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Colombia producirá papa criolla con mejor calidad nutricional

 
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papascolombianasBogotá D. C., may. 30 de 2014 – Agencia de Noticias UN- Tres nuevos cultivares de papa criolla con mejores índices de hierro que las que se producen en la actualidad serán entregados por la U.N. a los productores de Nariño, quienes participaron en el proceso de selección.

Este es uno de los principales aportes realizados dentro del proyecto “Mejoramiento de la Seguridad Alimentaria a través de la producción de papa”, ejecutado por la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad McGill, de Canadá, el cual se adelanta con las comunidades nativas y campesinas de los municipios de Carlosama, Cumbal, Guachucal, Pasto y Túquerres.

“Es la primera vez que en el programa de mejoramiento de papa se ha utilizado como un criterio de selección la mejor calidad nutricional, algo importante si se tiene en cuenta que en Colombia existe un problema muy grave de deficiencia de hierro y Nariño no es la excepción”, afirma la profesora Teresa Mosquera Vásquez, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la U.N. en Bogotá.

Por eso, el proyecto busca mejorar la seguridad alimentaria a través de la selección de cultivares de papa amarilla con alto rendimiento y mayor calidad nutricional para beneficiar a la población colombiana consumidora de papa.

El profesor Luis Ernesto Rodríguez Molano explica que la papa criolla se considera un cultivo importante para mejorar la competitividad, estabilidad económica, con potencial para su industrialización y mejoramiento de la dieta diaria en comunidades nativas de Nariño, donde las mujeres juegan un papel importante en la seguridad alimentaria, la preservación de la diversidad y la labranza de la tierra.

“Nariño es centro de diversidad de papa; de hecho, este departamento es el tercer productor en Colombia. Sin embargo, su consumo está siendo reemplazado por alimentos procesados –generalmente por pasta–, lo que influye en el estado de insuficiencia nutricional que tienen las familias rurales del departamento”, afirma el investigador, vinculado a la Facultad de Ciencias Agrarias de la Sede Bogotá.

Trabajo participativo

El área de mejoramiento genético del proyecto logró desarrollar genotipos con mayor potencial de rendimiento, mejor calidad nutricional, resistencia a Phytophthora infestans, ideales para consumo fresco y diferentes opciones de procesamiento.

“La idea es ofrecerles a los productores de la región una alternativa importante para mejorar la estabilidad económica y la dieta diaria de las comunidades nativas y de pequeños agricultores de Nariño”, amplía el profesor Rodríguez, quien añade que esto se realizó mediante un proceso de selección participativa de cultivares, en el que se incluyó a 240 agricultores, la mayoría mujeres.

Explica, además, que en la primera fase se evaluaron 100 genotipos avanzados de papa de los cuales se seleccionaron 30 superiores; posteriormente, en un segundo ciclo de evaluación se identificaron ocho genotipos con los cuales se estableció la prueba de evaluación agronómica para registro de nuevos cultivares de papa criolla para la subregión del Nudo de los Pastos.

El trabajo se hizo con las comunidades participantes mediante un proceso de selección participativa de cultivares con el apoyo de las Escuelas de Campo de Agricultores (ECA), lideradas por la Fundación Fundelsurco Nariño y apoyadas por las autoridades municipales.

Dichas pruebas se realizaron durante dos semestres consecutivos en ocho localidades de los municipios nariñenses vinculados a la iniciativa, la cual cuenta con la financiación del International Development Research Centre (IDRC) y del Department of Foreign Affairs, Trade and Development (DFATD) del Gobierno canadiense, a través del fondo Canadian International Food Security Research Fund (CIFSRF).

En la cosecha se evaluaron aspectos como rendimiento, valor nutricional, calidad de poscosecha y diferentes opciones de procesamiento.

“Los genotipos evaluados presentaron tubérculos redondos, con color de piel y carne amarillo intenso, ojos superficiales a medios, resistencia a gota (enfermedad provocada por el Phytophthora infestans), alto potencial de rendimiento y condiciones para diferentes formas de procesamiento. Adicionalmente, contaron con alta aceptación entre las comunidades participantes por su buen sabor y textura”, destaca el profesor Luis Ernesto Rodríguez

Según el docente, de los tres genotipos seleccionados (UN-04; UN-064 y UN-51), por primera vez en Colombia se entregará a cada una de las comunidades semilla en categoría súper élite, para que inicien un proceso de producción y multiplicación de semilla certificada. Esta fase será acompañada por la Gobernación de Nariño. Con la entrega de semilla se pretende mejorar la competitividad del cultivo.

