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PROPONE JOSÉ NARRO INTEGRAR FONDO PARA IMPULSAR LA MOVILIDAD ACADÉMICA IBEROAMERICANA

 
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proponejosenarro18 de septiembre de 2014

Hoy existen condiciones para que los gobiernos de las naciones iberoamericanas integren un fondo educativo que permita profundizar los programas de movilidad de alumnos y profesores en la región, propuso el rector de la UNAM, José Narro Robles.

Al ofrecer la conferencia inaugural “Educación superior, globalidad y formación de nuevas generaciones”, en el marco del Foro Internacional “Educación Superior y el Desarrollo Iberoamericano”, detalló que cada país de la región contribuiría con dos dólares por cada uno que aporte Universia.

Lo anterior implicaría reunir, en cuatro años, 760 millones de dólares, que sumados a los 380 que aportará la agrupación de origen bancario referida, representarían mil 140 millones de dólares.

Cada nación, precisó, podría poner una cantidad de acuerdo al tamaño de su economía, de su población o de algún otro parámetro que no implique un detrimento en su economía.

Con ello se movilizarían semestralmente unos 40 mil alumnos y profesores. Además, se debe analizar la posibilidad de que otros grupos empresariales y financieros hagan un aporte que, sumado, alcanzara por lo menos el esfuerzo realizado por Universia, añadió.

Ante representantes de instituciones de educación superior reunidos en este foro sostuvo que mejor instrucción, mayor cobertura en ese nivel, más investigación y desarrollo de tecnología propia deben constituir las bases del bloque iberoamericano.

En su intervención también refirió la necesidad de que desde las universidades se aliente el fortalecimiento democrático, el progreso y la lucha contra la injusticia y la exclusión.

Para ello, requerimos de la energía derivada del saber. Necesitamos de la ciencia y la tecnología, pero también de las humanidades, las ciencias sociales, las artes y la cultura, subrayó.

Narro Robles estableció que uno de los desafíos de la educación superior en el mundo y en América Latina es la instrucción de los jóvenes. “Debemos modelar personas con el alto nivel que las nuevas circunstancias demandan; individuos preparados, comprometidos socialmente con el desarrollo de su país y de la humanidad, educados en los valores laicos y con una formación ciudadana completa”.

Las universidades no capacitamos empleados, formamos seres humanos altamente preparados, con valores, que puedan pensar y analizar y, por lo tanto, que sean críticos, asentó.

Otro reto, abundó, es la ampliación de la cobertura en educación superior. El bajo nivel en este segmento es un obstáculo para que una nación participe en la sociedad del conocimiento; se trata de una tarea no sólo de las universidades, aunque debemos contribuir a su solución, puntualizó.

Un desafío más es la cooperación entre instituciones. “La internacionalización es un hecho irreversible que debemos aprovechar para incrementar sustancialmente la oferta educativa y su calidad, para generar un mayor sentido de responsabilidad colectiva, al igual que para conseguir una mayor convergencia en el entendimiento humano”.

Apertura del foro

En la inauguración del foro, Sara Ladrón de Guevara, rectora de la Universidad Veracruzana, advirtió que si estas casas de estudio no asumen su papel protagónico para incidir en la definición y realización de políticas públicas que coloquen a la educación en el centro del desarrollo social, se perderá la oportunidad de actuar en el diseño de una Iberoamérica que sostenga el derecho a la educación creativa, a la libertad de ser en la diversidad, a una democracia cognitiva en la multiplicidad social, al desarrollo social y cultural incluyente y, sobre todo, el derecho a un futuro humano solidario a nivel mundial.

Por su parte, Rebeca Grynspan, secretaria General Iberoamericana, consideró que espacios como éste son muestra del compromiso de las instituciones de educación superior con el desarrollo y progreso regional.

En el evento, inaugurado por el subsecretario de Educación Superior de la SEP, Fernando Serrano, el titular de Educación de Veracruz, Adolfo Mota Hernández, manifestó que en México se espera que la educación superior sea la impulsora del desarrollo social, la democracia y la convivencia multicultural.

Créditos: UNAM-DGCS-543-2014

Agricultura sostenible debe conocer condiciones de cada ecosistema.

