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Desarrollo del cine contribuye a construir identidad de país

 
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BOGOTÁ D. C., 06 de septiembre de 2017 — Agencia de Noticias UN-

El país pasa por su mejor momento en la producción de largometrajes, documentales y ficción, si se tiene en cuenta que el año pasado produjo alrededor de 41 piezas en estas modalidades, gracias a los estímulos ofrecidos por el Ministerio de Cultura –que en los últimos años invirtió más de 44.000 millones de pesos– y a alianzas internacionales. Continue reading Desarrollo del cine contribuye a construir identidad de país

¿Rodaremos películas en el espacio en el 2045?

 
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6 de mayo de 2015

Abel Pérez Rojas

– Sabersinfin –

cine en el espacio
“Filmaremos películas en el espacio antes del 2045”.
Abel Pérez Rojas.

La actividad humana más allá de la atmósfera terrestre se dará de múltiples formas y tal vez en corto tiempo. El cine podría ser una de ellas.

Los viajes con fines específicos ocultos, los que tienen por objeto tomar o conservar el liderazgo espacial, además de las misiones con propósitos de investigación científica continuarán y se incrementarán cada vez más, pero en esa progresiva carrera veremos cómo emergen ámbitos que vinculan lo artístico con lo económico e ideológico propagandístico.

Por ejemplo, en una reciente entrevista para El País, el polémico actor Robert Downey Jr. respondió en plan de broma lo siguiente cuando se le preguntó ¿dónde se ve con 80 años?:

“Espero que en el planeta Tierra. Aunque no necesariamente, porque dentro de poco rodaremos en otros puntos de la galaxia, sobre todo si ofrecen ayudas fiscales al rodaje”.

De entrada, la broma de Downey Jr. lleva implícita una simple operación matemática. Como el actor actualmente tiene 50 años, entonces estamos hablando que la chanza hace referencia al año 2045.

La respuesta del actor, por otra parte, nos recuerda el vínculo tan estrecho que existe entre la ciencia-ficción con el cine futurista, el de acción, y la realidad.

Sin olvidar que algunos de los vaticinios cinematográficos no se han cumplido, también es cierto que algunos ejercicios fílmicos rememoran que con poco se puede hacer mucho, inclusive en situaciones que por largo tiempo fueron invisibles.

Si consideramos lo anterior -no obstante el alto costo por kilogramo llevado fuera de la atmósfera, que algunos tabulan entre 10 mil a 20 mil dólares-, imagínese, por ejemplo, la primer película realizada en un vuelo de turismo espacial con equipo básico, pero rica en actuación.

En este supuesto fílmico estamos hablando de una producción tipo El Proyecto de la Bruja de Blair o como el ejercicio creativo expuesto en la cinta mexicana La Tarea. Ambas cintas de géneros distintos, filmadas con una sola cámara, pero con la fuerza depositada en la actuación y en el guión.

Lo anterior es perfectamente posible si consideramos que hace poco se dio a conocer que viajar al espacio en calidad de turista tenía un costo de 200 mil dólares y que al menos en América Latina había ya 500 personas anotadas y dispuestas a cubrir tal cantidad para vivir esa experiencia.
Como el cine es un vehículo excelente para que las potencias diseminen su ideología, seguramente tomarán en serio la apuesta que harán algunos estudios para colgarse el galardón de ser los primeros de rodar una película en el espacio.

Tal vez en algunos años aquél craso error del reportero que cuestionó a Alfonso Cuarón sobre las dificultades de haber filmado Gravity en el espacio exterior no serán más motivo de risa y sólo quedará en el recuerdo como un curioso incidente que se adelantó a su tiempo, porque lo más seguro es que antes del 2045 los humanos estaremos rodando en el espacio. ¿No lo cree usted así?

abel perez rojas nov 2014 Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.

REALIZA FILMOTECA DE LA UNAM IMPORTANTE LABOR EN FAVOR DEL CINE NACIONAL

 
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filmotecaunam12 de julio de 2014

Las películas, como objetos, son sucios y feos, huelen mal y no se pueden colgar en una pared como un cuadro. Sólo adquieren su mágica condición cinematográfica si se proyectan sus imágenes en la pantalla con gran luminosidad. Con esas palabras, Francisco Gaytán, subdirector de Rescate y Restauración, ponderó la labor que realiza la Filmoteca de la UNAM en favor del cine nacional.

