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Miden comportamiento de ansiedad en roedores

 
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comportamientoenroedoresBogotá D. C., jun. 03 de 2014 – Agencia de Noticias UN- Un experimento de estudiantes de Psicología de la U.N. permitió medir el efecto que tiene el ejercicio físico sobre los niveles de ansiedad de las ratas, a través del instrumento conocido como laberinto en T elevado.

Este tipo de laberinto (que se caracteriza por tener brazos abiertos y cerrados) se usa para medir el miedo innato que presentan los roedores a espacios abiertos. Las ratas tienden a evitar los brazos abiertos y a permanecer en los brazos cerrados.

La exposición a este instrumento les genera un alto grado de ansiedad y cuando los roedores tienen comportamientos ansiosos tienen a permanecer por más tiempo en el brazo cerrado. “Una mayor permanencia en el brazo abierto puede indicar que el roedor presenta niveles de ansiedad disminuidos en relación con la respuesta esperada”, explica Angie Páez, egresada de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia.

Dentro del laberinto se mantuvieron 12 ratas hembras criadas en el Laboratorio de Aprendizaje y Comportamiento Animal de la Institución, en una vivienda de alojamiento compartido con acceso de agua y alimento a voluntad.

Un primer grupo tuvo acceso a la rueda de actividad durante una hora en un periodo de 10 días, alternando entre mañana y tarde. El segundo grupo no tuvo acceso a la rueda de actividad durante esos 10 días. Luego se variaron los tiempos.

Tras un periodo de sometimiento de actividad física hubo un aumento en el tiempo que permanecían los roedores en el brazo abierto. Sin embargo, consideran que ese efecto se vería mejor reflejado en grupos poblacionales un poco más grandes.

“Aunque que el estudio tuvo un número limitado de individuos y la información que se obtuvo también fue limitada en ciertos términos, fue suficiente para establecer una relación entre la actividad física y los comportamientos ansiosos. Sin embargo, es importante explorar y medir con detalle dicho fenómeno en futuras investigaciones”, agregó Páez.

Hay que tener en cuenta que los modelos animales están diseñados como un espejo de la condición humana en la medida en que ofrecen oportunidades para entender mejor los orígenes, el desarrollo o el tratamiento de las enfermedades.

De acuerdo con la egresada, este tipo de experiencias desde la psicología comparada se pueden usar para determinar qué tipo de ejercicio es apropiado para una persona que busque reducir sus niveles de ansiedad en situaciones que generen comportamientos de miedo.

“Por ejemplo, en el caso de fobias específicas podría ser útil emplear el ejercicio como un medio para reducir la ansiedad a la hora de enfrentar el estímulo que genera el miedo”, concluyó Páez.

Además de Angie Damaris Páez, el estudio fue realizado por otros estudiantes de noveno semestre de Psicología de la U.N., entre ellos Carolina Castro Morales, Daniel Andrés García Patarroyo y Leydi Milena Díaz Camelo.

