



- El maíz es uno de los sembrados que se afectan a partir de la llegada del gusano cogollero a su cultivo.
4 de Octubre del 2012
El gusano cogollero del maíz es un insecto que preocupa a los productores de cereales de América. En Colombia, afecta hasta a una tercera parte de las siembras maiceras.
Un pequeño gusano, que en su etapa adulta se convierte en una polilla que migra de cultivo en cultivo y causa grandes pérdidas económicas en los sembrados de maíz, algodón, arroz, caña de azúcar y fríjol, entre otros, se torna cada vez más resistente a los controles de plagas. Investigadores determinaron que existen dos variedades, una de ellas se ha vuelto invulnerable a los plaguicidas comunes.
Se trata de Spodoptera frugiperda, también conocido como “gusano cogollero del maíz”. Su distribución es muy amplia, pues se encuentra en varios países de América. Sin embargo, solo en Estados Unidos se había logrado determinar que el animal tiene dos biotipos o razas: la del maíz y la del arroz.
En Colombia, hace seis años se estableció que las dos variedades también se encuentran en el departamento del Tolima, una de las zonas agrícolas más prósperas del país, productoras de estos dos granos.
Este hallazgo se logró luego de que el grupo de investigación en Biotecnología Vegetal de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín y de la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB), encargada de la línea de ecología evolutiva de insectos plaga, se interesó en estudiar cómo se desarrollan los fenómenos de formación de especies, tomando como modelo de estudio a S. frugiperda en la naturaleza.
Los dos biotipos de este insecto son idénticos a nivel morfológico, pero muy diferentes genéticamente. El del maíz (también abundante en algodón y sorgo) produce grandes pérdidas, pues daña hasta el 35% de los cultivos.
Según explica la profesora Clara Inés Saldamando Benjumea, investigadora de los grupos de Biotecnología Vegetal y de Biotecnología Animal de la UN en Medellín, la identificación se efectuó usando marcadores moleculares y haciendo análisis genético de las poblaciones.
Esta técnica se adentra en el examen del ácido desoxirribonucleico (ADN) para determinar en profundidad qué características genéticas se transmiten de una generación a otra y qué modificaciones ocurren en ese proceso. En ese sentido, un marcador es un gen que contiene cierta información (por ejemplo, el tamaño), y a partir de este se pueden identificar otros genes similares. Con estas herramientas, los científicos pudieron establecer que el gusano cogollero del maíz tiene dos ramificaciones.
De otro lado, analizando colonias del animal, encontraron que las poblaciones de la variedad del arroz son más resistentes a los insecticidas que las que afectan al maíz. Esta última, por su parte, es resistente a Bacillus thuringensis, una bacteria utilizada para su control biológico.
Menos insecticidas
Lo anterior constituye una amenaza para los productores agrícolas dedicados a estos cultivos, los cuales representan un potencial económico grande para el país. La Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas (Fenalce) registró, hasta junio pasado, unas 86 mil hectáreas de maíz amarillo sembradas y cerca de 76 mil de maíz tradicional.
Dada la especificidad de este insecto en el territorio nacional, la profesora Saldamando indica que, para controlarlo, “lo principal, antes de utilizar insecticidas, es encontrar dónde están distribuidos sus biotipos y por qué tienen esa distribución”.
Además, agrega que se debe determinar si difieren en cuanto a resistencia a insecticidas o a controladores biológicos, según la región en la que se encuentren los cultivos. Así como estudiar a corto o mediano plazo a los depredadores y enemigos naturales de cada uno de sus biotipos. “Esta clase de estudios deberían llevarse a cabo con anterioridad a la aplicación de cualquier controlador de síntesis química, que es perjudicial para el ambiente y puede no tener los efectos deseados”.
Según la profesora, la plaga se encuentra en otros cultivos –como caña de azúcar, fríjol o tabaco, entre otros– y, generalmente, se hace un uso excesivo de insecticidas y de otros controles sin conocer las características biológicas de cada población de la polilla.
Las estrategias
Con base en datos de Fenalce, se calcula que, por lo menos el 58% del área maicera del país es cultivada de manera tradicional por pequeños productores, y es allí donde está el mayor de los retos. En estas comunidades es donde se requieren estrategias de producción limpia, teniendo en cuenta la ruda competitividad para un producto que, en 2010, tuvo una producción de 1.270.000 toneladas y unas importaciones de 3.330.000 toneladas; lo que evidencia la dependencia del mercado externo para suplir la demanda local de cereal de alta calidad.
Buenaventura Monje Andrade, investigador en manejo integrado de plagas de Corpoica, explica que las prácticas tradicionales utilizadas por los pequeños productores para cuidar sus cultivos deben integrarse a las estrategias investigativas que adelantan las instituciones calificadas, para así aprovecharlas.
Por esa razón, asegura: “Pusimos en marcha una estrategia para implementar proyectos de investigación desde la perspectiva de los agricultores y hacer trasferencia de tecnología para mejorar la calidad de los cultivos”.
Monje Andrade destaca que el control del gusano cogollero es indispensable, toda vez que este se alimenta de más de sesenta especies de plantas, situación que podría desequilibrar a cualquier economía agrícola, como en efecto sucede con algunas plantaciones de maíz en Colombia.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html