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Identifican bacterias asociadas con contaminantes atmosféricos

 
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BOGOTÁ D. C., 25 de abril de 2017 — Agencia de Noticias UN-

En muestras tomadas en Medellín y en el municipio de Barbosa, al norte del área metropolitana, se identificaron 26 especies bacterianas relacionadas con material particulado PM2.5. Continue reading Identifican bacterias asociadas con contaminantes atmosféricos

“El asteroide que pasa esta tarde cerca de la Tierra no colisionará”.

 
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El paso de los cuerpos celestes cerca de la Tierra provoca pánico entre las personas, por eventos como el ocurrido en la mañana de hoy en Rusia.

El paso de los cuerpos celestes cerca de la Tierra provoca pánico entre las personas, por eventos como el ocurrido en la mañana de hoy en Rusia.

15 de Febrero del 2013
Así lo expresó José Gregorio Portilla, director del Observatorio Astronómico Nacional, al referirse al cuerpo que tendrá su momento de máximo acercamiento al planeta a las 2:20 p.m., hora colombiana.
El Asteroide 2012 DA 14 transitará muy cerca de nuestro planeta y no existe posibilidad alguna de que choque con la Tierra, “pues pasará a 28.000 km de altura de la superficie terrestre”, afirma el profesor Portilla.
Y agrega: “si bien este asteroide no impactará hoy la Tierra, es posible que en centenares de años lo haga”.
Nunca antes se había detectado, con antelación, un objeto que pasara tan cerca de la Tierra. “Desafortunadamente los espectadores de Colombia y América no podrán observar el fenómeno, a diferencia de los ubicados en Oceanía y el sureste asiático”.
En el momento de mayor proximidad a la Tierra, el asteroide tendrá un brillo de 7,4, “lo que significa que puede ser observado con unos buenos binoculares o un pequeño telescopio; en el máximo acercamiento, se estará desplazando a la notable tasa de 0,78 grados cada minuto”.
El astrónomo explica que el 2012 DA 14 es pequeño, su tamaño es cercano a la mitad de una cuadra (40 a 50 metros), y que se estima que solo hasta dentro de 33 años volverá a acercarse notablemente otra vez a la Tierra.
Caso Rusia
Con respecto al evento de lluvia de meteoritos ocurrido en Rusia, el profesor aclara que “es una desafortunada coincidencia que no debe relacionarse con el DA 14; las personas no deben hacer la conexión, pues no hay nada que temer”.
“Lo que ocurrió en dicho país es un evento relativamente frecuente. Es la entrada de un pequeño asteroide en las capas altas de la atmósfera. Desafortunadamente, el objeto explotó muy bajito”, asegura.
Cuando este tipo de objetos colisionan con la Tierra, “con lo primero que se encuentran es con la atmósfera, y esta ejerce una presión de tal magnitud que llega un momento en el que el objeto explota violentamente”.
En el caso de Rusia, la explosión se verificó en el orden de los 10 km y el choque alcanzó a llegar al suelo, lo que produjo una especie de movimientos sísmicos, “de distribución de energía con sobrepresión, que es lo que el impacto causó”.
El director del Observatorio recordó que hace 105 años se produjo en Rusia un evento similar, conocido como el evento Tunguska.
“Era un objeto relativamente pequeño que entró en colisión con la Tierra. Pero explotó en las capas altas de la atmósfera, a unos 12 km de altura. Explotó en la región, y su brillo fue tal que produjo un incendio en muchísimos kilómetros cuadrados de bosque, además de ondas sísmicas”.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

15 de Febrero del 2013

Así lo expresó José Gregorio Portilla, director del Observatorio Astronómico Nacional, al referirse al cuerpo que tendrá su momento de máximo acercamiento al planeta a las 2:20 p.m., hora colombiana.

El Asteroide 2012 DA 14 transitará muy cerca de nuestro planeta y no existe posibilidad alguna de que choque con la Tierra, “pues pasará a 28.000 km de altura de la superficie terrestre”, afirma el profesor Portilla.

Y agrega: “si bien este asteroide no impactará hoy la Tierra, es posible que en centenares de años lo haga”.

Nunca antes se había detectado, con antelación, un objeto que pasara tan cerca de la Tierra. “Desafortunadamente los espectadores de Colombia y América no podrán observar el fenómeno, a diferencia de los ubicados en Oceanía y el sureste asiático”.

En el momento de mayor proximidad a la Tierra, el asteroide tendrá un brillo de 7,4, “lo que significa que puede ser observado con unos buenos binoculares o un pequeño telescopio; en el máximo acercamiento, se estará desplazando a la notable tasa de 0,78 grados cada minuto”.

El astrónomo explica que el 2012 DA 14 es pequeño, su tamaño es cercano a la mitad de una cuadra (40 a 50 metros), y que se estima que solo hasta dentro de 33 años volverá a acercarse notablemente otra vez a la Tierra.


