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Análisis espectral apoya estudios sobre cambio climático.

 
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11 de Febrero del 2013
El análisis espectral de fotografías satelitales les ofrece mayores insumos a los proyectos de mitigación de los efectos del cambio climático en las Américas.
Para determinar con mayor precisión las secuelas que pueden tener los eventos de clima extremo sobre un lugar específico, según sus características geográficas, esta técnica se posiciona como una herramienta imprescindible.
El estudio de la UN en Manizales se efectúa como parte del convenio VACEA (Vulnerability and Adaptation to Climate Extremes in the Americas), al que están vinculados Canadá, Argentina, Brasil, Chile y Colombia. Su propósito es avanzar en la producción de conocimiento sobre cómo mitigar las consecuencias de los fenómenos ambientales producidos por las variaciones climáticas.
Dicha técnica se desarrolla a partir de imágenes satelitales o aéreas, a las cuales se les extrae su espectro (es decir, la forma como cada objeto refleja la luz). Este proporciona información sobre diferentes variables meteorológicas y geológicas (como humedad, suelos, vegetación, topografía y cuerpos de agua, entre otras).
“Mediante el sistema de información geográfico Argis, que usamos en el grupo de investigación en Ingeniería Hidráulica y Medioambiente de la sede, y guiados por el experto Joseph M. Piwowar, de la Universidad de Regina (Canadá), obtendremos los espectros de las fotografías. El análisis permitirá saber cómo se comportaría el terreno ante un evento de clima extremo, de modo que se pueda conocer su vulnerabilidad futura”, indica Camilo Naranjo Aristizábal, estudiante e investigador de la UN en Manizales que hará la transferencia de conocimiento con la institución canadiense como parte del VACEA.
El análisis espectral de fotografías satelitales les facilita a los científicos optimizar los modelos de evaluación de la vulnerabilidad y focalizar sus proyectos en estrategias que proporcionen una mayor capacidad de adaptación a los cambios y fenómenos ambientales en comunidades urbanas, agrícolas e indígenas.
Se espera que, tal como es el objetivo del convenio, con esta técnica se fortalezca la producción académica y que esta repercuta en la gestión del riesgo en el contexto nacional, área en la cual la UN en Manizales tiene gran experiencia gracias al Instituto de Estudios Ambientales (IDEA).
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Con el análisis espectral es posible determinar las secuelas que pueden tener las transformaciones climáticas.

Con el análisis espectral es posible determinar las secuelas que pueden tener las transformaciones climáticas.

11 de Febrero del 2013

El análisis espectral de fotografías satelitales les ofrece mayores insumos a los proyectos de mitigación de los efectos del cambio climático en las Américas.

Para determinar con mayor precisión las secuelas que pueden tener los eventos de clima extremo sobre un lugar específico, según sus características geográficas, esta técnica se posiciona como una herramienta imprescindible.

El estudio de la UN en Manizales se efectúa como parte del convenio VACEA (Vulnerability and Adaptation to Climate Extremes in the Americas), al que están vinculados Canadá, Argentina, Brasil, Chile y Colombia. Su propósito es avanzar en la producción de conocimiento sobre cómo mitigar las consecuencias de los fenómenos ambientales producidos por las variaciones climáticas.

Dicha técnica se desarrolla a partir de imágenes satelitales o aéreas, a las cuales se les extrae su espectro (es decir, la forma como cada objeto refleja la luz). Este proporciona información sobre diferentes variables meteorológicas y geológicas (como humedad, suelos, vegetación, topografía y cuerpos de agua, entre otras).

“Mediante el sistema de información geográfico Argis, que usamos en el grupo de investigación en Ingeniería Hidráulica y Medioambiente de la sede, y guiados por el experto Joseph M. Piwowar, de la Universidad de Regina (Canadá), obtendremos los espectros de las fotografías. El análisis permitirá saber cómo se comportaría el terreno ante un evento de clima extremo, de modo que se pueda conocer su vulnerabilidad futura”, indica Camilo Naranjo Aristizábal, estudiante e investigador de la UN en Manizales que hará la transferencia de conocimiento con la institución canadiense como parte del VACEA.

El análisis espectral de fotografías satelitales les facilita a los científicos optimizar los modelos de evaluación de la vulnerabilidad y focalizar sus proyectos en estrategias que proporcionen una mayor capacidad de adaptación a los cambios y fenómenos ambientales en comunidades urbanas, agrícolas e indígenas.

