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Hombre cyborg, tecnología incrustada en el cuerpo.

 
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2 de Febrero del 2013
Las nuevas tendencias tecnológicas abordan dimensiones humanas insospechadas con prótesis estéticas o herramientas que se han vuelto imprescindibles para algunas personas.
Aunque para muchos la tecnología resulta ser una solución viable a dificultades cotidianas, para Ángela María Orozco, investigadora y estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa, es también una manera de generar “nuevas dinámicas de vida” a través de la búsqueda de la perfección.
Esta investigación, planteada como parte del Programa Cuerpos y Subjetividades de la Sede Manizales, es una exploración desde lo cotidiano hacia esas nuevas expresiones, dinámicas y ritmos que genera la inmersión de la tecnología en la vida. Así como desde el ciberespacio y la cultura de lo virtual se desdibujan las nociones de tiempo y espacio, también muta la concepción del hombre en su dimensión corpórea.
Aunque la relación cuerpo-tecnología contiene en sí misma una noción invasiva, una de las formas más agresivas planteadas por Julián Jiménez, uno de los investigadores del tema, son los chips que se están insertando en las personas para facilitar su identificación.
“Son circuitos del tamaño de un granito de arroz o más pequeños, con los que se obtiene toda la información personal de cada individuo; esto reduce al hombre a un archivo ambulante cuyos datos (desde su ubicación hasta sus cuentas bancarias) pueden ser vistos con el simple hecho de pasar la mano por un lector similar al datáfono, tal como se hace con una tarjeta de crédito”, manifestó el estudiante.
Según los investigadores, esta tendencia guarda relación con el presente modelo de desarrollo marcado por el individualismo, a través del cual se minimiza la interacción con el otro, situación que pauperiza la vida en sociedad y disminuye los espacios culturales tradicionales.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
A medida que la tecnología avanza parece retroceder en términos de lo humano.

A medida que la tecnología avanza parece retroceder en términos de lo humano.

2 de Febrero del 2013

Las nuevas tendencias tecnológicas abordan dimensiones humanas insospechadas con prótesis estéticas o herramientas que se han vuelto imprescindibles para algunas personas.

Aunque para muchos la tecnología resulta ser una solución viable a dificultades cotidianas, para Ángela María Orozco, investigadora y estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa, es también una manera de generar “nuevas dinámicas de vida” a través de la búsqueda de la perfección.

Esta investigación, planteada como parte del Programa Cuerpos y Subjetividades de la Sede Manizales, es una exploración desde lo cotidiano hacia esas nuevas expresiones, dinámicas y ritmos que genera la inmersión de la tecnología en la vida. Así como desde el ciberespacio y la cultura de lo virtual se desdibujan las nociones de tiempo y espacio, también muta la concepción del hombre en su dimensión corpórea.

Aunque la relación cuerpo-tecnología contiene en sí misma una noción invasiva, una de las formas más agresivas planteadas por Julián Jiménez, uno de los investigadores del tema, son los chips que se están insertando en las personas para facilitar su identificación.

“Son circuitos del tamaño de un granito de arroz o más pequeños, con los que se obtiene toda la información personal de cada individuo; esto reduce al hombre a un archivo ambulante cuyos datos (desde su ubicación hasta sus cuentas bancarias) pueden ser vistos con el simple hecho de pasar la mano por un lector similar al datáfono, tal como se hace con una tarjeta de crédito”, manifestó el estudiante.

Según los investigadores, esta tendencia guarda relación con el presente modelo de desarrollo marcado por el individualismo, a través del cual se minimiza la interacción con el otro, situación que pauperiza la vida en sociedad y disminuye los espacios culturales tradicionales.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Piel y hueso humanos, a partir de la ingeniería de tejidos

 
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Constructo cutáneo previo a su realización.
Constructo cutáneo previo a su realización.

2 de enero de 2012

• La primera puede colocarse en pacientes quemados o en personas con cicatrices hipertróficas, o una gran retracción cutánea en alguna parte del cuerpo
• El material óseo producido en laboratorio sirve a quienes presentan pérdida o nula recuperación de esa masa por fracturas u otras causas

Un equipo de académicos de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM cultiva piel humana y produce hueso a partir de la ingeniería de tejidos. Esta nueva rama de la disciplina busca reparar o sustituir estos últimos, u órganos dañados por diferentes causas, así como modular sus respectivas funciones.

