Tag Archives: Esponjas Marinas

IDENTIFICAN EN LA UNAM MÁS DE 50 NUEVAS ESPECIES DE ESPONJAS MARINAS DEL PACÍFICO MEXICANO

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

nuevasespeciesEl equipo del Laboratorio de Ecología del Bentos (LEB) del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM unidad Mazatlán, que encabeza José Luis Carballo Cenizo, ha descrito más de 50 nuevas especies de esponjas marinas del Pacífico mexicano.

En el país “contamos con una de las diversidades más altas del Pacífico; tan sólo los arrecifes ubicados en la zona mexicana albergan más de 100 especies”, señaló Carballo Cenizo.

En el LEB se estudia de “forma prioritaria” su biodiversidad por razones de conservación y manejo de zonas litorales, de potencial genético y como fuente de nuevos productos naturales.

Entre los invertebrados marinos, son las que tienen mayor número de moléculas biológicamente activas frente a patógenos y diversas enfermedades. Se trata de los organismos donde más productos naturales con aplicaciones biotecnológicas se han encontrado, precisó el biólogo.

De hecho, uno de los pocos fármacos de origen marino que se comercializan en la actualidad se encontró, en 1950, en la esponja del Caribe Tethya crypta (actualmente Cryptotethya crypta), de cuya síntesis posterior se obtuvieron los análogos Ara-A (Vidarabin, Vidarabin Thilo®), antivirales efectivos sobre todo contra diversos herpes, y los Ara-C (Citarabina®, Cytosar-U®), uno de los pocos compuestos efectivos contra leucemias y linfomas en adultos y niños.

Hasta 2004, éstos fueron los únicos compuestos relacionados con el mar en el uso clínico. En 2010 se aprobó el empleo de otro, el Halaven (mesilato de eribulina), análogo sintético de la halicondrina B, un producto natural aislado de la esponja marina Halichondria okadai, indicado para el tratamiento del cáncer de mama recurrente.

Las esponjas son los organismos multicelulares más primitivos y simples que se conocen; constituyen el grupo clave para entender la evolución de los metazoarios.

También son los más longevos del planeta. Algunas de la Antártida viven más de mil 550 años, quizá debido a las bajas temperaturas y a su tasa de crecimiento extremadamente lenta. No obstante, el récord es de la esponja de profundidad Monorhaphis chuni, que forma espículas gigantes que pueden alcanzar los tres metros de longitud y, se estima, viven hasta 11 mil años (±3000).

Hoy se sabe de unas ocho mil especies (casi mil más si se cuenta a las fósiles), pero estimaciones científicas calculan que en el mundo puede haber más de 15 mil sin describir.

Las coralinas, de particular interés

“Un grupo en particular, las esponjas coralinas, despertaron nuestro interés debido a su potencial para registrar cambios ambientales en el mar a escalas geológicas. Forman su esqueleto calcáreo en equilibrio isotópico con su ambiente y se consideran como uno de los mejores indicadores de cambio climático en el mar, pues proveen registros de salinidad y temperatura del agua de cientos de años atrás”, señaló el universitario.

Las indagaciones desarrolladas en el LEB también se centran en conocer los factores que modulan la diversidad de los ecosistemas rocosos y coralinos del Pacífico mexicano.

Parte de nuestro estudio se desarrolla en los arrecifes coralinos, uno de los ecosistemas más diversos del planeta, junto con las selvas tropicales. Se trata de una construcción biológica formada por los esqueletos calcáreos de organismos agrupados en colonias de pólipos y algas, explicó.

Su conservación es una prioridad debido a su riqueza biológica y a la multitud de productos y servicios que como ecosistema proveen al hombre.

Uno de los grupos más importantes en los arrecifes coralinos son las esponjas marinas, filtradoras de la columna de agua; enlazan las cadenas tróficas y remueven bacterias y otros organismos planctónicos, incluido un alto porcentaje de virus, además de participar en la regeneración de nutrientes.

“En la actualidad investigamos la biología reproductiva, la tasa de bioerosión y los mecanismos de dispersión de un grupo de esponjas que vive asociado a los sistemas arrecifales y que tienen la capacidad de excavar el material calcáreo e intervenir de manera relevante en los procesos de bioerosión de los arrecifes.

“A la fecha hemos identificado 20 especies con la capacidad de degradar el esqueleto del coral y modelar la estructura arrecifal” comentó Carballo Cenizo.

