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LAS REDES SOCIODIGITALES, FORMAS PARA SOCIALIZAR

 
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redessociodigitalesHoy en día, Internet se entrelaza con diversos aspectos de la vida cotidiana. Amplios sectores de la población se comunican, compran, se enteran e intercambian impresiones mediante la red de redes. A veces se tiene la sensación de que todo mundo tiene algo que ver con esa nueva tecnología, incluso que ésta cambió la vida de mucha gente.

¿Realmente fue así? Para Raúl Trejo Delarbre, estudioso del fenómeno comunicacional, social y cultural que representa la red informática mundial, desde hace poco más de dos décadas la respuesta es positiva.

En Internet –amalgama de lo digital con las telecomunicaciones– los contenidos digitalizados se pueden propagar a distancia, ésa es su gracia y mérito: sirve para compartir una enorme cantidad de textos y audiovisuales a los que antes teníamos acceso restringido, o no lo había.

De acuerdo con el autor de La Nueva Alfombra Mágica (texto que en 1996 representó el primer libro no técnico sobre Internet que se publicó en español), “en México ha habido un avance formidable en la cobertura de la red”.

A mediados de la década de los 90, el servicio no tenía ni el uno por ciento de cobertura en nuestro país; en 2014 tiene entre 40 y 45 por ciento.

Aún más, continuó el comunicólogo, esa mitad no tiene el servicio en sus domicilios. “Mucha gente se conecta en sus escuelas, en sus trabajos, en cafés, y paga por ello. Es decir, contamos con nuevas formas de comunicación debido a los contenidos digitales que se propagan, pero falta avanzar en ese terreno.

En opinión de Trejo Delarbre, la mitad de los integrantes de nuestra sociedad no han superado la brecha digital (la diferencia entre los conectados y los que no lo están). Éste no es el único problema; no basta con estar conectados, pues hay diferentes calidades de conexión. No es lo mismo la banda ancha que se comercializa en México (de mala calidad y costosa) a la de otros países, donde por el mismo precio cubren el servicio de telefonía celular y fija y el de televisión a distancia.

Para el especialista es evidente la revolución informática y apuesta “por un término que se ha vuelto impopular entre mis colegas académicos: ‘sociedad de la información’. Hay quienes dicen ‘es un término que usan los que hacen negocio con la digitalización de los contenidos’. En efecto, pero es innegable que vivimos en una comunidad que está crecientemente digitalizada”.

En referencia a la calidad y confiabilidad de las fuentes que se hallan en la red de redes, consideró que “Internet es una suerte de colección de espejos de la humanidad, formada por muchos sitios en donde colocamos lo que somos, decimos, pensamos, en lo que creemos y sabemos.

“Fuera de línea, tenemos intereses, afectos y emociones; apostamos por la verdad y muchos por la mentira (de manera deliberada o no). Por ello no es de extrañar que en la red haya una enorme cantidad de falsedades”, añadió.

En su cubículo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Trejo Delarbre aseguró que no todo lo que circula por este medio es de fiar.

Respecto de la popularidad de Facebook, consideró que con su uso se modifican las formas para socializar. “Una vertiente conservadora en el estudio de estas formas de comunicación sugiere que quienes están embebidos son personas antisociales que no cultivan relaciones fuera de línea.

“Sin embargo, análisis más serios acerca de las redes sociodigitales han confirmado lo contrario: mientras más intenso es el uso, mayor es la capacidad del individuo para socializar fuera de línea”, enfatizó.

Además, las redes implican nuevas formas para socializar. “Debe haber motivo de preocupación en el empleo muy epidérmico, trivial, frívolo y superficial que mucha gente hace de éstas, pero ello ocurre también en cualquier otra forma de socialización. Esos vínculos enriquecen y crean nuevas extensiones para relacionarnos, pero no reemplaza otras formas de relación personal y social”, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-224-2014

Fenómeno de El Niño afecta productividad primaria en el Pacífico.

