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Estudia la UNAM cáncer y diabetes en su banco de moscas

 
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Juan Rafael Riesgo Escovar, del INb de la UNAM.
Juan Rafael Riesgo Escovar, del INb de la UNAM.

10 de abril de 2011

• Es el más grande del país, reúne mil cepas mutantes de la especie Drosophila melanogaster, o mosca de la fruta, modelo utilizado desde hace un siglo para observar la comunicación celular
• Con ellas, en el Instituto de Neurobiología investigan transducción de señales y cicatrización, dijo Juan Rafael Riesgo Escovar
• En esa entidad, generan mutaciones en los insectos y los intercambian con otros grupos de investigación en México, Estados Unidos, Japón e India

Para estudiar los mecanismos de comunicación celular, el proceso de cicatrización y el origen y desarrollo de enfermedades como el cáncer y la diabetes, la UNAM cuenta con el banco de moscas más grande del país.

Esta singular colección biológica se conforma de mil cepas mutantes de la especie Drosophila melanogaster, también llamada mosca de la fruta, muy conocida entre los biólogos porque desde hace un siglo se utiliza como modelo de experimentación genética, debido a su pequeño genoma (descifrado en el año 2000), formado por cuatro pares de cromosomas y alrededor de 13 mil 600 genes.

Juan Rafael Riesgo Escovar, del Instituto de Neurobiología (INb) de la UNAM, junto con sus colaboradores, genera mutaciones en los insectos y los intercambian con otros grupos de investigación en México, Estados Unidos, Japón e India.

Miden de uno a 1.5 milímetros, son embriones durante 10 días y se desarrollan como adultos para completar un ciclo de vida de un mes y medio; además, comparten con muchos animales mecanismos básicos como la transducción de señales, formas de comunicación celular que traducen señales del medio externo y hacen posible que no vivamos aislados y desarrollemos procesos como el gusto, el olfato y la vista, explicó, en entrevista, Riesgo Escovar.

Herramientas biológicas

Desde que el genetista estadounidense Thomas H. Morgan (Premio Nobel de Medicina, en 1933) comenzó a trabajar con las moscas de la fruta en 1906, estos insectos se han convertido en una herramienta biológica para saber cómo percibimos el medio exterior y cómo se comunican las células dentro del organismo, comentó Riesgo, biólogo por la UNAM, y doctor en esa disciplina por la Universidad de Yale.

En su laboratorio del INb, ubicado en el campus Juriquilla de esta casa de estudios, el universitario ha reunido por 12 años grupos previamente identificados de mil cepas de moscas en diferentes etapas de desarrollo que viven dentro de tubos de ensayo, alimentadas con levadura de pan, grenetina y piloncillo.

Una habitación de su laboratorio con anaqueles organizados y una temperatura controlada de 18 grados Celsius las alberga; representan singulares herramientas biológicas en las que se incluyen genes humanos, para que luego repliquen funciones determinadas de interés científico.

Ensayo con moscas

Los insectos “son inofensivos, no dañan los cultivos, ni a las personas, así que los podemos enviar y recibir por correo”, explicó respecto a su intercambio con otros expertos mundiales en Drosophila melanogaster.

“Generamos mutaciones para saber cómo funcionan estas señales de transducción, muy parecidas entre diferentes especies animales, pues funcionan bien y están muy conservadas evolutivamente”, abundó.

Para el universitario, el desarrollo de estos mutantes es una forma de conocer mecanismos generalizados de varias especies. “Es como tener un carro y no saber cómo funciona, así que le quito una pieza para ver qué es lo que no puede hacer, le quito una llanta y no puede andar. El tipo de ensayos que hacemos se llama de falta de función; también podemos hacer lo contrario, experimentos de ganancia de función, donde se agregan cosas para ver qué pasa”, señaló.

Entre las modificaciones, se generan cepas de insectos diabéticos, anósmicos (sin olfato), con vista parcial y con defectos de desarrollo embrionario, como todos problemas que desarrollan los seres humanos.

Algo útil de la mosca de la fruta es que sus secuencias de ADN no tienen mucha redundancia, es decir, no hay dos o tres que hagan lo mismo y eso facilita su estudio. “Además, se puede hacer genética, descubrir genes, saber cuáles se necesitan para un proceso, y así podemos aislar y caracterizar”, acotó el experto, que en su posdoctorado aisló en Drosophila, uno de los primeros mutantes en la vía de la insulina, denominado Chico, análogo a un gen de vertebrados.

Finalmente, indicó que constituyen un modelo genético valioso, flexible, versátil, económico y fácil de mantener, pues les permite tener muchos organismos en un sitio pequeño.

