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PROPONEN APROVECHAR GASES DE ESCAPE EN PLANTAS DE CANTARELL PARA REDUCIR EMISIONES A LA ATMÓSFERA

 
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emisiondegases09 de agosto de 2014

El calor de los gases de efecto invernadero emitidos en Cantarell por las plantas de comprensión de gas natural (empleado como combustible en la industria, el comercio y el hogar) es energía desperdiciada, pero de aprovecharse optimizaría el funcionamiento de las turbinas en las plantas del complejo petrolero mexicano.

Diana María Escolástico Hernández, estudiante de posgrado de la UNAM, desarrolló dos propuestas para mejorar la eficiencia en las plataformas Akal, en cuyas plantas de compresión de gas natural amargo (extraído de pozos de petróleo o de gas natural en mar abierto antes de ser enviado al deshidratado para ser comprimido a alta presión) sólo se aprovecha el 32 por ciento.

Las emanaciones de escape de las turbinas acopladas a los módulos donde se realiza este proceso, por operar en ciclo abierto, son enviadas a la atmósfera a altas temperaturas sin obtener un beneficio de ellas. “Un 70 por ciento se desperdicia (estas pérdidas son llamadas irreversibilidades). Del 32.2 de lo convertido en electricidad, en las turbinas queda un calor residual en los gases de chimenea de 13 mil 35.88 kW”, explicó.

Una de las propuestas de Escolástico Hernández para mejorar la eficiencia del proceso global (turbina-compresión de gas) y el aprovechamiento del combustible es la recuperación de calor en un proceso de ciclo combinado.

Consiste en aprovechar los gases de combustión expulsados a una temperatura de más de 500 grados centígrados para calentar agua, vaporizarla e introducirla a una turbina para generar electricidad.

En la segunda propuesta, además de usar este recurso en un ciclo combinado para generar electricidad, en vez de aire se utilizaría líquido marino para retirar el calor de las corrientes gaseosas en los enfriadores de los módulos de compresión de gas natural.

“Con ambas propuestas se incrementa la eficiencia del proceso, según simulaciones hechas con el software Thermoflex, empleado para conocer las propiedades termodinámicas de las corrientes y hacer una aproximación de la mejora”.

El ciclo de operación de la turbina (quema de combustible y generación de potencia) apenas aprovecha una tercera parte. No obstante, si utilizáramos vapor y mar como agua de enfriamiento, la eficiencia se elevaría a la mitad y con la otra propuesta, basada en un ciclo combinado para generar electricidad, los niveles llegarían al 70 por ciento, aseguró.

Con esta energía se pueden satisfacer necesidades de las plataformas, como el calentamiento de corrientes para llevar a cabo otros procesos del gas natural, como la deshidratación y el endulzamiento (retirar el ácido sulfúrico, principalmente, para que no sea corrosivo).

Mucho del calentamiento de corrientes se hace a fuego directo (quema de gas) o con medios eléctricos, por lo que con este aprovechamiento se generaría, ahorraría y evitaría el desperdicio (de electricidad y térmico) y se reducirían costos en la operación de las plataformas.

De obtener una eficiencia del 70 por ciento disminuirían las emisiones de gases de efecto invernadero de manera importante. Escolástico Hernández aún no tiene números exactos, pero sabe que la emisión por turbina es de mil 191.61 toneladas de CO2 equivalente por mes (se le llama así porque es la cuantificación de gases de metano, óxidos de nitrógeno y el mismo dióxido de carbono dispersados a la atmósfera).

Para determinar la viabilidad de las propuestas, es necesario hacer un análisis económico, porque los proyectos pueden ser favorables, pero lo que determinará si son rentables es establecer cuál de los dos otorga el menor tiempo de retorno de la inversión.

El último concepto resultará clave, porque en Cantarell, donde las plataformas están en aguas abiertas, los costos se elevan por el transporte de equipos y material a kilómetros mar adentro. Por eso, uno de los objetivos de su tesis de maestría es hacer un estudio económico para saber si sus propuestas son rentables.

Actualmente, Escolástico Hernández aplica la metodología Pinch en las plantas de compresión de gas natural para detectar en qué equipos o partes del proceso hay mayores pérdidas para así proponer recuperaciones de calor o aumento de eficiencia.

Una contribución ecológica de este proyecto sería la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero en las plataformas de compresión de gas amargo. “Si optimizamos nuestros sistemas y utilizamos menos combustible, el impacto será menor”.