 
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18 de Febrero del 2013
Deteriorar los ecosistemas atenta contra la supervivencia. Una adecuada gestión del medioambiente, basada en el conocimiento científico y el desarrollo de tecnologías, podría evitarlo.
Así lo expresó el docente de la UN en Medellín León Darío Vélez. Además, resaltó: “en todos los países y todas las sociedades, es necesario hacer explícito, mediante legislaciones, políticas, estrategias y estilos de desarrollo económico, nuestra dependencia de los ecosistemas y crear avances investigativos y tecnológicos de acuerdo con las características propias de cada ambiente”.
Precisamente, este investigador del Departamento de Ciencias Agronómicas de la sede trabaja en dos proyectos que buscan contribuir al desarrollo de una agricultura sostenible que tenga en cuenta las condiciones de cada ecosistema.
Según cuenta, en el año 2012 culminó la primera etapa de una iniciativa con pequeños ganaderos en Ituango (Antioquia) en la cual se evaluó cómo hacer una ganadería menos extensiva y más intensiva, considerando las particularidades de la región.
“La idea es cambiar los modelos extensivos, que erosionan el suelo, y reducir al mínimo el espacio de los pastos para alimentar el ganado (por ejemplo, de 30 hectáreas a 5). Así, se aprovecha el espacio libre para fortalecer la vegetación natural y se evita el deterioro de los terrenos”, explicó.
Igualmente, informó que este año empezó con Colciencias una investigación acerca del cambio climático en la cual se tienen en cuenta las variables que determinan el funcionamiento y la sostenibilidad de los ecosistemas que están en los pastos para producir leche.
Para el profesor Vélez, es necesario entender las dinámicas del sector agrario y promover un manejo sostenible: “La agricultura es el proceso de transformación de los ecosistemas de un estado inicial a un estado deseado, a fin de producir materia, energía e información para satisfacer las necesidades del ser humano. El reto es no deteriorar las funciones del ecosistema”.
Estas reflexiones se dieron durante la Cátedra Pedro Nel Gómez, que este semestre aborda la agroindustria en Colombia en el siglo XXI y es coordinada por la Facultad de Ciencias Agrarias.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Para evitar el deterioro de los ecosistemas, es necesario desarrollar conocimiento científico y nuevas tecnologías.

Para evitar el deterioro de los ecosistemas, es necesario desarrollar conocimiento científico y nuevas tecnologías.

18 de Febrero del 2013

Deteriorar los ecosistemas atenta contra la supervivencia. Una adecuada gestión del medioambiente, basada en el conocimiento científico y el desarrollo de tecnologías, podría evitarlo.

Así lo expresó el docente de la UN en Medellín León Darío Vélez. Además, resaltó: “en todos los países y todas las sociedades, es necesario hacer explícito, mediante legislaciones, políticas, estrategias y estilos de desarrollo económico, nuestra dependencia de los ecosistemas y crear avances investigativos y tecnológicos de acuerdo con las características propias de cada ambiente”.

Precisamente, este investigador del Departamento de Ciencias Agronómicas de la sede trabaja en dos proyectos que buscan contribuir al desarrollo de una agricultura sostenible que tenga en cuenta las condiciones de cada ecosistema.

Según cuenta, en el año 2012 culminó la primera etapa de una iniciativa con pequeños ganaderos en Ituango (Antioquia) en la cual se evaluó cómo hacer una ganadería menos extensiva y más intensiva, considerando las particularidades de la región.

“La idea es cambiar los modelos extensivos, que erosionan el suelo, y reducir al mínimo el espacio de los pastos para alimentar el ganado (por ejemplo, de 30 hectáreas a 5). Así, se aprovecha el espacio libre para fortalecer la vegetación natural y se evita el deterioro de los terrenos”, explicó.

Igualmente, informó que este año empezó con Colciencias una investigación acerca del cambio climático en la cual se tienen en cuenta las variables que determinan el funcionamiento y la sostenibilidad de los ecosistemas que están en los pastos para producir leche.

Para el profesor Vélez, es necesario entender las dinámicas del sector agrario y promover un manejo sostenible: “La agricultura es el proceso de transformación de los ecosistemas de un estado inicial a un estado deseado, a fin de producir materia, energía e información para satisfacer las necesidades del ser humano. El reto es no deteriorar las funciones del ecosistema”.

Estas reflexiones se dieron durante la Cátedra Pedro Nel Gómez, que este semestre aborda la agroindustria en Colombia en el siglo XXI y es coordinada por la Facultad de Ciencias Agrarias.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Crean equipo biológico para cultivar piel.