Están hechas de un material frágil, compuesto de una emulsión de gelatina animal. Ante la presencia de humedad, de inmediato se convierten en alimento de bacterias y hongos y se descomponen, agregó.

De ahí que una filmoteca, como la de esta casa de estudios, sea un ser vivo. Constantemente sus equipos de trabajo realizan la tarea de salvar cintas deterioradas.

Al crearse la Filmoteca de la UNAM, en 1960, se dio un avance cultural tecnológico y artístico para contribuir al mantenimiento de la memoria fílmica del país.

En opinión de Gaytán, en la labor de restauración se puede establecer un teorema: la grandeza de la Filmoteca es inversamente proporcional al deterioro y desaparición del cine producido en México. Por otra parte, la entidad universitaria ha adquirido enorme prestigio ético y técnico, por lo que directores y productores le confían sus tesoros.

Conserva en sus acervos la famosa trilogía cinematográfica de la Revolución Mexicana de Fernando de Fuentes: Vámonos con Pancho Villa, El compadre Mendoza y El prisionero 13, restauradas digitalmente.

Otra joya, parte de la memoria histórica de los mexicanos, donada a la Filmoteca para su renovación y conservación, es el Fondo Toscano, material de Salvador Toscano, precursor de la cinematografía nacional. “Hemos hecho un trabajo acucioso de restauración fotoquímica en más de 20 mil pies de esos materiales producidos entre 1910 y 1915 y los hallazgos son sorprendentes”, dijo.

Asimismo, los equipos de trabajo, con apoyo de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, concluyeron la restauración del mítico filme de Arcady Boytler, La mujer del puerto (1933).

“Constantemente utilizamos los medios a nuestro alcance, aunque nunca son suficientes. Dice un axioma: ninguna filmoteca del mundo cuenta con los recursos económicos necesarios para restaurar el material que tiene”, comentó.

No obstante, la de la Universidad ha podido conjuntar esfuerzos, conocimientos y posibilidades tecnológicas y económicas para contar con un laboratorio que puede restaurar fotoquímicamente cualquier película, explicó.

Desde hace más de 20 años, la UNAM adquirió un laboratorio fotoquímico donde esas viejas imágenes y sonidos se trasladan a un nuevo soporte. “En síntesis, ésa es la restauración: tomar imágenes y sonidos viejos y pasarlos a un nuevo filme, de tal manera que se pueda tener uno que garantice 100 años más de vida, por lo menos”.

Recientemente, los restauradores universitarios se dieron a la tarea de recuperar dos cintas; en opinión de Gaytán, una resultó inconclusa y la otra alcanzó éxito notable.

“La fallida es el negativo original de María Candelaria, sin duda la película más conocida del cine mexicano, cuya pista de sonido en español se perdió en su totalidad y el 22 por ciento de la imagen cuando los productores mandaron el negativo a Estados Unidos; la Metro Goldwyn Mayer tijereteó la cinta para reducirla a los estándares comerciales. El sonido no les interesaba y se perdió”, relató.

Tenemos copias completas de María Candelaria, pero no reúnen la calidad del negativo original, por lo que buscamos una copia de nitrato, comentó.

En contraste, En el balcón vacío (México, 1961), única película de Jomi García Ascotsobre el exilio español, fue un éxito que se logró con la ayuda económica de la embajada de España en nuestro país.

Recientemente, el equipo de la UNAM logró restaurar parte de la serie El monje loco –basada en un programa radiofónico de los años 40–, realizada por Alejandro Galindo, que pronto se exhibirá.

Cifras

En los acervos se resguardan más de 60 mil títulos que forman parte de 380 mil rollos de película. De ese universo, más de 15 mil rollos aún están en nitrato de celulosa y los demás en safety film, por lo que necesitan condiciones especiales.

Se han restaurado poco más de 80 títulos de países latinoamericanos y uno, español, está en proceso: Quién me quiere a mí (1936), que produjo y codirigió Luis Buñuel. Asimismo, se guarda el negativo del original de Los olvidados, que por iniciativa de esta casa de estudios se registró como documento en “Memoria del mundo”, un programa de la Unesco.