Créditos: UNAM-DGCS-212/2011/unam.mx

Reúnen en un libro investigación de punta sobre diabetes y obesidad

 
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El Instituto de Fisiología Celular y el Programa Universitario de Investigación en Salud de esta casa de estudios, presentaron el libro Advances in Obesity–Diabetes Research at UNAM.
El Instituto de Fisiología Celular y el Programa Universitario de Investigación en Salud de esta casa de estudios, presentaron el libro Advances in Obesity–Diabetes Research at UNAM.

24 de febrero de 2011

• Editado para intercambiar conocimientos con biomédicos de otros países, Advances in Obesity–Diabetes Research at UNAM, contiene 13 trabajos universitarios

• Los coeditores, Marcia Hiriart Urdanivia, directora del IFC, y Jaime Mas Oliva, coordinador del PUIS, planean un segundo volumen con análisis sociales

México ocupa el primer lugar del mundo en obesidad infantil y el segundo en adulta, lo que convierte al país en un símbolo de este problema de salud pública, que aumenta en el orbe al lado de la urbanización y el consumo inadecuado de alimentos industrializados.

Ligada al sobrepeso, aunque con su propia dinámica de factores genéticos y ambientales, se desarrolla la diabetes, también en la lista de los padecimientos que más afectan a la población global.

Para dar luz sobre las investigaciones de punta que desde la Universidad Nacional indagan los orígenes, desarrollo y nuevos abordajes para el tratamiento temprano de ambos padecimientos, el Instituto de Fisiología Celular (IFC) y el Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de esta casa de estudios presentaron el libro Advances in Obesity–Diabetes Research at UNAM.

Editado por El Manual Moderno, el texto es el segundo del proyecto editorial del PUIS –que inició con la obra Advances in Cancer Research at UNAM–, y representa un esfuerzo por compilar trabajos científicos de la Universidad en torno a un tema de relevancia mundial.

En la presentación del texto, Jaime Mas Oliva, investigador del IFC, coordinador del PUIS y coeditor, señaló que esta segunda obra significó indagar en los estudios que sobre los dos tópicos se realizan en la institución.

El libro compila en 224 páginas 13 investigaciones colectivas desarrolladas por 47 autores universitarios de las facultades de Medicina (FM), Química (FQ), Ciencias (FC) y de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, así como de los institutos de Fisiología Celular e Investigaciones Biomédicas (IIBm).

En tanto, Marcia Hiriart Urdanivia, directora del IFC y también coeditora, comentó que “la convocatoria fue acogida con gusto, aunque es un esfuerzo de investigaciones biomédicas al que falta añadir análisis de las ciencias sociales y las humanidades, lo que haremos en un segundo volumen”.

Trece abordajes, dos enfermedades

En el capítulo uno, el grupo encabezado por Carolina Escobar Briones, de la FM, aborda la relevancia de los ritmos circadianos para la homeostasis metabólica, la adaptación y para una vida sana; se proporcionan evidencias que indican que las alteraciones en los ritmos metabólicos pueden propiciar obesidad.

En el capítulo dos, Ruud M. Buijs y sus colegas del IIBm destacan que una de las principales funciones del reloj biológico (el núcleo supraquiasmático) es la de preparar a nuestro cuerpo para los cambios diarios en los periodos de actividad y descanso. Sus estudios revelaron que si el núcleo supraquiasmático es disfuncional se pueden desencadenar obesidad y diabetes.

En el capítulo tres, Marta Menjívar y su equipo de la FQ analizan la relación entre el páncreas y la diabetes tipo 2. Su investigación destaca que la pobre nutrición intrauterina y las modificaciones de la secuencia de algunos genes son causa de ese padecimiento.

En el capítulo cuatro, María Teresa Tusié Luna y su grupo del IIBm y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán refieren los componentes genéticos de la población mestiza mexicana para el desarrollo de la diabetes tipo 2.

En el capítulo cinco, Marcia Hiriart y sus compañeros del IFC abordan la regulación de la insulina en el desarrollo de la obesidad. Argumentan que el desarrollo pancreático durante los estadios fetal, neonatal y el primer mes de vida es importante para tener un nivel glucémico efectivo en la vida adulta.

En el capítulo seis, Víctor Manuel Mendoza Núñez y su equipo de la FES Zaragoza demuestran que la conjunción del envejecimiento con la diabetes genera un efecto aditivo sobre el estrés oxidativo y la inflamación, lo que incrementa el riesgo de complicaciones de macro y microangiopatías, así como del deterioro cognitivo y de la depresión en la vejez.

En el capítulo siete, Norma Bobadilla Sandoval y sus colaboradores del IIBm y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, plantean el daño renal o nefropatía diabética, una de las principales causas de muerte como consecuencia de la diabetes. Destacan que en años recientes se ha incrementado la incidencia de ese padecimiento en el mundo y un mayor desarrollo de nefropatía, afección progresiva caracterizada por alteraciones en la hemodinámica renal.