 
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24 de Enero del 2013
Un biorreactor diseñado por científicos del Laboratorio de Ingeniería de Tejidos de la UN recrea las condiciones óptimas para el cultivo a gran escala de membranas artificiales.
La tarea científica, desarrollada con juicio y entrega, da sus frutos. De eso dan constancia varios investigadores que lograron patentar una herramienta con la cual se podrá maximizar la producción de membranas sustitutas que ayuden a remplazar la piel dañada por quemaduras u otras heridas.
Luego de varios años, los integrantes del Grupo de Trabajo en Ingeniería de Tejidos (GIT), del Departamento de Farmacia de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, lograron fabricar una versión local de un biorreactor spinner.
Este es un equipo que ofrece unas condiciones ambientales de aislamiento que permiten cultivar fibroblastos, las células propias de tejidos conectivos del cuerpo (epidermis, dermis y cartílagos, etc.). El aparato puede funcionar sin utilizar una incubadora, como tradicionalmente sucede.
Los investigadores cultivan células y soportes de colágeno (superficie donde crecen los fibroblastos) para crear sustitutos que restauren las funciones que hayan perdido seres humanos o animales. Estos resultan de gran utilidad para reemplazar tejidos dañados cuya cicatrización natural es difícil.
El reto es obtener productos sanos, sin daños en el patrón cromosómico. Para eso, se debe propiciar una eficaz división celular (mitosis) en el laboratorio, tal como sucede en un ser vivo. Este es un punto crucial, pues una inadecuada manipulación del material puede originar fallas que lo inhabilitarían para ser usado en humanos.
“Tratamos de hacer por fuera lo que la naturaleza ha hecho tan bien. Trabajamos con mucosa oral y úlceras, pero siempre habíamos estado limitados por los equipos. Ahora, con los nuevos desarrollos del laboratorio, modificamos las condiciones y podemos producir tejido a gran escala”, asegura Martha Fontanilla, doctora en Ciencias Biomédicas y líder del GIT.
Y es que, en la actualidad, uno de los desafíos más urgentes de la Ingeniería de Tejidos es cultivarlos en grandes volúmenes, para beneficiar a una mayor cantidad de personas. Por esta razón, la Superintendencia de Industria y Comercio reconoció el biorreactor como un modelo de utilidad y le otorgó la patente.
Condiciones propicias
Los procesos bioquímicos y biológicos que se desencadenan gracias a la acción del biorreactor se encuentran controlados y permiten elaborar tejidos artificiales con características superiores a las de los cultivos estáticos (por ejemplo, una incubadora celular). Así, se desarrollan soportes grandes, un ambiente mejor controlado y una mayor área de cultivo.
Asimismo, el equipo permite el crecimiento de células de fibroblastos en mallas de colágeno. Y, a través de agitación continua, efectúa una distribución más adecuada de las sustancias utilizadas y una proliferación celular en condiciones óptimas de esterilidad.
El cultivo de tejido conectivo artificial se hace mediante un sistema de dispersión de gas que facilita la transferencia de CO2 y O2 en el material en crecimiento, al tiempo que optimiza la aireación superficial.
La profesora Fontanilla asegura que los biorreactores normales tienen una capacidad de cincuenta mililitros, pero resalta que en el laboratorio de la UN lograron desarrollarlo de tal manera que su capacidad es de dos litros y funciona fuera de la incubadora de CO2.
“El biorreactor nos permite manipular las condiciones del cultivo y así determinamos cómo se comportan las células, cómo crecen”, asegura Diana Nieto, ingeniera química integrante del equipo de investigadores. Agrega que la importancia de este desarrollo se evidencia en casos como el de los diabéticos, cuyas heridas no cicatrizan fácilmente porque no tienen suficiente oxígeno.
“En estas personas los fibroblastos no son iguales a los de una persona sana. Sin embargo, con nuestro equipo, se simulan las condiciones del diabético (bajo oxígeno) y, a partir de los resultados, determinamos si es esta la causa verdadera de la no cicatrización”, dice Nieto.
Así, el biorreactor determina los soportes y las células propicias para cada caso; como las que están involucradas en la señalización celular y en el cierre de heridas, que son las encargadas de dar las órdenes a otras células para que comiencen el proceso de cicatrización o de regeneración.
Sello UN
Cada uno de los integrantes del GIT ha contribuido a perfeccionar el biorreactor. Gracias a su entrega, los resultados del grupo serán la base de partida para crear una empresa de tipo spin-off (derivada de la investigación científica) que está próxima a ponerse en marcha con el apoyo de Colciencias.
De esta manera, se aprovechará la capacidad instalada del laboratorio, lo que hará más rentable el procedimiento, al producir una mayor cantidad de tejido para beneficiar a más personas.
“Este biorreactor simula las condiciones y estímulos naturales del cuerpo de una manera más exacta que cuando las células son cultivadas en una pequeña caja estática de dos dimensiones. Esto se traduce en una mejor manufactura del producto, que llega a más personas”, concluye el químico Sergio Casadiegos, integrante del grupo.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
En el biorreactor se cultiva tejido conectivo artificial, gracias a un sistema de dispersión de gas que facilita la transferencia de CO2 y O2 en el material en crecimiento.

