una tercera parte de la población mexicana padece algún trastorno del sueño, de ella, el 40 por ciento presenta insomnio, que en la actualidad es subdiagnosticado, ignorado y mal manejado, lo que ha ocasionado que se vuelva cada vez más crónico y represente un problema de salud pública, alertó Reyes Haro Valencia, director de la Clínica del Sueño de la UNAM.
El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño o, una vez que se ha logrado, continuar dormido; se puede presentar tanto en niños como en adultos, pero se intensifica entre la tercera y cuarta década de vida, por ser la etapa en que más se manifiestan las presiones económicas y se experimentan mayores cambios físicos y hormonales. Lo padecen más las mujeres que los hombres, aunque hay más roncadores del sexo masculino que del femenino.
Se deben tomar en cuenta sus repercusiones, porque si alguien no duerme bien, en el día está irritable, baja su productividad, la expectativa de vida disminuye, se puede enfermar con mayor facilidad y se incrementa el riesgo de sufrir accidentes, lo que deriva en retardos en el trabajo, incapacidades y las consecuencias económicas y familiares, acotó.
Subtipos del insomnio
Esta afección se puede clasificar en tres subtipos, en función del momento en que ocurren.
El más común es el primario y se caracteriza por presentar problemas para dormir. Para considerarlo como tal, la persona debe tardar más de 30 minutos como promedio para alcanzar el sueño adecuadamente, debe ocurrir más de tres veces por semana y tener más de un mes de duración, indicó.
Está vinculado con el estilo de vida, es decir, las presiones económicas, laborales, familiares, académicas, largos traslados para el trabajo o la escuela. En este caso no hay relación con factores orgánicos o físicos, como el ronquido o el movimiento de las extremidades, precisó.
Su manejo es sencillo y por lo regular los pacientes no requieren de un estudio de sueño. El problema es que el desconocimiento sobre los síntomas hace que el médico de primer contacto o familiar prescriba hipnóticos que, usualmente, tienen efectos adversos como ronquidos y la disminución de las etapas de sueño profundo, que nos reestablecen, nos hacen descansar y hacen que nuestras funciones mentales superiores se restauren. Además, estos medicamentos crean dependencia y tolerancia.
Otro tipo es el insomnio de continuidad, donde los pacientes no tienen problema para dormir, pero despiertan recurrentemente; estas interrupciones van acompañadas de la dificultad para conciliar de nuevo el sueño, entonces el tiempo de vigilia se incrementa. En esos periodos la gente va al baño, ve televisión, escucha música, es decir, hace todo lo que no debe, resaltó.
Este padecimiento puede estar vinculado con el ronquido o con el síndrome de movimientos periódicos de extremidades, que ocurre si en las etapas de sueño ligero hay contracciones en diversos músculos de piernas y pies, que hacen que se rompa la continuidad del mismo.
El tercer subtipo, que tiende a estar asociado con la depresión, es el tardío o final, que refiere una dificultad para continuar dormidos, pero casi al momento de despertar. Los afectados interrumpen el sueño a las tres o cuatro de la mañana y no lo pueden conciliar de nuevo, acotó el neurofisiólogo.
El paciente con insomnio presenta algo que se llama falsa percepción del tiempo estimado de sueño, porque piensa que tarda más tiempo en dormir de lo que realmente lo hace y que, por lo tanto, duerme menos.
Entonces, agregó, ingiere remedios caseros o va a la farmacia y obtiene antihistamínicos o fitoterapéuticos, relajantes hechos a partir de plantas medicinales que no requieren una prescripción.
Tratamiento
Para dar un tratamiento acorde a los síntomas y causas del insomnio, es importante distinguir qué lo ocasiona. El primario, por ejemplo, se resuelve desde el primer día, siempre y cuando no se haya recibido un tratamiento previo o no haya datos de existencia de factores físicos subyacente a este padecimiento, indicó el universitario.
Si se trata de un problema orgánico, es indispensable saber el grado de severidad, porque éstos son los pacientes más vulnerables por tener más proclividad a sufrir accidentes o enfermedades.
En los otros subtipos se emplean fármacos nuevos, que se han desarrollado para dormir bien, pero no son efectivos si no se acompañan de una adecuada higiene de sueño, que consiste en una serie de medidas que ayudará a modificar los patrones conductuales que hacen al insomnio crónico y que permitirá educar a la gente para que duerma bien.
Además, la vida sedentaria favorece el insomnio, por lo que el ejercicio ligero es importante, también, los horarios irregulares de sueño son común denominador en individuos con este problema, porque no tienen un patrón para levantarse y acostarse y los fines de semana pasan tiempo de más en cama, con la idea equivocada de compensar lo que no durmieron en la noche, comentó.
“A los pacientes les pedimos que no hagan siesta en el día. El consumo de estimulantes está permitido, pues tomar una taza de café no les quitará el sueño y la cafeína se elimina rápidamente del organismo; sólo les pedimos que no consuman más de 300 miligramos por día –que es el equivalente a cuatro tazas, o dos tazas y una bebida de cola más un chocolate– y que lo eviten en la noche”, puntualizó.
La cena debe ser ligera, sin grasas ni irritantes y consumirla tres horas antes de acostarse. También se pide evitar la ingesta de líquidos por la noche para evitar levantarse al baño.
Es importante ubicar la postura favorita y concentrarse en la respiración, sentir cómo entra el aire, cómo fluye por los pulmones y se saca lentamente. “Este ejercicio es fundamental para relajarse”, remarcó.
Otra conducta que se debe evitar es la dependencia al reloj, “así que les pedimos que lo pongan debajo de la cama para que no tengan la tentación de verlo. Además, si la percepción del sueño está asociada a indicadores externos como ruidos de automóviles o alguna luz, les recomendamos tapones auditivos y antifaz para evitar estímulos que los ponen en alerta”, concluyó.
Créditos: UNAM-DGCS-004-2014