En el capítulo ocho, Rocío Salceda Sacanelles, del IFC, indaga las alteraciones neuroquímicas de la retinopatía diabética, la segunda causa de ceguera en el país. Su estudio sostiene que, si bien esa enfermedad se asocia a alteraciones vasculares, existe evidencia de que el tejido neural también se daña. Sus resultados sugieren que los cambios en el metabolismo de glucosa representan un paso inicial de ese mal.

En el capítulo nueve, Cristina Fernández Mejía y sus colegas del IIBm y del Instituto Nacional de Pediatría, abordan a la enzima glucocinasa como una molécula blanco para el desarrollo de medicamentos para combatir la enfermedad. Sostiene que su acción en el primer paso del metabolismo de la glucosa, y su regulación hormonal y otros factores confieren características que permiten el control de los niveles de esa sustancia en la sangre.

En el capítulo 10, Juan C. Díaz Zagoya y su grupo de la FM presentan un estudio para entender la relación entre obesidad y diabetes tipo 2; basado en varios modelos animales y humanos, se relaciona el consumo de frutos, cianobacterias y almidón con la reducción de hiperglucemia.

En el capítulo 11, Marco Antonio Juárez Oropeza, también de la FM, documenta que el alga Spirulina tiene propiedades hipolipidémicas, antihiperglicémicas, antihipertensivas y hepatoprotectoras, algunas de ellas relacionadas con su efecto antioxidante. Propone que la Spirulina maxima sea considerada como complemento en la prevención y tratamiento de pacientes con diabetes, cirrosis, cardiopatía isquémica y enfermedades cardiovasculares.

En el capítulo 12, Adolfo Andrade Cetto, de la FC, propone el uso de plantas mexicanas tradicionales para el tratamiento de diabetes tipo 2, y ejemplifica con el uso de Cecropia obtusifolia, cuyo extracto acuoso probado en modelos animales y pacientes con esa enfermedad mostró un efecto positivo sobre las concentraciones de glucosa plasmática y sobre los niveles de hemoglobina.

Por último, en el capítulo 13, Martha Pérez Armendáriz y su grupo de la FM señalan el papel funcional de los canales intercelulares en tejidos glandulares y, en particular, en las células beta pancreáticas.

En la presentación del libro, en el auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo, Alberto Lifshitz Guinzberg, titular de la Unidad de Educación, Investigación y Políticas de Salud de la Dirección de Prestaciones Médicas del IMSS, destacó que la publicación recopila 13 investigaciones que abordan la “diabesidad”, un nuevo concepto que une los dos padecimientos, así como el síndrome metabólico, también de trascendencia mundial.

En tanto, Mucio Moreno Portillo, director del Hospital General Manuel Gea González, de la Secretaría de Salud, indicó que la obra es ejemplo del liderazgo y de la capacidad de la comunidad de la UNAM; en cada capítulo, acotó, se enseña y muestra lo que se puede hacer desde el país a nivel internacional.

Por su parte, Enrique Graue Wiechers, director de la Facultad de Medicina, comentó que diabetes y obesidad son males complejos en los que inciden factores genéticos, educativos, económicos y sociológicos, por lo que es deseable revisarlos también desde esas ópticas.
Con información de: UNAM-DGCS-112-2011/unam.mx

La gota, una enfermedad prevalente en México

 
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La hiperuricemia también es conocida como la “enfermedad de los reyes”, porque se relaciona con un “buen nivel de vida”, toda vez que el paciente ingiere alimentos ricos en purinas, comentó Carlos Lavalle.
La hiperuricemia también es conocida como la “enfermedad de los reyes”, porque se relaciona con un “buen nivel de vida”, toda vez que el paciente ingiere alimentos ricos en purinas, comentó Carlos Lavalle.

14 de julio de 2010

• Es originada por altos niveles de ácido úrico, y se asocia a cálculos renales, hipertensión arterial, aumento de colesterol, triglicéridos y diabetes, aseguró Carlos Lavalle Montalvo, de la FM de la UNAM
• Conforme pasa el tiempo, los ataques agudos de ese padecimiento en pacientes son cada vez más frecuentes, lo que implica la destrucción de articulaciones, hasta llegar a la invalidez, explicó
• Desde el punto de vista epidemiológico, tiene una prevalencia que oscila entre el 2.4 y el 4.7 por ciento de la población, principalmente masculina

AEn la actualidad, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en sobrepeso y obesidad, y por tanto, es posible que también aumente la prevalencia de pacientes con hiperuricemia (altos niveles de ácido úrico), que origina la enfermedad denominada “gota”.

