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Luis Zambrano, nuevo secretario ejecutivo de la Reserva Eclógica del Pedregal San Ángel.

 
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31 de octubre de 2013

 Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel
Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel

El investigador del Instituto de Biología estará al frente de la REPSA durante los próximos cuatro años.

Luis Zambrano González, investigador del Instituto de Biología (IB) fue nombrado secretario Ejecutivo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) de la UNAM, para el periodo 2013-2017.

La designación fue hecha por el Comité Técnico de la REPSA y al dar posesión del cargo, Carlos Arámburo de la Hoz, coordinador de la Investigación Científica de esta casa de estudios, destacó que el valor de este espacio natural es invaluable y que desde hace ocho años se han hecho esfuerzos importantes para su revaloración y crecimiento.

“Por ello, pensamos que en esta nueva administración se mantendrá el mismo nivel de actividad para consolidar este importante patrimonio de la Universidad”, subrayó.

En su oportunidad, Zambrano González destacó que hasta ahora se ha hecho una labor importante del manejo de la reserva en CU y en ese sentido trabajará en tres ejes: mantenimiento, ubicación de cómo está la reserva dentro y fuera del campus universitario y fomento a la difusión de este espacio.

El primer punto involucra la conservación y proyectos de restauración bajo el concepto de generación de conocimientos, así como lo que implica el mantenimiento, precisó.

En el segundo, se buscará saber su función dentro de CU, cómo mejora la calidad de vida de los universitarios y se determinará su relación con la zona sur de la Ciudad de México, señaló.

En el tercero, se pretende que los universitarios conozcan nuestro patrimonio y la importancia de tener un área de protección como la reserva. Fuera de la UNAM, se buscará que el capitalino entienda que al sur hay un espacio parte de la Universidad y pieza fundamental para la calidad de vida, porque absorbe agua, modula el clima y tiene una diversidad conectada con otras áreas verdes de la zona.

Semblanza

Zambrano González es egresado de la carrera de Biología de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM y doctor en Ecología por esta casa de estudios. Realizó un posdoctorado en la Universidad de Wageningen, Holanda. Es investigador titular B de tiempo completo en el Laboratorio de Restauración Ecológica del IB e integrante del Sistema Nacional de Investigadores nivel II.

Ha publicado más de 36 artículos de investigación en revistas indizadas, dos capítulos de libro internacionales y cuatro nacionales, así como 12 artículos de divulgación.

Cuenta con un blog con más de 54 publicaciones sobre los ecosistemas urbanos y la importancia de las reservas ecológicas en la calidad de vida de los capitalinos. Es miembro del Aldo Leopold Leadership Program, que otorga la Universidad de Stanford a líderes investigadores para incidir en las políticas públicas en la sostenibilidad y el cambio climático.

Ha dado pláticas a nivel internacional para trabajar, desde la academia, en la resolución de problemas ambientales de diferentes gobiernos y la sociedad civil. También es integrante de la Red Universitaria del Agua y trabaja con la sociedad civil para proponer soluciones a problemas urbanos.

Creditos: UNAM-DGCS-652

Un nuevo indicador para la ecología.