insomnioUna tercera parte de la población mexicana padece algún trastorno del sueño, de ella, el 40 por ciento presenta insomnio, que en la actualidad es subdiagnosticado, ignorado y mal manejado, lo que ha ocasionado que se vuelva cada vez más crónico y represente un problema de salud pública, alertó Reyes Haro Valencia, director de la Clínica del Sueño de la UNAM.

El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño o, una vez que se ha logrado, continuar dormido; se puede presentar tanto en niños como en adultos, pero se intensifica entre la tercera y cuarta década de vida, por ser la etapa en que más se manifiestan las presiones económicas y se experimentan mayores cambios físicos y hormonales. Lo padecen más las mujeres que los hombres, aunque hay más roncadores del sexo masculino que del femenino.

Se deben tomar en cuenta sus repercusiones, porque si alguien no duerme bien, en el día está irritable, baja su productividad, la expectativa de vida disminuye, se puede enfermar con mayor facilidad y se incrementa el riesgo de sufrir accidentes, lo que deriva en retardos en el trabajo, incapacidades y las consecuencias económicas y familiares, acotó.

Subtipos del insomnio

Esta afección se puede clasificar en tres subtipos, en función del momento en que ocurren.

El más común es el primario y se caracteriza por presentar problemas para dormir. Para considerarlo como tal, la persona debe tardar más de 30 minutos como promedio para alcanzar el sueño adecuadamente, debe ocurrir más de tres veces por semana y tener más de un mes de duración, indicó.

Está vinculado con el estilo de vida, es decir, las presiones económicas, laborales, familiares, académicas, largos traslados para el trabajo o la escuela. En este caso no hay relación con factores orgánicos o físicos, como el ronquido o el movimiento de las extremidades, precisó.

Su manejo es sencillo y por lo regular los pacientes no requieren de un estudio de sueño. El problema es que el desconocimiento sobre los síntomas hace que el médico de primer contacto o familiar prescriba hipnóticos que, usualmente, tienen efectos adversos como ronquidos y la disminución de las etapas de sueño profundo, que nos reestablecen, nos hacen descansar y hacen que nuestras funciones mentales superiores se restauren. Además, estos medicamentos crean dependencia y tolerancia.