Caso Rusia

Con respecto al evento de lluvia de meteoritos ocurrido en Rusia, el profesor aclara que “es una desafortunada coincidencia que no debe relacionarse con el DA 14; las personas no deben hacer la conexión, pues no hay nada que temer”.

“Lo que ocurrió en dicho país es un evento relativamente frecuente. Es la entrada de un pequeño asteroide en las capas altas de la atmósfera. Desafortunadamente, el objeto explotó muy bajito”, asegura.

Cuando este tipo de objetos colisionan con la Tierra, “con lo primero que se encuentran es con la atmósfera, y esta ejerce una presión de tal magnitud que llega un momento en el que el objeto explota violentamente”.

En el caso de Rusia, la explosión se verificó en el orden de los 10 km y el choque alcanzó a llegar al suelo, lo que produjo una especie de movimientos sísmicos, “de distribución de energía con sobrepresión, que es lo que el impacto causó”.

El director del Observatorio recordó que hace 105 años se produjo en Rusia un evento similar, conocido como el evento Tunguska.

“Era un objeto relativamente pequeño que entró en colisión con la Tierra. Pero explotó en las capas altas de la atmósfera, a unos 12 km de altura. Explotó en la región, y su brillo fue tal que produjo un incendio en muchísimos kilómetros cuadrados de bosque, además de ondas sísmicas”.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Contaminación atmosférica, responsabilidad de todos.

 
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25 de Enero del 2013
Expertos de las Américas se dan cita, por invitación de la UN y el Proyecto International Global Atmospheric Chemistry (IGAC), para discutir sobre química atmosférica, cambio climático y calidad del aire.
“En el último reporte consolidado de la Organización Mundial de la Salud, las tres ciudades principales de Colombia (Bogotá, Medellín y Cali) están entre las 20 ciudades más contaminadas de América Latina”, manifestó el profesor Rodrigo Jiménez, ingeniero químico e investigador de la UN.
“Si el agua está contaminada, yo puedo decidir tomarla o no, pero en cambio, si el aire está contaminado, yo no puedo decidir si respirarlo o no”, explicó.
Desde hace más de 20 años, se creó en Estados Unidos el IGAC, que reúne a la comunidad científica para discutir las acciones globales en pro de mejorar, entre otros asuntos, la calidad del aire, que afecta directamente la salud de las personas.
En el ámbito mundial, el IGAC ha creado varios grupos de estudio que abordan el tema. Y llega a Colombia, como país organizador, con la primera reunión del colectivo de trabajo de las Américas, que integra a investigadores y científicos de países como México, Costa Rica, Panamá, Cuba, Brasil, Chile y Colombia, entre otros.
“Nos vamos a reunir para discutir sobre lo que se ha hecho y se está haciendo en el campo de la química atmosférica, además, se van a plantear estrategias para promover estudios colaborativos entre países y entre grupos de investigación”, expresó Néstor Rojas, profesor y director del grupo de investigación Calidad del Aire, de la UN.
Rojas y Jiménez hacen parte del equipo de científicos con los que Colombia participará en el grupo IGAC de las Américas, y que se reunirá la próxima semana en las instalaciones de la UN para hablar sobre las problemáticas de cambio climático y calidad del aire.
Para Néstor Rojas, las actividades de este tipo son de importancia mundial y es necesario “unir esfuerzos, decirles a los científicos reunámonos y saquemos documentos de síntesis, tratemos de encontrar ejes comunes, posibilidades de cooperación y acuerdos, porque la atmósfera es una sola y, por eso, es una responsabilidad global”.
Los expertos, profesores del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la UN, indican que la responsabilidad de los investigadores es definir, explorar y encontrar las problemáticas del impacto de la naturaleza en la calidad de vida de los colombianos.
“Nuestra responsabilidad es investigativa, de alerta, de levantar la bandera y decir: aquí hay un problema; definir su seriedad y entregar recomendaciones para atacarlo”, afirma Jiménez.
A esto, Rojas agrega: “nuestra responsabilidad es encontrar esos problemas y tratar de entender cómo se asocian con la complejidad meteorológica, la complejidad de la estructura de la atmósfera”.
Asimismo, es importante, de parte de instituciones como las Corporaciones Autónomas Regionales, las Secretarías de Ambiente, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y otros entes gubernamentales, generar políticas públicas de protección, prevención y atención.
Y agregan: “es necesario que el Ideam se fortalezca, ha habido una intención sistemática de desmontarlo desde hace unos quince años y ha perdido su fuerza; cuenta con gente valiosísima, pero la ausencia de recursos hace que no cuente con el personal, los laboratorios y la tecnología adecuada para cumplir con su misión de investigación atmosférica”.
La responsabilidad ciudadana en el cuidado de la atmósfera es otro punto de discusión de estos ingenieros químicos, que motivan a las personas a comprometerse con la causa.
Néstor Rojas asegura que es relevante una “conjunción entre el comportamiento de las personas y la política pública”.
“Por ejemplo, en el tema del transporte público, los ciudadanos debemos exigir más regulación en este tema, pidiendo que se mejore, que emita menos contaminación; es importante utilizarlo y no sumarle al ambiente la contaminación del transporte privado.
Por su parte, Rodrigo Jiménez afirma que debe cambiarse el “paradigma de consumo. Podemos usar productos derivados de materias primas renovables, en vez de los basados en petróleo, así el impacto será menor”.
“Si uno tiene una pintura a base de agua, y no solvente de origen petroquímico, esa pintura va a tener menor impacto ambiental, quizá se demore más en secar, pero es el precio que hay que pagar para la sostenibilidad”, puntualizó.
Con el ánimo de contribuir al mejoramiento de la calidad del aire y la salud pública, a través de la identificación, estudio y generación de soluciones a los problemas de alto impacto en temáticas de contaminación atmosférica, el grupo de trabajo de las Américas de IGAC y el grupo de investigación Calidad del Aire, realizarán, durante los días 30 y 31 de enero, el Seminario Internacional “Química atmosférica, calidad del aire y cambio climático: investigación hacia un mundo sostenible”, que reunirá expertos de Estados Unidos, Brasil, Ecuador y Colombia.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Según la Organización Mundial de la Salud, Bogotá es una de las 20 ciudades más contaminadas de América Latina.

