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Sólo 19% de la electricidad en México es limpia y de ésta, 3.5 viene de fuentes nucleares.

 
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La nucleoelectricidad representa una opción económica, segura y con posibilidades de ampliar su potencial en el largo plazo, dijo Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en el marco del Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos.
La nucleoelectricidad representa una opción económica, segura y con posibilidades de ampliar su potencial en el largo plazo, dijo Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en el marco del Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos.

2 de Septiembre del 2012

La energía nuclear constituye una alternativa sostenible porque representa una opción económica, limpia y segura con beneficios para la sociedad y posibilidades de ampliar su potencial en el largo plazo, aseguró Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM.

En el marco del Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos, destacó que el impulso a esta fuente responde a la preocupación de no privar a generaciones futuras de satisfacer sus necesidades. “Tal es el caso de los productos petroquímicos, limitados por el agotamiento del petróleo”, ejemplificó.

Al considerar los niveles de utilización actuales, las reservas convencionales reconocidas de uranio durarían hasta 300 años. Por las nuevas tecnologías de reciclaje y reprocesamiento, la nuclear podrá aprovecharse por milenios, subrayó.

Actualmente, sólo el 19 por ciento de la electricidad producida en México proviene de fuentes limpias, de las cuales 3.5 por ciento se genera mediante núcleo electricidad, el resto a partir de combustibles fósiles.

Frente a este escenario, la tecnología nuclear tiene ventajas, como producir menos residuos y aprovechar el recurso al máximo. El potencial energético de una pastilla de uranio, que mide menos de un centímetro de diámetro por uno de altura, equivale a 810 kilogramos de carbón, 565 litros de petróleo y 480 metros cúbicos de gas natural. Al fisionarse, genera un millón de veces más energía que durante el proceso de combustión, precisó.

El integrante del Departamento de Sistemas Energéticos de la FI resaltó que la energía nuclear es una opción competitiva, al comparar el costo de diversas tecnologías utilizadas para generar electricidad, por cada unidad de megawatt hora producida, de acuerdo con estudios de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés). Además, su factor de capacidad es del 90 por ciento.

El conocimiento generado a partir de su utilización representa un “motor de descubrimientos” en áreas como ingeniería, robótica e informática, además de aprovecharse en aplicaciones para beneficio de las personas, por ejemplo, en medicina, con el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como el cáncer y el mal funcionamiento de la tiroides.

Energía limpia

Para medir su impacto ambiental, es necesario analizar el ciclo de vida de este tipo de tecnología, desde la extracción de uranio y su conversión para generar electricidad hasta el destino de los residuos radiactivos, explicó el también presidente de la Red Mexicana de Educación, Capacitación e Investigación Nuclear.

Según estudios internacionales, al medir el volumen de emisiones de dióxido de carbono por unidad de energía eléctrica generada, las fuentes alternativas representan una opción menos contaminante que las fósiles, refirió.

Los residuos de la industria nuclear se clasifican en dos categorías: la primera es de baja y media actividad, como los generados por aplicaciones médicas y mantenimiento de centrales nucleares. Éstos tienen poca radiactividad y son confinados en lugares especiales y aislados del medio ambiente, como cualquier desecho tóxico.

La segunda, de alta actividad, atañe al combustible gastado por los reactores. Estos desechos son enterrados a más de 300 metros de profundidad o depositados en albercas de manera temporal. En comparación con el volumen total de los demás tóxicos producidos por la sociedad, los de alta radiactividad constituyen un porcentaje mínimo, detalló.

Una alternativa segura

Desde los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki en 1945, la energía nuclear genera temor. Por ejemplo, en su trabajo más reciente, el cineasta Christopher Nolan recrea la amenaza que se cierne sobre una ciudad por un reactor de fisión utilizado como una bomba de tiempo, lo que es totalmente imposible.

Muchas veces la ficción utiliza este miedo como recurso. Para tener una bomba atómica se requieren núcleos de uranio 235 concentrados casi al 100 por ciento, a fin de liberar energía en grandes proporciones en un tiempo muy breve, lo que no es factible en un reactor nuclear, explicó.