Créditos: UNAL-947-2014

DISEÑAN DISPOSITIVOS PARA MEDIR ACTIVIDAD FÍSICA EN PACIENTES CON DIFERENTES PATOLOGÍAS Y EN ATLETAS

 
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Especialistas en ingeniería biomédica de la UNAM y de la Universidad de Guanajuato, diseñan tres sistemas de registro para la medición continúa de actividad física, que podrían ser útiles en la terapia de pacientes con diabetes, insomnio, depresión, sarcopenia y en atletas de diferentes deportes.
Aunque podrán ser empleados en diferentes patologías, los sistemas que desarrollan Juan Manuel Gómez, de la Facultad de Ingeniería (FI) de esta casa de estudios, y Arturo Vega, de la institución guanajuatense, con participación de la estudiante Paola Corona Téllez, están pensados para diabéticos, a quienes como parte de su terapia se les propone un cambio en el estilo de vida.
Los sistemas están basados en acelerómetros tri-axiales digitales, para medir y graficar la fuerza, la velocidad y en ángulo con el que se flexionan ambos brazos y piernas.
A la fecha, ya se ha desarrollado la instrumentación de dos acelerómetros tri-axiales digitales, que son dispositivos pequeños que permiten evaluar la velocidad y el ángulo de movimiento de las articulaciones en personas en general y, en particular, con sarcopenia.
Asimismo, un sensor electro-hidráulico para la medición del movimiento en las extremidades superiores o inferiores. Se trabaja en el desarrollo de los sensores de la temperatura, del ritmo cardiaco y de la luminosidad.
Actividad física
Gómez, responsable del proyecto, explicó que para saber el estado de salud, primero es necesario determinar si la actividad física diaria contribuye, y qué tanto, con la que se requiere para estar sano.
Los sistemas, que se desarrollan en la UNAM, no sólo permitirán medir el esfuerzo físico, también temperatura, ritmo cardiaco y luminosidad a que estará expuesto el paciente o el deportista. Con los datos que se generen de estas variables, el médico podrá saber qué consumo calórico tuvo su paciente diabético, cómo está su metabolismo y cómo ha evolucionado.
Podrán usarse en quienes padecen depresión, para saber qué tanto están afectados, o en quienes sufren insomnio, para determinar si están (y cuánto) despiertos durante la noche. Asimismo, tendrá aplicación en cronobiología y en rehabilitación, acotó.
En esta última no hay una herramienta que ayude a tener una evaluación objetiva. La forma como se evalúa la sarcopenia (pérdida muscular en adultos mayores) es subjetiva, reconoció.
Con el sistema de monitoreo de actividad física en que trabaja Corona Téllez (similar al que desarrollan Gómez y Vega) será factible dar valores más objetivos a la evaluación de la sarcopenia. Se podrá medir velocidad y ángulo de flexión y extensión, tanto de brazo a nivel de codo, como de pierna a nivel rodilla.
Médicos de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS, están interesados en planear rutinas para el tratamiento de esa afección y probar este sistema de medición de actividad física para saber qué tan efectivas son aquéllas en la recuperación.
En este proyecto de instrumentación biomédica se utilizan tanto componentes comerciales, que se pueden conseguir en el mercado nacional, como otros que fabrican en su laboratorio de la FI. Contamos, dijo Gómez, con “sistemas que nos ayudan a generar las placas electrónicas. A partir de componentes básicos se hace el diseño electrónico”.
Metas del proyecto
Para Gómez y Vega los retos en este proyecto son terminar de diseñar los sensores, que el sistema tenga alimentación continua (debe funcionar permanentemente o al menos siete días para registrar la actividad física y las otras variables durante ese lapso), así como capacidad de memoria (debe ser suficientemente grande para almacenamiento de datos).
En la Universidad de Guanajuato, Arturo Vega trabaja también en la conectividad del dispositivo a Internet, de modo que los datos que genera el paciente o deportista puedan estar a la mano del médico o del entrenador.
Además, un grupo de estudiantes de esa institución labora en el procesamiento de señales, de forma tal que el médico tenga parámetros útiles. Para calcular cuántos pasos dio un paciente, se hace un procesamiento de la señal de aceleración. Tienen que pasar por un conjunto de filtros, de algoritmos que nos permitan determinar si se incrementó la actividad o no, explicó Vega.
Otra vertiente del proyecto es el trabajo con especialistas en materiales. Hay interés en participar en la parte de fluidos. El sensor electro-hidráulico para medir actividad física utiliza como fluido aceite mineral. Piensan utilizar uno que no sea newtoniano y que genere un tipo de presión en el sensor si ocurren movimientos específicos en las extremidades superiores o inferiores.
Un reto más es la portabilidad del dispositivo, cómo llevará acelerómetros y sensores y si será grande. Habrá que abocarse al tamaño para que se pueda portar. Otro requerimiento es que sea barato (si se daña, la inversión no será tan fuerte para el usuario) y suficientemente robusto para resistir el uso diario.
Una vez concluida la instrumentación, se diseñarán las cajas contenedoras del dispositivo y el cinturón para su portabilidad. Hay interés de un estudiante de diseño industrial de la FES Aragón en participar en el proyecto con la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS. También han tenido acercamiento con el área de diseño de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
Gómez y Vega tienen como meta inmediata terminar los sensores, para después poder hacer la validación del dispositivo y luego probarlo en el grupo de pacientes diabéticos a cargo de Raquel Huerta, de la Universidad de Guanajuato.
Dispositivos para medir actividad física y otros parámetros se consiguen en el mercado, pero no hay uno que cumpla con todo. Algunos, opinó Vega, miden marcha o actividad física de miembros superiores, dan un estimado de esas actividades, pero no monitorean temperatura, ritmo cardiaco ni luminosidad; unos más sólo miden alguna de estas variables. Así que la disyuntiva, puntualizó, es “comprar muchos y colocarse varios o hacer uno que cumpla con los requisitos”.
Cabe señalar que en el proyecto colaboran siete estudiantes de la carrera de Ingeniería Eléctrica-Electrónica del módulo de ingeniería biomédica de la UNAM, quienes desarrollan sus respectivos trabajos de tesis.
Créditos: UNAM-DGCS-746-2013

dispositivosatletasEspecialistas en ingeniería biomédica de la UNAM y de la Universidad de Guanajuato, diseñan tres sistemas de registro para la medición continúa de actividad física, que podrían ser útiles en la terapia de pacientes con diabetes, insomnio, depresión, sarcopenia y en atletas de diferentes deportes.

