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Aumenta la ansiedad en los diabéticos

 
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La tercera parte de la población mundial ha tenido, a lo largo de su vida, algún episodio de ansiedad o depresión.
La tercera parte de la población mundial ha tenido, a lo largo de su vida, algún episodio de ansiedad o depresión.

25 de diciembre de 2012

• Estudian cuáles son los mecanismos cerebrales que la producen, para eventualmente buscar o diseñar nuevas estrategias terapéuticas
• En México, 20 de cada 100 habitantes han tenido algún episodio de aquella alteración, o de depresión

La tercera parte de la población mundial ha tenido, a lo largo de su vida, algún episodio de ansiedad o depresión, refiere Miguel Pérez de la Mora en su libro Depresión y ansiedad, de la colección “Ciencia de Boleto”, preparada por la UNAM para leer en el Metro.

Las cifras varían. Van del 40 por ciento (40 por cada 100 habitantes) en países desarrollados como Estados Unidos y Holanda, a 20 por ciento en México.

Ante el cuestionamiento de si la ansiedad es amiga o enemiga, el investigador de esta casa de estudios respondió, en entrevista, que como sistema de alerta nos protege ante un peligro y preserva nuestra integridad física y mental, pero como patología (si se siente que hay peligro sin haberlo) nos aflige.

Aunque sus síntomas se sienten en el cuerpo, incluso en el corazón, este malestar se produce en el cerebro. Para saber qué mecanismos la modulan, en su laboratorio del Instituto de Fisiología Celular (IFC), Pérez de la Mora descifra su bioquímica.

Con la certeza de que “nunca podremos reparar un reloj si no sabemos para qué sirve cada una de sus piezas”, apuntó que si se conoce cómo se produce la ansiedad y qué se ha descompuesto en el mecanismo, “podremos diseñar racionalmente estrategias para tratarla”.

En su modulación participan muchas regiones y neurotransmisores del cerebro. Una de las más importantes es la amígdala, una porción de tejido nervioso involucrada con el manejo de situaciones emocionales.

Sin embargo, aclaró, no se debe confundir esta región cerebral con las anginas; “ambas se denominan amígdala por parecerse a una almendra, y por llamarse ésta, en griego, amígdala”.

Varios laboratorios, incluido el de Pérez de la Mora, han encontrado que la amígdala cerebral controla y modula la ansiedad por la participación de dos neurotransmisores (sustancias que se liberan entre dos neuronas y permiten su comunicación): el ácido glutámico, que es excitatorio y en términos generales la aumenta, y el ácido gama-aminobutírico (GABA, por sus siglas en inglés), que es inhibitorio, y en general la disminuye.

La dopamina es otro neurotransmisor que tiene efectos modulatorios sobre la ansiedad, y lo hace al modificar, en forma compleja, la transmisión nerviosa en la que el ácido glutámico y el GABA participan como neurotransmisores.

En el momento que la dopamina se libera en la amígdala, es recibida por dos tipos distintos de moléculas, los receptores D1 y los D2. De acuerdo con sus estudios en modelos animales, en los que se explotan los temores con los que nacen los roedores, la dopamina, si se une a receptores D1 presentes sobre células que liberan GABA (GABAérgicas), aumenta la ansiedad, pero la disminuye si se asocia a receptores D2, presentes en neuronas GABAérgicas de otros parajes de esta región cerebral.

De esta manera, añadió Pérez de la Mora, la dopamina, que se sabe se libera en condiciones de peligro, es capaz de producir ansiedad, pero también de controlarla en forma compensatoria si ésta se ha excedido.

Desde el punto de vista de los mecanismos involucrados en estas acciones, cambios en la actividad de las células GABAérgicas producidos por la liberación de dopamina son seguidos de modificaciones complejas en otras neuronas que liberan ácido glutámico, u otros neurotransmisores dentro de la amígdala, con la producción consecutiva de los efectos señalados sobre la ansiedad.

Dado que tanto en roedores hechos “diabéticos” en el laboratorio, como en pacientes afectados con esta enfermedad se ha detectado que la ansiedad se presenta con más frecuencia en ellos que en los individuos y animales no diabéticos, Pérez de la Mora y su grupo de estudiantes y colaboradores, entre los que se encuentran Marcia Hiriart, del mismo IFC, y Luisa Rocha, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) Sur, se han preguntado qué tanto estos sistemas dopaminérgicos se involucran en la ansiedad de los diabéticos.

Nuestros resultados con ratas hechas “diabéticas”, indican que una mayor unión de la dopamina a sus receptores D1 en la amígdala, pudiera ser la causa del aumento de ansiedad en los diabéticos, pues al bloquearlos con sustancias que impiden que este neurotransmisor se una a ellos, disminuye la ansiedad en los animales. Hemos descubierto que hay un aumento de la unión de la dopamina a estos receptores en determinados lugares de la amígdala.

