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COLOCAN PRIMERA PIEDRA DEL NUEVO EDIFICIO DEL SERVICIO SISMOLÓGICO NACIONAL

 
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primerapiedra22 de septiembre de 2014

La edificación, que se localizará a un costado del IGf, en Ciudad Universitaria, se erigirá en alrededor de mil 400 metros cuadrados, en 1.5 niveles. Contará con un espacio dedicado a la sala de monitoreo sísmico, en cuyo interior se observarán mediciones telúricas en tiempo real. También, tendrá un salón para visitantes quienes observarán de qué manera operan las redes sismológicas.

De manera complementaria, albergará un laboratorio de instrumentación, una sala de sistemas y telecomunicaciones y un taller, elementos indispensables para el correcto funcionamiento del Servicio. En virtud de que el SSN opera las 24 horas de los 365 días del año, se acondicionarán servicios para el personal de guardia.

Asimismo, se contemplan los servicios técnicos y una serie de antenas para telecomunicaciones y enlaces satelitales. Se prevé que la obra sea inaugurada en el segundo semestre del próximo año.
Conjunto de buenas voluntades

En la ceremonia respectiva, el director del IGf, Arturo Iglesias Mendoza, dijo que se inicia el levantamiento de un nuevo edificio que alojará al SSN, el cual hace unos días –el 5 de septiembre– cumplió 104 años, y en 1929, junto con la autonomía, fue entregado a esta casa de estudios, donde ha crecido y se ha consolidado. “Nuestros antecesores y actuales compañeros han trabajado para su crecimiento”.

En la nueva construcción, explicó, habrá espacios necesarios para recibir visitantes pero, sobre todo, para desarrollar las actividades actuales y futuras del Servicio.

Desde el primer momento, expuso, la Dirección General de Obras y Conservación ha ayudado a verificar el cumplimiento de las normas ambientales, y “lo haremos sobradamente, con los requisitos de reforestación, conforme a las recomendaciones de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel”.

El financiamiento, abundó, proviene de un conjunto de buenas voluntades: la administración central, la Coordinación de la Investigación Científica, la Secretaría de Gobernación, a través del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y recursos extraordinarios del propio IGf.

En su oportunidad, Carlos Arámburo de la Hoz, coordinador de la Investigación Científica, recordó que hace 29 años en el país tuvimos una sacudida mayor, pero no sólo en la parte física, sino en la mentalidad, la cultura y la manera de cómo se debía afrontar la vulnerabilidad por fenómenos que ocurren en la naturaleza.

La UNAM tiene una serie de características que no comparte con la mayoría de las instituciones de educación superior del mundo: está a cargo de una serie de servicios que normalmente se otorgan a otras instancias.

“Este servicio o las grandes colecciones nacionales, en Estados Unidos, por ejemplo, no dependen de una universidad. Esta casa de estudios, con una visión amplia de su responsabilidad social, desde sus inicios y desde que acogió al SSN, ha cumplido con una función importante para la sociedad”.

En tanto, el secretario Administrativo, Leopoldo Silva, resaltó que “ya teníamos el apoyo del Cenapred, se tomó la determinación de llevar a cabo esta idea” y dotar al Sismológico Nacional de nuevas instalaciones.

En México, donde algunas regiones se ubican en zonas de alta sismicidad, de 1985 a la fecha hemos aprendido mucho en materia de protección civil, y en la Universidad hemos hecho esfuerzos para continuar el desarrollo de la ciencia nacional. “Eso es importante porque este edificio no sólo servirá para la detección de los movimientos telúricos, sino para el desarrollo de la ciencia en esta casa de estudios y en el país”, sostuvo.

Por su parte, Carlos Valdés, director del Cenapred, en representación de Luis Felipe Puente, coordinador Nacional de Protección Civil y ex jefe del SSN, expuso que el vínculo que ambas instancias tienen permitirá fortalecer el conocimiento y la mitigación del efecto de los fenómenos naturales.

Al acto asistieron Xyoli Pérez Campos, jefa del SSN, investigadores eméritos y ex directores del Instituto, ex jefes del Servicio, además de académicos y estudiantes.

Créditos: UNAM-DGCS-549-2014

Suelos contaminados con químicos o combustibles colapsan más fácilmente

 
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tierrasquimicasMedellín, may. 05 de 2014 – Agencia de Noticias UN- La interacción del suelo con sustancias ajenas a su naturaleza es desfavorable para la estabilidad de una obra. Así lo determinó un estudio de la U.N. sobre dos propiedades del suelo, presentes en la mayoría del territorio nacional.