Otro de los componentes del área de mejoramiento genético del proyecto fue elaborar una prospección y colecta de materiales nativos ancestrales de papa tanto “criolla” como “guata” (común).

“En el proceso se colectaron 145 genotipos, algunos en vía de extinción y otros que han venido siendo guardados por los agricultores como fuente de su seguridad alimentaria”, subraya el investigador, quien menciona además que una vez colectados se estableció su uso, preferencias de consumo y razón de conservación en cada uno de los genotipos.

Todos los caracterizados fenotípica y molecularmente también serán entregados a las comunidades para su recuperación, mantenimiento y conservación mediante una iniciativa conocida como Jardines de la Biodiversidad.

Créditos: UNAL-936-2014

60% de alimentos frescos en las ciudades son de pequeños productores

 
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Bogotá D. C., dic. 03 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Los mercados de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali son abastecidos por pequeños productores. Sin embargo, dos terceras partes de ellos viven en situación de pobreza. Así lo concluyó un estudio realizado por la U.N.
El Grupo de Investigación en Gestión y Desarrollo Rural (GIGDR), de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Sede Bogotá, se dio a la tarea de encuestar a 400 hogares campesinos de Cundinamarca, Boyacá y la ruralidad de Bogotá, Meta y Tolima como parte del proyecto “Acceso a Mercados y Seguridad Alimentaria en la Región Central de Colombia”.
Las conclusiones de ese trabajo se dieron a conocer durante el Foro Académico que lleva el mismo nombre y en el cual se presentaron los resultados de investigaciones realizadas por más de una decena de estudiantes de pregrado y posgrado de la Facultad.
Dentro de los resultados también encontraron que la mayoría derivan sus ingresos principalmente de la agricultura a pesar de que el acceso a la tierra es limitado (en promedio 3,3 hectáreas y en calidad de propietarios de 2 hectáreas), tienen una alta presencia de menores de edad y adultos mayores, una edad promedio por familia de 47 años y un bajo nivel de escolaridad.
Asimismo, el 39% del ingreso es invertido en alimentación y destinan menos del 20% de la producción al autoconsumo.
“Los cárnicos, las frutas y las verduras son los alimentos menos consumidos por los hogares campesinos encuestados”, añade Omar Gutiérrez, uno de los investigadores principales del proyecto.
En cuanto a los ingresos obtenidos a través de su participación en Mercados Campesinos, la iniciativa que surgió en 2004 desde las organizaciones campesinas y comunales, apoyada por el Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativo (ILSA) y la ONG Oxfam, el 85% de los hogares destinan parte de estos a la compra de alimentos.
“Los mercados campesinos realizan un aporte significativo al garantizar la seguridad alimentaria de las familias campesinas, ya que es la tercera fuente de donde obtienen sus alimentos, ya sea por las vías del intercambio monetario o el trueque”, comenta Gutiérrez.
El investigador también destacó que el 83% de los productores encuestados aseguró haber tenido pérdidas debido a la variabilidad climática. Sin embargo, añade, la mitad de los hombres y mujeres que formaron parte del estudio hacen algo para combatir las adversidades del clima ya sea en época de invierno o de sequía.
Para Gutiérrez, el papel que juegan los pequeños productores en la seguridad alimentaria de los países es fundamental, aunque su trabajo no sea ampliamente valorado y reconocido: “Una sociedad que no pone en valor los aportes que ellos realizan está condenándolos a desaparecer”.
Sin embargo, ellos resisten y por el contrario apuestan por la innovación. El 55% de los encuestados consideran que han realizado cambios significativos en sus procesos productivos, comerciales y organizativos, las cuales corresponden a innovaciones en diseño de empaques y presentación del producto principalmente (45%), además de implementar técnicas de producción orgánica (20%) o transformar el producto (15%).
Créditos: UNAL-748-2013

UNAL03122013-1Bogotá D. C., dic. 03 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Los mercados de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali son abastecidos por pequeños productores. Sin embargo, dos terceras partes de ellos viven en situación de pobreza. Así lo concluyó un estudio realizado por la U.N.

El Grupo de Investigación en Gestión y Desarrollo Rural (GIGDR), de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Sede Bogotá, se dio a la tarea de encuestar a 400 hogares campesinos de Cundinamarca, Boyacá y la ruralidad de Bogotá, Meta y Tolima como parte del proyecto “Acceso a Mercados y Seguridad Alimentaria en la Región Central de Colombia”.

Las conclusiones de ese trabajo se dieron a conocer durante el Foro Académico que lleva el mismo nombre y en el cual se presentaron los resultados de investigaciones realizadas por más de una decena de estudiantes de pregrado y posgrado de la Facultad.