En el LEB los universitarios se han dedicado a estudiar, de punta a punta, los arrecifes mexicanos: en las islas Marías e Isabel y en el archipiélago de Revillagigedo, entre otros.

Ya conocemos su distribución, abundancia y micro hábitat, ahora analizaremos su estructura genética y si hay conectividad entre los arrecifes, todo ello para entender cómo se dispersan y se propagan. Necesitamos saber lo más posible para comprender el proceso de erosión. Hay pocos arrecifes en el mundo donde se conozca tan bien la diversidad de esponjas asociados a ellos”, concluyó el biólogo.

Créditos:UNAM-DGCS-231-2014

LA UNAM CUENTA CON LA COLECCIÓN MÁS IMPORTANTE DE ESPONJAS MARINAS DEL OCÉANO PACÍFICO

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

DIGITAL CAMERAIntegrada por más de tres mil 500 ejemplares, la Colección de Esponjas del Pacífico Mexicano fue creada por el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM entre 1997 y 1998. Está dada de alta en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y registrada en la Subsecretaría de Gestión para la Protección Ambiental de la Dirección General de Vida Silvestre, con la clave OAX-MAM-135-10-02.

La región oceánica referida es uno de los lugares menos estudiados en cuanto a estos organismos, por ello, la entidad universitaria se dio a la tarea de analizar su diversidad, funciones ecológicas y posibles aplicaciones biotecnológicas. A partir de estos trabajos surgió la necesidad de depositar la información en un muestrario.

Hoy, esta colección es una de las más importantes porque además de contener gran parte de la biodiversidad conocida de esponjas del Océano Pacífico, alberga los endemismos y nuevas especies descritas en la zona, refirió José Luis Carballo Cenizo, investigador del ICMyL en la Unidad Académica Mazatlán.

Cuenta con más de tres mil 500 ejemplares (de los cuales se han estudiado menos del 80 por ciento) y contiene no sólo los comunes de la región, sino 80 especies tipo, que se toman de ejemplo a la hora de describir a una nueva.

“En ese sentido, la colección es indispensable para nuestro trabajo, pues almacena el material biológico que respalda a un nombre científico y permite la identificación o clasificación de un ser vivo”, expuso.

También es importante porque abarca la geografía mexicana, desde el norte de Sonora hasta Chiapas (incluida gran parte del territorio insular mexicano como el archipiélago de Revillagigedo, San Lorenzo y las islas Marías y Tiburón). Aunque al principio sólo comprendía ejemplares de la costa de México, hoy resguarda de Panamá y Costa Rica.

El académico explicó que las esponjas marinas son los primeros animales surgidos en la evolución, pues datan de entre 550 y 600 millones de años atrás. De alguna manera, de ellas desciende el resto de los animales, “aunque no significa que provenimos de éstas, sino de un grupo que se separó de la línea que las originó”.

Su éxito evolutivo se debe a su constitución anatómica. Pueden considerarse una “colonia de células” porque no alcanzan la diferenciación de un tejido u órgano. Sin embargo, tienen un increíble grado de totipotencia, pues son capaces de transformarse según sus necesidades y regenerar ciertas partes de su cuerpo, en eso se parecen a las células madre, expuso.

Las colecciones son importantes porque preservan ejemplares, mantienen la información y la ponen a disposición de la comunidad científica. Así, se aseguran las especies tipo, se construye el entendimiento de la riqueza de un país y con los años se derivan beneficios relacionados con el estudio del ambiente y la posibilidad de conocer qué había en el pasado.

Mediante la revisión de registros antiguos es posible tener una idea de cómo se modificó la fauna o flora de un lugar o si en esto influyeron el cambio climático o la transformación del hábitat.

Es un acervo vivo y como todas las colecciones respaldadas por una institución, trasciende al investigador. En promedio, al año incorporan entre 100 y 200 ejemplares nuevos, por ello, se requieren más científicos que continúen el estudio de la biodiversidad de México y, sobre todo, la de grupos tan raros y enigmáticos como las esponjas.

La generación actual de especialistas sólo podrá analizar la punta del iceberg, pero hay una biodiversidad por descubrir en ecosistemas profundos mexicanos, hábitats de difícil acceso con métodos tradicionales, concluyó.

Créditos:UNAM-DGCS-138-2014