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Producción de energía a partir de nubes de tormenta

 
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Los electrodos son instalados en altas columnas y capturan la energía de las nubes.
Los electrodos son instalados en altas columnas y capturan la energía de las nubes.

27 de junio de 2011

Agencia de Noticias UN- En la UN se avanza en un proyecto para atrapar energía a partir de nubes de tormenta, la cual se almacena en supercondensadores para ofrecer carga a equipos pequeños como celulares, baterías y cámaras.

Hasta 15 microamperios de corriente se capturan en un día de tormenta promedio en Bogotá, por cada electrodo instalado a campo abierto. Así lo asegura David Fernando Ariza González, ingeniero electrónico y estudiante de la Maestría en Ingeniería Eléctrica de la UN, quien avanza en este proyecto dirigido por el docente Francisco José Román Campos.

Fuentes de energía

Actualmente, en Colombia y muchos países del mundo se avanza en el desarrollo de tecnologías para el aprovechamiento de las fuentes de energía no convencionales. “Estos desarrollos han llevado a la mejora de la calidad de vida de la sociedad, a la implementación de nuevas técnicas de suministros de energía que no impliquen un mal gasto de recursos naturales, a la disminución de factores contaminantes y a la creación de sistemas eléctricos más eficientes con bajos consumos de potencia, entre otros”, manifestó Ariza González.

Las nubes de tormenta tienen la propiedad de almacenar grandes cantidades de carga, la cual genera campos eléctricos ambientales importantes que pueden considerarse constantes, ya que se encuentran a kilómetros de la superficie terrestre y sus dimensiones son también en el orden de kilómetros. Cuando un elemento metálico con forma puntiaguda es sometido a este campo eléctrico, tiene la propiedad de amplificar el campo eléctrico que lo rodea.

“Hoy por hoy los electrodos tipo corona son utilizados para amplificar el campo eléctrico ambiental, debido a sus finas agujas con radios de curvaturas muy pequeñas capaces de amplificar millones de veces el campo eléctrico ambiental”, explicó el ingeniero, que integra el Grupo de Investigación en Compatibilidad Electromagnética de la Universidad Nacional de Colombia (EMC-UNC), dirigido por el profesor Román.

Cuando estas puntas amplifican el campo eléctrico y su magnitud, se inician una seria de descargas eléctricas entre el gas ionizado y la punta del electrodo, “este fenómeno es conocido como el efecto corona y gracias a él es posible generar una corriente a través del electrodo tipo cactus, y si esta se hace circular a través de elementos almacenadores de energía, es posible cargarlos y así obtener energía de las nubes”, manifestó.

La propuesta permitirá avanzar en el estudio de estas fuentes de energía y la caracterización de sus principios físicos. El ingeniero busca convertirla en una fuente alternativa para alimentar cargas con bajos consumos de energía y complementarla con sistemas tradicionales pero con aplicaciones de bajo consumo, tales como fuentes de iluminación o comunicaciones en sectores del país donde no hay redes eléctricas.

“Actualmente no se tiene referencia de un sistema captador de energía como este en Colombia”, puntualiza Ariza.

Créditos:unal.edu.co

Al año, EU repatria cerca de 40 mil niños a México

 
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María Claudia Duque Páramo, especialista de la Facultad de Enfermería de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.
María Claudia Duque Páramo, especialista de la Facultad de Enfermería de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.

21 de junio de 2010
• Si se logra entender lo que generan los emigrantes en términos económicos, se podrán crear mejores políticas de defensa, aseguró Claudia Duque Páramo
• Se deben observar los efectos negativos y positivos de la migración, pues no todo es negativo, argumentó la especialista de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia

Cada año, alrededor de 40 mil niños no acompañados, son repatriados desde Estados Unidos a territorio mexicano, y un gran número de infantes centroamericanos son regresados desde nuestra nación a sus países de origen, expuso María Claudia Duque Páramo, especialista de la Facultad de Enfermería de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.

Al respecto, añadió que los gobiernos no sólo deben atender y defender a la población que habita en su territorio, sino a la que decidió migrar, pues es en el extranjero donde los expatriados son más vulnerables.

“Es indispensable entender lo que los emigrantes generan, en términos económicos, al país al que se trasladan, porque esto permite abordar integralmente la problemática”, indicó.

Al impartir la ponencia Las niñas y los niños como sujetos y actores en las migraciones internacionales: antecedentes, tendencias y métodos, la especialista señaló la necesidad de aplicar políticas públicas que atiendan los problemas estructurales que dicho sector poblacional enfrenta. “La propuesta es que, en vez de juzgar tanto a los padres como a los menores emigrantes, se analicen sus vivencias para entender y atender la situación”, apuntó.

En el auditorio Leopoldo Zea del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), señaló que se deben observar los efectos negativos y positivos de la migración, así como los costos que implican, pues aunque los gobiernos se benefician con las remesas, la sociedad queda desprotegida.

“Debemos diseñar acciones y políticas que apoyen a las familias y a los niños”, acotó. Los infantes viven la migración de tres modos: o bien se van con su familia, o son abandonados por ésta, o el padre o la madre parten del hogar.

Migración parental

Cuando los emigrantes se encaminan al extranjero y dejan detrás a sus hijos, los menores experimentan un fenómeno llamado “migración parental”.

Esta situación la viven millones de pequeños en todo el mundo y es frecuente en países como México, Colombia, Ecuador, Filipinas, Perú y Tailandia.

Por ejemplo, en Filipinas, se calcula que entre tres y seis millones de infantes tienen a alguno de sus padres en el extranjero, y en México, existen lugares -como Michoacán- donde 90 por ciento de los jefes de familia trabajan en Estados Unidos o Canadá.

Duque Páramo argumentó que cuando se da este tipo de migración aumenta la vulnerabilidad en los hogares de estratos bajos, pues aunque ganar un sueldo en divisas extranjeras brinda beneficios en la educación y vida cotidiana, no evita conflictos emocionales.

Por ello, recalcó, es ineludible la creación de centros de apoyo para los emigrantes, para que entiendan y vivan estos fenómenos de manera sencilla, sobre todo en los aspectos emocionales, cotidianos y de salud.

“Debemos promover la reparación de vínculos y acciones que ayuden a tumbar el muro que se forma cuando la familia se divide”, expuso.

No se debe olvidar que México es un país de origen, tránsito y destino de inmigrantes.
Créditos: UNAM. DGCS -367/unam.mx