Créditos:UNAM-DGCS-398-2014

Cantinflas, de figura del cine nacional a figurilla de bronce

 
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Tras considerar diversas obras, la figurilla de Rodrigo fue seleccionada para conmemorar el centenario natal de Cantinflas.
Tras considerar diversas obras, la figurilla de Rodrigo fue seleccionada para conmemorar el centenario natal de Cantinflas.

9 de octubre de 2011
• Una estatuilla de Rodrigo Animas, estudiante de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, fue seleccionada como objeto conmemorativo del centenario natal de El Mimo de México
• Después de considerar diversas piezas, incluso algunas de reconocidos escultores mexicanos, la familia del comediante seleccionó la hecha por este joven de 27 años

Al enterarse de que estaba por cumplirse un siglo del nacimiento de Cantinflas, Rodrigo Animas, estudiante en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, quiso conmemorar el hecho “con algo que sé hacer y me apasiona”: una escultura. Tras meses de ardua labor hizo llegar una pieza de bronce a la familia del comediante, sin otro afán que el de rendir un homenaje, y para su sorpresa un día recibió una noticia que lo dejó perplejo: “Tu estatuilla será el objeto con el que se conmemoraran los 100 años de Mario Moreno”.

Como si fueran pequeños oscares, decenas de reproducciones de la obra de Rodrigo se entregaron en una ceremonia que tuvo lugar en Bellas Artes, además de otro tanto que se hizo llegar a parientes y amigos del mimo.

“Participar de esta manera en los festejos y conocer a la familia Moreno fue algo que nunca pensé me pasaría al animarme a representar a este personaje en metal. No esperaba nada, lo hice porque me gustan sus películas, y porque amo la escultura… Ahora que veo hacia atrás y evalúo lo logrado, sé que valió la pena”.

Una esencia que no se puede apresar con palabras

“Entonces usted dice… y yo… y él, y pues así, oígame, ¡pues está clarísimo!, ¿a poco no?, ¿o asté qué piensa?”… Todo artista que haya intentado captar la esencia de Cantinflas sea en lienzo, papel o arcilla, ha repetido estas palabras, como si fueran un monólogo interior, asegura Rodrigo Animas, “especialmente porque al tratarse de un personaje tan familiar, se antoja fácil creer que todos tenemos una idea en común sobre él, pero no es así, a cada quien transmite algo único, tan peculiar, que resulta imposible traducirlo en palabras, o en una obra, ¿pero qué se podría esperar del maestro de las evasivas?”.

Hoy, el joven estudia el noveno semestre de la carrera de Arquitectura, pero es enfático al decir, “mucho antes de eso ya hacía figuras en todo tipo de material: barro, yeso, piedra. De adolescente ni siquiera pasaba por mi cabeza que algún día me inscribiría en la UNAM, pero ya venía a CU a estudiar escultura lapidaria en el Instituto de Geología… Quería tener bases sólidas para formarme como artista y aquí las encontré”.

A sus 27 años, después de haber creado cientos de piezas de todo tamaño, probado distintas técnicas y experimentado con múltiples estrategias figurativas, Rodrigo recibió uno de los reconocimientos más inesperados que, opina, un joven como él podría ostentar: “Hice una estatuilla de Cantinflas y fue seleccionada como el objeto con el que se conmemorarían los 100 años del nacimiento del cómico, un mérito que se ve raro al anotarlo en tu currículum, pero uno del que me siento sumamente orgulloso”.

Lo inesperado, explica el joven, se debe a que no hubo concurso de por medio, ni convocatorias, ni la promesa de un premio, “simplemente me llamaron para decir que mi trabajo sería usado como emblema en los festejos por el centenario de Cantinflas; que se consideraron otras piezas y la mía fue elegida”.

¿Suerte?, no lo fue, pues en la obra invirtió mucho trabajo; ¿talento?, no lo explica del todo —argumenta—, pues junto a él contendieron artistas de mucho renombre y aún mayor trayectoria.

“Ignoro qué comentar al respecto, porque es una experiencia tan única y emotiva que resulta esquiva a las palabras, claro, a menos que citemos a Mario Moreno, al decir: ‘Hay momentos en la vida que son verdaderamente momentáneos’”.