 
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21 de Enero del 2013
Un estudio de la UN en Palmira encontró que la ocurrencia de estos eventos afecta la productividad primaria en esta zona colombiana, debido al impacto en las condiciones meteorológicas y las variables oceánicas.
Según el Informe de pesca y acuicultura de la Corporación Colombia Internacional y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), durante el año 2009 la captura desembarcada en los puntos de toma de información de dichas entidades fue de 36.685,79 toneladas, mostrando una disminución de un 41,7% con respecto al 2008.
La carduma y los atunes fueron las especies que determinaron este descenso, ya que redujeron los volúmenes desembarcados en un 75% y 15%, respectivamente, en contraste con el 2008; estas pesquerías posiblemente se pudieron haber visto afectadas por el fenómeno de El Niño registrado en el 2009, según lo señala el informe.
Para el profesor John Josephraj Selvaraj, profesor de la UN en Palmira, “el Fenómeno de El Niño Oscilación del Sur es un evento de variabilidad climática de gran importancia en el Océano Pacífico ecuatorial oriental y central, que tiene efectos en las condiciones meteorológicas y en variables oceánicas como temperatura superficial del mar, clorofila y productividad primaria”.
Esta última, según el investigador, hace referencia a la conversión biológica de dióxido de carbono en compuestos de carbono orgánico ricos en energía, que hace parte del balance carbono en los ecosistemas. Entre otros aspectos, se ha demostrado que está relacionada con la producción pesquera.
Por ello, la investigadora Karold Viviana Coronado, joven investigadora de Colciencias y estudiante de la Maestría en Ingeniería Ambiental, bajo la dirección del profesor Selvaraj, realizaron un estudio con el objetivo de identificar el impacto del fenómeno de El Niño en la variación de la productividad primaria en la Zona de Exclusividad Económica (ZEE) del Pacífico colombiano, durante el período 2003–2011.
El área de estudio fue dividida en zona costera y zona oceánica, calculando la productividad primaria a través del algoritmo de Platt y Sathyendranath, que plantea que dicha productividad está determinada por la irradiancia incidente y la concentración de pigmentos fotosintéticos.
“Se realizaron análisis de correlación entre la productividad primaria y las anomalías de temperatura superficial del mar en la región Niño 3.4. obtenidas de la National Oceanic and Atmospheric Administration, usando un programa informático avanzado”, afirma Karold Viviana Coronado.
La variación de la producción primaria (PP) mostró diferencias en las dos zonas del área de estudio. La zona costera presentó un rango de valores y dispersión más alto que los datos de la zona oceánica. Se trata de una diferencia que, según la investigadora, puede ser ocasionada por la influencia de las descargas de los ríos a lo largo de la costa Pacífica colombiana.
“La serie de tiempo de productividad primaria en el período de estudio, muestra que en la zona oceánica los valores presentan un comportamiento cíclico, siendo mayor en los meses de febrero, marzo y abril para todos los años de estudio”, dice Coronado.
El profesor John Selvaraj concluye, que de acuerdo con los resultados obtenidos, se puede inferir que “la ocurrencia de eventos Niño afectan la productividad primaria en esta zona del Pacífico; sin embargo, dicha productividad podría estar influenciada en mayor proporción por otras circunstancias como desembocaduras de ríos, vientos y diferencias en la altura sobre el  nivel del mar”.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Se ha demostrado que la productividad primaria oceánica está relacionada con la producción pesquera.

Se ha demostrado que la productividad primaria oceánica está relacionada con la producción pesquera.

21 de Enero del 2013

Un estudio de la UN en Palmira encontró que la ocurrencia de estos eventos afecta la productividad primaria en esta zona colombiana, debido al impacto en las condiciones meteorológicas y las variables oceánicas.

Según el Informe de pesca y acuicultura de la Corporación Colombia Internacional y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), durante el año 2009 la captura desembarcada en los puntos de toma de información de dichas entidades fue de 36.685,79 toneladas, mostrando una disminución de un 41,7% con respecto al 2008.

La carduma y los atunes fueron las especies que determinaron este descenso, ya que redujeron los volúmenes desembarcados en un 75% y 15%, respectivamente, en contraste con el 2008; estas pesquerías posiblemente se pudieron haber visto afectadas por el fenómeno de El Niño registrado en el 2009, según lo señala el informe.

Para el profesor John Josephraj Selvaraj, profesor de la UN en Palmira, “el Fenómeno de El Niño Oscilación del Sur es un evento de variabilidad climática de gran importancia en el Océano Pacífico ecuatorial oriental y central, que tiene efectos en las condiciones meteorológicas y en variables oceánicas como temperatura superficial del mar, clorofila y productividad primaria”.

