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LA VIGOREXIA PUEDE SER MORTAL

 
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Cuidar el físico y la alimentación se ha vuelto un requisito para ser aceptado entre los jóvenes.
Cuidar el físico y la alimentación se ha vuelto un requisito para ser aceptado entre los jóvenes.

6 de mayo de 2011

• Este trastorno provoca daños psicológicos y cardiacos, advirtió Alfredo García Vázquez, de la Facultad de Medicina de la UNAM
• Hacer ejercicio y cuidar la alimentación ya no es una preocupación exclusiva de las mujeres, sino una conducta cada vez más extendida entre los varones, agregó Rosalía Vázquez Arévalo, de la FES Iztacala

Aunque los daños que provoca la vigorexia no son tan visibles como los de la anorexia, esta anomalía no ha sido atendida debidamente, y puede causar la muerte de quienes la padecen.

Clasificada como un trastorno de la alimentación, la vigorexia o dismorfia muscular se manifiesta como una preocupación obsesiva por el físico. Esta enfermedad afecta, básicamente, a jóvenes del género masculino, explicó Alfredo García Vázquez, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

El especialista del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental destacó que este mal no ha sido atendido con pertinencia debido a que sus efectos físicos no “lucen tan catastróficos” como los de la anorexia.

“Varios de estos jóvenes utilizan esteroides, y los efectos de estas sustancias provocan una serie de alteraciones en el funcionamiento cerebral que favorecen enfermedades psiquiátricas como depresión, ansiedad y psicosis”.

Además, el uso de esteroides asociado a las dietas altas en carbohidratos y proteínas, y el ejercicio excesivo realizado por estas personas, afectan el funcionamiento del corazón, lo que a larga puede conducir a muerte por falla cardiaca.

En EU, un estudio reveló que de casi nueve millones de hombres que acuden al gimnasio, 900 mil padecen vigorexia (es decir, un 10 por ciento). En España, un trabajo similar determinó que hay cerca de 700 mil casos, y aunque en México se trata de un padecimiento presente entre la población, no hay cifras. El único dato que tenemos a nivel nacional es que lo presentan hombres de entre 18 y 35 años.

Si en la anorexia el 90 por ciento de la población afectada son mujeres, en la vigorexia el porcentaje de varones es el mismo, expuso García Vázquez, quien añadió que este trastorno podría tener causas tan variadas como una alteración cerebral en el lóbulo parietal, que es la región en la que los humanos integramos nuestra imagen corporal, o bien la presencia de alteraciones emocionales como la depresión o la inseguridad que experimenta el individuo al no poder adaptarse a las modas corporales que la cultura impone.

El modelo fitness

Por su parte, Rosalía Vázquez Arévalo, especialista de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, detalló que los jóvenes de hoy han interiorizado el estilo fitness. Para ellos, es una regla mantener un cuerpo delgado, musculoso o marcado, como requisito para ser aceptado.

“Esto es reforzado socialmente entre los hombres. Hacer ejercicio y cuidar la alimentación ya no es opcional, sino una norma”, indicó.

En la cultura occidental prevalece la búsqueda del cuerpo perfecto. Con las mujeres, este ideal se encarna en la delgadez. En el caso de los varones, aunque parecía que su imagen corporal no era algo que les preocupara, estudios realizados desde los años 90 han demostrado que a ellos también les obsesiona el físico.

A diferencia del género femenino, que en su mayoría quiere adelgazar, independientemente de su peso, ellos siempre quieren ser más musculosos o tener más masa magra, y los que tienen sobrepeso u obesidad quieren revertir esta condición, pero no para quedar delgados, sino marcados, detalló.

La especialista de la FES Iztacala explicó que, a través de trabajos recientes, “nos hemos percatado que los modelos de revista, e inclusive los juguetes, transmiten una imagen masculina muy específica y diferente a la de épocas pasadas”.

En los años 60, los muñecos eran delgados. Ahora son musculosos, tienen la espalda ancha, la cintura marcada y las piernas voluminosas, y cada vez, con mayor frecuencia, los medios de comunicación promueven la imagen de hombres de grandes bíceps y torsos protuberantes. “De hecho, esto es ya una influencia cultural que tiene tanto sus pros como sus contras, pues en ocasiones los varones consumen fármacos con tal de verse y sentirse como dicta la TV”.

