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Cafetos serán resistentes a la broca.

 
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8 de Enero del 2013
Después de evaluar diferentes extractos vegetales en ensayos in vivo e in vitro, especialistas avanzan en la obtención de plantas de café resistentes a la broca.
El secreto está en Lupinus bogotensis, una planta que tiene un proteína que bloquea las enzimas digestivas del insecto y lo mata.
Por décadas, la broca (Hypothenemus hampei) ha sido uno de los principales enemigos de los cafetales en el mundo. En los años noventa, este coleóptero, de la familia de los escarabajos, llevó a la quiebra a miles de cultivadores colombianos. Se estima que en Antioquia, durante esa década, se vieron afectadas unas 115 mil hectáreas.
En el año 2006, en el país persistían unas 800 mil hectáreas con la plaga, en detrimento del patrimonio de casi medio millón de familias cafeteras, según datos del Centro Nacional de Investigación de Café (Cenicafé). En el año 2010, la infestación bajó a casi el 15% de los cafetales del país y, en el 2011 llegó a sus niveles más reducidos (0,7%), según lo que reportó, en su momento, la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).
No obstante estos logros, los científicos siguen buscando alternativas de control para evitar, a toda costa, que este flagelo vuelva a emerger. Así, con el apoyo financiero del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Diana María Molina Vinasco, doctora en Ciencias del Departamento de Química de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, es una de las investigadoras que trabaja en Cenicafé para garantizar la producción cafetera nacional, que para el periodo junio de 2011 – mayo de 2012 alcanzó los 7.113.000 sacos, de 60 kg cada uno.
Alternativa ecológica
El trabajo de la experta consistió en evaluar en tubos de ensayo (in vitro) extractos de semillas de varias especies vegetales, a fin de identificar proteínas que, al entrar en el organismo del pequeño insecto, lo mataran. Las plantas estudiadas fueron Lupinus bogotensis, Brachiaria humidicola, Amaranthus hypochondriacus, Phaseolus acutifolius, Phaseolus coccineus, Hyptis suaveolens, Centrosema pubescens y Trifolium.
Adicionalmente, analizó las enzimas digestivas del escarabajo para determinar cuáles eran las más vulnerables al entrar en contacto con los extractos vegetales. En otras palabras, quería descubrir el talón de Aquiles de la dañina plaga.
La experta explica que actualmente el objetivo es incorporar esas proteínas a la planta de café a través de ingeniería genética, tecnología que permite transferir ADN de un organismo a otro.
“En pruebas in vivo alimentamos larvas de broca con la proteína de Lupinus bogotensis que tienen mayor actividad inhibidora. La sustancia se une a las aspártico proteasas (las enzimas digestivas del animal) e impide que el intestino digiera la proteína que consume del grano de café. Obtuvimos una mortalidad de entre el 50% y el 80%, según la concentración aplicada”, asegura la investigadora de la UN.
El insecto se caracteriza por alimentarse y crecer en la semilla del fruto (endospermo), en donde se concentran los nutrientes que el embrión utiliza en el momento de la germinación. Así, daña este depósito de alimento del grano y echa a perder la producción de café. Pero, si a la estructura genética del cafeto se le incorporan las proteínas inhibidoras de L. bogotensis, el animal muere.
Asimismo, la científica encontró que las proteínas del extracto tienen la capacidad de retardar el crecimiento y desarrollo de este coleóptero, lo que resulta una alternativa para la obtención de plantas de café resistentes.
Una plaga costosa
Según la FNC, el café representa el 12,4% del producto interno bruto agropecuario del país y es el cultivo más importante en setenta países del mundo. Sin embargo, la broca ha causado por décadas pérdidas millonarias, que exigen soluciones ambientales de bajo costo y de manera inmediata.
Asimismo, el control se ha efectuado a través de insecticidas, que no solo causan daños ambientales, sino que, además, incrementan la resistencia del escarabajo. Esto causa una profunda preocupación en el sector caficultor del país.
Para Luis Alirio Ríos Marulanda, caficultor antioqueño que perdió sus cultivos por culpa de esta plaga hace tres años, resulta alentador encontrar una alternativa diferente, pues en la actualidad solo la recolección continua garantiza su control y la productividad de los cultivos de café.
“Al recuperar mis cultivos, comencé a hacer recolección cada quince días, y así logramos controlar la broca hasta en un 80%. Pero los ingenieros agropecuarios siempre nos insisten en el cuidado que hay que tener, por lo que nos recomiendan no usar muchos insecticidas”, afirma.
Por esta razón, Molina y su equipo siguen trabajando en la implementación de estrategias naturales, con diferentes proteínas vegetales con un alto potencial para el control. Ahora cuentan con una nueva opción, en la que la genética es la mejor aliada.
La experta indica que esta es la primera investigación en la que se identificó un inhibidor de L. bogotensis que bloquea la actividad de las aspártico proteasas de la broca, mediante la transferencia del gen que codifica esta proteína a la planta del café. Y precisa que hasta el momento no se conocían estudios de este tipo.
“Ahora tenemos la secuencia completa del gen que codifica esa proteína y comprobamos que, tanto in vitro como en bioensayos, su actividad fue eficiente para el control del coleóptero”, concluye Molina.
Este trabajo complementa estudios anteriores y contribuye al conocimiento de las enzimas digestivas de la broca. Se espera que pronto se puedan emplear estos inhibidores en la obtención de variedades de café resistentes a la broca.
Crédito: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El control se ha efectuado a través de insecticidas, que no solo causan daños ambientales, sino que, además, incrementan la resistencia del escarabajo.

