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EL TERREMOTO DEL 2 DE ABRIL EN CHILE NO ES EL GRAN EVENTO QUE SE ESPERA PARA ESA REGIÓN: CINNA LOMNITZ

 
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terremotoenchileEl terremoto de 8.2 grados en la escala de Ritcher ocurrido hace unos días en el norte de Chile no es el gran temblor que los sismólogos esperamos para esa región, reveló Cinna Lomnitz Aronsfrau, investigador emérito del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

“Esperamos un gran sismo desde hace más de 100 años. El último de esa magnitud ocurrió en la misma región norte de Chile en 1877. Para mí, la sorpresa del evento del primero de abril fue que no fuera mayor, pensábamos que podría ocurrir uno de magnitud nueve y fue de 8.2, con un tsunami menor”, refirió.

El científico planteó dos posibilidades: o el sismo del 9 de mayo de 1877 (de magnitud 8.8) fue un evento extraordinario y raro, o todavía falta otro más grande en esa región sudamericana, que no se puede predecir si ocurrirá en pocos años o en décadas.

Zona de megasismos

Toda la línea costera de Chile y Perú está sobre dos placas tectónicas: la de Nazca, que es oceánica, y la Sudamericana, que es continental. La constante fricción entre ambas y el fenómeno de subducción de la placa de Nazca bajo la Sudamericana hacen del primer país, y parte del segundo, zona sísmica muy activa.

“En lo personal he mirado esa zona de Chile, donde los movimientos telúricos llegan a magnitudes de nueve. En siglos pasados, los eventos de ese tamaño causaron muchas muertes y daños materiales, lo que afortunadamente no ocurrió en esta ocasión”, señaló.

Lomnitz explicó que son considerados megasismos los movimientos telúricos de magnitud nueve o mayor, que producen tsunamis grandes y causan daños cuantiosos.

El evento de este tipo más potente registrado en la historia de la humanidad ocurrió precisamente en esa región del mundo. Fue el llamado Gran Terremoto de Chile, sucedió el 22 de mayo de 1960 y tuvo una magnitud de 9.5.

“Para mayor seguridad hay que esperar uno mayor en esa nación, pero el del primero de abril nos sirve a los científicos para comenzar a entender cómo se forman estos sismos extragrandes”, indicó.

En México, recordó, lo máximo que hemos observado son movimientos telúricos de 8.2, que fue la magnitud del terremoto del 19 de septiembre de 1985. “Nunca se ha observado algún evento mayor”. En el país estamos al borde de una placa activa.

Lejos de la predicción

El investigador emérito destacó que el margen de incertidumbre respecto a la predicción aún es grande. “Los colegas japoneses nunca pensaron que en su país pudiera ocurrir un sismo de magnitud nueve, y sucedió en 2011”, recordó.

Aunque Japón es uno de los países más avanzados del mundo en ciencia sísmica y desarrollo de tecnología en esa y muchas áreas, no imaginaron que el llamado Gran Terremoto de Japón Oriental sacudiera la tierra acompañado de un tsunami –que creó olas de 40.5 metros– y ocasionara casi 21 mil muertos y más de tres mil desaparecidos.

Aún hay mucho que estudiar sobre la ocurrencia de megasismos. El evento de la isla asiática fue un golpe muy fuerte para los sismólogos, pues no se pudo predecir. “Necesitamos cautela y nuevas ideas para estudiar estos fenómenos”, apuntó.

El investigador emérito del IGf consideró que la pregunta es si estos eventos pueden ocurrir en cualquier borde de placas tectónicas o si solamente hay algunos lugares, como el norte de Chile, donde suceden.

Créditos:UNAM-DGCS-199-2014

Construyen en la UNAM biosensor para detectar sustancias nocivas

 
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León David Islas Suárez construye un biosensor para detección de sustancias irritantes, que eventualmente podría utilizarse en la detección de alimentos contaminados con bacterias patógenas.
León David Islas Suárez construye un biosensor para detección de sustancias irritantes, que eventualmente podría utilizarse en la detección de alimentos contaminados con bacterias patógenas.

