Tag Archives: calentamiento

Biología, crucial para afrontar los retos del presente y aportar soluciones para el futuro.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
24 de Enero del 2013
“La biología cambia tu perspectiva. Al abarcar todo el planeta, aporta conocimientos a cada una de las ciencias. A lo largo de mis estudios he tomado conciencia del cuidado de plantas, animales y el ambiente”, compartió Andrea Acosta Rodríguez, alumna de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza.
En la actualidad, quienes se dedican a esta área laboran en docencia e investigación, diseñan e instrumentan proyectos de rescate, conservación y explotación racional de recursos naturales, y proponen leyes para regular su uso y garantizar su protección. Además, aportan a la biomedicina, biotecnología, biología molecular, biodiversidad, educación ambiental, nutrición y ecología.
La disciplina se enfoca a entender cómo funcionan los seres vivos y los ambientes a los que pertenecen, y propone aplicaciones útiles para la sociedad. “Para afrontar los riesgos que implican el calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, es preciso generar conocimiento”, aseguró Jorge Nieto Sotelo, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
En ocasión del Día del Biólogo, que se conmemora en el país el 25 de enero, aludió a la importancia de esta disciplina ante la destrucción del ambiente. Por ejemplo, los bosques y otras comunidades vegetales naturales, al captar lluvia, generan materia orgánica, mantienen suelos para la agricultura y producen oxígeno, explicó.
Además, los expertos del IB trabajan en la descripción de la biodiversidad de México, pues aún no hay un listado completo de las especies existentes en territorio nacional; concretar uno requiere años de trabajo y apoyo a especialistas.
Sequía, reto inmediato
En el año 2000, el tres por ciento de la superficie terrestre registraba sequía extrema. De persistir las condiciones ambientales actuales, para 2100 será un 30 por ciento, refirió el responsable del Laboratorio de Fisiología Molecular del Jardín Botánico del IB.
Ante este panorama, desarrolla líneas de investigación para comprender el impacto respectivo. En específico, estudia las adaptaciones de las plantas al calor y a la falta de agua.
“En el laboratorio analizamos cómo, a lo largo de millones de años, los agaves han sobrevivido a la falta del líquido y temperaturas extremas. Esta capacidad, que se explica por sus características morfológicas y fisiológicas, probablemente esté codificada en el genoma”, expuso.
Estos organismos emplean mecanismos que impiden la pérdida de líquido en las horas de más calor al evitar la evapotranspiración. En un humano, equivaldría a no sudar para retener agua.
El objetivo es determinar cómo los agaves toleran condiciones extremas, porque estas adaptaciones para evitar la evapotranspiración complican la regulación de su temperatura.
“Encontramos que el cogollo —que resguarda a las hojas más inmaduras y al meritesmo apical del tallo—, al contrario del resto de la planta, abre sus estomas en el día si el calor es elevado. Esto reduce su temperatura foliar varios grados centígrados debajo de la temperatura del aire”.
Además, localizamos diferencias entre estas hojas y las del resto de la roseta a nivel de algunas proteínas (llamadas chaperonas moleculares) que protegen a otras de la desnaturalización. Este conocimiento podría ser utilizado en agricultura para lograr cultivos resistentes a condiciones climáticas extremas, explicó.
Estos trabajos se realizan en el Jardín Botánico, que resguarda a una de las colecciones de agaváceas más importantes del mundo y alberga a 80 por ciento de las especies existentes en México (centro de origen de esta familia de plantas) y 65 por ciento del planeta.
El futuro
El especialista expuso que ante las exigencias que plantean temas como la contaminación o la restauración ambiental, se deben aprovechar e integrar los conocimientos ya obtenidos y generar aplicaciones sustentables y robustas.
La bioinformática, relacionada con el manejo de cantidades grandes de datos —como el número de especies en un ecosistema, sus interacciones y localización— permitirá un mejor desarrollo de la biología de sistemas complejos, precisó.
La combinación de estas disciplinas será útil para diseñar estrategias orientadas a proteger el ambiente y explotar una región de manera sustentable. El futuro de la biología está en el modelaje de herramientas matemáticas y computacionales que expliquen el funcionamiento de los ecosistemas, a fin de minimizar los daños causados por las actividades humanas.
En México, cada 25 de enero se conmemora el Día del Biólogo, fecha establecida en 1961 por el Colegio de Biólogos de México y expertos de la Universidad Nacional y el Instituto Politécnico Nacional, con la finalidad de proteger a los integrantes del gremio.
El 19 de enero de 1939 fue creada la licenciatura respectiva. Los planes de estudios se han modificado de acuerdo a las necesidades académicas y sociales. En la actualidad, las ramas de zoología, botánica, manejo de recursos naturales y su conservación, y biología molecular y celular, son las de mayor interés entre los estudiantes.
Boletín UNAM-DGCS-048
Ciudad Universitaria.
Generar conocimiento en esta disciplina ayudará a encarar los riesgos derivados del calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, expuso Jorge Nieto Sotelo, del Instituto de Biología de la UNAM.