Diana María Escolástico realiza su tesis sobre el análisis Pinch para el uso eficiente de la energía en plantas de compresión de gas natural del activo integral Cantarell. Su tutor es Arturo Palacio Pérez, de la Coordinación de Procesos Industriales y Ambientales del Instituto de Ingeniería (II), entidad de la UNAM que, en vinculación con Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), realiza proyectos para mejorar el ambiente.

Créditos: UNAM-DGCS-454-2014

Sector agropecuario, gran responsable del efecto invernadero.

 
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26 de Octubre del 2012
El Ideam revela que este sector es el causante del 38% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Ante esto, la única salida es implementar prácticas agrícolas amigables con el ambiente.
Así lo establece el inventario nacional de gases de efecto invernadero (GEI), del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam). La ganadería, con un 18,5%, y la agricultura, con el 18,1%, son los subsectores que más emiten gases.
Dentro del sector, el 93% de las emisiones de CH4 (metano) son producto de la fermentación entérica, 4% del arroz y 3% del manejo de estiércol. Por eso, según un estudio hecho por la entidad, el sector agropecuario debe tomar medidas urgentes para reducir dichas emisiones.
Para Martha Cecilia Cadena, del programa de agroclimatología del Ideam: “el panorama del agro en Colombia frente al cambio climático no es alentador, pus los sistemas de tenencia de la tierra, la desinformación y las malas prácticas agrícolas han ido desencadenando una problemática seria”. Ella fue invitada por la UN en Palmira a la Semana de la Ciencia y la Tecnología.
El cambio climático ya es una realidad y lo que debe hacer el sector agropecuario en Colombia es adaptarse a él, haciendo un buen uso de los recursos naturales.
“Básicamente, el sector debe retomar muchas de las prácticas ancestrales de los indígenas y campesinos, que solían tener un desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza y una producción que no originaba desechos, que no deforestaba y que no acababa con las fuentes de agua. La única forma de adaptarnos es teniendo estas buenas prácticas agrícolas”, sostiene.
Una gran parte de la economía agrícola del país corresponde a una economía campesina y de minifundio. Y los grandes productores son, en su mayoría, arrendatarios. Por tal razón, la experta señala que en el país faltan acciones locales que respalden, sobre todo, a los campesinos.
“Uno ve que los campesinos están muy solos. Las corporaciones regionales y las secretarías de agricultura no propician la participación o la creación de gremios o sociedades en diferentes sectores. Los esfuerzos que se hacen son aislados y deben trabajar con pocos recursos; faltan técnicos, especialistas de las universidades que los orienten, publicaciones, reuniones y capacitaciones”, afirma.
Sin embargo, la agricultura a gran escala también debe efectuar este tipo de prácticas ambientalmente sostenibles, aunque resulten inconvenientes y su implementación no sea tan fácil.
En ese sentido, asegura que la idea es que estos grandes productores paguen por la conservación en zonas donde es posible reforestar y que produzcan de la forma más limpia y sostenible.
“La caña de azúcar es un ejemplo del uso adecuado del agua. Ellos tienen redes de monitoreo de la atmósfera y elaboran unos balances hídricos que disminuyen los desperdicios de agua. Así, obtienen buenos rendimientos cuando se presenta un fenómeno climático como El Niño”, puntualiza.
Y concluye: “es hora de interesarse por el tema del clima, que ya dejó de ser ancilar; es necesario mantenerse informados de estas transformaciones, que los campesinos exijan a las autoridades locales que hagan agremiaciones y que les propongan proyectos a las universidades”.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Según el Ideam, el 38% de las emisiones totales de GEI las hace el sector agropecuario.

Según el Ideam, el 38% de las emisiones totales de GEI las hace el sector agropecuario.

26 de Octubre del 2012

El Ideam revela que este sector es el causante del 38% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Ante esto, la única salida es implementar prácticas agrícolas amigables con el ambiente.

Así lo establece el inventario nacional de gases de efecto invernadero (GEI), del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam). La ganadería, con un 18,5%, y la agricultura, con el 18,1%, son los subsectores que más emiten gases.

Dentro del sector, el 93% de las emisiones de CH4 (metano) son producto de la fermentación entérica, 4% del arroz y 3% del manejo de estiércol. Por eso, según un estudio hecho por la entidad, el sector agropecuario debe tomar medidas urgentes para reducir dichas emisiones.