19 de julio de 2012

Un biofísico de la UNAM construye un biosensor para detección de sustancias irritantes, que eventualmente podría utilizarse en la detección de alimentos contaminados con bacterias patógenas.

El conocimiento básico generado en torno al proyecto del biosensor también podría ayudar a “tener un arsenal más grande”, para entender el dolor o la inflamación causados por algún agente físico o por procesos patofisiológicos, dijo León David Islas Suárez.

En su laboratorio de la Facultad de Medicina (FM), Islas Suárez genera quimeras de canales iónicos y proteínas fluorescentes para detectar la presencia de sustancias nocivas no sólo en alimentos, sino en el ambiente, en el aire que se respira.

En la membrana celular, explicó, hay receptores (proteínas que actúan como canales que regulan el flujo de iones al interior de la célula) especializados en la detección de componentes irritantes –como los que contiene la cebolla, el ajo, la mostaza, el chile y otros alimentos– involucrados en la generación de señales eléctricas como respuesta a las sustancias con esas características.

Aprovecha esa habilidad natural de ciertos receptores (proteínas o canales iónicos) para que reporten ópticamente si son activados por sustancias irritantes.

Con ese fin, ha creado quimeras del receptor de la capsaicina o TRPV1, que se encuentra en neuronas sensoriales y produce la sensación de picor, así como de otros canales emparentados como el TRPA1, que se activa con sustancias que contiene el smog.

El TRPV1 también es un receptor involucrado en procesos de dolor y de inflamación. Por ejemplo, si uno se pica un dedo con una aguja o se quema la mano al agarrar una sartén caliente, el dolor que se produce está mediado por esa proteína, indicó el biofísico.

Si logramos tener una imagen más completa de la regulación de esta proteína (esto incluye sus interacciones con otras y sus movimientos), quizá se podría tener un arsenal más grande para atacar incluso el dolor y la inflamación asociados a otros procesos fisiológicos y patofisiológicos, mediados por el receptor TRPV1.

Hasta la fecha, señaló, “hemos construido una serie de quimeras en las que colocamos reporteros fluorescentes en distintas regiones de la proteína”. El objetivo es observar señales que se producen como respuesta a la unión de sustancias irritantes a la quimera o receptor quimérico.

“Vamos a mitad del camino”. Se ha detectado fluorescencia con estos reporteros, pero no se han observado cambios asociados a que las referidas sustancias se pegaron a la proteína”.

Por eso, Islas Suárez construye nuevas quimeras o reporteros fluorescentes en otro tipo de canales, que “quizá nos den signos más grandes que puedan significar cambios en la unión de compuestos irritantes”.

En su laboratorio también realiza manipulación genética en genes que codifican; estos últimos se perpetúan y producen en gran número de bacterias. Después, en células inmortalizadas, derivadas de tumores cancerosos de mamíferos, se inserta el ADN que codifica para el receptor ya modificado; luego, estas células lo procesan, transcriben, traducen y envían a la membrana.

“Nosotros podemos estudiar tanto las señales eléctricas producidas por estas proteínas en la membrana, o visualizar directamente las señales de fluorescencia”.

Aditamento para acoplar la luz láser

Para lograrlo y medir estas señales, se construyó un microscopio adecuado y se utiliza la técnica espectroscópica de Transferencia de Energía por Resonancia de Fluorescencia (FRET, por sus siglas en inglés).

Como la espectroscopía requiere de iluminación monocromática y las fuentes de luz para el microscopio de fluorescencia no son monocromáticas, se fabricó un aditamento para acoplar la luz láser a la fibra óptica y obtener lo que se llama epifluorescencia con aquélla.

Por ello, el universitario diseñó algunas monturas ópticas y algunos acopladores para el microscopio, y luego se construyeron en el taller de la FM.

