



- La fibra de la corteza del coco es un insumo potencial para elementos de decoración.
31 de Julio de 2012
La cáscara de coco es un potencial para la artesanía y el medioambiente. Tapetes, ruanas, materas y fibras para restaurar taludes son algunos elementos que se pueden elaborar con tal residuo.
Generalmente, el capacho del coco se desperdicia en las zonas costeras de Colombia y, en algunos casos, se aprovecha para elaborar elementos poco útiles. Pero innovadores de la UN pensaron en darle aplicaciones más amplias a ese insumo, con el cual se pueden producir múltiples artículos para uso decorativo y hasta para el cuidado medioambiental.
Wilmar Sánchez Uribe, geólogo egresado de la UN y director comercial de la propuesta de innovación Hicolfibras, explica: “con el recurso natural desarrollamos productos de bioingeniería, biodegradables y otros, como agrotextiles (que son los tejidos que ayudan más que todo para el control de erosión de suelos y la prevención de movimientos en masa)”.
Estas bondades del capacho lo hacen práctico y ambientalmente amigable, pues, a diferencia de otras capas sintéticas que se utilizan para restaurar suelos, las fibras de coco tienen mayor resistencia y son biodegradables. Además, el ripio que queda, luego de un proceso de molienda, se utiliza para mejorar los suelos y como material orgánico para plantas y cultivos hidropónicos, pues mejora su calidad de producción.
Las fibras que se obtienen de la corteza del fruto natural se clasifican en largas —que se utilizan para producir materiales con hilatura— y cortas —para elementos no tejidos como tapetes y biorruanas—. Con estas materias se fabrican accesorios artesanales para jardinería, decoración de interiores y techos verdes, lo que beneficia a madres cabeza de familia que se están vinculando al proyecto con la asesoría de los gestores de la idea de emprendimiento.
Sánchez Uribe explica que la materia prima se obtiene de la costa atlántica colombiana, en donde, culturalmente, se consume el coco y se desecha el capacho. Entonces, luego de obtener el insumo, este pasa por el proceso de molienda y se clasifica el material según sirva para elaborar elementos o para ripio y sustrato de cultivos.
Hicolfibras surgió hace dos años y medio y, poco a poco, a ella se han ido vinculando profesionales como arquitectos e ingenieros, así como artesanos y empresarios interesados en impulsar la alternativa de innovación para el país.
El proyecto se presentó en la III Feria Campesina, que tuvo lugar en Medellín, pero también se ha expuesto en otros escenarios, en los que ha ganado premios dado el interés que representa para la industria del país.
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