Se trata de la investigación de Andrés Berrío Alzate, egresado del programa de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, cuyo fundamento teórico fue la mecánica de suelos, es decir, el estudio del comportamiento del suelo ante alteraciones que se hagan con obras, edificios o una carretera. También se tuvieron en cuenta las pruebas de resistencia mecánica, a través de las cuales se estiman ciertos parámetros con los que se puede modelar el suelo.

Colapso y erodabilidad

Dos parámetros importantes a la hora de analizar la estabilidad de las obras son el colapso (pérdida súbita de volumen del suelo, que es lo que ocasiona problemas de las vías con los deslizamientos) y la erodabilidad (fenómenos superficiales de las laderas por flujo de agua o fenómenos hidromecánicos, de transporte de materiales o deterioro). Aun más en estos suelos de latitud tropical (conocidos como suelos residuales tropicales), donde hay cierta tendencia a que estos fenómenos se presenten muy fácilmente. Con base en esto, lo que el ingeniero hizo fue buscar un suelo con características representativas de la región antioqueña. Para facilitar la evaluación de los fenómenos, eligió uno que años atrás era usado como cantera en el municipio de Guarne, en el oriente antioqueño y que por la explotación y el movimiento de tierra, dejó las laderas expuestas a factores como la lluvia o el Sol que hacen que el suelo esté más alterado de lo normal.

Muestreo

Se tomaron tres muestras de suelo en la Autopista Medellín-Bogotá, las cuales fueron puestas en canecas grandes de pintura. De las tres muestras, una se dejó en estado natural, otra se contaminó con agua jabonosa y la tercera con gasolina. De este modo, se pudieron simular filtraciones de pozos sépticos o alcantarillados inadecuados y derrames de hidrocarburos, así como determinar tras un análisis qué tanto inciden estos factores en la inestabilidad del suelo y, por ende, en las obras construidas encima de él.

Lo vertido en esas muestras se dejó actuar durante cierto tiempo en un laboratorio bajo diversas condiciones de secado, haciendo énfasis en las propiedades índice del suelo y una vez se terminó ese periodo de actuación se llevaron a cabo algunas pruebas.

Entre ellas, las pruebas de clasificación (basadas en la teoría clásica), y otras sustentadas en teorías más específicas de los suelos tropicales, provenientes de Brasil, teniendo en cuenta que este país ha estudiado más su suelo y que este tiene características similares a las de Colombia, explicó el profesional. Berrío también expresó que Colombia se encuentra en una región conocida como la zona tropical, que por las diferencias meteorológicas y de agentes de alteración del suelo, entre otros aspectos, tiene suelos muy distintos a los que están en las zonas templadas. “A pesar de esas diferencias, hemos trabajado con teorías clásicas de la geotecnia y muy pocas veces nos hemos tomado el trabajo de hacer nuestras propias investigaciones acordes con los suelos que tenemos”, resaltó.

Resultados

Entre las conclusiones de esta investigación, dirigida por el profesor Óscar Echeverri Ramírez, del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas, se encontró que en la muestra natural se presentaron problemas de orden leve ante el colapso y la erodibilidad. Entre tanto, en la muestra contaminada con agua jabonosa se aumentó la gravedad de los efectos de estos fenómenos.

No obstante, la muestra contaminada con gasolina fue la que tuvo los peores resultados y la situación más desfavorable, pues con esta el suelo pierde sus propiedades e incluso su naturaleza misma de cohesión.

El ingeniero civil aseguró que esos dos fenómenos son muy poco estudiados a nivel mundial y, por lo tanto, local. “Los estudios que se realizan en el país en materia de mecánica de suelos están basados en teorías y análisis provenientes de países como Canadá, Noruega y Suecia”.

Con base en los resultados de este estudio, que se podría extrapolar a otras zonas del país, el investigador pudo estimar lo desfavorable que puede llegar a ser, para propósitos ingenieriles, la interacción del suelo con sustancias ajenas a su naturaleza. El caso más crítico que se presentó fue el de las muestras contaminadas con gasolina, en las que el índice de colapso se duplicó y el suelo se clasificó como altamente dispersivo y erodable.

Créditos: UNAL-723-2014

OBTIENEN ESTUDIANTES DE LA FA TRIUNFO EN CONCURSO DE AULAS PREFABRICADAS

 
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aulasprefabricadasLa Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM, el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) trabajan en el desarrollo de escuelas provisionales para zonas vulneradas en México.

Se trata de un proyecto para establecer, desde una perspectiva industrial y arquitectónica, salones que respondan a las demandas de uso, configuración, adaptabilidad, traslado, fabricación y costo de espacios de enseñanza en zonas de catástrofes. La FA, por medio de su Unidad de Proyectos Interinstitucionales, participó en un concurso emitido por el Comité Técnico y de Administración del Fondo Sectorial de Investigación INIFED-CONACYT, que convocó a distintas instituciones, universidades, centros, empresas y laboratorios a presentar propuestas tecnológicas e infraestructura física educativa.