El control se ha efectuado a través de insecticidas, que no solo causan daños ambientales, sino que, además, incrementan la resistencia del escarabajo.

8 de Enero del 2013

Después de evaluar diferentes extractos vegetales en ensayos in vivo e in vitro, especialistas avanzan en la obtención de plantas de café resistentes a la broca.

El secreto está en Lupinus bogotensis, una planta que tiene un proteína que bloquea las enzimas digestivas del insecto y lo mata.

Por décadas, la broca (Hypothenemus hampei) ha sido uno de los principales enemigos de los cafetales en el mundo. En los años noventa, este coleóptero, de la familia de los escarabajos, llevó a la quiebra a miles de cultivadores colombianos. Se estima que en Antioquia, durante esa década, se vieron afectadas unas 115 mil hectáreas.

En el año 2006, en el país persistían unas 800 mil hectáreas con la plaga, en detrimento del patrimonio de casi medio millón de familias cafeteras, según datos del Centro Nacional de Investigación de Café (Cenicafé). En el año 2010, la infestación bajó a casi el 15% de los cafetales del país y, en el 2011 llegó a sus niveles más reducidos (0,7%), según lo que reportó, en su momento, la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).

No obstante estos logros, los científicos siguen buscando alternativas de control para evitar, a toda costa, que este flagelo vuelva a emerger. Así, con el apoyo financiero del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Diana María Molina Vinasco, doctora en Ciencias del Departamento de Química de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, es una de las investigadoras que trabaja en Cenicafé para garantizar la producción cafetera nacional, que para el periodo junio de 2011 – mayo de 2012 alcanzó los 7.113.000 sacos, de 60 kg cada uno.


Alternativa ecológica

El trabajo de la experta consistió en evaluar en tubos de ensayo (in vitro) extractos de semillas de varias especies vegetales, a fin de identificar proteínas que, al entrar en el organismo del pequeño insecto, lo mataran. Las plantas estudiadas fueron Lupinus bogotensis, Brachiaria humidicola, Amaranthus hypochondriacus, Phaseolus acutifolius, Phaseolus coccineus, Hyptis suaveolens, Centrosema pubescens y Trifolium.

Adicionalmente, analizó las enzimas digestivas del escarabajo para determinar cuáles eran las más vulnerables al entrar en contacto con los extractos vegetales. En otras palabras, quería descubrir el talón de Aquiles de la dañina plaga.