Para Martha Cecilia Cadena, del programa de agroclimatología del Ideam: “el panorama del agro en Colombia frente al cambio climático no es alentador, pus los sistemas de tenencia de la tierra, la desinformación y las malas prácticas agrícolas han ido desencadenando una problemática seria”. Ella fue invitada por la UN en Palmira a la Semana de la Ciencia y la Tecnología.

El cambio climático ya es una realidad y lo que debe hacer el sector agropecuario en Colombia es adaptarse a él, haciendo un buen uso de los recursos naturales.

“Básicamente, el sector debe retomar muchas de las prácticas ancestrales de los indígenas y campesinos, que solían tener un desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza y una producción que no originaba desechos, que no deforestaba y que no acababa con las fuentes de agua. La única forma de adaptarnos es teniendo estas buenas prácticas agrícolas”, sostiene.

Una gran parte de la economía agrícola del país corresponde a una economía campesina y de minifundio. Y los grandes productores son, en su mayoría, arrendatarios. Por tal razón, la experta señala que en el país faltan acciones locales que respalden, sobre todo, a los campesinos.

“Uno ve que los campesinos están muy solos. Las corporaciones regionales y las secretarías de agricultura no propician la participación o la creación de gremios o sociedades en diferentes sectores. Los esfuerzos que se hacen son aislados y deben trabajar con pocos recursos; faltan técnicos, especialistas de las universidades que los orienten, publicaciones, reuniones y capacitaciones”, afirma.

Sin embargo, la agricultura a gran escala también debe efectuar este tipo de prácticas ambientalmente sostenibles, aunque resulten inconvenientes y su implementación no sea tan fácil.

En ese sentido, asegura que la idea es que estos grandes productores paguen por la conservación en zonas donde es posible reforestar y que produzcan de la forma más limpia y sostenible.

“La caña de azúcar es un ejemplo del uso adecuado del agua. Ellos tienen redes de monitoreo de la atmósfera y elaboran unos balances hídricos que disminuyen los desperdicios de agua. Así, obtienen buenos rendimientos cuando se presenta un fenómeno climático como El Niño”, puntualiza.

Y concluye: “es hora de interesarse por el tema del clima, que ya dejó de ser ancilar; es necesario mantenerse informados de estas transformaciones, que los campesinos exijan a las autoridades locales que hagan agremiaciones y que les propongan proyectos a las universidades”.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Lagos del Amazonas emiten gases de efecto invernadero

 
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El IRD de Francia y la UN desarrollaron una iniciativa sobre la cuenca amazónica para estudiar la cuantificación en los lagos de Yahuarcaca, en inmediaciones de Leticia (Amazonas).
El IRD de Francia y la UN desarrollaron una iniciativa sobre la cuenca amazónica para estudiar la cuantificación en los lagos de Yahuarcaca, en inmediaciones de Leticia (Amazonas).

14 de Agosto de 2012

Expertos de la UN encontraron, por primera vez, emisiones de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4) en los lagos de Yahuarcaca en el Amazonas.

Según los tradicionales modelos globales del ciclo del carbono, propuestos por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), los ríos son los principales ecosistemas acuáticos que actúan como drenajes naturales del elemento químico (en sus formas orgánica e inorgánica) al llevarlo desde los continentes hasta los océanos.

Sin embargo, diversos estudios han mostrado que los lagos, ciénagas, represas y zonas inundadas también podrían almacenar y liberar gran cantidad de carbono en sus formas de CO2 (dióxido de carbono) y CH4 (metano), pero, por el momento, estos cuerpos de agua no son considerados dentro de los balances propuesto por el IPCC.

“Teniendo en cuenta que estos modelos subestiman el aporte de CO2 y CH4 en ecosistemas acuáticos diferentes a los ríos, se buscó aportar información adicional para contribuir a los esfuerzos internacionales para cuantificar sus emisiones en zonas húmedas tropicales”, dice el profesor Juan Gabriel León, doctor en Dominio de las Ciencias de la Tierra y el Medioambiente y profesor de la UN en Palmira.

Toma de muestras

Por esta razón, el Institut de Recherche pour le Développement (IRD) de Francia y la UN desarrollaron una iniciativa sobre la cuenca amazónica que se centró en efectuar dicha cuantificación en los lagos de Yahuarcaca, en inmediaciones de Leticia (Amazonas).