Cultura del deporte

“La cultura del deporte comenzó a finales del siglo pasado; entonces, surgieron los primeros fisicoculturistas. Al inicio la idea era sólo tonificar y mostrar un cuerpo saludable, pero eso cambió y ahora vemos a hombres con cabeza pequeña y cuerpo enorme”.

La especialista de la FES Iztacala subrayó que para algunos, la obsesión es tan grande que dejan de lado otras actividades, como reuniones sociales y familiares, o actividades de solaz, por ir al gimnasio.

Por ello, señaló que es conveniente detectar algunos indicios de dismorfia muscular, como la obsesión por conseguir musculatura excesiva y el cambio en la alimentación (alto consumo de proteína y cero grasas), para actuar oportunamente.

Una vez identificado el problema, se debe acudir a terapia para saber qué condujo al individuo a esa condición y apoyarlo para superarla, “pues si un trastorno de esta especie no es tratado de modo adecuado, las consecuencias pueden ser fatídicas”.
Créditos: UNAM-DGCS-257-2011/unam.mx

36 años de investigación respaldan a la “Revista Mexicana de Análisis de la Conducta

 
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María del Rocío Hernández Pozo, investigadora de la FES Iztacala y editora de la “Revista Mexicana de Análisis de la Conducta”.
María del Rocío Hernández Pozo, investigadora de la FES Iztacala y editora de la “Revista Mexicana de Análisis de la Conducta”.

25 de marzo de 2011

•Trastornos alimenticios, estrés por hacinamiento, efectos de las adicciones, maltrato infantil, y manejo de la ansiedad y el cáncer son algunos temas que aborda la publicación, incluida en el índice internacional Scopus

• Sus contenidos bilingües difunden investigaciones experimentales inéditas, básicas y aplicadas, realizadas en humanos y en modelos animales, afirmó su editora, María del Rocío Hernández Pozo, de la FES Iztacala

AEstudiar cómo y por qué nos comportamos ante factores tan diversos como ansiedad, autoritarismo, adicciones, hacinamiento o educación, donde los padres agreden a los hijos y transitan de lo permisivo a lo autoritario, abre a los científicos una amplia gama de temas en investigaciones básicas y aplicadas, en seres humanos y otras especies animales, convertidas en modelos de laboratorio.

A esos y muchos tópicos se dedica la “Revista Mexicana de Análisis de la Conducta” (RMAC), publicación que –incluida en el índice internacional Scopus-, a lo largo de 36 años, ha dado a conocer desde la UNAM materiales inéditos en estas área del conocimiento.

Fundada en 1975, como una labor conjunta de la Sociedad Mexicana de Análisis de la Conducta, desde sus inicios sumó esfuerzos de las Facultades de Psicología (FP) y de Estudios Superiores (FES) Iztacala de esta casa de estudios, así como de la Universidad de Guadalajara.

“Se trata de una publicación periódica que abarca una amplia variedad de temas sobre el estudio del comportamiento, que van desde investigación básica conducida en laboratorio bajo estrictos controles, hasta investigación aplicada en humanos en escenarios naturales. Quizá el denominador común es la pertinencia y la novedad de las temáticas”, señaló María del Rocío Hernández Pozo, académica de la FES Iztacala y editora de la publicación desde hace dos años y medio.

Con frecuencia cuatrimestral, en ocasiones genera números monográficos, como el que en 2010 difundió hallazgos importantes con modelos animales que explican el proceder alimenticio alterado por factores como hacinamiento, consumo de nicotina y efectos del contexto.

Dividida en cuatro áreas –investigación animal, básica y aplicada, e investigación en comportamiento humano, básico y aplicado–, edita con frecuencia estudios en torno a las aplicaciones de los principios del análisis de la conducta en ámbitos escolares, laborales, hospitalarios y del deporte.

“Es una revista que no sólo interesa a psicólogos, sino también a oncólogos, entrenadores deportivos, directores de centros de adicción, pedagogos y otros especialistas, por la variedad y rigor de las investigaciones”, señaló Hernández Pozo.

