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Diez años de revolcón en la geopolítica mundial

 
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12 de septiembre del 2011

El 9-11 posiciona en la agenda mundial la lucha contra el terrorismo global como sustituto del comunismo, antes el gran enemigo en la Guerra Fría. - www.wwwlacapirotada.blogspot.com
El 9-11 posiciona en la agenda mundial la lucha contra el terrorismo global como sustituto del comunismo, antes el gran enemigo en la Guerra Fría. – www.wwwlacapirotada.blogspot.com

Bogotá D.C.,  – Agencia de Noticias UN – El 11 de septiembre del 2001 generó una lucha global contra el terrorismo y la mirada internacional se volcó sobre aquellos territorios donde existen conflictos o situaciones de crisis.

“El énfasis se hace en países donde hay existencia de grupos terroristas, sobre todo de fundamentalistas islámicos”, explica la profesora Diana Rojas, del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia, quien asegura que esta geopolítica se concentró principalmente en Asia Central, en  Afganistán por la persecución a Osama Bin Laden y los Talibanes, y en Iraq por la invasión militar de los Estados Unidos.

“En los años 90 había un proceso de mayor multilateralidad de la política internacional, y en el 2001 se volvió a centralizar en Estados Unidos parte de la capacidad de decisión y de fijación de reglas de juego, con particularidad en los temas de seguridad”, agrega la analista.

A su juicio, el 9-11 reafirma a Norteamérica como la gran potencia por encima de los otros países, los cuales no tienen todo el margen de manejo para actuar como tal, y si lo hacen, es de manera subordinada a Estados Unidos, o bien este impone sus decisiones y sus intereses dentro del manejo mundial. En pocas palabras, la política norteamericana de seguridad y defensa cambia sus prioridades y genera un impacto mundial.

Vulnerabilidad

En la historia norteamericana, es la primera vez que su territorio es afectado por un enemigo no tan visible, que ataca símbolos con gran peso el Pentágono y las Torres Gemelas, el primero por ser la sede del Departamento de Defensa y las segundas como centro financiero mundial. Los atentados provocaron que los Estados Unidos entendieran que las amenazas y el riesgo están en cualquier parte y ningún país puede garantizar seguridad absoluta, “ello conlleva a trabajar sobre  procesos de seguridad y contemplar niveles de riesgo con los cuales la sociedad tiene que convivir al punto que se convierten en una especie de obsesión”, explica el profesor Alejo Vargas Velásquez, docente de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UN.

Cambio de discurso

Este proceso, que duró los dos periodos del gobierno Bush, transformó la agenda internacional y, como lo explica Rojas, en el 2011 no es que el tema de la seguridad y el terrorismo hayan desaparecido: “la crisis económica de alguna manera desplazó la lucha global contra el terrorismo y  por eso tiene menos espacio”. Según la profesora, la intención de Obama al llegar a la Presidencia de Estados Unidos es la de ocuparse de otros asuntos y no del discurso reiterativo que tenía Bush sobre la guerra global contra el terrorismo.

En Colombia

“Hay un gran impacto, entre otros temas, porque se adelantaba un proceso de negociación con las guerrillas, el cual fracasó (Gobierno de Pastrana) y muy rápido se reinterpretó el conflicto armado interno”, subraya la profesora del Iepri. Señala que ya no se piensa en un conflicto armado de carácter subversivo, sino en una amenaza terrorista. Enarbolando esa bandera, sube a la presidencia de Colombia Álvaro Uribe para avanzar en la ofensiva militar contra las Farc bajo la premisa de que se trata de grupos terroristas.

El analista Vargas Velásquez coincide en que Uribe Vélez aprovechó la coyuntura, y durante su gobierno, hábilmente, priorizó tanto su rechazo al proceso adelantado en el Caguán como su política de seguridad.

Vargas piensa que con el gobierno del Presidente Santos se ha regresado a lo que la gran mayoría de los colombianos ha entendido como un conflicto armado interno, en el que las Farc muchas veces recurren a prácticas terroristas, alejándose de la visión de su antecesor, quien enmarcó la lucha contra la guerrilla en la “cruzada contra el terrorismo” del presidente Bush.

Por último, puntualiza que el Estado debe responder y tratar de resolver el conflicto, ya sea por vía militar o por la vía política, o mediante una combinación de las dos.