Generar conocimiento en esta disciplina ayudará a encarar los riesgos derivados del calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, expuso Jorge Nieto Sotelo, del Instituto de Biología de la UNAM.

24 de Enero del 2013

“La biología cambia tu perspectiva. Al abarcar todo el planeta, aporta conocimientos a cada una de las ciencias. A lo largo de mis estudios he tomado conciencia del cuidado de plantas, animales y el ambiente”, compartió Andrea Acosta Rodríguez, alumna de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza.

En la actualidad, quienes se dedican a esta área laboran en docencia e investigación, diseñan e instrumentan proyectos de rescate, conservación y explotación racional de recursos naturales, y proponen leyes para regular su uso y garantizar su protección. Además, aportan a la biomedicina, biotecnología, biología molecular, biodiversidad, educación ambiental, nutrición y ecología.

La disciplina se enfoca a entender cómo funcionan los seres vivos y los ambientes a los que pertenecen, y propone aplicaciones útiles para la sociedad. “Para afrontar los riesgos que implican el calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, es preciso generar conocimiento”, aseguró Jorge Nieto Sotelo, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

En ocasión del Día del Biólogo, que se conmemora en el país el 25 de enero, aludió a la importancia de esta disciplina ante la destrucción del ambiente. Por ejemplo, los bosques y otras comunidades vegetales naturales, al captar lluvia, generan materia orgánica, mantienen suelos para la agricultura y producen oxígeno, explicó.

Además, los expertos del IB trabajan en la descripción de la biodiversidad de México, pues aún no hay un listado completo de las especies existentes en territorio nacional; concretar uno requiere años de trabajo y apoyo a especialistas.


Sequía, reto inmediato

En el año 2000, el tres por ciento de la superficie terrestre registraba sequía extrema. De persistir las condiciones ambientales actuales, para 2100 será un 30 por ciento, refirió el responsable del Laboratorio de Fisiología Molecular del Jardín Botánico del IB.

Ante este panorama, desarrolla líneas de investigación para comprender el impacto respectivo. En específico, estudia las adaptaciones de las plantas al calor y a la falta de agua.

“En el laboratorio analizamos cómo, a lo largo de millones de años, los agaves han sobrevivido a la falta del líquido y temperaturas extremas. Esta capacidad, que se explica por sus características morfológicas y fisiológicas, probablemente esté codificada en el genoma”, expuso.

Estos organismos emplean mecanismos que impiden la pérdida de líquido en las horas de más calor al evitar la evapotranspiración. En un humano, equivaldría a no sudar para retener agua.

El objetivo es determinar cómo los agaves toleran condiciones extremas, porque estas adaptaciones para evitar la evapotranspiración complican la regulación de su temperatura.

“Encontramos que el cogollo —que resguarda a las hojas más inmaduras y al meritesmo apical del tallo—, al contrario del resto de la planta, abre sus estomas en el día si el calor es elevado. Esto reduce su temperatura foliar varios grados centígrados debajo de la temperatura del aire”.