Talento en evolución

Desde niño, Rodrigo era capaz de reproducir los personajes de las caricaturas que más le gustaban. Sólo necesitaba algo de tiempo entre la tarea y la hora de dormir, y unas barritas de plastilina multicolor, para dar vida a una figura de los Thundercats, a Benito Bodoque o a Supermán.

“Ver a un personaje y copiarlo era sumamente divertido, a veces mucho más que jugar con el modelo terminado; por eso, al recibir la propuesta de crear una estatuilla de El Mimo de México, acepté emocionado el reto”, expuso.

“Esto fue un tiro en la oscuridad, no había nada seguro, e imaginar que la pieza terminaría como un objeto conmemorativo, ¡ni pensarlo! Un día un amigo me dijo, ‘ya vienen los 100 años del nacimiento de Cantinflas, ¿por qué no haces una de tus obras’, y me animé… Primero dibujé bocetos y probé distintas posturas; luego construí el molde y experimenté con el bronce y sus colores. Seis meses después tenía una pieza de 30 centímetros y seis kilos que alguien hizo llegar a la familia del cómico”.

En vida, el actor fue amigo de incontables artistas, y debido a esta relación muchos escultores de renombre, como Víctor Gutiérrez o Gabriel Ponzanelli, intentaron inmortalizarlo, cada uno con su particular estilo, de ahí la sorpresa de Rodrigo al saber que su trabajo había competido contra el de firmas célebres, y había ganado.

“Hablamos de dos creadores que son de lo mejor que tiene el país y a quienes admiro mucho; de ahí mi sorpresa al enterarme que el sobrino de Cantinflas, Eduardo Moreno, quería charlar conmigo. Al principio no supe qué pensar, así que fue él quien lo dijo todo. Me tendió la mano, la estrechó con fuerza y comentó: ‘Estás muy chavito; sin embargo, de entre todas, tu escultura es la que más me ha gustado, la más fiel a como realmente era mi tío”.

Una elección muy material

En la película El bombero atómico, un parroquiano pregunta a Cantinflas por un objeto de metal, y éste responde: “Es fabriqué en la Francé, puro aceré, nada de hojalatié; qu’est-ce que c’est ça?, les Champs-Élysées”… Y al enumerar cualidades de esta manera, y pese a su francés dislálico, Mario Moreno hizo una exposición parecida a la que realizaría un escultor al hablar de su obra más reciente, pues quienes se dedican a esto saben que la calidad de una figura depende del material empleado y la destreza en la técnica, “por eso decidí trabajar en bronce”, añadió Rodrigo.

“No elegí acero parisino, como sugería el mimo en esa cinta, pero sí tuve que hacer una elección. Decantarse por la resina, los yesos o la roca es algo que pasó por mi cabeza, cada uno tiene lo suyo, pero me incliné por el bronce porque me permitía hacer mucho más, como obtener diferentes colores al agregar óxidos: yodo para el rojo, metales para el negro…”.

Además, Rodrigo tuvo que optar por algo que, considera, le llevó aún más tiempo, ¿hacer un busto o ir por un camino diferente? “Mis propuestas usualmente intentan ser muy apegadas a la realidad… A uno, como escultor, le gusta que le digan que sus piezas son idénticas al modelo, pero me pareció que ahora podía explorar alternativas. Si comencé de niño con personajes de caricaturas, me dije, ¿por qué no volver a mis raíces? Haría un Cantinflas caricaturizado”.

¿El resultado? Una figura que representa al peladito del barrio, cigarro en mano, mostacho en la comisura de los labios, de gran cabeza y minúsculo sombrero, y recargado en un poste de luz, con gabardina al hombro y pantalones caídos, sostenidos apenas por un mecate.

“Pudo haber estado disfrazado de padre, profesor, policía o barrendero, pero debajo de ese atuendo subyace el Cantinflas que representé en mi escultura y el que todos recordamos: el pícaro, el vago de la colonia, aquél que inició carrera como comparsa de Manuel Medel para luego ser estrella por méritos propios”.

En el largometraje Soy prófugo, al cómico le ofrecen un trago: “¿Prefiere un coñac o un scotch?”, a lo que responde, “mejor un tequiloch, con su limonoch”. ¡Ése es Cantinflas!, asegura Rodrigo, para luego explicar que incluso en Hollywood, donde filmó La vuelta al mundo en 80 días, supo mantener su esencia netamente mexicana, pese a interpretar al ayudante de un lord inglés.