Según la Organización Mundial de la Salud, Bogotá es una de las 20 ciudades más contaminadas de América Latina.

25 de Enero del 2013

Expertos de las Américas se dan cita, por invitación de la UN y el Proyecto International Global Atmospheric Chemistry (IGAC), para discutir sobre química atmosférica, cambio climático y calidad del aire.

“En el último reporte consolidado de la Organización Mundial de la Salud, las tres ciudades principales de Colombia (Bogotá, Medellín y Cali) están entre las 20 ciudades más contaminadas de América Latina”, manifestó el profesor Rodrigo Jiménez, ingeniero químico e investigador de la UN.

“Si el agua está contaminada, yo puedo decidir tomarla o no, pero en cambio, si el aire está contaminado, yo no puedo decidir si respirarlo o no”, explicó.

Desde hace más de 20 años, se creó en Estados Unidos el IGAC, que reúne a la comunidad científica para discutir las acciones globales en pro de mejorar, entre otros asuntos, la calidad del aire, que afecta directamente la salud de las personas.

En el ámbito mundial, el IGAC ha creado varios grupos de estudio que abordan el tema. Y llega a Colombia, como país organizador, con la primera reunión del colectivo de trabajo de las Américas, que integra a investigadores y científicos de países como México, Costa Rica, Panamá, Cuba, Brasil, Chile y Colombia, entre otros.

“Nos vamos a reunir para discutir sobre lo que se ha hecho y se está haciendo en el campo de la química atmosférica, además, se van a plantear estrategias para promover estudios colaborativos entre países y entre grupos de investigación”, expresó Néstor Rojas, profesor y director del grupo de investigación Calidad del Aire, de la UN.

Rojas y Jiménez hacen parte del equipo de científicos con los que Colombia participará en el grupo IGAC de las Américas, y que se reunirá la próxima semana en las instalaciones de la UN para hablar sobre las problemáticas de cambio climático y calidad del aire.

Para Néstor Rojas, las actividades de este tipo son de importancia mundial y es necesario “unir esfuerzos, decirles a los científicos reunámonos y saquemos documentos de síntesis, tratemos de encontrar ejes comunes, posibilidades de cooperación y acuerdos, porque la atmósfera es una sola y, por eso, es una responsabilidad global”.

Los expertos, profesores del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la UN, indican que la responsabilidad de los investigadores es definir, explorar y encontrar las problemáticas del impacto de la naturaleza en la calidad de vida de los colombianos.

“Nuestra responsabilidad es investigativa, de alerta, de levantar la bandera y decir: aquí hay un problema; definir su seriedad y entregar recomendaciones para atacarlo”, afirma Jiménez.

A esto, Rojas agrega: “nuestra responsabilidad es encontrar esos problemas y tratar de entender cómo se asocian con la complejidad meteorológica, la complejidad de la estructura de la atmósfera”.

Asimismo, es importante, de parte de instituciones como las Corporaciones Autónomas Regionales, las Secretarías de Ambiente, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y otros entes gubernamentales, generar políticas públicas de protección, prevención y atención.

Y agregan: “es necesario que el Ideam se fortalezca, ha habido una intención sistemática de desmontarlo desde hace unos quince años y ha perdido su fuerza; cuenta con gente valiosísima, pero la ausencia de recursos hace que no cuente con el personal, los laboratorios y la tecnología adecuada para cumplir con su misión de investigación atmosférica”.

La responsabilidad ciudadana en el cuidado de la atmósfera es otro punto de discusión de estos ingenieros químicos, que motivan a las personas a comprometerse con la causa.

Néstor Rojas asegura que es relevante una “conjunción entre el comportamiento de las personas y la política pública”.