Aunque podrán ser empleados en diferentes patologías, los sistemas que desarrollan Juan Manuel Gómez, de la Facultad de Ingeniería (FI) de esta casa de estudios, y Arturo Vega, de la institución guanajuatense, con participación de la estudiante Paola Corona Téllez, están pensados para diabéticos, a quienes como parte de su terapia se les propone un cambio en el estilo de vida.

Los sistemas están basados en acelerómetros tri-axiales digitales, para medir y graficar la fuerza, la velocidad y en ángulo con el que se flexionan ambos brazos y piernas.

A la fecha, ya se ha desarrollado la instrumentación de dos acelerómetros tri-axiales digitales, que son dispositivos pequeños que permiten evaluar la velocidad y el ángulo de movimiento de las articulaciones en personas en general y, en particular, con sarcopenia.

Asimismo, un sensor electro-hidráulico para la medición del movimiento en las extremidades superiores o inferiores. Se trabaja en el desarrollo de los sensores de la temperatura, del ritmo cardiaco y de la luminosidad.

Actividad física

Gómez, responsable del proyecto, explicó que para saber el estado de salud, primero es necesario determinar si la actividad física diaria contribuye, y qué tanto, con la que se requiere para estar sano.

Los sistemas, que se desarrollan en la UNAM, no sólo permitirán medir el esfuerzo físico, también temperatura, ritmo cardiaco y luminosidad a que estará expuesto el paciente o el deportista. Con los datos que se generen de estas variables, el médico podrá saber qué consumo calórico tuvo su paciente diabético, cómo está su metabolismo y cómo ha evolucionado.

Podrán usarse en quienes padecen depresión, para saber qué tanto están afectados, o en quienes sufren insomnio, para determinar si están (y cuánto) despiertos durante la noche. Asimismo, tendrá aplicación en cronobiología y en rehabilitación, acotó.

En esta última no hay una herramienta que ayude a tener una evaluación objetiva. La forma como se evalúa la sarcopenia (pérdida muscular en adultos mayores) es subjetiva, reconoció.

Con el sistema de monitoreo de actividad física en que trabaja Corona Téllez (similar al que desarrollan Gómez y Vega) será factible dar valores más objetivos a la evaluación de la sarcopenia. Se podrá medir velocidad y ángulo de flexión y extensión, tanto de brazo a nivel de codo, como de pierna a nivel rodilla.

Médicos de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS, están interesados en planear rutinas para el tratamiento de esa afección y probar este sistema de medición de actividad física para saber qué tan efectivas son aquéllas en la recuperación.

En este proyecto de instrumentación biomédica se utilizan tanto componentes comerciales, que se pueden conseguir en el mercado nacional, como otros que fabrican en su laboratorio de la FI. Contamos, dijo Gómez, con “sistemas que nos ayudan a generar las placas electrónicas. A partir de componentes básicos se hace el diseño electrónico”.

Metas del proyecto

Para Gómez y Vega los retos en este proyecto son terminar de diseñar los sensores, que el sistema tenga alimentación continua (debe funcionar permanentemente o al menos siete días para registrar la actividad física y las otras variables durante ese lapso), así como capacidad de memoria (debe ser suficientemente grande para almacenamiento de datos).

En la Universidad de Guanajuato, Arturo Vega trabaja también en la conectividad del dispositivo a Internet, de modo que los datos que genera el paciente o deportista puedan estar a la mano del médico o del entrenador.

Además, un grupo de estudiantes de esa institución labora en el procesamiento de señales, de forma tal que el médico tenga parámetros útiles. Para calcular cuántos pasos dio un paciente, se hace un procesamiento de la señal de aceleración. Tienen que pasar por un conjunto de filtros, de algoritmos que nos permitan determinar si se incrementó la actividad o no, explicó Vega.