Se espera que, tal como es el objetivo del convenio, con esta técnica se fortalezca la producción académica y que esta repercuta en la gestión del riesgo en el contexto nacional, área en la cual la UN en Manizales tiene gran experiencia gracias al Instituto de Estudios Ambientales (IDEA).

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

UN hace estudio de intersexualidad en Bogotá.

 
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11 de Diciembre del 2012
La Escuela de Estudios de Género de la UN, por solicitud de la Secretaría Distrital de Planeación, trabaja en el primer estudio de intersexualidad en Bogotá.
Se trata de un análisis que busca determinar la situación de los derechos de esta población, toda vez que en el país no se dispone de información oficial sobre estas personas.
Nancy Prada, investigadora de la Escuela y coordinadora del estudio, cuenta que se entiende por personas intersexuales a aquellas a las que antes se denominaba hermafroditas. “Este término ya no se usa, porque es mucho más amplio que este fenómeno”, dice.
Y agrega: “hablamos de una persona intersexual cuando los diferentes criterios de asignación del sexo (cromosómico, fenotípico, etcétera) no corresponden todos a lo masculino o a lo femenino. Esto es mucho más complejo, pero de manera sencilla nos referimos a eso”.
Aclara que, en realidad, son dos diagnósticos los que se pretenden hacer con esta investigación. Uno tiene que ver con las necesidades específicas de estas personas. El otro concierne a las necesidades específicas de niños, niñas y adolescentes con orientaciones sexuales o identidades de género no normativas.
El objetivo de estos estudios es obtener información sobre problemáticas específicas, recoger propuestas que surgen de estos sectores y producir un documento de recomendaciones para atender esas problemáticas.
Prada dice que, como es de público conocimiento, Bogotá tiene una política pública para la garantía de derechos de los sectores LGBTI. No obstante, insiste en que, para el cumplimiento de las líneas que se propone esta política, es necesario levantar información sobre necesidades específicas de personas que pertenecen a estos sectores.
Si bien el trabajo de campo está en su etapa final, la investigadora revela que se han producido una serie de documentos, una caracterización sociodemográfica y un estado de la cuestión.
“Lo que hicimos fue recurrir a la metodología que suele usarse para poblaciones ocultas. Ubicamos a personas que se reconocieran como intersexuales y con ellos desarrollamos entrevistas estructuradas en profundidad. Además, hablamos con funcionarios del distrito, con expertos en distintas aproximaciones (área jurídica, médica, social, etc.), entre otras”, indica.
Uno de los problemas más latentes es que es muy poco o casi nada lo que se sabe de la intersexualidad: “esa confusión nos lleva a ubicar a las personas en los lugares equivocados, a asociarlos con orientaciones sexuales diversas y conduce a errores en el tratamiento que se les da en las instituciones del distrito”.
El estudio debe estar listo para comienzos de febrero de 2013. Por eso, lo que sigue es la sistematización de la información recogida, con la cual se producirán tres documentos.
El primero da cuenta de las problemáticas específicas identificadas. El segundo, de demandas y propuestas de personas intersexuales. Y el tercero, que es a lo que le apunta todo este proceso: una serie de recomendaciones para Bogotá, para los distintos sectores de la ciudad y planes de acción locales, entre otros.
Finalmente, asegura que este tipo de asuntos resultan de especial interés para la Escuela de Estudios de Género, pues allí se trabaja en una línea de investigación en biopolítica y sexualidad que está muy concentrada en las sexualidades diversas y la conformación de las identidades de género y las orientaciones sexuales, entre otros temas.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
La Escuela de Estudios de Género de la UN es la encargada de llevar a cabo el estudio.

La Escuela de Estudios de Género de la UN es la encargada de llevar a cabo el estudio.

11 de Diciembre del 2012

La Escuela de Estudios de Género de la UN, por solicitud de la Secretaría Distrital de Planeación, trabaja en el primer estudio de intersexualidad en Bogotá.

Se trata de un análisis que busca determinar la situación de los derechos de esta población, toda vez que en el país no se dispone de información oficial sobre estas personas.