Es un foro de difusión en la materia, en su versión más pura, y conecta claramente los hallazgos básicos con la formulación de principios y elaboración de modelos que permiten comprender un sinnúmero de relaciones de contingencia, a partir de la observación controlada de instancias específicas de comportamiento.

“Surgió como el órgano de difusión de la Sociedad Mexicana de Análisis de la Conducta y algunos integrantes trabajamos, simultáneamente, en indagación con organismos humanos y animales. Es posible que, en el futuro, se transforme en dos revistas, una para investigación básica, y otra, aplicada”, aclaró.

Para estudiantes y profesionales

“Además de los usuarios de servicios de salud y de los profesionales de la conducta, es de interés para estudiosos del comportamiento animal con entrenamiento, como veterinarios, biólogos, etólogos, filósofos de la ciencia, pedagogos, especialistas en educación, psicólogos del deporte y directores de empresa”, señaló.

Se publican artículos en español e inglés, y aunque los porcentajes varían en cada número, en los últimos años ha sido de 30 a 35 por ciento en el segundo idioma.

Más visibilidad

A raíz de que es arbitrada por Scopus y ha ingresado al Portal de Revistas Científicas y Arbitradas de la UNAM –una opción gratuita que ofrece sus contenidos en línea—, podrá ampliarse a un público más extenso, consideró.

“Con esas inclusiones alcanzaremos la visibilidad que merece una revista científica de la calidad que ha demostrado la RMAC. Considero que la tendencia actual en el quehacer científico apunta hacia un nivel mayor de trabajo interdisciplinario, y con la presencia actual, estimamos que se ampliará radicalmente el perfil de sus usuarios”, consideró.

Como revistas semejantes, Hernández Pozo anotó a las estadounidenses Journal of Experimental Analysis of Behavior, que se concentra en estudios de investigación básica y conceptual, y el Journal of Applied Behavior Analysis, que difunde indagación aplicada en humanos. “Ambas son patrocinadas por la Asociación de Análisis de la Conducta, organización internacional”, precisó.

También existe la Revista Europea de Análisis de la Conducta (EJOBA, por sus siglas en inglés), que incluye los mismos tópicos que la RMAC.

Además, la publicación universitaria pertenece a la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc), a SciELO-México, a LATINDEX y a las Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (CLASE), entre otras.
Créditos: UNAM-DGCS-174-2011/unam.mx

Resguarda UNAM banco único en México de especies silvestres de flora nativa

 
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Isela Rodríguez Arévalo, coordinadora del el Banco de Semillas de Zonas Áridas y Semiáridas de México, de la FES Iztacala de la UNAM
Isela Rodríguez Arévalo, coordinadora del el Banco de Semillas de Zonas Áridas y Semiáridas de México, de la FES Iztacala de la UNAM

29 de diciembre de 2010

• Se trata del Banco de Semillas de Zonas Áridas y Semiáridas del país
• Cuenta con una colección de dos mil 156 muestras, más de mil 500 especies y 130 familias botánicas, colectadas en 22 estados de la República
• Conserva alrededor del 10 por ciento de la flora nacional, y cerca del 30 por ciento de la perteneciente a zonas áridas, informó Isela Rodríguez Arévalo, coordinadora de ese espacio

Ante la situación de peligro en que se encuentran miles de especies de plantas en territorio nacional, especialistas de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, crearon el Banco de Semillas de Zonas Áridas y Semiáridas de México.

Se trata del único reservorio en el país donde se guardan y conservan las semillas de especies silvestres en peligro de desaparecer; es decir, raras, de distribución local o muy restringida, o las que por alteración de su hábitat o sobreexplotación, están en situación de riesgo.

Isela Rodríguez Arévalo, coordinadora del banco y académica de la UNAM, reconoció que este espacio es de fundamental importancia para la nación, pues a diferencia de los poco más de 20 que hay en México, es el único que conserva especies silvestres de flora nativa.

En la actualidad, entre 60 y 70 por ciento del territorio nacional es de zonas áridas y semiáridas, pero con el proceso de desertificación, esta área va en aumento, sobre todo por la explotación de los recursos, el crecimiento de las manchas urbanas y el calentamiento global.

Luego de ocho años de funcionar, con el apoyo de los Reales Jardines Botánicos de Kew, Gran Bretaña, y de la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (Conabio), el banco ha conjuntado una colección de dos mil 156 accesiones (muestras de semillas o plantas), que representan más de mil 500 especies de 130 familias botánicas diferentes.