 
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10 de Diciembre del 2012
El Índice DCova permite hacer una interpretación matemática y ecológica, dando una idea más cercana a la realidad, acerca de cómo es la diversidad de una comunidad (plantas, animales e insectos).
El instrumento fue presentado por el profesor Dante Covarrubias Melgar, director de la Unidad Académica de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Guerrero (México), durante el Jueves de la Biodiversidad organizado por el Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la UN.
La nueva herramienta se describe como la presentación de las estimaciones de los índices de diversidad como una triada (valor del índice, número de especies y varianza).
De acuerdo con Covarrubias, en la literatura hay una gran cantidad de índices más que se utilizan para medir la diversidad. Por eso, desde la ciencia matemática ha llevado a cabo la revisión de estos desde su génesis, discutiendo las bondades de su uso y su interpretación matemática-ecológica, con el fin de tratar de ofrecer una propuesta con menos problemas de los que actualmente se tienen.
“Pensé en producir un aporte real, porque en matemáticas muchas veces trabajamos es para matemáticas. La idea era aplicarlo fuera de esta. Así se logró justificar el buen uso de este indicador. Con algunos índices lo que se hace es validar estadísticamente esos resultados”, dice.
Desde 1948 (cuando aparece el Índice de Shannon para medir entropía) hasta 1972 (con el Índice de Fager), se han presentado propuestas de cómo medir la diversidad. Lo cierto es que algunas de estas no nacieron para medir la diversidad con una idea de ecología.
“La revisión que he hecho en los últimos seis años, aproximadamente, me permite decir que este índice cumple con algunas características estadísticas, pero también dar una explicación más sencilla a ese comportamiento”, expresa.
Cuauhtémoc Deloya, investigador del Instituto de Ecología de México, quien integra este proyecto científico, expresa que a lo largo de la biología y la ecología se han usado diferentes estimadores para interpretar la ecología y la estructura de las comunidades. Por eso, hacer una revisión histórica es tratar de ver su desarrollo y cómo se han ido utilizando los índices porque, por ejemplo, la mayor parte de la comunidad académica se queja del Índice de Shannon, aduciendo que no es bueno; sin embargo, se usa, pues es de los pocos que hay.
Es de anotar que el estudio estadístico comparativo de los índices de diversidad es generado a partir de la base de datos concebida por el Instituto de Ecología, A. C. (México), liderado por el profesor Deloya, al medir la diversidad de escarabajos en el bosque mesófilo de montaña en fincas del Estado de Veracruz (México).
“Con los datos obtenidos en campo y mi experticia como escarabajólogo, sumada a la experiencia del doctor Dante en estadística, la idea es juntar dos áreas del saber, cosa que no se ha hecho, y a mediano plazo, por qué no, sustituir a Shannon. Que DCova sea un nuevo paradigma”, afirma Deloya.
Finalmente, Dante Covarrubias manifiesta que hace falta que la comunidad de ecólogos valide que realmente lo que él cree que pueda dar una interpretación sea cierto. Sin embargo, deja claro que es una herramienta que tiene potencial, porque puede dar respuesta favorable a problemas que se han presentado, en este sentido, a través de la historia.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Conferencia “Midiendo la diversidad: una revisión histórica al uso de los indicadores en ecología”.

Conferencia “Midiendo la diversidad: una revisión histórica al uso de los indicadores en ecología”.

10 de Diciembre del 2012

El Índice DCova permite hacer una interpretación matemática y ecológica, dando una idea más cercana a la realidad, acerca de cómo es la diversidad de una comunidad (plantas, animales e insectos).

El instrumento fue presentado por el profesor Dante Covarrubias Melgar, director de la Unidad Académica de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Guerrero (México), durante el Jueves de la Biodiversidad organizado por el Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la UN.

La nueva herramienta se describe como la presentación de las estimaciones de los índices de diversidad como una triada (valor del índice, número de especies y varianza).

De acuerdo con Covarrubias, en la literatura hay una gran cantidad de índices más que se utilizan para medir la diversidad. Por eso, desde la ciencia matemática ha llevado a cabo la revisión de estos desde su génesis, discutiendo las bondades de su uso y su interpretación matemática-ecológica, con el fin de tratar de ofrecer una propuesta con menos problemas de los que actualmente se tienen.

“Pensé en producir un aporte real, porque en matemáticas muchas veces trabajamos es para matemáticas. La idea era aplicarlo fuera de esta. Así se logró justificar el buen uso de este indicador. Con algunos índices lo que se hace es validar estadísticamente esos resultados”, dice.

Desde 1948 (cuando aparece el Índice de Shannon para medir entropía) hasta 1972 (con el Índice de Fager), se han presentado propuestas de cómo medir la diversidad. Lo cierto es que algunas de estas no nacieron para medir la diversidad con una idea de ecología.

“La revisión que he hecho en los últimos seis años, aproximadamente, me permite decir que este índice cumple con algunas características estadísticas, pero también dar una explicación más sencilla a ese comportamiento”, expresa.

Cuauhtémoc Deloya, investigador del Instituto de Ecología de México, quien integra este proyecto científico, expresa que a lo largo de la biología y la ecología se han usado diferentes estimadores para interpretar la ecología y la estructura de las comunidades. Por eso, hacer una revisión histórica es tratar de ver su desarrollo y cómo se han ido utilizando los índices porque, por ejemplo, la mayor parte de la comunidad académica se queja del Índice de Shannon, aduciendo que no es bueno; sin embargo, se usa, pues es de los pocos que hay.