En este certamen, en el que participaron 20 instituciones públicas y privadas, la entidad universitaria presentó un proyecto denominado Sistema de Infraestructura Educativa Integral Emergente Multi-Región (SIEIEM), consistente en la elaboración de aulas escolares prefabricadas que darán respuesta a los requerimientos técnicos, operativos, espaciales y de seguridad a planteles de educación básica del país afectados por desastres naturales.

“La proposición que hicimos fue bien considerada y se generó este convenio de asignación de recursos entre la FA, con un fondo constituido por el INIFED y CONACYT, para desarrollar nuestro proyecto”, explicó Héctor García Olvera, académico de Arquitectura. “Llevaremos salones construidos con cierta provisionalidad para que no se detenga el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Nos han encargado desarrollar la investigación del deterioro por desastres en la planta de edificios escolares”, agregó el encargado de este proyecto, en el que también participan Hugo Flores, Edson Molina, Sebastián González, Gabriel Benítez y los doctores Adrián Valtierra, Héctor Allier y Miguel Hierro, además de 12 estudiantes. Esta investigación llevará a proponer una forma de atender, en caso de emergencia, una edificación, “quizá un producto modular construible, armable, desarmable, prefabricable que pudiéramos entender como un aula que cubra la carencia para continuar con las actividades”.

Ya se concluyó la etapa de investigación, la segunda es de diseño arquitectónico y la tercera, la formalización de los documentos ejecutivos para la producción del aula emergente provisional.

El proyecto debe realizarse en seis meses, “probablemente en junio o julio entreguemos los documentos para iniciar la producción y atención adecuada a estos problemas, a través del INIFED y del CONACYT”, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-177-2014

CONMEMORAN DOSCIENTOS AÑOS DEL PALACIO DE MINERÍA CON UN LIBRO

 
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palaciomineriaDoscientos años del Palacio de Minería. Su historia a partir de fuentes documentales es un libro impreso a ocho tintas y consta de 11 capítulos y cuatro presentaciones.

Este material —que incluyen más de 300 ilustraciones— se encuentra repartido en las 712 páginas que constituyen el volumen, financiado por la Facultad de Ingeniería (FI), diseñado por Ediciones Nahualito e impreso en QuadGraphics.

Lo recaudado por la venta de mil 300 ejemplares de los que consta el tiraje se destinará a becas para estudiantes de licenciatura de bajos recursos económicos.

Tres años en elaboración

Fueron tres años de labores en los que participaron autores de diversas instituciones, disciplinas y profesiones. Amalgamar esos conocimientos exigió la paciencia y tiempo de quienes dieron forma a este libro de gran formato, con 4.7 kilogramos de peso.

“Nos da una nueva visión desde la historia de la ingeniería, además de que es un volumen con gráfica e información novedosas”, indicó Omar Escamilla González, coordinador de la obra y responsable del Archivo Histórico del Palacio de Minería.

Los 11 capítulos fueron escritos por integrantes de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), la Dirección General de Patrimonio Universitario (DGPU) y especialistas en ingeniería, arquitectura, historia y restauración.

Para reunir la información, los autores recurrieron a 35 archivos (como el General de Notarías del Distrito Federal), tres fototecas, bibliotecas y hemerotecas. De las 306 imágenes, 265 son de publicaciones poco conocidas y se incluyen planos, instantáneas inéditas y un nuevo estudio fotográfico de Javier Otaola Montagne sobre esta edificación.

Desprendido del Seminario Constructores, Mano de Obra, Técnicas y Materiales de Construcción en México, Siglos XVI-XX. El Punto de Vista Social para los Monumentos Históricos, organizado en 2008 por la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la aparición del libro coincide con las celebraciones por el bicentenario del Palacio de Minería, que concluyen de forma oficial el 3 de abril.

Historia

El Palacio de Minería ha sido sede del Colegio de Minería; de las escuelas de Ingenieros, Nacional de Jurisprudencia, Secundaria Nacional de Niñas y Práctica Militar; de las secretarías de Fomento Industrial y de Agricultura; del Instituto Geológico Nacional; del Ministerio de Instrucción Pública y Cultos; de la Academia de Ciencias y Literatura; de la Pagaduría del Desagüe e incluso de la Cámara de Diputados.

Se edificó sobre una de las calles más conocidas de la capital: Tacuba, antes parte de la calzada que conectaba a Tenochtitlan con Tlacopan-Tacuba.