Para alcanzar estos objetivos son necesarios tres elementos: células que puedan ser diferenciadas a otro tipo celular, como de tejido adiposo o de médula ósea; andamios elaborados con biomateriales, para colocar esas células en ellos, y citocinas o factores de crecimiento, que permiten que aquéllas crezcan y funcionen de manera adecuada en un modelo in vitro, que después será trasplantado a uno in vivo.

Si se toman células de cartílago (de aspecto más o menos redondo), y se colocan en un plato de cultivo, cambian de forma, se alargan y comienzan a producir colágena tipo 1, no tipo 2, que es el del cartílago. “Si uno las toma y las coloca en un ‘andamio’, adquieren una forma redondeada y producen colágena tipo 2, no tipo 1”, explicó Andrés Castell Rodríguez, jefe del Departamento de Biología Celular y Tisular de la FM.

El hecho que sean colocadas en una estructura tridimensional como la del andamio, les confiere una funcionalidad adecuada, característica del sitio de donde fueron tomadas, y, además, hace posible trasplantarlas a otro para repararlo, con una función semejante o igual a la del tejido u órgano afectado, reiteró.

La ingeniería de tejidos se vale de otras áreas como la histología (de la que desciende directamente), la inmunología, la bioquímica, las ciencias de los materiales y, por supuesto, la cirugía.

Los universitarios cultivan en laboratorio piel humana para colocarla, en forma de parches, en pacientes quemados o personas con cicatrices hipertróficas o queloides, o con gran retracción cutánea en alguna parte del cuerpo.

“Con esta técnica se toma una biopsia de la propia piel del paciente, lo que evita un posible rechazo; luego la cultivamos en pequeñas cajas y la expandimos. Podemos producir dos metros cuadrados en 20 días”.

Asimismo, generan constructos cutáneos (sólo de la dermis) para colocarlos en pacientes con úlceras de pie diabético o de origen vascular, que tardan meses en cerrar y, por desgracia, son muy frecuentes en México.

“En conjunto con el Hospital General Dr. Manuel Gea González, llevamos a cabo un estudio de efectividad. Proporcionamos los constructos para que los apliquen allí y sean comparados con otros productos comerciales, como los parches coloidales. Hasta ahora hemos visto que los nuestros dan mejores resultados”, dijo.

Ésta no es una piel perfecta, ni mucho menos, pues no tiene pelo, glándulas, ni mielanocitos (células que producen melanina, un pigmento de la piel, ojos y pelo, cuya principal función es bloquear los rayos ultravioleta del Sol); sin embargo, los académicos ya trabajan para mejorarla en el laboratorio. “Le añadimos pelo en los parches, pero lo que nos falta es hacer más rápido el proceso de producción”, comentó.

Producción de hueso

Castell y sus colaboradores producen también hueso para pacientes que presentan pérdida o nula recuperación de masa por fracturas u otras causas.

Desde hace algunos meses realizan un estudio en el Instituto Nacional de Rehabilitación, que consiste en transformar células de médula ósea en osteoblastos o células de hueso, a partir de un gel de plasma, que son colocados mediante un catéter en la cabeza de fémur de niños y adolescentes con presentan necrosis en esa zona.

Inyectan a estos pacientes para ver si es posible recuperar el volumen que han perdido. “El estudio concluirá en abril o mayo de 2012, y esperamos tener los resultados dentro de un año, más o menos.”

Además, a dos pacientes mujeres del ISSSTE, con fracturas de fémur no consolidadas, les colocan en las zonas afectadas células de médula ósea implantadas en hueso proveniente de cadáveres.

“Una de ellas se fracturó los dos fémures en un accidente automovilístico; ya fue operada siete veces, pero quedó inestable porque se le formó una pseudoarticulación en uno. Esperamos que el proceso le ayude a consolidar las fracturas en dos o tres meses”, indicó.

Luego de colocarlas también en las partes afectadas, con una proteína semejante a la colágena, los especialistas han observado que aquéllas adquieren una mayor capacidad de producir proteínas de hueso.

Otro de los proyectos de Castell y sus colaboradores es crear, a mediano plazo, una Unidad de Ingeniería de Tejidos en la FM, donde se produzcan distintos tejidos y órganos destinados a hospitales.

Créditos: unam.mx/boletin/004/2012