La experta explica que actualmente el objetivo es incorporar esas proteínas a la planta de café a través de ingeniería genética, tecnología que permite transferir ADN de un organismo a otro.

“En pruebas in vivo alimentamos larvas de broca con la proteína de Lupinus bogotensis que tienen mayor actividad inhibidora. La sustancia se une a las aspártico proteasas (las enzimas digestivas del animal) e impide que el intestino digiera la proteína que consume del grano de café. Obtuvimos una mortalidad de entre el 50% y el 80%, según la concentración aplicada”, asegura la investigadora de la UN.

El insecto se caracteriza por alimentarse y crecer en la semilla del fruto (endospermo), en donde se concentran los nutrientes que el embrión utiliza en el momento de la germinación. Así, daña este depósito de alimento del grano y echa a perder la producción de café. Pero, si a la estructura genética del cafeto se le incorporan las proteínas inhibidoras de L. bogotensis, el animal muere.

Asimismo, la científica encontró que las proteínas del extracto tienen la capacidad de retardar el crecimiento y desarrollo de este coleóptero, lo que resulta una alternativa para la obtención de plantas de café resistentes.


Una plaga costosa

Según la FNC, el café representa el 12,4% del producto interno bruto agropecuario del país y es el cultivo más importante en setenta países del mundo. Sin embargo, la broca ha causado por décadas pérdidas millonarias, que exigen soluciones ambientales de bajo costo y de manera inmediata.

Asimismo, el control se ha efectuado a través de insecticidas, que no solo causan daños ambientales, sino que, además, incrementan la resistencia del escarabajo. Esto causa una profunda preocupación en el sector caficultor del país.

Para Luis Alirio Ríos Marulanda, caficultor antioqueño que perdió sus cultivos por culpa de esta plaga hace tres años, resulta alentador encontrar una alternativa diferente, pues en la actualidad solo la recolección continua garantiza su control y la productividad de los cultivos de café.

“Al recuperar mis cultivos, comencé a hacer recolección cada quince días, y así logramos controlar la broca hasta en un 80%. Pero los ingenieros agropecuarios siempre nos insisten en el cuidado que hay que tener, por lo que nos recomiendan no usar muchos insecticidas”, afirma.

Por esta razón, Molina y su equipo siguen trabajando en la implementación de estrategias naturales, con diferentes proteínas vegetales con un alto potencial para el control. Ahora cuentan con una nueva opción, en la que la genética es la mejor aliada.

La experta indica que esta es la primera investigación en la que se identificó un inhibidor de L. bogotensis que bloquea la actividad de las aspártico proteasas de la broca, mediante la transferencia del gen que codifica esta proteína a la planta del café. Y precisa que hasta el momento no se conocían estudios de este tipo.

“Ahora tenemos la secuencia completa del gen que codifica esa proteína y comprobamos que, tanto in vitro como en bioensayos, su actividad fue eficiente para el control del coleóptero”, concluye Molina.

Este trabajo complementa estudios anteriores y contribuye al conocimiento de las enzimas digestivas de la broca. Se espera que pronto se puedan emplear estos inhibidores en la obtención de variedades de café resistentes a la broca.

Crédito: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Plaga del maíz cada vez más resistente a insecticidas.

 
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El maíz es uno de los sembrados que se afectan a partir de la llegada del gusano cogollero a su cultivo.
El maíz es uno de los sembrados que se afectan a partir de la llegada del gusano cogollero a su cultivo.

4 de Octubre del 2012

El gusano cogollero del maíz es un insecto que preocupa a los productores de cereales de América. En Colombia, afecta hasta a una tercera parte de las siembras maiceras.

Un pequeño gusano, que en su etapa adulta se convierte en una polilla que migra de cultivo en cultivo y causa grandes pérdidas económicas en los sembrados de maíz, algodón, arroz, caña de azúcar y fríjol, entre otros, se torna cada vez más resistente a los controles de plagas. Investigadores determinaron que existen dos variedades, una de ellas se ha vuelto invulnerable a los plaguicidas comunes.