Nancy Prada, investigadora de la Escuela y coordinadora del estudio, cuenta que se entiende por personas intersexuales a aquellas a las que antes se denominaba hermafroditas. “Este término ya no se usa, porque es mucho más amplio que este fenómeno”, dice.

Y agrega: “hablamos de una persona intersexual cuando los diferentes criterios de asignación del sexo (cromosómico, fenotípico, etcétera) no corresponden todos a lo masculino o a lo femenino. Esto es mucho más complejo, pero de manera sencilla nos referimos a eso”.

Aclara que, en realidad, son dos diagnósticos los que se pretenden hacer con esta investigación. Uno tiene que ver con las necesidades específicas de estas personas. El otro concierne a las necesidades específicas de niños, niñas y adolescentes con orientaciones sexuales o identidades de género no normativas.

El objetivo de estos estudios es obtener información sobre problemáticas específicas, recoger propuestas que surgen de estos sectores y producir un documento de recomendaciones para atender esas problemáticas.

Prada dice que, como es de público conocimiento, Bogotá tiene una política pública para la garantía de derechos de los sectores LGBTI. No obstante, insiste en que, para el cumplimiento de las líneas que se propone esta política, es necesario levantar información sobre necesidades específicas de personas que pertenecen a estos sectores.

Si bien el trabajo de campo está en su etapa final, la investigadora revela que se han producido una serie de documentos, una caracterización sociodemográfica y un estado de la cuestión.

“Lo que hicimos fue recurrir a la metodología que suele usarse para poblaciones ocultas. Ubicamos a personas que se reconocieran como intersexuales y con ellos desarrollamos entrevistas estructuradas en profundidad. Además, hablamos con funcionarios del distrito, con expertos en distintas aproximaciones (área jurídica, médica, social, etc.), entre otras”, indica.

Uno de los problemas más latentes es que es muy poco o casi nada lo que se sabe de la intersexualidad: “esa confusión nos lleva a ubicar a las personas en los lugares equivocados, a asociarlos con orientaciones sexuales diversas y conduce a errores en el tratamiento que se les da en las instituciones del distrito”.

El estudio debe estar listo para comienzos de febrero de 2013. Por eso, lo que sigue es la sistematización de la información recogida, con la cual se producirán tres documentos.

El primero da cuenta de las problemáticas específicas identificadas. El segundo, de demandas y propuestas de personas intersexuales. Y el tercero, que es a lo que le apunta todo este proceso: una serie de recomendaciones para Bogotá, para los distintos sectores de la ciudad y planes de acción locales, entre otros.

Finalmente, asegura que este tipo de asuntos resultan de especial interés para la Escuela de Estudios de Género, pues allí se trabaja en una línea de investigación en biopolítica y sexualidad que está muy concentrada en las sexualidades diversas y la conformación de las identidades de género y las orientaciones sexuales, entre otros temas.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

De las enfermedades reumáticas, el lupus ocupa el tercer lugar en la demanda de consulta.

 
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Su incidencia en México es de aproximadamente el 0.1 por ciento de la población, pero “de ninguna manera podemos decir que es un padecimiento raro; en todos los hospitales hay pacientes internados”, afirmó Carlos Lavalle Montalvo, de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Su incidencia en México es de aproximadamente el 0.1 por ciento de la población, pero “de ninguna manera podemos decir que es un padecimiento raro; en todos los hospitales hay pacientes internados”, afirmó Carlos Lavalle Montalvo, de la Facultad de Medicina de la UNAM.

7 de Septiembre del 2012

En el contexto de las enfermedades reumáticas, después de la osteoartritis y la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico ocupa el tercer lugar en la demanda de consulta. Su incidencia en México es de aproximadamente 0.1 por ciento de la población, pero “de ninguna manera podemos decir que es un padecimiento raro; en todos los hospitales hay internados”, afirmó Carlos Lavalle Montalvo.

El jefe de la Subdivisión de Especializaciones Médicas de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina (FM) de esta casa de estudios, explicó que se trata de una afección crónica, sin cura, y autoinmune.

Es un padecimiento donde los mecanismos de defensa, en lugar de luchar contra virus, bacterias y células cancerosas, lo hacen contra el propio organismo, destruyen los tejidos y pueden afectar al sistema nervioso, el corazón, los riñones, los pulmones, las mucosas o la piel. “A ello debe su denominación de enfermedad sistémica”, explicó el especialista.