Si se considera que México cuenta con unas 25 mil especies de plantas en general, este banco conserva cerca del 10 por ciento de la flora nacional. Sin embargo, si sólo se toman en cuenta las que pertenecen a las zonas áridas, alberga entre 30 y 35 por ciento. “El esfuerzo todavía es pequeño, ha sido de muchos años, pero falta mucho por colectar”, apuntó.

Hasta el momento, se han colectado semillas de 22 entidades, desde el centro hasta la parte más norte. Además, cada mes este espacio se incrementa con alrededor de 60 ó 70 colecciones más, dijo la bióloga universitaria.

El banco se ha acotado de manera exclusiva a zonas áridas y semiáridas, porque son las que concentran al sector poblacional más pobre del país. Los recursos con que cuentan a veces son utilizados para alimentación, construcción de viviendas u otras necesidades fundamentales, con una consecuente sobreexplotación de los recursos. Además, el pastoreo es una actividad muy frecuente, lo que altera la vegetación natural.

En contrapartida, abundó, son zonas de un rico endemismo y un alto porcentaje de las plantas de estas regiones producen semillas que se conocen como ortodoxas, es decir, se pueden conservar bajo niveles de congelación elevados, a menos 20 grados centígrados y con una humedad muy baja. Ello las hace un material más fácil de preservar.

En particular, explicó, las asteráceas (asteraceae) son un grupo importante, bien representado en esta colección; “alrededor del 40 por ciento de lo que tenemos son especies de esa familia, con cerca de 800 colecciones”.

El nuestro es un país rico en flora de zonas áridas y semiáridas, y ante la desaparición acelerada de especies por sobreexplotación, o porque el hábitat es alterado, no hay otra manera de resguardarlas que mediante la conservación ex situ, a través de un banco de semillas, apuntó.

Por lo general, prosiguió, los bancos conservan especies que tienen que ver con la alimentación, como maíz, trigo, arroz y frijol, porque es un aspecto de primordial importancia para la humanidad, pero el planeta pierde plantas que no tienen ese tipo de uso, “pero que pueden tenerlo o son parientes silvestres de aquellas económicamente importantes, y ni siquiera nos damos cuenta”.

Se trata de “la salvación para todas esas especies que no necesariamente son de utilidad alimenticia para el ser humano, pero sí tienen importancia biológica. Cumplen una función, hacen un trabajo y gracias a ellas hay microambientes especiales, donde otros organismos se pueden desarrollar; además, de muchas de ellas se obtienen múltiples productos”.

Su importancia reside en que preserva especies nativas que no son comerciales, pero que en el futuro pueden ser la solución a diversos problemas que, seguramente, se presentarán, porque el medio ambiente se destruye a pasos agigantados.

“Quisiéramos conservar al país, cerrar las fronteras en las zonas que se deben proteger. Sería maravilloso que hubiera reservas para que las especies crecieran en su hábitat y para que pudieran estar ahí sin ser alteradas, pero eso no es posible por las condiciones económicas y ambientales”, recalcó.

“Si no es posible decretar que la mitad o dos terceras partes del país sean reserva, la mejor alternativa es que en un espacio pequeño, en refrigeradores especiales, conservemos gran cantidad de la flora nativa”, indicó.

Una vez colectadas las semillas, se limpian, se hacen pruebas de calidad, se deshidratan en un cuarto especial con temperatura y humedad controladas y, posteriormente, se les puede conservar, hasta cientos de años, a menos 20 grados centígrados.
Una vez colectadas las semillas, se limpian, se hacen pruebas de calidad, se deshidratan en un cuarto especial con temperatura y humedad controladas y, posteriormente, se les puede conservar, hasta cientos de años, a menos 20 grados centígrados.

Con los jardines británicos

Rodríguez Arévalo explicó que la idea del banco surgió conjuntamente con los Reales Jardines Botánicos de Kew, que realizan el proyecto del banco de semillas del milenio, para conservar no sólo la flora de Inglaterra, o la local de algún país, sino la mundial.