Se trata de Spodoptera frugiperda, también conocido como “gusano cogollero del maíz”. Su distribución es muy amplia, pues se encuentra en varios países de América. Sin embargo, solo en Estados Unidos se había logrado determinar que el animal tiene dos biotipos o razas: la del maíz y la del arroz.

En Colombia, hace seis años se estableció que las dos variedades también se encuentran en el departamento del Tolima, una de las zonas agrícolas más prósperas del país, productoras de estos dos granos.

Este hallazgo se logró luego de que el grupo de investigación en Biotecnología Vegetal de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín y de la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB), encargada de la línea de ecología evolutiva de insectos plaga, se interesó en estudiar cómo se desarrollan los fenómenos de formación de especies, tomando como modelo de estudio a S. frugiperda en la naturaleza.

Los dos biotipos de este insecto son idénticos a nivel morfológico, pero muy diferentes genéticamente. El del maíz (también abundante en algodón y sorgo) produce grandes pérdidas, pues daña hasta el 35% de los cultivos.

Según explica la profesora Clara Inés Saldamando Benjumea, investigadora de los grupos de Biotecnología Vegetal y de Biotecnología Animal de la UN en Medellín, la identificación se efectuó usando marcadores moleculares y haciendo análisis genético de las poblaciones.

Esta técnica se adentra en el examen del ácido desoxirribonucleico (ADN) para determinar en profundidad qué características genéticas se transmiten de una generación a otra y qué modificaciones ocurren en ese proceso. En ese sentido, un marcador es un gen que contiene cierta información (por ejemplo, el tamaño), y a partir de este se pueden identificar otros genes similares. Con estas herramientas, los científicos pudieron establecer que el gusano cogollero del maíz tiene dos ramificaciones.

De otro lado, analizando colonias del animal, encontraron que las poblaciones de la variedad del arroz son más resistentes a los insecticidas que las que afectan al maíz. Esta última, por su parte, es resistente a Bacillus thuringensis, una bacteria utilizada para su control biológico.

Menos insecticidas

Lo anterior constituye una amenaza para los productores agrícolas dedicados a estos cultivos, los cuales representan un potencial económico grande para el país. La Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas (Fenalce) registró, hasta junio pasado, unas 86 mil hectáreas de maíz amarillo sembradas y cerca de 76 mil de maíz tradicional.

Dada la especificidad de este insecto en el territorio nacional, la profesora Saldamando indica que, para controlarlo, “lo principal, antes de utilizar insecticidas, es encontrar dónde están distribuidos sus biotipos y por qué tienen esa distribución”.

Además, agrega que se debe determinar si difieren en cuanto a resistencia a insecticidas o a controladores biológicos, según la región en la que se encuentren los cultivos. Así como estudiar a corto o mediano plazo a los depredadores y enemigos naturales de cada uno de sus biotipos. “Esta clase de estudios deberían llevarse a cabo con anterioridad a la aplicación de cualquier controlador de síntesis química, que es perjudicial para el ambiente y puede no tener los efectos deseados”.

Según la profesora, la plaga se encuentra en otros cultivos –como caña de azúcar, fríjol o tabaco, entre otros– y, generalmente, se hace un uso excesivo de insecticidas y de otros controles sin conocer las características biológicas de cada población de la polilla.

Las estrategias

Con base en datos de Fenalce, se calcula que, por lo menos el 58% del área maicera del país es cultivada de manera tradicional por pequeños productores, y es allí donde está el mayor de los retos. En estas comunidades es donde se requieren estrategias de producción limpia, teniendo en cuenta la ruda competitividad para un producto que, en 2010, tuvo una producción de 1.270.000 toneladas y unas importaciones de 3.330.000 toneladas; lo que evidencia la dependencia del mercado externo para suplir la demanda local de cereal de alta calidad.

Buenaventura Monje Andrade, investigador en manejo integrado de plagas de Corpoica, explica que las prácticas tradicionales utilizadas por los pequeños productores para cuidar sus cultivos deben integrarse a las estrategias investigativas que adelantan las instituciones calificadas, para así aprovecharlas.

