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Sede Palmira llevó “un litro de luz” a comunidad vulnerable

 
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unlitrodeluzPalmira, jun. 03 de 2014 – Agencia de Noticias UN- Siete familias del corregimiento de El Bolo (Valle del Cauca) que viven en extrema pobreza, fueron beneficiadas con el proyecto “Un litro de luz”, que instala bombillos ecológicos en viviendas que carecen de energía eléctrica.

Como una iniciativa del Observatorio de Innovación Social (OIS) de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, se realizó una jornada para llevar esta iniciativa al corregimiento palmirano.

De acuerdo con el profesor Víctor Manuel Díaz, director del OIS, “esta es una propuesta de innovación social que busca contribuir a la solución inmediata de las necesidades básicas de estas comunidades vulnerables que viven bajo condiciones extremas de pobreza y carecen del servicio de energía eléctrica en sus hogares”.

La llegada del grupo de trabajo (conformado por 17 estudiantes y dos funcionarios de la Sede Palmira) a esta comunidad, fue –literal y simbólicamente– una luz que se prendió, gracias al interés que demostró el grupo por solucionar esta necesidad.

La innovación es sencilla. Phanor Mondragón, diseñador industrial del grupo, explica que se trata de utilizar un envase de plástico, aplicarle 10 mililitros de cloro (límpido) e incrustarlo en el techo de la vivienda, de manera que una mitad quede por fuera y la otra por dentro. Esto permite un proceso de refracción y hace que la luz solar llegue incluso a los lugares más oscuros de la casa.

“Es asombroso ver los rostros de las personas cuando se descubre el protector de arriba y se deja que entre la luz solar a la casa. Las personas obtienen una solución inmediata a su necesidad básica, ya que son espacios muy oscuros. A menos que se hiciera una instalación eléctrica, no se tendría la oportunidad de contar con luz”, afirma Mondragón.

Según Pabel Velasco, líder del nodo regional de innovación social en el suroccidente colombiano, este concepto es muy joven en el mundo; y en Colombia apenas se trabaja con proyectos desde hace cuatro años. No obstante, resalta que es sumamente importante que desde las universidades se produzcan proyectos para mejorar las condiciones de una comunidad.

Por ello, con las iniciativas que se han desarrollado en Colombia se ha podido demostrar que la innovación social no es solo un tema de voluntariado y ganancia social, sino altamente productivo. El proyecto “Un litro de luz” –que empezó a funcionar desde el año 2011 en Duitama (Boyacá)– es un claro ejemplo de ello.

Sin embargo, como el proyecto está pensado tecnológicamente para que haya luz solo durante el día, los investigadores de la U.N. en Palmira están proyectando implementar una tecnología para que este artefacto pueda funcionar también en las noches, con una batería que se cargaría con la luz solar.

“Estamos acoplando una técnica usando un acumulador de energía solar, una batería recargable y un bombillo LED pequeño, de manera que durante el día, este se recargue y pueda encenderse automáticamente en las noches e iluminar durante cuatro horas”, afirma el profesor Víctor Manuel Díaz.

Créditos: UNAL-950-2014

Cuencas hidrográficas, de fuentes de vida a focos de contaminación.

 
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29 de Enero del 2013
La acción del hombre como agente contaminador ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias. Se culpa de ello a la naturaleza, sin que el ser humano asuma la responsabilidad que le compete.
La humanidad siempre ha buscado desarrollar sus poblados al lado de un cuerpo de agua o en su área de influencia, ya que este líquido vital es indispensable para llevar a cabo las actividades prioritarias de una sociedad, como la alimentación y las acciones de salubridad.
En el contexto de Latinoamérica, las cuencas hidrográficas han articulado los territorios, es decir, la ciudad crece en torno, al lado o paralela a las cuencas, y muchas veces estas se convierten en el centro de la población –como sucede en Medellín– y, a partir de allí, se articula todo su eje vial y de servicios públicos.
Sin embargo, aun conociendo la importancia del agua para la existencia  del hombre, hay una absurda inconciencia de su parte frente al cuidado y el respeto que se le debe a este recurso natural.
“Se ha cambiado la percepción de las fuentes de agua como benefactoras o fuentes de vida porque sencillamente tomamos este líquido de un grifo que lo ha transportado desde otro sitio más lejano. Como este es un proceso que pasa desapercibido a los ojos de muchos, olvidamos que proviene de aquel río que nos rodea, se desdibuja su importancia y ese cuerpo de agua que era el benefactor se convierte en foco de mosquitos y contaminación; también puede ser el sitio de consumo de drogas o donde se esconden los delincuentes, entre otros”, indicó Williams Jiménez García, estudiante de la Maestría en Hábitat de la Sede Manizales.
En Colombia, al igual que en Latinoamérica, las cuencas se han vuelto las cloacas o los alcantarillados de las ciudades, lo que ha generando una serie de problemáticas para la cotidianidad de quienes viven en las riberas, así como un imaginario de peligro para los demás habitantes de la ciudad.
“Dicho cambio de percepción sobre las cuencas ha contribuido a modificar el trato que las personas les dan, pues se ven como botaderos de basura. Esto justifica que no haya una intervención estatal seria y coherente para descontaminarlas, o que se valgan del argumento de que es un trabajo que cuesta mucho dinero y quedaría desperdiciado porque se volverían a contaminar”, expresó el investigador.
El uso inadecuado que el hombre hace del agua genera una reacción de la naturaleza que se traduce en el fenómeno conocido como impacto ambiental. Este concepto no es más que las consecuencias materializadas en desastres y tragedias que, por lo general, él mismo ha provocado y es su responsable, ya que afecta socioeconómicamente a una población.
“Esto acarrea problemas en todas las ciudades. En las zonas costeras se presentan inundaciones y arroyos que cobran vidas y, en las del interior, ocurren fenómenos como inundaciones, deslizamientos y avalanchas, que de manera absurda despiertan el repudio de los  pobladores a esos cuerpos de agua fundamentales para sustentar la vida en las ciudades, pero no cuestionan su responsabilidad en dichas situaciones”, precisó Jiménez García.
Este tema fue presentado por el estudiante en el Congreso de Hábitat Popular e Inclusión Social – Ciudades de la Gente, en el Tercer Encuentro de Hacedores de Ciudades, realizado en Brasil.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El hombre ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias.