El Banco de Semillas de Zonas Áridas y Semiáridas de México se creó en 2002 y, un año después, la secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales lo registró como una de las colecciones científicas; con ello, se pueden realizar intercambios con otros espacios similares, “si el enfoque de la investigación para la que nos piden material sea la conservación”.

Su funcionamiento

Para llevar a cabo el trabajo, éste inicia con los colectores de semillas, que van al campo una vez al mes y hacen su colecta de acuerdo con un protocolo. Se buscan poblaciones que tengan un buen número de individuos, con semillas de buena calidad.

Se limpia el material, se hacen pruebas de calidad, se deshidratan en un cuarto especial con temperatura y humedad controladas y, posteriormente, se les puede conservar a menos 20 grados centígrados. “Las muestras en buen estado pueden durar cientos de años”, comentó.

Se siguen los mismos protocolos de conservación y procesamiento que se llevan a cabo en los del extranjero; por ello, está reconocido como colección científica.

Además, debido a los convenios firmados con los Reales Jardines Botánicos de Kew, mes con mes, se hace la colecta y si el número de semillas es abundante, se divide en dos partes, una se conserva en la FES Iztacala y la otra se envía al Banco del Milenio. “De las dos mil 156 accesiones que tenemos hasta este momento, en Kew está respaldada entre el 80 y 85 por ciento de la colección”, concluyó.
Créditos: UNAM-DGCS-818/unam.mx

Estudian académicos de la UNAM plantas con potencial médico

 
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María Margarita Canales Martínez, coordinadora del Laboratorio de Farmacognosia de la FES Iztacala de la UNAM.
María Margarita Canales Martínez, coordinadora del Laboratorio de Farmacognosia de la FES Iztacala de la UNAM.

27 de diciembre de 2010

• El Laboratorio de Farmacognosia de la FES Iztacala cuenta con un listado de 46 especies con propiedades curativas
• Alivian enfermedades de origen microbiano como diarreas, infecciones del tracto respiratorio, del oído y ojos, dijo Margarita Canales, coordinadora del proyecto

Ante los elevados niveles de marginación de la población y la gran variedad de flora endémica del Valle de Tehuacán-Cuicatlán, en Puebla, académicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM trabajan en el estudio de diversas plantas medicinales con potencial para aliviar enfermedades como diarreas, e infecciones del tracto respiratorio, sistema genitourinario, de la piel y ojos.

María Margarita Canales Martínez, una de las coordinadoras del Laboratorio de Farmacognosia de esa entidad universitaria, explicó que, hasta el momento, cuentan con un listado de 46 especies con potenciales propiedades curativas, de las que no han estudiado ni siquiera el 10 por ciento, porque cada vez, surgen otros aspectos de cada especie, importantes de valorar.

Luego de un trabajo previo con la comunidad de San Rafael Coxcatlán, explicó, se obtuvo una la lista de plantas medicinales que poseían la mayor actividad. Actualmente, se analizan aquellas que alivian enfermedades de posible origen microbiano, como las diarreas y las infecciones del tracto respiratorio, del sistema genitourinario, piel y ojos.

Éstas pueden ser ocasionadas por bacterias, hongos o protozoarios, así como por algunos gusanos, subrayó la bióloga universitaria.

El trabajo en laboratorio consiste en obtener los extractos de las plantas, que se someten a un análisis frente a cepas 100 por ciento patógenas para el humano y los animales, tanto de bacterias, como de hongos. Se aíslan y purifican los principios activos, y de acuerdo con diferentes estudios de espectrometría y espectroscopía, se establece su fórmula química. Posteriormente, se prueban esos compuestos, ya puros, frente a los microorganismos.

Hasta el momento, prosiguió, se ha encontrado que las especies medicinales que obtuvieron el mayor valor en el índice de consenso entre los pobladores de San Rafael, es decir, que las conocen y usan para aliviar la misma enfermedad, son las que en estudios realizados en el laboratorio han mostrado mayor actividad antimicrobiana.

En la actualidad, gran parte de las esencias que se utilizan para el sector farmacéutico se importan, pero en México, se podrían obtener por la riqueza florística que posee y, además, exportarlas.

Especies potenciales

Una de las especies que los universitarios han estudiado a fondo es la sangre de grado (Jatropha neopauciflora), planta con propiedades curativas que registra una importante actividad sobre bacterias y hongos. Además, ha mostrado una toxicidad elevada, y podría ser utilizada para hacer pruebas contra el cáncer.