Esta última, según el investigador, hace referencia a la conversión biológica de dióxido de carbono en compuestos de carbono orgánico ricos en energía, que hace parte del balance carbono en los ecosistemas. Entre otros aspectos, se ha demostrado que está relacionada con la producción pesquera.

Por ello, la investigadora Karold Viviana Coronado, joven investigadora de Colciencias y estudiante de la Maestría en Ingeniería Ambiental, bajo la dirección del profesor Selvaraj, realizaron un estudio con el objetivo de identificar el impacto del fenómeno de El Niño en la variación de la productividad primaria en la Zona de Exclusividad Económica (ZEE) del Pacífico colombiano, durante el período 2003–2011.

El área de estudio fue dividida en zona costera y zona oceánica, calculando la productividad primaria a través del algoritmo de Platt y Sathyendranath, que plantea que dicha productividad está determinada por la irradiancia incidente y la concentración de pigmentos fotosintéticos.

“Se realizaron análisis de correlación entre la productividad primaria y las anomalías de temperatura superficial del mar en la región Niño 3.4. obtenidas de la National Oceanic and Atmospheric Administration, usando un programa informático avanzado”, afirma Karold Viviana Coronado.

La variación de la producción primaria (PP) mostró diferencias en las dos zonas del área de estudio. La zona costera presentó un rango de valores y dispersión más alto que los datos de la zona oceánica. Se trata de una diferencia que, según la investigadora, puede ser ocasionada por la influencia de las descargas de los ríos a lo largo de la costa Pacífica colombiana.

“La serie de tiempo de productividad primaria en el período de estudio, muestra que en la zona oceánica los valores presentan un comportamiento cíclico, siendo mayor en los meses de febrero, marzo y abril para todos los años de estudio”, dice Coronado.

El profesor John Selvaraj concluye, que de acuerdo con los resultados obtenidos, se puede inferir que “la ocurrencia de eventos Niño afectan la productividad primaria en esta zona del Pacífico; sin embargo, dicha productividad podría estar influenciada en mayor proporción por otras circunstancias como desembocaduras de ríos, vientos y diferencias en la altura sobre el  nivel del mar”.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Inversión en investigación apagaría incendios forestales.

 
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15 de Enero del 2013
Así lo estableció la profesora del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia Dolors Armenteras Pascual.
Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), a la fecha, 1.275 hectáreas han sido afectadas por incendios forestales. Estos eventos han arrasado con bosques y vegetación nativa del país, y han traído, además, pérdidas económicas para las regiones.
La susceptibilidad de los suelos y de la vegetación colombiana en esta época del año está relacionada con el clima: “durante la época de verano la humedad disminuye y esto hace que la vegetación esté más seca y sea potencialmente más inflamable. Es un fenómeno relativamente normal en la naturaleza cuando hay cierta estacionalidad como la tenemos en Colombia”, explicó la profesora Armenteras.
Y agregó “ahora bien, que sea potencialmente inflamable a que se queme es otra cosa; esto es causado por los aspectos biofísicos –clima, pendiente, tipo de suelo– combinados con una serie de factores sociales y económicos”.
Históricamente, cada comienzo de año ha traído estos incendios; si de antemano se conoce que en este periodo existe esta susceptibilidad, entonces, ¿qué sucede?
“Por la misma complejidad del fenómeno, para los tomadores de decisiones es un reto muy grande desarrollar una política adecuada de manejo de los incendios”.
Además, “los recursos que le dedican al tema tanto en investigación como en gestión son mínimos. Ya hemos visto el bajo porcentaje de municipios con equipamiento de bomberos de algún tipo, eso que estamos hablando de la zona andina, en zonas más remotas del país la situación es peor”.
Refiriéndose al pronunciamiento de la Procuraduría General de la Nación, que determinó que alrededor de 533 municipios en Colombia no tienen los medios suficientes para atender emergencias y reaccionar adecuadamente ante los incendios, y que existen municipios que no cuentan con un cuerpo de bomberos, para Armenteras “faltan sin duda, políticas, y más que nada acciones sencillas que deben emprenderse a nivel nacional, regional y municipal”.
Y citó el ejemplo de España, “en donde contratan guardabosques que patrullan en épocas de riesgo. Son contrataciones temporales que ayudan con la vigilancia, la reacción y atención ante eventos de este tipo”.
“Hay muchas cosas que se pueden hacer. Es cierto, más sequía, más probabilidad de fuego; pero no debemos olvidar que con contadas excepciones, el fuego se inicia por la mano del hombre”, indicó.
Por supuesto, la falta de recursos para procesos de investigación sobre los incendios forestales nos lleva apenas a cuantificar el área quemada, pero hace falta más, “hay que avanzar, entender las causas en cada una de las regiones, modelar susceptibilidad y riesgo de incendio para prevenirlos”.
“Los fuegos son claves dentro de los programas REDD+ (Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques), y en el país ni siquiera lo están considerando”, dijo.
“Es cierto que el IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) tiene un sistema de riesgo, pero hay mucho más que hacer. No sabemos mucho del impacto sobre la calidad de los suelos, no se sabe acerca de los impactos en la fauna y flora, o muy poco, sobre la capacidad de regeneración de los bosques afectados, sobre los efectos de borde, sobre las emisiones de gases efecto invernadero. En el país lo que hace falta es un gran programa de investigación sobre el tema”, puntualizó la experta.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
En lo corrido del año se han registrado 123 incendios forestales en Colombia, que han afectado 1.275 hectáreas.