Además, localizamos diferencias entre estas hojas y las del resto de la roseta a nivel de algunas proteínas (llamadas chaperonas moleculares) que protegen a otras de la desnaturalización. Este conocimiento podría ser utilizado en agricultura para lograr cultivos resistentes a condiciones climáticas extremas, explicó.

Estos trabajos se realizan en el Jardín Botánico, que resguarda a una de las colecciones de agaváceas más importantes del mundo y alberga a 80 por ciento de las especies existentes en México (centro de origen de esta familia de plantas) y 65 por ciento del planeta.


El futuro

El especialista expuso que ante las exigencias que plantean temas como la contaminación o la restauración ambiental, se deben aprovechar e integrar los conocimientos ya obtenidos y generar aplicaciones sustentables y robustas.

La bioinformática, relacionada con el manejo de cantidades grandes de datos —como el número de especies en un ecosistema, sus interacciones y localización— permitirá un mejor desarrollo de la biología de sistemas complejos, precisó.

La combinación de estas disciplinas será útil para diseñar estrategias orientadas a proteger el ambiente y explotar una región de manera sustentable. El futuro de la biología está en el modelaje de herramientas matemáticas y computacionales que expliquen el funcionamiento de los ecosistemas, a fin de minimizar los daños causados por las actividades humanas.

En México, cada 25 de enero se conmemora el Día del Biólogo, fecha establecida en 1961 por el Colegio de Biólogos de México y expertos de la Universidad Nacional y el Instituto Politécnico Nacional, con la finalidad de proteger a los integrantes del gremio.

El 19 de enero de 1939 fue creada la licenciatura respectiva. Los planes de estudios se han modificado de acuerdo a las necesidades académicas y sociales. En la actualidad, las ramas de zoología, botánica, manejo de recursos naturales y su conservación, y biología molecular y celular, son las de mayor interés entre los estudiantes.

Boletín UNAM-DGCS-048

Ciudad Universitaria.