Es de anotar que el estudio estadístico comparativo de los índices de diversidad es generado a partir de la base de datos concebida por el Instituto de Ecología, A. C. (México), liderado por el profesor Deloya, al medir la diversidad de escarabajos en el bosque mesófilo de montaña en fincas del Estado de Veracruz (México).

“Con los datos obtenidos en campo y mi experticia como escarabajólogo, sumada a la experiencia del doctor Dante en estadística, la idea es juntar dos áreas del saber, cosa que no se ha hecho, y a mediano plazo, por qué no, sustituir a Shannon. Que DCova sea un nuevo paradigma”, afirma Deloya.

Finalmente, Dante Covarrubias manifiesta que hace falta que la comunidad de ecólogos valide que realmente lo que él cree que pueda dar una interpretación sea cierto. Sin embargo, deja claro que es una herramienta que tiene potencial, porque puede dar respuesta favorable a problemas que se han presentado, en este sentido, a través de la historia.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

La vainilla, una alternativa rentable para el Pacífico.

 
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La vainilla es una orquídea de la que existen 110 especies distribuidas en todo el mundo.
La vainilla es una orquídea de la que existen 110 especies distribuidas en todo el mundo.

17 de Octubre del 2012

Según investigaciones de la UN en Palmira, se han reportado cerca de diez especies de estas orquídeas. Estas podrían representar ingresos adicionales a sus pobladores al incorporarlas a otros cultivos.

La vainilla es una orquídea de la que existen 110 especies distribuidas en todo el mundo, particularmente en las regiones tropicales. A diferencia de otras, esta especie es trepadora, germina en el suelo y empieza a subir por los troncos de los árboles formando una especie de bejucos.

La más conocida es la especie Vanilla planifolia, que produce un fruto del cual se obtiene un saborizante y varias fragancias para diferentes productos; un valor que, según investigadores del grupo de Orquídeas y Ecología Vegetal de la UN en Palmira, es un gran potencial que debe ser aprovechado por los pobladores del Pacífico, en donde hay una gran variedad.

“Desde hace cuatro años comenzamos un trabajo para saber cómo podemos identificar estas vainillas de la región, en donde observamos que hay mucho material estéril. En Buenaventura, tomamos muestras de las características morfológicas de las flores de las orquídeas, de los pétalos y de los diferentes órganos con el fin de evaluar su diversidad”, afirma el profesor Joel Tupac Otero, director del grupo.

Los investigadores, bajo el liderazgo de Francisco Molineros, encontraron que en Buenaventura hay cuatro especies y unas nuevas vainillas nativas del país que tienen un gran potencial.

Para el profesor Tupac, estas orquídeas son una alternativa rentable para muchas de las comunidades campesinas que habitan esta zona del país y que cuentan con pocos ingresos económicos.

“Algunas alternativas actuales que se plantean en estas comunidades son el establecimiento de monocultivos como piña, coco y palma de aceite, que hacen necesario deforestar y acabar así con una inmensa biodiversidad”, indica.

Por eso, el investigador propone a esta planta como una alternativa de cultivo acompañante de otros sistemas de producción, con un alto valor agregado y excelente rentabilidad, que no solo permite tener un ingreso económico adicional, sino que, además, ayuda a mantener la seguridad alimentaria y los procesos de biodiversidad intactos.

“En este momento, hay algunos cultivos de vainilla que se han establecido de forma piloto en esta zona. Un ejemplo es uno que estamos implementando en Tumaco como alternativa a la problemática de destrucción ocasionada por la palma de aceite en la zona. Queremos ver cuál es el valor agregado de estos elementos que están naturalmente presentes y que les puedan ayudar económicamente a las comunidades”, dice el profesor Tupac.

En cuanto a su comercialización en el país, asegura que es un excelente producto y que cada vez su mercado aumenta, dadas las necesidades de las personas de consumir productos naturales.

“Por qué no desarrollar una vainilla propia y empezar a proponer alternativas de exportación con un producto que se posicione a nivel internacional. Podemos ponerla en un sistema productivo y rentable actualmente establecido, sin que perjudique otros cultivos existentes y permita obtener así ganancias adicionales”, concluye el investigador.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Diversidad del plátano posibilita seguridad alimentaria.