En lo corrido del año se han registrado 123 incendios forestales en Colombia, que han afectado 1.275 hectáreas.

15 de Enero del 2013

Así lo estableció la profesora del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia Dolors Armenteras Pascual.

Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), a la fecha, 1.275 hectáreas han sido afectadas por incendios forestales. Estos eventos han arrasado con bosques y vegetación nativa del país, y han traído, además, pérdidas económicas para las regiones.

La susceptibilidad de los suelos y de la vegetación colombiana en esta época del año está relacionada con el clima: “durante la época de verano la humedad disminuye y esto hace que la vegetación esté más seca y sea potencialmente más inflamable. Es un fenómeno relativamente normal en la naturaleza cuando hay cierta estacionalidad como la tenemos en Colombia”, explicó la profesora Armenteras.

Y agregó “ahora bien, que sea potencialmente inflamable a que se queme es otra cosa; esto es causado por los aspectos biofísicos –clima, pendiente, tipo de suelo– combinados con una serie de factores sociales y económicos”.

Históricamente, cada comienzo de año ha traído estos incendios; si de antemano se conoce que en este periodo existe esta susceptibilidad, entonces, ¿qué sucede?

“Por la misma complejidad del fenómeno, para los tomadores de decisiones es un reto muy grande desarrollar una política adecuada de manejo de los incendios”.

Además, “los recursos que le dedican al tema tanto en investigación como en gestión son mínimos. Ya hemos visto el bajo porcentaje de municipios con equipamiento de bomberos de algún tipo, eso que estamos hablando de la zona andina, en zonas más remotas del país la situación es peor”.

Refiriéndose al pronunciamiento de la Procuraduría General de la Nación, que determinó que alrededor de 533 municipios en Colombia no tienen los medios suficientes para atender emergencias y reaccionar adecuadamente ante los incendios, y que existen municipios que no cuentan con un cuerpo de bomberos, para Armenteras “faltan sin duda, políticas, y más que nada acciones sencillas que deben emprenderse a nivel nacional, regional y municipal”.

Y citó el ejemplo de España, “en donde contratan guardabosques que patrullan en épocas de riesgo. Son contrataciones temporales que ayudan con la vigilancia, la reacción y atención ante eventos de este tipo”.

“Hay muchas cosas que se pueden hacer. Es cierto, más sequía, más probabilidad de fuego; pero no debemos olvidar que con contadas excepciones, el fuego se inicia por la mano del hombre”, indicó.

Por supuesto, la falta de recursos para procesos de investigación sobre los incendios forestales nos lleva apenas a cuantificar el área quemada, pero hace falta más, “hay que avanzar, entender las causas en cada una de las regiones, modelar susceptibilidad y riesgo de incendio para prevenirlos”.

“Los fuegos son claves dentro de los programas REDD+ (Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques), y en el país ni siquiera lo están considerando”, dijo.

