Esta exposición de fotografía y narrativa es una muestra que promueve las formas de acercamiento a las víctimas de la violencia a manera de protesta.
29 de Octubre del 2012
En “El Nuevo Arte Forense”, proyecto de fotografía y narrativa de Jairo Orrego, se abordan problemáticas sociales a partir de la labor forense y el trabajo con las víctimas de la violencia.
Jairo León Orrego, médico forense de la Universidad Nacional de Colombia y quien realiza actualmente la maestría en Escrituras Creativas en la UN, es funcionario del Instituto Nacional de Medicina Legal, entidad en la que viene desarrollando una línea de trabajo denominada “Nuevo arte forense”, con la que busca combatir y repudiar la violencia, intentando transformar la realidad.
“El arte forense que ahora proponemos es arte verdadero, en respuesta a la violencia y al servicio de la justicia, pero en la forma en que el arte siempre lo ha hecho: generando sensaciones, ayudando a tomar conciencia, siendo en sí mismo una alternativa diferente a la violencia”.
Este nuevo arte pretende utilizar la especial sensibilidad de los artistas, así como el poder que tiene el arte para conmover, en la búsqueda de soluciones al conflicto que desde hace tanto se vive en nuestro país, al igual que en muchas partes del mundo”, comenta Orrego.
Entre sus trabajos se encuentra “Ángeles bocarriba”, exposición fotográfica acompañada de textos literarios, con la cual se inauguró la línea de trabajo del nuevo arte forense en el año 2008. Su trabajo lo expuso por primera vez en el Instituto de Medicina Legal.
También está “Mírame a los Ojos”, producto de su trabajo en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía, con personas víctimas del maltrato, de violaciones y lesiones personales. Son ojos de mujeres agredidas acompañados de un texto que busca la reflexión; se trata de una recopilación de fotografías que le sirve para hacer una reflexión sobre la violencia de género.
Por otra parte, está su libro “Apología de la ternura”, donde “escribir sobre la muerte es un verbo que solo conjuga bien quien se ha acercado a ella sin ser su víctima”.
Como maestrante proyecta la realización de una novela forense, así como un monólogo teatral que escenifique la sensibilidad y percepciones frente a la vida y la muerte de las víctimas de las violencias en Colombia.
Con esta nueva línea de investigación artística, que se asoma a las salas del Claustro de San Agustín, el médico forense espera promover nuevas formas de acercamiento a las víctimas de la violencia y fomentar el arte como un escudo, como una respuesta.
Esta es la primera charla presentada como parte de la agenda paralela de la Exposición temporal “Elementos del Crimen” del Museo de Ciencias Forenses de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la UN, que se puede observar en el Claustro de San Agustín, sede de la Dirección de Museos y Patrimonio Cultural de la UN.
Cerca de 800 objetos componen la exposición “Elementos del crimen”.
20 de mayo de 2012
Si hay un país en el mundo donde las ciencias forenses han alcanzado un desarrollo de alto nivel, ese es Colombia. Y quien cimentó ese camino es un ilustre hijo de la UN: José María Garavito Baraya.
Su legado podrá ser visto ahora en el Museo de Ciencias Forenses que lleva su nombre y en el cual se guardan cerca de 800 piezas, la mayoría recolectadas por él mismo durante su casi medio siglo de actividad investigativa, científica y pedagógica.
Para los abogados penalistas del país, Garavito Baraya es el resumen de Hércules Poirot —personaje de ficción creado por Agatha Christie—, Sherlock Holmes —de Arthur Conan Doyle— y de la serie CSI: en la escena del crimen, como bien lo expuso la vicerrectora de la UN en Bogotá, Clemencia Vargas.
De eso también está segura la destacada abogada y profesora de la UN Whanda Fernández León, quien asegura que Garavito fue el creador de las ciencias forenses en el país y el formador de gran parte de los sobresalientes penalistas y expertos forenses que hoy lideran este campo.
La muestra, llamada “Los elementos del crimen”, es expuesta en el Claustro de San Agustín y hace parte de un proyecto del Sistema de Patrimonio Cultural y Museos de la UN y la Facultad de Derecho, cuyo fin es rescatar una larga lista de elementos que duraron archivados por veinte años.
Se destacan artefactos de numismática (ciencia que estudia la falsificación de documentos), estupefacientes, de medicina legal, instrumental técnico y de hoplología (ciencia del estudio de las armas), todos provenientes de casos reales abordados por el profesor Garavito Baraya.
Carmen Cecilia Acuña, antropóloga y curadora de la colección, señala que el Museo, más que mostrar objetos, pretende ser un espacio de investigación, reflexión y de adquisición de conocimientos básicos sobre el derecho penal, el procedimiento forense y el respeto de los derechos humanos.
“Una de las decisiones que tomé fue no mostrar armas, porque estamos cansados de ellas, porque son artefactos de la muerte. Quisimos, en cambio, mostrar la vida y obra de José María Garavito Baraya, que fue maestro hasta sus últimos días de vida, así como piezas procesales de casos que él manejó. Queremos que este sea un espacio para desnaturalizar el crimen, en un país donde se han vuelto comunes los asesinatos”, manifiesta Acuña.
Los interesados en conocer este patrimonio de la UN pueden ir al Claustro de San Agustín, ubicado en la carrera 8 n.º 7-21 (a un lado de la Casa de Nariño). Visitas: lunes a sábado, de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.; domingos y festivos, de 9:00 a.m. a 4:00 p.m.
En el Palacio de la Antigua Escuela de Medicina, el rector José Narro encabezó la presentación del documento resultado de la Conferencia Internacional sobre Seguridad y Justicia en Democracia, cuyo contenido fue leído por Jorge Carpizo, ex rector y presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional
• Es imposible actuar con disimulo, cubrirnos con un manto de sordera y ceguera, pasar de reservados a silenciosos, y de esa condición a afónicos o, incluso, mudos, subrayó el rector de la UNAM
• El ex rector Jorge Carpizo dijo que si queremos seguridad y justicia en democracia, se debe enfrentar la pobreza en la que vive la mitad de los mexicanos
• Se presentaron los “Elementos para la construcción de una política de Estado para la seguridad y la justicia en democracia”
Al asegurar que no podemos ni debemos permanecer ajenos a la situación de inseguridad e injusticia que amenaza a nuestra población, el rector de la UNAM, José Narro Robles, pidió el apoyo de todos los actores, para que unidos y bien articulados “derrotemos juntos al crimen, al delito y a la injusticia”.
Frente a esos problemas, consideró imposible actuar con disimulo, hacer como que estos temas son distantes y extraños a nuestro quehacer, cubrirnos con un manto de sordera y de ceguera, pasar de reservados a silenciosos, y de esa condición a afónicos o, incluso, mudos.
Ese no es el papel que le corresponde a los universitarios del país, ni algo conveniente para la sociedad, ni la forma como nos vamos a comportar. La historia lo registraría como desleal y equivocado, dijo en la presentación de los “Elementos para la construcción de una política de Estado para la seguridad y la justicia en democracia”.
Por ello, Narro Robles subrayó que pierden su tiempo quienes esperan que así actúen el rector y los universitarios. “Ellos están en su derecho de plantear sus dichos, nosotros de responder, desde la academia, con propuestas y acciones de beneficio colectivo”. Asimismo, señaló que “los límites de nuestra responsabilidad no los fijan ellos. Nuestra legislación nos lo autoriza y la conciencia nos obliga”.
Ante representantes de la sociedad civil; funcionarios federales, estatales y municipales, y procuradores de justicia, el rector destacó que al construir la propuesta que hoy se entrega, sólo se ha pensado en México y sus dificultades.
“No hay interés por generar enfrentamiento alguno, sólo de reconocer nuestra realidad y de proponer acciones para resolver los problemas que nos afectan. No hay intención de sacar ventaja a favor de nadie y tampoco de promover protagonismos personales o institucionales”, acotó.
En el auditorio Gustavo Baz Prada de la Antigua Escuela de Medicina, indicó que el país necesita consolidar sus instituciones, decidir colectivamente y actuar en consecuencia para resolver los problemas del pasado, del presente, y anticipar los del futuro.
Debemos pensar en grande y ver el porvenir; hacer los cambios de rumbo o de ritmo que se deben realizar pero, además, hacerlos ya; vigorizar nuestro régimen democrático, el representativo y el participativo, así como otorgar prioridad a la educación, a la ciencia y a la cultura, y a los programas dirigidos a los jóvenes, puntualizó.
Propuestas
Jorge Carpizo, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas, y presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, presentó un resumen de la propuesta de 36 puntos, realizada por 88 especialistas reunidos en junio pasado en este recinto de la UNAM.
Entre ellas, destacan celebrar un pacto político y social amplio que reoriente a las instituciones de seguridad y justicia para enfrentar la crisis de violencia; generar consensos políticos y sociales para dar un giro inmediato en las estrategias de seguridad, centrándolas en la prevención del delito, el abatimiento de la impunidad, la reducción del número de muertes y de lesionados.
La preservación de la integración de las personas y la defensa de sus derechos humanos, y concentrar lo anterior en un diagnóstico transparente y participativo que defina el problema que se enfrenta, la ruta a seguir y mecanismos de evaluación periódica.
También, se propuso diseñar un programa de política social que desarrolle modelos para ayudar a los consumidores de sustancias adictivas a aceptar su problema y solicitar tratamiento; establecer programas que reconozcan la heterogeneidad de los jóvenes y contemplen foros para su expresión y su vinculación con la comunidad, así como generar programas para propiciar la permanencia o reinserción de los jóvenes en el sistema educativo, con insumos para su desarrollo laboral.