Por esa razón, asegura: “Pusimos en marcha una estrategia para implementar proyectos de investigación desde la perspectiva de los agricultores y hacer trasferencia de tecnología para mejorar la calidad de los cultivos”.

Monje Andrade destaca que el control del gusano cogollero es indispensable, toda vez que este se alimenta de más de sesenta especies de plantas, situación que podría desequilibrar a cualquier economía agrícola, como en efecto sucede con algunas plantaciones de maíz en Colombia.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Gusano cogollero podría ser controlado de manera natural

 
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1 de septiembre del 2011

Spodoptera frugiperd, también conocida como gusano cogollero del maíz. Fotos: Unimedios
Spodoptera frugiperd, también conocida como gusano cogollero del maíz. Fotos: Unimedios

Bogotá D.C.,  – Agencia de Noticias UN – Un extracto natural que reduciría el uso de insecticidas para combatir al gusano cogollero del maíz es el objetivo del proyecto que adelantan investigadores de la Universidad Nacional de Colombia.

“Buscamos un tipo de extracto o aceite con menos concentración que los insecticidas que comercialmente se utilizan y la idea es que los campesinos cuyos cultivos están infectados por ese gusano, puedan sembrar las plantas que producen el aceite para que lo obtengan fácilmente”, comentó Mónica Acosta, profesora del Departamento de Química de la UN.

Este proyecto nació hace cinco años y el objetivo es combatir la plaga que además de atacar el maíz, también se come otros cultivos como la soja, el fríjol o el sorgo.

“Estamos en la etapa de laboratorio y la idea, con los resultados obtenidos hasta el momento, es escalar a ensayos en condiciones controladas, primero en invernadero controlando humedad, temperatura y otras variables. El trabajo en campo lo tenemos proyectado a mediano plazo, pero además de los químicos que participamos en este proyecto involucraremos a agrónomos que son expertos en el tema”, agregó Acosta.

El maíz está sembrado en todos los departamentos de Colombia y la acción de la plaga Spodoptera frugiperda, como también se conoce al gusano cogollero, puede afectar entre 80% y 90% del total del área de cultivo. Antes de que salga la espiga, cada larva puede comerse hasta dos o tres veces su peso y una mariposa puede poner hasta 200 huevos en una sola descarga.

Este insecto tiene un ciclo de vida completo: de huevo pasa a larva, luego a pupa y culmina en adulto. El gusano causa los mayores daños al cultivo en el estado de larva, y se come el cogollo antes de que salga la espiga. “Estamos haciendo ensayos en los que evaluamos el efecto de los extractos y los aceites en todo el ciclo de vida, a ver si se puede inhibir la ovoposición del adulto que sería otra forma de control”, comentó Acosta.

La investigación se realiza conjuntamente con la Universidad de Cundinamarca y ya se llevan a cabo experimentos en Fusagasugá. Debido a que esta planta crece en todos los departamentos del país, se están haciendo pruebas en clima frío y caliente para comparar resultados.

De acuerdo con datos entregados por Corpoica, anualmente la demanda de maíz amarillo y blanco se estima en 3 millones 100 mil toneladas y las zonas donde más se cultiva el grano son la costa Atlántica, Meta, Tolima y Valle de Cauca. Otra buena parte es importada.

Creditos: unal.edu.co

Investigadores mexicanos recurren a medios naturales para combatir al mosco del dengue

 
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Sin utilizar insecticidas, los especialistas del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), Unidad Guasave, Sinaloa, del IPN, atacan con bacterias y hongos a las poblaciones de mosquitos
Sin utilizar insecticidas, los especialistas del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), Unidad Guasave, Sinaloa, del IPN, atacan con bacterias y hongos a las poblaciones de mosquitos

10 de enero de 2011

Especialistas del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), Unidad Guasave, Sinaloa, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), realizan una serie de estudios para eliminar al mosco portador del dengue a través de medios naturales, sin utilizar insecticidas.