 
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1 de Octubre del 2012
Investigadores de la UN en Palmira, de manera conjunta con otras instituciones del país, estudian las posibilidades de encontrar materiales superiores del plátano para combatir enfermedades y plagas.
Desde el grupo de Diversidad Biológica (GIDB) de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UN en Palmira, científicos de todas las áreas estudian la diversidad genética del plátano, un fruto de gran importancia para seguridad alimentaria no solo del país, sino del trópico en el mundo.
Según el profesor Jaime Eduardo Muñoz, director del GIDB, la Universidad ha considerado el plátano como una especie vegetal de gran importancia para la seguridad alimentaria del país, ya que es fuente alimenticia para la zona cafetera y el Chocó geográfico.
“De acuerdo con visitas realizadas a consejos comunitarios del Chocó, el plátano y sus especies relacionadas son de gran importancia alimenticia para estas zonas de Colombia. Allí, la fruta ha obtenido una alta puntuación, especialmente en algunos sitios como el medio Baudó, en donde hay producciones importantes”, señala el profesor.
Sin embargo, las plantaciones en Colombia enfrentan una serie de problemas que desde este grupo de investigación, de manera conjunta con instituciones como la Universidad de Caldas, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), se está intentando solucionar.
“Hemos estudiado la diversidad genética de las musáceas de la colección nacional de Corpoica, y encontramos que hay una diversidad muy interesante en el plátano, que habría que evaluar y caracterizar mejor, pero que desde luego nos permitió entender que hay posibilidades para encontrar materiales superiores en el futuro”, afirma el director del GIDB.
En ese sentido, los investigadores de la UN en Palmira también adelantan investigaciones con Fedeplátano para caracterizar la diversidad genética de la colección que poseen en Chinchiná, un proyecto que tiene mucha trascendencia para los agricultores de la zona.
Sin embargo, los cultivos de plátano también enfrentan problemáticas sanitarias, pues las plagas que causan las enfermedades de la sigatoka y el moko están causando serios problemas a los agricultores, quienes han visto un notorio descenso de la productividad. Según el profesor, en esta área hay importantes avances en el CIAT bajo el liderazgo de Elizabeth Álvarez.
“Estudiamos el tratamiento de plagas, como los picudos, que afectan su producción, y hemos hecho tres aislamientos del hongo Beauveria bassiana, que puede tener un muy buen control sobre estos dos picudos y permitiría reducir estas plagas; una investigación coordinada por Ana Milena Caicedo del GIDB”, dice Muñoz.
Según el Anuario de Frutas y Hortalizas del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en Colombia hay sembradas alrededor de 335 mil hectáreas de plátano, que durante el 2009 produjeron 2.616.717 toneladas, extraídas principalmente de las fructíferas tierras del Departamento del Quindío.
La diversidad y el manejo fitosanitario del plátano fue el tema principal del XXI Seminario de Biotecnología, que se realizó el 28 de septiembre en el Auditorio Hernando Patiño Cruz de la Sede, en donde se habló de las principales problemáticas del sector.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Científicos de todas las áreas estudian la diversidad genética del plátano, un fruto de gran importancia para seguridad alimentaria del país.

Científicos de todas las áreas estudian la diversidad genética del plátano, un fruto de gran importancia para seguridad alimentaria del país.

1 de Octubre del 2012

Investigadores de la UN en Palmira, de manera conjunta con otras instituciones del país, estudian las posibilidades de encontrar materiales superiores del plátano para combatir enfermedades y plagas.

Desde el grupo de Diversidad Biológica (GIDB) de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UN en Palmira, científicos de todas las áreas estudian la diversidad genética del plátano, un fruto de gran importancia para seguridad alimentaria no solo del país, sino del trópico en el mundo.

Según el profesor Jaime Eduardo Muñoz, director del GIDB, la Universidad ha considerado el plátano como una especie vegetal de gran importancia para la seguridad alimentaria del país, ya que es fuente alimenticia para la zona cafetera y el Chocó geográfico.

“De acuerdo con visitas realizadas a consejos comunitarios del Chocó, el plátano y sus especies relacionadas son de gran importancia alimenticia para estas zonas de Colombia. Allí, la fruta ha obtenido una alta puntuación, especialmente en algunos sitios como el medio Baudó, en donde hay producciones importantes”, señala el profesor.