“Por ejemplo, en el tema del transporte público, los ciudadanos debemos exigir más regulación en este tema, pidiendo que se mejore, que emita menos contaminación; es importante utilizarlo y no sumarle al ambiente la contaminación del transporte privado.

Por su parte, Rodrigo Jiménez afirma que debe cambiarse el “paradigma de consumo. Podemos usar productos derivados de materias primas renovables, en vez de los basados en petróleo, así el impacto será menor”.

“Si uno tiene una pintura a base de agua, y no solvente de origen petroquímico, esa pintura va a tener menor impacto ambiental, quizá se demore más en secar, pero es el precio que hay que pagar para la sostenibilidad”, puntualizó.

Con el ánimo de contribuir al mejoramiento de la calidad del aire y la salud pública, a través de la identificación, estudio y generación de soluciones a los problemas de alto impacto en temáticas de contaminación atmosférica, el grupo de trabajo de las Américas de IGAC y el grupo de investigación Calidad del Aire, realizarán, durante los días 30 y 31 de enero, el Seminario Internacional “Química atmosférica, calidad del aire y cambio climático: investigación hacia un mundo sostenible”, que reunirá expertos de Estados Unidos, Brasil, Ecuador y Colombia.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Determinan efectos del cambio climático sobre vegetación y biodiversidad en México.

 
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18 de Septiembre del 2012
Con la aplicación de modelos de cambio climático, que incluyen eventos naturales extremos, es posible determinar que un gran número de especies vegetales corren peligro de extinguirse para 2050, de no aplicarse políticas públicas orientadas a mitigar los efectos del fenómeno, advirtió Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
En el trabajo Comportamiento de las comunidades vegetales y especies en ecosistemas de montaña del centro de México ante el cambio climático para el horizonte temporal 2050, la experta realizó aproximaciones, con escenarios de altas temperaturas y cambios extremos en las lluvias, para conocer las especies y comunidades que podrían adaptarse mejor a las variaciones.
Los resultados, presentados en la Cuarta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, están basados en tres modelos. Dos tienden hacia la sequía y uno es consistente, desde hace dos décadas, con el incremento de las lluvias.
Para el caso de los ecosistemas de montaña del centro de México, en el escenario de incrementos en temperaturas y precipitaciones se señala que 88 por ciento de las especies estudiadas reducirían su distribución; entre ellas, Pinus hartwegii, Cinna poiformis, Muhlenbergia macroura, Pinus leiophylla y Trisetum rosei. De éstas, 54 por ciento podrían desplazarse a mayores alturas, como Arenaria reptans, Quercus rugosa y Senecio toluccanus.
En la aproximación de sequía, 84 por ciento de las especies se verían mermadas, como Roldana barba-johannis y Eupatorium pycnocephalum, mientras que otras podrían encontrarse hacia la cima de las montañas, como Fuchsia microphylla, Physalis stapelioides y Penstemon gentianoides. Bajo esta consideración, tres especies desaparecerán del volcán: Calamagrostis tolucensis, Trisetum rosei y Arenaria bryoides, detalla el documento.
Escenarios futuros
Un modelo climático es una aproximación a la realidad, pero no determina lo que sucederá. Se utilizan datos históricos observados con la finalidad de validarlo. En el mundo, los grupos de investigación pueden producir más de 20 modelos, coincidentes en el incremento global de la temperatura, para estudios regionales o globales.
Al elegir los de estudio de la República Mexicana, se comparan con las condiciones actuales del clima y los datos históricos. Al considerarlos, la inclusión de la influencia oceánica es básica, pues se registran fenómenos naturales en el Atlántico y el Pacífico que afectan al territorio, ejemplificó.
En el CCA se utilizan modelos diseñados en Estados Unidos, Alemania, Canadá e Inglaterra, para obtener resultados válidos. A la par de los datos físicos, atmosféricos y oceánicos, se ponderan factores socioeconómicos, involucrados en la emisión de gases de efecto invernadero. Así, se dispone de ocho aproximaciones, con los efectos más extremos, a fin de indagar todas sus implicaciones.
Desde 1990, en el CCA se desarrollan líneas de investigación que disponen de estos acercamientos, aplicados al clima del país y el estudio de ciertos sectores, con el objetivo de construir posibles escenarios futuros, en torno a los impactos que puede tener el incremento de la temperatura en vegetación, silvicultura, biodiversidad, hidrología, agricultura, ciudades, salud, entre otros.
Efectos verticales y horizontales
La experta refirió que los ecosistemas de montaña representan un ejemplo de las repercusiones del cambio climático en la biodiversidad, al presentar gradientes térmicos y cantidades de lluvia distintas, en un espacio corto, lo que facilita su estudio.
Estas características propician el análisis de los efectos en el territorio nacional, al presentarse decremento en la temperatura por cada cien metros que aumenta la altura sobre el nivel del mar, detalló.
“Ejemplifica las repercusiones en los ecosistemas a nivel altitudinal y de lo que podría suceder en el latitudinal. Mientras más nos aproximemos al norte, observamos ecosistemas boreales; hacia el sur, prevalecen los tropicales; por ello, constituye la mejor aproximación”.
El análisis abarca la biodiversidad, a varios niveles, al implicar el número de especies, y sus agrupaciones en poblaciones interrelacionadas, que integran al ecosistema en armonía. Está orientado a ubicar nichos ecológicos, es decir, en qué altitud, temperatura y niveles de precipitación se desarrolla cada una de ellas.
Se determinó su ubicación geográfica y su función, para localizar las áreas en las cuales pueden asentarse, con ciertas restricciones. En conjunto con el Instituto de Biología (IB), se han utilizado modelos de cambio climático, aplicados en más de 30 especies de vegetación y fauna, precisó.
En el caso de las montañas, las especies de mayor capacidad adaptativa, ante los escenarios extremos de calor y lluvia, se desplazarían a mayores altitudes para sobrevivir; las dependientes de temperaturas restringidas, prácticamente desaparecerían.
En general, las condiciones proyectadas son desfavorables para la comunidad de zacatonal de alta montaña, compuesta por las especies Calamagrostis tolucensis-Trisetum rosei, -ubicadas en la línea de arbolado del ecosistema, entre tres mil 600 y cuatro mil metros sobre el nivel del mar-, por lo que sus posibilidades de permanecer son casi nulas, precisó.
En el caso de las especies Pinus hartwegii-Calamagrostis tolucensis, que ocupan el gradiente inmediato inferior de la comunidad de zacatonal, el aumento de temperatura varía entre dos y tres grados centígrados, lo que implicaría la reducción de su distribución actual. Probablemente, se podrían desplazar a mayores alturas, gracias a la “migración asistida”, es decir, por ayuda humana.
Además de los efectos de la variable climática, no sobrevivirían al desplazarse a mayores alturas, donde el suelo es arenoso, pobre en sustratos necesarios para su existencia. Las especies que sobreviven en estas condiciones extremas son de menor tamaño.
En el caso de las localizadas en altitudes inferiores, algunas se adaptarían a las variables térmicas, como hierbas, arbustos y pastos. En contraparte con los ciclos bianuales de reproducción de los árboles, esta vegetación sólo requiere un año, lo que facilita su adaptación.
La experta aludió a la necesidad de impulsar líneas de investigación orientadas a determinar los efectos de esta disminución o desaparición. Al estar asociadas a otras, animales o vegetales, se afecta toda la cadena alimenticia. Es necesario trabajar a nivel de poblaciones y comunidades, por las interacciones que establecen y para conocer las comunidades más susceptibles a las variaciones de temperatura y precipitación, detalló.
No sólo desaparecen los árboles, también los insectos que dependen de ellos para subsistir. Es el ejemplo de las abejas que necesitan flores del naranjo para producir miel. Si se altera el ecosistema y se pierden las especies vegetales, se afectaría la generación del producto, finalizó.
Boletín UNAM-DGCS-573
Ciudad Universitaria.
Ambos escenarios consideran el aumento de la temperatura en territorio nacional de entre dos y tres grados centígrados, sostuvo Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