“Es cierto que el IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) tiene un sistema de riesgo, pero hay mucho más que hacer. No sabemos mucho del impacto sobre la calidad de los suelos, no se sabe acerca de los impactos en la fauna y flora, o muy poco, sobre la capacidad de regeneración de los bosques afectados, sobre los efectos de borde, sobre las emisiones de gases efecto invernadero. En el país lo que hace falta es un gran programa de investigación sobre el tema”, puntualizó la experta.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Determinan efectos del cambio climático sobre vegetación y biodiversidad en México.

 
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18 de Septiembre del 2012
Con la aplicación de modelos de cambio climático, que incluyen eventos naturales extremos, es posible determinar que un gran número de especies vegetales corren peligro de extinguirse para 2050, de no aplicarse políticas públicas orientadas a mitigar los efectos del fenómeno, advirtió Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
En el trabajo Comportamiento de las comunidades vegetales y especies en ecosistemas de montaña del centro de México ante el cambio climático para el horizonte temporal 2050, la experta realizó aproximaciones, con escenarios de altas temperaturas y cambios extremos en las lluvias, para conocer las especies y comunidades que podrían adaptarse mejor a las variaciones.
Los resultados, presentados en la Cuarta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, están basados en tres modelos. Dos tienden hacia la sequía y uno es consistente, desde hace dos décadas, con el incremento de las lluvias.
Para el caso de los ecosistemas de montaña del centro de México, en el escenario de incrementos en temperaturas y precipitaciones se señala que 88 por ciento de las especies estudiadas reducirían su distribución; entre ellas, Pinus hartwegii, Cinna poiformis, Muhlenbergia macroura, Pinus leiophylla y Trisetum rosei. De éstas, 54 por ciento podrían desplazarse a mayores alturas, como Arenaria reptans, Quercus rugosa y Senecio toluccanus.
En la aproximación de sequía, 84 por ciento de las especies se verían mermadas, como Roldana barba-johannis y Eupatorium pycnocephalum, mientras que otras podrían encontrarse hacia la cima de las montañas, como Fuchsia microphylla, Physalis stapelioides y Penstemon gentianoides. Bajo esta consideración, tres especies desaparecerán del volcán: Calamagrostis tolucensis, Trisetum rosei y Arenaria bryoides, detalla el documento.
Escenarios futuros
Un modelo climático es una aproximación a la realidad, pero no determina lo que sucederá. Se utilizan datos históricos observados con la finalidad de validarlo. En el mundo, los grupos de investigación pueden producir más de 20 modelos, coincidentes en el incremento global de la temperatura, para estudios regionales o globales.
Al elegir los de estudio de la República Mexicana, se comparan con las condiciones actuales del clima y los datos históricos. Al considerarlos, la inclusión de la influencia oceánica es básica, pues se registran fenómenos naturales en el Atlántico y el Pacífico que afectan al territorio, ejemplificó.
En el CCA se utilizan modelos diseñados en Estados Unidos, Alemania, Canadá e Inglaterra, para obtener resultados válidos. A la par de los datos físicos, atmosféricos y oceánicos, se ponderan factores socioeconómicos, involucrados en la emisión de gases de efecto invernadero. Así, se dispone de ocho aproximaciones, con los efectos más extremos, a fin de indagar todas sus implicaciones.
Desde 1990, en el CCA se desarrollan líneas de investigación que disponen de estos acercamientos, aplicados al clima del país y el estudio de ciertos sectores, con el objetivo de construir posibles escenarios futuros, en torno a los impactos que puede tener el incremento de la temperatura en vegetación, silvicultura, biodiversidad, hidrología, agricultura, ciudades, salud, entre otros.
Efectos verticales y horizontales
La experta refirió que los ecosistemas de montaña representan un ejemplo de las repercusiones del cambio climático en la biodiversidad, al presentar gradientes térmicos y cantidades de lluvia distintas, en un espacio corto, lo que facilita su estudio.
Estas características propician el análisis de los efectos en el territorio nacional, al presentarse decremento en la temperatura por cada cien metros que aumenta la altura sobre el nivel del mar, detalló.
“Ejemplifica las repercusiones en los ecosistemas a nivel altitudinal y de lo que podría suceder en el latitudinal. Mientras más nos aproximemos al norte, observamos ecosistemas boreales; hacia el sur, prevalecen los tropicales; por ello, constituye la mejor aproximación”.
El análisis abarca la biodiversidad, a varios niveles, al implicar el número de especies, y sus agrupaciones en poblaciones interrelacionadas, que integran al ecosistema en armonía. Está orientado a ubicar nichos ecológicos, es decir, en qué altitud, temperatura y niveles de precipitación se desarrolla cada una de ellas.
Se determinó su ubicación geográfica y su función, para localizar las áreas en las cuales pueden asentarse, con ciertas restricciones. En conjunto con el Instituto de Biología (IB), se han utilizado modelos de cambio climático, aplicados en más de 30 especies de vegetación y fauna, precisó.
En el caso de las montañas, las especies de mayor capacidad adaptativa, ante los escenarios extremos de calor y lluvia, se desplazarían a mayores altitudes para sobrevivir; las dependientes de temperaturas restringidas, prácticamente desaparecerían.
En general, las condiciones proyectadas son desfavorables para la comunidad de zacatonal de alta montaña, compuesta por las especies Calamagrostis tolucensis-Trisetum rosei, -ubicadas en la línea de arbolado del ecosistema, entre tres mil 600 y cuatro mil metros sobre el nivel del mar-, por lo que sus posibilidades de permanecer son casi nulas, precisó.
En el caso de las especies Pinus hartwegii-Calamagrostis tolucensis, que ocupan el gradiente inmediato inferior de la comunidad de zacatonal, el aumento de temperatura varía entre dos y tres grados centígrados, lo que implicaría la reducción de su distribución actual. Probablemente, se podrían desplazar a mayores alturas, gracias a la “migración asistida”, es decir, por ayuda humana.
Además de los efectos de la variable climática, no sobrevivirían al desplazarse a mayores alturas, donde el suelo es arenoso, pobre en sustratos necesarios para su existencia. Las especies que sobreviven en estas condiciones extremas son de menor tamaño.
En el caso de las localizadas en altitudes inferiores, algunas se adaptarían a las variables térmicas, como hierbas, arbustos y pastos. En contraparte con los ciclos bianuales de reproducción de los árboles, esta vegetación sólo requiere un año, lo que facilita su adaptación.
La experta aludió a la necesidad de impulsar líneas de investigación orientadas a determinar los efectos de esta disminución o desaparición. Al estar asociadas a otras, animales o vegetales, se afecta toda la cadena alimenticia. Es necesario trabajar a nivel de poblaciones y comunidades, por las interacciones que establecen y para conocer las comunidades más susceptibles a las variaciones de temperatura y precipitación, detalló.
No sólo desaparecen los árboles, también los insectos que dependen de ellos para subsistir. Es el ejemplo de las abejas que necesitan flores del naranjo para producir miel. Si se altera el ecosistema y se pierden las especies vegetales, se afectaría la generación del producto, finalizó.
Boletín UNAM-DGCS-573
Ciudad Universitaria.
Ambos escenarios consideran el aumento de la temperatura en territorio nacional de entre dos y tres grados centígrados, sostuvo Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