Otra vertiente del proyecto es el trabajo con especialistas en materiales. Hay interés en participar en la parte de fluidos. El sensor electro-hidráulico para medir actividad física utiliza como fluido aceite mineral. Piensan utilizar uno que no sea newtoniano y que genere un tipo de presión en el sensor si ocurren movimientos específicos en las extremidades superiores o inferiores.

Un reto más es la portabilidad del dispositivo, cómo llevará acelerómetros y sensores y si será grande. Habrá que abocarse al tamaño para que se pueda portar. Otro requerimiento es que sea barato (si se daña, la inversión no será tan fuerte para el usuario) y suficientemente robusto para resistir el uso diario.

Una vez concluida la instrumentación, se diseñarán las cajas contenedoras del dispositivo y el cinturón para su portabilidad. Hay interés de un estudiante de diseño industrial de la FES Aragón en participar en el proyecto con la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS. También han tenido acercamiento con el área de diseño de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Gómez y Vega tienen como meta inmediata terminar los sensores, para después poder hacer la validación del dispositivo y luego probarlo en el grupo de pacientes diabéticos a cargo de Raquel Huerta, de la Universidad de Guanajuato.

Dispositivos para medir actividad física y otros parámetros se consiguen en el mercado, pero no hay uno que cumpla con todo. Algunos, opinó Vega, miden marcha o actividad física de miembros superiores, dan un estimado de esas actividades, pero no monitorean temperatura, ritmo cardiaco ni luminosidad; unos más sólo miden alguna de estas variables. Así que la disyuntiva, puntualizó, es “comprar muchos y colocarse varios o hacer uno que cumpla con los requisitos”.

Cabe señalar que en el proyecto colaboran siete estudiantes de la carrera de Ingeniería Eléctrica-Electrónica del módulo de ingeniería biomédica de la UNAM, quienes desarrollan sus respectivos trabajos de tesis.

Créditos: UNAM-DGCS-746-2013

“Explora BUAP” promueve la actividad física y el turismo de naturaleza

 
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22 de febrero de 2011

El programa Explora BUAP de este 2011, está diseñado para que jóvenes universitarios, egresados de la Institución y público en general, puedan incursionar en la práctica de algún deporte a través de la activación física, además de que se fomenta el turismo de naturaleza y etnoturismo en el estado.

Se trata de cinco salidas al interior de la entidad en las que los participantes podrán apreciar atractivos naturales, geológicos, fósiles e históricos, durante una caminata de alrededor de dos horas y acampar en el lugar de destino, explicó el profesor José Luis Leyva Velázquez, coordinador de este programa.

Éste inició el fin de semana pasado con una visita a la reserva de la biosfera del Valle de Tehuacán y a la zona paleontológica de San Juan Raya, “en donde encontramos vestigios fósiles a flor de tierra, además de cactáceas y otras especies vegetales muy antiguas”.

Las caminatas se desarrollan en un tiempo mínimo de dos y máximo de tres horas, “lo cual implica un esfuerzo mayor que sólo caminar en la ciudad, por lo que esta actividad permite salir del sedentarismo y la cotidianidad, obtener una mejor condición física e incluso incursionar en algún deporte como la escalada o la montaña”, resaltó.

Las próximas salidas están programadas a realizarse los días 5 y 6 de marzo a la presa de Necaxa en Huauchinango y el sitio conocido como Piedras Encimadas en Zacatlán. El 19 y 20 de marzo irán a las grutas Carmidas de Zapotitlán de Méndez y la zona arqueológica de Yohualichan en Cuetzalan.

Asimismo el 2 y 3 de abril la excursión será a la zona arqueológica de Cantona en Tepeyahualco y al río Pescados de Veracruz; y el 23 y 24 de abril a las zona arqueológica de Xochicalco y el pueblo mágico de Tepoztlán en Morelos.

La cuota de recuperación por excursión de dos días es de 350 pesos, que incluyen transporte. Es importante por ello que los interesados se inscriban previamente enviando un correo electrónico a luis.leyva@dcf.buap.mx, o puebla@montanismo.org.

Al señalar que Explora BUAP funge además como preámbulo al próximo Curso Básico de Escalada que se realizará en el mes de agosto, Leyva Velázquez exhortó a la población a no desaprovechar la oportunidad de desarrollar una actividad diferente como lo es la exploración, en la que además de ganar una buena condición física, conocerán sitios que poseen belleza natural.

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx