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LA BIBLIOTECA DEL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO CUMPLE 75 AÑOS DE FOMENTO A LA LECTURA

 
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fomentoalalectura26 de julio de 2014

La Biblioteca del Estudiante Universitario (BEU), una de las colecciones bibliográficas emblemáticas de la UNAM, se fundó en 1939. El primer libro en aparecer bajo su sello fue el antiguo texto atribuido a los mayas, Popul Vuh, que se publicó como El libro del Consejo.

El propósito de sus fundadores estaba orientado a que los libros reflejaran la cultura y la historia mexicanas, así como que fueran de utilidad a los estudiantes universitarios y al público en general.

A 75 años de la aparición del primer ejemplar, Fernando Curiel Defossé, actual director de la BEU, consideró que desde sus orígenes se inscribe en lo que se conoce como la revolución del libro de bolsillo. “La original idea mexicana queda inscrita en una corriente universal que tiene como antecedente el Pocket Book. Surgió 1937 y la BEU en 1939”.

Al reflexionar sobre el formato de esa biblioteca, Curiel Defossé señaló que esa innovación radica, principalmente, en que se le quita lo solemne a la portada y se buscan públicos masivos. Es una decisión democrática desde la imprenta. El libro se abre a otro lector, se modifica el precio y se usa un papel más barato. No es que no tenga sentido el elegante, sino que uno barato, cuidado en su impresión, tiene derecho a estar en el mercado junto al postinero.
Es un fenómeno cultural que tiene que ver con el ascenso democrático, con las cuestiones que van orientadas hacia la apertura de la lectura con tirajes impensables en su tiempo.

Son atributos que distinguen a la colección por el momento histórico, lo que llamaríamos la revolución del libro de bolsillo. Desde su origen –que tratamos de respetar– queda planteado que la colección publicaría textos que refirieran los periodos precolombino, novohispano, moderno y contemporáneo de México, agregó.

No es una colección estrictamente histórica ni literaria, sino una combinación. “La estructura que tiene, a partir de que tuve la fortuna de que se me encomendara su dirección, es la división por épocas, incluso se refleja gráficamente. Esa característica establece la necesidad de una decisión equilibrada de títulos. La idea es justamente cubrir las distintas épocas y, en segundo término, que el carácter sea multidisciplinario”.

De manera que se tiene una preocupación por la temporalidad y la diversidad a las que se une la prioridad de que sea un catálogo vivo; es decir, si un libro se agota, se reedita de inmediato, indicó.

La colección se inscribe en el Programa Editorial de la Coordinación de Humanidades, donde se editan las colecciones históricas de la UNAM –como la Nueva Biblioteca Mexicana, Poemas y ensayos y Nuestros clásicos–, de modo que es parte de una política institucional con mecanismos de discusión y evaluación.

“Eso permite que no sea única, sino que forme parte del programa institucional. Además, al conjugar estos elementos permite otro atributo: ser una pieza de resistencia de cultura mexicana, esto es, el sólo hecho de que ofrezca un menú variado al estudiante, actúa como una resistencia cultural”.

En la enseñanza

Más adelante, se refirió al papel que la colección ha desempeñado en la enseñanza: se ha vinculado al sistema del bachillerato de la UNAM, así, el profesor ve a los libros de la BEU, si no como texto, sí como un complemento a sus cursos.

“Cito en clase a José Vasconcelos cuando habla de las obligaciones institucionales educativas: nuestros dos grandes problemas son la ignorancia y la desigualdad. A los universitarios nos corresponde trabajar con el asunto de la ignorancia, de manera que una colección que ofrece un repertorio esencial de historia, geografía, cultura y poesía –en suma, de ideas mexicanas– es un material inapreciable, no solamente para el estudiante universitario, sino para el no universitario. El saber es un poder, hay que distribuirlo y esta colección obedece a esa idea”, abundó Curiel.

En relación con el repertorio de autores, el académico consideró un acierto que sólo se incluyan mexicanos. “Los autores nacionales no circulan profusamente, hay muchas áreas de la historia de México que hay que volver visibles, tanto del mundo prehispánico y del novohispano, como de los siglos XIX y XX, aclaró.

Respecto de los lectores, aseguró que de tiempo atrás aumenta la preocupación por ampliarlos, pues es “una tarea permanente de la Universidad. La UNAM es una gran formadora de públicos, no sólo lectores, sino radioescuchas, melómanos, teatristas, críticos. Lo que no ha cambiado son las ideas”.

El universitario relató que al hacerse cargo de la colección hizo una revisión de los orígenes y del desarrollo. “Creo que la colección consiguió, con el tiempo, una enorme consistencia, y lo que resulta claro es no perder las líneas de su origen. Lo que hay que cumplir, en primera instancia, es que el estudiante universitario en general tenga a la mano lo que llamo el repertorio esencial de cultura mexicana”.

Una de las grandes colecciones en lengua española, la BEU, está a disposición de la comunidad. Hay que reparar en ese hecho, concluyó.

Entre los especialistas que han coordinado la Biblioteca del Estudiante Universitario se encuentra Roberto Moreno de los Arcos, Agustín Yáñez, Francisco Monterde, José Emilio Pacheco y, actualmente, Fernando Curiel.

Durante 75 años de labor editorial, la colección ha editado 146 números y reunido a importantes autores: Francisco Cervantes de Salazar, Sor Juana Inés de la Cruz, Carlos de Sigüenza y Góngora, Francisco Javier Clavijero, Lucas Alamán, Fray Servando Teresa de Mier, Ignacio Manuel Altamirano, Francisco Bulnes, Mariano Azuela, Amado Nervo y José Juan Tablada.

Además, Germán List Arzubide, José Vasconcelos, Ángel de Campo Micrós, Antonio Caso, Salvador Díaz Mirón, Vicente Riva Palacio, José Joaquín Fernández de Lizardi, Ricardo Flores Magón, Federico Gamboa, Manuel Gamio, Manuel José Othón, Enrique González Martínez, Ramón López Velarde, Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán, Manuel Payno, Emilio Rabasa, Guillermo Prieto y Francisco Zarco, entre otros.

Créditos: UNAM-DGCS-428-2014

Biblioteca de Sede Palmira promueve la cultura.

 
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11 de Febrero del 2012
Mensualmente, la biblioteca de la UN en Palmira promueve una completa agenda cultural que comprende encuentros de poesía, talleres de lectura y cuentería y exposiciones artísticas.
Este espacio, dedicado a la lectura y la investigación, se ha transformado paulatinamente en uno de los sitios preferidos por los estudiantes de la sede, que lo eligen para descansar y entretenerse lúdicamente por espacios como la ludoteca y la mediateca.
Según su directora, Dora Isabel Muñoz: “la biblioteca se ha ido convirtiendo en un lugar al cual los estudiantes acuden con motivación a diario, no solo para hacer consultas bibliográficas o literarias, sino también para disfrutar de un rato de esparcimiento en los talleres culturales que promovemos”.
Talleres de lectura para adultos y niños, encuentros de poesía y exposiciones de arte y fotografía son algunas de las actividades que promueve para que los estudiantes sientan un mayor interés en la literatura.
“El encuentro de poesía es un evento que hemos celebrado desde hace más de dos años. Se ha caracterizado por tener una masiva afluencia de gente. En la última edición de la actividad, más de cien estudiantes participaron y les quedó una buena experiencia”, dice Muñoz.
Karen Lorena Ramírez, estudiante de cuarto semestre de Zootecnia de la UN en Palmira, afirma: “estos eventos culturales propician un mayor acercamiento a la biblioteca de nuestra sede, pues no es como el estereotipo normal de estos espacios, a donde normalmente se va a leer y a consultar”.
Hoy, viernes 8 de febrero, la Biblioteca desarrollará un nuevo encuentro de poesía. Esta vez tendrá como invitados a doce poetas (cuatro de Palmira y ocho de Cali), que deleitarán a la comunidad universitaria con los mejores versos urbanos de la región.
“El colectivo literario Los Inadaptados (de Cali) y La Nueva Era de la Poesía (de Palmira) estarán en nuestra sede en una especie de duelo de poetas. Los estudiantes también podrán participar con sus lecturas y poemas”, puntualiza Muñoz.
Asimismo, en los próximos meses, este centro de lectura traerá al campus las tulas educativas del Banco de la República, para que toda la comunidad palmireña pueda disfrutar de esta exposición.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Mensualmente, la Biblioteca de la UN en Palmira promueve encuentros de poesía, talleres de lectura y cuentería y exposiciones artísticas.