“Eso fue lo que quise capturar en mi escultura, a un personaje que sólo pudo haber nacido en nuestra nación, en una ciudad hace mucho tiempo ida, pero que sobrevive en nuestro imaginario y en las cintas pertenecientes a una época fílmica que, todos concuerdan, fue de oro”.

Más que un personaje, un espejo

Desde pequeño, antes de la escultura, incluso antes de la escuela, a Rodrigo le decían que se parecía a Cantinflas, “creo por mi manera de hablar e incluso por la forma de moverme”.

De ahí, dice, creció con un cariño especial por el personaje, al que veía en películas, en caricaturas y, más tarde, en sus cuadernos pues, dice, le gustaba dibujarlo.

“Por ello, quien me conoce no se extraña de que haya realizado esta escultura, para la cual hice mi investigación, y en la que además puse mucho de mí mismo”.

El joven se declara un entusiasta del baile, aunque a veces confiesa sentirse como Mario Moreno al momento de filmar la célebre escena de danza de El bolero de Raquel.

“Por ello, quien observe la estatuilla, verá a un personaje recargado en un poste, con todos aquellos elementos que lo caracterizan, como su sombrero, el pañuelo anudado al cuello o la bufanda raída al hombro, pero si se fijan bien, en vez de tener los pies plantados en la tierra, el muñeco levanta ligeramente el zapato, como si ejecutara un pequeño paso de danzón. Eso es porque quise agregar algo muy mío a la obra y ponerme a mí en pleno baile. Por ello, pediría que reparen en ese gesto, que es casi imperceptible; sin embargo, como decía Cantinflas, ‘ahí está el detalle’”.
Créditos: unam.mx/boletin/596/2011

Muere “el rey del humor blanco”, Gaspar Henaine “Capulina”

 
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Murió Gaspar Henaine "Capulina"
Murió Gaspar Henaine “Capulina”

30 de septiembre de 2011
Termina el mes de septiembre y con él se cierra un capítulo más del talento mexicano que ha marcado a muchas generaciones, tras padecer un cuadro delicado de salud, muere esta tarde en una clínica de la ciudad de México, Gaspar Henaine “Capulina”.

Oriundo de la ciudad de Chignahuapan en el Estado de Puebla, Gaspar Henaine nació un 6 de enero de 1927. Tras pasar los primeros años de su vida en su ciudad natal, se muda a la ciudad de México donde se desarrolló como persona y como uno de los pioneros de la televisión mexicana. Gaspar Henaine inició como cantante en diversas agrupaciones, sin embargo fue hasta 1952 cuando conoció Marco Antonio Campos Contreras “Viruta”, a quien le propuso formar un dueto cómico el programa “cómicos y canciones”, después de mucho insistir Viruta terminó por aceptar trabajar con Capulina. La pareja empezó con “Capulina y Don Viruta en la radio”.En una entrevista el cómico reveló que el origen de su sobrenombre proviene del personaje de una perrita que movía la cola de un chiste “rojo”.

Capulina se hizo famoso en toda Latinoamérica junto con su socio profesional, Marco Antonio Campos Contreras, cuando en 1953 comenzaron a filmar películas juntos, realizando un total de 26 películas. En un principio estos actores imitaban el estilo de los comediantes El Gordo y el Flaco (Laurel and Hardy), aprovechando sus semejanzas físicas con los primeros, sin embargo, con el transcurso del tiempo desarrollaron su propio estilo característico.

Gaspar Henaine realizó un total de 84 películas, 58 de ellas después de haberse separado de su socio Viruta, una de sus más famosas películas fue El Santo vs Capulina (1968), donde coprotagonizó junto con la leyenda de la lucha libre, El Santo. Capulina también fue torero, actor de teatro y comediante de escenario; además fue el iniciador del circo encabezado por un artista de renombre, viajando a través de Latinoamérica con “El Circo de Capulina”.

El 21 de septiembre del 2011, el cómico fue hospitalizado debido a una obstrucción intestinal que se complicó con un cuadro de neumonía en un hospital en el sur de la Ciudad de México, pese a la lucha de los médicos por restablecer la condición del actor, hoy México aporta una estrella más al firmamento, descanse en paz Gaspar Henaine “Capulina”.

Ays Lira Ordaz