“El Sol no es una amenaza para el clima de la Tierra”.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
7 de Enero del 2013
Algunos científicos niegan que el calentamiento global sea producido por las emisiones de CO2 y las actividades humanas, y lo atribuyen a que el Sol está cambiando de tal manera que afecta el clima terrestre.
Sin embargo, según el físico Hugh Hudson, uno de los estudiosos del Sol más importantes del mundo, –en entrevista con la Agencia de Noticias UN– en este gran debate sobre el clima, los “negadores del calentamiento global” no tienen razón, pues el astro rey no altera el comportamiento climático terrestre. “Lo que hace es proporcionarnos la energía que disfrutamos y es esencial para la vida”.
En cuanto a las erupciones solares que podrían esperarse para el pico máximo solar, que se dice será en el 2013, el científico afirma que lo que sí podría verse afectado son las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales. En el anterior grupo de manchas solares, se presentaron “muchas erupciones medianas, pero ninguna gigante. Y esto nos hace pensar que este ciclo es diferente y que la variabilidad del Sol tiene propiedades que se extienden por más de once años”, dice.
En cuanto a las comunicaciones satelitales, Hudson comenta que “la vida de un satélite depende del dinero invertido, pues al diseñarlo lo pueden hacer muy seguro a las radiaciones o no tanto”. Y afirma que “existen muchos casos de satélites que han sido destruidos por la actividad solar”.
Con respecto a las misiones espaciales, el físico menciona que, por ejemplo, en el caso de un viaje a Marte, en el que los astronautas tardarían más o menos un año para llegar allí, podría haber “un riesgo serio de que durante ese tiempo haya una erupción y la salud de los astronautas se vea afectada”, pues “ellos no podrían sobrevivir a una emisión de este tipo”.
Los efectos de las partículas magnéticas solares pueden persistir varios días, según explica Hudson: “una erupción llena la heliósfera, o sea la cavidad que el Sol le hace al espacio sideral. Esta cavidad se llena de partículas que se pueden detectar durante algunos días después de la emisión”. Y agrega que “esta es una de las razones por las cuales los astronautas tendrían problemas en su viaje a Marte”.
De hecho, el mayor misterio que encierra el astro rey, para este científico, es la naturaleza de las erupciones solares, porque las radiaciones solares no son estables. “Se pueden hacer teorías sobre una estrella que pueden ser aparentemente satisfactorias. Sin embargo, no lo son para una esfera de gas caliente. El campo magnético tiene unas propiedades muy extrañas y una de esas es que acumula energía en la corona de una manera muy lenta y continua y, de pronto, hay una explosión. Por qué y cómo sucede aún no lo entendemos. Y algunas veces estas explosiones envían materia hacia el espacio”, expresa.
Al preguntarle por la estructura de la atmósfera solar y sus campos magnéticos, responde: “en su nivel más simple, la atmósfera del Sol es parecida a la de la Tierra. Hay gravedad, y esta la hala hacia el interior y, como consecuencia, forma capas estratificadas que se denominan fotósfera, cromósfera, región de transición y corona. El campo magnético es muy fuerte. En una mancha solar, es casi como la fuerza de un imán de nevera y se siente, pero el imán es pequeño, mientras que la mancha es más grande que Colombia. Se trata de una inmensa cantidad de energía que puede perturbar la atmósfera y reestructurarla. Una mancha solar es una estructura muy complicada”.
El estudio y las predicciones sobre el Sol
Así, la predictibilidad es un asunto científico y técnico muy importante, “por cuanto hay erupciones solares, eyecciones de masa coronal y perturbaciones que se propagan hacia la Tierra y causan cosas malas; por ejemplo, complicaciones de las comunicaciones mundiales, daños en los sistemas de distribución eléctrica y otros efectos en la ionósfera”.
El científico menciona que hay un gran interés en predecir este comportamiento. “Esta una de las mayores razones que nos estimulan a estudiar el Sol. Hasta cierto punto podemos hacer algunas predicciones, pero aún hay muchas cosas que no entendemos. Parte del problema es que su actividad comienza en su interior y se desplaza hacia el exterior, donde la podemos apreciar. Una vez en la superficie, de pronto, podemos entender eso que algunos llaman «surgimiento» del flujo solar, pero que aún no comprendemos del todo, pues la información sobre su interior es mucho más débil que la de su exterior”, dice.
Por ello, comenta, “hay varios satélites haciendo observaciones astronómicas, pero el RHESSI (Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager) es el único que lo hace con rayos X intensos, es decir, rayos de 10 a 20 kilovoltios. Además, rota sobre su eje en línea directa hacia el Sol, lo cual es una configuración inusual para un satélite y nos otorga muchas ventajas. Sin embargo, ya tiene diez años y se está acabando, los satélites normalmente no duran tanto. Esperamos que siga funcionando a lo largo de este máximo solar, para poder seguir estudiando las erupciones”.
Retos actuales de la Astrofísica Solar
En cuanto a los desafíos científicos que existen en este campo, Hugh Hudson dice que el Sol está muy lejos y sus estructuras son muy complicadas. “No podemos hacer teorías si no las conocemos. Por eso, conseguir imágenes de alta calidad es clave”. Aunque esto se consigue de cierta manera desde el espacio, también se requieren instrumentos de alta resolución desde la superficie terrestre.
Explica que en Chile se encuentra el radiotelescopio ALMA, que comenzó a operar recientemente, y que hay otro telescopio inmenso que será instalado en Hawái (el ATST, Advanced Technology Solar Telescope), “el más grande en años para ver el Sol (tiene cuatro metros de diámetro). Y la razón para construirlo es conseguir la mejor resolución posible”.
Finalmente, el experto manifiesta que el astro está lejos, pero no tanto. “Por eso podemos colocar satélites en órbita a su alrededor. Ahora hay dos módulos lunares que están produciendo imágenes estereoscópicas para la Tierra. Son muy importantes porque nos dan la posibilidad de ver su estructura tridimensional como ningún otro instrumento astronómico. Pero esperamos poder verla también con otros satélites y otras longitudes de onda”.
Hugh Hudson
Observar el astro rey es más que una pasión para este físico. Examinar las erupciones solares, emocionarse –como Galileo– con la precisión de los datos que arrojan satélites como el RHESSI o el SDO y contribuir al descubrimiento de “nuevas pequeñas cosas” es parte de su trabajo.
Hugh Hudson se educó en la Universidad de Rice, en Houston (Texas), y luego en la Universidad de California, en Berkeley (UCB), y en la de San Diego (UCSD). Después de diez años en Japón, regresó brevemente a la UCB y ahora está en Glasgow (Escocia), pensando en retirarse. Actualmente, se considera un estudiante de las propiedades globales del Sol, a partir de las mediciones precisas que ahora se pueden efectuar.
En la actualidad, se encuentra trabajando con los nuevos datos del satélite SDO (Solar Dynamic Observatory), un instrumento nuevo que se ha usado poco (fue lanzado por la NASA en el año 2010). “Con estos datos pude detectar el cambio del efecto Doppler del satélite, una cosa realmente menor, pero muy gratificante para mí, porque me mostró qué tan precisos son. Fue uno de esos momentos emocionantes, como le pasó a Galileo, pues tuve la oportunidad de ver cómo se mueven los satélites”, expresa.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales sí pueden verse afectadas por las erupciones solares, pero el comportamiento climático de la Tierra no, según Hugh Hudson.