Ambos escenarios consideran el aumento de la temperatura en territorio nacional de entre dos y tres grados centígrados, sostuvo Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

18 de Septiembre del 2012

Con la aplicación de modelos de cambio climático, que incluyen eventos naturales extremos, es posible determinar que un gran número de especies vegetales corren peligro de extinguirse para 2050, de no aplicarse políticas públicas orientadas a mitigar los efectos del fenómeno, advirtió Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

En el trabajo Comportamiento de las comunidades vegetales y especies en ecosistemas de montaña del centro de México ante el cambio climático para el horizonte temporal 2050, la experta realizó aproximaciones, con escenarios de altas temperaturas y cambios extremos en las lluvias, para conocer las especies y comunidades que podrían adaptarse mejor a las variaciones.

Los resultados, presentados en la Cuarta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, están basados en tres modelos. Dos tienden hacia la sequía y uno es consistente, desde hace dos décadas, con el incremento de las lluvias.

Para el caso de los ecosistemas de montaña del centro de México, en el escenario de incrementos en temperaturas y precipitaciones se señala que 88 por ciento de las especies estudiadas reducirían su distribución; entre ellas, Pinus hartwegii, Cinna poiformis, Muhlenbergia macroura, Pinus leiophylla y Trisetum rosei. De éstas, 54 por ciento podrían desplazarse a mayores alturas, como Arenaria reptans, Quercus rugosa y Senecio toluccanus.