Actualmente se tramita la patente de este sistema de acoplamiento hecho en la UNAM. Eventualmente, si hay interés de alguna empresa, se podría comercializar, toda vez que puede ser utilizado por otros investigadores que utilicen espectroscopía para estudiar, por ejemplo, interacciones entre proteínas.

¿Que potencial de aplicación tendrá el biosensor? Si Islas Suárez logra que funcione, servirá para detectar la presencia de ciertas bacterias patógenas en algún medio líquido o de una infección bacteriana en la mucosa estomacal.

Por ejemplo, si se quisiera saber si hay enterobacterias en fresas de Irapuato, en una muestra se podría aplicar el biosensor, y si se produce una señal de fluorescencia, eso indicaría que están infectadas.

Una vez que demuestre su funcionalidad, habrá que integrarle un sistema de detección. Actualmente, el nuestro está montado en el microscopio, dijo.

Esa fase de integración aún no se tiene contemplada, en parte porque “no somos expertos en sistemas de detección”. Vendrá después, en el momento que funcione el biosensor.

Ya se tiene un avance importante. Se observan señales de FRET, sin embargo, no se ha logrado encontrar una posición de los reporteros fluorescentes que reporten un cambio en las señales; “necesitamos verlo”.

Las metas para 2012, indicó, son lograr la patente, la publicación de un artículo en el que se describen los hallazgos del FRET de la proteína, y continuar la búsqueda de otras posiciones que nos den cambios en el FRET.

Inició hace año y medio, con apoyo del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal. Independientemente de que se termine ese financiamiento (en abril de 2012), “nosotros vamos a continuar con el trabajo”, concluyó.

Lea el artículo completo en : http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2012_446.html

Creditos: Boletín UNAM-DGCS-446 Ciudad Universitaria

Los disparos sísmicos, fenómeno en investigación

 
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¿Puede un terremoto como el ocurrido el año pasado en Chile producir un movimiento telúrico en Japón?
¿Puede un terremoto como el ocurrido el año pasado en Chile producir un movimiento telúrico en Japón?

23 de septiembre de 2011

Agencia de Noticias UN – ¿Puede un terremoto como el ocurrido el año pasado en Chile producir un movimiento telúrico en Japón? Sí. Este fenómeno se llama disparo sísmico.

De acuerdo con las investigaciones de varios institutos en el mundo que estudian estos movimientos de la Tierra, lo que sucedió en el 2010 ocurrió también en el 2002 cuando un terremoto en Alaska, de magnitud 7.9 en la escala de Richter, afectó toda la costa occidental e incluso el centro de Estados Unidos, donde se incrementaron los registros sísmicos durante días y semanas.

Otro caso ocurrió en el año 2005, cuando las ondas sísmicas se desplazaron desde Sumatra (Indonesia) hasta Alaska, donde un volcán se activó por culpa de un sismo ocurrido a más de 11.000 kilómetros de distancia.

“Los terremotos ocurren en las fallas geológicas en un sitio al que llamamos foco o epicentro. A partir de allí, las ondas símicas son radiadas esféricamente y tienen la capacidad de meterse por todo el planeta, por el manto, por el núcleo hasta la corteza. Las que lo hacen por el interior del planeta se llaman ondas de cuerpo y las que van por fuera, ondas superficiales. Estas últimas, debido a su larga trayectoria, pueden afectar algunas zonas críticas”, agregó John Jairo Sánchez, profesor del Departamento de Geociencias de la UN.

“Este es un tema que se está investigando con mucho interés porque puede tener implicaciones en amenazas sísmicas. Si una región solo necesita un pequeño cambio para producir un terremoto, estas ondas lo pueden producir”, explicó el experto.

Aún se está estudiando si el terremoto en Japón ocurrido en marzo de este año produjo esta clase de fenómeno en otros lugares distantes.