El doctor Cipriano García Gutiérrez, responsable de la investigación,  informó que ante el incremento en el número de casos de personas afectadas por el dengue en el estado de Sinaloa, se decidió experimentar con un método de control biológico que consiste en  el ataque directo insecto-insecto para la regulación natural de esas poblaciones y aplicar el método denominado microbial, mediante dos formas: “lo hacemos con una bacteria que se llama basilus turingensis, que es una bacteria que enferma a la larva del mosquito y la mata”.

García Gutiérrez indicó que la otra alternativa es a través de hongos entomopatógenos, que se especializan en alimentarse de los insectos. “No se alimentan de otra cosa, sino de los mosquitos, por lo que no afectan a otros invertebrados, ni al hombre o al medio ambiente”.

El dengue se transmite a los humanos por el mosquito Aedes aegypti, el cual es el principal vector de la enfermedad en el hemisferio occidental, aunque también es transmitido por el Aedes albopictus. No es posible el contagio directo de una persona a otra.

El investigador del CIIDIR puntualizó que el combate al mosquito se realiza en general a través de productos químicos como los insecticidas y otros que no sólo eliminan al insecto, sino que también afectan el medio ambiente y al ser humano, en virtud de que estos productos son venenosos para los organismos y el entorno ecológico.
García Gutiérrez  destacó que en este tipo de trabajos, el estudio que se realiza en el CIIDIR  Sinaloa marca un liderazgo,  debido a que durante dos años han llevado a cabo muestreos en la entidad, donde la temporada de calor inicia en el mes de abril y es cuando abundan los mosquitos.

Añadió que en los meses de mayo, junio, julio y agosto es cuando se presenta un mayor número de casos de personas infectadas por dengue, pero se agudizan  en el mes de septiembre.

“Nosotros  analizamos el crecimiento de la población de insectos y los casos de personas infectadas por dengue clásico, que es el más común y los síntomas son fiebre y vómito, mientras que el dengue hemorrágico, que es el más severo, se caracteriza por  hemorragias continuas que pueden llevar a la muerte”, detalló.
Los trabajos de investigación se llevan a cabo en el Laboratorio de Bioinsecticidas del De

partamento de Biotecnología Agrícola del CIIDIR, Unidad Guasave, Sinaloa, y los resultados obtenidos hasta el momento permiten albergar grandes esperanzas para eliminar los mosquitos portadores de la enfermedad.

Explicó que realizan fórmulas que se aplican en larvas de mosquitos, y también se combate a las plagas de insectos directamente a través de atomizaciones para medir el tiempo que tarda el producto en matar al mosquito una vez enfermado.

El doctor Cipriano García Gutiérrez informó que hasta el momento la investigación tiene un avance importante, “conocemos la biología del vector y tenemos el remedio, que vendría siendo la formulación para combatir al insecto y ya hemos realizado algunas aspersiones de campo” enfatizó.

Comentó que con las investigaciones actuales ya tienen determinadas las zonas de mayor riesgo epidemiológico en la entidad, con base en la abundancia del vector y en los casos de dengue que se presentan particularmente en  Guasave, Sinaloa.

Créditos: IPN/CCS/008/2011/comunicaciónsocial.ipn.mx

Investigadores de la UAM estudian el daño en células que produce la exposición a insecticidas

 
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*El problema de la toxicidad con insecticidas es que es acumulativa, pues en los últimos años se ha observado una disminución en la capacidad reproductiva humana

Investigadores del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) realizan estudios para determinar el daño que produce a las células la exposición a insecticidas.

Este trabajo realizado durante cuatro años por especialistas de la Unidad Iztapalapa analiza los efectos de esas sustancias sobre la reproducción, en forma concreta respecto a la ovogénesis o formación de ovocitos (óvulos) y el desarrollo embrionario temprano, teniendo como modelo al cerdo.

El doctor Edmundo Bonilla González, uno de los investigadores del proyecto, explicó que el trabajo de laboratorio se desarrolla a partir de dos insecticidas órgano fosforados: el malatión y el diazinón, cuyo uso doméstico está prohibido en Estados Unidos, en tanto que en México se sigue empleando en el jardín y el agro, por ello se indagan sus efectos en el ámbito reproductivo.