Ambos escenarios consideran el aumento de la temperatura en territorio nacional de entre dos y tres grados centígrados, sostuvo Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

18 de Septiembre del 2012

Con la aplicación de modelos de cambio climático, que incluyen eventos naturales extremos, es posible determinar que un gran número de especies vegetales corren peligro de extinguirse para 2050, de no aplicarse políticas públicas orientadas a mitigar los efectos del fenómeno, advirtió Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

En el trabajo Comportamiento de las comunidades vegetales y especies en ecosistemas de montaña del centro de México ante el cambio climático para el horizonte temporal 2050, la experta realizó aproximaciones, con escenarios de altas temperaturas y cambios extremos en las lluvias, para conocer las especies y comunidades que podrían adaptarse mejor a las variaciones.

Los resultados, presentados en la Cuarta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, están basados en tres modelos. Dos tienden hacia la sequía y uno es consistente, desde hace dos décadas, con el incremento de las lluvias.

Para el caso de los ecosistemas de montaña del centro de México, en el escenario de incrementos en temperaturas y precipitaciones se señala que 88 por ciento de las especies estudiadas reducirían su distribución; entre ellas, Pinus hartwegii, Cinna poiformis, Muhlenbergia macroura, Pinus leiophylla y Trisetum rosei. De éstas, 54 por ciento podrían desplazarse a mayores alturas, como Arenaria reptans, Quercus rugosa y Senecio toluccanus.

En la aproximación de sequía, 84 por ciento de las especies se verían mermadas, como Roldana barba-johannis y Eupatorium pycnocephalum, mientras que otras podrían encontrarse hacia la cima de las montañas, como Fuchsia microphylla, Physalis stapelioides y Penstemon gentianoides. Bajo esta consideración, tres especies desaparecerán del volcán: Calamagrostis tolucensis, Trisetum rosei y Arenaria bryoides, detalla el documento.