A pesar de los casos documentados, aún es arriesgado decir que un sismo grande dispare otros sismos grandes en el planeta, solo el tiempo lo dirá.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Universitarios obtienen primer lugar en concurso de Ideas para Museo del Vino en Chile

 
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6 de marzo de 2011

El colectivo Axioma, conformado por estudiantes, egresados y un académico de la Facultad de Arquitectura de la BUAP, obtuvieron el primer lugar del “Concurso de Ideas para el Museo del Vino en Cerro de San Cristóbal” en Santiago de Chile, convocado por la empresa Arquitectum, la Universidad Finis Terrae y la Asociación de Viñedos de Chile.

Con el proyecto conceptual “The value of time” (El valor del tiempo), el maestro Alejandro Bribiesca Ortega, y los alumnos Miriam Carrada Legaria, Arturo del Razo Montiel, Felipe Valdés Villalba y Raybel Cueva Mejía, lograron este reconocimiento venciendo a 129 equipos de 34 países.

Este certamen convoca cada año a estudiantes y profesionistas de la arquitectura para que presenten propuestas innovadoras para la edificación de inmuebles que serán destinados para un uso especifico y que en esta ocasión es para el Museo del Vino de Santiago de Chile.

Para este concurso internacional los universitarios de la BUAP enviaron una lámina con toda la información general y técnica del inmueble propuesto, así como imágenes virtuales donde lo muestran en varias perspectivas tanto en el interior como exterior, informó estudiante Felipe Villalba.

Por su parte el maestro Alejandro Bribiesca Ortega, explicó que para darle vida al proyecto “nos basamos en reproducir metafóricamente y en un lenguaje arquitectónico al vino, su proceso de concepción, elaboración y las sensaciones que esto implica”.

“La estructura representa una caja de madera en la que el tema principal es el añejamiento”; como el vino está muy ligado con la tierra, se planeó que tuviera un acceso con una vegetación abundante, para lo cual se propusieron especies que permitan que en un periodo de 10 años la naturaleza invada el entorno, que como el vino se volverá mejor con el tiempo, y será cada vez más agradable, señaló

El estudiante Raybel Cueva Mejía aclaró que el proyecto del Colectivo Axioma no sigue un estilo especial, sino que en él “se manejó una arquitectura semiótica, donde hay una aplicación de significados y significantes en la obra”.

“En comparación con otros museos, en nuestra propuesta el recorrido al interior no es totalmente lineal, se pueden encontrar espacios con luz y distintas vistas, y al final, en la terraza hay una zona de gradas para descansar, lo que se traduce en una versatilidad del edificio”, señaló.

El Cerro San Cristóbal de Santiago de Chile, es a decir de los premiados, un hito en medio de la ciudad, por lo que el reto para Axioma fue armonizar la colosal edificación con la modernidad de la capital sudamericana, sin agredir al medio ambiente, al tiempo de hacer de esta área pública un espacio funcional para los visitantes.

Mostrándose satisfechos por su trabajo, los universitarios coincidieron en que este concurso les sirvió a para medir el nivel en el que se encuentra la Facultad de Arquitectura de la BUAP a nivel mundial, en cuanto a proyectos conceptuales.

Desde hace más un año Axioma -término que significa verdad evidente-, trabaja en proyectos académicos y profesionales en varias escalas, desde museos hasta casas habitación, en los que buscan darle a cada estructura lo justo en el contexto social, espacial y natural, dijo por su parte Felipe Valdés Villalba.

Finalmente el profesor Bribiesca Ortega, consideró que en México el diseño arquitectónico y el proceso detrás de éste son poco valorados, e invitó a la sociedad a no ver sólo el uso de los edificios o su beneficio económico, sino también la calidad y atemporalidad de éstos.

“Cuando alguien pide una remodelación o una ampliación de sus casas, también pide un cambio de vida, entonces la responsabilidad del arquitecto es buscar la funcionalidad del espacio y que generen nuevas sensaciones en sus habitantes”, puntualizó.