Queda aún por descubrir cuál es la causa de esta hiperfunción, pero parece que pudiera deberse al aumento de la glucosa que tienen los diabéticos en la sangre, pues se ha visto que si ésta se eleva experimentalmente en ratas, aumenta la liberación de dopamina en la amígdala, dijo el investigador.

Sus estudios, aclaró el científico de la UNAM, “no están dirigidos a curar la diabetes, sino a manejar el estado de ansiedad que se observa en los pacientes con este padecimiento.

La utilidad médica de sus investigaciones, acotó, es conocer cómo se produce la ansiedad en diabéticos, para encontrar mejores medicamentos (bloqueadores dopaminérgicos u otros).

Adicionalmente, desde el punto de vista de la ciencia básica, “nuestros estudios ayudan a entender cómo la amígdala modula la ansiedad. Si sabemos esto, podemos plantear o diseñar racionalmente nuevas y más novedosas estrategias terapéuticas para tratarla. No sabemos si pudiera, eventualmente, ser una realidad, pero por lo menos nos señala un camino que vale la pena explorar”, concluyó Pérez de la Mora.

Créditos: UNAM-DGCS-791

36 años de investigación respaldan a la “Revista Mexicana de Análisis de la Conducta

 
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María del Rocío Hernández Pozo, investigadora de la FES Iztacala y editora de la “Revista Mexicana de Análisis de la Conducta”.
María del Rocío Hernández Pozo, investigadora de la FES Iztacala y editora de la “Revista Mexicana de Análisis de la Conducta”.

25 de marzo de 2011

•Trastornos alimenticios, estrés por hacinamiento, efectos de las adicciones, maltrato infantil, y manejo de la ansiedad y el cáncer son algunos temas que aborda la publicación, incluida en el índice internacional Scopus

• Sus contenidos bilingües difunden investigaciones experimentales inéditas, básicas y aplicadas, realizadas en humanos y en modelos animales, afirmó su editora, María del Rocío Hernández Pozo, de la FES Iztacala

AEstudiar cómo y por qué nos comportamos ante factores tan diversos como ansiedad, autoritarismo, adicciones, hacinamiento o educación, donde los padres agreden a los hijos y transitan de lo permisivo a lo autoritario, abre a los científicos una amplia gama de temas en investigaciones básicas y aplicadas, en seres humanos y otras especies animales, convertidas en modelos de laboratorio.

A esos y muchos tópicos se dedica la “Revista Mexicana de Análisis de la Conducta” (RMAC), publicación que –incluida en el índice internacional Scopus-, a lo largo de 36 años, ha dado a conocer desde la UNAM materiales inéditos en estas área del conocimiento.

Fundada en 1975, como una labor conjunta de la Sociedad Mexicana de Análisis de la Conducta, desde sus inicios sumó esfuerzos de las Facultades de Psicología (FP) y de Estudios Superiores (FES) Iztacala de esta casa de estudios, así como de la Universidad de Guadalajara.

“Se trata de una publicación periódica que abarca una amplia variedad de temas sobre el estudio del comportamiento, que van desde investigación básica conducida en laboratorio bajo estrictos controles, hasta investigación aplicada en humanos en escenarios naturales. Quizá el denominador común es la pertinencia y la novedad de las temáticas”, señaló María del Rocío Hernández Pozo, académica de la FES Iztacala y editora de la publicación desde hace dos años y medio.

Con frecuencia cuatrimestral, en ocasiones genera números monográficos, como el que en 2010 difundió hallazgos importantes con modelos animales que explican el proceder alimenticio alterado por factores como hacinamiento, consumo de nicotina y efectos del contexto.

Dividida en cuatro áreas –investigación animal, básica y aplicada, e investigación en comportamiento humano, básico y aplicado–, edita con frecuencia estudios en torno a las aplicaciones de los principios del análisis de la conducta en ámbitos escolares, laborales, hospitalarios y del deporte.

“Es una revista que no sólo interesa a psicólogos, sino también a oncólogos, entrenadores deportivos, directores de centros de adicción, pedagogos y otros especialistas, por la variedad y rigor de las investigaciones”, señaló Hernández Pozo.

Es un foro de difusión en la materia, en su versión más pura, y conecta claramente los hallazgos básicos con la formulación de principios y elaboración de modelos que permiten comprender un sinnúmero de relaciones de contingencia, a partir de la observación controlada de instancias específicas de comportamiento.

“Surgió como el órgano de difusión de la Sociedad Mexicana de Análisis de la Conducta y algunos integrantes trabajamos, simultáneamente, en indagación con organismos humanos y animales. Es posible que, en el futuro, se transforme en dos revistas, una para investigación básica, y otra, aplicada”, aclaró.

Para estudiantes y profesionales

“Además de los usuarios de servicios de salud y de los profesionales de la conducta, es de interés para estudiosos del comportamiento animal con entrenamiento, como veterinarios, biólogos, etólogos, filósofos de la ciencia, pedagogos, especialistas en educación, psicólogos del deporte y directores de empresa”, señaló.