Este padecimiento se asocia a cálculos renales, hipertensión arterial, aumento de colesterol, triglicéridos y diabetes, destacó Carlos Lavalle Montalvo, jefe de la Subdivisión de Especializaciones Médicas de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

La hiperuricemia también es conocida como la “reina de las enfermedades” o la “enfermedad de los reyes”, porque se relaciona con un “buen nivel de vida”, toda vez que el paciente ingiere alimentos ricos en purinas, es decir, grasas y proteínas como carnes rojas, leguminosas, vino o cerveza, que favorecen un ataque de gota.

Desde el punto de vista epidemiológico, tiene una prevalencia que oscila entre el 2.4 y 4.7 por ciento en la población, principalmente masculina, entre los 20 y 50 años de edad. Las mujeres la presentan, pero con menor frecuencia, sobre todo cuando entran a la menopausia.

Es uno de los 180 padecimientos que comprende la reumatología. Inicialmente, se manifiesta con un ataque agudo de gota, que se caracteriza por dolor intenso, frecuentemente sólo en una articulación; usualmente comienza en el primer dedo (gordo) del pie (podagra), se hincha y la piel se enrojece por el calor que provoca la inflamación.

“Los ataques de gota afectan con mayor frecuencia a articulaciones previamente vulneradas; entonces, pueden dañar codos, manos, rodillas o pies, a tal grado que la persona no puede caminar cuando son estropeados los miembros inferiores. El dolor por lo general es de inicio nocturno, y puede ser tan intenso que el paciente no tolera ni el peso de las sábanas”, explicó el especialista.

La duración de la crisis es, por lo general, de tres a seis días, pero si no se trata adecuadamente, puede ser de hasta una o dos semanas, advirtió.

Después del primer ataque, prosiguió, pueden pasar varios años –dos, cinco o más – para que se manifieste de nuevo; sin embargo, en ocasiones el defecto genético es tan importante, que se presenta varias veces a lo largo de 12 meses.

Conforme transcurre el tiempo, estos periodos intercríticos son más frecuentes, lo que conlleva a la destrucción de las articulaciones y, finalmente, a la invalidez.

El prototipo del paciente con gota reúne ciertas características: siente dolor, camina con dificultad, es obeso y tiene antecedentes de cálculos renales, hipertensión y diabetes; por ello, debe hacerse una valoración integral de su estado de salud, acotó.

Tratamiento integral

Este padecimiento debe manejarse integralmente –de preferencia por el reumatólogo y un médico internista–, aunque entre cada periodo intercrítico el enfermo se sienta sano. Este tipo de pacientes no son fáciles de tratar, porque entre los ataques de gota se sienten mejor y abandona el tratamiento con facilidad; “sin embargo, los ataques son cada vez más frecuentes, y sólo así el afectado se percata de la gravedad del asunto”, mencionó.

En el organismo del ser humano, el ácido úrico no tiene ninguna función natural, porque es producto de la degradación de las proteínas. Este compuesto se crea cuando el organismo descompone sustancias llamadas purinas, que se encuentran en algunos alimentos y bebidas.

Generalmente, se disuelve en la sangre y después transita hacia los riñones, donde es desechado por medio de la orina. Sin embargo, el cuerpo no lo puede expulsar cuando contiene altos niveles en la sangre, lo que se denomina hiperuricemia. “El problema es que no poseemos la enzima uricasa, encargada de eliminar esa sustancia”, indicó Lavalle.

El sujeto tiene un grave riesgo de ser un mal paciente si no entiende que entre los periodos intercríticos se sentirá bien, pero ello no significa que esté sano; de ahí, la necesidad de adquirir conciencia sobre esta enfermedad y modificar los hábitos de vida, aconsejó.

Es indispensable cumplir las indicaciones del médico para estabilizar los niveles de ácido úrico, como una dieta balanceada, consistente en la ingesta de carnes blancas como pescado y pollo, así como verduras, con restricción de proteínas y carbohidratos (carnes rojas, mariscos, bebidas alcohólicas).

Los medicamentos utilizados para controlar el proceso agudo de gota son los antiinflamatorios no esteroideos y la colchicina, que deben ser prescritos por un especialista. Asimismo, el alopurinol, que bloquea la producción de ácido úrico, no debe recetarse en los ataques agudos, y su consumo debe ser paulatino, hasta abatir ese compuesto por debajo de siete mg/dL en suero.

También, se requiere una reducción gradual de peso, alrededor de uno o un kilogramo y medio por mes, porque una disminución brusca puede derivar en la liberación de proteínas que eleven el ácido úrico. Asimismo, es preciso mantener la hidratación del cuerpo con líquidos, pero evitar bebidas alcohólicas.

El ejercicio moderado es fundamental para aminorar la resistencia a la insulina, que ocasiona diabetes; esto ayudará a mantener la presión arterial en niveles adecuados y reducir grasa corporal, para una correcta síntesis de proteínas, concluyó.

Créditos: UNAM. DGCS -417/unam.mx