Tag Archives: degradación de suelos

Con árbol de la India rehabilitan suelos degradados

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

El nim es una planta originaria de la India y usada para la rehabilitación de suelos.
El nim es una planta originaria de la India y usada para la rehabilitación de suelos.

12 de enero de 2012

De acuerdo con unos investigadores de la UN en Medellín, la Azadirachta indica, más conocida como nim, ayuda a la rehabilitación de suelos afectados por la minería o la agricultura.

Claudia Patricia Flórez, estudiante de la Maestría en Bosques y Conservación Ambiental, evaluó cómo esta especie de árbol, originario de la India, podía ser usado para recuperar suelos que están altamente deteriorados por las citadas actividades, como el de Santa Fe de Antioquia.

El nim es reconocido por sus cualidades medicinales, pues sirve como tratamiento de diferentes enfermedades como la diabetes, el cáncer, distintas afecciones cardiacas, alergias, hongos, malaria, entre otras. De igual manera, la estudiante dijo a la Agencia de Noticias UN que “el nim es una especie que resiste condiciones extremas y crece muy rápido, por lo que ha resultado útil en la rehabilitación del suelo”.

Cualquier especie que aporte hojas, frutos y ramas al suelo ayuda a la reactivación del ciclo biogeoquímico, que es la interacción de los nutrientes básicos que se necesitan para que haya vegetación: fósforo, carbono, calcio, nitrógeno, entre otros.

La plantación de nim analizada se encuentra, desde el 2004, en un suelo que había sido afectado por prácticas de explotación ganadera. El ganado, al ser tan pesado, daña el suelo y lo vuelve erosivo haciendo que pierda sus nutrientes y que las plantas no encuentren lo necesario para crecer.

La investigadora extrajo muestras de los suelos durante un periodo de un año, comparando diferentes zonas del lugar, y estableció que el suelo de Santa Fe de Antioquia, intervenido con la planta, resultaba más rico en nutrientes que el que no había sido intervenido. Esto, porque el árbol crece rápido y hace que produzca más material que se descompone, logrando que los nutrientes vuelvan al suelo.

Sin embargo, los procesos de rehabilitación de suelo son largos. “Para hacer una rehabilitación uno debe tener un ecosistema de referencia; es decir, tener la intención de restaurar el suelo para convertirlo en lo que fue hace cincuenta o cien años, y contar con datos de la vegetación que había en ese momento. Con el nim se puede rehabilitar el suelo, pero la idea es ir sembrando vegetación nativa e ir sacando la planta extranjera. Esto tardaría mucho tiempo”, explicó Flórez.

Agregó que en el mundo hay un problema de suelos, pues se hace un uso inadecuado de ellos y Colombia no es la excepción. “Hay que fortalecer las normas para conservar los suelos. Que las empresas sean penalizadas si abusan del mismo y, además, que se exija una compensación de reposición de recursos”, así, advirtió Flórez, se mitigarían un poco los daños causados al medio ambiente por prácticas como la minería, la ganadería, la extracción de madera y los monocultivos, por ser los ejemplos más destacados.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Estudian degradación de las montañas a partir de su humedad

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

A través de estudios sobre humedad en suelos montañosos del Valle de Aburrá y en las altillanuras colombianas, científicos de la UN pretenden pronosticar problemas climáticos para prevenir desastres.
A través de estudios sobre humedad en suelos montañosos del Valle de Aburrá y en las altillanuras colombianas, científicos de la UN pretenden pronosticar problemas climáticos para prevenir desastres.

22 de diciembre de 2011

A través de estudios sobre humedad en suelos montañosos del Valle de Aburrá y en las altillanuras colombianas, científicos de la UN pretenden pronosticar problemas climáticos para prevenir desastres.

La iniciativa surgió del Grupo de Investigación en Microbiología del Suelo de la UN en Medellín, que adelanta su trabajo, principalmente, en la “implementación de modelos hidrológicos para la determinación de regímenes de humedad del suelo”, el cual pretende desarrollar una estrategia piloto para evidenciar el estado de degradación, producto de la humedad, en los terrenos estudiados, así como implementar planes de contingencia en ellos.

Juan Carlos Loaiza, docente-investigador del Grupo de Microbiología del Suelo, explicó que “tratamos de asociar variables hidrológicas con problemas de movimientos y queremos saber si, con información básica y un modelo sencillo, podemos predecir el comportamiento de esas vertientes asociado a fenómenos de saturación por agua”.

Loaiza afirmó que el planeta carece de investigación sobre la degradación de suelos, cuando son la principal fuente de desarrollo de la vida terrestre de los seres vivos. En ese sentido, son muchos los retos desde lo climático y lo preventivo, por lo cual el grupo de investigación contempla la importancia de “generar información básica de humedad del suelo, a través de la utilización de tecnologías de sensores, para  utilizar modelos mucho más complejos que nos permitan predecir a mayor escala el comportamiento de la humedad en estas zonas”.

El estudio en el Valle de Aburrá se encuentra, por ahora, en su etapa inicial, pero ya los científicos de la UN han encontrado que la saturación de agua en los cerros, que se presenta en los primeros horizontes y en las partes intermedias, disminuye la infiltración de agua, lo cual, aseguran, se convierte en un indicador importante para el trabajo que adelantan.

Por otro lado, el Grupo de Microbiología del Suelo, en asocio con investigadores de la UN en Bogotá y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), trabajan en esa misma línea en las altillanuras colombianas, con el fin de saber cómo afecta el cambio climático los regímenes de humedad del suelo y, por ende, los contenidos de agua del suelo en los diferentes periodos del año.

Con dicha estrategia, se espera establecer el diseño de planes de riego y drenaje mucho más eficientes en la zona de altillanura, ya que se han tenido grandes problemas asociados a los fenómenos de precipitaciones en los últimos meses, aseguraron los investigadores.

Juan Carlos Loaiza manifestó que los estudios que se están desarrollando desde la UN podrían ser una herramienta importante dentro de los planes de prevención de riesgos en las ciudades.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Advierte investigador de la UAM que casi la mitad del territorio nacional enfrenta problemas de desertificación y degradación

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

desertificación*En Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Michoacán los daños pueden ser “extremadamente severos”

Alrededor de 45 por ciento de las tierras en México están siendo afectadas por la desertificación y degradación, muchas de las cuales (900 000) son cultivables, informó el maestro Jesús Manuel Tarín Ramírez, profesor del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El investigador de la Licenciatura en Agronomía de la Unidad Xochimilco indicó que la mayoría de la gente no percibe las “dimensiones catastróficas” del problema, ya que por ejemplo los paisajes áridos pueden ser agradables a la vista, aunque “en realidad eso se debe a los efectos de la erosión en una tierra que era agrícola y que hoy se ha perdido, y la cual permitía el desarrollo económico de una región determinada”.

Desde 1987, recordó, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación ha definido la desertificación como la pérdida de la capacidad productiva de las tierras por deforestación, erosión, disminución de la fertilidad y de los recursos hídricos, además de salinización en ambientes climáticos áridos, semiáridos y subhúmedos secos.

Tarín Ramírez apuntó que 63.5 por ciento de la superficie total en el país se caracteriza por poseer ambientes climáticos diversos, pero que además existen “tierras afectadas en ecosistemas frágiles”, localizadas al sur y sureste del país como Chiapas, Veracruz y Guerrero, por ejemplo, en donde “se requieren programas emergentes de atención y rehabilitación”.

El profesor del Diplomado Desertificación y Agricultura Sustentable en Agroecosistemas Frágiles Degradados –que la UAM imparte a productores y técnicos agrícolas y cuya edición concluirá a finales de julio– insistió que las tierras de México se están degradando: “se compactan, se encostran y se acidifican, pero el problema más significativo es que se erosionan, ya sea por efectos del agua o del aire”.

El aire afecta el norte y el noroeste, en donde más de 90 millones de hectáreas pierden hasta 200 toneladas de suelo por hectárea al año (ton./ha./año), mientras que el agua altera 22 millones de hectáreas del centro, sur y sureste del país, con arrastres promedios de superficies de 150/ton./ha./año.

Además, agregó, con la tierra “se desperdician grandes cantidades de nutrientes para las plantas y los cultivos”, que deben comprarse para su reposición.

El especialista indicó que “más de 50 por ciento de este fenómeno es originado por “condiciones antropogénicas”, es decir, que es el hombre por medio de sus actividades y relaciones culturales con las unidades de producción, “quien está acelerando el proceso de degradación y desertificación”.

Tarín Ramírez afirmó que si bien la erosión y degradación es una condición natural, “el individuo actúa como un catalizador” y en consecuencia es necesario desarrollar programas “que reeduquen a los productores y preparen de manera más consciente a nuevos técnicos”.

Las regiones en donde existe una degradación de la tierra se correlacionan con zonas de fuerte expulsión de mano de obra hacia Estados Unidos, como es el caso de Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Michoacán, comentó.

La migración también se vincula con el deterioro de los ecosistemas en pueblos y centros de producción agrícola, cuyas malas condiciones hacen poco atractivo que los habitantes se arraiguen en sus comunidades, por lo que mejor buscan otras opciones de vida, “de ahí proviene el problema del desplazamiento de connacionales”.

La degradación de las tierras, reconoció, es atendido por la Comisión Nacional Forestal y las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, las cuales cuentan con presupuestos federales y tienen vínculos con organismos que aportan recursos como los bancos Interamericano de Desarrollo y Mundial.

Sin embargo, en ocasiones ese capital “no llega en forma oportuna a los productores, además de que muchos programas son manejados de manera descoordinada y no se vinculan con los usuarios y campesinos del país, por lo que su impacto es poco significativo”.

El investigador consideró que si existiera una mayor conexión entre dichos organismos “sería saludable”; y aún mejor si los programas se enlazaran en forma directa con los productores.

El Diplomado Desertificación y Agricultura Sustentable en Agroecosistemas Frágiles Degradados surgió mediante un convenio entre el Instituto de Suelos del Ministerio de Agricultura de Cuba y la Unidad Xochimilco y se realiza desde el año 2005; a la fecha se han graduado alrededor de 120 personas.

Créditos: UAM. Direccción de Comunicación Social