Escenarios futuros

Un modelo climático es una aproximación a la realidad, pero no determina lo que sucederá. Se utilizan datos históricos observados con la finalidad de validarlo. En el mundo, los grupos de investigación pueden producir más de 20 modelos, coincidentes en el incremento global de la temperatura, para estudios regionales o globales.

Al elegir los de estudio de la República Mexicana, se comparan con las condiciones actuales del clima y los datos históricos. Al considerarlos, la inclusión de la influencia oceánica es básica, pues se registran fenómenos naturales en el Atlántico y el Pacífico que afectan al territorio, ejemplificó.

En el CCA se utilizan modelos diseñados en Estados Unidos, Alemania, Canadá e Inglaterra, para obtener resultados válidos. A la par de los datos físicos, atmosféricos y oceánicos, se ponderan factores socioeconómicos, involucrados en la emisión de gases de efecto invernadero. Así, se dispone de ocho aproximaciones, con los efectos más extremos, a fin de indagar todas sus implicaciones.

Desde 1990, en el CCA se desarrollan líneas de investigación que disponen de estos acercamientos, aplicados al clima del país y el estudio de ciertos sectores, con el objetivo de construir posibles escenarios futuros, en torno a los impactos que puede tener el incremento de la temperatura en vegetación, silvicultura, biodiversidad, hidrología, agricultura, ciudades, salud, entre otros.


Efectos verticales y horizontales

La experta refirió que los ecosistemas de montaña representan un ejemplo de las repercusiones del cambio climático en la biodiversidad, al presentar gradientes térmicos y cantidades de lluvia distintas, en un espacio corto, lo que facilita su estudio.

Estas características propician el análisis de los efectos en el territorio nacional, al presentarse decremento en la temperatura por cada cien metros que aumenta la altura sobre el nivel del mar, detalló.

“Ejemplifica las repercusiones en los ecosistemas a nivel altitudinal y de lo que podría suceder en el latitudinal. Mientras más nos aproximemos al norte, observamos ecosistemas boreales; hacia el sur, prevalecen los tropicales; por ello, constituye la mejor aproximación”.

El análisis abarca la biodiversidad, a varios niveles, al implicar el número de especies, y sus agrupaciones en poblaciones interrelacionadas, que integran al ecosistema en armonía. Está orientado a ubicar nichos ecológicos, es decir, en qué altitud, temperatura y niveles de precipitación se desarrolla cada una de ellas.

Se determinó su ubicación geográfica y su función, para localizar las áreas en las cuales pueden asentarse, con ciertas restricciones. En conjunto con el Instituto de Biología (IB), se han utilizado modelos de cambio climático, aplicados en más de 30 especies de vegetación y fauna, precisó.

En el caso de las montañas, las especies de mayor capacidad adaptativa, ante los escenarios extremos de calor y lluvia, se desplazarían a mayores altitudes para sobrevivir; las dependientes de temperaturas restringidas, prácticamente desaparecerían.

En general, las condiciones proyectadas son desfavorables para la comunidad de zacatonal de alta montaña, compuesta por las especies Calamagrostis tolucensis-Trisetum rosei, -ubicadas en la línea de arbolado del ecosistema, entre tres mil 600 y cuatro mil metros sobre el nivel del mar, por lo que sus posibilidades de permanecer son casi nulas, precisó.

En el caso de las especies Pinus hartwegii-Calamagrostis tolucensis, que ocupan el gradiente inmediato inferior de la comunidad de zacatonal, el aumento de temperatura varía entre dos y tres grados centígrados, lo que implicaría la reducción de su distribución actual. Probablemente, se podrían desplazar a mayores alturas, gracias a la “migración asistida”, es decir, por ayuda humana.

Además de los efectos de la variable climática, no sobrevivirían al desplazarse a mayores alturas, donde el suelo es arenoso, pobre en sustratos necesarios para su existencia. Las especies que sobreviven en estas condiciones extremas son de menor tamaño.

En el caso de las localizadas en altitudes inferiores, algunas se adaptarían a las variables térmicas, como hierbas, arbustos y pastos. En contraparte con los ciclos bianuales de reproducción de los árboles, esta vegetación sólo requiere un año, lo que facilita su adaptación.

La experta aludió a la necesidad de impulsar líneas de investigación orientadas a determinar los efectos de esta disminución o desaparición. Al estar asociadas a otras, animales o vegetales, se afecta toda la cadena alimenticia. Es necesario trabajar a nivel de poblaciones y comunidades, por las interacciones que establecen y para conocer las comunidades más susceptibles a las variaciones de temperatura y precipitación, detalló.

No sólo desaparecen los árboles, también los insectos que dependen de ellos para subsistir. Es el ejemplo de las abejas que necesitan flores del naranjo para producir miel. Si se altera el ecosistema y se pierden las especies vegetales, se afectaría la generación del producto, finalizó.