En la actualidad, según los investigadores, estos son alimentados por el arroyo del mismo nombre, que no representa más del 10% de las aguas que ingresan al sistema, las cuales dependen del régimen de precipitación local. El aumento del nivel del río Amazonas inunda todo el sistema lagunar durante casi cuatro meses al año.

Según Dora Martín, magíster en Estudios Amazónicos de la UN: “esta dinámica les confiere a los lagos una característica esencial, que tiene que ver con la enorme variación del nivel del agua con respecto al régimen hidrológico propio del cauce principal, es decir, una gran importancia ambiental por almacenar el agua”.

Así, cada quince días, en estos cuerpos de agua se tomaron las muestras para cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

“En cada punto se escogieron zonas de máxima profundidad para medir también características físicas y químicas, así como los GEI disueltos en el agua y los flujos. Igualmente, en la zona litoral de los reservorios donde la profundidad es inferior a 10 metros, hicimos el mismo trabajo adicionando la cuantificación de los GEI que salen por ebullición”, afirma el profesor León, director de la investigación.

Sí hay emisión

Si el IPCC no tiene en cuenta estos cuerpos de agua continental para la medición de los GEI porque la hipótesis es que estos lugares no los expiden, la investigación comprobó que los lagos de Yahuarcaca sí contribuyen de manera significativa a su emisión.

“En todas las estaciones, la evolución de concentraciones de CO2 y de CH4 es la misma y se comporta de la misma manera: en aguas altas estos gases se acumulan en el fondo de la columna de agua en cantidades considerables”, explica el profesor León.

En contraste, en épocas de poca agua, como en sequía, se halló que las concentraciones de oxígeno son más elevadas y las de CO2 más débiles. Esto, según el profesor Frederic Guerin, investigador del IRD en Francia, “puede resultar de un aporte mínimo de materia orgánica que viene de la cuenca, lo que limita la respiración del sistema acuático”.

Así, el experto afirma que los lagos estudiados liberan considerables cantidades de GEI, pues su zona de inundación expide entre 13 y 370 milimoles por metro cuadrado por día de CH4 y de CO2, así como 38 de CH4 por ebullición, que constituyen el 75% de los flujos de metano hacia la atmósfera.

Esta información ayudará a caracterizar mejor los ecosistemas que también contribuyen a las emisiones, los cuales, por lo general, son achacados solo a la actividad humana. Así, se tendrá un panorama real del papel que cumple la naturaleza en el calentamiento global, un fenómeno que, según esta clase de investigaciones científicas, es más normal de lo que se pensaba.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Miden emisiones de gases en represas y embalses