Esta planta, endémica del valle de Tehuacán-Cuicatlán, ha sido utilizada desde tiempos ancestrales por comunidades aledañas, que la han empleado para aliviar diversos padecimientos; análisis demuestran que inhibe el crecimiento de varias especies de bacterias y hongos, como los causantes del pie de atleta.

“De hecho, hace unas semanas, en el XVL Congreso Mexicano de Química, y XXIX Congreso Nacional de Educación Química, Ana Bertha Hernández Hernández, estudiante que labora en este laboratorio, obtuvo mención honorífica en el concurso de tesis de licenciatura por los resultados alcanzados con esa especie”, relató.

Otra de las especies con posibilidades es el pochote (Ceiba aesculifolia subsp. parvifolia), un árbol con excelentes propiedades medicinales que se utiliza de la raíz a la copa. La raíz se puede consumir a manera de jícama, y la corteza, tiene propiedades para aliviar enfermedades del riñón, del tracto digestivo, o para curar heridas que no sanan por estar infectadas. Se probó que inhibe el crecimiento de bacterias y hongos causantes de infecciones en la piel.

Además, produce frutos de entre 12 y 15 centímetros de largo, que contienen una fibra y gran cantidad de semillas nutritivas y de buen sabor. Antes, la gente de la región utilizaba la fibra de pochote en lugar de algodón para cubrir heridas; según ensayos preliminares, esa fibra tiene compuestos que inhiben el crecimiento de bacterias que infectan lesiones.

En el laboratorio también se estudia el popote (Gymnosperma glutinosum), una especie de la familia Asteraceae, que también inhibe la proliferación de microorganismos, incluso amibas, al provocar la disrupción de su membrana y, en consecuencia, su muerte.

Otra especie es la rosa de castilla (Rosa centifolia), que si bien es una planta introducida, es muy usada en la comunidad de San Rafael para aliviar problemas de acné y de infecciones en el aparato reproductivo femenino, principalmente afecciones vaginales.

Con más de 25 años de labor docente en Iztacala, y casi tres lustros de investigación, ya han publicado diversos artículos en revistas indexadas de carácter internacional, como el Journal of Ethnopharmacology, Pharmaceutical Biology, así como en el Acta Botánica Mexicana.

“Queremos rescatar ese conocimiento tradicional que nos han legado muchas generaciones y validarlo científicamente. El paso siguiente, y quizá el más importante, es cómo regresar ese saber a la población”, concluyó la académica.
Créditos: UNAM-DGCS-814/unam.mx

En riesgo por síndrome metabólico, jóvenes en edad de cursar la licenciatura

 
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Rafael Jiménez Flores, académico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM.
Rafael Jiménez Flores, académico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM.

22 de diciembre de 2010

• Según un estudio realizado a más de cuatro mil estudiantes de la FES Iztacala y de la UACM, de entre 19 y 23 años de edad, 13 por ciento padece esa afección y 42 por ciento tiene niveles bajos de colesterol HDL
• Esa condición podría alterar su rendimiento escolar, advirtió Rafael Jiménez Flores, de esa Facultad de la UNAM

En México, el síndrome metabólico podría afectar hasta al 13 por ciento de jóvenes de entre 19 y 23, en edad de cursar la licenciatura, que se asumen como personas saludables, e incidir en su rendimiento escolar, aseguró Rafael Jiménez Flores, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM.

Ese padecimiento es la conjunción de varios padecimientos o factores de riesgo en un mismo individuo, que aumentan su probabilidad de adquirir enfermedades cardiovasculares o diabetes mellitus tipo 2.

Según el proyecto “Síndrome metabólico, salud y rendimiento escolar”, donde se han realizado estudios clínicos y de laboratorio a más de cuatro mil estudiantes de la FES Iztacala y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), y de acuerdo con parámetros de la American Health Association, que establece tres de cinco factores para padecer síndrome metabólico (bajos niveles de colesterol HDL o de alta densidad, triglicéridos y glucosa elevados, aumento de presión arterial y del perímetro abdominal), se determinó que lo padecía el 13 por ciento.