Mensualmente, la Biblioteca de la UN en Palmira promueve encuentros de poesía, talleres de lectura y cuentería y exposiciones artísticas.

11 de Febrero del 2012

Mensualmente, la biblioteca de la UN en Palmira promueve una completa agenda cultural que comprende encuentros de poesía, talleres de lectura y cuentería y exposiciones artísticas.

Este espacio, dedicado a la lectura y la investigación, se ha transformado paulatinamente en uno de los sitios preferidos por los estudiantes de la sede, que lo eligen para descansar y entretenerse lúdicamente por espacios como la ludoteca y la mediateca.

Según su directora, Dora Isabel Muñoz: “la biblioteca se ha ido convirtiendo en un lugar al cual los estudiantes acuden con motivación a diario, no solo para hacer consultas bibliográficas o literarias, sino también para disfrutar de un rato de esparcimiento en los talleres culturales que promovemos”.

Talleres de lectura para adultos y niños, encuentros de poesía y exposiciones de arte y fotografía son algunas de las actividades que promueve para que los estudiantes sientan un mayor interés en la literatura.

“El encuentro de poesía es un evento que hemos celebrado desde hace más de dos años. Se ha caracterizado por tener una masiva afluencia de gente. En la última edición de la actividad, más de cien estudiantes participaron y les quedó una buena experiencia”, dice Muñoz.

Karen Lorena Ramírez, estudiante de cuarto semestre de Zootecnia de la UN en Palmira, afirma: “estos eventos culturales propician un mayor acercamiento a la biblioteca de nuestra sede, pues no es como el estereotipo normal de estos espacios, a donde normalmente se va a leer y a consultar”.

Hoy, viernes 8 de febrero, la Biblioteca desarrollará un nuevo encuentro de poesía. Esta vez tendrá como invitados a doce poetas (cuatro de Palmira y ocho de Cali), que deleitarán a la comunidad universitaria con los mejores versos urbanos de la región.

“El colectivo literario Los Inadaptados (de Cali) y La Nueva Era de la Poesía (de Palmira) estarán en nuestra sede en una especie de duelo de poetas. Los estudiantes también podrán participar con sus lecturas y poemas”, puntualiza Muñoz.

Asimismo, en los próximos meses, este centro de lectura traerá al campus las tulas educativas del Banco de la República, para que toda la comunidad palmireña pueda disfrutar de esta exposición.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

BUAP sede de curso sobre catalogación de libro antiguo

 
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10 de agosto del 2011

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla será sede del curso Identificación y Descripción de los Impresos Antiguos con especialidad en Catalogación del Libro Antiguo, que está dirigido a aquellos con formación y experiencia en la materia, informó el Director de la Biblioteca Histórica “José María Lafragua”, Manuel de Santiago Hernández

Este curso estará coordinado por el doctor Julián Martín Abad, Jefe de Servicios de Manuscritos e Incunables de la Biblioteca Nacional de España, quien estará en Puebla junto con el doctor Oscar Lilao Franca, investigador de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca, España.

A estos expertos se sumarán especialistas del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” y el Museo Nacional de Antropología e Historia.

“La participación de estos especialistas demuestra la calidad del curso que se impartirá en la BUAP, donde el objetivo principal es orientar a los alumnos en la aplicación de las normas internacionales para la descripción, una aplicación que no siempre es sencilla debido a la gran diversidad de libros antiguos”, explicó De Santiago Hernández.

El curso será teórico-práctico y la primera parte, que corresponde a la descripción catalográfica y de identificación de los impresos antiguos, correrá a cargo de los docentes españoles; la práctica que atañe a las características de la bibliografía mexicana será impartida por especialistas nacionales de alto nivel.

Los materiales que servirán de referencia para abordar los diversos problemas que se tienen en la catalogación de los libros antiguos, serán de la Biblioteca Lafragua de la Universidad, que cuenta con un acervo bibliográfico de gran valor.

A diferencia de los libros modernos, los antiguos son producto de una manufactura, razón por la cual los pertenecientes a una edición son iguales entre sí, pero no idénticos como en el caso de un texto contemporáneo.