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx

Necesaria, una nueva Constitución en México

 
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La Constitución de 1917 fue la primera de carácter político-social en el mundo, al introducir el concepto de garantías sociales.
La Constitución de 1917 fue la primera de carácter político-social en el mundo, al introducir el concepto de garantías sociales.

5 de febrero de 2011

• José Barragán Barragán, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, aconsejó integrar las preocupaciones actuales para crear un texto acorde a la realidad nacional
• El documento constitucional de 1917 suma 502 modificaciones desde su promulgación, refirió la investigadora Adriana Berruecos, de la misma entidad

México necesita una nueva Carta Magna, acorde a las exigencias del derecho constitucional moderno y a las preocupaciones de los mexicanos, aseguró José Barragán, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.

Esta ley fundamental, estableció, debe renovar su contenido y la esencia del pacto social de convivencia entre los mexicanos; incluir un capítulo completo dedicado a los derechos humanos y con medios para garantizarlos si alguna autoridad no los respeta; regular el ejercicio del poder, con el fin de que todos los niveles de gobierno trabajen en beneficio de la colectividad, e incorporar los principios fundamentales del texto actual, con nuevos enunciados.

“Hay que enderezar los cauces de este país por un nuevo derrotero. Tenemos especialistas capaces de cumplir con esta encomienda”, apuntó.

El texto que tenemos, al compararlo con los de Guatemala, Costa Rica, Colombia, Chile o Argentina, “veremos que está agotado, abandonado. No tiene ninguna relación con los problemas actuales en nuestro país”.

Por ejemplo, argumentó, la nuestra establece que el salario debe ser remunerador; sin embargo, no hay nada más deteriorado en los últimos 40 años y no hay ninguna reforma, en lo particular.

Está mermada la seguridad social e, incluso, la asistencia médico- sanitaria todavía no llega a los campesinos. “Esas esperanzas no sólo no se han satisfecho del todo, sino que prácticamente se han cancelado para los trabajadores”, afirmó.

Aportación al constitucionalismo universal

La Constitución de 1917, explicó, fue la primera de carácter político-social en el mundo, al introducir el concepto de garantías sociales, resumidas en la libertad de enseñanza y el derecho a la educación, un nuevo régimen de propiedad de la tierra, el derecho al trabajo, y la separación del Estado y la Iglesia, ejes rectores referidos en los artículos 3, 27, 123 y 130, respectivamente.

Además de contener principios de reformas sociales y derechos en favor de obreros y campesinos, fue formulada para gobernar a todos los mexicanos sin distinción de raza, credo, condición social o política; en ella se dictó la libertad de pensamiento y creencia.

Los cambios más relevantes sobre la Constitución de 1857, fueron la eliminación de la reelección del presidente de la República y la supresión del cargo de vicepresidente. Cuenta con 136 artículos, divididos en nueve títulos.

Nuestra ley fundamental, por su parte subrayó Adriana Berruecos, también del IIJ, conserva artículos del texto de 1857. En específico, el sexto, referente a la libertad de expresión, y el séptimo, que regula la libertad de imprenta. Salvo las reformas recientes al primero, en materia de acceso a la información, conservan su esencia.

Modificaciones a la Carta Magna

Desde el punto de vista teórico, afirmó la también profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, la Constitución tiene un procedimiento muy severo para su modificación. Sin embargo, advirtió, desde su promulgación ha tenido 502 reformas. Entre los años 1994 y 2000, se registró el mayor número de éstas, con 77.

No hay que ser tan drásticos, acotó, y decir que nuestro texto constitucional debe permanecer inmóvil. Las necesidades sociales cambian y es necesario efectuar ajustes para armonizar todo el sistema jurídico. “En ocasiones no serían necesarias tantas modificaciones a la Constitución, sino a la normatividad secundaria. Además hay que vigilar estrictamente sus principios torales”, concluyó.
Créditos: UNAM-DGCS-0073-2011/unam.mx