Uno de los datos más preocupantes, señaló el universitario, es que de ellos, el 42 por ciento tiene bajos niveles de colesterol HDL.

El colesterol y otras grasas no se pueden disolver en la sangre; deben transportarse de y hacia las células por acarreadores especiales llamados lipoproteínas. Existen dos tipos: las lipoproteínas de baja densidad (LDL) conocidas como colesterol “malo”, que en exceso puede bloquear las arterias, lo que aumenta el riesgo de tener un ataque al corazón o una enfermedad cerbrovascular.

En cambio, las lipoproteínas de alta densidad (HDL) son conocidas como colesterol “bueno”. El organismo produce éste último para su protección. Los estudios sugieren que los altos niveles de HDL reducen los riesgos de un ataque cardiaco.

Si se presentan niveles bajos de colesterol “bueno”, se favorecen los cambios que dos o tres décadas después redundarán en hipertensión, diabetes y obesidad.

Bajo rendimiento escolar

El académico, encargado del proyecto, dijo que se analizó el rendimiento escolar durante un semestre, de jóvenes que presentan los cinco factores, y se encontró que, coincidentemente, disminuyeron hasta en 1.5 puntos en sus promedios.

Sin embargo, aclaró, no se puede establecer que la enfermedad provoque una disminución en el aprovechamiento escolar, pues éste atiende a otras razones: interés del alumno, calidad del profesor, horas que dedica al estudio, ambiente familiar, condiciones económicas y emocionales, adicciones y relaciones de pareja.

Empero, las alteraciones de síndrome metabólico o la diabetes sí pueden tener repercusiones en las reacciones químicas del organismo, sobre todo en la parte neuronal, que impactan en el rendimiento escolar, “pero aún no se tiene nada contundente”, reconoció.

De acuerdo con otros parámetros, los jóvenes con niveles de colesterol malo o LDL inferiores a los 200 miligramos por decilitro de sangre, tienen calificaciones promedio cercanas al 9, mientras que aquellos con más de 201, apenas llegan al 7.5.

Con la presencia de glucosa ocurre lo mismo. Los universitarios con niveles abajo de 99, que sería el valor normal, presentan calificaciones superiores a 7.5; en tanto, quienes registran arriba de 100, tienen un aprovechamiento menor.

Resultados preliminares

Los resultados del estudio “Síndrome metabólico, salud y rendimiento escolar”, son preliminares y se deberán documentar en más semestres para saber si en realidad hay una correlación. Es una tarea ardua revisar calificaciones de una materia, si presentaron exámenes extraordinarios o si recursaron. Ello propicia una base amplia de datos”, explicó.

Además, los jóvenes recibieron un documento con el diagnóstico y las recomendaciones a seguir (disminuir el consumo de hidratos de carbono y grasas, en especial las de origen animal; incrementar la ingesta de fibras vegetales, y realizar actividad física sistemática). Incluso, en algunos casos, se les indicó acudir a su servicio médico.

De los analizados, 62 fueron identificados como diabéticos, sin saber que lo eran; además, se detectaron otras enfermedades como síndromes anémicos, de ovarios poliquísticos e infecciones en vías urinarias.

El especialista universitario reveló que sería benéfico si ese 13 por ciento atendiera las sugerencias. Quizá no se evitará la diabetes o la hipertensión, pero sí se lograría un retraso en su aparición, “si en vez de que ocurra en 20 ó 30 años, se logra que sea en 40 ó 50 años, mejor”.

Ello evitaría complicaciones que, en la actualidad, ocurren entre la población joven, como infartos a los 35 años, o insuficiencia renal a los 40. “Posiblemente se presentarán, pero a los 60 ó 70 años”.

Asimismo, apuntó, se deben tomar en cuenta los costos económicos. “Hoy, las complicaciones por enfermedades como la insuficiencia renal crónica terminal, consume 30 por ciento del presupuesto anual de una delegación regional, y en el sector privado, ese padecimiento representa un gasto cercano al millón de pesos por año”.

En este proyecto interdisciplinario laboran biólogos, médicos cirujanos y psicólogos, y participan Rafael Villalobos Molina, Miguel Murguía Romero y Adolfo René Méndez Cruz, académicos de la FES.
Créditos: UNAM-DGCS-802/unam.mx