Se publican artículos en español e inglés, y aunque los porcentajes varían en cada número, en los últimos años ha sido de 30 a 35 por ciento en el segundo idioma.

Más visibilidad

A raíz de que es arbitrada por Scopus y ha ingresado al Portal de Revistas Científicas y Arbitradas de la UNAM –una opción gratuita que ofrece sus contenidos en línea—, podrá ampliarse a un público más extenso, consideró.

“Con esas inclusiones alcanzaremos la visibilidad que merece una revista científica de la calidad que ha demostrado la RMAC. Considero que la tendencia actual en el quehacer científico apunta hacia un nivel mayor de trabajo interdisciplinario, y con la presencia actual, estimamos que se ampliará radicalmente el perfil de sus usuarios”, consideró.

Como revistas semejantes, Hernández Pozo anotó a las estadounidenses Journal of Experimental Analysis of Behavior, que se concentra en estudios de investigación básica y conceptual, y el Journal of Applied Behavior Analysis, que difunde indagación aplicada en humanos. “Ambas son patrocinadas por la Asociación de Análisis de la Conducta, organización internacional”, precisó.

También existe la Revista Europea de Análisis de la Conducta (EJOBA, por sus siglas en inglés), que incluye los mismos tópicos que la RMAC.

Además, la publicación universitaria pertenece a la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc), a SciELO-México, a LATINDEX y a las Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (CLASE), entre otras.
Créditos: UNAM-DGCS-174-2011/unam.mx

La ansiedad, padecimiento emocional de gran frecuencia en los niños

 
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Andrómeda Valencia Ortiz, responsable de Atención Psicológica Infantil del Centro de Servicios Psicológicos “Guillermo Dávila” de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Andrómeda Valencia Ortiz, responsable de Atención Psicológica Infantil del Centro de Servicios Psicológicos “Guillermo Dávila” de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

30 de abril de 2010

• Comienzan a desarrollarlo entre los cuatro y seis años de edad, y se caracteriza por ser uno de los más frecuentes
• Andrómeda Valencia Ortiz dijo que este trastorno se distingue por ser una respuesta emocional exagerada ante una situación novedosa o de temor
• Pueden pasar incluso años sin que los progenitores perciban el problema, indicó

En México, el principal problema de salud mental es la ansiedad, padecimiento que los niños comienzan a desarrollar entre los cuatro y seis años de edad, y es uno de los más frecuentes, afirmó la responsable de Atención Psicológica Infantil del Centro de Servicios Psicológicos “Guillermo Dávila” de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Andrómeda Valencia Ortiz.

Este trastorno, agregó, se distingue por ser una respuesta emocional exagerada ante una situación novedosa o de temor; está muy asociado, por ejemplo, con el primer ingreso a la escuela aunque también se vincula con padres ansiosos.

Algunos de los síntomas que los niños presentan en torno a la ansiedad son: apego, inseguridad, y falta de interés por explorar espacios nuevos que no sean a los que ya están acostumbrados, detalló.

También, resaltó que la ansiedad se relaciona con otro tipo de padecimientos o alteraciones cuando los infantes crecen, es decir, comienzan a detectar falta de habilidades sociales y se manifiestan consecuencias a nivel fisiológico.

Es entonces cuando los niños registran síntomas de gastritis, dermatitis nerviosa, úlceras y problemas vinculados con trastornos emocionales agudos, sobre todo con situaciones de estrés, destacó.

Asimismo, refirió que otro de los padecimientos que pueden manifestar es la depresión, derivado de que las madres cuentan con antecedentes de haber presentado cuadros al respecto.

Así, los menores tienen un componente hereditario importante; además al estar dentro de una familia donde los padres también son depresivos o desarrollan este tipo de reacciones frente a los problemas, aprenden a responder de esta manera.

Valencia Ortiz mencionó que en el caso de los padecimientos emocionales en infantes, pueden pasar incluso años sin que los progenitores perciban que el niño los presenta.

Más del 50 por ciento de los niños que acuden al Centro de Servicios Psicológicos de la FP de la UNAM, lo hacen por problemas de conducta. Al realizarles una evaluación psicológica, la mayor parte padece depresión o ansiedad; el otro porcentaje, arrojaría el diagnóstico de problemas de conducta como hiperactividad, déficit de atención o agresividad.

De igual forma, existen problemas emocionales vinculados por ejemplo al abuso sexual, al maltrato infantil, al secuestro y a la salud física, enfermedades crónico-degenerativas.

Este Centro también atiende a pequeños que acuden por el proceso de adaptación del divorcio de sus padres, pues en muchas ocasiones tienen que acostumbrarse a vivir con los abuelos o sólo con la mamá o el papá. Esta combinación de nuevas familias los lleva a necesitar un pequeño“ajuste” para adquirir mejores habilidades, finalizó.
Créditos: UNAM. DGCS -265/unam.mx