En el biorreactor se cultiva tejido conectivo artificial, gracias a un sistema de dispersión de gas que facilita la transferencia de CO2 y O2 en el material en crecimiento.

24 de Enero del 2013

Un biorreactor diseñado por científicos del Laboratorio de Ingeniería de Tejidos de la UN recrea las condiciones óptimas para el cultivo a gran escala de membranas artificiales.

La tarea científica, desarrollada con juicio y entrega, da sus frutos. De eso dan constancia varios investigadores que lograron patentar una herramienta con la cual se podrá maximizar la producción de membranas sustitutas que ayuden a remplazar la piel dañada por quemaduras u otras heridas.

Luego de varios años, los integrantes del Grupo de Trabajo en Ingeniería de Tejidos (GIT), del Departamento de Farmacia de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, lograron fabricar una versión local de un biorreactor spinner.

Este es un equipo que ofrece unas condiciones ambientales de aislamiento que permiten cultivar fibroblastos, las células propias de tejidos conectivos del cuerpo (epidermis, dermis y cartílagos, etc.). El aparato puede funcionar sin utilizar una incubadora, como tradicionalmente sucede.

Los investigadores cultivan células y soportes de colágeno (superficie donde crecen los fibroblastos) para crear sustitutos que restauren las funciones que hayan perdido seres humanos o animales. Estos resultan de gran utilidad para reemplazar tejidos dañados cuya cicatrización natural es difícil.

El reto es obtener productos sanos, sin daños en el patrón cromosómico. Para eso, se debe propiciar una eficaz división celular (mitosis) en el laboratorio, tal como sucede en un ser vivo. Este es un punto crucial, pues una inadecuada manipulación del material puede originar fallas que lo inhabilitarían para ser usado en humanos.

“Tratamos de hacer por fuera lo que la naturaleza ha hecho tan bien. Trabajamos con mucosa oral y úlceras, pero siempre habíamos estado limitados por los equipos. Ahora, con los nuevos desarrollos del laboratorio, modificamos las condiciones y podemos producir tejido a gran escala”, asegura Martha Fontanilla, doctora en Ciencias Biomédicas y líder del GIT.

Y es que, en la actualidad, uno de los desafíos más urgentes de la Ingeniería de Tejidos es cultivarlos en grandes volúmenes, para beneficiar a una mayor cantidad de personas. Por esta razón, la Superintendencia de Industria y Comercio reconoció el biorreactor como un modelo de utilidad y le otorgó la patente.


Condiciones propicias

Los procesos bioquímicos y biológicos que se desencadenan gracias a la acción del biorreactor se encuentran controlados y permiten elaborar tejidos artificiales con características superiores a las de los cultivos estáticos (por ejemplo, una incubadora celular). Así, se desarrollan soportes grandes, un ambiente mejor controlado y una mayor área de cultivo.

Asimismo, el equipo permite el crecimiento de células de fibroblastos en mallas de colágeno. Y, a través de agitación continua, efectúa una distribución más adecuada de las sustancias utilizadas y una proliferación celular en condiciones óptimas de esterilidad.

El cultivo de tejido conectivo artificial se hace mediante un sistema de dispersión de gas que facilita la transferencia de CO2 y O2 en el material en crecimiento, al tiempo que optimiza la aireación superficial.

La profesora Fontanilla asegura que los biorreactores normales tienen una capacidad de cincuenta mililitros, pero resalta que en el laboratorio de la UN lograron desarrollarlo de tal manera que su capacidad es de dos litros y funciona fuera de la incubadora de CO2.