El experto subrayó que a nivel global existen mecanismos para vigilar que los materiales nucleares no sean desviados para fabricar armamento. La industria relacionada se ocupa de que todas las salvaguardias —exportaciones e importaciones de materiales y tecnología nuclear— sean vigiladas por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

El futuro

En 1987, una comisión internacional dirigida por Gro Harlem Brundtland presentó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el documento Nuestro futuro común, mejor conocido como Informe Brundtland, primera referencia del término desarrollo sostenible, definido como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones.

En dos décadas, la población mundial será de ocho mil millones de personas. Al ritmo del crecimiento de la demanda y consumo de energía globales —calculado en un dos por ciento anual—, la estructura de la oferta energética actual, sustentada en los combustibles fósiles, será rebasada.

En este contexto, las fuentes de energía solar —en sus vertientes fototérmica y fotovoltaica—, geotérmica, eólica, oceánica, nuclear y biomasa, representan una alternativa en el ámbito social, económico y ambiental, y constituyen una de las respuestas viables para contribuir a la mitigación del cambio climático.

Boletín UNAM-DGCS-540
Ciudad Universitaria.

Somos una sociedad depredadora de recursos y altamente consumidora: José Narro

 
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Al inaugurar el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos (AIEST) 2012, en esta casa de estudios, dijo que necesitamos atemperar nuestro consumismo. En el acto, estudiantes establecieron un diálogo con expertos universitarios en energías sostenibles.
Al inaugurar el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos (AIEST) 2012, en esta casa de estudios, dijo que necesitamos atemperar nuestro consumismo. En el acto, estudiantes establecieron un diálogo con expertos universitarios en energías sostenibles.

28 de Agosto del 2012

Somos una sociedad depredadora de recursos y altamente consumidora. No sólo eso, desechamos todo de manera muy rápida. Por ello, necesitamos atemperar nuestro consumismo, instó el rector de la UNAM, José Narro Robles.

Al inaugurar el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos (AIEST) 2012, en esta casa de estudios, expuso que el estilo de vida ha cambiado radicalmente y ha generado otras necesidades, entre ellas, las energéticas. De hecho, el modelo de desarrollo actual se basa, en un 8%, en las no renovables y altamente contaminantes.

En el auditorio Alfonso Caso de Ciudad Universitaria, recordó que en 1900 el planeta estaba habitado por mil 600 millones de seres humanos. El año pasado, Naciones Unidas informó el nacimiento del habitante siete mil millones.

Asimismo, se estima que dos millones de seres humanos fallecen cada año por motivo de la quema de leña, o el uso de energéticos no convenientes, “pese a que existen tecnologías que podrían disminuir ese problema”.

Narro Robles consideró que la humanidad requiere encontrar un punto de equilibrio, desarrollar nuevas tecnologías y moderar los estilos de vida. Y los próximos meses darán la oportunidad, en numerosos espacios universitarios, de revisar éste y otros temas.

Energía limpia para todos

La UNAM se ha sumado a esta iniciativa de la ONU, y a través de distintas actividades, como mesas de análisis, conferencias, talleres, seminarios, concursos e interacciones virtuales, promueve la toma de conciencia sobre la importancia de generar nuevas fuentes. Se busca fortalecer e incrementar los esfuerzos emprendidos en México para el acceso de toda la población, especialmente la más pobre, a energía limpia no contaminante, asequible y fiable.

Para ello, la Universidad creó la página http://www.aiest.unam.mx/, en la que se podrá consultar la programación y las instituciones participantes. El sitio tiene un aula virtual que explica a estudiantes de secundaria, preparatoria y profesionales, el origen y aplicaciones de las energías sostenibles.

El problema es enorme. En el mundo, más de mil 400 millones de personas carecen de electricidad; en contraste, tres mil millones dependen de la biomasa y del carbón, como principales fuentes de abastecimiento.

Los biocombustibles y los desechos orgánicos, la energía nuclear, la hidráulica y las renovables, como la solar (el Sol es la fuente de vida del planeta), eólica, geotérmica y demás, constituyen apenas 20 por ciento del uso total en el orbe.

De acuerdo con los censos, en el 2030 habrá ocho mil millones de seres humanos en el mundo y la demanda aumentará anualmente dos por ciento. De no tomarse medidas ahora, la oferta energética no podrá cubrirse, y menos si se limita a los combustibles fósiles.

En 2008, en el mundo se consumieron 15 terawatts, mientras que para 2050, se espera una demanda de 30, y las únicas fuentes que podrán satisfacer estos niveles son las renovables.

En el caso de México, toda la energía eléctrica consumida en el país podría ser satisfecha con la fuerza solar que recibe el 0.14 por ciento de la superficie de dos entidades: Chihuahua y Sonora.

Diálogo con estudiantes

En la ceremonia, los alumnos establecieron un diálogo con expertos en energías sostenibles, moderado por el rector. Participaron, Claudio Estrada Gasca, director del Centro de Investigación en Energía (CIE), quien se refirió al tema de las energías renovables, solar y eólica; y Mireya Ímaz Gispert, coordinadora del Programa Universitario del Medio Ambiente, quien dio la definición de energía sostenible y habló de educación para la energía.

Ruth Esther Villanueva Estrada, investigadora del Instituto de Geofísica, se refirió a energía geotérmica e hidrógeno; Omar Masera Cerutti, integrante del Centro de Investigaciones en Ecosistemas, explicó el acceso a la energía sostenible y la biomasa, y Jorge Islas Samperio, del CIE, habló de las barreras de las energías renovables y las políticas en torno al tema.

En el acto, se proyectó un video alusivo al AIEST; el rector entregó premios a los 20 alumnos ganadores del concurso en línea “Pregunta a los especialistas”, con base en el cual se estableció el diálogo, y se hizo un recorrido por la exposición itinerante.

Boletín UNAM-DGCS-529
Ciudad Universitaria.

Para el 2050, más de la cuarta parte de la población en México será vieja

 
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En México, nueve por ciento de la población total son adultos mayores (60 años o más); de ellos, 9.7 por ciento son hombres, y 12.6, mujeres.
En México, nueve por ciento de la población total son adultos mayores (60 años o más); de ellos, 9.7 por ciento son hombres, y 12.6, mujeres.

15 de abril de 2012

• Por su heterogeneidad, no hay un solo estado, sino múltiples, que responden a factores biológicos, sociales, culturales, políticos y económicos, dijo Rosaura Avalos Pérez, de la ENTS de la UNAM

De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 1950 el porcentaje de envejecimiento entre la población mexicana fue de 7.1 por ciento; en 1975 descendió a 5.7, en 2000 subió a 6.9; en 2025 se incrementará a 13.9 por ciento, y en 2050, a 26.5 por ciento.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2000), se estima que en 2020 se vivirán, en promedio, 78 años, y 81, en 2050; “es decir, para entonces más de la cuarta parte de la población en México será vieja”, afirmó Rosaura Avalos Pérez, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.

Las proyecciones de vida son mayores para las mujeres: en 2030 podrán vivir, en promedio, 80 años o más; en tanto que ellos, sólo 76.6.

Actualmente, nueve por ciento de la población total en México es adulta mayor (60 años o más); de ésta, 9.7 por ciento son hombres y 12.6 mujeres (en el Distrito Federal, el porcentaje es de 11 por ciento, aproximadamente).

“Dentro del mismo DF hay delegaciones políticas con un porcentaje de envejecimiento de más de 15, como la Benito Juárez, y en otras no llega a ocho por ciento, como Milpa Alta, Tláhuac y Cuajimalpa”, refirió.

La vejez es una construcción social y cultural que las sociedades y los individuos reconfiguran y asumen de manera distinta a lo largo de las diversas épocas.

Por su heterogeneidad, no hay una sola vejez, sino múltiples, que responden a diferentes factores: biológicos, sociales, culturales, políticos y económicos, entre otros. De este modo, implica no sólo considerar la edad, sino también las relaciones personales y la interacción social, así como la percepción que en el imaginario colectivo se tiene de esa condición.

En ese mosaico, la vida en las urbes es diferente a la de zonas rurales o de comunidades indígenas. Todos experimentan distintos procesos.

Avalos Pérez realiza el proyecto “Calidad de vida y ciudadanía en la población adulta mayor en México”, un estudio de la política del gobierno del DF hacia ese sector que vincula tres ejes: calidad o condiciones de vida, envejecimiento y vejez, y ciudadanía.

“Quiero saber cómo se construye la ciudadanía en la vejez, cómo se sienten y son vistos y percibidos los viejos en la capital del país a partir de la política social del gobierno, y si son sujetos de derecho o de atención”, indicó.

Para ello, la académica busca respuestas en tres grupos de discusión con características demográficas y educativas diversas: uno comunitario de la delegación Tlalpan, otro de jubilados y pensionados del ISSSTE, y uno más que cursó un diplomado en educación para la vejez en el Centro de Educación Continua de la ENTS.

Con una metodología cualitativa, la universitaria se ha dedicado a escuchar la voz de los viejos del DF, a partir de lo que ha surgido una serie de textos que contienen las valoraciones, los sentimientos, juicios y percepciones de su proceso y calidad de vida.

“La ciudadanía implica una relación dinámica, participativa, en la que la persona tiene la capacidad de ejercer sus derechos sociales (a la salud, a la educación, a un trabajo digno y remunerado), y el Estado, la de ofrecer las condiciones para ello”.

Más que un análisis minucioso de los programas (de atención médica domiciliaria, de prevención de la violencia y de difusión de los derechos humanos), analiza a qué punto están perfilados y qué tanto fomentan la ciudadanía y la calidad de vida.

Los textos en que se encuentran insertas las voces de los tres grupos están en la fase de análisis, por lo que aún no hay resultados de lo que piensan acerca de qué tanto mejoran su calidad de vida los programas sociales.

Sin embargo, con base en una investigación que realizó como parte de su maestría en 2003, mencionó que al menos la pensión universal (alimentaria) genera un apuntalamiento de la economía doméstica de algunos de los grupos de adultos mayores.

“Para otros no significa prácticamente ningún beneficio económico porque no lo necesitan; pero en ambos casos, esas personas ejercieron su derecho de recibirla. Quizá debido a las condiciones de la Ciudad de México y a los programas mencionados, los adultos mayores que residen aquí han experimentado una mejoría económica, pero no tienen una elevada calidad de vida”.

Así, gran parte de la vida del grupo comunitario de Tlalpan, que picó piedra para construir su colonia, su escuela e iglesia, gira en torno a lo doméstico y a las relaciones intergeneracionales y de género en la familia.

El de jubilados y pensionados del ISSSTE, integrado por personas que dirigen grupos en distintas delegaciones, es más gremial y se organiza para beneficio de sus miembros.

En cambio, el que cursó el diplomado está más preocupado por compartir con otros adultos mayores el conocimiento adquirido: primero con familiares, luego con vecinos, pero también con personas de otros ámbitos shttp://estoes.sabersinfin.com/wp-admin/post-new.phpociales.

“Este diplomado brinda elementos para la reflexión y ayuda a adquirir mayores habilidades y actitudes positivas para vivir esta etapa de la vida. Consta de 10 módulos en los que se abordan temas de salud (física y metal), activación física, alimentación y sexualidad, así como cuestiones sociales y legales”, finalizó Avalos Pérez.

Créditos: unam.mx/boletin/232/2012

Las fumarolas del Popocatépetl son normales y no afectan a la población

 
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24 de junio 2011

• Servando De la Cruz Reyna, investigador del Instituto de Geofísica, indicó que al mes, se registran hasta tres eventos de ese tipo, sin que impliquen riesgos

Sin título-1Las exhalaciones recientes del volcán Popocatépetl que generaron una columna de ceniza que alcanzó una altura de tres kilómetros son manifestaciones normales. Sin embargo, es imprescindible su constante monitoreo, para tomar precauciones y estar atentos a cualquier evidencia que dé lugar a un movimiento mayor.

Así lo expresó Servando De la Cruz Reyna, investigador del Instituto de Geofísica, quien destacó que el coloso observa una actividad continua desde 1994, pero fue entre 1997 y 2001 que registró mayor actividad, para después disminuir.

Asimismo, el 23 de mayo de 2011, registró una sacudida similar a la del pasado 3 de junio; en esta última ocasión ocurrió alrededor de las 6:37 horas, y sorprendió con una columna de ceniza que alcanzó una altura de tres kilómetros de distancia.

