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Visita planetario del IPN primer astronauta japonés.

 
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1 de noviembre de 2013

Planetario “Luis Enrique Erro” del Instituto Politécnico Nacional
Planetario “Luis Enrique Erro” del Instituto Politécnico Nacional

El científico Mamoru Mohri ofreció la conferencia Reduciendo el Estrés sobre la Vida de la Tierra: Cómo la Tecnología y Ciencia Japonesa Contribuyen con el Futuro

Ante estudiantes y académicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el científico y primer astronauta japonés, Mamoru Mohri, aseguró que la ciencia y la tecnología no tendrán éxito si no están dirigidas al beneficio de la humanidad, particularmente a los más necesitados.

En el Planetario “Luis Enrique Erro” de esta casa de estudios, el visitante extranjero dictó la conferencia magistral Reduciendo el Estrés sobre la Vida de la Tierra: Cómo la Tecnología y Ciencia Japonesa Contribuyen con el Futuro.

Mamoru Mohri, quien se desempeña actualmente como Director Ejecutivo del Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación (Miraikan), recordó que cuando era niño vio una entrevista televisiva con el cosmonauta Yuri Gagarí, evento que lo motivó a ser astronauta.

“Casi treinta años después de esa entrevista el gobierno japonés reclutó científicos para participar en una misión espacial y, de esa forma, pude alcanzar las estrellas y ver mi sueño hecho realidad”, expresó.

Luego de mostrar videos sobre las actividades que realizó mientras se encontraba en el espacio, como dormir, comer, beber y asearse, así como de diversos experimentos relacionados a la antigravedad, el científico japonés dijo que lo más impresionante en el espacio fue ver la Tierra “tan hermosa, tan llena de vida y sin fronteras; fue una gran experiencia”.

Mohri destacó que ver la Tierra desde el espacio permite, entre otras cosas, la observación de distintos fenómenos naturales como tormentas tropicales, huracanes y tsunamis, “muy en especial en mi país se utilizaban imágenes satelitales para evaluar la manera tan indiscriminada en la que avanzaba la deforestación”.

Señaló que a partir de esas imágenes se tomaron acciones que permitieron mitigar el daño, aunque lamentablemente en 2010 se detuvo la observación y nuevamente aumentó la deforestación.

En representación de la Directora General del IPN, Yoloxóchitl Bustamante Díez, la Secretaria de Investigación y Posgrado de esta casa de estudios, Norma Patricia Muñoz Sevilla, dijo a Mamoru Mohri que ser el primer astronauta japonés en viajar en un trasbordador estadounidense y estar en el IPN constituye un acontecimiento que permite ver a los estudiantes politécnicos que, si realmente desean alcanzar una meta, pueden lograrlo con dedicación y esfuerzo.

La multidisciplinariedad de sus investigaciones para obtener los primeros datos cartográficos tridimensionales de la Tierra y sus experimentos bajo el agua, así como su participación en la observación del primer eclipse total visto desde la Antártida, son razones que evidencian su profundo compromiso con la ciencia”, refirió sobre el ponente.

A la conferencia también asistió el Embajador de Japón en México, Shuichiro Megata, quien destacó que este evento se lleva a cabo en el marco de la celebración del Año del Intercambio México-Japón.  3

Recordó que hace 400 años, en octubre de 1613, salió de Japón a México la primera misión japonesa que arribó al Puerto de Acapulco en enero de 1614; desde entonces ambas naciones mantienen relaciones diplomáticas y comerciales.

Créditos: IPN-C-283

Colaboran universitarios en los primeros resultados del gran arreglo milimétrico de Atacama

 
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El radiotelescopio ALMA, en construcción en el desierto de Atacama en Chile
El radiotelescopio ALMA, en construcción en el desierto de Atacama en Chile

25 de Julio de 2012

Astrónomos de la UNAM colaboraron en las primeras observaciones hechas a través del Gran Arreglo de Atacama (ALMA, por sus siglas en inglés), que pese a no estar aún terminado, será el radiotelescopio más poderoso del mundo en su género.

Participaron en la investigación realizada por un grupo mexicano y alemán, encabezado por Luis Zapata, del Centro de Radioastronomía y Astrofísica (CRyA) de esta casa de estudios, campus Morelia.

El instrumento se construye en el desierto de Atacama, al norte de Chile, y se estima que alcanzará su última etapa a finales del 2013. Contará con un total de 66 antenas parabólicas, pero desde que tuvo 16, se iniciaron las observaciones para poner a prueba los sistemas de adquisición de datos.

En esta fase de verificación científica se estudiaron, entre otros aspectos, cuerpos cósmicos en una región de formación estelar en la constelación de Orión, que los astrónomos mexicanos han investigado intensivamente a través del tiempo.

Esta zona del cielo, conocida como la región de Orión KL, sufrió un fenómeno explosivo de características excepcionales. Los estudios detallados de varios grupos indican que hace aproximadamente 500 años un cúmulo muy compacto de estrellas jóvenes tuvo interacciones gravitacionales entre sus componentes, que llevaron a su desintegración.