Dentro de los resultados también encontraron que la mayoría derivan sus ingresos principalmente de la agricultura a pesar de que el acceso a la tierra es limitado (en promedio 3,3 hectáreas y en calidad de propietarios de 2 hectáreas), tienen una alta presencia de menores de edad y adultos mayores, una edad promedio por familia de 47 años y un bajo nivel de escolaridad.

Asimismo, el 39% del ingreso es invertido en alimentación y destinan menos del 20% de la producción al autoconsumo.

“Los cárnicos, las frutas y las verduras son los alimentos menos consumidos por los hogares campesinos encuestados”, añade Omar Gutiérrez, uno de los investigadores principales del proyecto.

En cuanto a los ingresos obtenidos a través de su participación en Mercados Campesinos, la iniciativa que surgió en 2004 desde las organizaciones campesinas y comunales, apoyada por el Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativo (ILSA) y la ONG Oxfam, el 85% de los hogares destinan parte de estos a la compra de alimentos.

“Los mercados campesinos realizan un aporte significativo al garantizar la seguridad alimentaria de las familias campesinas, ya que es la tercera fuente de donde obtienen sus alimentos, ya sea por las vías del intercambio monetario o el trueque”, comenta Gutiérrez.

El investigador también destacó que el 83% de los productores encuestados aseguró haber tenido pérdidas debido a la variabilidad climática. Sin embargo, añade, la mitad de los hombres y mujeres que formaron parte del estudio hacen algo para combatir las adversidades del clima ya sea en época de invierno o de sequía.

Para Gutiérrez, el papel que juegan los pequeños productores en la seguridad alimentaria de los países es fundamental, aunque su trabajo no sea ampliamente valorado y reconocido: “Una sociedad que no pone en valor los aportes que ellos realizan está condenándolos a desaparecer”.

Sin embargo, ellos resisten y por el contrario apuestan por la innovación. El 55% de los encuestados consideran que han realizado cambios significativos en sus procesos productivos, comerciales y organizativos, las cuales corresponden a innovaciones en diseño de empaques y presentación del producto principalmente (45%), además de implementar técnicas de producción orgánica (20%) o transformar el producto (15%).

Créditos: UNAL-748-2013

Sedimentación del río Saldaña afecta a pequeños arroceros

 
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Representantes de Usosaldaña aseguraron que se invierten más de 4 mil millones de pesos anuales en la extracción de sedimentos
Representantes de Usosaldaña aseguraron que se invierten más de 4 mil millones de pesos anuales en la extracción de sedimentos

09 de Agosto de 2012

Investigadores de la UN participaron en el desarrollo de una posible solución a la problemática de residuos de la minería ilegal que padece uno de los distritos arroceros más importantes del país.

Un distrito se entiende como una unidad de tierra definida por el Estado y conformada por varios propietarios en la que, por ejemplo, se recoge el agua de los ríos para sistemas de riego que sirven a la labor agrícola y pecuaria. En el caso del Distrito de Usosaldaña, conformado por más de 14 mil hectáreas, la problemática de sedimentos que llegan al río que provee de líquido a las plantaciones afecta a, por lo menos, 1.400 pequeños productores de arroz.

Por tal motivo, la UN, a través de las facultades de Minas y de Ciencias Agrarias, fue invitada a participar en la búsqueda de una solución del problema que presenta el río Saldaña en la mencionada jurisdicción, ubicada en el departamento del Tolima.

Gabriel Núñez, gerente del distrito de adecuación de tierras de gran escala del río, cuenta: “el propósito fue reconocer, dentro de la cuenca del cauce del río, los problemas morfodinámicos que están causando los sedimentos y cuantificarlos. Nosotros invertimos más del 40% del presupuesto del distrito (4 mil millones de pesos anuales) para extraer sedimentos en los canales principales”.

Parte del estudio, ejecutado en la Universidad, consistió: “en examinar cómo los sedimentos afectan el sistema de riegos, pues estos entran a los canales de riego”. Esto teniendo en cuenta el impacto social y económico de los cultivos de arroz como sustento de primer nivel para la alimentación del país, según explica Carlos Salazar, investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias e integrante del proyecto.

Luego del diagnóstico desarrollado en la zona, que abarca más de 14.000 hectáreas, se presentaron alternativas para comenzar las obras y solucionar, inicialmente, la circulación de agua hacia las bocatomas, para así mejorar el riego y beneficiar la producción arrocera con adecuaciones apropiadas para el caso.