Es compleja, existen más de 115 cuadros clínicos diferentes que se incluyen en ella, por lo que, si el médico no es especialista, difícilmente hará el diagnóstico acertado, indicó. Por ejemplo, algunas de sus manifestaciones no se pueden distinguir de las que ocurren en la artritis reumatoide.

El lupus es multifactorial, y para que se exprese clínicamente deben presentarse varios factores; “no es como la tuberculosis, donde el bacilo es el agente causal, y si se elimina, hay cura”. Aquí influyen aspectos genéticos, inmunológicos, ambientales y hormonales. Lavalle Montalvo hizo la analogía con una caja fuerte, que para abrirse requiere necesariamente los cuatro números de la combinación.

De manera semejante, la expresión clínica del lupus necesita todos esos elementos. Por ejemplo, si falta el agente desencadenante que puede ser ambiental, como luz ultravioleta o una infección, podría permanecer “silenciosa” por siempre y la persona será sana en apariencia.

Afecta, sobre todo, al sexo femenino en una relación que va de 10 a uno, y hasta 15 a uno, por lo que se postula que las hormonas tienen un papel crucial. De hecho, abundó el experto, en animales experimentales se ha demostrado que hormonas femeninas como los estrógenos favorecen su expresión, y que en el momento que se inyecta testosterona, se retrasa. El lupus predomina en personas de entre 20 y 40 años, etapa reproductiva de la vida.

Los síntomas más frecuentes son el llamado eritema en alas de mariposa, es decir, un enrojecimiento de la piel de las mejillas y la nariz, así como fiebre, caída del cabello, úlceras bucales que pueden ser dolorosas y dificultar la ingestión de alimentos, lesiones en la piel que pueden variar en su forma, y cambio de color en los dedos de las manos (de pálido, a cianótico o azulado, y finalmente rojo). Aunque en 90 por ciento de los casos el paciente presenta como primera manifestación dolor articular y muscular, aclaró.

Las expresiones más severas en el sistema nervioso central, pueden ir desde dolor de cabeza y depresión (una de las señales neurológicas más frecuentes), hasta infartos cerebrales, o bien, llegar a presentar en el riñón la lesión más grave, la glomerulonefritis proliferativa difusa, que produce daño severo, y de no tratarse puede requerir diálisis y trasplante.

Carlos Lavalle explicó que el lupus eritematoso sistémico afecta estructuras y órganos en diferentes proporciones. El 50 ó 60 por ciento de los pacientes tiene daño renal. Otras complicaciones son en el sistema nervioso central, o las afecciones cardiovasculares.

Es una enfermedad que requiere un equipo multidisciplinario de especialistas, como reumatólogos, neurólogos, cardiólogos y nefrólogos; un tratamiento con base en quimioterapia y, de forma más reciente, de medicamentos biológicos, según la severidad de las manifestaciones.

Existe lupus leve, moderado, severo y muy severo. Además, cursa por periodos de gran actividad, en los que el paciente se siente menos enfermo. En ocasiones, los fármacos son tan efectivos que se controla, y a veces no vuelve a presentarse. Eso puede suceder si el médico atiende con oportunidad y eficacia.

Lavalle Montalvo acotó que el tratamiento está en un proceso de cambio significativo; de manera tradicional, desde 1943, año en que se descubrió, se ha usado cortisona, y otra sustancia que controla la alteración de los mecanismos de defensa. En aquel entonces, la esperanza de vida de un paciente con lupus era de cinco años, hoy es de entre 20 y 25, si está bien controlado.

“Estamos en etapa de evaluar cuál es el papel de los medicamentos biológicos, que usan anticuerpos específicos para bloquear moléculas inflamatorias. En los próximos años, seremos testigos de grandes avances en biología molecular e inmunogenética para tratar de manera más eficiente a personas con enfermedades autoinmunes”. El beneficio podría ser desplazar a la cortisona, lo que constituye una ventaja impresionante, finalizó el experto.

Boletín UNAM-DGCS-551
Ciudad Universitaria.

Desarrollan Recubrimiento Comestible en Plantas del Semidesierto, para productos Hortofrutícolas.