De la Cruz Reyna, investigador del Departamento de Vulcanología y doctor en Ciencias, refirió que a lo largo del año han ocurrido cuatro o cinco eventos similares.

“Lo que pasa es que no siempre las condiciones de visibilidad son tan buenas, pero es un proceso normal. Por ello, el Cenapred mantiene el semáforo de alerta volcánica en amarillo”, precisó el investigador.

Se tiene documentado que en el mundo existen alrededor de 500 a 600 volcanes con movimientos similares.

Los elementos que no se ven se componen de gases volcánicos, vapor de agua, bióxido de carbono, bióxido de azufre, entre otros y, en contraparte, lo que se puede apreciar es ceniza con material sólido de la lava que se pulveriza.

De la Cruz Reyna agregó que los estudios relativos al Popo involucran diversas especialidades para analizar sus deformaciones, actividad sísmica, emisiones, trayectoria, manantiales, composición de las cenizas así como de los gases que emite, entre otros aspectos.

Créditos: UNAM-DGCS-370-2011/unam.mx

Un tercio de la población, vive en invierno todo el año

 
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Áreas rurales y marginadas, ubicadas a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, padecen esa condición, en que la temperatura promedio es de 12 grados centígrados.
Áreas rurales y marginadas, ubicadas a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, padecen esa condición, en que la temperatura promedio es de 12 grados centígrados.

8 de junio de 2010
• Áreas rurales y marginadas, ubicadas a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, padecen esa condición, en que la temperatura promedio es de 12 grados centígrados
• Residen en la cuarta parte del territorio nacional, dijeron María Inés Ortiz Álvarez y Rosalía Vidal Zepeda, del IG de la UNAM
• Trabajan en un proyecto que aborda el tema de asentamientos expuestos a riesgos climatológicos

Un invierno frío es aquella situación climatológica en la que la temperatura promedio es de 12 grados centígrados durante un mes, como mínimo. En el país, existen zonas habitadas, rurales y marginadas, ubicadas a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, donde esa condición dura todo el año, señalaron María Inés Ortiz Álvarez y Rosalía Vidal Zepeda.

En el estudio “Población expuesta a inviernos fríos en México”, las investigadoras del Instituto de Geografía (IG) de la UNAM, que trabajan en un proyecto que aborda el tema de los asentamientos expuestos a riesgos climatológicos, encontraron que las regiones norte y central de la nación padecen inviernos fríos de diversos tipos.

Inviernos fríos, del tipo 1 al 4

Los inviernos muy largos tipo 4, duran de nueve a 12 meses; azotan porciones de la sierras Madre Occidental (Tarahumara y Tepehuanes –en Chihuahua– y Durango), Madre Oriental (Parras y Las Mitras, en Coahuila), de San Pedro Mártir (Baja California) y de San Lázaro (Baja California Sur), entre otras.

A menor altitud (entre mil 200 y tres mil metros sobre el nivel del mar), en lugares como Las Truchas, El Salto y San Miguel Lobo, en la Sierra de Durango, padecen inviernos largos tipo 3, que persisten de seis a ocho meses.

Mientras, en la región centro, en la Sierra Volcánica Transversal, en altitudes mayores a dos mil 800 metros sobre el nivel del mar, como Río Frío, en el Estado de México, y La Marquesa, en el DF, los inviernos también son largos.

Los inviernos medios tipo 2, que permanecen de cuatro a cinco meses, se sienten en la región fronteriza de la Sierra de Sonora y Tarahumara, en el valle de Toluca (Estado de México), en las laderas del Ajusco, de la Sierra Nevada (Popocatépetl e Iztaccíhuatl), del Pico de Orizaba y del Cofre de Perote.

En tanto, los inviernos tipo 1, que duran de uno a tres meses, con temperaturas menores a 12 grados, afectan a quienes viven en el noroeste de Sonora, en el norte de la altiplanicie mexicana y en el centro, en los valles intermontanos y en las laderas bajas de las sierras mencionadas.

Prevalencia

Con base al cálculo municipal de la población y territorios afectados, la prevalencia de inviernos fríos impacta a la población localizada en 22 entidades federativas (13 del norte y nueve del centro del país).