Por su parte, Roberto Botero Castro, líder gremial de la junta directiva del distrito, manifiesta que, habida cuenta del tratado de libre comercio con Estados Unidos y los volúmenes de arroz que entrarán al país, es necesario implementar sistemas para solucionar sus problemáticas, pues este aporta anualmente 140 mil millones de pesos al producto interno bruto nacional.

Finalmente, los representantes del distrito, así como los investigadores del proyecto, concuerdan en que se requiere el apoyo estatal a través de las corporaciones autónomas regionales (CAR) para darle viabilidad a las construcciones necesarias para mejorar la situación del río Saldaña.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Megadiversidad colombiana en peligro

 
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Muchas especies de flora y fauna ya han desaparecido.
Muchas especies de flora y fauna ya han desaparecido.

2 de Agosto de 2012

Especialistas del medioambiente de la UN en Palmira aseguran que pese a la riqueza natural que tiene el país, la falta de educación y políticas estatales ponen en riesgo los recursos naturales.

Los impactos ambientales por causa del ya conocido cambio climático global no han pasado desapercibidos en Colombia; palabras como ola invernal, sequía, inundaciones y extinción, parecen ser el común denominador de los medios de comunicación del país y del mundo.

Los expertos afirman que los periodos prolongados de sequía y lluvias, que se han presentado recientemente, están alterando los procesos de los fenómenos de El Niño y La Niña; no solo están  acabando con la capa de ozono sino que ponen en peligro, directamente, la vida humana en la Tierra.

Recurso hídrico en peligro

Para el profesor Carlos Escobar Chalarca, magíster en Ciencias Agrarias de la UN en Palmira, la problemática ambiental se ha venido presentando históricamente, pero el agravante actual es la sobrepoblación mundial que ha utilizado de forma inadecuada, y sin consideración, los recursos naturales.

“El agua es un vivo ejemplo de ello. El ser humano y la agroindustria son los mayores demandantes del recurso hídrico y, por su manejo inapropiado, hoy se está agotando”, afirma Chalarca.

Según el especialista agrícola en agua y suelos, Colombia y, específicamente el Valle del Cauca, están enfrentando serios problemas de degradación de los suelos por la escasez del agua y la mala calidad del recurso.

“La producción agropecuaria va a tener una incidencia gravísima en Colombia, ya que los pastos –que son la materia prima para la producción de carne y leche–, se están viendo afectados por la degradación y la desertificación como consecuencia del desabastecimiento del agua”, sostiene el profesor Chalarca.

Fauna y flora amenazadas

El profesor Joel Tupac Otero, director del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) en Palmira, advierte que la biodiversidad de fauna y flora de Colombia se verá seriamente afectada por el cambio abrupto del clima, especialmente por los periodos prolongados de sequía.

“La fauna y la flora tienen unos requerimientos específicos en cuanto a temperatura y humedad para sobrevivir, cualquier alteración en este orden cambiará instantáneamente su desempeño biológico. Esto hace que las especies entren a un ciclo de estrés que, básicamente, se refiere al desarrollo en bajas condiciones”, dice el profesor Tupac.

Algunos de los ejemplos del impacto del cambio climático en la biodiversidad, además de la extinción inminente de cientos de especies endémicas, puede observarse en la vegetación que habita en las partes altas de los árboles, como las orquídeas.

“Hay muchas orquídeas que son epíficas, esto quiere decir que viven sobre otra planta; en el momento en que aumenta la temperatura y los periodos de sequía son prolongados, las especies que viven allí mueren, y así llegue de nuevo el invierno, ya no hay nada que hacer con ellas”, indica el director del IDEA.

Educación y políticas

Los investigadores coinciden en que los factores climáticos actuales no pueden impedirse, pero sí se pueden mitigar los efectos en la megabiodiversidad colombiana, que algún día se acabará si no la protegemos.

“Aunque tenemos una gran diversidad debemos protegerla y sensibilizarnos con ella. Es aquí donde entra el factor cultural y educativo; nosotros, como centro de educación, debemos cambiar el sofisma de que tenemos una biodiversidad inagotable, ya que todos los recursos siempre tienden a consumirse”, afirma el profesor Chalarca.

Por ello, el director del IDEA indica que hacen falta políticas de Estado serias que se comprometan con el cuidado y la protección de nuestra biodiversidad, en la cual hay muchos ojos externos puestos.

“A pesar de que hagamos todos los esfuerzos, el problema climático continuará, solo queda adaptarnos a él y, en ese sentido, el Estado juega un papel fundamental con respecto a la educación y a la elaboración de estrategias para la conservación”, concluye Otero.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co