 
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Miden emisiones de gases en represas y embalses
Científicos de la UN en Palmira y del IRD de Francia cuantifican la cantidad de emisiones de dióxido de carbono y metano en zonas de inundación y embalses de montaña del país.
En los modelos globales del ciclo del carbono, los aportes de los ecosistemas acuáticos son representados principalmente por los ríos que actúan como drenajes naturales del carbono orgánico y el inorgánico desde los continentes hacia los océanos.
Sin embargo, diversos estudios han mostrado que los ecosistemas acuáticos continentales, como ríos, lagos, represas y zonas inundadas, podrían almacenar y emitir gran cantidad de carbono en su forma de CO2 (dióxido de carbono) y CH4 (metano), que, por el momento, no son considerados dentro de los balances globales.
Según el profesor Juan Gabriel León, doctor en Dominio de las Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente, “si bien varios trabajos han estudiado esta situación a nivel de grandes planicies de inundación y lagos, otros estudios sugieren que los embalses y represas pueden contribuir con un 4% y un 12% de las emisiones globales de CO2 y CH4 de origen antrópico”.
Por esta razón, desde hace tres años, su grupo de investigación emprendió con el Institut de Recherche pour le Développement (IRD) de Francia un proyecto para la cuantificación de los gases de efecto invernadero en embalses y zonas de inundación de la región amazónica.  Empero, desde hace un año, se enfocaron en represas y embalses tropicales en el Valle del Cauca y Antioquia.
Edna Lized Melo, investigadora y estudiante de Ingeniería Ambiental de la UN en Palmira, explica el proceso de recolección de los datos en dichos sitios: “mediante una estrategia de muestreo mensual, tanto en los cauces que surten los sistemas como en el reservorio y el desagüe de la presa, estamos analizando la calidad del agua y las concentraciones de carbono orgánico e inorgánico, así como la sedimentación y los procesos de degradación de los sedimentos”.
La estudiante también sostiene que están evaluando las concentraciones y emisiones de gases de efecto invernadero, teniendo en cuenta los flujos difusivos, los flujos de ebullición y las concentraciones de gas en la columna de agua.
Cuantificación pionera
El profesor Juan Gabriel León señala que con el proyecto se espera contribuir en la cuantificación de los gases contaminantes en estos embalses tropicales.
“Como resultado de esta aplicación esperamos contribuir con la primera cuantificación de las emisiones de CO2, CH4 y N2O en embalses tropicales de montaña, en donde las características —en términos de aportes de carbono en altitud, climatología e hidrología— son muy diferentes a las de zonas reportadas en estudios precedentes”, asegura.
Este proyecto de investigación busca apoyar de forma directa los esfuerzos internacionales actualmente en curso que instituciones como el IRD de Francia desarrollan en la cuenca amazónica y en Asia sobre estos cuerpos de agua continental.
“Dichos esfuerzos están orientados a la elaboración de una base de datos que contenga información completa sobre la cuantificación precisa de las emisiones de gases en cada uno de estos sitios de estudio, contrastados entre ellos en términos de régimen climático, área, naturaleza del sedimento, etc.”, afirma Sandra Loaiza, estudiante de la Maestría en Ingeniería Ambiental de la sede y vinculada al proyecto.
De igual forma, los investigadores dicen que se presentará también una de las primeras cuantificaciones de emisiones totales de N2O (oxido nitroso) en embalses tropicales, así como una estimación de la captura de sedimento y de carbono sedimentario que hacen estos sistemas. Todo lo cual contribuirá a un sistema de información de nivel mundial.
“También se obtendrá el primer balance de masa de carbono y nitrógeno en zona tropical sobre sistemas que causan retención de aguas en montaña; y se proveerá una base de datos con los resultados obtenidos y con una estructura similar a la de libre acceso que el IRD de Francia construye actualmente con los parámetros de otros seis embalses a nivel tropical”, concluye el profesor León.

La información se recolecta con cámaras para captura de flujos difusivos.
La información se recolecta con cámaras para captura de flujos difusivos.

14 de mayo de 2012

Científicos de la UN en Palmira y del IRD de Francia cuantifican la cantidad de emisiones de dióxido de carbono y metano en zonas de inundación y embalses de montaña del país.

En los modelos globales del ciclo del carbono, los aportes de los ecosistemas acuáticos son representados principalmente por los ríos que actúan como drenajes naturales del carbono orgánico y el inorgánico desde los continentes hacia los océanos.

Sin embargo, diversos estudios han mostrado que los ecosistemas acuáticos continentales, como ríos, lagos, represas y zonas inundadas, podrían almacenar y emitir gran cantidad de carbono en su forma de CO2 (dióxido de carbono) y CH4 (metano), que, por el momento, no son considerados dentro de los balances globales.

Según el profesor Juan Gabriel León, doctor en Dominio de las Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente, “si bien varios trabajos han estudiado esta situación a nivel de grandes planicies de inundación y lagos, otros estudios sugieren que los embalses y represas pueden contribuir con un 4% y un 12% de las emisiones globales de CO2 y CH4 de origen antrópico”.

Por esta razón, desde hace tres años, su grupo de investigación emprendió con el Institut de Recherche pour le Développement (IRD) de Francia un proyecto para la cuantificación de los gases de efecto invernadero en embalses y zonas de inundación de la región amazónica.  Empero, desde hace un año, se enfocaron en represas y embalses tropicales en el Valle del Cauca y Antioquia.

Edna Lized Melo, investigadora y estudiante de Ingeniería Ambiental de la UN en Palmira, explica el proceso de recolección de los datos en dichos sitios: “mediante una estrategia de muestreo mensual, tanto en los cauces que surten los sistemas como en el reservorio y el desagüe de la presa, estamos analizando la calidad del agua y las concentraciones de carbono orgánico e inorgánico, así como la sedimentación y los procesos de degradación de los sedimentos”.

La estudiante también sostiene que están evaluando las concentraciones y emisiones de gases de efecto invernadero, teniendo en cuenta los flujos difusivos, los flujos de ebullición y las concentraciones de gas en la columna de agua.