De esta región se observa gas que se expande a gran velocidad y tres estrellas que se alejan del centro de la desintegración, la más interesante es la llamada Fuente I.

En el análisis realizado por Zapata y colaboradores, se encontró que de esta fuente se expulsa gas con una morfología que recuerda las alas de una mariposa; ello se estableció con el estudio de emisiones de la molécula del monóxido de silicio.

La cinemática de este gas muestra características diferentes a la del más alejado de la estrella, que se había investigado con anterioridad por diversos grupos, lo que sugiere que la Fuente I ha experimentado cambios importantes con el tiempo.

Es uno de los primeros resultados publicados de ALMA, y se divulgará en breve en la revista The Astrophysical Journal Letters, con coautores del CRyA, y del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, así como por el Instituto de Radioastronomía Max Planck en Bonn, Alemania.

El radiotelescopio ALMA es construido por un consorcio internacional a un costo de mil 300 millones de dólares. Una vez concluido, proporcionará a los astrónomos de todo el mundo la posibilidad de estudiar con sensitividad y detalle los fenómenos de formación de galaxias, estrellas, y planetas.

Créditos: http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2012_459.html

Boletín UNAM-DGCS-459
Ciudad Universitaria.

Miden distancia y composición química de las nebulosas planetarias

 
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Celia Rosa Fierro Santillán, estudiante de doctorado del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Celia Rosa Fierro Santillán, estudiante de doctorado del Instituto de Astronomía de la UNAM.

4 de octubre de 2011
• Con un método novedoso que une datos de la estrella y su envoltura gaseosa, Celia Rosa Fierro Santillán, estudiante doctoral del Instituto de Astronomía, detecta distancia, temperatura, densidad e ingredientes de esos cuerpos celestes
• Junto a sus asesores Leonid Georgiev, Antonio Peimbert y Christophe Morisset, han aplicado la novedosa técnica a las nebulosas NGC 6826 y NGC 7009

Aunque las nebulosas NGC 6826, o Parpadeo, y NGC 7009, o Saturno, se encuentran a distancias de entre tres mil y cinco mil años luz de la Tierra, Celia Rosa Fierro Santillán, estudiante de doctorado del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, participa en el desarrollo de un método útil para investigar con más precisión su ubicación, así como temperatura, densidad y composición química.

Con Leonid Georgiev, Antonio Peimbert y Christophe Morisset, investigadores del IA, sus maestros y asesores de tesis, desarrollaron una técnica que analiza la nebulosa planetaria y su estrella central de forma integral, no separada, como se hace de manera habitual.

“La distancia a las nebulosas planetarias tiene grandes incertidumbres. Como no podemos acercarnos a ellas para medirlas o tomar muestras, los cálculos sobre sus características se hacen con métodos indirectos. Además, se estudia por separado la estrella –que está en el centro– y el cascarón gaseoso que la rodea. Nuestra propuesta es analizar ambas como una entidad y comparar los resultados del análisis numérico con lo observado previamente con el telescopio”, explicó Fierro Santillán, en entrevista.

Para reducir la incertidumbre y conocer, además de la distancia, los “ingredientes” de las nebulosas planetarias –consideradas por muchos los objetos celestes más bellos del Universo–, la ingeniera en computación y maestra en astronomía ha dedicado su tesis doctoral al desarrollo de modelos, que explican con éxito las observaciones de las nebulosas NGC 6826, o Parpadeo, y NGC 7009, o Saturno.

“En términos astronómicos, ambas están cerca de la Tierra y son objetos conocidos por los astrónomos, así que el método nos ayudó a profundizar en su estudio. Próximamente estudiaremos seis más con este método”, comentó Fierro, quien en dos meses concluirá su tesis para titularse como doctora en Astronomía por la UNAM.

Resultados simultáneos

Los astrónomos llaman a su abordaje “modelo estelar-nebular autoconsistente”, pues reproduce simultáneamente las observaciones de la estrella (el núcleo desnudo de una como el Sol) y la nebulosa (el cascarón o envoltura gaseosa).

La primera parte la realizan con observaciones directas con el telescopio. “Para mi tesis tuve cuatro campañas de observación, de tres a cinco noches cada una, en el Observatorio Astronómico Nacional, ubicado en San Pedro Mártir, Baja California. Una sola temporada de observación puede generar material para seis meses de análisis en la computadora”, comentó.

Entre sus resultados, Fierro Santillán encontró que las dos nebulosas planetarias estudiadas tienen una composición homogénea y fuertes vientos.

Su composición química es de hidrógeno, helio, fósforo, azufre, hierro, silicio, carbono, nitrógeno y oxígeno. “Pudimos comprobar que ambas son ricas en los tres últimos elementos, lo que es característico de estos objetos que están en agonía, pues las nebulosas planetarias son la muerte de las estrellas”, finalizó.
Créditos: unam.mx/boletin/585/2011

En realidad fueron los big bang

 
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17 de agosto del 2011

Según Gustafsson, el universo es como un panetón gigante que se expande lenta pero constantemente. En los extremos de esa gran torta la expansión es más rápida. Foto/www.nasa.com
Según Gustafsson, el universo es como un panetón gigante que se expande lenta pero constantemente. En los extremos de esa gran torta la expansión es más rápida. Foto/www.nasa.com

Bogotá, D.C. – Agencia de Noticias UN – El astrofísico sueco Bengt Gustafsson explicó lo que se sabe hace casi un siglo, pero que la mayoría no comprende en su total dimensión: que no hubo un solo big bang, sino varios.