En la aproximación de sequía, 84 por ciento de las especies se verían mermadas, como Roldana barba-johannis y Eupatorium pycnocephalum, mientras que otras podrían encontrarse hacia la cima de las montañas, como Fuchsia microphylla, Physalis stapelioides y Penstemon gentianoides. Bajo esta consideración, tres especies desaparecerán del volcán: Calamagrostis tolucensis, Trisetum rosei y Arenaria bryoides, detalla el documento.


Escenarios futuros

Un modelo climático es una aproximación a la realidad, pero no determina lo que sucederá. Se utilizan datos históricos observados con la finalidad de validarlo. En el mundo, los grupos de investigación pueden producir más de 20 modelos, coincidentes en el incremento global de la temperatura, para estudios regionales o globales.

Al elegir los de estudio de la República Mexicana, se comparan con las condiciones actuales del clima y los datos históricos. Al considerarlos, la inclusión de la influencia oceánica es básica, pues se registran fenómenos naturales en el Atlántico y el Pacífico que afectan al territorio, ejemplificó.

En el CCA se utilizan modelos diseñados en Estados Unidos, Alemania, Canadá e Inglaterra, para obtener resultados válidos. A la par de los datos físicos, atmosféricos y oceánicos, se ponderan factores socioeconómicos, involucrados en la emisión de gases de efecto invernadero. Así, se dispone de ocho aproximaciones, con los efectos más extremos, a fin de indagar todas sus implicaciones.

Desde 1990, en el CCA se desarrollan líneas de investigación que disponen de estos acercamientos, aplicados al clima del país y el estudio de ciertos sectores, con el objetivo de construir posibles escenarios futuros, en torno a los impactos que puede tener el incremento de la temperatura en vegetación, silvicultura, biodiversidad, hidrología, agricultura, ciudades, salud, entre otros.


Efectos verticales y horizontales

La experta refirió que los ecosistemas de montaña representan un ejemplo de las repercusiones del cambio climático en la biodiversidad, al presentar gradientes térmicos y cantidades de lluvia distintas, en un espacio corto, lo que facilita su estudio.

Estas características propician el análisis de los efectos en el territorio nacional, al presentarse decremento en la temperatura por cada cien metros que aumenta la altura sobre el nivel del mar, detalló.

“Ejemplifica las repercusiones en los ecosistemas a nivel altitudinal y de lo que podría suceder en el latitudinal. Mientras más nos aproximemos al norte, observamos ecosistemas boreales; hacia el sur, prevalecen los tropicales; por ello, constituye la mejor aproximación”.

El análisis abarca la biodiversidad, a varios niveles, al implicar el número de especies, y sus agrupaciones en poblaciones interrelacionadas, que integran al ecosistema en armonía. Está orientado a ubicar nichos ecológicos, es decir, en qué altitud, temperatura y niveles de precipitación se desarrolla cada una de ellas.

Se determinó su ubicación geográfica y su función, para localizar las áreas en las cuales pueden asentarse, con ciertas restricciones. En conjunto con el Instituto de Biología (IB), se han utilizado modelos de cambio climático, aplicados en más de 30 especies de vegetación y fauna, precisó.

En el caso de las montañas, las especies de mayor capacidad adaptativa, ante los escenarios extremos de calor y lluvia, se desplazarían a mayores altitudes para sobrevivir; las dependientes de temperaturas restringidas, prácticamente desaparecerían.

En general, las condiciones proyectadas son desfavorables para la comunidad de zacatonal de alta montaña, compuesta por las especies Calamagrostis tolucensis-Trisetum rosei, -ubicadas en la línea de arbolado del ecosistema, entre tres mil 600 y cuatro mil metros sobre el nivel del mar, por lo que sus posibilidades de permanecer son casi nulas, precisó.

En el caso de las especies Pinus hartwegii-Calamagrostis tolucensis, que ocupan el gradiente inmediato inferior de la comunidad de zacatonal, el aumento de temperatura varía entre dos y tres grados centígrados, lo que implicaría la reducción de su distribución actual. Probablemente, se podrían desplazar a mayores alturas, gracias a la “migración asistida”, es decir, por ayuda humana.

Además de los efectos de la variable climática, no sobrevivirían al desplazarse a mayores alturas, donde el suelo es arenoso, pobre en sustratos necesarios para su existencia. Las especies que sobreviven en estas condiciones extremas son de menor tamaño.

En el caso de las localizadas en altitudes inferiores, algunas se adaptarían a las variables térmicas, como hierbas, arbustos y pastos. En contraparte con los ciclos bianuales de reproducción de los árboles, esta vegetación sólo requiere un año, lo que facilita su adaptación.

La experta aludió a la necesidad de impulsar líneas de investigación orientadas a determinar los efectos de esta disminución o desaparición. Al estar asociadas a otras, animales o vegetales, se afecta toda la cadena alimenticia. Es necesario trabajar a nivel de poblaciones y comunidades, por las interacciones que establecen y para conocer las comunidades más susceptibles a las variaciones de temperatura y precipitación, detalló.

No sólo desaparecen los árboles, también los insectos que dependen de ellos para subsistir. Es el ejemplo de las abejas que necesitan flores del naranjo para producir miel. Si se altera el ecosistema y se pierden las especies vegetales, se afectaría la generación del producto, finalizó.

Boletín UNAM-DGCS-573

Ciudad Universitaria.

El fenómeno de El Niño traerá sequías a partir de enero

 
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El Niño y La Niña son dos fenómenos climáticos globales que obedecen, respectivamente, al aumento de la temperatura del pacifico tropical o a su disminución. En enero el fenómeno de El Niño se sentirá más fuerte.
El tiempo ya no alcanza para hacer embalses ni diseños adecuados.

14 de Agosto de 2012

El recurso hídrico será el más afectado por el drástico fenómeno climático, pues, según docentes de la UN, ya es tarde para hacer embalses y diseños adecuados que permitan ahorrar agua.

El Niño y La Niña son dos fenómenos climáticos globales que obedecen, respectivamente, al aumento de la temperatura del pacifico tropical o a a su disminución. Colombia está relativamente cerca de esta zona, por lo que esas fluctuaciones la afectan con fuerza.

Así, el país ha vivido durante los últimos años fuertes temporadas de invierno que han ocasionado el desbordamiento de ríos y la inundación de sectores habitados, por lo cual innumerables familias han perdido sus propiedades y han tenido que desplazarse a tierras más altas.

Esa variación entre una temporada fría y una caliente ocurre de manera lenta, pues se demora años para cambiar de un estado a otro.

Óscar José Mesa Sánchez, profesor titular del Departamento de Geociencias y Medioambiente de la Facultad de Minas de la UN en Medellín, explica: “estamos entrando en el fenómeno de El Niño, y eso representa para Colombia, en términos generales, disminución de las lluvias y predominio del tiempo seco, reducción de los caudales de los ríos y las quebradas y aumento de los incendios forestales”.

Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), para el periodo comprendido entre agosto y septiembre del presente año, se esperan precipitaciones con valores por debajo de los promedios mensuales en los departamentos del centro y norte de la región caribe.

Además, el Ideam hizo un llamado a las empresas operadores de acueductos y a la comunidad en general a hacer vigilancia de las reservas de agua y un uso racionado del líquido.

La temperatura subirá unos cuantos grados, pero, según asegura el docente: “tenemos un clima muy estable, y varía mucho más durante el día. Sin embargo, vamos a sentir días con un particular aumento de tres o cuatro grados. Lo que más nos afectará será la disminución de las lluvias. Las fuentes de agua y los abastecimientos empezarán a disminuir y, si no se tienen reservas, se pueden presentar racionamientos de agua”.

Para el docente, un acueducto bien diseñado debería aguantar esa disminución de los caudales, pero hay sitios en el país que no fueron bien diseñados ni han hecho las inversiones teniendo en cuenta que las poblaciones aumentan. En el Valle del Cauca ya empiezan a verse disminuciones importantes en los caudales del río Cauca, y algunos de los municipios que se abastecen de este afluente ya sufren dificultades.

Y agrega: “El tiempo ya no alcanza para hacer embalses ni diseños adecuados. Un ingeniero tiene que ser capaz de conocer el futuro para que una cosa tan importante como el abastecimiento de agua sea seguro y soporte este tipo de veranos que son naturales. Pero si ya no se hizo, no hay tiempo para empezar”.

La escasez de lluvias ocasiona aumento de la evaporación, entonces la cantidad de agua de los suelos disminuye y el aumento de las temperaturas también favorecerá la presencia de  incendios forestales.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co