Cuantificación pionera

El profesor Juan Gabriel León señala que con el proyecto se espera contribuir en la cuantificación de los gases contaminantes en estos embalses tropicales.

“Como resultado de esta aplicación esperamos contribuir con la primera cuantificación de las emisiones de CO2, CH4 y N2O en embalses tropicales de montaña, en donde las características —en términos de aportes de carbono en altitud, climatología e hidrología— son muy diferentes a las de zonas reportadas en estudios precedentes”, asegura.

Este proyecto de investigación busca apoyar de forma directa los esfuerzos internacionales actualmente en curso que instituciones como el IRD de Francia desarrollan en la cuenca amazónica y en Asia sobre estos cuerpos de agua continental.

“Dichos esfuerzos están orientados a la elaboración de una base de datos que contenga información completa sobre la cuantificación precisa de las emisiones de gases en cada uno de estos sitios de estudio, contrastados entre ellos en términos de régimen climático, área, naturaleza del sedimento, etc.”, afirma Sandra Loaiza, estudiante de la Maestría en Ingeniería Ambiental de la sede y vinculada al proyecto.

De igual forma, los investigadores dicen que se presentará también una de las primeras cuantificaciones de emisiones totales de N2O (oxido nitroso) en embalses tropicales, así como una estimación de la captura de sedimento y de carbono sedimentario que hacen estos sistemas. Todo lo cual contribuirá a un sistema de información de nivel mundial.

“También se obtendrá el primer balance de masa de carbono y nitrógeno en zona tropical sobre sistemas que causan retención de aguas en montaña; y se proveerá una base de datos con los resultados obtenidos y con una estructura similar a la de libre acceso que el IRD de Francia construye actualmente con los parámetros de otros seis embalses a nivel tropical”, concluye el profesor León.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

La NASA y la UN medirán aerosoles en Colombia

 
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Aerosoles en Colombia

23 de septiembre de 2011

Agencia de Noticias UN- Gracias a un convenio entre ambas instituciones, Colombia contará con un fotómetro capaz de calcular el material particulado que se encuentra en la atmósfera y que es causante del cambio climático.

Al frente de este proyecto están los profesores Rodrigo Jiménez, del departamento de ingeniería Ambiental de La UN sede Bogotá, y el profesor Álvaro Bastidas profesor asociado de la Escuela de Física de la sede Medellín.

El aparato comenzará a funcionar a finales de octubre y en un principio estará en la Sede Bogotá durante seis meses y luego se rotará entre las demás ciudades donde hay presencia de la UN.

Este instrumento suministra información precisa sobre las partículas microscópicas que flotan en el aire, conocidas como aerosoles. “Para validar desde la superficie la información que llega del satélite (registros sobre clima, calentamiento global, etc.), el fotómetro se enfoca hacia el sol, y su capacidad es tal, que detecta la cantidad de aerosoles que afectan la atmósfera y la cantidad de luz que llega al suelo. Con esos datos se pueden predecir propiedades de las partículas como tamaño y movimiento. Este aspecto es muy importante en salud pública, pues algunos materiales desprendidos del hollín, como el proveniente de la combustión vehicular, son muy pequeños y pueden afectar el sistema respiratorio hasta generar cáncer de pulmón” comentó Jiménez.

Las actuales mediciones de calidad del aire realizadas en Colombia permiten cuantificar la concentración de partículas a nivel del suelo, pero se desconoce lo que ocurre con los procesos de la atmósfera durante la noche, cuando las partículas se acumulan en su parte superior y recirculan el día siguiente. Por ello, en ocasiones un día contaminado conlleva a que el siguiente lo sea más.

Tanto en el ámbito urbano como en el rural las mediciones que hace este instrumento pueden tener un efecto significativo. “Además de predecir el cambio climático, permiten establecer políticas en salud pública acordes a la composición y distribución de los aerosoles. Estas microscópicas partículas atmosféricas tienen una dinámica característica: pueden engordar, coagularse y precipitarse al suelo. Por eso hay que monitorearlas a tiempo”, comentó Jiménez.

El aparato será enviado anualmente a los Estados Unidos para su mantenimiento y calibración. De esta manera, con la instalación de este instrumento, Colombia comenzará a hacer parte de una red mundial liderada por la Nasa llamada Aeronet.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co