Boletín UNAM-DGCS-573

Ciudad Universitaria.

La aerobiología, con gran potencial para el diagnóstico temprano en fitosanidad.

 
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La aerobiología es de gran utilidad para la detección de hongos patógenos antes de que infecten cultivos y causen pérdidas de cosechas, que en el caso de la soya, el frijol y la jícama, representan cerca de 948 mil toneladas, equivalentes a más de ocho mil 600 millones de pesos en 2011.
El hongo que ocasiona esa situación en la agricultura mexicana es Phakopsora pachyrhizi (causante de la roya asiática); tan sólo en leguminosas puede llegar a afectar al 90 por ciento de los cultivos.
Esta plaga está presente en nuestro país desde 2005, y ha dañado sembradíos en San Luis Potosí, Tamaulipas, Chiapas, Campeche y Veracruz. Además, en este último ha causado grandes mermas en jícama.
Puede atacar frijol, haba y chícharo, así como a especies utilizadas como forraje: trébol, cascabelillo, flamboyan, carrapiceo y frijol jacinto, entre otras.
Debido a que la aerobiología es fundamental en la vigilancia, alerta y monitoreo de plagas, investigadoras del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM proponen un seguimiento fitosanitario para diagnosticar la propagación y dispersión de plagas por regiones aerobiológicas.
María del Carmen Calderón Ezquerro e Hilda Adriana Guerrero Parra plantean que el monitoreo del aire se haga a través de una red de vigilancia epidemiológica fitosanitaria, apoyada en mapas de riesgo para cada plaga, y en modelos de dispersión del patógeno P. pachyrhizi, con el fin de dar la aviso sanitario a las autoridades correspondientes.
Asesorada por Calderón Ezquerro, Guerrero Parra realizó el estudio Monitoreo aerobiológico y detección de urediniosporas de Phakopsora pachyrhizi en cultivos de soya de Tamaulipas, como tesis de maestría en Ciencias.
En el auditorio Julián Adem del CCA-UNAM presentó resultados y conclusiones de su estudio de caso, cuyo monitoreo se realizó en el campo experimental Las Huastecas, municipio de Altamira, Tamaulipas, a cargo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.
El objetivo, dijo Hilda Guerrero, fue evaluar el potencial de detección de ADN específico de urediniosporas de P. pachyrhizi, en muestras colectadas del aire de cultivos de soya, mediante la prueba de PCR, y estimar su concentración en el aire durante un ciclo agrícola.
PCR y QPCR son métodos de biología molecular que, en conjunción con distintas trampas de esporas en monitoreo aerobiológico, se aplicaron con éxito para determinar la presencia (o ausencia) y cuántos de estos fitopatógenos se encontraban en el aire de los cultivos.
También, utilizó nuevos oligonucleótidos específicos, diseñados en el CCA (secuencias cortas de ADN) para mejorar la sensibilidad de la detección de P. pachyrhizi mediante PCR. Una vez estandarizada esta prueba, realizó la detección molecular en muestras de campo.
Antes, se hicieron estudios de laboratorio para determinar si bajo condiciones controladas era posible realizar el monitoreo y la detección molecular con PCR. Se estandarizó el seguimiento del cultivo de soya y se analizaron las variables ambientales del campo experimental (temperatura, precipitación y humedad). Además de colectar las urediniosporas, de hojas infectadas y de cortes de las cintas de las trampas donde quedaron impactadas.
Por primera vez en México, afirmó Guerrero Parra, se realizó con éxito y de manera eficiente la detección molecular de urediniosporas de P. pachyrhizi, y se demostró la viabilidad de esta prueba en laboratorio y campo.
Además, se determinó la sensibilidad y el límite de detección de oligonucleótidos específicos, y se encontró la presencia mínima de 4 urediniosporas/µl de muestra. Con los nuevos oligonucléotidos se incrementó la sensibilidad de detección, y se pudo detectar hasta 1 urediniospora.
“Pudimos detectar, cinco semanas antes del reporte del Comité Estatal de Sanidad Vegetal, que las urediniosporas ya estaban en el aire”. Esto habla del potencial de diagnóstico temprano que ofrece la aerobiología, lo que permite tomar acciones para evitar la infección.
Guerrero Parra consideró necesario establecer una red de puntos en el país, susceptibles de desarrollar la roya asiática de la soya, y que los monitoreos de alerta se puedan subir a una página web desarrollada por la Dirección General de Sanidad Vegetal (DGSV-SENASICA).
Al respecto, mostró como ejemplo la USDA Public PIPE Website, plataforma del Departamento de Agricultura de EU. Ahí se realiza y sube monitoreo, y los productores pueden ver las zonas con probabilidad de ser infectadas por el hongo, o que ya tienen la plaga.

Hilda Adriana Guerrero Parra realizó el estudio Monitoreo aerobiológico y detección de urediniosporas de Phakopsora pachyrhizi en cultivos de soya de Tamaulipas, como tesis de maestría en Ciencias.