“El biorreactor nos permite manipular las condiciones del cultivo y así determinamos cómo se comportan las células, cómo crecen”, asegura Diana Nieto, ingeniera química integrante del equipo de investigadores. Agrega que la importancia de este desarrollo se evidencia en casos como el de los diabéticos, cuyas heridas no cicatrizan fácilmente porque no tienen suficiente oxígeno.

“En estas personas los fibroblastos no son iguales a los de una persona sana. Sin embargo, con nuestro equipo, se simulan las condiciones del diabético (bajo oxígeno) y, a partir de los resultados, determinamos si es esta la causa verdadera de la no cicatrización”, dice Nieto.

Así, el biorreactor determina los soportes y las células propicias para cada caso; como las que están involucradas en la señalización celular y en el cierre de heridas, que son las encargadas de dar las órdenes a otras células para que comiencen el proceso de cicatrización o de regeneración.


Sello UN

Cada uno de los integrantes del GIT ha contribuido a perfeccionar el biorreactor. Gracias a su entrega, los resultados del grupo serán la base de partida para crear una empresa de tipo spin-off (derivada de la investigación científica) que está próxima a ponerse en marcha con el apoyo de Colciencias.

De esta manera, se aprovechará la capacidad instalada del laboratorio, lo que hará más rentable el procedimiento, al producir una mayor cantidad de tejido para beneficiar a más personas.

“Este biorreactor simula las condiciones y estímulos naturales del cuerpo de una manera más exacta que cuando las células son cultivadas en una pequeña caja estática de dos dimensiones. Esto se traduce en una mejor manufactura del producto, que llega a más personas”, concluye el químico Sergio Casadiegos, integrante del grupo.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Macizo de Iguaque tendría pronta restauración ecológica.

 
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Las condiciones ecosistémicas en el Macizo de Iguaque y la mala intervención humana han propiciado graves incendios.
Las condiciones ecosistémicas en el Macizo de Iguaque y la mala intervención humana han propiciado graves incendios.

14 de Noviembre del 2012

Este parque natural y cultural, que provee de riqueza hídrica a Villa de Leyva y otras zonas rurales de Boyacá, contará con la intervención de ONG’s, civiles y la UN para recuperación integral en la zona.

El proyecto quiere estudiar los diversos factores asociados a incendios y al funcionamiento del sistema hidrológico en el Macizo de Iguaque. En este enclave natural –cuya laguna es cuna de la humanidad, según la mitología muisca– se presentan problemas de erosión de suelos e incendios forestales que han afectado drásticamente su fauna y flora.

Factores que parten del mal uso humano –por ejemplo, botellas de vidrio que se lanzan en la zona o un cigarrillo prendido– pueden ocasionar incendios, debido a que “se han establecido pasturas africanas que no son propias de la zona, lo que ha disminuido la predominancia de especies nativas”, explica el investigador Juan Carlos Loaiza, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, quien agrega que dichas pasturas tienen alta combustión ya que son originarias de zonas de sabana.

La dificultad en el Macizo de Iguaque tiene antecedentes como el de 2010, en el que se reportó un incendio que arrasó con por lo menos 1.250 hectáreas. Se trata de igniciones, según Loaiza, que se pueden extender a tal punto de dañar especies endémicas (exclusivas, nativas) de las zonas de páramo, y la restauración de esos ecosistemas puede durar hasta 300 años.


Compromiso con el Iguaque

La intención es saber cómo funciona el sistema hidrológico en el ecosistema para adaptar estrategias de restauración de vegetación natural y hacer un manejo de las fuentes de agua que alimentan los acueductos de Villa de Leyva, Tunja y otros sitios. El parque natural posee vegetación seca pero, además, páramos, bosques, robledales y humedales.

La aplicación científica –por parte de los investigadores de la UN, con el Departamento de Restauración de la Sede Bogotá y la Escuela de Biociencias de Medellín– incluye la restauración ecosistémica, equipos completos para la medición de variables hidrológicas, así como metodologías que permitan la predicción con respecto a la hidrología del sistema, el almacenamiento de agua en el suelo, crecidas de los cauces y problemas asociados a escorrentía superficial.

La intención para el bienestar medioambiental y de las poblaciones cercanas al Macizo, surge desde la iniciativa de la Corporación Ecohumana, una ONG de Villa de Leyva, el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña, algunas embajadas europeas, la Presidencia de la República de Colombia y la UN.

El proyecto ya está articulado y se espera que, contando con la voluntad política, se pueda ejecutar para el próximo año.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html