Sin embargo, las plantaciones en Colombia enfrentan una serie de problemas que desde este grupo de investigación, de manera conjunta con instituciones como la Universidad de Caldas, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), se está intentando solucionar.

“Hemos estudiado la diversidad genética de las musáceas de la colección nacional de Corpoica, y encontramos que hay una diversidad muy interesante en el plátano, que habría que evaluar y caracterizar mejor, pero que desde luego nos permitió entender que hay posibilidades para encontrar materiales superiores en el futuro”, afirma el director del GIDB.

En ese sentido, los investigadores de la UN en Palmira también adelantan investigaciones con Fedeplátano para caracterizar la diversidad genética de la colección que poseen en Chinchiná, un proyecto que tiene mucha trascendencia para los agricultores de la zona.

Sin embargo, los cultivos de plátano también enfrentan problemáticas sanitarias, pues las plagas que causan las enfermedades de la sigatoka y el moko están causando serios problemas a los agricultores, quienes han visto un notorio descenso de la productividad. Según el profesor, en esta área hay importantes avances en el CIAT bajo el liderazgo de Elizabeth Álvarez.

“Estudiamos el tratamiento de plagas, como los picudos, que afectan su producción, y hemos hecho tres aislamientos del hongo Beauveria bassiana, que puede tener un muy buen control sobre estos dos picudos y permitiría reducir estas plagas; una investigación coordinada por Ana Milena Caicedo del GIDB”, dice Muñoz.

Según el Anuario de Frutas y Hortalizas del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en Colombia hay sembradas alrededor de 335 mil hectáreas de plátano, que durante el 2009 produjeron 2.616.717 toneladas, extraídas principalmente de las fructíferas tierras del Departamento del Quindío.

La diversidad y el manejo fitosanitario del plátano fue el tema principal del XXI Seminario de Biotecnología, que se realizó el 28 de septiembre en el Auditorio Hernando Patiño Cruz de la Sede, en donde se habló de las principales problemáticas del sector.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Posee Chiapas emplia Diversidad de Fósiles.

 
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Esta entidad es una de las más ricas en restos paleontológicos del país, por su historia geológica, refirió Francisco Vega, investigador de la UNAM.

Esta entidad es una de las más ricas en restos paleontológicos del país, por su historia geológica, refirió Francisco Vega, investigador de la UNAM.

Existen regiones en el estado de Chiapas donde se pueden encontrar restos de una gran diversidad de especies, que por sus características de preservación, pueden considerarse entre las mejores del mundo, afirmó Francisco Vega, investigador del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM.
Dentro de la República Mexicana, recalcó, la entidad es una de las más ricas en restos paleontológicos por su historia geológica, refirió.
Los más antiguos, agregó, provienen del Paleozoico (Pérmico), es decir, de hace aproximadamente 250 millones de años. Se trata de rocas que indican un ambiente marino.
La evolución de este territorio continuó y las rocas que siguen en antigüedad corresponden al Triásico, base del Mesozoico, hace unos 200 millones de años, aunque en este periodo no hay mucha diversidad de restos, apuntó.
Del Jurásico se han encontrado algunos invertebrados y, para el Cretácico existe una mayor variedad. De hecho, Tuxtla Gutiérrez está construida sobre rocas del Cretácico Superior, de unos 70 millones de años, mencionó el biólogo.
Uno de los fósiles de crustáceos estudiado fue encontrado al edificar los cimientos de una casa en Tuxtla.
Trabajo en Chiapas
Vega consideró positivo que los habitantes de Chiapas que encuentran fósiles se aproximen a la gente del Museo de Paleontología Eliseo Palacios Aguilera, y éstos, a su vez, contacten a especialistas del IGL, donde trabaja la mayor parte de paleontólogos del país.
Hace 10 años, los colegas de Chiapas encontraron una nueva localidad que llamaron El Chango, ubicada al sureste de Tuxtla Gutiérrez. Ahí se han hallado lajas que contienen diversos organismos como hojas y frutos de las angiospermas más antiguas en México, así como ammonites, peces y crustáceos, citó.
Este último es el grupo que estudió, y está representado por camarones que aparentemente pertenecen a una familia completamente nueva, que data de unos 80 millones de años, destacó.
Lo que llama la atención de los fósiles encontrados es su grado de conservación; hay camarones que tienen preservados los ojos, antenas y cámaras branquiales, entre otras partes no calcificadas.
Se piensa que esto se debe a que en la zona hubo un ambiente donde el nivel de oxígeno era bajo, en consecuencia, se mantuvieron detalles morfológicos de los ejemplares.
Este tipo de crustáceos no tiene un amplio registro fósil, ni se conoce mucho de su evolución, pero con lo poco que se ha avanzado en la investigación se ha visto que no presentan características de un grupo actual, y al parecer pertenecen a una familia ya extinta.
Las plantas y animales que se conservan en El Chango, sugieren que era una zona de mares tropicales. “Existe una mezcla de organismos continentales y marinos, lo que refleja que esta localidad tuvo aporte de ríos e influencia marina”.
Con el empleo de escáner, actualmente trabajamos con manipulación de imágenes, a fin de obtenerlas tridimensionales, lo que nos permite apreciar con mayor claridad detalles morfológicos finos de los fósiles, concluyó.
Boletín UNAM-DGCS-584
Ciudad Universitaria.