Las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales sí pueden verse afectadas por las erupciones solares, pero el comportamiento climático de la Tierra no, según Hugh Hudson.

7 de Enero del 2013

Algunos científicos niegan que el calentamiento global sea producido por las emisiones de CO2 y las actividades humanas, y lo atribuyen a que el Sol está cambiando de tal manera que afecta el clima terrestre.

Sin embargo, según el físico Hugh Hudson, uno de los estudiosos del Sol más importantes del mundo, –en entrevista con la Agencia de Noticias UN– en este gran debate sobre el clima, los “negadores del calentamiento global” no tienen razón, pues el astro rey no altera el comportamiento climático terrestre. “Lo que hace es proporcionarnos la energía que disfrutamos y es esencial para la vida”.

En cuanto a las erupciones solares que podrían esperarse para el pico máximo solar, que se dice será en el 2013, el científico afirma que lo que sí podría verse afectado son las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales. En el anterior grupo de manchas solares, se presentaron “muchas erupciones medianas, pero ninguna gigante. Y esto nos hace pensar que este ciclo es diferente y que la variabilidad del Sol tiene propiedades que se extienden por más de once años”, dice.

En cuanto a las comunicaciones satelitales, Hudson comenta que “la vida de un satélite depende del dinero invertido, pues al diseñarlo lo pueden hacer muy seguro a las radiaciones o no tanto”. Y afirma que “existen muchos casos de satélites que han sido destruidos por la actividad solar”.

Con respecto a las misiones espaciales, el físico menciona que, por ejemplo, en el caso de un viaje a Marte, en el que los astronautas tardarían más o menos un año para llegar allí, podría haber “un riesgo serio de que durante ese tiempo haya una erupción y la salud de los astronautas se vea afectada”, pues “ellos no podrían sobrevivir a una emisión de este tipo”.

Los efectos de las partículas magnéticas solares pueden persistir varios días, según explica Hudson: “una erupción llena la heliósfera, o sea la cavidad que el Sol le hace al espacio sideral. Esta cavidad se llena de partículas que se pueden detectar durante algunos días después de la emisión”. Y agrega que “esta es una de las razones por las cuales los astronautas tendrían problemas en su viaje a Marte”.

De hecho, el mayor misterio que encierra el astro rey, para este científico, es la naturaleza de las erupciones solares, porque las radiaciones solares no son estables. “Se pueden hacer teorías sobre una estrella que pueden ser aparentemente satisfactorias. Sin embargo, no lo son para una esfera de gas caliente. El campo magnético tiene unas propiedades muy extrañas y una de esas es que acumula energía en la corona de una manera muy lenta y continua y, de pronto, hay una explosión. Por qué y cómo sucede aún no lo entendemos. Y algunas veces estas explosiones envían materia hacia el espacio”, expresa.