Otro tipo es el insomnio de continuidad, donde los pacientes no tienen problema para dormir, pero despiertan recurrentemente; estas interrupciones van acompañadas de la dificultad para conciliar de nuevo el sueño, entonces el tiempo de vigilia se incrementa. En esos periodos la gente va al baño, ve televisión, escucha música, es decir, hace todo lo que no debe, resaltó.

Este padecimiento puede estar vinculado con el ronquido o con el síndrome de movimientos periódicos de extremidades, que ocurre si en las etapas de sueño ligero hay contracciones en diversos músculos de piernas y pies, que hacen que se rompa la continuidad del mismo.

El tercer subtipo, que tiende a estar asociado con la depresión, es el tardío o final, que refiere una dificultad para continuar dormidos, pero casi al momento de despertar. Los afectados interrumpen el sueño a las tres o cuatro de la mañana y no lo pueden conciliar de nuevo, acotó el neurofisiólogo.

El paciente con insomnio presenta algo que se llama falsa percepción del tiempo estimado de sueño, porque piensa que tarda más tiempo en dormir de lo que realmente lo hace y que, por lo tanto, duerme menos.

Entonces, agregó, ingiere remedios caseros o va a la farmacia y obtiene antihistamínicos o fitoterapéuticos, relajantes hechos a partir de plantas medicinales que no requieren una prescripción.

Tratamiento

Para dar un tratamiento acorde a los síntomas y causas del insomnio, es importante distinguir qué lo ocasiona. El primario, por ejemplo, se resuelve desde el primer día, siempre y cuando no se haya recibido un tratamiento previo o no haya datos de existencia de factores físicos subyacente a este padecimiento, indicó el universitario.

Si se trata de un problema orgánico, es indispensable saber el grado de severidad, porque éstos son los pacientes más vulnerables por tener más proclividad a sufrir accidentes o enfermedades.

En los otros subtipos se emplean fármacos nuevos, que se han desarrollado para dormir bien, pero no son efectivos si no se acompañan de una adecuada higiene de sueño, que consiste en una serie de medidas que ayudará a modificar los patrones conductuales que hacen al insomnio crónico y que permitirá educar a la gente para que duerma bien.

Además, la vida sedentaria favorece el insomnio, por lo que el ejercicio ligero es importante, también, los horarios irregulares de sueño son común denominador en individuos con este problema, porque no tienen un patrón para levantarse y acostarse y los fines de semana pasan tiempo de más en cama, con la idea equivocada de compensar lo que no durmieron en la noche, comentó.

“A los pacientes les pedimos que no hagan siesta en el día. El consumo de estimulantes está permitido, pues tomar una taza de café no les quitará el sueño y la cafeína se elimina rápidamente del organismo; sólo les pedimos que no consuman más de 300 miligramos por día –que es el equivalente a cuatro tazas, o dos tazas y una bebida de cola más un chocolate– y que lo eviten en la noche”, puntualizó.

La cena debe ser ligera, sin grasas ni irritantes y consumirla tres horas antes de acostarse. También se pide evitar la ingesta de líquidos por la noche para evitar levantarse al baño.

Es importante ubicar la postura favorita y concentrarse en la respiración, sentir cómo entra el aire, cómo fluye por los pulmones y se saca lentamente. “Este ejercicio es fundamental para relajarse”, remarcó.