Asimismo, se sugirió rediseñar políticas de empleo que destaquen la importancia del nexo escuela-trabajo, y fomenten la estabilidad en el empleo y la capacitación de los trabajadores; ofrecer estímulos fiscales a empresas que contraten jóvenes y procuren la capacitación de sus trabajadores; generar un subsistema nacional de distribución y comercialización juvenil que propicie una cultura emprendedora entre ese segmento, y establecer una defensoría que los oriente, asesore y proteja en los entornos familiar, escolar, civil, penal, laboral y administrativo.
En otro ámbito, se propuso ejecutar un documento nacional que haga operativa la rendición de cuentas, mediante la integración de ciudadanos al Consejo Nacional de Seguridad Pública y a la Auditoría Civil de las Policías; establecer un registro nacional de víctimas y llevar a su máxima intensidad la persecución del delito de lavado de dinero.
En temas relacionados con la Universidad Nacional, el grupo de expertos se comprometió a crear un mecanismo formal en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), para diseñar un sistema de vinculación para la investigación y el desarrollo de seguridad y justicia.
La UNAM pondrá en marcha un programa piloto especializado en estos dos últimos temas, creará el Programa Universitario de Derechos Humanos, e impulsará la discusión sobre la política de drogas en México a través de un foro amplio.
Además, en el Museo de las Constituciones, que se inaugurará próximamente, se desarrollará un programa sobre las constituciones mexicanas.
Carpizo planteó que si se quiere seguridad y justicia en democracia, se debe enfrentar la pobreza en la que vive la mitad de los mexicanos. Despojarnos de egoísmos, eliminar privilegios y falsos prestigios políticos, religiosos y sociales, propuso.
En su oportunidad, el abogado General de la UNAM, Luis Raúl González Pérez, reconoció que México transita por una espiral de violencia e inseguridad pública, lo que lleva a la reflexión de que, además de la delincuencia ordinaria y la organizada, existe otra, que nace de las carencias económicas y de la desesperación e incertidumbre de un futuro de vida digno.
Asistieron, entre otros, el presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Diego García Sayán; la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero; el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Carlos Ramírez Marín; el procurador general de Justicia del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera; el secretario general ejecutivo de la ANUIES, Rafael López Castañares; el gobernador de Durango, Jorge Herrera Caldera; Javier Sicilia e Isabel Miranda de Wallace.
4 de febrero de 2011
*El cambio de partido en el año 2000 “fue una insurrección ilusoria”, dice
*Las elecciones fueron confiscadas por la clase política
*México vive una suerte de transición histórica
A pesar de las libertades democráticas conseguidas durante los recientes 30 años, éstas siguen siendo restringidas, acotadas “y muchas veces sujetas al riesgo represivo de la criminalización si no se ejercen dentro de la lógica y el funcionamiento de los partidos políticos”, afirmó el doctor Arturo Anguiano, investigador del Departamento de Relaciones Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Entrevistado con motivo de la aparición de su libro El ocaso interminable. Política y sociedad en el México de los cambios rotos, el doctor Anguiano rechazó que a partir del cambio de partido en el poder México viva un proceso de transición democrática, “sino una suerte de transición histórica que implica la crisis de un régimen político y de un modelo económico específicos”, y que “vive un proceso de descomposición del que sólo puede venir la creación de un nuevo régimen.
Al explicar el “México de los cambios rotos”, señaló que el país se ha transformado “bajo la acción combinada de crisis, reestructuraciones y conflictos que acabaron por engancharlo en el proceso de mundialización capitalista y de gestación de una sociedad que no deja de avanzar a contracorriente”.
Estimó que el régimen político emergido de la Revolución se resquebrajó no sólo “por la acción de las fuerzas materiales y sociales, sino igualmente por los intensos e incontenibles flujos de la información, la cultura y quiebres de fondo característicos de nuestra época, la era neoliberal”.
El trabajo del doctor Anguiano abarca las tres décadas más recientes porque es cuando tiene lugar la caída del régimen autoritario y el punto de partida que implicó el año 2000, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió la Presidencia, como consecuencia de la “insurrección ciudadana” que en ese momento tuvo lugar.
El cambio de partido en el poder ha sido interpretado como el desenlace de la transición democrática; sin embargo, el investigador consideró que en realidad “aquella fue una insurrección ilusoria: el partido que ingresó al poder con Fox retomó la forma de hacer política, las instituciones y los mecanismo clientelares forjados por el PRI y los continuó”. Por tanto, gobierna un régimen que descansa en el autoritarismo, el clientelismo, la corrupción y la ausencia de democracia.
Señaló que las elecciones son una gran conquista, pero fueron confiscadas por la clase política y los ciudadanos se sienten cada vez más ajenos a estos procesos. Lo anterior resulta grave si se considera que ese descontento puede desembocar en estallidos sociales. Créditos: UAM/Dirección de Comunicación Social/uam.mx /Boletín 044/11
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