Hasta el momento se ha determinado que el malatión puede presentar riesgo bajo para población general y alto para quienes laboralmente estén expuestos, como la gente que trabaja en el campo o fumiga en casas y edificios.

Mientras que el diazinón es alrededor de diez veces más potente que el malatión, y puede generar efectos sobre ovocitos, por lo que se sugiere su limitación sólo a cultivos, así como determinar si su uso es recomendado.

El investigador acotó que lo realizado en laboratorio in vitro ha sido con base en concentraciones altas que difícilmente la población alcanzará in vivo; sin embargo, el problema de esta toxicidad es que es acumulativa, pues en los últimos años se ha observado una disminución en la capacidad reproductiva humana.

Bonilla González refirió que ingerir las cantidades mínimas de insecticidas que contienen los alimentos no deja estéril; empero, si a ello se agrega la exhibición a otros contaminantes como los metales pesados (plomo y cadmio), puede presentarse daño celular por exposición acumulativa.

Luego de señalar que en México se utilizan alrededor de 20 mil toneladas de insecticida al año para proteger los cultivos de la amenaza de insectos, apuntó que éstos son un mal necesario, pues sin ellos la producción en el campo disminuiría de manera considerable y habría problemas de desabasto y hambruna.

Sin embargo, aseveró, hace falta una buena valoración toxicológica porque las empresas que producen estas sustancias buscan obtener ganancias y ofrecen en el mercado el insecticida sin los estudios necesarios, de modo que hasta después de un tiempo se evidencian los efectos sobre los humanos, como fue el caso del DDT, actualmente prohibido.

El especialista en Toxicología Reproductiva detalló que en la investigación se utilizan ovarios del cerdo para obtener los ovocitos, madurarlos y fertilizarlos por el espermatozoide, una vez que esto sucede se exponen a diferentes concentraciones de insecticidas con el fin de analizar si hay efecto sobre la maduración de ovocitos.

Posteriormente se realizan ensayos para efectuar curvas dosis-respuesta a partir de porciones bajas y hasta concentraciones altas, y así establecer la dosis letal 50, es decir, aquella que elimina o mata a 50 por ciento de los ovocitos en cultivo en un tiempo determinado de 24 horas.

Otro nivel de análisis lo ejecutan cuando recién se forman los ovocitos, lo cual ocurre antes del nacimiento, para ello emplean fetos de ratas de las que obtienen los ovarios para cultivarlos en cajas de cuatro pozos con el fin de que allí se desarrollen ovocitos. A un grupo se le deja desarrollar de manera normal y a otro se le expone a diversas concentraciones de insecticida para observar si se forman adecuadamente, tanto en número como en calidad.

Otro proceso se lleva a cabo en fertilización in vitro para ver si los insecticidas tienen un efecto, ya no sólo en los gametos, sino en la reproducción, una vez que ocurre ésta se incuban cigotos recién fecundados durante dos días, hasta llegar al estado de mórula y conocer si se afecta el desarrollo embrionario temprano.

Bonilla González estableció que una vez analizada la muerte celular realizada por estas sustancias, se desarrolla la siguiente fase para estudiar los mecanismos del daño, por lo que ahora se busca determinar mediante Biología Molecular y Bioquímica, la respuesta celular y cómo las unidades morfológicas están siendo dañadas.

Este análisis se continuará tres años más para conocer los mecanismos moleculares y ver cómo responde la célula, lo cual permitirá establecer otros tratamientos para personas intoxicadas por altas dosis de insecticidas.

En la investigación “Efecto de los insecticidas sobre la ovogénesis y el desarrollo embrionario temprano” participan además los doctores Miguel Betancourt Rule, Yvonne Ducolomb Ramírez, Reyna Fierro Pastrana, Humberto González Márquez e Irma Jiménez Morales, y el maestro Eduardo Casas Hernández, todos del Departamento de Ciencias de la Salud.

Créditos: UAM. Dirección de Comunicación Social/uam.mx