Otra conducta que se debe evitar es la dependencia al reloj, “así que les pedimos que lo pongan debajo de la cama para que no tengan la tentación de verlo. Además, si la percepción del sueño está asociada a indicadores externos como ruidos de automóviles o alguna luz, les recomendamos tapones auditivos y antifaz para evitar estímulos que los ponen en alerta”, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-004-2014

DISEÑAN DISPOSITIVOS PARA MEDIR ACTIVIDAD FÍSICA EN PACIENTES CON DIFERENTES PATOLOGÍAS Y EN ATLETAS

 
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Especialistas en ingeniería biomédica de la UNAM y de la Universidad de Guanajuato, diseñan tres sistemas de registro para la medición continúa de actividad física, que podrían ser útiles en la terapia de pacientes con diabetes, insomnio, depresión, sarcopenia y en atletas de diferentes deportes.
Aunque podrán ser empleados en diferentes patologías, los sistemas que desarrollan Juan Manuel Gómez, de la Facultad de Ingeniería (FI) de esta casa de estudios, y Arturo Vega, de la institución guanajuatense, con participación de la estudiante Paola Corona Téllez, están pensados para diabéticos, a quienes como parte de su terapia se les propone un cambio en el estilo de vida.
Los sistemas están basados en acelerómetros tri-axiales digitales, para medir y graficar la fuerza, la velocidad y en ángulo con el que se flexionan ambos brazos y piernas.
A la fecha, ya se ha desarrollado la instrumentación de dos acelerómetros tri-axiales digitales, que son dispositivos pequeños que permiten evaluar la velocidad y el ángulo de movimiento de las articulaciones en personas en general y, en particular, con sarcopenia.
Asimismo, un sensor electro-hidráulico para la medición del movimiento en las extremidades superiores o inferiores. Se trabaja en el desarrollo de los sensores de la temperatura, del ritmo cardiaco y de la luminosidad.
Actividad física
Gómez, responsable del proyecto, explicó que para saber el estado de salud, primero es necesario determinar si la actividad física diaria contribuye, y qué tanto, con la que se requiere para estar sano.
Los sistemas, que se desarrollan en la UNAM, no sólo permitirán medir el esfuerzo físico, también temperatura, ritmo cardiaco y luminosidad a que estará expuesto el paciente o el deportista. Con los datos que se generen de estas variables, el médico podrá saber qué consumo calórico tuvo su paciente diabético, cómo está su metabolismo y cómo ha evolucionado.
Podrán usarse en quienes padecen depresión, para saber qué tanto están afectados, o en quienes sufren insomnio, para determinar si están (y cuánto) despiertos durante la noche. Asimismo, tendrá aplicación en cronobiología y en rehabilitación, acotó.
En esta última no hay una herramienta que ayude a tener una evaluación objetiva. La forma como se evalúa la sarcopenia (pérdida muscular en adultos mayores) es subjetiva, reconoció.
Con el sistema de monitoreo de actividad física en que trabaja Corona Téllez (similar al que desarrollan Gómez y Vega) será factible dar valores más objetivos a la evaluación de la sarcopenia. Se podrá medir velocidad y ángulo de flexión y extensión, tanto de brazo a nivel de codo, como de pierna a nivel rodilla.
Médicos de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS, están interesados en planear rutinas para el tratamiento de esa afección y probar este sistema de medición de actividad física para saber qué tan efectivas son aquéllas en la recuperación.
En este proyecto de instrumentación biomédica se utilizan tanto componentes comerciales, que se pueden conseguir en el mercado nacional, como otros que fabrican en su laboratorio de la FI. Contamos, dijo Gómez, con “sistemas que nos ayudan a generar las placas electrónicas. A partir de componentes básicos se hace el diseño electrónico”.
Metas del proyecto
Para Gómez y Vega los retos en este proyecto son terminar de diseñar los sensores, que el sistema tenga alimentación continua (debe funcionar permanentemente o al menos siete días para registrar la actividad física y las otras variables durante ese lapso), así como capacidad de memoria (debe ser suficientemente grande para almacenamiento de datos).
En la Universidad de Guanajuato, Arturo Vega trabaja también en la conectividad del dispositivo a Internet, de modo que los datos que genera el paciente o deportista puedan estar a la mano del médico o del entrenador.
Además, un grupo de estudiantes de esa institución labora en el procesamiento de señales, de forma tal que el médico tenga parámetros útiles. Para calcular cuántos pasos dio un paciente, se hace un procesamiento de la señal de aceleración. Tienen que pasar por un conjunto de filtros, de algoritmos que nos permitan determinar si se incrementó la actividad o no, explicó Vega.
Otra vertiente del proyecto es el trabajo con especialistas en materiales. Hay interés en participar en la parte de fluidos. El sensor electro-hidráulico para medir actividad física utiliza como fluido aceite mineral. Piensan utilizar uno que no sea newtoniano y que genere un tipo de presión en el sensor si ocurren movimientos específicos en las extremidades superiores o inferiores.
Un reto más es la portabilidad del dispositivo, cómo llevará acelerómetros y sensores y si será grande. Habrá que abocarse al tamaño para que se pueda portar. Otro requerimiento es que sea barato (si se daña, la inversión no será tan fuerte para el usuario) y suficientemente robusto para resistir el uso diario.
Una vez concluida la instrumentación, se diseñarán las cajas contenedoras del dispositivo y el cinturón para su portabilidad. Hay interés de un estudiante de diseño industrial de la FES Aragón en participar en el proyecto con la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS. También han tenido acercamiento con el área de diseño de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
Gómez y Vega tienen como meta inmediata terminar los sensores, para después poder hacer la validación del dispositivo y luego probarlo en el grupo de pacientes diabéticos a cargo de Raquel Huerta, de la Universidad de Guanajuato.
Dispositivos para medir actividad física y otros parámetros se consiguen en el mercado, pero no hay uno que cumpla con todo. Algunos, opinó Vega, miden marcha o actividad física de miembros superiores, dan un estimado de esas actividades, pero no monitorean temperatura, ritmo cardiaco ni luminosidad; unos más sólo miden alguna de estas variables. Así que la disyuntiva, puntualizó, es “comprar muchos y colocarse varios o hacer uno que cumpla con los requisitos”.
Cabe señalar que en el proyecto colaboran siete estudiantes de la carrera de Ingeniería Eléctrica-Electrónica del módulo de ingeniería biomédica de la UNAM, quienes desarrollan sus respectivos trabajos de tesis.
Créditos: UNAM-DGCS-746-2013