“Tú puedes catalogar un libro contemporáneo y catalogas a los tres mil que formaron la edición, no necesitas más. En cambio en un libro antiguo, como se trata de un producto editorial, un producto histórico, un producto tipográfico, la catalogación de los ejemplares sobrevivientes es prácticamente individual, lo que significa que si sobreviven 20 de una edición antigua, tienes que hacer veinte descripciones catalográficas distintas”, aclaró el funcionario.

El curso que se impartirá del 15 al 20 de agosto, es organizado por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, la Asociación Mexicana de Bibliotecas e Instituciones con Fondos Antiguos A.C., y la Biblioteca Histórica José María Lafragua de la BUAP.

Sólo podrán participar especialistas que estén trabajando en la catalogación de fondos antiguos, ya que el objetivo principal es resolver problemas específicos en este tema.

Créditos: cmas.siu.buap.mx/1540

Donará Adolfo Sánchez acervo bibliográfico a la FFyL de la UNAM

 
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Adolfo Sánchez Vázquez, profesos emérito de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Adolfo Sánchez Vázquez, profesos emérito de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

3 de abril de 2011

• “Constituye una mínima compensación por todo lo que, de manera invaluable, la Universidad me ha dado”, estableció el profesor emérito en la carta dirigida a la Rectoría para formalizar su entrega
• La colección consta de cuatro mil volúmenes, aproximadamente, entre ellos, libros de filosofía y política que serán llevados al resguardo de casa de estudios

Adolfo Sánchez Vázquez (Algeciras, España, 1915), poeta de gruesos lentes, curiosidad imperturbable, exiliado político y hoy profesor emérito de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), desarrolló su vocación filosófica en México, como “francotirador”. “Yo, que me considero un profesional de la filosofía marxista, jamás he tenido un profesor marxista”, dijo en una entrevista, en 1978.

Residente en nuestro país desde 1939, año en que abandonó su patria, donde se formó académicamente, llegó a Veracruz el 13 de junio de ese año, con muchos otros refugiados españoles.

Luego de cursar la maestría en Letras Españolas en la UNAM, ingresó como ayudante de Eli de Gortari, en 1952; continuó como profesor de asignatura a partir de 1955, y desde 1959, como profesor de carrera en la FFyL.

Fue en esta casa de estudios donde su marxismo, crítico y abierto, penetró en las aulas; etapa que marcó el inicio de la conformación de su riquísimo conjunto bibliográfico que ahora donará a la Biblioteca Samuel Ramos, de esa entidad educativa.

Esa determinación, explicó la integrante del Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas, e hija del emérito, Aurora Sánchez Rebolledo, fue tomada por su padre, porque el acervo que integró, es reflejo de su formación al paso del tiempo.

Su deseo es que sirva a las siguientes generaciones, porque también “constituye una mínima compensación por todo lo que de manera invaluable la Universidad me ha dado para ejercer la docencia y llevar a cabo mis investigaciones”, como explicó el profesor Adolfo Sánchez, en la carta dirigida a la Rectoría para formalizar la entrega.

Cuatro mil volúmenes

El conjunto bibliográfico, que abarca casi todas las paredes y uno que otro rincón de su departamento, consta de alrededor de cuatro mil volúmenes. Entre ellos, libros de filosofía y política, que constituye casi el 80 por ciento del total, y que serán llevados al resguardo de esta institución.

Ahí, los temas prioritarios se concentran en áreas como filosofía del arte, vida e ideas de Carlos Marx y Federico Engels, historia del marxismo, y filosofía en general: ética y hermenéutica, entre otros.

Además, aclaró Aurora Sánchez, contiene dos o tres de los mejores diccionarios filosóficos que tradujo en su época de juventud, y que se suman a otras en inglés, francés y alemán. También hay un gran número de obras escritas en ruso, idioma que el hijo adoptivo de la provincia de Málaga –según consta en el nombramiento que las autoridades de esa ciudad le entregaron y que pende en una de las paredes del comedor de su casa–.