En el texto se menciona que la permanencia del inmueble se debe al arquitecto Antonio Villard Olea, responsable de todas las tareas de reedificación y quien dedicó 33 años a labores en esa construcción.

Existen cuatro publicaciones previas a este título, una llamada El Colegio de Minería, de José María Castera (1841) y tres con el mismo nombre, El Palacio de Minería, la primera escrita por Manuel Francisco Álvarez en 1910; la segunda por Justino Fernández en 1951 y la tercera —con varias reediciones a partir de 1977— a cargo de la Sociedad de Exalumnos de la Facultad de Ingeniería (SEFI).

Anécdotas

En su larga vida, este edificio —considerado la obra más significativa de Manuel Tolsá— ha almacenado gran cantidad de historias y anécdotas, algunas dadas a conocer en la presentación, como que con éste cierra el periodo colonial e inicia el siglo XIX.

Antes de su construcción, en el predio había dos vecindades, además, del lado de la calle Filomeno Mata se estableció un taller de reparación de carretas. En ese sitio Porfirio Díaz celebró algunos cumpleaños y llegó a albergar billares y hasta una alberca.

Como dato curioso, se añadió que en la hoy Biblioteca Ing. Antonio M. Anza se hallaba el Laboratorio de Resistencia de Materiales de la carrera de Ingeniero Civil y que Concepción de Mendizábal obtuvo el primer título de la especialidad el 11 de febrero de 1930.

Créditos:UNAM-DGCS-141-2014

Modelo de autoconstrucción industrializada solucionaría déficit habitacional

 
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modeloautoconstrucciónMedellín, feb. 13 de 2014 – Agencia de Noticias UN- Una idea patentada en España desarrolla un modelo constructivo que podría convertirse para los colombianos en una opción más económica, rápida y fácil de construir vivienda, a propósito de los programas de interés social.

La propuesta, perteneciente a Jaime Sarmiento Ocampo, arquitecto y PhD de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, se configura como una alternativa al déficit habitacional en el país, en donde carecen de vivienda, según el último censo del DANE (2005), alrededor de 3’828.000 hogares de un total de 10’570.000.

La diferencia entre este modelo constructivo y las conocidas viviendas prefabricadas, además de los materiales, es que son sismorresistentes, bioclimatizadas y autoarmables; y dado que los componentes pueden “confeccionarse” con residuos industriales, también son ecológicas.

“Es como un ‘lego’. Cada usuario podrá construirla como quiera y modificarla de acuerdo a sus necesidades”, dice el arquitecto.

En principio, este sistema surge a partir de una iniciativa personal que ha generado una empresa start up con cierto reconocimiento en emprendimiento e innovación (fueron ganadores de la convocatoria Cultura E 2011 de la Alcaldía de Medellín). De igual forma cuenta con el apoyo del SENA y el financiamiento de Colciencias.

La propuesta fue presentada en el Encuentro Nacional de Investigación y Desarrollo (ENID 2013) de la U.N. y es parte del contenido de las asignaturas que el docente dicta.

La principal ventaja es que es un sistema adaptable. “En arquitectura y construcción, las edificaciones son bastante rígidas. Sin embargo, este sistema permite armar diferentes volúmenes y formas, mediante unas piezas que son de industrias. Estas estructuras tienen que ver con elementos que se acomodan a las topografías y a las necesidades de los habitantes, por lo tanto son flexibles y no generan impactos negativos en el medioambiente”.

Un beneficio adicional que contrasta con la necesidad de contratar personal de obra en otros tipos de construcciones, es que estas viviendas pueden ser ensambladas por las personas que las van a habitar.

“Es más económico que un sistema tradicional, pues se ahorra un 80% de tiempo en su construcción; también, hay ahorro en el transporte, pues los sistemas modulares como el de los contenedores obligan a tener camiones y grúas, lo cual implica un costo adicional”, explica Sarmiento.

Para su implementación no se requieren grandes cimentaciones, movimientos de tierra o excavaciones como en el modelo tradicional, por el contrario requiere de apoyos mínimos. “Eso genera un ahorro significativo porque los módulos que nosotros utilizamos se posan sobre el terreno”.

Aunque este tipo de edificaciones no son muy comunes en Colombia, en países como España gozan de bastante popularidad y, de hecho, gran parte de las construcciones las aplican.

Por eso, el profesor Sarmiento asegura que son seguras y serían una buena opción para el país. Pensando en esto, trabaja actualmente en un proceso de homologación ante el Ministerio de Vivienda, aunque el modelo ya se aplica en algunas obras y campamentos de construcciones.

Créditos: UNAL-120-2014