Hilda Adriana Guerrero Parra realizó el estudio Monitoreo aerobiológico y detección de urediniosporas de Phakopsora pachyrhizi en cultivos de soya de Tamaulipas, como tesis de maestría en Ciencias.

3 de Septiembre del 2012

La aerobiología es de gran utilidad para la detección de hongos patógenos antes de que infecten cultivos y causen pérdidas de cosechas, que en el caso de la soya, el frijol y la jícama, representan cerca de 948 mil toneladas, equivalentes a más de ocho mil 600 millones de pesos en 2011.

El hongo que ocasiona esa situación en la agricultura mexicana es Phakopsora pachyrhizi (causante de la roya asiática); tan sólo en leguminosas puede llegar a afectar al 90 por ciento de los cultivos.

Esta plaga está presente en nuestro país desde 2005, y ha dañado sembradíos en San Luis Potosí, Tamaulipas, Chiapas, Campeche y Veracruz. Además, en este último ha causado grandes mermas en jícama.

Puede atacar frijol, haba y chícharo, así como a especies utilizadas como forraje: trébol, cascabelillo, flamboyan, carrapiceo y frijol jacinto, entre otras.

Debido a que la aerobiología es fundamental en la vigilancia, alerta y monitoreo de plagas, investigadoras del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM proponen un seguimiento fitosanitario para diagnosticar la propagación y dispersión de plagas por regiones aerobiológicas.

María del Carmen Calderón Ezquerro e Hilda Adriana Guerrero Parra plantean que el monitoreo del aire se haga a través de una red de vigilancia epidemiológica fitosanitaria, apoyada en mapas de riesgo para cada plaga, y en modelos de dispersión del patógeno P. pachyrhizi, con el fin de dar la aviso sanitario a las autoridades correspondientes.

Asesorada por Calderón Ezquerro, Guerrero Parra realizó el estudio Monitoreo aerobiológico y detección de urediniosporas de Phakopsora pachyrhizi en cultivos de soya de Tamaulipas, como tesis de maestría en Ciencias.

En el auditorio Julián Adem del CCA-UNAM presentó resultados y conclusiones de su estudio de caso, cuyo monitoreo se realizó en el campo experimental Las Huastecas, municipio de Altamira, Tamaulipas, a cargo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.

El objetivo, dijo Hilda Guerrero, fue evaluar el potencial de detección de ADN específico de urediniosporas de P. pachyrhizi, en muestras colectadas del aire de cultivos de soya, mediante la prueba de PCR, y estimar su concentración en el aire durante un ciclo agrícola.

PCR y QPCR son métodos de biología molecular que, en conjunción con distintas trampas de esporas en monitoreo aerobiológico, se aplicaron con éxito para determinar la presencia (o ausencia) y cuántos de estos fitopatógenos se encontraban en el aire de los cultivos.

También, utilizó nuevos oligonucleótidos específicos, diseñados en el CCA (secuencias cortas de ADN) para mejorar la sensibilidad de la detección de P. pachyrhizi mediante PCR. Una vez estandarizada esta prueba, realizó la detección molecular en muestras de campo.

Antes, se hicieron estudios de laboratorio para determinar si bajo condiciones controladas era posible realizar el monitoreo y la detección molecular con PCR. Se estandarizó el seguimiento del cultivo de soya y se analizaron las variables ambientales del campo experimental (temperatura, precipitación y humedad). Además de colectar las urediniosporas, de hojas infectadas y de cortes de las cintas de las trampas donde quedaron impactadas.

Por primera vez en México, afirmó Guerrero Parra, se realizó con éxito y de manera eficiente la detección molecular de urediniosporas de P. pachyrhizi, y se demostró la viabilidad de esta prueba en laboratorio y campo.

Además, se determinó la sensibilidad y el límite de detección de oligonucleótidos específicos, y se encontró la presencia mínima de 4 urediniosporas/µl de muestra. Con los nuevos oligonucléotidos se incrementó la sensibilidad de detección, y se pudo detectar hasta 1 urediniospora.

“Pudimos detectar, cinco semanas antes del reporte del Comité Estatal de Sanidad Vegetal, que las urediniosporas ya estaban en el aire”. Esto habla del potencial de diagnóstico temprano que ofrece la aerobiología, lo que permite tomar acciones para evitar la infección.

Guerrero Parra consideró necesario establecer una red de puntos en el país, susceptibles de desarrollar la roya asiática de la soya, y que los monitoreos de alerta se puedan subir a una página web desarrollada por la Dirección General de Sanidad Vegetal (DGSV-SENASICA).

Al respecto, mostró como ejemplo la USDA Public PIPE Website, plataforma del Departamento de Agricultura de EU. Ahí se realiza y sube monitoreo, y los productores pueden ver las zonas con probabilidad de ser infectadas por el hongo, o que ya tienen la plaga.

Boletín UNAM-DGCS-543

Ciudad Universitaria.