dispositivosatletasEspecialistas en ingeniería biomédica de la UNAM y de la Universidad de Guanajuato, diseñan tres sistemas de registro para la medición continúa de actividad física, que podrían ser útiles en la terapia de pacientes con diabetes, insomnio, depresión, sarcopenia y en atletas de diferentes deportes.

Aunque podrán ser empleados en diferentes patologías, los sistemas que desarrollan Juan Manuel Gómez, de la Facultad de Ingeniería (FI) de esta casa de estudios, y Arturo Vega, de la institución guanajuatense, con participación de la estudiante Paola Corona Téllez, están pensados para diabéticos, a quienes como parte de su terapia se les propone un cambio en el estilo de vida.

Los sistemas están basados en acelerómetros tri-axiales digitales, para medir y graficar la fuerza, la velocidad y en ángulo con el que se flexionan ambos brazos y piernas.

A la fecha, ya se ha desarrollado la instrumentación de dos acelerómetros tri-axiales digitales, que son dispositivos pequeños que permiten evaluar la velocidad y el ángulo de movimiento de las articulaciones en personas en general y, en particular, con sarcopenia.

Asimismo, un sensor electro-hidráulico para la medición del movimiento en las extremidades superiores o inferiores. Se trabaja en el desarrollo de los sensores de la temperatura, del ritmo cardiaco y de la luminosidad.

Actividad física

Gómez, responsable del proyecto, explicó que para saber el estado de salud, primero es necesario determinar si la actividad física diaria contribuye, y qué tanto, con la que se requiere para estar sano.

Los sistemas, que se desarrollan en la UNAM, no sólo permitirán medir el esfuerzo físico, también temperatura, ritmo cardiaco y luminosidad a que estará expuesto el paciente o el deportista. Con los datos que se generen de estas variables, el médico podrá saber qué consumo calórico tuvo su paciente diabético, cómo está su metabolismo y cómo ha evolucionado.

Podrán usarse en quienes padecen depresión, para saber qué tanto están afectados, o en quienes sufren insomnio, para determinar si están (y cuánto) despiertos durante la noche. Asimismo, tendrá aplicación en cronobiología y en rehabilitación, acotó.

En esta última no hay una herramienta que ayude a tener una evaluación objetiva. La forma como se evalúa la sarcopenia (pérdida muscular en adultos mayores) es subjetiva, reconoció.

Con el sistema de monitoreo de actividad física en que trabaja Corona Téllez (similar al que desarrollan Gómez y Vega) será factible dar valores más objetivos a la evaluación de la sarcopenia. Se podrá medir velocidad y ángulo de flexión y extensión, tanto de brazo a nivel de codo, como de pierna a nivel rodilla.

Médicos de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS, están interesados en planear rutinas para el tratamiento de esa afección y probar este sistema de medición de actividad física para saber qué tan efectivas son aquéllas en la recuperación.

En este proyecto de instrumentación biomédica se utilizan tanto componentes comerciales, que se pueden conseguir en el mercado nacional, como otros que fabrican en su laboratorio de la FI. Contamos, dijo Gómez, con “sistemas que nos ayudan a generar las placas electrónicas. A partir de componentes básicos se hace el diseño electrónico”.

Metas del proyecto

Para Gómez y Vega los retos en este proyecto son terminar de diseñar los sensores, que el sistema tenga alimentación continua (debe funcionar permanentemente o al menos siete días para registrar la actividad física y las otras variables durante ese lapso), así como capacidad de memoria (debe ser suficientemente grande para almacenamiento de datos).

En la Universidad de Guanajuato, Arturo Vega trabaja también en la conectividad del dispositivo a Internet, de modo que los datos que genera el paciente o deportista puedan estar a la mano del médico o del entrenador.

Además, un grupo de estudiantes de esa institución labora en el procesamiento de señales, de forma tal que el médico tenga parámetros útiles. Para calcular cuántos pasos dio un paciente, se hace un procesamiento de la señal de aceleración. Tienen que pasar por un conjunto de filtros, de algoritmos que nos permitan determinar si se incrementó la actividad o no, explicó Vega.

Otra vertiente del proyecto es el trabajo con especialistas en materiales. Hay interés en participar en la parte de fluidos. El sensor electro-hidráulico para medir actividad física utiliza como fluido aceite mineral. Piensan utilizar uno que no sea newtoniano y que genere un tipo de presión en el sensor si ocurren movimientos específicos en las extremidades superiores o inferiores.

Un reto más es la portabilidad del dispositivo, cómo llevará acelerómetros y sensores y si será grande. Habrá que abocarse al tamaño para que se pueda portar. Otro requerimiento es que sea barato (si se daña, la inversión no será tan fuerte para el usuario) y suficientemente robusto para resistir el uso diario.

Una vez concluida la instrumentación, se diseñarán las cajas contenedoras del dispositivo y el cinturón para su portabilidad. Hay interés de un estudiante de diseño industrial de la FES Aragón en participar en el proyecto con la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS. También han tenido acercamiento con el área de diseño de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Gómez y Vega tienen como meta inmediata terminar los sensores, para después poder hacer la validación del dispositivo y luego probarlo en el grupo de pacientes diabéticos a cargo de Raquel Huerta, de la Universidad de Guanajuato.

Dispositivos para medir actividad física y otros parámetros se consiguen en el mercado, pero no hay uno que cumpla con todo. Algunos, opinó Vega, miden marcha o actividad física de miembros superiores, dan un estimado de esas actividades, pero no monitorean temperatura, ritmo cardiaco ni luminosidad; unos más sólo miden alguna de estas variables. Así que la disyuntiva, puntualizó, es “comprar muchos y colocarse varios o hacer uno que cumpla con los requisitos”.

Cabe señalar que en el proyecto colaboran siete estudiantes de la carrera de Ingeniería Eléctrica-Electrónica del módulo de ingeniería biomédica de la UNAM, quienes desarrollan sus respectivos trabajos de tesis.

Créditos: UNAM-DGCS-746-2013