Por medio de un Sistema de Información Geográfica (SIG) se seleccionaron los espacios, así como los asentamientos realmente afectados, y el porcentaje se ubicó en 33.5 por ciento de la población nacional.

A ese porcentaje, según datos censales de 2000, corresponden 31 millones 967 mil 71 personas, que viven en 647 municipios, es decir, en una cuarta parte del territorio mexicano (26.4 por ciento).

Los inviernos tipo 1, afectan a 45 por ciento de la población del norte; los tipo 2, al 21 por ciento, y los tipo 3, a 0.1 por ciento.

En la zona centro, donde habita el 78 por ciento de la población afectada, los inviernos tipo 1 son dominantes y afectan al 51 por ciento (12 millones 979 mil 477 personas). Las entidades más afectadas son el Estado de México y Distrito Federal.

Los inviernos tipo 2 perturban a todos los municipios de Tlaxcala, y los tipo 3 caracterizan al municipio de Rayón, en el Estado de México.

Sin embargo, entidades como Hidalgo, México, Morelos, Puebla y Veracruz registran poblaciones afectadas parcialmente por inviernos de varios tipos.

Fluctuaciones y oscilaciones

Los inviernos son causados por el paso de frentes fríos, y dependiendo de la masa polar que los acompañe, pueden afectar a casi todo el territorio nacional. Algunos han cubierto espacios del Istmo de Tehuantepec y de la península de Yucatán.

En la década de los 90, ocurrieron “inviernos tibios”, debido a que disminuyó el número de frentes fríos; el promedio entonces fue de 33, aunque en el invierno de 1992-93 se presentaron 48.

A partir del nuevo milenio, el número de frentes fríos descendió: en el invierno de 2000-01 hubo 25, y en el de 2005-06, 24, Sin embargo, este año han ocurrido 42, y se pronostica que esta cifra se incremente a 45.

Durante un invierno puede haber oscilaciones entre un día cálido y una noche muy fría, sobre todo en la zona norte. En Ciudad Juárez y Mexicali, por ejemplo, la temperatura diurna puede alcanzar hasta 30 grados centígrados y disminuir hasta menos cinco.

Al respecto, Vidal Zepeda señaló que “en áreas con inviernos tipo 3 y 4, se presentan inviernos nocturnos, en los que se registra una temperatura muy baja en las madrugadas. En Madero, Ciudad Cuauhtémoc y Temósachi, uno se despierta con temperaturas inferiores a cero grados centígrados. Además, los especialistas de la salud deben tomar en cuenta la termocepción (la sensación humana respecto al frío o el calor), variable en cada persona”.

La temperatura extrema afecta principalmente la salud de niños, ancianos, y a ciertos enfermos como los diabéticos, que por las neuropatías periféricas, tienden a perder sensibilidad en manos y pies, dijo.

Impacto, según estrato social

El impacto de los inviernos fríos en las poblaciones varía de acuerdo al estrato social, la condición de marginación, el tipo de vivienda, la edad de las personas, los servicios (especialmente médico-hospitalarios) y la localización geográfica de los asentamientos.

Según un estudio realizado por Ortiz Álvarez y Vidal Zepeda en Chihuahua, quienes habitan a más de dos mil metros sobre el nivel del mar, sufren en mayor medida las consecuencias del frío. A mayor altitud, los inviernos son más largos y, con frecuencia, más intensos.

Ortiz Álvarez explicó que en esas zonas abundan los casos de enfermedades respiratorias agudas, como bronquitis y neumonía, que pueden derivar en la muerte de quienes las padecen. En la montaña, por ejemplo, fallecen de padecimientos bronquiales y casi no hay ancianos, y cuando una persona enferma, recurre a remedios caseros, insuficientes para curarse, porque los centros de salud están muy distantes.

Finalmente, Vidal Zepeda indicó que “Chihuahua es el estado con más casos de enfermedades infecciosas del aparato respiratorio. En el invierno de 2007-08, se reportaron más de 100 mil, mientras que en el verano (abril y mayo) hubo 30 mil. En el invierno de 2008-09, acudieron a los servicios hospitalarios entre 90 mil y 100 mil personas, mientras que en el verano lo hicieron 25 mil”.
Créditos: UNAM. DGCS -343/unam.mx