 
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El recubrimiento comestible para frutas y hortalizas en poscosecha se elabora a partir de bioinsumos vegetales de extractos, aceites, gomas y ceras de plantas del semidesierto mexicano, como orégano, hoja sen, damiana y sangre de drago.

El recubrimiento comestible para frutas y hortalizas en poscosecha se elabora a partir de bioinsumos vegetales de extractos, aceites, gomas y ceras de plantas del semidesierto mexicano, como orégano, hoja sen, damiana y sangre de drago.

4 de Septiembre del 2012

Los productos hortofrutícolas son alimentos básicos en la dieta humana, pero presentan el inconveniente de ser perecederos, por causas endógenas o exógenas; se dispone de ellos durante periodos cortos, además, en muchos de los casos se trata de cultivos de carácter estacionario.
La necesidad de tenerlos todo el año ha llevado a investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, encabezados por las investigadoras María Andrea Trejo Márquez y María Gabriela Vargas Martínez, a desarrollar un recubrimiento comestible para frutas y hortalizas en poscosecha; se elabora a partir de bioinsumos vegetales de extractos, aceites, gomas y ceras de plantas del semidesierto mexicano.
El proyecto, apoyado por la Secretaría de Economía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), consiste en el aprovechamiento de vegetales como el orégano, damiana, gobernadora, hoja sen, sangre de drago y jojoba, “variedades comunes que no necesitan ser cultivadas, pues crecen solas en el desierto”, indicó Vargas.
Sus extractos se combinan con un polímero, “en este caso experimentamos con mucílago (baba) de nopal”. A partir de esa mezcla, el grupo obtuvo un recubrimiento biorgánico, que puede aplicarse a frutas y hortalizas al momento de su cosecha, lo que contribuye a eliminar hongos y bacterias. También, puede hacerse de resinas aceitosas, y aplicarse por inmersión o aspersión”.
Los universitarios han demostrado que este producto, empleado en fresas, brinda impermeabilidad y permite alargar su vida útil tras ser cultivadas, lo que es benéfico si se pretende exportarlas o consumirlas directamente sin necesidad de lavarlas.
“A ese fruto se le colocó un recubrimiento de extracto etanólico de orégano que no afectó su sabor, y se conservó en refrigeración hasta 25 días. Normalmente, en esta condición sólo dura alrededor de 10, y después lo ataca un hongo”. En el plano económico constituye una buena opción para los agricultores que buscan exportar, opinó.
Aunque el estudio está dirigido a frutas que se consumen con todo y cáscara (manzana, pera, uvas y guayaba, entre otras), experimentan con papaya, pues su manejo es muy delicado.
Recubrimientos saludables
Si bien los recubrimientos no son la única opción para preservar, “sí es una de las formas con las que podemos contribuir, con la ventaja de que son inocuos para la salud; además no alteran las características organolépticas y favorecen al consumidor, pues los componentes además de ser antioxidantes, son potenciales promotores del sistema inmunológico”, explicó.
Se han hecho estudios con paneles de personas que evalúan los extractos, que son tan diluidos que no presentan un sabor desagradable; no se puede identificar si se trata, por ejemplo, de orégano.
Asimismo, explicó, su uso no afecta al ambiente, porque sus residuos son fáciles de degradar; además, constituyen una alternativa económica y eficiente.
Por último, resaltó que un porcentaje importante del territorio mexicano entra en la categoría de desierto, “ahí existen tantas plantas que crecen por sí solas, que son desaprovechadas”.

Los productos hortofrutícolas son alimentos básicos en la dieta humana, pero presentan el inconveniente de ser perecederos, por causas endógenas o exógenas; se dispone de ellos durante periodos cortos, además, en muchos de los casos se trata de cultivos de carácter estacionario.

La necesidad de tenerlos todo el año ha llevado a investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, encabezados por las investigadoras María Andrea Trejo Márquez y María Gabriela Vargas Martínez, a desarrollar un recubrimiento comestible para frutas y hortalizas en poscosecha; se elabora a partir de bioinsumos vegetales de extractos, aceites, gomas y ceras de plantas del semidesierto mexicano.

El proyecto, apoyado por la Secretaría de Economía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), consiste en el aprovechamiento de vegetales como el orégano, damiana, gobernadora, hoja sen, sangre de drago y jojoba, “variedades comunes que no necesitan ser cultivadas, pues crecen solas en el desierto”, indicó Vargas.

Sus extractos se combinan con un polímero, “en este caso experimentamos con mucílago (baba) de nopal”. A partir de esa mezcla, el grupo obtuvo un recubrimiento biorgánico, que puede aplicarse a frutas y hortalizas al momento de su cosecha, lo que contribuye a eliminar hongos y bacterias. También, puede hacerse de resinas aceitosas, y aplicarse por inmersión o aspersión”.

Los universitarios han demostrado que este producto, empleado en fresas, brinda impermeabilidad y permite alargar su vida útil tras ser cultivadas, lo que es benéfico si se pretende exportarlas o consumirlas directamente sin necesidad de lavarlas.

“A ese fruto se le colocó un recubrimiento de extracto etanólico de orégano que no afectó su sabor, y se conservó en refrigeración hasta 25 días. Normalmente, en esta condición sólo dura alrededor de 10, y después lo ataca un hongo”. En el plano económico constituye una buena opción para los agricultores que buscan exportar, opinó.

Aunque el estudio está dirigido a frutas que se consumen con todo y cáscara (manzana, pera, uvas y guayaba, entre otras), experimentan con papaya, pues su manejo es muy delicado.

Recubrimientos saludables

Si bien los recubrimientos no son la única opción para preservar, “sí es una de las formas con las que podemos contribuir, con la ventaja de que son inocuos para la salud; además no alteran las características organolépticas y favorecen al consumidor, pues los componentes además de ser antioxidantes, son potenciales promotores del sistema inmunológico”, explicó.

Se han hecho estudios con paneles de personas que evalúan los extractos, que son tan diluidos que no presentan un sabor desagradable; no se puede identificar si se trata, por ejemplo, de orégano.

Asimismo, explicó, su uso no afecta al ambiente, porque sus residuos son fáciles de degradar; además, constituyen una alternativa económica y eficiente.

Por último, resaltó que un porcentaje importante del territorio mexicano entra en la categoría de desierto, “ahí existen tantas plantas que crecen por sí solas, que son desaprovechadas”.

Boletín UNAM-DGCS-544

Ciudad Universitaria.

Copoazú, un placer aún desconocido

 
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Frutos del copoazú en el árbol.
Frutos del copoazú en el árbol.

19 de julio de 2012

Un fruto amazónico indescriptible, exótico y promisorio —primo silvestre del cacao— está a la conquista de nuevos mercados.

Hacen falta consumidores que se dejen seducir por su sabor e intenso aroma y empresas que desarrollen estrategias de comercialización para los productos existentes.

El paladar se prepara para degustar tres sabores desconocidos de helado que aparecen en el menú de un restaurante gourmet de Bogotá. El frío se posa sobre la lengua sin identificar a qué fruto corresponde cada color.

Traducir esa sensación en palabras es imposible, pero el sentido del gusto aprende a reconocer cuál es cuál: el arazá, el camu-camu y el copoazú, frutos de origen amazónico que muchos ni siquiera han oído nombrar y pocos han tenido el goce de probar, pues son contados los lugares en los que se consiguen.

En el caso del copoazú (‘cacao grande’, en lengua tupí), no se ha promovido aún una cultura de consumo, incluso en los departamentos productores (Guaviare, Caquetá, Putumayo y Amazonas). Además, su mercadeo trasciende poco las fronteras de lo local, aunque ya existen iniciativas empresariales para fabricar productos con su pulpa (yogures, néctares, conservas y dulces) y sus semillas (un licor de cacao con el que se prepara una bebida parecida al chocolate —chocoazú—).

Sin embargo, en Brasil se encuentra fácilmente, y es tradicional ver el carro con parasol en el que se ofrece el sorbete natural. Allí, su consumo está generalizado porque, a diferencia de Colombia, en ese país llevan varios años investigándolo.

Conocer bien este fruto y decidirse a hacer de él una promesa del biocomercio para la región ha sido un proceso demorado en nuestro país. No obstante, hoy existen 60 hectáreas sembradas en sistemas agroforestales, junto con caucho y árboles maderables, como alternativa de sustitución para los cultivos ilícitos.

Trabajo en red

A la fecha, se cuenta con productos transformados gracias a una alianza estratégica, que cuenta con el apoyo de Colciencias e involucra a productores, empresas, centros de investigación (como el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas —Sinchi—) e instituciones de educación superior (como la Universidad Nacional de Colombia).

Para lograrlo, se ha seguido el principio de transferencia de tecnología, se ha creado capacidad tecnológica y se ha capacitado a gente en las regiones, así como a estudiantes de pregrado y posgrado. Incluso, se ha comenzado a hacer el engranaje de un proyecto binacional con Venezuela.

Así, los grupos de investigación Frutales Promisorios de la Amazonia (del Sinchi) y Fisiología del Estrés y Biodiversidad en Plantas y Microorganismos (de la UN) han abordado de manera conjunta la caracterización del fruto, así como su manejo agronómico: enfermedades, plagas, precosecha, poscosecha y procesamiento. De esto queda constancia en varias publicaciones de las profesoras María Soledad Hernández, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA), y Luz Marina Melgarejo, del Departamento de Biología de la UN.

Sus estudios sobre la cosecha en el Guaviare se complementan con los desarrollados por la ingeniera química Claudia Estella Hernández, en Caquetá, como parte de su tesis de la Maestría en Ciencias-Biología. Ambos han sido claves para entender los indicadores de madurez del copoazú en las condiciones ambientales de estos departamentos, así como para domesticar la especie.

De ese modo, con la determinación del momento óptimo para recolectar sus frutos (117 días después de la floración, en el caso de Caquetá), se estandarizaron los procesos que hoy se utilizan para esta tarea, lo que permite dar cuenta de mejores posibilidades para su uso y ayuda a prolongar su vida útil.

Por otra parte, el Sinchi constituyó tres colecciones de materiales nativos de la región, del género Theobroma (‘manjar de los dioses’), en los que se registraron las diferentes variedades o accesiones de los tres “cacaos” que se conocen: copoazú (Theobroma grandiflorum), cacao (Theobroma cacao) y maraco (Theobroma bicolor), otra especie amazónica.

Efectuar su caracterización y comparar molecularmente todas las especies de Theobroma puede ser un paso importante para encontrar material resistente y enriquecer los sistemas productivos. Hernández, Melgarejo y sus equipos de investigación ya caracterizaron parcialmente el copoazú y encontraron materiales resistentes a la enfermedad “escoba de bruja” (causada por el hongo Crinipellis perniciosa), un problema fitosanitario común a todo el género que limita su productividad.

Facetas

Las posibilidades del copoazú se extienden desde la industria alimenticia hasta la cosmética y la de biocombustibles, con lo cual se aprovecha el fruto en un 100%. En cuanto a sus análisis nutricionales, la pulpa tiene una cantidad importante de vitamina C, antioxidantes, pectina (benéfica para el sistema digestivo), fósforo, hierro y calcio, entre otros. Al secarla y desgrasarla se obtiene 15% de almidón.

Tras el despulpado se extraen las almendras de las semillas —las cuales tienen un buen porcentaje de proteína— y se transforman en chocoazú. Para esto son necesarias las etapas de fermentación (a partir de la cual se elabora el licor de cacao), secado, tostado y molienda.

Además, se produce chocoazú en barra, de sabor suave y agradable, similar a los chocolates finos y de aroma. Entre otras propiedades nutricionales, estos productos contienen polifenoles, que reducen riesgos de enfermedades cardiovasculares, y ácidos grasos insaturados, que son fuente de omega 3 y 6, en mayor proporción que el cacao.

Según Raquel Díaz, estudiante de maestría de la UN, la grasa aromática que está dentro de la semilla tiene un punto de fusión de 32 ºC —temperatura ligeramente inferior a la del cuerpo humano—. Por esta razón, al contacto con la piel se vuelve líquida y tiene un poder de humectación diez veces mayor que el de la lanolina (cera natural). Por estas cualidades, Brasil la exporta a compañías cosméticas europeas.

Preservar sus características (sabor, color, aroma) y sustancias benéficas para la salud es tarea del Instituto de Biotecnología y Agroindustria (IBA) de la UN en Manizales, dirigido por el profesor Carlos Eduardo Orrego, por medio de la obtención de polvos deshidratados a partir de técnicas de liofilización (secado a temperaturas y presiones muy bajas).

Lea el artículo completo en UN Periódico n.º 156: http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/copoazu-un-placer-que-permanece-oculto.html.

Créditos: Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co