La imagen que muchos tienen, reforzada por programas de televisión y periódicos, es la de un punto inicial de partida, un “fríjol único” ?ejemplifica el astrofísico sueco?, que explotó violentamente y de un momento a otro arrojó galaxias, estrellas y toda la materia que conocemos.

¡Desmonten esa idea! Según el carismático Gustafsson, no fue de un único “fríjol”, sino de varios de donde arrancó la historia del espacio infinito. Cada fríjol del que habla fue un átomo inicial que espontáneamente comenzó a expandirse, de forma calmada pero constante, fenómeno que aún continúa.

¿Cómo nació el Universo? Gustafsson aclara que no es uno, sino varios universos, y nacieron en todas partes. ¿Cómo así? Y entonces, ¿dónde queda el Big Bang o la teoría de la gran explosión, el punto inicial donde todo empezó? Él responde que, por supuesto, hay una teoría sólida sobre el nacimiento del espacio, pero es muy distinta a la contada tradicionalmente al público.

Las galaxias que observamos desde la Tierra y todo lo que no vemos, pero que se sabe está allá, se desarrolló a partir de ese fríjol primigenio, es a eso a lo que llamamos nuestro Universo. Pero hay otros “fríjoles” (universos) más allá de las fronteras del nuestro, que aún están fuera del alcance de la visión humana, pero también dominan el espacio.

“Ese fríjol no era el punto central. Hay muchos otros fríjoles, en todas direcciones, que contienen otros mundos más allá del horizonte. Hay un número infinito de fríjoles. Esta idea es muy diferente a la de un espacio confinado y una explosión que expandió todo”, explica el sueco, miembro del Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU, por sus siglas en inglés).

La cocción del universo
Cuando habla del cosmos, dice: “Nuestro Universo es como un panetón lleno de uvas pasas; una masa que a medida que se hornea se expande y las uvas se separan unas de otras, poco a poco. El espacio transparente que vemos en el Universo es la masa, y las galaxias, las uvas pasas”.

Explica que en los extremos o bordes de ese gigantesco ‘panetón’, que es nuestro universo, las galaxias se separan más rápidamente de lo que lo hacen en los sectores más cercanos a nuestra visión. “Si nos sentamos en una de las ‘uvas’ y miramos a las otras a nuestro alrededor, veremos cómo se alejan a medida que el pastel se hornea, porque el espacio está en constante expansión. Y entre más lejos estén las uvas, el pastel se expande de forma más rápida”.

El profesor Gustafsson recuerda que en la década de 1920 del siglo pasado, el científico y sacerdote jesuita belga Georges Lemaître fue el primero en promulgar la teoría del átomo primigenio y su expansión, más adelante conocida ?“erróneamente”, dice? como teoría del Big Bang.

La mofa
Entonces, ¿por qué se popularizó ese concepto? El astrofísico relata que un hecho curioso, que precedió a ese interés, fue la expresión que utilizó el científico inglés Fred Hoyle en una entrevista concedida a la BBC de Londres en 1949: Big Bang, para mofarse de la teoría del belga Lemaître sobre un universo que nació de un átomo inicial, que se expande constantemente. “El Universo no pudo haber nacido de un Big Bang”, dijo.

En esa misma entrevista con la BBC estaba otro famoso científico de la época, el ucraniano George Gamow, quien sí estaba de acuerdo con la teoría del belga. Al escuchar la expresión “Big Bang”, Gamow retomó el concepto al parecerle atractivo y fácil de explicar a la gente. Adoptó el nombre para la teoría del nacimiento del Universo y le funcionó, pero periodistas y aficionados a la astronomía lo asimilaron de una forma distinta al concepto real científico.

“Es curioso que el actual significado sea contemporáneo a la creación de la bomba atómica cuando la amenaza era prevalente; esa idea alcanzó al público y se hizo popular. El nacimiento del Universo es la teoría más importante de nuestra cosmología, es un fenómeno grandioso y hermoso. La expansión se da de forma suave y balanceada, no como una explosión violenta; sin embargo, la idea popular es que es igual a una de nuestras armas (la bomba nuclear)”, reflexiona el científico.

Este hombre, amante de la comunicación de la ciencia, aclara que él nunca tuvo esa idea equivocada del Big Bang debido a que, siendo niño, leyó primero la teoría antes que los libros en los que se popularizaba la ciencia. “Aprendí el concepto correcto desde el principio y no el equivocado que leyeron otras personas”, sostiene.

Medio siglo prevaleció la idea de un inicio violento y la existencia de un universo único. La pregunta es: ¿por qué los científicos no aclararon la situación? Gustafsson manifiesta que el asunto es que para sobrevivir como científico se tiene que ser apasionado, pero en ocasiones ese entusiasmo solo se dirige a la ciencia, no a comunicarla.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co