La colección de libros por entregar, como Los Principios de la Ciencia, de Eduardo Nicol; La Filosofía de la Filosofía, de José Gaos¸ Perfiles Filosófico-Políticos, de Jürgen Habermas, e Introducción a la Lógica Dialéctica, de Eli de Gortari, tienen un valor adicional: algunas están “trabajadas”, es decir, subrayadas o con anotaciones hechas por el propio poeta.

En su misiva a la Rectoría, Adolfo Sánchez Vázquez también propuso a su discípulo, filósofo y profesor de la Facultad, Gabriel Vargas, como enlace entre las autoridades universitarias y la familia. La fecha para la entrega física del acervo está aún por definir, informó Aurora Sánchez.

El conjunto bibliográfico de Adolfo Sánchez Vázquez será donado a la Biblioteca Samuel Ramos, de la FFyL de la UNAM.
El conjunto bibliográfico de Adolfo Sánchez Vázquez será donado a la Biblioteca Samuel Ramos, de la FFyL de la UNAM.

Filosofía, literatura, arte

La suya es una biblioteca que se conformó en más de medio siglo, y por las propias exigencias intelectuales o académicas –para preparar clases, seminarios, conferencias, o para elaborar sus propios textos–, aunque sin perder un carácter libre y espontáneo, relacionado con sus gustos, en especial de literatura y poesía.

El acervo cuenta con diversos libros editados en México y tierras ibéricas dedicadas al exilio español en nuestro país, así como la vasta obra del propio Sánchez Vázquez, que va más allá de las decenas de libros que ha publicado, entre ellos, su más reciente obra, Incursiones literarias (editada en 2008).

Existen publicaciones de arte, sociología, estética y gran cantidad de revistas especializadas y carpetas llenas de manuscritos y material mecanografiado, que se convertirían en sus libros.

Por el momento, aclaró Sánchez Rebolledo, esto último no ha sido tocado, sino hasta que el universitario, que en septiembre próximo cumplirá 96 años, disponga qué hacer y en qué momento.

En la biblioteca destaca un librero más pequeño, ubicado en lo que fuera su despacho. Ahí reposa una diversidad de obras que el propio Sánchez Vázquez mandó encuadernar hace años. Se trata de los materiales que él considera los más importantes para su formación.

Son, sobre todo, libros de marxismo, literatura y poesía española, de autores como Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Antonio Machado, Rafael Alberti, Luis Cardoza y Aragón, Louis Althusser o Maximilien Rubel.

Todo el acervo se formó en México, pero también es resultado de las visitas a España y al resto del mundo. De hecho, recordó su hija, si salía de viaje llevaba consigo una maleta con su ropa y otra vacía, para llenarla de libros que le obsequiaban, o que compraba por la poca facilidad de adquirirlos aquí.

Residente en nuestro país desde 1939, año en que abandonó su patria por el franquismo, el conspicuo filósofo se formó académicamente en este territorio, que le dio la bienvenida el 13 de junio de ese año; llegó al puerto de Veracruz con muchos otros refugiados españoles.

Antes del exilio

El propio Vargas escribió que Sánchez Vázquez nació en Algeciras, Cádiz. En los años 30, se inició su interés por la poesía, en Málaga, animado por Emilio Prados. En 1935, se trasladó a Madrid e ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, en la que habían adquirido relevancia José Ortega y Gasset, Xavier Zubiri, García Morente, Julián Besteiro y José Gaos, entre otros.

Desde su estancia en Málaga, se afilió a la Juventud Comunista como parte de un compromiso político e ideológico con el socialismo, y con la lucha antifascista que ha mantenido toda su vida.

De igual manera, se alistó en el ejército y participó en la Guerra Civil, que estalló el 18 de julio de 1936. Un año más tarde, como director del periódico Ahora, de las Juventudes Socialistas Unificadas, asistió al II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, en Madrid, que convocó a renombrados escritores.

En septiembre de ese año, se incorporó a la 11 División del Ejército, y en febrero de 1939, ante la derrota de las fuerzas republicanas, se vio obligado a salir al exilio por la frontera francesa. Más tarde, luego de algunos meses de incertidumbre, se acogió a la protección ofrecida por el gobierno de Lázaro Cárdenas y se embarcó a México, en el buque Sinaia. Llegó junto con el escritor Juan Rejano y el poeta Pedro Garfias.

Créditos: UNAM-DGCS-196/2011/unam.mx