Al preguntarle por la estructura de la atmósfera solar y sus campos magnéticos, responde: “en su nivel más simple, la atmósfera del Sol es parecida a la de la Tierra. Hay gravedad, y esta la hala hacia el interior y, como consecuencia, forma capas estratificadas que se denominan fotósfera, cromósfera, región de transición y corona. El campo magnético es muy fuerte. En una mancha solar, es casi como la fuerza de un imán de nevera y se siente, pero el imán es pequeño, mientras que la mancha es más grande que Colombia. Se trata de una inmensa cantidad de energía que puede perturbar la atmósfera y reestructurarla. Una mancha solar es una estructura muy complicada”.


El estudio y las predicciones sobre el Sol

Así, la predictibilidad es un asunto científico y técnico muy importante, “por cuanto hay erupciones solares, eyecciones de masa coronal y perturbaciones que se propagan hacia la Tierra y causan cosas malas; por ejemplo, complicaciones de las comunicaciones mundiales, daños en los sistemas de distribución eléctrica y otros efectos en la ionósfera”.

El científico menciona que hay un gran interés en predecir este comportamiento. “Esta una de las mayores razones que nos estimulan a estudiar el Sol. Hasta cierto punto podemos hacer algunas predicciones, pero aún hay muchas cosas que no entendemos. Parte del problema es que su actividad comienza en su interior y se desplaza hacia el exterior, donde la podemos apreciar. Una vez en la superficie, de pronto, podemos entender eso que algunos llaman «surgimiento» del flujo solar, pero que aún no comprendemos del todo, pues la información sobre su interior es mucho más débil que la de su exterior”, dice.

Por ello, comenta, “hay varios satélites haciendo observaciones astronómicas, pero el RHESSI (Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager) es el único que lo hace con rayos X intensos, es decir, rayos de 10 a 20 kilovoltios. Además, rota sobre su eje en línea directa hacia el Sol, lo cual es una configuración inusual para un satélite y nos otorga muchas ventajas. Sin embargo, ya tiene diez años y se está acabando, los satélites normalmente no duran tanto. Esperamos que siga funcionando a lo largo de este máximo solar, para poder seguir estudiando las erupciones”.


Retos actuales de la Astrofísica Solar

En cuanto a los desafíos científicos que existen en este campo, Hugh Hudson dice que el Sol está muy lejos y sus estructuras son muy complicadas. “No podemos hacer teorías si no las conocemos. Por eso, conseguir imágenes de alta calidad es clave”. Aunque esto se consigue de cierta manera desde el espacio, también se requieren instrumentos de alta resolución desde la superficie terrestre.

Explica que en Chile se encuentra el radiotelescopio ALMA, que comenzó a operar recientemente, y que hay otro telescopio inmenso que será instalado en Hawái (el ATST, Advanced Technology Solar Telescope), “el más grande en años para ver el Sol (tiene cuatro metros de diámetro). Y la razón para construirlo es conseguir la mejor resolución posible”.

Finalmente, el experto manifiesta que el astro está lejos, pero no tanto. “Por eso podemos colocar satélites en órbita a su alrededor. Ahora hay dos módulos lunares que están produciendo imágenes estereoscópicas para la Tierra. Son muy importantes porque nos dan la posibilidad de ver su estructura tridimensional como ningún otro instrumento astronómico. Pero esperamos poder verla también con otros satélites y otras longitudes de onda”.


Hugh Hudson

Observar el astro rey es más que una pasión para este físico. Examinar las erupciones solares, emocionarse –como Galileo– con la precisión de los datos que arrojan satélites como el RHESSI o el SDO y contribuir al descubrimiento de “nuevas pequeñas cosas” es parte de su trabajo.