El hombre ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias.

29 de Enero del 2013

La acción del hombre como agente contaminador ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias. Se culpa de ello a la naturaleza, sin que el ser humano asuma la responsabilidad que le compete.

La humanidad siempre ha buscado desarrollar sus poblados al lado de un cuerpo de agua o en su área de influencia, ya que este líquido vital es indispensable para llevar a cabo las actividades prioritarias de una sociedad, como la alimentación y las acciones de salubridad.

En el contexto de Latinoamérica, las cuencas hidrográficas han articulado los territorios, es decir, la ciudad crece en torno, al lado o paralela a las cuencas, y muchas veces estas se convierten en el centro de la población –como sucede en Medellín– y, a partir de allí, se articula todo su eje vial y de servicios públicos.

Sin embargo, aun conociendo la importancia del agua para la existencia  del hombre, hay una absurda inconciencia de su parte frente al cuidado y el respeto que se le debe a este recurso natural.

“Se ha cambiado la percepción de las fuentes de agua como benefactoras o fuentes de vida porque sencillamente tomamos este líquido de un grifo que lo ha transportado desde otro sitio más lejano. Como este es un proceso que pasa desapercibido a los ojos de muchos, olvidamos que proviene de aquel río que nos rodea, se desdibuja su importancia y ese cuerpo de agua que era el benefactor se convierte en foco de mosquitos y contaminación; también puede ser el sitio de consumo de drogas o donde se esconden los delincuentes, entre otros”, indicó Williams Jiménez García, estudiante de la Maestría en Hábitat de la Sede Manizales.

En Colombia, al igual que en Latinoamérica, las cuencas se han vuelto las cloacas o los alcantarillados de las ciudades, lo que ha generando una serie de problemáticas para la cotidianidad de quienes viven en las riberas, así como un imaginario de peligro para los demás habitantes de la ciudad.

“Dicho cambio de percepción sobre las cuencas ha contribuido a modificar el trato que las personas les dan, pues se ven como botaderos de basura. Esto justifica que no haya una intervención estatal seria y coherente para descontaminarlas, o que se valgan del argumento de que es un trabajo que cuesta mucho dinero y quedaría desperdiciado porque se volverían a contaminar”, expresó el investigador.

El uso inadecuado que el hombre hace del agua genera una reacción de la naturaleza que se traduce en el fenómeno conocido como impacto ambiental. Este concepto no es más que las consecuencias materializadas en desastres y tragedias que, por lo general, él mismo ha provocado y es su responsable, ya que afecta socioeconómicamente a una población.

“Esto acarrea problemas en todas las ciudades. En las zonas costeras se presentan inundaciones y arroyos que cobran vidas y, en las del interior, ocurren fenómenos como inundaciones, deslizamientos y avalanchas, que de manera absurda despiertan el repudio de los  pobladores a esos cuerpos de agua fundamentales para sustentar la vida en las ciudades, pero no cuestionan su responsabilidad en dichas situaciones”, precisó Jiménez García.

Este tema fue presentado por el estudiante en el Congreso de Hábitat Popular e Inclusión Social – Ciudades de la Gente, en el Tercer Encuentro de Hacedores de Ciudades, realizado en Brasil.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html