24 de Septiembre del 2012

Existen regiones en el estado de Chiapas donde se pueden encontrar restos de una gran diversidad de especies, que por sus características de preservación, pueden considerarse entre las mejores del mundo, afirmó Francisco Vega, investigador del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM.

Dentro de la República Mexicana, recalcó, la entidad es una de las más ricas en restos paleontológicos por su historia geológica, refirió.

Los más antiguos, agregó, provienen del Paleozoico (Pérmico), es decir, de hace aproximadamente 250 millones de años. Se trata de rocas que indican un ambiente marino.

La evolución de este territorio continuó y las rocas que siguen en antigüedad corresponden al Triásico, base del Mesozoico, hace unos 200 millones de años, aunque en este periodo no hay mucha diversidad de restos, apuntó.

Del Jurásico se han encontrado algunos invertebrados y, para el Cretácico existe una mayor variedad. De hecho, Tuxtla Gutiérrez está construida sobre rocas del Cretácico Superior, de unos 70 millones de años, mencionó el biólogo.

Uno de los fósiles de crustáceos estudiado fue encontrado al edificar los cimientos de una casa en Tuxtla.

Trabajo en Chiapas

Vega consideró positivo que los habitantes de Chiapas que encuentran fósiles se aproximen a la gente del Museo de Paleontología Eliseo Palacios Aguilera, y éstos, a su vez, contacten a especialistas del IGL, donde trabaja la mayor parte de paleontólogos del país.

Hace 10 años, los colegas de Chiapas encontraron una nueva localidad que llamaron El Chango, ubicada al sureste de Tuxtla Gutiérrez. Ahí se han hallado lajas que contienen diversos organismos como hojas y frutos de las angiospermas más antiguas en México, así como ammonites, peces y crustáceos, citó.

Este último es el grupo que estudió, y está representado por camarones que aparentemente pertenecen a una familia completamente nueva, que data de unos 80 millones de años, destacó.

Lo que llama la atención de los fósiles encontrados es su grado de conservación; hay camarones que tienen preservados los ojos, antenas y cámaras branquiales, entre otras partes no calcificadas.

Se piensa que esto se debe a que en la zona hubo un ambiente donde el nivel de oxígeno era bajo, en consecuencia, se mantuvieron detalles morfológicos de los ejemplares.

Este tipo de crustáceos no tiene un amplio registro fósil, ni se conoce mucho de su evolución, pero con lo poco que se ha avanzado en la investigación se ha visto que no presentan características de un grupo actual, y al parecer pertenecen a una familia ya extinta.

Las plantas y animales que se conservan en El Chango, sugieren que era una zona de mares tropicales. “Existe una mezcla de organismos continentales y marinos, lo que refleja que esta localidad tuvo aporte de ríos e influencia marina”.

Con el empleo de escáner, actualmente trabajamos con manipulación de imágenes, a fin de obtenerlas tridimensionales, lo que nos permite apreciar con mayor claridad detalles morfológicos finos de los fósiles, concluyó.

Boletín UNAM-DGCS-584

Ciudad Universitaria.