Hugh Hudson se educó en la Universidad de Rice, en Houston (Texas), y luego en la Universidad de California, en Berkeley (UCB), y en la de San Diego (UCSD). Después de diez años en Japón, regresó brevemente a la UCB y ahora está en Glasgow (Escocia), pensando en retirarse. Actualmente, se considera un estudiante de las propiedades globales del Sol, a partir de las mediciones precisas que ahora se pueden efectuar.

En la actualidad, se encuentra trabajando con los nuevos datos del satélite SDO (Solar Dynamic Observatory), un instrumento nuevo que se ha usado poco (fue lanzado por la NASA en el año 2010). “Con estos datos pude detectar el cambio del efecto Doppler del satélite, una cosa realmente menor, pero muy gratificante para mí, porque me mostró qué tan precisos son. Fue uno de esos momentos emocionantes, como le pasó a Galileo, pues tuve la oportunidad de ver cómo se mueven los satélites”, expresa.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Modelos matemáticos, herramienta para experimentar sobre el calentamiento global.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Con los esquemas matemáticos se simula bien el calentamiento global, no así la precipitación, por lo que expertos sugieren el uso de modelos regionales para cuantificar un área determinada.
Con los esquemas matemáticos se simula bien el calentamiento global, no así la precipitación, por lo que expertos sugieren el uso de modelos regionales para cuantificar un área determinada.

5 de Noviembre del 2012

Aunque los modelos matemáticos hoy se utilizan para predecir el calentamiento global, resultan insuficientes; constituyen la única herramienta para experimentar en torno al incremento de la temperatura atmosférica terrestre, coincidieron especialistas.

Carlos Gay García, Benjamín Martínez López, Arturo Quintanar Isaías y Jorge Zavala Hidalgo, investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, resaltaron la importancia de reconocer las limitantes de esos esquemasnuméricos, así como considerar la realización de pronósticos estacionales o anuales, más que por décadas o siglos.

Gay García, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de esta casa de estudios, refirió que el estudio en este ámbito es difuso, por lo que planteó el empleo de estrategias de modelación diferentes.

Al respecto, refirió la lógica difusa, que se adapta mejor al mundo real, y podría ofrecer alternativas a las fórmulas tradicionales, como información útil y entendible para los tomadores de decisiones, “que no necesariamente deben saber física para comprender lo básico”.

En tanto, Martínez López opinó que los modelos numéricos son necesarios para evaluar mejor los impactos de los cambios climáticos en el planeta, aunque éstos “para nada son una verdad, simplemente son una aproximación al mundo real y, como tal, con desventajas”.

La ciencia se basa en la experimentación, aunque no existe forma de ensayar con la Tierra; “habría que hacer experimentos en tiempo real y, desafortunadamente, todo lo que hiciéramos tendría efectos indeseables”.

Con los esquemas matemáticos se simula bien el calentamiento global, no así la precipitación, por lo que sugirió el uso de modelos regionales “para cuantificar un área determinada”.

Al exponer la importancia de los procesos oceánicos en el clima, Zavala Hidalgo indicó que son muchos los problemas ligados a la modelación matemática, desde el pronóstico de muy corto plazo, que no se hace en México, hasta el vaticinio adecuado de las condiciones de humedad de algunas regiones como la Cuenca del Papaloapan o de La Malinche, por ejemplo.

En su intervención, Quintanar Isaías hizo referencia a la importancia de aprender a reconocer las limitaciones que se tienen para predecir el clima y pensar un poco más en términos estacionales o anuales, más que por décadas o siglos.

En ese sentido, Carlos Gay consideró que si se habla de pronósticos a 30, 50 ó 100 años, “hacemos simulaciones o creamos escenarios, y no predicciones”.

Al hablar de la importancia del estado del suelo para simular el clima, Quintanar señaló que los cambios en la humedad de aquél dan lugar a variabilidades en la atmósfera, y pueden conducir a modificaciones importantes en el viento y en el régimen termodinámico de la capa límite planetaria. Por ello, concluyó, es necesario incluir en los pronósticos de ensamble regional la incertidumbre en las condiciones del mismo.

Boletín UNAM-DGCS-675
Ciudad Universitaria.